domingo, 9 de mayo de 2021

¿Cuál es la diferencia entre depresión y tristeza? @dealgunamaneraok...

 ¿Cuál es la diferencia entre depresión y tristeza?


¿Estar triste significa tener depresión? No. Estar triste, afirman los expertos, es un síntoma, mientras que la depresión es una enfermedad.

 

© Publicado el jueves 25/03/2021 por el Blog de Farmacias del Doctor Ahorro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, república de los Argentinos.

 

El doctor Javier Schlatter, psiquiatra de la Clínica de la Universidad de Navarra (España) contó que hay una diferencia esencial en Medicina que es la diferencia entre tener un síntoma y padecer una enfermedad.

 

Por eso, el psiquiatra mantuvo que la tristeza y la depresión se parecen en ese síntoma, en la tristeza, que está presente en ambos casos, aunque la depresión tiene muchos más síntomas, como la falta de ganas, la apatía o anhedonia a la hora de hacer las cosas, la irritabilidad, así como estar más emotivo o sensible.

 

“La enfermedad tiene lugar cuando estos síntomas de depresión se mantienen más de dos semanas, y llegan a afectar a la vida de la persona. No obstante, siempre tienen que ser supervisados estos casos por un especialista”, afirmó el experto.

 

El psiquiatra recordó que la depresión suele ser más frecuente en la mujer, aunque por regla general manifestó que tiene menos problemas a la hora de solicitar ayuda cuando la necesita; algo que al hombre no le pasa, porque suele tener una mayor dificultad para reconocer que tiene un problema y pedir ayuda.

 

Orígenes de la depresión

 

El psiquiatra destacó sobre el origen de la depresión que no siempre esta depende de la persona, y señaló que, clásicamente, habría dos tipos: biológica, y psicológica. “La más frecuente es la segunda, y en los países occidentales sobre todo la relacionada con el estrés”, explicó.

 

Además, el experto de la Clínica Universidad de Navarra señaló que la depresión tiene un componente genético, que aumenta el riesgo, aunque es bajo. “No es como en otras enfermedades, donde se hereda muchísimo. En las depresiones de origen psicológico puede darse un aprendizaje, personas que han visto en sus familiares la depresión, que su forma de ser se puede hacer depresiva, y esto es otro factor que no se hereda pero que también se transmite externamente en este caso”, aseguró.

 

También explicó que muchas personas caen en depresión por causas externas que les sobrepasan. “Algunas depresiones son resistentes, pero la mayoría tienen curación porque son de origen psicológico y se podrían superar porque se dan por circunstancias concretas que pueden dejar de existir. En este caso, en las que tienen curación, el tratamiento es mitad psicológico y mitad biológico, farmacológico”, aclaró Schlatter.

 

Fuente: Europa Press para Diario La Nación



Diferencias entre tristeza y depresión



Buena parte del lenguaje psicológico ha pasado a ser de dominio popular, pero no siempre lo ha hecho de manera precisa ni trazando las equivalencias adecuadas.
 

© Escrito por Edith Sánchez el domingo 04/08/2018 y publicado por La Mente es Maravillosa de la Ciudad de Salamanca, Reino de España.

 

Uno de los ejemplos clásicos de esto es la dificultad que muchos tienen para establecer las diferencias entre tristeza y depresión. Así, la inclusión en el lenguaje popular de la palabra “depresión" en ocasiones ha dado pie a la confusión e incluso al desprecio de esta como enfermedad.

 

También se ha ido fomentando un cierto rechazo a algunos estados de ánimo. La tristeza, entre ellos. Por eso a algunos les resulta más fácil decir que están deprimidos, a confesar que se sienten tristes. Lo primero suena más técnico; lo segundo, más asociado a la fragilidad humana.

 

Lo cierto es que hay grandes diferencias entre tristeza y depresión. La primera y más importante de ellas es que la tristeza es un estado de ánimo, mientras que la depresión es un trastorno y como tal debe ser tratado. Por eso es importante diferenciar bien estos conceptos..

 

1. Duración, un factor decisivo

 

La duración de los fenómenos psicológicos no es un dato exacto. Pese a ello, sí se trata de un dato que, junto con otros, permite hacer una aproximación más precisa a lo que le sucede a una persona. Por definición, una emoción tiene una duración breve.

