Doble comando. Ex presidenta en funciones…
Banco central, Miguel Pesce. Dibujo: Pablo Temes
Hoy la vice subordina la gestión gubernamental a sus intereses y necesidades. El presidente formal es quien los instrumenta.
© Escrito por Nelson Castro el sábado 19 de Septiembre de 2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
El rol de la
presidenta era el de ejecutora de esas decisiones. Así fue como se acuñó desde
esta columna el término de “ex presidente en funciones”, que reflejaba con
precisión el papel protagónico del Dr. Kirchner y describía lo que, en la
práctica y con todas las letras, era la existencia de un gobierno bicéfalo. El
Dr. Alberto Fernández –en su condición de jefe de Gabinete– fue testigo directo
de aquella situación que muchas veces le generó incomodidad.
Revival. Como una
muestra más de una Argentina condenada a repetir su pasado, asistimos en estos
días a un inquietante revival de esa circunstancia siempre compleja. Hay hoy
una vicepresidenta que asume el papel de una verdadera “ex presidenta en
funciones”, que subordina los lineamientos de la gestión gubernamental a sus
intereses y necesidades, y un presidente formal que las instrumenta.
Como ideóloga de
este gobierno –la candidatura presidencial de Alberto Fernández le pertenece–,
CFK llegó al poder con tres objetivos esenciales: impunidad, venganza y la
consolidación de su proyecto político.
Esta semana hubo
dos medidas que reflejaron con claridad la implacabilidad con la cual se va
articulando la implementación de ese plan: la primera –en busca de impunidad–
fue la remoción de los jueces Pablo Bertuzzi, Leopoldo Bruglia y Germán
Castelli; la segunda –a modo de venganza–, la profundización del recorte de los
fondos coparticipables a la Ciudad de Buenos Aires, una medida que busca
perjudicar la gestión de Horacio Rodríguez Larreta y dañar sus eventuales
chances electorales futuras.
Por los despachos
de los jueces trasladados circulaba, entre otras, la causa de “los cuadernos de
Oscar Centeno” que complica a la vicepresidenta así como también a muchos ex
funcionarios de su gobierno y a importantes empresarios.
El recorte de
fondos a la Capital Federal y su reasignación a la provincia de Buenos Aires
busca darle aire a la gestión de Axel Kicillof, cada vez menos querido por los
intendentes peronistas, hecho fundamental para el proyecto de permanencia en el
poder de CFK.
Sembrando
vientos. “Hay un problema más político que económico, de falta de
conducción. No es que no hay un plan, sino demasiadas ideas y no hay unidad de
criterio”, decía una voz kirchnerista que se quejaba además por la falta
absoluta de articulación entre los ministerios y las secretarías del gabinete
nacional. Nada que sorprenda ya que, en el reparto del poder entre CFK y
Alberto Fernández, hubo un loteo: A los ministros los nombró el Presidente y a
las segundas líneas, la vicepresidenta.
En todos los
pasillos del Gobierno se conocen los enojos manifiestos de CFK por causa de la
forma como AF está llevando adelante la gestión. El mensaje de Eduardo
Duhalde –“el Presidente está grogui, como lo estuvo De la Rúa y como lo
estuve yo durante varios meses de mi presidencia”–, que produjo impacto y mucho
enojo en la Casa Rosada, no fue casual. Uno de los tantos personajes que
pululan por el universo K, quien suele reunirse no menos de dos veces por
semana con la vicepresidenta, afirmó que está inquieta por la desvaída gestión
presidencial y “no se va a inmolar con Alberto” (sic).
La asignación directa
a Kicillof de los fondos quitados a la Ciudad de Buenos Aires generó malestar
en los gobernadores del peronismo. Ellos habían recibido promesas de dineros
que no llegaron. Por eso están molestos. Por eso ahora salen con esta idea de
sacarle más fondos a Capital. Fue todo para Kicillof y ellos también querían
recursos. Hay una tensión latente que, a causa de la pandemia y porque gobierna
el peronismo, no estalla. Quien está a cargo de instrumentar este “nuevo
federalismo” es Silvina Batakis, funcionaria ultra K que supo ser ministra de
Economía de la provincia de Buenos Aires durante el gobierno de Daniel Scioli.
El impuesto PAIS
no se coparticipa, la emisión monetaria que es más grande que la masa
coparticipable, tampoco. Los gobernadores tienen mucho oficio y avidez de
fondos para hacer lo que quieran.
Por eso el
Presidente debió improvisar su discurso en la provincia de San Juan prometiendo
una discusión a futuro sobre la coparticipación federal.
En tanto, las
medidas económicas adoptadas por el Gobierno auguran males mayores. Hay un
problema político severo que daña la credibilidad del Gobierno. Esto explica
por qué, habiendo logrado una renegociación exitosa de la deuda con los
acreedores privados, no hubo ninguna reacción positiva de la economía.
La gente sale a
comprar dólares cuando ve que en el futuro todo es incertidumbre.
La manera cómo se
adoptó la medida habla de las pujas internas entre el ministro de Economía,
Martín Guzmán, y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce.
Pesce ofreció su
renuncia si no se tomaba alguna resolución que frenara la salida de dólares.
Dijo que no iba a cuidar una caja que quedaba vacía. Y se tomó esta decisión de
profundizar el cepo.
El ministro
Guzmán quedó expuesto para afuera con las declaraciones que dio el domingo que
iban en sentido absolutamente contrario del que se tomó. Él no estaba de
acuerdo. La última palabra la tuvo el Presidente, que medió y se inclinó por
esta medida que no tuvo las repercusiones esperadas: el Banco Central sigue
perdiendo dólares.
Lo que es cierto
es que para cambiar el flujo de dólares, que en lugar de seguir saliendo,
frene, y que el superávit comercial quede en las reservas del Banco Central,
hay que dar señales que generen confianza. Pero, si al campo se le pide que
liquide la soja y se le paga un dólar de 50 pesos, no hay posibilidad de nada.
Los productores ahorrarán en soja y seguirán faltando dólares. La
inconsistencia macroeconómica se agrava. Con esto no se ordena nada.
El anecdotario
referido de las contradicciones de Alberto Fernández respecto del cepo fue
profuso en la semana. Sus declaraciones del pasado reciente criticando
duramente tanto el cepo de CFK como el de Macri produjeron en algunos asombro.
En realidad, ya nadie debería sorprenderse de escuchar estas volteretas del
Presidente. El poder produce estas cosas de las que seguramente habrá más
–muchas más– a lo largo de este gobierno.