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domingo, 4 de septiembre de 2016

Industricidio… @dealgunamanera...

Industricidio…


Hace 40 años hubo un suicidio colectivo impactante. Cientos de miembros de una secta murieron tomando una pastilla de cianuro en la jungla de Guyana. Hombres, mujeres y niños, seguidores del líder espiritual Jim Jones, quedaron atrapados del fanatismo de construir un mundo ideal. Un sector importante del empresariado, especialmente algunas de sus primeras figuras, están actuando como esos fieles de la secta Templo del Pueblo. Existen potentes señales de alerta que no están atendiendo ni actuando en consecuencia debido a que por ahora predomina el fanatismo ideológico neoliberal como barrera a lo que consideran los peligros del populismo. Se quejan de la amenaza de las importaciones de China o del nivel del tipo de cambio pero no cuestionan las bases de una política económica que los está castigando con tenacidad.

© Escrito por Alfredo Zaiat el domingo 04/09/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


La producción industrial descendió 7,9 por ciento en julio respecto al mismo mes del año anterior; la construcción bajó 23,1 por ciento interanual en julio; la venta de combustibles retrocedió 3,5 por ciento en el primer semestre, y el gasoil, insumo vinculado a la producción, lo hizo en 12,4 por ciento. Estas y otras varias estadísticas referidas al sector productivo son terribles, con caídas similares o superiores a las registradas en la crisis 2002. Insistir con la muletilla “la herencia recibida” es a esta altura una licencia poética en la reiterada partitura proporcionada a los funcionarios y voceros oficiosos por parte del departamento de propaganda y realidad virtual de la jefatura de Gabinete. La realidad no se puede tapar pese a que no se haga tapa en los grandes medios oficialistas.

Recesión, tarifazo y apertura importadora es el camino hacia el suicidio de gran parte de la industria y el comercio, con muchos de sus miembros transitándolo convencidos que de ese modo alcanzarán el paraíso de libertad sin populismo y exagerados derechos laborales. Coloquios, seminarios, jornadas empresariales buscan alimentar la creencia que siendo parte activa de la secta neoliberal los podrá depositar en la sociedad que idealizan, sin trabajadores que quieren mejorar su poder adquisitivo y sin un Estado que quiere cobrar impuestos al capital.

Es tal el grado de alienación de esa feligresía que se han convencidos que sus actuales males es por la pasada bonanza que disfrutaron con políticas intervencionistas. Uno de esos exponentes es Teddy Karagozian, dueño de TN & Platex, la principal fábrica de hilados del país, que ha paralizado gran parte de su producción por la caída de la demanda interna y el aumento de importaciones. El empresario textil culpa de esa situación a los elevados salarios de sus trabajadores y a los “incendios” dejados por el anterior gobierno que la actual gestión está “apagando”. Así es más fácil entender lo que pasó en la colonia Jonestown.


Los más fieles colaboradores del reverendo convocan a tener esperanzas, que el futuro será mejor con inversiones que llegarán aunque ahora están demoradas y que el sufrimiento de hoy asegurará la bienaventuranza de mañana. Quien lo expresó sin pudor fue el ministro de Finanzas y Deshacienda, Alfonso Prat Gay, cuando convocó a aceptar el destino del sacrificio con el espíritu Jim Jones al afirmar que “muchos de los que han perdido el trabajo conocen que este era el único camino”. 

El papel opaco de Prat Gay en el gabinete de Mauricio Macri explica la llamativa devaluación de la palabra del ministro encargado de la economía, un área clave de un gobierno. Dijo que no iba a trasladarse a precios la devaluación; que la inflación de este año sería del 20 al 25 por ciento; que bajaría el déficit fiscal; que la emisión de nuevos bonos serían para rescatar los cupones PIB pero esos dólares ya se utilizaron para financiar la fuga; que lo peor ya pasó y el segundo semestre comienza la recuperación; que la inflación no es un problema. Tantas equivocaciones en el diagnóstico, en la gestión y en el pronóstico hubiera derivado en incomodidad política en cualquier otro ministro de Economía.

Indicadores.

El fuerte retroceso de la industria del 7,9 por ciento en julio fue el peor registro desde agosto de 2002, según la serie histórica del Indec, cuando bajó 8,5 por ciento. Por la recesión y sin perspectivas de una recuperación sustancial, la utilización de la capacidad instalada de la industria es muy baja. El desagregado sectorial muestra que la siderurgia cayó 14,2 por ciento de forma interanual, la fabricación de insumos de la construcción, 11,6; la producción automotriz, 12,2; y la industria textil bajó 2,6 por ciento, con lo cual comenzó a recortar el insólito 8 por ciento de suba en lo que va del año dibujado por la nueva gestión del Indec (el índice industrial de la neoliberal FIEL anota estancamiento textil -cero por ciento– en siete meses del año). 