 

Una de las grandes diferencias entre tristeza y depresión es que la primera es una emoción pasajera, mientras que la segunda es relativamente crónica (salvo que se realice la intervención adecuada). Una persona debe experimentar la tristeza durante seis meses de manera continuada para que, según los criterios diagnósticos, podamos sospechar la existencia de una depresión.




2. Abulia, un factor que marca diferencias entre tristeza y depresión.

 

La abulia es básicamente una dificultad o resistencia para actuar. Cuando una persona está triste se siente menos motivada para realizar algunas actividades. Quizás reduzca su vida social, o le dedique menos tiempo al trabajo o a otras tareas que realizaba habitualmente. Aún así, sigue manteniéndose activa.

 

Una persona deprimida, en cambio, es superada por este desánimo. Desatiende sus obligaciones y no es capaz de llegar a los reforzadores que le ofrece el medio. Habla frecuentemente de su cansancio o fatiga y reduce sus actividades al mínimo por un tiempo relativamente largo. De ahí que la depresión en términos clínicos presente un cuadro muy parecido al de un trastorno de ansiedad.

 

3. Grado de aislamiento

 

Otra de las diferencias entre tristeza y depresión se refleja en el grado de aislamiento que hay en cada uno de esos estados. Es habitual que una persona triste busque a personas cercanas para hablar acerca de lo que siente. También es usual que busque consuelo en otros, pese a que puede mantener cierto grado de aislamiento social. En este sentido, dependerá de la personalidad y de las estrategias de afrontamiento.


En la depresión, en cambio, comienza a aparecer un rechazo constante al contacto con los demás.

 

La persona deprimida se guarda para sí sus sentimientos y aunque no se siente bien estando sola, lo prefiere a tener que compartir con los demás. Progresivamente se aísla, incluso de las personas más cercanas.




4. Nivel de funcionalidad

 

Un factor que marca grandes diferencias entre tristeza y depresión es el nivel de funcionalidad. En el caso de una persona triste, su estado de ánimo solo modifica levemente su tren de vida habitual. Quizás sea menos dinámica o más reservada, pero básicamente realiza todas las actividades que realizaría en un día normal. 


En cambio, cuando una persona padece depresión, su rutina habitual se ve frecuentemente alterada. Le cuesta mucho trabajo cumplir con sus obligaciones laborales, familiares, sociales, afectivas, etc. Es usual que se vea repetidamente dando o inventado excusas para encubrir su falta de compromiso o su incumplimiento. No logra ajustarse a una rutina “normal”.




5. Desesperanza

 

Una persona puede estar triste por diferentes motivos, casi siempre asociados a una pérdida o a una situación conflictiva que no logra resolver. Aunque experimenta dolor emocional, también es capaz de reírse, de mirar hacia el futuro y de hacer planes. Puede que no tenga respuestas, pero siente que hay un mañana que podría ser mejor. En el de la persona deprimida, lo que hay es desesperanza. Cuando se mira hacia el mañana todo lo ve oscuro. No hay ni interés, ni deseo, ni capacidad de proyectarse hacia el futuro. ¿Cómo hacerlo si vivir el presente ya le cuesta un mundo?

 

Como vemos, hay existen diferencias importantes entre tristeza y depresión. Esta última debe ser atendida y tratada por un profesional de la salud mental, ya que se trata de un trastorno que no va a desaparecer por sí solo y que, por lo tanto, demanda una intervención especializada. 




Turbulencias sin final. Fotos vs. Discursos… @dealgunamaneraok…

Fotos vs. Discursos 

First Worker! Joe Biden. Dibujo: Pablo Temes 

Las imágenes de unidad contradicen las salvajes internas de un gobierno que avanza sin dirección. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 08/05/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Los actos a los que acude el Presidente de la Nación y su comitiva tienen por lógica y por seguridad una minuciosa puesta en escena que se debe respetar a raja tabla. “Democracia o partido judicial”, rezaban los carteles dispuestos a lo largo del camino que el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner recorrieron antes de posar para la foto final del acto del jueves pasado en Ensenada. Era el comienzo de un nuevo ataque contra la Justicia, cuidadosamente diseñado. Nada fue casual en la disposición de cada uno de los presentes. 

