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domingo, 2 de octubre de 2022

Estado preanárquico… @dealgunamaneraok...

 Estado preanárquico…

¡It´s a shame! Joe Lewis. Dibujo: Pabloo Temes

Estamos cerca de vivir bajo la ley de la selva, que pone en riesgo la democracia.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 1º/10/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

En el Sur, un grupúsculo de delincuentes seudomapuches intrusan, destruyen, queman y se adueñan de propiedades privadas y estatales, sin que las autoridades nacionales y provinciales ni la Justicia hagan nada para impedirlo y / o remediarlo. Los habitantes de esa comarca se sienten abandonados a la buena de Dios. Cunde en ellos el miedo y el azoro ante tamaña indefensión. Las autoridades descreen lo que narran y relativizan las evidencias del atropello del que son víctimas. ¿Tendrían el mismo nivel de indiferencia si, en lugar de ocurrir en Villa Mascardi, esto fuera en El Calafate y alguna de las propiedades perteneciera a Cristina Fernández de Kirchner?

En CABA un grupo minoritario de alumnos de escuela media toman escuelas en protesta por lo que entienden es una mala calidad de las viandas y otros menesteres de los que, algunos de los líderes estudiantiles, no tienen la más mínima idea. “Con hambre no se puede estudiar”, rezan algunas de las consignas a las que aluden carteles que cuelgan a la entrada de los edificios. Curiosamente, al impedir el normal desarrollo de las clases, muchos alumnos que dependen de las viandas que se les da en las escuelas se están quedando sin ellas. Y no se observa en los estudiantes que participan de estas tomas signo alguno de desnutrición o malnutrición. Muy por el contrario, afortunadamente se los ve bien alimentados, bien vestidos y provistos de sus correspondientes celulares. 

Lo que sí se sabe es que, los centros de estudiantes de los colegios tomados son apoyados por La Cámpora quien fogonea la medida de fuerza. En el Carlos Pellegrini, dependiente de la Universidad de Buenos Aires, los líderes de la protesta se adueñaron de la llave del edificio y les impidieron el ingreso a sus autoridades, ante la pasividad de sus superiores. Paradojalmente, en las escuelas del Gran Buenos Aires, en las que la abundancia de carencias de muchos establecimientos es fenomenal, no se conoce que haya ninguna toma. En algunas de ellas no hay gas. En otras, faltan las ventanas. Las hay en las que la vianda es un pedazo de pan con manteca y una tasa de mate cocido caliente. “Están tratando de desgastar la imagen de la ministra Soledad Acuña y, de paso, darle un golpe por elevación a Horacio Rodríguez Larreta. Esto no tiene que ver con las viandas ni con la calidad educativa”–advierte un legislador de Vamos Juntos.

Por su lado, los piqueteros del Polo Obrero y sus vertientes ocuparon la 9 de Julio a la altura del Ministerio de Desarrollo Social durante 48 horas. Ante la falta de respuestas del Gobierno, decidieron acampar allí, para lo cual dispusieron una compleja logística que incluyó el despliegue de vistosas y costosas carpas –muchas de las cuales permanecieron vacías– baños químicos y provisiones. Muchos reconocieron que cobraban unos seis mil a siete mil pesos por su presencia. De la seguridad de los piqueteros se encargó la Policía de la Ciudad quien, con gran esmero, se ocupó de bloquear el paso de cualquier transeúnte que tuviera necesidad de desplazarse por las zonas afectadas por el acampe ilegal.

Lo mismo hizo el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, quien dispuso que ningún funcionario del Ministerio perturbara la tranquilidad de los militantes del Sindicato Único de Trabajadores del Neumático (Sutna) ni de su líder, Alejandro Crespo, que tomaron alguna dependencia ministerial en señal de protesta por la falta de acuerdo en la negociación paritaria con las empresas del sector.

