Tiembla el Piso
Al Rojo Vivo. Hugo
Moyano. Dibujo: Pablo Temes
La mira judicial sobre sindicalistas sacude todo. ¿El
espanto une a Moyano y CFK?
© Escrito por Nelson Castro el domingo
14/01/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.
No es novedad: contra lo
que muchos creen, enero es un mes intenso en la vida política de la Argentina.
Parecería ser el fruto de una verdadera dinámica inercial que nunca se detiene.
Y hay veces en que lo intenso deriva en algo trágico: esta semana se cumplirán
tres años de la muerte del fiscal Alberto Nisman, un magnicidio institucional.
El
impacto del aumento de las tarifas de los servicios públicos pegó fuerte en el
índice de inflación de diciembre. Se entiende por qué Mauricio Macri quiere terminar con
este proceso de ajuste, a más tardar, en junio de este año. Es tan cierto que
el 24,8% de inflación anual de
2017 quedó muy por debajo del 41% del año 2016, como también lo es que superó
con holgura el 17% vociferado a los cuatro vientos durante muchos meses por
varios funcionarios, entre ellos el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger.
Habrá
que ver qué pasa a fin de este año con el presupuestado 15% del que hablaron
tanto el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, como su par de Finanzas, Luis Caputo, en la conferencia del jueves 28 de
diciembre pasado. Al Gobierno le
ha quedado claro que hasta que este proceso de reacomodamiento de
tarifas y de reducción del déficit fiscal no termine, la posibilidad de
disminuir la inflación a un dígito será un imposible.
Planes.
El
consiguiente impacto negativo sobre la imagen presidencial generó en ese ámbito
dos reflexiones: la primera –dicha por el mismo Macri–, que el capital político que le dio el resultado
electoral de octubre último hay que usarlo ahora para ir
adelante con estas medidas claramente antipopulares; la otra, la constatación
de que esto había que comenzarlo ya y terminarlo antes de junio, a los efectos
de no tener más sobresaltos de cara a 2019, año de la elección presidencial en
el que Macri buscará su segundo mandato.
Mientras
tanto, una encuesta aparecida el jueves de la consultora Synopsis, que predijo
con notable exactitud el resultado de la elección en la provincia de Buenos
Aires –en un sondeo de mitad de septiembre anticipó que Esteban Bullrich le
ganaría a CFK por 39,1 a 34,3– muestra que la
imagen negativa del Gobierno es del 41,4% contra el 38% de
imagen positiva. Más claro, agua.
Hablando
de imágenes y percepciones: la llamativa y veloz ganancia obtenida por las
empresas de la familia del Presidente en la venta
del parque eólico que inauguró en Chubut pusieron otra vez en
el centro de la escena las cuestiones grises que hacen a la relación del jefe
de Estado con los negocios de su parentela. Ya hay denuncias.
Por
esto y por otros casos notorios concernientes a las investigaciones por
corrupción que involucran a varios altos ex funcionarios en los doce años del
kirchnerato, el receso tampoco se ha sentido en el ámbito judicial. Lo novedoso
de este enero es el avance de causas que complican a varios dirigentes
sindicales. Ahí parece haber terminado una larga siesta de algunos magistrados.
¿Casualidad?
Por lo que se ve y se escucha, la preocupación –que es grande– ha llegado a esas orillas. Las declaraciones siempre altisonantes de Luis Barrionuevo –“a los sindicatos los atacaron los militares, Alfonsín y De la Rúa, y terminaron mal”. (Se olvidó de Cristina Fernández de Kirchner, quien a los líderes de los sindicatos que no le gustaban los maltrató a más no poder). Lo que no dijo Barrionuevo fue que Saúl Ubaldini terminó pidiéndole disculpas a Alfonsín por los 13 paros generales que le hizo.
Por lo que se ve y se escucha, la preocupación –que es grande– ha llegado a esas orillas. Las declaraciones siempre altisonantes de Luis Barrionuevo –“a los sindicatos los atacaron los militares, Alfonsín y De la Rúa, y terminaron mal”. (Se olvidó de Cristina Fernández de Kirchner, quien a los líderes de los sindicatos que no le gustaban los maltrató a más no poder). Lo que no dijo Barrionuevo fue que Saúl Ubaldini terminó pidiéndole disculpas a Alfonsín por los 13 paros generales que le hizo.
Más
allá del impactante caso Balcedo –de poco peso político–, viene despuntando en
el horizonte otro de envergadura: el de Hugo Moyano. En el medio de ellos están las idas y vueltas de la relación entre el
Presidente y el líder de los camioneros y presidente de Independiente, que son
parte de una trama que comenzó a tejerse cuando Macri asumió como jefe de
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que derivó en una relación que, a modo
de auténtica sorpresa, estuvo lejos de los ámbitos de borrasca que muchos auguraban.
De hecho, en uno de los últimos actos de la campaña electoral de 2015 –la
inauguración de la poco reconocible estatua del general Perón–, ambos
compartieron el escenario. En la semana, incluso, el Presidente le tendió a Moyano la hoja de
olivo cuando autorizó la presencia del vicejefe de Gobierno
porteño, Diego Santilli, y del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, en el acto de
inauguración del sanatorio de los camioneros –ex Antártida–. A pesar de eso, el
piso tiembla: se suman allí acusaciones de lavado de dinero en el manejo de las
cuentas de Independiente, más el caso OCA, más otras denuncias que piensa
reflotar la diputada por Cambiemos Graciela Ocaña.
El
kirchnerismo, que anda a la búsqueda de aliados con desesperación, ha visto en esto la posibilidad de intentar un
acercamiento con Moyano en particular y la CGT en general.
La
libertad del ex vicepresidente Amado Boudou y su ex socio, José María Núñez Carmona, representa una diferencia de
criterio importante entre la Sala I y la Sala II de la Cámara Federal Porteña
en lo penal. Lo que es fundamental es lo que pase con las causas que incriminan
a Boudou, porque lo importante es que haya un juicio y un veredicto en tiempo y
forma.
Hay
que recordar que en el caso del
auto con documentación adulterada fue sobreseído porque la causa había
prescripto. Este es el desafío para la Justicia: avanzar con las
causas, llevar adelante los juicios y dictar sentencias en tiempo y forma. El
caso del ex presidente Carlos Menem muestra lo inútiles que son las condenas
cuando se producen veinte años después de los hechos: el impacto en la opinión
pública es prácticamente nulo y eso permite que ninguna de ellas se cumpla. Ya
se ha dicho: la justicia lenta no es justicia.
Producción periodística: Santiago Serra.