 

Una anécdota describe a la perfección cómo se arman estas puestas en escena: corría el año 2012 y en una visita que CFK hizo al Parque Industrial de Pilar para la inauguración de planta de la empresa Fada Pharma, el personal de la custodia presidencial discutía los aspectos relativos a la seguridad con los funcionarios de la casa militar que estaban a cargo del operativo. Un gran mapa del terreno cubría la mesa principal. Todo estaba dispuesto estratégicamente para que la Presidenta no corriera riesgos ni sobresaltos. 

 

Establecidas las precauciones del caso, justo antes de finalizar la reunión reservada a unas pocas personas, una voz irrumpió en escena: “¿Dónde está el lugar reservado para los pibes? -se escuchó preguntar a un joven que parecía ajeno a la discusión. El personal de la Casa Militar lo fulminó con la mirada. Con una mezcla de inconsciencia e impertinencia el joven volvió a preguntar y advirtió: “Somos 100 militantes, decime a donde nos ubicamos porque sino va a haber quilombo. Siempre acompañamos a la jefa” -concluyó. El militar, experto en estrategias de custodia y tácticas defensivas, supo -en ese momento- que su pericia y su experiencia en el terreno importaban poco. No hubo peros, repreguntas ni reparos. En 5 minutos el operativo se modificó y “los pibes para la liberación” lograron un espacio privilegiado en la escena con sus consignas y pancartas. 

 

La Argentina es presa del pasado que siempre vuelve. 

 

“Saquen esta foto, es la foto de la unidad” dijo exaltado el presidente Alberto Fernández. El encuentro que se completó con la presencia de Axel Kicillof, CFK, Máximo Kirchner y Sergio Massa ocurrió en un predio de Ensenada en las casas que presentó el ministro de Hábitat y Vivienda, Jorge Ferraresi, tierra del kirchnerista Mario Secco.

 

“No fue una actitud que le sume como Presidente, lo dejó como rehén de la interna con el ala extrema de la coalición, una vez más. Si bien lo que dijo es cierto, estas cosas lo debilitan. No importa el tono con que las diga. La coalición no se va a romper ni habrá grandes cambios al menos hasta las elecciones pero la cosa está muy tirante”, reconocieron en el entorno del primer mandatario.

 

Movido. 

 

Fue una semana de turbulencias dentro del Frente Contra Todos. 

 

Que el Presidente haya tenido que salir a los gritos a pedir una foto como prueba de unidad, no hace más que confirmar los desencuentros que anidan en el oficialismo. Y no se trata de un hecho aislado. La confirmación de que el vapuleado ministro de Economía Martín Guzmán estará en el viaje presidencial a Europa opera en el mismo sentido. Por la envergadura de la gira, su ausencia habría sido la crónica de una muerte anunciada. Algo muy similar le ocurre al canciller Felipe Solá, que goza de cierta tranquilidad solamente porque en los últimos días no fue protagonista de ninguna situación incómoda. “A Guzmán le tacharon la doble hace rato.

 

El problema es que su falta de cintura política lo llevó a Alberto a forzar un respaldo que tuvo patas cortas”, se quejan en la Rosada masticando bronca. El enojo no es con el joven ministro sino con la crudeza de CFK y su entorno. Un ministro de Economía que no puede disponer de un subsecretario de Energía al que considera incapaz, un Presidente que sale a respaldar a su ministro y una vicepresidenta que los desautoriza a ambos.

 

El resultado es increíble y tira por la borda todos los manuales de educación cívica, estrategia política y hasta los libros de autoayuda: Guzmán sigue en el cargo, Federico Basualdo también y AF se mantiene descolocado y a merced de CFK y Axel Kicillof, que impusieron sus deseos y embarraron la cancha por enésima vez. 

 

La arremetida contra Guzmán no terminó ahí. Su rango de independencia para tomar decisiones se sigue achicando. El tope al aumento de las tarifas que decidió Cristina -y que fue el eje de la disputa con Basualdo-  pegó en la línea de flotación del plan macroeconómico del ministro. Pero pasada la mitad de la semana, el tiro de gracia llegó desde el Senado, espacio de poder que controla la vicepresidenta.

