lunes, 20 de noviembre de 2023

Darcy Ribeiro. La llama de la utopía… @dealgunamaneraok...

La llama de la utopía…

Darcy Ribeiro.

La conmemoración del centenario de Darcy Ribeiro realza la contribución del antropólogo a la sociología y a la educación.

© Escrito por Diego Viana en la Edición Nº 320 del mes de Octubre de 2022 y publicado en la Revista Pesquisa FAPESP, en la Ciudad de San Pablo, República Federativa del Brasil.

Darcy Ribeiro en su casa de Río de Janeiro, en una fotografía tomada en 1995. Luciana Whitaker / Folhapress.

En una de sus últimas entrevistas, el antropólogo Darcy Ribeiro (1922-1997) relató que había huido del hospital donde se sometía a un tratamiento contra el cáncer para terminar el libro que consideraba el punto culminante de su obra: O povo brasileiro, El pueblo brasileño (Companhia das Letras, Fondo de Cultura Económica), publicado en 1995. En la misma entrevista, reconocía que era un hombre de “múltiples facetas”: fue etnólogo indigenista, antropólogo, educador, gestor público, político militante y novelista. Pero decía haber fracasado en su misión de hacer de Brasil todo lo que “podría ser”.

En el centenario de su nacimiento, que viene conmemorándose en todo el país, se ha celebrado su legado. La Universidad del Estado de Río de Janeiro (Uerj) declaró a 2022 como “Año Conmemorativo de Darcy Ribeiro” y ha programado diversos eventos. En marzo, el Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de São Paulo (IEA-USP) realizó un seminario sobre su influencia en la educación brasileña. La Universidad de Brasilia (UnB), de la cual el antropólogo fue uno de sus fundadores, vinculó las celebraciones por su 60º aniversario con el centenario de su primer rector. En el campo editorial, el libro autobiográfico Testimonio, publicado originalmente en 1990, está siendo reeditado en portugués por la editorial Record, con un prólogo del periodista Eric Nepomuceno. Por su parte, la editorial Elefante publica Os futuros de Darcy Ribeiro [Los futuros de Darcy Ribeiro], organizado por el sociólogo argentino Andrés Kozel, de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam), y por el politólogo Fabricio Pereira da Silva, de la Universidad Federal del Estado de Río de Janeiro (Unirio).

En el auditorio Dois Candangos, Ribeiro participa en la inauguración de la UnB, en abril de 1962. Archivo Central de la Universidad de Brasilia.

“Darcy Ribeiro, es una figura fascinante y uno de los autores latinoamericanos que más futuros ha proyectado. En algunos de sus textos, él parece hacer comentarios en voz alta sobre las alternativas, utópicas y distópicas, para Brasil y América Latina”, dice Pereira da Silva. “Este es un momento excelente para revisar sus ideas, sus utopías y sus proyectos”.

Oriundo de Montes Claros (Minas Gerais), Darcy Ribeiro se graduó en ciencias sociales en la Escuela de Sociología y Política de São Paulo, en 1946, bajo la dirección del etnólogo alemán Herbert Baldus (1899-1970). Baldus lo envió a trabajar con el mariscal Cândido Rondon (1865-1958) en el Servicio de Protección al Indígena (SPI), donde permaneció desde 1947 hasta 1955. En ese lapso, se dedicó a la etnografía de los pueblos indígenas, entre ellos los kadiwéus, los káingangs y los bororos. Junto a los hermanos Cláudio (1916-1998) y Orlando Villas-Bôas (1914-2002), participó en la creación del Parque Indígena de Xingú, en 1952. A partir de esa experiencia, publicó sus primeros libros, intitulados Línguas e culturas indígenas no Brasil [Lenguas y culturas indígenas en Brasil] y Arte plumária dos índios Kaapor [Arte plumario del pueblo Ka’apor], ambos en 1957.

El antropólogo antes de la mesa redonda “Educación: ¿Territorio libre u ocupado?”, realizada en la Sociedad Brasileña para el Progreso de la Ciencia, en São Paulo (1988). Niels Andreas / Folhapress

“Fue durante su labor de campo, como profesional del SPI, que desarrolló sus conceptos sobre la cuestión indígena y el pueblo brasileño. Las bases teóricas de su obra, en gran parte, se formaron durante ese período”, dice la historiadora Carolina Arouca Gomes de Brito, de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz). En un informe presentado a la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia, la Educación y la Cultura (Unesco), en 1952, Ribeiro criticaba la noción de que hubo una asimilación pacífica de los indígenas a la población brasileña, demostrando que la conformación de Brasil se produjo a través del exterminio de los pueblos originarios.

