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domingo, 31 de julio de 2022

Se acabaron las fichas… @dealgunamaneraok...

 Se acabaron las fichas… 

De reojo. Sergio Massa. Dibujo: Pablo Temes. 

La llegada de Sergio Massa muestra que el Presidente claudicó. Concluyó así un golpe institucional nunca visto. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 30/07/2022 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 


Luego de la renuncia de Martín Guzmán, ni Alberto Fernández ni su jefa política, la expresidenta en funciones, estaban convencidos de darle las riendas del gobierno al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa. Silvina Batakis no fue la persona deseada para encarrilar la economía sino que fue la única que dijo sí en el aquelarre que se vivió a comienzos de julio, durante el fin de semana en que Martín Guzmán renunció a su cargo. 

El plan Batakis fue un fracaso causado por la resistencia de Alberto Fernández al ingreso de Massa al gabinete, que terminó convirtiéndose en una bomba que estuvo a punto de hacer implosionar al Gobierno. No quedó otra opción, pues, que acudir a Massa. Ningún economista de renombre y prestigio aceptó subirse a este Titanic. CFK y AF tuvieron que dejar sus miedos de lado y ungir al presidente de la Cámara de Diputados como un ministro de Economía con poder para manejar las otras áreas vinculadas a su cartera. Para el tigrense es un trampolín de cara a la elección presidencial de 2023 y, para las dos cabezas del Ejecutivo, un competidor que, con muy pocos logros, podría volverse serio. Un detalle sirve para definir la psicología del flamante ministro: en la tarde noche del jueves, alguno de sus colaboradores se comunicaban vía WhatsApp con las redacciones de algunos canales para quejarse de que en los zócalos no se lo trataba con el título de “superministro” (sic). 

¿Qué ocurrió entonces para que aceptaran poner tanto en juego? 

La primera señal de alarma llegó desde Washington. Un economista que conoce la idiosincrasia del poder económico fue contundente: “Se dieron cuenta de que Batakis tenía buenas intenciones pero también fue claro para ellos que carecía de la pericia técnica para manejar una situación extrema y que no tenía un plan”. 

Una agonía premeditada 

La segunda alarma fue más bien un baldazo de agua fría. El encuentro del pasado miércoles del Presidente con los gobernadores fue definitorio. Fernández intentó reunirlos luego del encuentro de los jefes provinciales en el CFI. El desaire fue total. “Le dieron vuelta la cara y le marcaron la cancha como nunca antes. Le advirtieron que ya no tenía margen de maniobra y que no estaban dispuestos a caer con él”, aseguró el asesor de uno de los mandatarios fuertes del norte argentino. A Alberto Fernández no le quedó más remedio que claudicar y aceptar el plan Sergio Massa, a quien no todos los mandatarios provinciales del peronismo quieren. Hasta el momento, no hubo una catarata de apoyos públicos hacia el tigrense. 

Al Presidente se le acabaron las fichas. Está terminado. Le queda un puñado de funcionarios de confianza en todo el Gobierno: Santiago Cafiero, Juan Manuel Olmos, Claudio Moroni, Vilma Ibarra y Gabriel Katopodis. Vilma Ibarra está en la mira de Cristina Fernández de Kirchner, quien nunca le perdonará las críticas que escribió sobre ella en su libro Cristina versus Cristina. 

Las señales son claras y muestran la realidad. En la tarde del jueves fue el propio Massa quien visitó en su despacho del Senado a CFK. Ambos se conocen de memoria y no confían el uno en el otro. “Si Massa levanta el perfil y hace dos pases seguidos bien, cuando aparezca la primera encuesta de imagen que señale su crecimiento, CFK le clavará el aguijón y comenzará una nueva disputa de poder. Por más que los títulos de los diarios sean rimbombantes, lo único que tenemos por delante es un nuevo reloj de arena que le sirve al oficialismo para llegar más cómodo a fin de año”, resumió un peronista de la Cámara de Diputados. 

Cristina se puso a gobernar 

“Batakis se había reunido con la cúpula del FMI y a su regreso la esperaron con un portazo. Esas desprolijidades bien argentinas en el exterior tendrán consecuencias, por más disfraz de superministro que se calce Massa. Para el mundo es uno más”, aseguró un operador económico internacional que conoce de cerca esa dinámica.

Lo de Daniel Scioli fue el otro gran papelón. Luego de afirmar entre sus pares que “el Ministerio de la Producción estaba hecho a su medida”, tuvo que hacer las valijas para volver a la embajada en Brasil. 

Por si esto fuera poco, el FMI desmintió una información difundida por el Gobierno que indicaba que Alberto Fernández le había comunicado telefónicamente a Kristalina Georgieva la decisión de nombrar a Sergio Massa como nuevo ministro de Economía. Una infantilidad negligente. Esa conversación nunca existió. Lo notable es que esa información falsa fue filtrada por el propio AF. 