Con despidos, suspensiones, caída de la demanda interna e incremento de importaciones, quienes desembarcaron en el Instituto para profesionalizar la provisión de estadísticas públicas han presentado un comportamiento del sector textil que ni los más fanáticos empresarios oficialistas del sector textil estarían en condiciones de avalar.

El Sindicato de Comercio comenzó a negociar la paritaria del segundo semestre informando que se han cerrado 6500 locales a nivel nacional en lo que va del año. El Instituto de Trabajo y Economía Germán Abdala destacó que la economía sigue en caída al precisar que luego de un segundo trimestre con un descenso de 3,2 por ciento, el Índice de Actividad que elaboran marcó una contracción de 5,4 por ciento en julio, superando incluso el retroceso del mes anterior de 4,5. Esta dinámica económica refleja que la recesión no se está atenuando sino que se profundiza, estimando el ITE que la caída del PIB en este año sería superior al 2 por ciento.

Mientras que del análisis Consumer Thermometer que realiza mensualmente Kantar Worldpanel se desprende que el consumo en julio frenó su descenso en un sorprendente giro respecto al reporte anterior, la evaluación de la consultora de consumo masivo CCR advierte acerca de una caída del 3,4 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. El relevamiento de CCR está en línea con el saldo negativo en términos reales de la recaudación impositiva vinculada al consumo interno de ese mes y del siguiente. El pronunciado deterioro del consumo se verifica también con el recorrido de los precios de la canasta básica de alimentos con alzas del 5,6 por ciento en supermercados en agosto, según el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz. 

El IPC Indec de agosto será garabateado a la baja descontando el tarifazo de gas por el freno dispuesto por la Corte Suprema de Justicia. Especialistas en la materia sugieren hacer el recálculo del índice en el mes que el Instituto computó el aumento, y no en el de la sentencia judicial. La conducción del Indec prefiere en cambio ponerse al servicio de la campaña electoral del gobierno de construir expectativas positivas, ilusoria herramienta de política económica para revertir la actual fase recesiva.


Los índices de producción industrial, consumo y actividad económica difícilmente seguirán marcando variaciones negativas tan pronunciadas en los próximos meses. Como por ahora no hay indicios de que la recesión se convierta en depresión, la supuesta mejora será simplemente por una cuestión estadística: la comparación interanual será contra meses de menor actividad. 

Esos números servirán para la construcción de la estrategia oficial de que la situación está mejorando. Podrán presentar que la economía ya tocó fondo y que ha comenzado la recuperación. Lo cierto es que el deterioro sociolaboral con incremento del desempleo y el achicamiento de la economía sin motores de impulso, con apertura, costos en alza y presiones crecientes sobre el tipo de cambio, está definiendo una situación de ahogo en muchos de los sectores productivos y comerciales.



sábado, 12 de abril de 2014

Dividir para reinar… De Alguna Manera...

Dividir para reinar…

Revoleando muñecos, Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes

Cristina y el paro general. Todo lo que hizo el Gobierno para conseguir que la huelga fuera masiva. Contradicción y barbarie.

Combatió a la dictadura y al neoliberalismo menemista codo a codo con Germán Abdala. Es el primer amigo de Lula en la Argentina. Fue secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado durante muchos años y sin embargo vive en un departamento de 52 metros cuadrados y de dos ambientes en Lanús. Se moviliza solo en un Citroën 3CV de 2012 y su celular es un BlackBerry Curve. Su madre, Bocha, siempre le ruega que se cuide porque no tiene pelos en la lengua y va al frente para defender a los trabajadores. Se llama Víctor De Gennaro y tiene autoridad moral para opinar del paro más contundente que se haya hecho contra el kirchnerismo.

El actual diputado nacional me dijo varias cosas que ayudan a pensar:

1) Los paros nacionales siempre son contra la máxima autoridad porque es la responsable de todo lo que ocurre.

2) Hubo un consenso subterráneo que se expresó con millones de trabajadores que dijeron basta a la dificultad para llegar a fin de mes, basta de angustias.