 

Hace 3 semanas informamos en esta columna que el ministro de Economía gozaba de cierto aire respecto a los vencimientos de deuda porque llegaban en su auxilio los fondos que le corresponden a la Argentina -y a otros países- por la emisión de los Derechos Especiales de Giro del FMI. Sin embargo, el bloque oficialista del Senado apretó el gatillo. Sin acompañamiento de Juntos por el Cambio le dio dictamen favorable al proyecto de declaración de Oscar Parrilli, que pide que el desembolso de 4350 millones de dólares del FMI sea usado para “paliar la pandemia” y no para pagar “deuda o intereses”. Como ya todos saben, Parrilli es Cristina. 

 

El viaje de Alberto Fernández a Europa tiene como uno de sus objetivos principales pedir ayuda en la negociación con el FMI en un momento muy particular, dado por la iniciativa de un grupo de setenta legisladores estadounidenses del Partido Demócrata, que presentaron un proyecto de resolución pidiéndole al presidente Joseph Biden que solicite al FMI la suspensión de todos los servicios de la deuda que los países -la Argentina, entre ellos- tienen con el organismo en septiembre y diciembre.

 

Sin embargo, ninguna de estos avatares ayudará si el Gobierno ata su accionar a los objetivos de CFK y sus secuaces. Gobernar creando conflictos y generando enemigos no lleva a ningún lado y hace perder oportunidades. Ya lo decía Séneca, cuando no se sabe a dónde ir, el viento a favor no lleva a ninguna parte.

 

Producción periodística: Santiago Serra. 






Crítica de Emilio Pérsico a los anuncios sociales del gobierno…

Sorpresiva crítica de Pérsico a los anuncios sociales del gobierno…

Emilio Pérsico planteó sus cuestionamientos a los anuncios sociales del presidente Alberto Fernández. Fotografía: Mauro Alfieri. Diario La Nación. 

El líder del Movimiento Evita y secretario de Economía Social advirtió que la ampliación de la Tarjeta Alimentar es “pan para hoy y hambre para mañana”  

© Publicado el sábado 08/05/2021 por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

La ampliación de los recursos destinados a la Tarjeta Alimentar, anunciada por el presidente Alberto Fernández antes de partir de gira a Europa, recibió hoy un sorpresivo cuestionamiento desde el propio gobierno. El líder del Movimiento Evita y secretario de Economía Social, Emilio Pérsico, advirtió que la medida “no resuelve de la inflación” y dijo que, en lugar de ayudar a las familias vulnerables, se les está dando “pan para hoy y hambre para mañana” 

“Eso no es inclusión social; la única inclusión social es el trabajo. Tampoco resuelve el problema de la inflación (…) Esa tarjeta es pan para hoy y hambre para mañana”, remarcó Pérsico en un mensaje a las organizaciones sociales, tanto oficialistas como opositoras, que según pudo saber La Nación, fue distribuido entre los militantes a través de las redes sociales. 

Pérsico, que tiene despacho en el Ministerio de Desarrollo Social, expresó de ese modo el descontento de los movimientos sociales con los anuncios que hicieron ayer el presidente Fernández y el ministro del área, Daniel Arroyo, en la Casa Rosada. El argumento del jefe piquetero es que con los fondos destinados a la Tarjeta Alimentar, unos 250.000 millones de pesos, se podría financiar planes de construcción de viviendas que den trabajo a “trabajadores de la economía popular”. 

En su mensaje de tono crítico con el gobierno que él mismo integra, Pérsico puso la idea en números: “Esto es para 10 millones de compañeros; cuatro millones que trabajan y seis millones demandantes de empleo”, estimó. 

“Insisto: el gasto en la ayuda directa nos incluye como consumidores. La Tarjeta Alimentar nos incluye como consumidores, pero eso o es inclusión social. La única inflación social es el trabajo”, enfatizó Pérsico y agregó: “Como decía (Juan Domingo) Perón, la plata tiene que dar tres y cuatro vueltitas en la sociedad, pasar por las manos de tres o cuatro compañeros, para lograr un desarrollo armónico. Necesitamos una política fuerte de trabajo, ese es el objetivo central de las organizaciones”. 

