sábado, 29 de septiembre de 2012

Mi Amigo Huracán... De Alguna Manera...


Mi Amigo Huracán…

Primer escudo del Club Atlético Huracán, 1908, Buenos Aires, República Argentina.

Acá estoy, sentado en el colectivo, mirando por la ventanilla como algunas personas corren por llegar a destino, otras caminan sin ninguna otra preocupación que comprar comida, o tal vez, ropa o alguna necesidad material que logre satisfacer sus deseos más urgentes. ¿Yo?, voy camino hacia el hospital, un tanto preocupado y a la vez impaciente por llegar a mi destino. Ayer me enteré de que un amigo cayó bajo, toco fondo, que venía trastabillando en las últimas semanas hasta que finalmente tuvo que ir a parar al hospital. Ese amigo que voy a visitar se llama Huracán.

En la parada de la esquina bajo y giro hacia la derecha para caminar cuadra y media y llegar al hospital. Mientras voy caminando miro el cielo completamente nublado, con nubes oscuras, cuervas, negras de tormentas, de esas que en cualquier momento te escupen una lluvia torrencial que te hacen correr como loco para cualquier lado seco o reparo. Ya cerca de mi destino empiezo a ver gente, mucha gente arropada con esos colores inconfundibles como lo son el blanco y el rojo, esos colores que pintan la pasión, la locura, que nos identifica de los demás. Entro al hospital.

Adentro, veo más y más personas con los colores, pero esta vez el grado de ánimo es bajo, deprimente, observo caras largas, escucho llantos. En una esquinita de la sala de recepción hay personas rezando, en otra hay personas calladas, silenciosas, dolorosas; sigo caminando y la desesperación me empieza a invadir hasta llegar a perderme en el viejo hospital, le pregunto a una joven con cara muy triste: ¿Sabés en que habitación está?, ¡Si, en la habitación 73! me contesta con voz bajita. Camino y camino, veo la hora y pienso en que llegue justito para el final del horario de visita, capaz me dejen verlo me pregunto, aunque sea dos minutitos, algo.

Llego a la habitación 73, veo salir 3 amigos, jóvenes, medio entre llantos y caras de esperanza y les tiro una pregunta al aire, ¿Y, como está?, uno me contesta, ¡pasó rápido, porque va a venir la enfermera y no va a dejar entrar a más nadie!, entro.

Ya en la habitación 73 lo veo…postrado en una cama, cara pálida, enferma, me quedo un rato paralizado al verlo en semejante situación, miro para todos lados, busco respuestas a ninguna pregunta que me hice todavía, no sé, habrá sido el shock de verlo desmayado, con los ojos cerrados pero vivos, con el corazón lastimado pero aun latiendo muy fuerte, no lo sé, mi cuerpo se mueve involuntariamente hacia él, camino un par de pasos, me siento en la silla al costado de su cama y le tiro una pregunta, ¿Me escuchas?, no hubo respuestas, ahí es cuando empiezo a perder una lagrima, dos quizás tres, y le tomo la mano izquierda.

- ¿Qué te hicieron globito?, ¿Quién o quiénes fueron los cara duras que te llevaron a esta realidad?, ¿Cómo es que la suerte te es esquiva, te es casi nula?-, no me contesta, silencio, solo el ruido del respirador bastante fuerte, entonces apoyo la oreja hacia el aparato que lo ayuda a mantenerlo vivo, y alcanzo a escuchar voces, escucho:

Globo, globo de mi vida, vos sos la alegría de mi corazón ♫♪...


Me doy cuenta que el respirador es lo único que lo mantiene con nosotros, y ahí empiezo a temblequear, se me empieza a erizar la piel, me sudan las manos, largo un llanto aborbotonado, contenido, sufrido, reprimido, y le hablo.

