Poder quebrado…
‘PROPALEITOR’
VANDENBROELE. Dibujo: PABLO TEMES
Se revela cómo el respaldo político fue clave en delitos. Pacto con
límites.
Si no fuera porque se trata de la
más cruda realidad, la dinámica de las causas judiciales que comprometen a lo
más granado del kirchnerismo parece alcanzar ribetes cinematográficos. La
decisión de Alejandro Vandenbroele de acogerse a los beneficios del régimen del
arrepentido sorprendió a muchos en una causa sensible para el ex vicepresidente
Amado Boudou. Y su decisión de adelantar su declaración del viernes al
miércoles confirmó su clara determinación de ingresar en el programa de
protección lo antes posible. Durante las más de nueve horas que pasó en la
fiscalía de Jorge Di Lello para empezar a revelar lo que sabe, confirmó su
participación en hechos que había negado durante cinco años.
Como era de
esperarse, pues, abordó en detalle las tres causas en las que está imputado: la
asociación ilícita por la que terminaron presos Boudou y su socio y amigo José
María Núñez Carmona, el negocio entre la empresa The Old Fund y la provincia de
Formosa –supuestamente dirigido a un asesoramiento para refinanciar su deuda– y
el resonante caso de la compra de la imprenta de billetes Ciccone Calcográfica.
Cuando a las 14.40 del viernes
Vandenbroele logró la homologación del acuerdo ante el juez federal Ariel Lijo,
se sintió aliviado. Inmediatamente, Lijo impuso el secreto de sumario. Fuentes
con acceso a la causa confirmaron que el ahora arrepentido aportó documentos y
detalles de cada operatoria, y que la información que suministró en las tres
causas es verosímil.
Lo que sigue ahora es el proceso de
corroboración de la veracidad de lo declarado por el supuesto testaferro de
Boudou. Por otra parte, se hizo hincapié en que de la cantidad de datos
aportados se deberá determinar si hay elementos nuevos, ya que mucho de lo
dicho por Vandenbroele ya constaba en la causa.
De por sí es importante que
Vandenbroele haya confirmado lo que la investigación judicial ya había
comprobado. ¿Qué llevó a este personaje a cambiar de opinión? Fuentes cercanas
a la fiscalía aseguran que, más allá de otras razones, “la sensación de
impunidad y la idea de que la hora no va a llegar se mantiene hasta que se
producen las primeras detenciones.
Ahí le cambia la cabeza al imputado, que
hasta hace poco no creía posible que se quebrase el círculo de protección
política. Boudou esposado y en pijama, Julio De Vido detenido y CFK mirando
para otro lado son elementos de una realidad pesada para cualquiera que tenga
que rendir cuentas a la Justicia”.
Entre las novedades de impacto
político provenientes del ámbito judicial también hay que anotar la destitución
de Eduardo Freiler, integrante de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional Federal. Freiler –un hombre que amasó una fortuna que
de ninguna manera pudo justificar– fue un ícono de la corrupción en los ámbitos
tribunalicios.
Una condición que aniquiló cualquier posibilidad de independencia
del magistrado que ató su suerte al kirchnerismo, al que defendió contra toda
lógica y evidencia. Entre sus fallos objetables están el cierre del caso
Skanska –hoy reabierto–, en el que se investigaba el pago de sobreprecios
millonarios en la ampliación de los gasoductos Norte y Sur; el cierre de la
investigación sobre la denuncia del fallecido fiscal Alberto Nisman por
traición a la patria contra Cristina Fernández de Kirchner y Héctor Timerman
debido a la firma del acuerdo con Irán vinculado al atentado contra la AMIA; y
el voto a favor del apartamiento del juez federal Claudio Bonadio de la causa
Hotesur contra CFK y su familia.
Fue esta necesidad de protección la que llevó
al kirchnerismo duro a sostener en el cargo a un juez cuyas conductas eran
indefendibles. Lo de Freiler conlleva un mensaje para otros jueces de Comodoro
Py: la protección de corruptos no se tolera más. Y esto es consecuencia de un
estado de situación de la sociedad que trasciende a la dirigencia política.
¿Fue histórico el acuerdo con los
gobernadores? Si se considera al acuerdo una muestra de la capacidad de diálogo
de la dirigencia política en funciones de gobierno, tanto de oficialistas como
de opositores, probablemente la respuesta debe ser sí. La mirada hacia el futuro
es tal que, entre otros beneficiados, podrían estar los propios gobernadores y
líderes peronistas con chances de llegar al poder y que pretendan un
federalismo algo más ordenado y, por ende, real y eficaz. Sin embargo, desde el
punto de vista técnico y de resultados concretos a corto plazo, hay varios
puntos objetables.
Un reconocido economista que estuvo
al tanto de las negociaciones lo definió como “un acuerdo relativo y
apresurado”, al tiempo que reconoció que fue “un avance, ya que los
gobernadores cedieron o prometieron no incrementar sus gastos más allá de los
ingresos”. En verdad, ése fue el verdadero compromiso entre Nación y
provincias. El resto tuvo mucho de sacar de un lado para poner en otro. Por
ejemplo, lo que las provincias cedieron de Ingresos Brutos lo recuperarán por
recomposición de cajas previsionales y varios etcéteras, donde la Nación sigue
poniendo plata. Hubo cierto apuro por la foto. Ese era un deseo y un mandato
del Presidente.
Puertas adentro del Gobierno, los
cambios produjeron turbulencias. El sector bancario terminó enfurecido con el
impuesto a la renta financiera. Creen que este impuesto afectará las
colocaciones a plazo fijo y que el mínimo no imponible quedó muy cerca de los
pequeños y medianos ahorristas. Hoy cualquier cero kilómetro de entrada de gama
cuesta $ 300 mil. Técnicamente, los detractores de la medida sostienen que el
impuesto no ayuda a un país donde la bancarización alcanza apenas al 15% del
PBI.
Por su parte, el presidente del
Banco Central, Federico Sturzenegger, volvió a ser blanco de las críticas por
sostener una tasa de 29,5% a 180 días con tal de balancear la lucha contra la
inflación. Los propios gobernadores advirtieron “no nos pidan reactivación
inmediata si esto va a seguir así”.
El ministro de Producción, Francisco
Cabrera, y el secretario de Comercio, Miguel Braun, fueron los primeros en
volver a la carga contra el titular del Central. Es una disputa sorda que el
Presidente deja seguir. Creer que solamente con las decisiones de política
monetaria que adopte Sturzenegger se va a corregir la inflación es un error. Es
lo que enseñan los libros de economía y la historia.
Producción periodística: Santiago
Serra.
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