miércoles, 8 de octubre de 2025

Día 660: Milei, miente, miente, y nada de lo tuyo quedará… @dealgunamanera...

Día 660: Milei, miente, miente, y nada de lo tuyo quedará…

Día 660: Milei, miente, miente y nada de lo tuyo quedará. Fotografìa: CEDOC

Para habitar la misma realidad que el resto de los argentinos, Javier Milei debería confrontar su tendencia a presentar al país como un éxito económico y a su gestión como “el mejor gobierno de la historia”. Quizás necesita mentirse para sostener la ilusión de su propio relato.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el martes 07/10/2025 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Es mundialmente conocida la frase del propagandista nazi Joseph Goebbels“Miente, miente, que algo quedará”. Goebbels fue el arquitecto de un aparato de propaganda tan monstruoso como eficiente, que sirvió para convencer a millones de personas de las teorías conspirativas más absurdas y de las mentiras más flagrantes.

Tras la derrota militar de Alemania en la Segunda Guerra Mundial, los juicios de Núremberg y la política activa de derechos humanos de la comunidad internacional, se puede decir que, durante la segunda mitad del siglo XX y el principio del siglo XXI, no quedó nada de Goebbels y sus mentiras. Inclusive ahora, durante el auge de la extrema derecha, este tipo de organizaciones tiene que esconder sus vínculos con las ideas nazis, como sucede con Alternativa por Alemania.

En el caso de Javier Milei, salvando las enormes distancias, sí es cierto que podemos hacer un paralelismo en la utilización permanente de la mentira como herramienta de construcción de sentido. Al igual que Goebbels, Milei, si sigue mintiendo y mintiendo como lo hace, no quedará nada de la hegemonía que supo construir y que se empieza a desmoronar por todos lados.

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A diferencia del siniestro Goebbels es probable que el presidente padezca mitomanía y precise mentirse a sí mismo creyendo lo que dice. Desarrollaremos en profundidad ese desorden mental en esta columna que permite explicar, por ejemplo, por qué dice “sacamos a 12 millones de personas de la pobreza”, entre otras. Pero primero vayamos a algunas evidencias.


Este lunes vimos a un Presidente en otra realidad. Cantando a los gritos mientras la economía se sostiene en base al endeudamiento externo y asediado por múltiples casos de corrupción, con la renuncia de su principal candidato en el distrito más grande del país renunciando por vínculos con el narcotráfico. Probablemente esta capacidad de Milei para asilarse y construir una realidad paralela sea en parte lo que lo ha ayudado a llegar hasta acá. Pero se puede mentir mucho tiempo a pocas personas, a muchas personas poco tiempo, pero no a muchas personas mucho tiempo.

Tras naturalizar como sociedad las terribles inconsistencias y mentiras de Milei, la caída de José Luis Espert, quién nos mintió abiertamente en reiteradas ocasiones, hizo notar más las mentiras del propio Milei y después de sintetizarlas, explicaremos cómo se encuadra en lo que se denomina efecto Baader Meinhof. Espert dijo primero que no tenía relación con Fred Machado, que solo le había aceptado una vez un vuelo para presentar el libro. Luego, dijo que en realidad voló 35 veces a diferentes lugares. Luego, dijo que lo del pago de los 200 mil dólares era una “operación de Grabois” y que no había pruebas, era solo un papel de una contabilidad paralela.

Luego, cuando apareció el documento del Bank of America con la transferencia que había cobrado de una empresa minera que no era de Machado, luego que si era de Machado. Siguiendo a eso, dijo que sí había estado en la pileta de Machado. Desde el 2021 venía diciendo que no tenía ninguna relación con este narcotraficante y llegamos en 2025 a que estuvo en su pileta, viajó con él en 35 vuelos, recibió dinero de su empresa y todo lo que nos falta por descubrir.

De hecho, hace minutos un par de horas habló Machado en Radio Rivadavia y reconoció haberle “hecho un aporte de campaña a Espert por 200 mil dólares”. El acusado de narcotráfico recordó de la siguiente manera el pedido de Espert y cito textualmente: “¿Che, no me podés hacer un aporte monetario porque estamos en bolas?”.

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El efecto Espert, el efecto del descubrimiento de una cadena de mentiras, nos hace ver las mentiras de todo el Gobierno en genera y del presidente en particular. De hecho, este fenómeno tiene un nombre. El efecto Baader-Meinhof, también conocido como ilusión de frecuencia o sesgo de recurrencia, es un fenómeno cognitivo fascinante: ocurre cuando se aprende algo nuevo —una palabra, una idea, una persona, un símbolo— y, de pronto, esto se empieza a ver por todos lados.

No es que antes no existiera, sino que la atención ahora está entrenada para detectarlo. El cerebro, que no puede procesar todo lo que percibe, filtra la realidad constantemente; al aparecer algo nuevo que considera relevante, lo marca como importante y comienza a priorizarlo.