Aunque no me contestes, yo sé que me escuchas Huracán, decime; ¿pensáis darte por vencido? ¿Vas a tirar más de 100 años de historia, de alegrías, de momentos inolvidables y otros no tantos, pero en fin tanta vida? ¿Y si te vas, que hago yo? ¿Que hacen ellos? ¿Qué van a hacer esas caras inundadas de llantos, de esperanza por verte salir de esto, que han copado la sala de espera, la sala de recepción, y coparían cualquier sala de lo que sea del viejo hospital del barrio?, quiero decirte que no estás solo, que ellos están, que yo estoy, todos estamos unidos para verte mejor, la vieja esperanza del principio del siglo pasado por verte grande, más grande que nunca, nos ha llenado de fuerzas que te las estamos mandando en cada partido, en cada minuto. Abrí los ojos y decime que no te rendís, que seguís fuerte a pesar de la marea en contra, que a pesar de que te robaron, te ultrajaron, te manosearon tantas mentes huecas y sin pasión, todavía tenés fuerzas para levantarte y pelear. Yo sin vos, no sería yo, sería una cosa más entre todo, largaba emocionalmente yo… ¡cuando de repente!, llega la enfermera y me avisa que se termina el horario de visita.

Medio entre empujones trata de sacarme de la habitación y yo le tiro a mi amigo Huracán un consuelo: ¡Globo, mañana voy a venir otra vez, y el domingo voy a la cancha, voy a demostrarte que en las malas estamos muchos más! Salgo de la habitación 73.

Muchas personas se habían ido, y otras aun seguían firmes, pensé que tal vez se trataba de algún caso de fidelidad o abandono, pero no me preocupé, porque yo sé lo que siento, yo sé el amor que tengo, yo sé la fidelidad que le tengo a mi amigo Huracán. Salgo del hospital, me prendo un pucho y empiezo a recordar el sonido del respirador artificial, ¿Cómo era?:

Globo, globo de mi vida, vos sos la alegría de mi corazón ♫♪♫

© Escrito por Maximiliano (JuJu) y publicado en patriaquemera.com el viernes 28 de Septiembre de 2012.

La reina está desnuda... De Alguna Manera...


La reina está desnuda...

Foto: http://www.embelezzia.com

Florencia estudió Dirección de Cine en la New York Film Academy. Y a sus padres les costó la friolera de 42 mil dólares A.d.C. (que no significa “antes de Cristo” sino “antes del cepo o del corralito verde”, como usted prefiera).

Juan Ignacio Maquieyra tuvo que pagar 40 mil dólares para hacer una maestría en la Escuela de Gobierno de Harvard. En este caso, fue becado en 26 mil, gracias a que se recibió como licenciado en Ciencias Políticas con medalla de oro (9,19 de promedio). Los restantes 14 mil los pudo afrontar sumando la venta de su autito, un préstamo de un amigo y los ahorros de su trabajo con Esteban Bullrich en el gobierno macrista.

Florencia dejó las filmaciones en la Gran Manzana el día que murió su padre y después no volvió porque se quedó a acompañar a su madre, ambos presidentes de la Nación con un patrimonio compartido superior a los 79 millones de pesos.
Apenas tiene 22 años cumplidos y en 2008 se quedó libre y tuvo que rendir todas las materias en diciembre para poder terminar el secundario. La propia Presidenta, Cristina, tuvo que cortarle el acceso a internet para que se ocupara más de sus estudios. Pasó fugazmente por la militancia camporista y hoy tiene un perfil mucho más que bajo.

Juan Ignacio tiene 25 años, nació en General Pico, La Pampa, y tuvo los 15 minutos de fama que proclama Andy Warhol cuando le preguntó a la Presidenta sobre si pensaba buscar una nueva reelección. Disfrutó porque junto a sus compañeros lograron su objetivo de alentar a través del debate y la polémica el pensamiento diverso. También con Sebastián Piñera y Dilma Rousseff se había levantado polvareda por las consultas críticas de los alumnos. Pero nadie se había enojado tanto como Cristina, según contó Federico Sturzenegger, presidente del Banco Ciudad y profesor de esa prestigiosa universidad durante tres años.

Juan Ignacio no se ofuscó. Pero pudo palpar el malestar de sus compañeros, sobre todo de otros países, por la manera agria y altanera con que Cristina los maltrató. Sobre todo con sus referencias a lo caro que estaba Harvard y esa actitud chicanera de mirarlos con sospecha por estar estudiando en ese lugar de “ricos”. Entre los varios sincericidios que cometió la Presidenta en Estados Unidos, los más impactantes fueron los relacionados con el dinero. Es un tema que no logra procesar. Sus juicios son variables y antagónicos según de qué lado de los billetes esté ella. Por eso, no solamente se olvidó de lo que les costó Florencia en su abortado desembarco en el cine. También dijo que su fortuna se debía a su exitosa carrera como abogada y generó respuestas de todos los colores recordando la forma en que el matrimonio hizo sus primeros millones y cómo los multiplicó luego desde la función pública. 