El miércoles, hinchas de Talleres que se dirigían a Resistencia para ver el partido por los cuartos de final de la Copa argentina entre su equipo e Independiente, se enfrentaron con palos, armas blancas, machetes y armas de fuego a un grupo de piqueteros del movimiento Teresa Rodríguez que cortaban la ruta 11. Ante tamaña muestra de violencia, los piqueteros huyeron despavoridos. Lo curioso de este brutal episodio fue que los que bloqueaban la ruta clamaban en su huida por la presencia de la Policía. 

En medio de este panorama la vicepresidenta volvió a elegir Twitter para reavivar las confrontaciones internas. El Indec acababa de anunciar los datos de pobreza y la virtual conductora del Gobierno hizo lo que mejor sabe: despegarse de su responsabilidad política e institucional y actuar como la comentarista de una realidad que –está convencida– le es ajena. Desde el massismo fueron cuidadosos: “está bien, algo tenía que decir por el aumento de la indigencia y salió a pegarle a las empresas para mantener el discurso que le gusta a su propia tropa”. Se quedaron cortos, hubo en las palabras de la vice una primera luz amarilla para Sergio Massa y un llamado de atención muy fuerte para el secretario de Comercio Matías Tombolini, encargado de controlar que los precios no continúen fuera de control. Tombolini, quien probablemente sea recordado como “el funcionario de las figuritas”, reniega de los viejos controles que nunca dieron resultado. Pero su inacción en ese sentido ataca la génesis misma del relato kirchnerista que alude a empresarios millonarios y malvados versus el gobierno nacional y popular que intenta redistribuir algo de toda esa riqueza al estilo Robin Hood. El joven secretario de Comercio pecó de soberbio. No se puede ir contra el manual del buen populista y Tombolini representa todo lo contrario con una dosis de ambición política y personal, para muchos, desmedida. 

CFK no tolera ver que la realidad transcurre sin tenerla como protagonista. Ahora vuelve sobre la gestión con la intención de terminar lo que empezó: volar de un plumazo los resabios del albertismo en el gabinete. Los apuntados en esta oportunidad son el ministro de Trabajo Claudio Moroni, de gestión chata y papel triste en el conflicto con el Sutna de Alejandro Crespo y el de Desarrollo Social, Juanchi Zabaleta. El ex intendente de Hurlingham mantiene una disputa de larga data con La Cámpora en su propio territorio. Martín Rodríguez, número dos del PAMI y pareja de Luana Volnovich está haciendo campaña para quedarse con la intendencia y sumar poder para los de Máximo Kirchner. Zabaleta debe tomar una decisión. Una salida poco elegante del Ministerio que comanda no sería una buena carta de retorno a su tierra. “A Juanchi lo están empujando, la movilización piquetera de esta semana no tuvo nada de espontánea, encima, los manifestantes también se ocuparon de salpicar a Moroni. Dos pájaros de un tiro” –reflexionó un hombre cercano al titular de Trabajo. 

Este sucinto recuento de hechos son muestras de un estado preanárquico, en el que la ley nada vale. Es una circunstancia penosa y peligrosa porque, cuando el respeto a la ley deja de ser la norma, lo que se termina imponiendo es la ley del más fuerte. Y esa es la ley de la selva que termina poniendo en riesgo a la democracia que tanto costó conseguir y por la que mucha gente dio literalmente la vida.




   

domingo, 6 de diciembre de 2020

Donde manda capitán... @dealgunamanera...

 Donde manda capitán... 


 

"Amado blues" Amado Boudou. Dibujo: Pablo Temes

 

Otra irrupción explícita y autoritaria de Cristina, que pone en entredicho el liderazgo del Presidente.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 05/12/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


 

Las idas y vueltas del proyecto de ley de movilidad jubilatoria tienen la mezcla de acción y devenir casi bizarro de una película de Tarantino. Calendario mediante, la reconstrucción de esta historia muestra con crudeza que quien manda en este gobierno es Cristina Kirchner.