El presidente Fernández y el ministro Arroyo anunciaron el viernes la ampliación del universo beneficiado por la Tarjeta Alimentar, que llevó la edad máxima de 6 a 14 años; aumentó a $12.000 mensuales el monto para los hogares con 3 o más hijos; y extendió el beneficio a madres con 7 hijos o más que actualmente reciben una pensión no contributiva. De esa forma, las personas alcanzadas por el plan pasaron de 1.9 millones a 4 millones. 

Pero este sábado las organizaciones sociales estuvieron lejos de festejar las medidas surgidas en la denominada Mesa contra el Hambre que armó el presidente Fernández ni bien empezó su gestión, en diciembre de 2019. “La política sigue sin vernos, nos escucha pero no nos ve. Tenemos que hacerle comprender a la política: señores, hoy el problema central sigue siendo el del trabajo”, advirtió Pérsico. 

“Necesitamos una política fuerte de trabajo, ese es el objetivo central de las organizaciones. No tenemos que desesperarnos, pero tenemos que seguir alzando nuestra voz cada día más fuerte en función del trabajo. Están los recursos para hacerlo; alcanzaría la plata de la Tarjeta Alimentar”, concluyó Pérsico su mensaje a las organizaciones sociales. 



 

 

viernes, 7 de mayo de 2021

7 de Mayo. Día Internacional de la Masturbación... @dealgunamaneraok...

 Cinco inesperados beneficios para la salud de la masturbación...

 
El 94% de los hombres y el 85% de las mujeres reconoce que se masturba habitualmente. Entre ellos, casi la mitad admite hacerlo a diario. Superados viejos mitos que convirtieron una práctica natural en algo pecaminoso, la medicina sostiene que la práctica del onanismo brinda grandes beneficios para la salud. Y si es una al día, como la Micebrina, mejor que mejor.

 

© Publicado el  sábado 17/11/2018  por el Blog Strambotic de la Ciudad Barcelona, Reino de España. 

 

La sexóloga Pilar Cristóbal asegura que "la masturbación es una práctica que ayuda mucho porque se aprende a conocer el propio cuerpo y las cosas que más gustan, también sirve para mantener el sistema en marcha. Se eyacula antes porque no hay ningún pensamiento negativo que interfiera en el viaje de las sensaciones hacia la médula espinal, todo fluye como tiene que ser. El abandono es perfecto y masturbarse una vez al día es lo menos que puede hacerse. Y tampoco es verdad que si te masturbas pierdes las ganas, es al contrario, te dan más. Se pierden las ganas cuando no se hace nada". 

 

Estos son cinco beneficios para la salud del hombre que se masturba a menudo, según Men’s Health:

  


1. Previene el cáncer


Un estudio australiano de 2012 concluyó que los hombres que eyaculan más de cinco veces por semana tienen un tercio menos de probabilidad de desarrollar cáncer de próstata. Las toxinas que causan la enfermedad se acumulan en tu tracto urogenital y cuando eyaculas, expulsas los invasores fuera de tu cuerpo.

 

2. Incrementa la potencia sexual

 

A medida que envejeces vas perdiendo tono muscular… también ahí abajo. La práctica regular del sexo o de la masturbación potencia los músculos de tu suelo pélvico para prevenir la disfunción eréctil y la incontinencia. Según la sexóloga clínica Gloria Brame, citada en Men’s Health, la masturbación "mantiene el ángulo de erección", y debe practicarse de 3 a 5 veces por semana para conseguir un resultado sólido como una roca.


 

3. Te ayuda a durar más

 

Al contrario de lo que afirma la sabiduría popular, la masturbación es un buen entrenamiento para el sexo en compañía. Masturbarte una hora antes de una cita te confiere un mayor control, tal y como aprendimos en ‘Algo pasa con Mary’, con los resultados de todos conocidos. Ava Cadell, fundadora de loveologyuniversity.com, recomienda prolongar poco a poco la paja para mitigar la eyaculación precoz: "Si sólo duras dos minutos, intenta que sean tres la próxima vez. Cuenta cuántas sacudidas necesitas para eyacular: si alcanzas  50, intenta llegar a 60". La mayoría de los hombres, concluye Cadell, son capaces de duplicar las sacudidas en sólo un mes.