Su carrera como educador comenzó en la Escuela Brasileña de Administración Pública, de la Fundación Getulio Vargas, en Río de Janeiro, donde durante dos años enseñó etnología brasileña. Por la misma época, participó en la fundación del Museo del Indio, en 1953 y, dos años más tarde, en la creación de la primera carrera de posgrado en antropología cultural en Brasil. Tras dejar el SPI, fue docente en la Universidad de Brasil, la actual Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ). En ese período, desarrolló trabajos con el pedagogo Anísio Teixeira (1900-1971), uno de los referentes principales de la educación en Brasil y defensor de la educación básica integral (lea en Pesquisa FAPESP, edición nº 303). Su influencia perduraría durante toda la trayectoria de Darcy Ribeiro y se concretaría en el proyecto de los Centros Integrados de Educación Pública (Ciep), escuelas de tiempo completo creadas en Río de Janeiro en la década de 1980. Por entonces, el gobernador era Leonel Brizola (1922-2004) y Ribeiro, su vicegobernador.

En el exilio, Darcy Ribeiro se dedicó al ambicioso proyecto de una “antropología de las civilizaciones”

El acercamiento entre Ribeiro y Brizola ocurrió en la década de 1960, cuando el antropólogo mineiro ingresó a la política nacional. Fue ministro de Educación durante el período parlamentario del gobierno de João Goulart (1919-1976). Cando se reinstauró el sistema presidencial, fue Jefe de Gabinete de la Presidencia de la República. Tras el golpe de Estado de 1964, sus derechos políticos le fueron revocados. Durante la dictadura militar (1964-1985), el antropólogo vivió 12 años fuera de Brasil. Fue un período determinante para la consolidación de su pensamiento, según el propio Ribeiro, quien se refirió al exilio como el momento en el que se descubrió a sí mismo como latinoamericano. En los países por los que pasó –Uruguay, Venezuela, Chile, Perú, Costa Rica y México–, participó en proyectos de creación y reforma de universidades, además de ejercer la docencia en diversas instituciones.

En Uruguay, Ribeiro conoció la obra del sociólogo e historiador Manoel Bomfim (1868-1932). El autor de A América Latina: Males de origem [Latinoamérica. Males de origen] (editorial Garnier, 1905) se convirtió en uno de sus referentes principales, por oponerse a las teorías sociales y raciales de su época al afirmar que la causa de los problemas de Brasil no era su diversidad étnica, sino la propia lógica de la colonización. “Bomfim escribió durante la época de la eugenesia, pero ya rebatía los supuestos basados en la inferioridad de razas”, apunta la socióloga Adélia Miglievich-Ribeiro, de la Universidad Federal de Espírito Santo (Ufes). “También hacía hincapié en que el camino para superar cualquier atraso residía en la capacidad de emanciparnos del colonialismo y afirmarnos como nación soberana. En definitiva, proponía un amplio proyecto de educación nacional”.


En lo que actualmente es territorio de Mato Grosso do Sul, el antropólogo pintado a la usanza kadiwéu, en 1947. Fundación Darcy Ribeiro.

En el exilio, Ribeiro se dedicó al ambicioso proyecto intelectual de una “antropología de las civilizaciones”. En 1968, publicó El proceso civilizatorio (original de editorial Civilização Brasileira). En 1970, Las Américas y la civilización (en portugués por editorial Civilização Brasileira) y Los indígenas y la civilização (en portugués por editorial Vozes). También como parte del mismo afán teórico, publicó Los brasileiros: teoría de Brasil (en portugués por editorial Vozes, 1972) y El dilema de América Latina (en portugués por editorial Paz e Terra, 1978). En Las Américas y la civilización, el antropólogo propone una clasificación de las poblaciones del continente de acuerdo con el vínculo que tuvieron con la colonización. A los grupos humanos que simplemente pudieron reproducir su modo de vida europeo del otro lado del Atlántico, como ocurrió en el norte de Estados Unidos, en Canadá y en algunos lugares de Argentina, los denomina “pueblos trasplantados”. A los descendientes de los imperios precolombinos, que principalmente se encontraban en México y en Perú, los llama “pueblos testigos”.