 

Miércoles 18 de noviembre: el anuncio. La titular de Anses, Fernanda Raverta; y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, anunciaron un aumento por decreto del 5% en diciembre para jubilados, pensionados y beneficiarios de planes sociales y asignaciones familiares. Raverta: “Queremos transmitirles a los jubilados una buena noticia: anunciamos el último aumento por decreto del presidente AF ya que enviamos al Congreso el proyecto de reforma de movilidad jubilatoria”.

 

¿Valía la pena un anuncio conjunto con bombos y platillos para un aumento que –de bolsillo– representaba menos de $ 900? El ombudsman de la tercera edad, Eugenio Semino, lapidó la medida: “Se trató de una actitud casi miserable. Son $ 30 por día que equivale al valor de una galletita Tita”. Recuérdese que el valor de un litro de leche de segunda marca oscila entre 43 y 48 pesos.  

 

Sábado 28 de noviembre: la sorpresa. Esa mañana los matutinos dieron cuenta de un hecho lamentable: el Gobierno descontaría a los adultos mayores el aumento del 5% estipulado para diciembre en el reajuste de marzo de 2021. Así, contrariando la expectativa y el espíritu con que fue anunciado, el incremento sería solo un anticipo o pago a cuenta de las recomposiciones de haberes a otorgar al año siguiente. La oposición en bloque salió a criticar la medida. A esa crítica se le agregó un “sentimiento de vergüenza dentro del propio Frente de Todos.

 

Miércoles 2 de diciembre: donde manda capitán... De manera unilateral e inconsulta la ex presidenta en funciones determinó que el aumento a jubilados no sería a cuenta de lo que se otorgará en marzo y pidió  volver al esquema de movilidad vigente en su gobierno. Palabra de jefa. Lo que fue destacado por parte del oficialismo como “un acto de justicia y generosidad” tuvo, en realidad, la necesidad de capitalizar esa movida política y aquietar las aguas de cara al debate en el Congreso. Varios legisladores y referentes del FdT habían dejado sentado su disgusto por lo ocurrido.

 

Jueves 3 de diciembre: el papelón presidencial. En un intento vano por enmendar la mamarrachada, el Presidente dijo que los cambios fueron idea de él y no de CFK. “Con Claudio Moroni y Fernanda Raverta se nos ocurrió volver a la fórmula original de Cristina y hacer actualizaciones trimestrales”. Hubiese sido mejor no aclarar nada y evitar agregar deterioro a la ya devaluada palabra presidencial.

 

Un dato más: este mes los más de 4 millones de jubilados que cobran la mínima recibirán $ 19 mil, lo mismo que cobraron hace un año: $ 14 mil de la mínima de aquel entonces más un bono de $ 5 mil. Esto evidencia que nadie en la clase dirigente se preocupa por nuestros adultos mayores.

 

Desde el punto de vista de los ingresos de los jubilados, la movida de la ex presidenta en funciones tiene un efecto nimio. “Es todo humo”, como lo afirmó un especialista en el tema.  El efecto más importante es el político. Una voz albertista: “Cada vez que AF busca encarrilar un poco los números de la economía,  aparece Cristina y, de un plumazo, desbarajusta todo”.

 

La Justicia que molesta al kirchnerismo. Fue una buena semana para la República. La Justicia hizo valer su independencia y falló de acuerdo con la lógica de la evidencia. En un caso fue la Sala I de la Cámara de Casación que confirmó la validez de la Ley del Arrepentido, sentencia que puso a buen resguardo la causa de los Cuadernos de Centeno que la vicepresidenta busca voltear afanosamente. 


En el otro caso, fue la Corte Suprema de Justicia que, en fallo unánime, confirmó la condena al ex vicepresidente Amado Boudou por la causa de la adquisición de la empresa Ciccone Calcográfica. En ambos procesos, el peso de las evidencias es de tal magnitud que, si los fallos hubiesen sido distintos, habrían significado un escándalo.  