Massa y su entorno están muy activos operando en círculos mediáticos que les son afines. Desde ahí dejaron trascender algunas de las medidas que anunciaría el miércoles próximo. Algunos de los economistas a los cuales consulta ya han salido a aclarar que de ninguna manera piensan incorporarse al Gobierno. 

Un gobierno sin rumbo 

El nuevo ministro quería tener también bajo su órbita la AFIP y el Banco Central. CFK le dijo que no. El dato no es menor. Uno de los ejes del manejo del área económica es la política monetaria, que depende directamente del BCRA, cuyo presidente, Miguel Pesce, supo tener encontronazos frecuentes con el ex ministro Guzmán. De hecho, este fue un asunto que estuvo entre las causas que lo llevaron a renunciar. Pesce viene sosteniendo a rajatabla que no es necesaria una devaluación. Sin embargo, todos los economistas a los que Massa consulta piensan exactamente lo contrario. La idea de darle al campo un dólar de exportación equivalente al dólar bolsa representa una devaluación. 

Otra área clave que no manejará Massa es la de energía. Se habla de que, a causa de la buena relación que el tigrense tiene con Máximo Kirchner, no habrá allí sobresaltos. Lo cierto es que la segmentación tarifaria, medida necesaria para reducir los subsidios y bajar el déficit del Estado, llevará un largo tiempo y estará cargada de un enfoque ideológico que generará conflictos. 

Culmina así un proceso que ha representado un golpe institucional nunca visto en la historia de la Argentina. La que manda es la vicepresidenta. Alberto Fernández ha quedado reducido a ser una caricatura risueña de una mitología casera.



   

domingo, 4 de julio de 2021

El efecto Manes... @dealgunamanera...

 El efecto Manes...


Facundo Manes. “Estar o no estar...Esa Es la cuestión”. Dibujo: Pablo Temes.

La irrupción en el radicalismo bonaerense del científico puede ordenar la interna provincial.

El escenario al día de hoy es de PASOManes vs. Santilli. Por otra parte creemos que es el mejor mecanismo para poder llegar a la oferta electoral más competitiva”. Ésta es la última definición que ensayó una fuente de peso de la Unión Cívica Radical (UCR) que da por tierra con todos los intentos de llegar a una lista de unidad dentro de Juntos por el Cambio. 

La definición no es menor, teniendo en cuenta que desde el centenario partido se habían esforzado a lo largo de toda la semana en sostener y gestionar los apoyos para que Manes encabece una lista conjunta que aglutine a los dos o tres sectores en pugna, ya que en el PRO la disputa en Provincia sigue sin resolverse entre Jorge Macri y Diego Santilli.  

Por su parte, en el entorno del jefe de Gobierno porteño piden “desdramatizar la contienda”. Está claro que tienen un horizonte bien definido y que, desde hace rato, le han perdido el miedo a las primarias. La pregunta para ellos es más bien de mediano plazo, es decir, cuando llegue la recta final hacia el 2023 y haya que pesar los proyectos presidenciales de Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal cuya firme decisión de abandonar la provincia de Buenos Aires no deja de impactar.  

¿Qué le pasó a la ex gobernadora que pasó de definirse como “Orgullosamente bonaerense” a esta actitud que tiene aires de huida? 

Por estas horas, en la dura interna del PRO, la candidata a encabezar la lista de diputados en CABA es Vidal. A cambio, Patricia Bullrich pretende colocar en los primeros puestos a su gente. Dos de esos nombres son Fernando Iglesias y Gerardo Millman. 

En el radicalismo bonaerense, cuya estructura territorial y partidaria le permite hacer una demostración de fuerza cabal a cualquier coalición opositora que la contenga, reina un clima de entusiasmo que no se veía desde hace mucho. “Lo que no teníamos desde hace tiempo era una figura capaz de despertar el interés de los votantes no estrictamente radicales –que son muchos y están diseminados por todo el electorado– que quieren escaparle a la grieta. Hoy Facundo Manes representa esa posibilidad” –señala un integrante del partido que se ilusiona con lo que pueda venir. 

Jorge Macri y HRL se juntaron dos veces en la semana: una, el lunes por la mañana; la otra, en el mediodía del jueves. Por ahora están lejos de un acuerdo de unidad. Agendaron un nuevo encuentro para la semana que comenzará mañana. En cuanto a Manes, para el intendente de Vicente López el recién llegado a la política podría ser un factor que ordene las cosas en la interna provincial y haga posible evitar el enfrentamiento con Santilli, opción que, a estas alturas,  parece poco probable. ¿Los patitos en fila? 