Por último, están los “pueblos nuevos”, en países tales como Cuba, Venezuela, Colombia y Brasil. Estos se formaron a través de un proceso de transmutación de las identidades antiguas. Esta idea reaparecerá en El pueblo brasileño, bajo la forma de lo que llamó “nadiedad”, un concepto que describe la formación de la población brasileña a partir del encuentro violento entre los europeos y los pueblos originarios. Estos últimos buscaban convertir a los recién llegados en parientes promoviendo los casamientos entre colonizadores y mujeres indígenas, el denominado “cuñadismo”. Sin embargo, los hijos de esas relaciones renegaban de la cultura de sus madres y aspiraban a la de los padres, que no era accesible para ellos, según el antropólogo. La misma violencia iba a producirse más tarde entre los africanos traídos a la fuerza, a los que se les impedía continuar con sus linajes en la nueva tierra.

“El pueblo brasileño presenta una historia de horribles padecimientos: colonialismo, aniquilación de los negros y los indígenas, violencia contra la mujer, usurpación de tierras, destrucción de patrimonios culturales”, dice Miglievich-Ribeiro. “En Darcy Ribeiro ardía la llama de la utopía y creía que de esa “nadiedad” surgiría algo nuevo. Pero esto no sucede naturalmente. Desde su punto de vista, solo a través de la lucha política podemos superar esta condición subalterna”.


Entre los urubu-kaápor, en Maranhão. Fundación Darcy Ribeiro

La crítica al colonialismo, el análisis de los pueblos latinoamericanos y la valoración del punto de vista indígena hacen de la obra de Darcy Ribeiro una fuente de inspiración para los investigadores del campo de los estudios poscoloniales y decoloniales, según Pereira da Silva, quien cita como ejemplos al semiólogo argentino Walter Mignolo y a la teórica cultural estadounidense Gloria Anzaldúa (1942-2004). “Se trata de relecturas y apropiaciones, porque cuando él publicó estos términos no se utilizaban. La tendencia al evolucionismo y al eurocentrismo de sus primeros años dio lugar, en el exilio, a un enfoque más diversificado, en el que América Latina aparece como un polo civilizatorio”, dice.

Pereira da Silva también identifica la influencia de Darcy Ribeiro en las concepciones de América Latina que hacen hincapié en el carácter plurinacional del continente y el derecho de los pueblos originarios a la autodeterminación. En las obras de su juventud, el antropólogo sostenía que el avance de la colonización y el mestizaje condenarían a los aborígenes a la desaparición. Sin embargo, a partir de la década de 1970, comenzó a identificar el surgimiento de movimientos de resistencia y afirmación de la identidad de los indígenas en varios países, entre ellos Brasil.

“Nota que los pueblos indígenas desarrollan identidades nacionales. No van a desaparecer. Entonces empieza a pensar en términos de países con varias nacionalidades, como federaciones. Esto anticipa el debate sobre la plurinacionalidad que se desarrollará en Bolivia y en Ecuador, desembocando en procesos constitucionales, como el que está teniendo lugar en Chile”, dice.


El 15 de marzo de 1995, cuando recibió el título de doctor honoris causa de la institución, el campus de la UnB pasó a llamarse Darcy Ribeiro. Archivo Central de la Universidad de Brasilia.

Para Miglievich-Ribeiro, aunque Darcy Ribeiro adoptó formas de pensamiento que lo diferenciaban de las corrientes principales del poscolonialismo, como la pretensión de explicar fenómenos universales, el eje de su proyecto es similar al de otros precursores de esta vertiente, como los martiniqueses Frantz Fanon (1925-1961) y Aimé Césaire (1913-2008). “Todos ellos intentaron crear una narrativa basada en los que vivieron la experiencia de la explotación colonial”, resume. “Lo que los une es la comprensión de que los pueblos latinoamericanos fueron moldeados por el colonialismo. Son estudiosos que no aceptan el universalismo europeo como explicación del mundo”. En 1976, Darcy Ribeiro regresó a Brasil y añadió una nueva faceta a su obra: la de novelista. Publicó Maíra (en portugués por editorial Brasiliense, 1976), una novela profundamente basada en su experiencia como etnólogo. A ella le siguieron El mulo (en portugués por Nova Fronteira, 1981), Utopía salvaje (en portugués por Nova Fronteira, 1982) y Migo (en portugués por Guanabara, 1988).

Pese a haber sido rector, fundador y reformador de universidades, Ribeiro desarrolló la mayor parte de su carrera fuera de las instituciones universitarias brasileñas. Empero, jamás dejó de reflexionar sobre su proyecto de educación superior. Publicó libros tales como La universidad necessária (en portugués por Paz e Terra, 1969) y La universidad latinoamericana (Biblioteca, 1971), donde expuso su proyecto basado en la interdisciplinariedad, la inversión en la investigación científica avanzada, el compromiso social y la participación del alumnado en la toma de decisiones.