 

Hubo cacareo en el kirchnerismo por el fallo adverso a Boudou. Desde ese punto de vista, las críticas de Andrés Larroque y Axel Kicillof no sorprendieron. Lo que sí resultó sorpresiva fue la defensa que del ex vicepresidente hizo el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, que dijo que Boudou “merece que sus derechos no sean pisoteados” y sostuvo que la Corte Suprema de Justicia debe “hacerse cargo de un proceso plagado de irregularidades y arbitrariedades”. Curiosa la crítica de Cafiero, que no tiene la más mínima idea acerca de la causa. Se ve que no leyó el artículo sobre el caso que Alberto Fernández escribió para el diario La Nación, publicado el 30 de mayo de 2014, en el que decía: Todas las excusas dadas por él hasta aquí se han ido desvaneciendo con la misma velocidad con la que el agua se escapa entre los dedos. Boudou ya no tiene coartadas. 


Los argentinos saben cuánto ha mentido en su alocada carrera por escapar de los hechos que se le atribuyen”. Tan sobreactuado y poco inteligente fue lo de Cafiero que generó reacciones negativas dentro del mismo del kirchnerismo. La confirmación de la condena a Boudou generó, además, una disconformidad con el Presidente por parte de los secuaces de CFK que la mano del Poder Ejecutivo sobre la Justicia hubiera derribado todas en su contra.

 

Mientras tanto, la realidad. “Logramos que no haya argentinos con hambre”, afirmó sin sonrojarse Alberto Fernández en la conferencia de la Unión Industrial Argentina.  Lo dijo el mismo día en que se conoció el nuevo índice de pobreza elaborado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina. El número –44%– y los datos sobre la niñez –6 de cada 10 menores son pobres– no son solo alarmantes sino también sobrecogedores. ¿En dónde quedó el Consejo Federal contra el Hambre?

 

Son números que condenan a la Argentina a un futuro de fracaso. La única manera de cambiar ese destino es generar acuerdos políticos sólidos y duraderos. Eso es lo que el Presidente prometió y evidentemente olvidó. 






domingo, 24 de mayo de 2020

Laberintos de la pandemia…@dealgunamanera...

Laberintos de la pandemia…

El tenedor de Bono. Dibujo: Pablo Temes

La iniciativa de la diputada Vallejos produjo espanto en sectores empresarios. El silencio presidencial aumentó la incertidumbre.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 23/05/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


En la Capital Federal y el conurbano bonaerense hay cuarentena para rato. A la ampliación de ayer hasta el 8 de junio seguirá seguramente otra que se extenderá hasta fin de mes. Los especialistas que asesoran al Presidente han dicho ya que se espera que los casos positivos de coronavirus comiencen a bajar recién hacia la segunda mitad del mes de agosto.

Los números de la última semana acentuaron la centralidad absoluta del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). Pero no solo eso fue lo que generaron esas cifras; también marcaron el comienzo de un enfrentamiento entre los gobiernos de Horacio Rodríguez Larreta y de Axel Kicillof. El dedo acusador partió desde la Provincia de Buenos Aires.

Las diferencias de criterio en el manejo de situaciones tan complejas como las del presente siempre existen y es válido discutir sobre ellas; pero lo que sucedió en estos días fue otra cosa: una acusación al jefe de Gobierno porteño de generar las condiciones para que la pandemia se expanda a ambos lados de la avenida General Paz.

Las cifras muestran que el aumento de casos en CABA es producto del incremento en la cantidad de testeos que se están haciendo, predominantemente en las villas 31, 1-11-14 y 21. Las condiciones de hacinamiento en las que viven sus habitantes hacen de imposible cumplimiento las recomendaciones del aislamiento social preventivo. Es verdad que el gobierno porteño demoró su llegada a esos lugares. Grueso error. Pero hay que decir que lo mismo le cabe al gobierno bonaerense: los testeos en los llamados barrios populares empezaron tarde.

Resulta desconcertante que, ante esta circunstancia, el Presidente y el ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, no hayan buscado amalgamar un criterio de trabajo común. Argentina es la nación que tiene una de las cuarentenas más largas del mundo. Eso es consecuencia de la acertada decisión de AF de imponer el aislamiento social preventivo tempranamente.