El hecho político más significativo de estas últimas horas es la abdicación del Gobierno en su supuesta “cruzada por la dignidad” contra el laboratorio Pfizer. La intrincada y confusa explicación que, en la tarde del viernes, dio la secretaria Legal y Técnica de la Presidencia, Vilma Ibarra, para intentar justificar el cambio de posición del Gobierno respecto a la negociación con el laboratorio por la compra de la vacuna contra el covid-19, no hizo más que hacer evidente el encaprichamiento que llevó el oficialismo a rechazar un acuerdo que hubiese representado al país contar con ocho millones de dosis. 

¿Cuántos casos menos hubieran significado esas dosis? 

¿Cuántas muertes menos? 

La decisión no tuvo que ver solo con aspectos humanitarios y/o sanitarios, sino también electorales. La aparición de la cepa Delta, el amesetamiento del número de casos, el alto índice de fallecimientos –cada dos días mueren en la Argentina por covid-19 mil personas, lo que hará que en diez días la cifra de decesos llegue a cien mil– alejó la expectativa de alguna reactivación de la economía que le diera oxígeno al Gobierno.  

Lo único que le queda es la vacuna. Ahí estuvo la mano de Cristina Fernández de Kirchner quien, en la semana, apareció públicamente una vez más con el objetivo de alinear detrás de sí a sus predilectos. En realidad la palabra correcta que describe el accionar de la ex presidenta en funciones es auxiliar. Ordenar a los suyos, para volver a inyectar una dosis de épica discursiva, en la alicaída provincia de Buenos Aires. El escenario fue el relanzamiento del programa Conectar Igualdad que se llevó a cabo en el municipio de Lomas de Zamora. Martín Insaurralde y Axel Kicillof la miraban buscando su sonrisa cómplice ante cualquier intervención. El ministro del Interior Wado de Pedro observaba desde la tribuna. Hubo palos para la oposición por la deuda contraída; nada que sorprenda. Lo impactante fue no solo la reivindicación del bochornoso Plan Qunita, luego de que una fiscal de Justicia Legítima pidiera el sobreseimiento de los procesados Aníbal Fernández, Daniel Gollán y Nicolás Kreplak, borrando de un plumazo las pruebas aportadas en la instrucción, sino el “palo” para el gobernador de Tucumán, Juan Manzur, que fue ministro de Salud en el segundo gobierno de la Dra. Fernández de Kirchner.  

El otro “palo” se lo llevó el ministro de Economía, por quien la vicepresidenta ya no guarda afecto alguno. En fin, una CFK en estado puro que se adueñó de la escena para reavivar el ánimo en el distrito que concentra su base electoral. Claro que, entre tanto torbellino para hablar del programa Conectar Igualdad, el parloteo la llevó a distorsionar un relato sobre L-Gante que el rapero se vio obligado a enmendar. Nada que sorprenda. La fabulación y la mentira son la esencia pura del kirchnerismo. 

 

Producción periodística: Santiago Serra.






miércoles, 4 de noviembre de 2020

Escribe Cristina Kirchner… @dealgunamanera...

 Escribe Cristina Kirchner… 

"Boquitas Paspadas". Elisa Carrió. Foto: pablo temes

Las contradicciones atraviesan a las dos coaliciones que se disputan el poder. La debilidad de Alberto Fernández. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 31/10/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 


En el teatro, en el cine y en la ópera, la carta suele generar un momento de inflexión a través del cual la trama de la obra experimenta un cambio fundamental. Un secreto que se devela, una intención aviesa que se confiesa, un amor que se declara, una infidelidad que se descubre, un plan que se explica, una sospecha o un secreto a voces que se confirma, representan el espectro de las alternativas que plantean algunas de esas misivas que devinieron famosas. 

 

Carta. En la historia pequeña de la Argentina habrá un lugar para la carta que Cristina Fernández de Kirchner le envió a Alberto Fernández en la víspera del día en que se cumplieron diez años del fallecimiento de Néstor Kirchner. A lo largo de sus páginas y de su cuidada redacción se despliegan con amplitud los rasgos psicológicos de la personalidad de la ex presidenta en funciones. Aparecen allí el Hubris, la contradicción, la admonición y el rencor. A modo de muestra, veamos uno de sus párrafos, en el que se lee: “En este marco de derrumbe macrista más pandemia, quienes idearon, impulsaron y apoyaron aquellas políticas hoy maltratan a un presidente que, más allá de funcionarios o funcionarias que no funcionan y más allá de aciertos o desaciertos, no tiene ninguno de los “defectos” que me atribuían y que, según no pocos, eran los problemas centrales de mi gestión”. 