Brito, de la Fiocruz, describe al proyecto de la UnB como un “centro multidisciplinario de formación académica, un precepto que aún hoy se considera vanguardista en el escenario de las universidades brasileñas”. Según Pereira da Silva, el proyecto de Darcy Ribeiro para las universidades no prosperó. De todas maneras, algunas instituciones como la Universidad federal del ABC (UFABC) y la Universidad Federal de la Integración Latinoamericana (Unila), en Foz de Iguazú (Paraná), incorporaron parte de sus ideas. “Estas instituciones se inspiraron en el proyecto de la UnB, abortado por el golpe de Estado de 1964”, dice. Entre las innovaciones figuran el ciclo básico al comienzo de la carrera y el formato de institutos interdisciplinarios, en lugar de los departamentos dedicados a una disciplina clásica.

Como vicegobernador de Río de Janeiro, entre 1983 y 1987, además de los Ciep, proyectó la Universidad Estadual del Norte Fluminense (Uenf) con sede en Campos dos Goytacazes, que sería fundada en 1991. Este mismo año, resultó electo senador por el PDT [Partido Democrático Laborista], cargo que ocupó hasta su muerte. Darcy Ribeiro estuvo casado con la antropóloga Berta Gleizer Ribeiro (1924-1997) entre 1948 y 1975 y con la diseñadora Claudia Zarvos, de 1978 a 1990.

Artículos científicos

BRITO, C. A. G. de. Integração não significa assimilação. O estudo de Darcy Ribeiro para a Unesco na década de 1950. Acervo. v. 34, n. 2. 2021.

MARTINAZZO, C. J. et al. A atualidade do diagnóstico e da crítica de Darcy Ribeiro (1922-1997) à educação brasileira. Cadernos de História da Educação. v. 19, n. 2. 2020.

MIGLIEVICH-RIBEIRO, A. y ROMERA JR., E. Revista Interinstitucional Artes de Educar. v. 3, n. 2. 2017.

MÜLLER, H. D. C. M. A universidade necessária: Desenvolvimento nacional e produção científica. Rebela. v. 10, n. 1. 2020.

OLIVEIRA, J. P. Proteger os índios e descolonizar a pesquisa: Darcy Ribeiro como antropólogo. Revista Mundaú. n. 8. 2020.​

Libro

KOZEL, A. y PEREIRA DA SILVA, F. (org.). Os futuros de Darcy Ribeiro. São Paulo: Elefante, 2022. 

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domingo, 19 de noviembre de 2023

Por una renovada esperanza… @dealgunamaneraok...

Por una renovada esperanza…  

Leudando… Dibujo: Pablo Temes.

Hoy por la noche la Argentina tendrá un nuevo presidente. Ojalá que también se renueve la confianza de la sociedad.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 18/11/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

A la hora de escribir esta columna la única certeza existente en medio de la navegación por las procelosas aguas del proceso electoral que culmina hoy es que, gane quien gane, en el horizonte se avizoran tiempos duros para la Argentina. 

Lo saben los que vayan a votar por Sergio Massa, lo saben los que vayan a votar por Javier Milei, lo saben los que vayan a votar en blanco o impugnar el voto y lo saben los que no vayan a votar. Es producto de lo que representan los dos candidatos: Milei, un salto al vacío; Massa, la profundización del abismo. Los dos han protagonizado la peor campaña electoral de la que se tenga memoria desde la recuperación de la democracia en 1983. A lo largo de este fatigoso e interminable devenir electoral hubo escasez de ideas y superabundancia de agresiones y riñas. La última la vimos todos el domingo pasado durante el debate entre los dos candidatos. Llamar debate a lo que se vio la noche del domingo pasado es absolutamente incorrecto. El candidato de Unión por la Patria con su soberbia y el libertario con sus incongruencias dieron un espectáculo penoso. Resultó ser absolutamente incongruente con la lógica política que Milei no haya puesto sobre la mesa el tema de la inflación, o el tema del escándalo por el espionaje ilegal o de la corrupción en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires que toca a dos dirigentes de directa relación con Massa. 


Tan extraño fue que, sumado a otro burdos errores de campaña cometidos no solo por la candidata a la vicepresidencia, Victoria Villarruel, como así también por la diputada Lilia Lemoine, no fueron pocos los que comenzaron a hacerse una única pregunta: ¿quiere Milei realmente ganar las elecciones?  