El nombre “Baader-Meinhof” viene de un caso curioso. En 1994, un lector del diario St. Paul Pioneer Press escribió al periódico contando que había escuchado mencionar por primera vez a la organización terrorista alemana Baader-Meinhof. Y luego, en cuestión de días, el nombre volvió a aparecer en todos lados. A partir de ahí, los psicólogos adoptaron el término popular para describir ese tipo de experiencia.

Las mentiras e inconsistencias de este Gobierno estuvieron ahí, pero ahora hay mucha más pregnancia para procesarlas y desarticularlas. Vamos a hacer un racconto de algunas de las veces en las que Milei nos dijo una cosa y luego lo contrario. Realmente es impactante.

Algo que no es tan conocido es su cambio de opinión del kirchnerismo. En 2019, en una entrevista en Canal 26, Milei dijo: "Esto te va a sorprender, pero en términos históricos, Cristina Fernández de Kirchner es la mujer más importante en la historia de la política argentina. Fue dos veces presidente". En esa ocasión habló del entonces mandatario Alberto Fernández y sostuvo: "Tengo una excelente opinión acerca del Presidente. Es muy inteligente y extremadamente pragmático, digno de todo peronista".


Javier Milei y Cristina Kirchner en la asunción presidencial de 2023.

En otro reportaje, incluso defendió al kirchnerismo. Muy enojado, dijo: "Podés decir lo que quieras del kirchnerismo, pero la deuda la pagó y pagó los intereses". En contraste, en la apertura de sesiones del Congreso el 1 de marzo del 2024, expresó: "Cristina ha sido responsable de uno de los peores gobiernos de la historia".

Con los propios también tuvo esa actitud. Recordemos los cambios de opinión sobre Patricia Bullrich ya no en años, si no en semanas. "Sigue siendo una montonera tirabombas que tiene las manos manchadas de sangre", dijo antes de las elecciones generales de octubre del 2023. Luego, antes del balotaje, declaró: "Bullrich ha sido exitosa combatiendo la seguridad. La tenemos que llamar".

¿Entienden que entre que Milei dijo que era una terrorista con las manos manchadas de sangre y que había que incorporarla al Gobierno porque había sido una buena ministra de Seguridad pasaron tres meses?

El ministro Luis Caputo también fue objeto de polémica entre Milei del pasado y el Milei del presente. "Caputó se fumó 15 mil millones de dólares irresponsablemente", dijo el Presidente en 2018. EN la actualidad, lo define como “el mejor ministro de economía de la historia”. Increíble como no se ruboriza. Puede decir una cosa y lo contrario.

Recientemente las redes se llenaron de comparaciones entre lo que Milei decía de su nuevo candidato bonaerense Diego Santilli y lo que dice ahora. "El chanta de Santilli es un pésimo candidato", dijo en 2023. Ahora, lo describe como "alguien que sabe de seguridad" y que "ya ganó en la provincia de Buenos Aires".

El Presidente también mintió sobre los planes de dolarización antes de la campaña. "Hoy es factible dolarizar. Podríamos hacer transacciones en dólares", dijo en una entrevista con Alejandro Fantino en 2023. Se podía dolarizar con el dólar a 320 pesos. Tenía un acuerdo para hacerlo en el que le iban a dar 10 mil millones de dólares, ya estaba todo arreglado. Luego, Milei asume y no hace nada de todo esto, de hecho, hizo una enorme devaluación de 118%. ¿Qué pasó con que se podía dolarizar con el dólar a 320 pesos?

Realmente es increíble que todo este material haya estado publicado y hasta hace poco tiempo a una importante cantidad de la población no le haya bastado para tratar de comprender la cantidad de mentiras. Para tratar de entender esto hay que tomarlo desde las ciencias políticas, la psicología y otras teorías trasversales a varias disciplinas.

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En La mentira en política (1971), Hannah Arendt analiza cómo la falsificación deliberada de la realidad se volvió una herramienta estructural del poder moderno. A partir del caso de los Papeles del Pentágono, muestra cómo los gobiernos fabrican “mundos ficticios” para sostener su narrativa, y advierte que el mayor peligro no es la mentira misma, sino la erosión de la verdad como base del juicio público y de la vida política democrática.

Es decir, las constantes mentiras de los políticos no solo destruyen su credibilidad, si no que en algún punto destruyen el propio concepto de verdad. En ese sentido, se puede analizar como el auge del posmodernismo, el cuestionamiento a los grandes relatos y la post verdad son la causa de personajes como Milei. Evidentemente fue avanzando un cinismo base en la sociedad en la que la mentira es tolerada.

Ahora, Milei en particular no es como cualquier político mentiroso. Realmente puede decir cualquier cosa y lo contrario en cuestión de meses con la misma vehemencia y emoción. De defender el kirchnerismo a los insultos a atacarlo a los gritos. La misma emoción con un contenido antagónico. Nosotros no podemos diagnosticar porque no tenemos matricula de psicólogo o psiquiatra, pero reúne las condiciones de un mitómano.