El recuerdo más amargo, sin duda, es aquel famoso diálogo con el ex diputado Rafael Flores, defensor de los derechos humanos y de presos políticos. El estudio Kirchner facturaba muy bien ejecutando deudas. Gente sencilla que no podía pagar la cuota del televisor o del auto o de su casa (por la tristemente célebre 1.050, una ley de la dictadura). Flores defendía a la madre de un futuro diputado y abogado que fue primero amigo y luego enemigo íntimo de los Kirchner. Flores y Cristina eran compañeros de militancia en el peronismo y en la juventud universitaria de La Plata. Flores creía que el intento de quitarle la casa a su clienta era un despojo inhumano y usurero y se extralimitó en sus palabras en un escrito. Un día en tribunales se cruzó a Cristina y le preguntó si era necesario caer en ese tipo de legalidades no dignas de un militante popular.

—Mirá, Rafa, nosotros queremos hacer política en serio y para eso necesitamos platita.

Hoy, ese concepto egoísta, más cercano a dos abogados de la abundancia que a dar la vida por el socialismo nacional, generaría rechazo. ¿Se imaginan lo que significaba esa posición mercantilista y mezquina en aquella época de utopías? Los jóvenes peronistas se dividían en cuatro, igual que Eduardo Galeano etiquetó a los argentinos: enterrados, encerrados, desterrados y aterrados. Los izquierdistas en muchos casos se proletarizaban. Jóvenes de clase media iban a trabajar a las fábricas o al campo para vivir en carne propia lo que habían aprendido en los libros de Cooke y Lenin. “Hacer plata” era una actividad reservada para burgueses y enemigos.

En ese choque de realidad y fantasía que Cristina tiene con el dinero, siempre tuvo una actitud distinta que Néstor. El jamás gastó un peso en sus pilchas ni le gustaba aparentar con una casa lujosa. Ella se tiraba la plata encima en carteras, zapatos y accesorios de alta sofisticación internacional. Tal vez por eso no termina de entender qué es lo que está pasando con el dólar. Primero dijo que el cepo era un invento de los medios. Más o menos la misma mentira que decir que habla con los periodistas (algo que comentaremos mañana) o que Perón era un radical que nació en Inglaterra. Después atribuyó a la codicia y la especulación la fiebre por el dólar de los argentinos, sin tener en cuenta dos cosas:

1) Con Lavagna ministro, Prat-Gay titular del Banco Central y Néstor presidente, la gente ahorraba en pesos. No había inflación que obligara a todos a refugiarse en otra moneda.

2) Fue Néstor quien compró dos millones de dólares, algo inédito para un presidente, mientras Martín Redrado mandaba en el Central y sospechaba de cierto tráfico de información privilegiada.

Cristina mostró su verdadera cara en EE.UU. Francisco Quevedo podría haber dicho que don dinero es un poderoso caballero. Un niño de un cuento de Andersen podría denunciar: “La reina está desnuda”.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el vienes 28 de Septiembre de 2012.

 Expuesta. Durante su periplo estadounidense, la Presidenta mostró varias de sus peores caras.


jueves, 27 de septiembre de 2012

¡¡¡Feliz Cumpleaños De Alguna Manera!!!


2007 - 22 de Septiembre - 2012

5º año...

Siete Veces Siete... De Alguna Manera...


Siete años distintos pero iguales...

Como aquellos sobrevivientes de tragedias colectivas o de situaciones personales límite, Diario PERFIL siente que nació dos veces. El primer parto fue en mayo de 1998, se publicaba todos los días y cerró sus ojos a los tres meses, víctima dolorosa de ambiciones propias y ajenas. Pasaron siete años para que PERFIL volviera a ver la luz, en septiembre de 2005, en formato dominical y al que la aceptación de lectores y anunciantes lo llevó a sumar luego la versión de los sábados. Esta edición conmemora los siete años de aquel renacimiento, lapso en el que algunas cosas cambiaron y otras no tanto.

Por entonces el kirchnerismo ya llevaba un bienio en el poder. Néstor ya había abrazado la defensa de los derechos humanos (como no lo había hecho nunca antes en dictadura o en democracia) con dos elementos simbólicos impactantes: pidió perdón por el terrorismo de Estado y le hizo descolgar al jefe del Ejército el cuadro de Videla del Colegio Militar.