 

4. Potencia tu inmunidad


La eyaculación aumenta los niveles de la hormona cortisol, según explica en Mens Health Jennifer Landa, especialista en terapias hormonales. El cortisol, a pesar de su mala fama como hormona vinculada al estrés, también ayuda en pequeñas dosis a regular y mantener tu inmunidad. "La masturbación puede puede producir el entorno adecuado para fortalecer el sistema inmune", asegura Landa.

 

5. Mejora tu estado de ánimo

 

Masturbarte libera un río de neuroquímicos que producen bienestar, como la dopamina y la oxitocina, que elevan tu espíritu, potencia tu satisfacción y activa los circuitos de recompensa de tu cerebro. "Un orgasmo es el subidón de dopamina más potente que conocido, al margen de las drogas. Un escáner cerebral de alguien durante el orgasmo recuerda al de un adicto a la heroína", afirma Brame. 

 


Además de las cinco señaladas por la publicación masculina, hay una sexta razón de peso nada desdeñable: si te masturbas y te abstienes de practicar la caídita de Roma esquivas una infinidad de enfermedades de transmisión sexual… incluyendo el embarazo.

 

Artículo original en Men’s Health. Con información de Pilar Cristóbal und Blog del Pene.




 

domingo, 2 de mayo de 2021

Aniversario del hundimiento del A.R.A. Crucero General Belgrano (C-4). @dealgunamaneraok...

El Belgrano, Malvinas y las memorias… 

Sitio del hundimiento, 2003. Por: Leonardo Marcial García. Foto del Archivo del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur.

El 2 de mayo de 1982 el Conqueror, un submarino británico, torpedeó al crucero A.R.A. General Belgrano (C-4). 323 marineros provenientes de todos los rincones del país murieron durante el ataque. Fue el fin de cualquier posibilidad de negociación. En este aniversario, el director del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur elige recordar las vidas truncas y los tremendos testimonios de lo que significó sobrevivir a ese océano embravecido. Crónica de un momento clave en la historia de la Argentina. 

© Escrito por Federico Lorenz el domingo 01/05/2016 y publicado por la Revista Haroldo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

El 2 de mayo de 1982 el Conqueror, un submarino británico, torpedeó al crucero A.R.A. General Belgrano (c-4). Con este ataque, que Margaret Thatcher ordenó expresamente, Gran Bretaña puso fin al diálogo diplomático. Los británicos hundieron las negociaciones para evitar el enfrentamiento al precio de más de tres centenares de vidas argentinas.

 

A las 16:23 de ese día, el comandante Héctor Bonzo ordenó abandonar el barco. En menos de una hora, el Belgrano, que transportaba 1093 tripulantes, se hundió. Uno de los oficiales a bordo, el teniente de fragata Martín Sgut, registró con su cámara la secuencia fatal. La imagen de los cañones del crucero apuntando hacia lo alto entre un bosque de balsas anaranjadas, con un cielo gris de fondo, es uno de los emblemas de nuestra historia reciente. La historia de las fotos de Sgut, vendidas a un medio extranjero por un oficial de inteligencia naval, que fue condenado posteriormente, es una historia en sí misma. La historia del A.R.A. General Belgrano (c-4), sobreviviente de Pearl Harbour: comprado a Estados Unidos en 1951, rebautizo 17 de Octubre para ser una de las naves que se unió al golpe de 1955. La nave, hundida en 1982, era en sí una metáfora nacional.

 

323 marineros provenientes de todos los rincones del país murieron durante el ataque o después, en las balsas salvavidas, víctimas de la helada noche del Atlántico Sur. Los náufragos, heridos, quemados por la explosión y con hipotermia, fueron rescatados al día siguiente por aviones y barcos argentinos. Las operaciones de rescate continuaron hasta el 9 de mayo.

 

Quisiera detenerme, sobre todo, en las vidas truncas o que cambiaron para siempre ese día. En el Museo Malvinas elegimos para difundir nuestra iniciativa de homenaje, una foto que fue tomada en el sitio de hundimiento tres décadas después. Impresiona la altura de las olas; conmueve imaginar el frío letal de ese Atlántico que enfrentaron como náufragos.

 

La decisión política británica de hundir el crucero, cuando se alejaba de la zona de exclusión  dispuesta unilateralmente por los británicos, anuló cualquier posibilidad de negociación. Esto es innegable. 