3) Si millones de jubilados ganan $ 2.776 está todo dicho. Yo agrego: en un trimestre la maldita inflación les comió el aumento del semestre que Cristina anunció con bombos y platillos. ¿Más cifras objetivas? El 50% de los trabajadores gana menos de $ 4 mil.

4) Hugo Yasky demostró que la subordinación a un gobierno lo llevó a enfrentar a su clase. Perdió el rumbo por criticar la medida de fuerza.

5) Yo asistí a un congreso de la CUT (Central Unica de Trabajadores) de Brasil donde el propio Lula, que la había fundado pero que era el presidente de todos, les pidió a sus compañeros que defendieran a rajatabla sus intereses frente a las múltiples presiones que tiene un jefe de Estado. Y la CUT no dudó en hacerle paros al mismísimo Lula (De Gennaro dijo esto en respuesta a mi pregunta sobre el comentario de Yasky respecto de que “no se le podía parar a un gobierno que recuperó la vigencia de las paritarias libres”, sin recordar que los docentes de su gremio dejaron sin clases a millones de chicos por 17 días).

6) Nosotros tenemos una central aparte de las CGT porque no compartimos el sindicalismo que vive y piensa como los empresarios (por eso comencé esta columna con una radiografía de la manera austera en la que vive).

7) Respecto del presunto progresismo de los Kirchner dio un ejemplo demoledor: en el año 1997, las 200 empresas más grandes explicaban el 11,6% de la riqueza del país y 104 de ellas eran extranjeras. En 2012, esas mismas corporaciones reunían el 21,2% de las riquezas y 128 no eran nacionales. “Mayor extranjerización y concentración de la riqueza”, dijo, y bromeamos sobre que la fuente, la revista Mercado, no era precisamente un semanario trotskista.

Hubo ridiculeces de todo calibre desde los defensores del Gobierno. Yasky dijo que el paro fue de la Sociedad Rural, como si ese sector tuviera semejante poder de convocatoria y movilización entre la clase obrera. Los más fanáticos reunidos en una solicitada escupieron su pasado combativo y piquetero diciendo que “hay derecho a huelga pero no a extorsión ni chantaje”. Entre los firmantes estaban Milagro Sala y Luis D’Elía, que se cansaron de cortar calles, rutas y de mostrar actitudes violentas. Sólo faltó la rúbrica de Fernando Esteche, que suele acompañar estos liderazgos: el comandante de Quebracho está preso.

Cobarde como todo anónimo, el afiche que hizo el gobierno de Cristina intentó pegar a Luis Barrionuevo con Carlos Menem y Sergio Massa. Como si el riojano no hubiera votado siempre al Frente para la Victoria en el Senado. ¿Se olvidó Jorge Capitanich de que fue menemista? ¿Y Cristina no recuerda a Néstor, su marido, en la inauguración del aeropuerto de El Calafate cuando colocó a Menem a la altura histórica de Perón? ¿O no son ellos los que están en el video que puede verse en YouTube? ¿Eran Fátima Florez y Martín Bilyk con Nito Artaza?

Por eso Hugo Moyano, con picardía de barrio, se hizo un picnic con los voceros K. Le dijo Quico a Coqui (peor fue Barrionuevo, que lo chicaneó asegurando que llegó como King Kong y terminó como la Mona Chita) y después de sacarse fotos con sus nietos, como un buen abuelo, recordó que él luchó contra el menemismo y la dictadura mientras los del Gobierno estaban debajo de la cama.

“La única revolución que hicieron fue la recaudadora”, dijo el jefe cegetista, que le pasó por encima con un camión simbólico a Axel Kicillof: “Vino con chapa de izquierda y fue a rendirse al FMI. ¿Cuál es la derecha?”.

Cristina, Tomada y Carta Abierta quedaron en la foto con Armando Cavalieri y Gerardo Martínez, dos jerarcas sindicales millonarios, capitanes del modelo noventista y vinculados con la dictadura, uno como espía del Batallón 601 de Inteligencia y el propio ministro que vio reaparecer algo que había ocultado prolijamente en su currículum: fue enviado por la dictadura a la OIT.

Cada vez se nota con mayor nitidez que Jorge Fernández Díaz tenía razón cuando escribió que nunca el peronismo les habló sólo a las minorías, como hace esta versión kirchnerista del justicialismo. Tal vez la indiscreción de Cristina en La Plata explique algo más en eso de “divide y reinarás”. Dijo que cuando era chica soñaba con ser princesa o reina. 

A confesión de partes, relevo de pruebas.

© Escrito por Alfredo Leuco el Viernes 11/04/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.