La opción entre dos malos candidatos define el estado de situación de la política argentina. Es la constatación de una decadencia que, elección tras elección, se acentúa. No es un fenómeno exclusivo de nuestro país. Lo padecen también las grandes democracias. Esa decadencia, que tiene profundas consecuencias sociales y económicas, atenta contra la solidez del mismísimo sistema democrático y de los valores republicanos, dando pie así a la aparición de líderes con aires mesiánicos cuyo principal valor es ser supuestamente antisistema. El caso de los Estados Unidos es el más paradigmático. Donald Trump es lo más parecido a lo que representan muchos de los dirigentes vernáculos: corrupto, despectivo, despreciativo del orden legal, intolerante con las críticas y ávido de alcanzar el poder absoluto. Lo notable de todo ello es el acompañamiento social que logran, el cual se mantiene incólume no importa cuántos delitos cometan y con cuánta evidencia se los muestre a la parte de la sociedad que los apoya y los vota. En la primera mitad de los años 50, durante el apogeo del general Juan Domingo Perón, circulaba un dicho que grafica a la perfección lo antes dicho que decía así: “Aunque sea un ladrón, lo votamos a Perón”. 

Sergio Massa es un mal candidato; Javier Milei, también. Particular encrucijada esta en la cual se encuentra la sociedad. Elegir entre dos malos nunca puede ser bueno. La teoría del mal menor suena a consuelo vano. Los malos son, al fin y al cabo, siempre malos. 

Milei representa un salto al vacío. Hay que reconocerle que siempre dijo lo que iba a hacer en caso de llegar al poder. Sus premisas esenciales estuvieron expuestas desde un principio. Nunca cambiaron más allá de algún maquillaje que hubo en el último tramo de su campaña. Lo que no dijo fue cómo lo iba a hacer. En todas ellas hubo un dejo de disparate y de irrealidad. Desde la dolarización hasta el tan mentado cierre del Banco Central pasando por la venta de órganos. A ese dejo de disparate contribuyeron no solo el candidato, sino también algunos de sus acólitos más relevantes. En esa nómina “sobresalieron” Victoria Villarruel, candidata a vicepresidenta, Diana Mondino, mencionada como eventual canciller y la diputada Lilian Lemoine. Para subrayar también fue el fugaz romance político con Luis Barrionuevo, un engaño en el que el candidato libertario cayó con la ingenuidad de un amateur.  

Sergio Massa es alguien que ha hecho de la mentira un evangelio. Es, además, el representante genuino de un fracaso: su gestión al frente del Ministerio de Economía ha llevado al país a sufrir la peor inflación de los últimos treinta años. Desde ese punto de vista, es un verdadero rara avis: no hay registro de un ministro que, habiendo llevado adelante una gestión tan mala, haya tenido la posibilidad real de ser electo presidente. A la mentira le agrega su falta de escrúpulos. La última muestra de esto la dio el jueves en el acto de cierre de campaña. Lo hizo en un colegio público –el Carlos Pellegrini– con menores de edad. La degradación cultural de la Argentina es tan grande que no muchos han advertido la dimensión de lo que eso significa. La escuela es un lugar sagrado que nunca debe ser usado para el adoctrinamiento. El acto se desarrolló en horario de clase con el consentimiento del rector del colegio. Seguramente habrá entre sus alumnos quien no comulga con la ideas de Massa más allá de simpatizar –o no– con Milei. El acto exhibió a pleno la cultura de la apropiación del Estado que es característica del peronismo.  

Elecciones: es lo que hay

El candidato de Unión por la Patria hace acordar mucho al Néstor Kirchner de 2003, que prometía un gobierno diferente del peronismo clásico. El tiempo mostró que eso era una mentira: al igual que Carlos Menem, su afán fue apropiarse del poder absoluto con la idea de permanecer para siempre. Si, en caso de ser electo hoy, Massa cumpliera con sus promesas –gobierno de unidad nacional, Justicia independiente, órganos de control para la oposición y un largo etcétera–, debería, lisa y llanamente, traicionar tanto a Cristina Fernández de Kirchner como a su hijo Máximo. No es que ello sea una novedad: en el nombre de la lealtad, la traición es en el peronismo una norma. Lo hizo Eduardo Duhalde con Menem y luego Néstor Kirchner con el mismo Duhalde.  

Al final de este largo camino electoral es imprescindible hacerse una pregunta: ¿qué es lo que ha llevado a una parte significativa de nuestra sociedad a elegir candidatos tan malos? ¿Son estos dirigentes los que representan los valores genuinos de la ciudadanía? Estas preguntas caben no solo para Milei y Massa, sino también para los otros que quedaron en el camino, muchos de ellos como producto de la soberbia y el egoísmo.