 

La confusión de conceptos de CFK es, una vez más, proverbial e inquietante. A lo que llama ella “maltrato” es a las críticas. Le cuesta aceptar que, por más duras que sean, son parte esencial de la democracia. ¡Como si ella no criticara con igual dureza –y absoluta legitimidad– a sus adversarios! ¿Alguien ha escuchado en los últimos años –el término “últimos años” debe aplicarse aquí a un lapso que va desde 2003 hasta el presente– tener una actitud de “buen trato” para alguno de sus adversarios –internos y externos– a los que, en realidad, ella considera como enemigos?

 

El encomillado de la palabra “defectos” –como se sabe, una de las funciones de las comillas es marcar que una palabra se usa en sentido irónico o con un significado especial y opuesto a su significado real– es una definición de su Hubris que expone su egocentrismo y su falta de autocrítica. La falta de diálogo con propios y ajenos fue un problema esencial de su gestión y cuyas consecuencias aún hoy se padecen. La división que generó su uso despótico del poder es algo que llevará años superar. “Cuando nos obligaban a venir a esas puestas en escena que se hacían en la Casa Rosada durante aquellos años, nos ponían en exhibición en un corralito, no teníamos más remedio que hacer de aplaudidores y ni nos saludaba”, recuerda un gobernador peronista hablando de los “Aló Presidenta” reminiscentes del chavismo que durante los dos mandatos de CFK fatigaron la Cadena Nacional de Radio y Televisión.  

 

Lo de “funcionarios o funcionarias” que no funcionan apunta al corazón de la gestión de Alberto Fernández. Se sabe que la ex presidenta en funciones despotrica en voz alta contra el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, contra el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, contra la ministra de Justicia, Marcela Losardo, contra la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra, contra el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, contra la ministra de Desarrollo Territorial, María Eugenia Bielsa, y el ministro de Transporte, Mario Meoni, por señalar algunos.

 

Curiosamente, ninguno de ellos pertenece al kirchnerismo duro.

 

No hay una sola crítica de la vicepresidenta al sistema de loteo de los ministerios que ella impuso como requisito en el reparto del poder que hizo y que tan dañino está siendo para el rumbo del Gobierno. Hablando de Vilma Ibarra e incorporándola al elenco de los señalados con el dedo admonitorio en la carta, ahora saben –por si alguna duda les cabía– que el rencor que les guarda la vicepresidenta será para siempre.

 

Albertismo. De las dos respuestas que desde el albertismo se ensayaron para responder a la carta de CFK, con el correr de los días gana adeptos la no oficial. Frente a la utópica creencia de que “a la carta se la había sentido como un apoyo” –más que utópica, fantasiosa–, se abren paso aquellos que sostienen que fue una jugada de CFK que “sigue minando el radio de acción del Presidente”, porque cualquier movida que surja del primer mandatario será interpretada como un acto espasmódico para cumplir los deseos de la vice. “No vamos a hacer nada en el corto plazo. Cristina propuso un doble juego: la crítica y la distancia, y nos tenemos que salir de esa dualidad”, señala una voz cercana al Dr. Fernández.

 

No fueron casuales las ausencias de la ex presidenta en funciones en los actos conmemorativos del 17 de octubre y del décimo aniversario del fallecimiento de su esposo.  “Ahora sabemos que la carta era la frutilla del postre. Si AF se enoja, sería funcional al juego de ella. Por eso salió a decir que la sentía cercana, “como un apoyo”, reconoció la misma fuente. 

 

Donde dos y dos son tres. Una de las palabras más escuchadas en la última semana fue diálogo. Habló de diálogo CFK en su carta; habló de diálogo Mauricio Macri; habló de diálogo Roberto Lavagna y habló de diálogo Alberto Fernández. ¡Qué verborrea!


Todos hablan de diálogo pero… los peros son tantos que el resultado será uno: la nada. 

 

Las discusiones y contradicciones internas atraviesan a las dos coaliciones que se disputan el poder.

 

La figura de Mauricio Macri agita las procelosas aguas por las que navega Juntos por el Cambio. La reunión del viernes en la casa de Elisa Carrió en Exaltación de la Cruz dejó una foto que habla. Hubo ahí un mensaje para el ex presidente. “Nadie le puede negar a Macri un lugar de preponderancia pero su liderazgo unipersonal acabó”, señaló una voz que conoce lo que pasa en el universo de JxC.     

 

Más allá de la interna, en esa bucólica tarde con aires campestres se habló del momento de debilidad política que vive el Presidente. Al que la carta de CFK profundizó aún más. Por lo tanto se tomó una decisión: evitar las posturas extremas. “Nosotros vamos a mantenernos alejados de los discursos duros. Si el Presidente se quiebra, lo que viene es peor”, señaló con contundencia uno de los participantes del encuentro.

 

¿Quo vadis Alberto Fernández? Esa es la pregunta de cada uno de los días de este gobierno.