 

Pero quisiera detenerme, sobre todo, en las vidas truncas o que cambiaron para siempre ese día. En el Museo Malvinas elegimos para difundir nuestra iniciativa de homenaje, una foto que fue tomada en el sitio de hundimiento tres décadas después. Impresiona la altura de las olas; conmueve imaginar el frío letal de ese Atlántico que enfrentaron como náufragos. Nunca nos podremos acercar lo suficiente a las situaciones vividas durante esas horas.

 

Cada balsa se transformó en un mundo frágil en un océano embravecido, habitadas por hombres que para enfrentar uno de los climas más hostiles del planeta sólo se tuvieron a sí mismos, y a sus compañeros. Veamos uno solo de los tantísimos testimonios:

 

Cada uno de nosotros se acomodó lo mejor que pudo y se cerraron las aberturas de la balsa, con lo que quedó convertida en una cápsula. En un primer momento las balsas se amarraron entre sí para no separarse y tener más posibilidades de ser halladas, pero al desmejorar las condiciones del tiempo, los tirones del oleaje obligaron a separarlas ante el riesgo de naufragar (...) Estábamos empapados, ateridos de frío. Tratábamos de acomodarnos como se podía. Sentados muy juntos, codo con codo, las piernas dobladas sobre el cuerpo acalambrado. Y el miedo. Y la desesperación. Y los heridos que luchaban por sobrevivir. Tendido sobre nuestras rodillas iba el suboficial Ávila, que había sufrido tremendas quemaduras. No daba más, gemía continuamente. Cada movimiento, cada gota de agua salada que apenas lo rozaba, era suficiente para que estallara en gritos de dolor. Nos suplicaba: ‘¡Tírenme! ¡Háganme cualquier cosa, ya no doy más!’ Pero, ¿qué podíamos hacer? No teníamos nada para ponerle sobre las sangrantes ampollas, ni siquiera podíamos mover las manos. Un soldado tenía quemada la cara, iba con la cabeza baja, tratando de taparse las heridas con el brazo como una forma de protegerlas y evitar más sufrimientos. Y también, sentado y sostenido por nosotros, llevábamos a un compañero que había muerto unos momentos antes (...) La noche se hizo eterna. Los rezos, los gemidos, los huesos entumecidos. Todo se confundía. Todo formaba parte de la agonía compartida. El viento arqueaba la balsa y la lluvia no cesaba de castigarla con fuerza. La fe era el único generador de confianza, pero por momentos flaqueaba. ¿Dios nos estaba mirando? La espera se tornaba interminable. ¿Dónde se encontraban los que nos tenían que rescatar? ¿Cuánto tiempo más podríamos aguantar? Nadie dormía, ni siquiera nos permitíamos cerrar los ojos. La tensión era total. Siempre atentos a cualquier ruido que nos pudiera indicar que habían venido por nosotros. La mirada fija en el techo de la balsa esperando una luz que nos manifestara que todavía era posible la vida[1] 

 

Recordar la guerra, claro, tiene mala prensa. La tenía entonces, en 1982, porque olía a asesinos y dictadores. Pero esa fue una generalización injusta cuyas consecuencias arrastramos hasta el presente. Si escribo “injusticia”, es porque el 80 por ciento, un poco más, de quienes combatieron en Malvinas, eran soldados conscriptos, hijos del pueblo cumpliendo con un deber cívico. Como si fuera lo mismo Verónico Cruz, el alumno de Juan José Camero en La deuda interna (1988) que conoce el mar como tripulante del Belgrano, que Chamorro o Astiz. 

Me pregunto cuánto de esa mala prensa que tenía entonces hablar de Malvinas, y por extensión todos los que habían combatido allí, la arrastramos hasta el presente. Cuánto de esa cerrazón a pensar en las experiencias de nuestros combatientes tuvieron que ver con las pésimas condiciones en la que regresaron a vivir a sus barrios, sus ciudades, sus provincias, los que sobrevivieron. 

Hay muchas marcas en la literatura reciente argentina que tienen que ver con el hundimiento del crucero. Pablo De Santis, en La marca del ganado, evoca una matanza de animales en un pequeño pueblo del interior de la provincia de Buenos Aires, que en la época fueron atribuidos a visitantes extraterrestres. El ganado aparece mutilado de modo extraño. 