Hoy por la noche la Argentina tendrá un nuevo presidente. Ojalá, también, una nueva esperanza.



   

viernes, 17 de noviembre de 2023

Eliminatorias Mundial 2026 de Estados Unidos, México y Canadá. Argentina 0 vs. Uruguay 2... @dealgunamaneraok...

Argentina cayó ante el aguerrido Uruguay de Bielsa que se llevó un triunfo enorme...


El seleccionado albiceleste cayó por 2 a 0 ante la Celeste, que dominó el partido en la Bombonera. Goles de Ronald Araujo, a los 40 minutos de juego, y de Darwin Nuñez, a los 86'. Primer triunfo del "Charrúa" en Argentina por Eliminatorias.  

© Publicado el jueves 16/11/2023 por el Diario Jornada de la Ciudad de Trelew, provincia del Chubut, República Argentina.     


Argentina, campeón del mundo en Qatar 2022, perdió sin atenuantes por 2 a 0 ante el Uruguay de Marcelo Bielsa, por la 5ta. fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, en partido jugado en La Bombonera. 

El defensor Ronald Araujo y el delantero Darwin Núñez marcaron los goles de la victoria que cortó el invicto del seleccionado dirigido por Lionel Scaloni. Su anterior derrota fue el 2-1 ante Arabia Saudita, en el comienzo del Mundial de Qatar 2022.   

A su vez, Argentina dejó en el caminos sus primeros puntos en las Eliminatorias Sudamericanas donde se mantiene primero con 12 unidades. Uruguay, que venía del resonante triunfo ante Brasil en Montevideo por 2-0, quedó a dos puntos (10).

El seleccionado "charrúa" se llevó un triunfo enorme de La Bombonera a fuerza de concentración y tenacidad. Lo jugó como una final, a dientes apretados y con vocación ofensiva, lastimó cuando debía y dejó con las manos vacías al campeón del mundo.  

Uruguay jugó un destacado primer tiempo aunque no resultó una sorpresa teniendo en cuenta su rendimiento en partidos recientes y por la filosofía de su entrenador.   

Con Manuel Ugarte como eje, Uruguay copó el mediocampo y le cerró los caminos a la Argentina, especialmente por las bandas. Tagliafico y Nico González prácticamente no tuvieron contacto con la pelota y sólo Nahuel Molina logró algunas proyecciones. Además, tanto MacAllister como Enzo Fernández se vieron superados en número frente a la marea "celeste" que se movió en bloque.  

Argentina se mostró errática ante la presión de Uruguay. Buscó resquicios, pero sin claridad. Y sólo Messi, sin el auxilio de Rodrigo De Paul, ofrecía algo distinto en pinceladas.  

La primera llegada de riesgo la tuvo Uruguay en los primeros minutos. Una mala salida de Nicolás Otamendi propició el pelotazo de Ronald Araujo para el veloz Darwin Núñez. El delantero de Liverpool de Inglaterra le ganó en carrera a Otamendi, pero definió cruzado y desviado ante la salida de Emiliano Martínez.  

En la primera etapa también se produjeron algunos cruces fuertes entre los futbolistas. El clásico rioplatense fue intenso y de mucho roce ante la mirada un tanto pasiva del árbitro colombiano Wilmar Roldán.  

Mientras Núñez se mostraba como una amenaza constante para Argentina, el campeón del mundo esbozó una llegada con el intento forzado de Julián Álvarez.   

Sobre el cierre, Molina perdió la pelota ante la marca insistente de Matías Viña, quien lanzó el centro para la llegada sin marcas de Araujo. El gol de Uruguay, que cortó 753 minutos de valla invicta para "Dibu" Martínez, silenció La Bombonera.   

Para el segundo tiempo, Argentina ganó metros en campo contrario, ya con Lautaro Martínez en el ataque y un retrasado Julián Álvarez, en un juego más cercano a su actualidad en Manchester City. Asimismo, MacAllister dejó la cancha y Enzo Fernández se paró de número "5".  

Messi generó la única situación más peligrosa para el campeón del mundo con la ejecución de un tiro libre que dio en el travesaño, ante la atenta mirada de Sergio Rochet.  

Los ingresos de Ángel Di María y Exequiel Palacios intentaron otorgarle soluciones a un equipo que chocaba contra la tenacidad "charrúa". Para progresar en el campo, Di María o Messi debían recurrir de manera obligada a gambetas y daba cuenta de lo complejo que resultó el partido para los campeones del mundo.  

A esa altura, los nervios también se apoderaron de la gente que de a ratos exclamaba tibios cánticos de apoyo en la primaveral noche porteña y a veces dejaban cierto fastidio por un pase mal realizado.  