En lo social y económico, ya se habían dado varios pasos para “salir del infierno”. La reestructuración de la deuda externa, con una quita histórica, entreabría una puerta más esperanzadora. Igual, el arquitecto de la salida del default –Roberto Lavagna– sería eyectado como una de las primeras señales de que los Kirchner no toleran mucho la autonomía: lo reemplazó Felisa Miceli, la bolsera.

Miceli fue una de las contadísimas funcionarias que cayeron por una investigación periodística. Y no debe haber sido casual que se publicara en PERFIL, con la autoría de Jorge Lanata. Por aquel entonces, a Lanata no dejaba de sorprenderle que sus muy buenas notas no fueran tenidas en cuenta por otros medios. Ya no le pasa: Clarín se encarga de propalarlo por todo su imperio mediático.

Aquellos eran otros tiempos. Kirchner y Clarín eran amigovios, con uso y abuso de favores procaces: negocios a cambio de trato privilegiado. Para aquel kirchnerismo no había periodismo hegemónico, monopolio ni Papel Prensa apropiado, y Héctor Magnetto era bien recibido en Olivos. Para aquella versión clarinesca de la vida, la corrupción K no existía, TN era Todo Positivo y el Grupo no se cansaba de dar primicias a favor del oficialismo.

Salvo PERFIL, ningún diario protestaba por el manejo arbitrario y discrecional de la publicidad oficial, ni tampoco de la discriminación informativa a la que este periódico era sometido por el Gobierno. El eterno demócrata y dialoguista Alberto Fernández, entonces Jefe de Gabinete, era el entusiasta celador de la segregación, junto al magnate Enrique Albistur.

Con semejante escenario, se entiende por qué hasta ahí aún no surgía el enorme y millonario andamiaje de medios paraoficiales que pululan hoy. Sólo PERFIL (y la revista Noticias) relataban las andanzas de personajes por entonces desconocidos, como Julio De Vido, Cristóbal López, Lázaro Báez, Rudy Ulloa y tantos otros.

Los tiempos han cambiado, pero PERFIL no: sigue haciendo periodismo.

© Escrito por Javier Calvo, Jefe de Redacción de Perfil y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 22 de Septiembre de 2012.










Bajar un cambio... De Alguna Manera...


Bajar un cambio...

El aval oficial. Jefe de Gabinete Abal Medina. Dibujo: Pablo Temes.

Señales de mesura que hace tiempo que no se ven. ¿Toma de conciencia o mero espejismo?

Los ecos del ruido de las cacerolas que se escuchó a lo largo y a lo ancho del país hace poco más de una semana, siguen resonando en los oídos del Gobierno. En el cenáculo del poder todavía no se reponen de la sorpresa –desagradable para el kirchnerismo duro– que les causó una manifestación a la que primero minimizaron y después despreciaron. Sin embargo, luego de las horas de furia que se vivieron en la Babel de Olivos, en los “Aló Presidenta” de esta semana Cristina Fernández de Kirchner tuvo una actitud de mesura que hacía tiempo no se le veía.

Hay una realidad indiscutible: sin el apoyo de la clase media es imposible que el Gobierno pueda siquiera acariciar el sueño de la re-reelección. Y ése es un tema que tuvo una presencia muy fuerte entre las consignas principales que acompañaron al ruido de las cacerolas. Uno de los efectos de esos sonidos fue el rugir de las internas que comienzan a hacerse notar al interior del Gobierno. La Cámpora es un factor de irritación creciente dentro del peronismo que acompaña a la Presidenta. Amado Boudou es otro. Así, lo que se observa por estas horas es la progresiva apertura de líneas de confrontación impensadas para el oficialismo hace poco menos de un año, a pesar de lo cual el Gobierno no cede ni un milímetro en esa línea que conlleva un nivel de conflictividad y un culto a la personalidad como hacía años que no se veía en la Argentina.