Ahora, lo que está faltando son las medidas concomitantes para hacer la cuarentena vivible. Y esto es algo que el Presidente minimiza permanentemente. Lo hace con pose de ofendido. Parece que hablar de los efectos colaterales de la pandemia es una apostasía.

Efectos colaterales. Este acápite corresponde a un rubro de creciente impacto psicofísico, socioeconómico, sanitario y político. Ansiedad, depresión, insomnio, irritabilidad y mayor consumo de alcohol son algunas de las consecuencias psíquicas de la cuarentena. Las socioeconómicas –cierre de comercios y fábricas, caída de los salarios e impagos, falta de comida en las zonas marginales– son producto de la brutal caída de la actividad económica.

Las afectaciones médicas tienen que ver con una combinación muy riesgosa en la que se observan situaciones de gente que tiene miedo de concurrir a los hospitales y centros médicos privados y, a su vez, de indicaciones desde esas mismas instituciones para que los pacientes no concurran a la consulta en caso de que los síntomas que experimentan no correspondan a los del coronavirus.

Esto es algo que debe ser modificado de inmediato. He aquí, pues, el desafío: qué hacer para compatibilizar la cuarentena con estos hechos que forman parte de la vida misma. Es propio de esta Argentina atravesada por la grieta pensar este desafío en términos de procuarentena y anticuarentena. La antinomia anula cualquier posibilidad de discusión y de evolución. Esto ha sido ya repetido hasta el cansancio. Por eso es increíble que no se aprenda.

Al borde del default.

La renegociación de la deuda navega por aguas procelosas. El Gobierno está convencido de que está haciendo todo bien. Sus acólitos, también. Cree que la pandemia le juega a su favor. La actitud del gobierno de los Estados Unidos y del Fondo Monetario Internacional de un supuesto apoyo a la Argentina da vuelo a esas ilusiones.

La actitud y la estrategia del ministro de Economía, Martín Guzmán, son objeto de controversias no solo desde sectores opositores e independientes. Se lo critica desde las entrañas del oficialismo por su dogmatismo, al que agrega cierta cuota de soberbia. Sin embargo, su poltrona es intocable. El Presidente lo sostiene con convicción y firmeza.

Muchos de los que conocen al detalle los números y los vericuetos de la negociación sostienen que el Gobierno no lo está haciendo bien. Observan que hay una buena predisposición de los acreedores de antemano que está siendo desaprovechada, circunstancia que achacan a la existencia de restricciones internas políticas dentro del oficialismo que dificultan peligrosamente las gestiones.

La oferta que se hizo es de 46 dólares cada 100, mientras los acreedores reclaman entre 58 y 62 cada 100. No se está tan lejos, a pesar de que esas diferencias representan miles de millones de dólares.

No es ese aspecto de la economía el único en el que reina un estado de confusión. En lo que respecta a lo vernáculo, las cosas no son muy diferentes. El proyecto de la diputada Fernanda Vallejos –apoyada por el ministro de Trabajo, Claudio Moroni– de incorporar la participación del Estado en las empresas que pidieron ayuda al Gobierno es producto de la miopía intelectual que producen los ideologismos. “Espanto” es la palabra que define la reacción que la sola enunciación de esta iniciativa produjo en todos los sectores empresariales.

Algunos ya han hecho saber que, si esto prospera, procederán a cerrar dejando un tendal de gente en la calle. ¿Imagina alguien al Estado manejando las decenas de miles de empresas que han pedido ayuda al Gobierno para poder subsistir? La diputada ha dicho que esto nada tiene que ver con la confiscación. Nadie le cree.

Lo grave no es solo que existan iniciativas como estas sino también el silencio del Presidente, que no hace más que generar mayor incertidumbre acerca del presente y el futuro de Argentina, el país del mañana mejor que nunca llega.