El broche de oro para Uruguay lo aportó Núñez, en una escapada solitaria con Argentina jugada en ataque tras una pérdida de Messi. Otamendi, en su partido más flojo, volvió a perder en velocidad y la resistencia de "Dibu" Martínez fue escasa para el 2-0 que generó el grito desaforado de un puñado de uruguayos. Los argentinos respondieron rápido, en un claro apoyo al campeón del mundo.  

En la próxima fecha, Argentina visitará a Brasil y Uruguay, que no podrá contar con Mathías Olivera por su segunda amarilla, será local ante Bolivia. 


Síntesis:

Argentina: 0 

Emiliano Martínez; Nahuel Molina, Cristian Romero, Nicolás Otamendi y Nicolás Tagliafico; Rodrigo De Paul, Alexis Mac Allister y Enzo Fernández; Lionel Messi, Julián Álvarez y Nicolás González.DT: Lionel Scaloni.  

Uruguay:
 

Sergio Rochet; Ronald Araujo, Mathías Olivera, Sebastián Cáceres y Matías Viña; Federico Valverde, Manuel Ugarte y Nicolás De la Cruz; Facundo Pellistri, Darwin Núñez y Maximiliano Araújo. DT: Marcelo Bielsa.   

Goles: en el primer tiempo, 40m. R. Araujo (U). En el segundo tiempo, 41m. Núñez (U).   

Cambios en el segundo tiempo:
Lautaro Martínez por MacAllister (A); José María Giménez por Viña (U); 7m. Ángel Di María por González (A); 16m. Rodrigo Bentancur por M. Araujo (U); 17m. Exequiel Palacios por De Paul (A); 34m. Giovani Lo Celso y Marcos Acuña por Álvarez y Tagliafico (A); 42m. Agustín Canobbio por Pellistri (U); 45m. Federico Viñas por Núñez (U).    

Amonestados: MacAllister, Martínez, Romero, Palacios (A); Ugarte, Giménez, Olivera (U).  

Árbitro: Wilmar Roldán (Colombia).

Estadio: La Bombonera.
 




   

domingo, 12 de noviembre de 2023

Operación corrupta y berreta... @dealgunamaneraok...

Operación corrupta y berreta...


Huyamos hacia la derecha. Dibujo: Pablo Temes 

Es un auténtico Watergate, fruto de una investigación judicial detallada que ha provocado un revuelo fenomenal en UxP.

“Vamos a terminar con los sótanos de la democracia¨, fue una de las recordadas frases de Alberto Fernández en los albores de su presidencia. Como tantas otras frases dichas por un hombre que, como pocos, desnudó su pusilanimidad no bien llegó al poder, todo quedó en vanas promesas que la realidad ha desmentido de manera brutal en estas horas con el resonante caso del espionaje organizado por personeros del poder y con utilización de fondos públicos. 


Este hecho, un verdadero Watergate que descubierto por una investigación judicial abundante en detalles que dejó expuesta una operatoria corrupta y berreta. Todo dentro del kirchnerismo es así y, si algo le faltaba al kirchnerismo para quedar expuesto en todo su fracaso y en toda su mentira, es esto. No es que sorprenda. Es la esencia de la concepción antirrepublicana que movió siempre a Néstor Kirchner y que compartió su esposa y heredó su hijo. Son abundantes los testimonios que narran la compulsión que tenía el ex-presidente para sentarse en el final del día a escuchar las grabaciones ilegales de las conversaciones privadas tanto de sus acólitos y de sus adversarios que le proveían “los servicios”. A los unos para conocer sus traiciones, y a los otros, sus debilidades. 


En ambos casos, la finalidad era la misma: someterlos a la extorsión. Es allí donde tiene su génesis el escándalo político de baja estofa al que estamos asistiendo en estos días. Claro que no son prácticas exclusivas del kirchnerismo: también las hubo en el macrismo. 


La gran diferencia de este caso es que el objetivo principal fue la Corte Suprema de Justicia. Esto responde a la necesidad de una sola persona: Cristina Fernández de Kirchner.