Una de las herramientas de esa estrategia es Fútbol para Todos –en algún día futuro, el desprolijo manejo de las ilimitadas sumas de dinero público que allí se malgastan obligará a varios de sus responsables a trajinar los pasillos de los tribunales de Comodoro Py–. Quienes siguen los partidos del desvaído torneo de primera división han notado ya que ahora no sólo se difunden las obras del Gobierno sino que, además, en cada tanda aparece un fragmento que reproduce un extracto de algún discurso de Fernández de Kirchner. A ello hay que agregarle la seguidilla de cadenas nacionales y “Aló Presidenta” con anuncios que, a fuer de ser tan numerosos, terminan desnudando las contradicciones y el nivel de improvisación que exhibe el Gobierno. Entre los casos más resonantes de las últimas semanas están el del Polo Audiovisual en la para la Presidenta desconocida y deshabitada isla Demarchi –asunto que ha abierto un conflicto que el Gobierno jamás imaginó y que habrá de recalentar las de por sí malas relaciones con el sindicalismo moyanista y con la CTA que no responde a Hugo Yasky– y el proyecto sobre las limitaciones a las indemnizaciones laborales que ha descolocado al diputado oficialista Héctor Recalde, quien siempre sostuvo posturas opuestas a las consagradas en el proyecto gubernamental.

En este punto es preciso hacer también una mención acerca del panorama que ofrece la oposición hacia la que también estuvo dirigido el ruido de las cacerolas. Por lo que se ha observado hasta aquí, los opositores tampoco han comprendido el mensaje. Quienes allí fueron no les demandan postulaciones, sino propuestas; reclaman que los opositores se despierten de su sueño de intrascendencia que parece no tener fin y se organicen para acordar proyectos factibles que se comprometan a cumplir. Les exigen una responsabilidad de la que hasta aquí, muchos han carecido. Dentro de ese océano en el que abunda la pelea por la nada –las diputas internas del PRO que se visualizan en el ir y venir a ningún lado de Gabriela Michetti son un ejemplo entre tantos– queda expuesta también la hoguera de vanidades en la que sus protagonistas consumen un tiempo al que le deberían dar un uso mejor. Está claro, con todo, que es dentro del peronismo desde donde se está armando la oposición más fuerte al proyecto con aires de chavismo que la Presidenta tiene decidido llevar adelante. Ahí ahora hay dos líderes fuertes: uno es José Manuel de la Sota; el otro, Hugo Moyano. La perspectiva presidenciable de De la Sota –algo inimaginable hacía diez meses– comienza a despuntar de a poco. De la Sota sabe que su relación con la Presidenta no tiene retorno. Por lo tanto, va a jugar fuerte. Para llevar adelante esta iniciativa, sabe también que, sea como fuere, tiene que blindar su provincia para hacer frente a los embates económicos que sufrirá por parte de la Casa Rosada. Su ministro de Finanzas, Angel Mario Elettore, le ha dicho a De la Sota que tiene caja para aguantar hasta marzo. De ahí entonces que el gobernador esté abocado a buscar la fuente de recursos que le permita asegurarse los fondos necesarios para pagar sueldos, aguinaldos de los empleados públicos y haberes jubilatorios. Si no logra este objetivo, su proyecto no tiene destino.

La Cámpora es un factor de creciente conflictividad dentro del peronismo. “Estos muchachos sin historia de militancia vienen también por nosotros; pero no puedo decir nada porque si lo hago, me dejan sin la plata de la Nación, y sin esos fondos no hay gestión posible”, se quejaba hace unos días un gobernador de una provincia cuyana que en público hace del sí cristinismo un dogma. La organización que tutela Máximo Kirchner, que hace uso de los recursos públicos sin ningún pudor, sigue desarrollando una tarea sistemática de cooptación en las escuelas secundarias. Dentro de ese plan está la presión que el Gobierno está ejerciendo para sacar la Feria del Libro de La Rural a fin de llevarla a Tecnópolis. Allí se aprovecharán las visitas de las escuelas para descargar toda la propaganda política apologética de Néstor y Cristina Kirchner, con la idea de obtener el voto de los estudiantes de 16 y 17 años que habrán de sufragar por primera vez el año que viene. El kircherismo no tiene límites.

Por eso produjo alguna sorpresa una de las frases pronunciada por Cristina Fernández de Kirchner en su último “Aló Presidenta”. Concretamente fue la que le dedicó a Mauricio Macri cuando le pidió que “bajara un cambio”. ¿La Presidenta estará dispuesta a hacer lo mismo?

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 22 de Septiembre de 2012.