La mitomanía es un trastorno psicológico caracterizado por la tendencia patológica a mentir de forma compulsiva o sistemática. El término fue introducido por Ernest Dupré en 1905 para describir a individuos que mienten no por beneficio inmediato, sino por una necesidad interna de fabular o deformar la realidad. Según Dupré, el mitómano no busca engañar para obtener ventajas, sino para sostener una identidad idealizada o escapar de una realidad que le resulta insoportable.

Sigmund Freud interpretó el fenómeno como una expresión del deseo inconsciente: la mentira sería una forma de “cumplimiento del deseo” donde el sujeto transforma su frustración en relato. En esta línea, la mitomanía se vincula con mecanismos de defensa como la negación y la proyección.

Por su parte, Jean Bergeret Jacques Lacan abordaron la mitomanía como un síntoma del narcisismo patológico: el mentiroso crea una versión mejorada de sí mismo para sostener una frágil estructura del yo. Lacan señaló que el mitómano “miente para existir en la mirada del Otro”, es decir, su mentira no busca solo convencer, sino ser reconocida como verdad por los demás.

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Autores contemporáneos como Paul Ekman y Robert Feldman diferencian la mentira común, instrumental y consciente, de la mitomanía, donde el sujeto llega a creer en sus propias invenciones. En este sentido, la mitomanía no es solo una conducta, sino una distorsión persistente del vínculo con la verdad, que puede aparecer en contextos neuróticos, narcisistas o incluso psicopáticos.

Entre el mentiroso instrumental y el mitómano hay un territorio ambiguo, donde la mentira deja de ser solo una herramienta y empieza a convertirse en una forma de habitar el mundo. Este “mentiroso intermedio” no miente por compulsión total ni por cálculo frío, sino para mantener en pie una identidad frágil. Paul Ekman lo describe como alguien que empieza creyendo sus propias mentiras para reducir la disonancia cognitiva entre lo que dice y lo que hace. De a poco, su mentira se vuelve una especie de refugio narrativo: una historia que lo protege del fracaso, de la vergüenza o de la falta de amor.

Robert Feldman lo llama self-deceiver (o autoengañador en su traducción al español): no busca manipular, sino sostener su autoestima en contextos donde la verdad lo dejaría desnudo. En este nivel, la mentira funciona como una prótesis emocional: repara lo que el yo no puede tolerar.

Lacan diría que el sujeto no miente “a” los otros, sino “a través” de los otros, intentando que su ficción sea reconocida como verdad. Y Bergeret advierte que en estas personalidades narcisistas compensatorias el límite entre la verdad y la invención se vuelve maleable, según la necesidad de conservar una imagen consistente ante los demás.

En términos clínicos, este tipo de mentiroso representa la frontera viva entre el narcisismo funcional y la mitomanía estructural: no ha perdido el contacto con la realidad, pero necesita deformarla para sobrevivir en ella. Probablemente nuestro Presidente esté más cerca de este caso, aunque esto lo decimos para tratar de analizar la situación política, sin tener los elementos para un diagnóstico, pero es necesario dotarnos de algunas herramientas de la psicología porque el peso de personalidades como las de Milei en las situaciones políticas es determinante.
 

Javier Milei presentó su nuevo libro con un show musical en el Movistar Arena este lunes 6 de octubre.

Milei ayer que cantaba en el Movistar Arena estaba en plena deformación de la realidad. Mientras su gobierno se desmorona y está asediado por varios frentes, se dedica a festejar nadie sabe que de una manera patética.

Pinocho, de Carlo Collodi, cuenta la historia de una marioneta de madera tallada por Gepetto, un carpintero pobre que sueña con tener un hijo. Un hada azul da vida a Pinocho y le promete que podrá convertirse en un niño de verdad si demuestra ser bueno, valiente y sincero. Sin embargo, su curiosidad y desobediencia lo llevan por caminos peligrosos: se une a malos compañeros, cae en trampas y cada vez que miente, su nariz crece.

A lo largo de sus aventuras, donde es engañado por el Gato y el Zorro, convertido en burro y tragado por una ballena, Pinocho aprende a distinguir entre el placer inmediato y la responsabilidad. Cuando finalmente arriesga su vida para salvar a Gepetto, el hada lo recompensa transformándolo en un niño real.

Para vivir en la misma realidad que todos nosotros, Milei debe enfrentar lo mismo que Pinocho, su tendencia a la satisfacción inmediata creando una realidad paralela en la que el país es un éxito económico y su Gobierno “el mejor de la historia”. Milei debe enfrentar la realidad y trabajar codo a codo con el resto de los sectores políticos y productivos del país para estabilizar la terrible situación en la que estamos.

Es probable que la suerte de su Gobierno esté echada y no haya más libertarios en el próximo periodo presidencial, pero un presidente alejado de la realidad nos puede hacer mucho daño. Hay que poder construir una transición ordenada hacia la siguiente etapa política de la Argentina.

Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi

TV / LT




 

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