Debe siempre recordarse que, el motivo principalísimo por el cual batalló la expresidenta en funciones durante los cuatro años de este catastrófico gobierno, fue lograr la impunidad en las diversas causas que enfrenta por el delito de corrupción en sus diversas formas. ¨El principal problema que tiene Cristina en su contra en todos estos casos es el peso abrumador de las evidencias¨, suele señalar una voz que conoce al dedillo todo lo que sucede en el ámbito de los tribunales federales de la avenida Comodoro Py al 2000. Frente a esa realidad, la única alternativa que le quedó a CFK fue la de perseguir a los jueces a fin de presionarlos, amedrentarlos y vilipendiarlos. En ese afán investido de un creciente desasosiego motivado por el paso del tiempo y el temor a la pérdida de poder, el último y desesperado recurso fue el proyecto de juicio político a la Corte. Fruto de ese desasosiego, los operadores de la vicepresidenta y de su hijo Máximo cometieron dos errores garrafales: se metieron nada menos que con la Corte y lo hicieron con operadores de cuarta categoría. Hay un dicho que circula en los ámbitos de los servicios de inteligencia que dice así: “Para hacer lo peor, hay que hacerlo con los mejores”. Ni el expolicía retirado Ariel Zanchetta, ni Fabián “Conu” Rodríguez, número dos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), exdirector de la agencia oficial de noticias –y operaciones de prensa Télam y exfuncionario del gobierno de Axel Kicillof–, ni Rodolfo Tahilade, diputado nacional, integrante de la Comisión de Juicio. 


Político, exdirector de Contrainteligencia de la AFI durante la mala gestión de Oscar Parrili, pueden ser considerados como “mejores” en nada. Muy por el contrario, todo lo que emana de sus afiebradas mentes tiene el sello de lo definitivamente berreta. 

El escándalo por el espionaje responde a la necesidad de una sola persona: Cristina Kirchner.


El presidente de la Corte, Horacio Rosatti, es un hombre del peronismo que conoce muy bien a la familia Kirchner. Los conoce desde los tiempos de las sesiones de la Comisión Constituyente que sesionó durante tres meses a partir del 25 de mayo de 1994 en la ciudad de Santa Fe y que estuvo a cargo de la redacción de la Constitución de 1994. 


La vicepresidenta, su esposo y el ministro de la Corte fueron miembros de la Comisión, y todos los que fueron protagonistas y testigos de esas sesiones recuerdan la intrascendencia de Néstor Kirchner y la verborragia muchas veces vacua de su esposa, algo propio de abogados mediocres. Por si esto fuese poco, Rosatti fue ministro de Justicia del gobierno del Dr. Kirchner. Fue nombrado en julio de 2004, reemplazando a Gustavo Béliz. Duró en el cargo un año, al cabo del cual presentó su dimisión argumentando “razones personales”. Todos los que sabían lo que en verdad había sucedido tenían un cabal conocimiento de que la razón de esa renuncia tuvo que ver con un desacuerdo con el modo de manejo del dinero de la obra pública que hacía el secretario de Obra Pública, José López. El caso concreto que motivó ese desacuerdo fue una licitación para la construcción de cárceles que Rosatti se negó a convalidar al advertir los sobreprecios que se habían presupuestado.  


Es decir: el presidente de la Corte conoce las mañas, las trampas, las mentiras y la corrupción del kirchnerismo. Lo constató una vez más cuando, ante el comienzo del juicio político a él y los otros miembros del cuerpo, advirtió, a partir del descubrimiento de cuentas de celulares falsas que figuraban a su nombre y de otros de sus colegas, que toda la acusación estaba montada sobre pruebas ilegalmente obtenidas. Fue entonces cuando actuó. Hubo un fiscal de indiscutible probidad y decisión, Gerardo Pollicita, que con rapidez y sagacidad pudo llegar a investigar esta red de espionaje que conducen CFK y su hijo Máximo.  


El revuelo que esto está produciendo dentro del peronismo a una semana de la elección es fenomenal. 


Las broncas contra Máximo Kirchner se multiplican. El panorama electoral de repente se ha complicado. 


Al núcleo duro del kirchnerismo y a una parte importante de la sociedad estos temas no les mueven la aguja. Pero a un porcentaje alto de los ciudadanos que votaron por Patricia Bullrich, sí. Para el votante de No Tan Juntos por el Cambio, la corrupción y el espionaje son temas sensibles que están en su radar político.  


Sergio Massa, que no bien conocido el caso de Julio “Chocolate” Rigau y el yategate que comprometen seriamente a Martín Insaurralde, salió a pedir que lo echen, no ha tenido la misma premura para exigir y/o decretar la renuncia de Fabián “Conu” Rodríguez, que con fondos públicos pagó varias de las operaciones berretas de Zanchetta. Para quienes no lo sepan, Rodríguez responde directamente a Máximo Kirchner. 


Y Rodolfo Tahilade, a Cristina Fernández de Kirchner. ¿hace falta agregar algo más?.