Es llamativo el hecho de que muchas de estas historias tienen por protagonistas a las víctimas desaparecidas del Belgrano, hundido por los británicos. ¿Acaso porque su destino se asemeja al de las víctimas del terrorismo de Estado? En efecto, la inmensa mayoría de las 323 víctimas del A.R.A. General Belgrano (c-4) figuraron como “desaparecidos”: están en el fondo del mar.

Pablo Ramos, en “El alimento del futuro” narra la historia de Gaby, un marino sobreviviente del crucero A.R.A. General Belgrano (c-4) que ha regresado cubierto de quemaduras a su barrio: 

Llegó la noticia quiere decir que todo el barrio se conmocionó y empezó a salir a la calle espontáneamente para terminar en una especie de procesión frente a la casa de la familia de nuestro amigo. De golpe la gente se juntaba en silencio y sin bandera sin cantar nada y con unas caras de algo que a mí me pareció en un principio sólo preocupación y que después entendí como preocupación y culpa (...) Alguien real, alguien a quien solíamos ver todos los días del año, flotaba ahora perdido, vivo o muerto, en el mar helado del sur.  No era una noticia en el diario, no era un número anónimo y lejano, era “el Gaby”, el que me había puesto de titular en un partido contra Dock Sud. El que lloró cuando en el sorteo de la colimba le tocó la Marina, no por tener que hacer la conscripción, sino porque iba a tener que cortarse el pelo.[2] 

El cuento plantea la contradicción que vivieron los soldados cuando regresaron de la guerra: 

-Está arrasado –le dijo papá a mamá, luego, en casa —y encima estos estúpidos lo tratan al pibe como si hubiese sido una víctima. Es un héroe de  guerra. Los que lo mandaron a la guerra son unos asesinos y los ingleses, ya lo sabemos, la peor de todas las basuras de esta tierra. 

Pero ese chico es un héroe (…) Está quemado en el 60 por ciento del cuerpo y tiene la espalda rota. Ya no va a caminar ni a tocar la guitarra ni nada de lo que le gustó toda la vida. Y eso, porque se metió una y otra vez, entre el fuego y los fierros al rojo, para rescatar a sus compañeros.[3]  

Sobrevivientes, la novela de Fernando Monaccelli, también tiene por tema el hundimiento del crucero: evoca la reaparición de un muerto en una balsa, hallada entre los hielos de la Antártida. Con la novedad de que lleva entre sus ropas un cuaderno donde su madre lee que al momento de morir estaba esperando un hijo. La búsqueda de los nietos, la pelea por la identidad, pero en un campo que el sentido común puede considerar inhabitual. 

Es llamativo el hecho de que muchas de estas historias tienen por protagonistas a las víctimas desaparecidas del Belgrano, hundido por los británicos. ¿Acaso porque su destino se asemeja al de las víctimas del terrorismo de Estado? En efecto, la inmensa mayoría de las 323 víctimas del Belgrano figuraron como “desaparecidos”: están en el fondo del mar. 

Tanto que la familia de uno de los muertos desaparecidos en el hundimiento del buque, cuando comenzó a funcionar la CONADEP, pensó que debía presentar su caso allí. 

Recuerdo hace unos cuantos años, una entrevista que le hice a David “Coco” Blaustein. Versaba sobre la militancia y el exilio, pero de repente, para mi grata sorpresa, Malvinas irrumpió de un modo potente: “Malvinas me agarra en parte en Nicaragua haciendo un documental que nunca se terminó sobre los indios Misquitos (...)  Me acuerdo perfectamente estar en Nicaragua y enterarme del hundimiento del Belgrano, en pleno rodaje de la película... Y me acuerdo que debe haber sido de las pocas veces en el exilio que lloré, porque de repente se me juntaron las imágenes de los pibes del Belgrano, hundiéndose, con la figura de Augusto Conte”. 

Augusto, el Motudo, el africano, era su amigo y compañero de militancia, y lo habían secuestrado mientras hacía el servicio militar en la Armada, el 7 de julio de 1976.  “Coco” Blaustein remataba diciendo: “Y me acuerdo que la imagen que yo tenía mientras lloraba es que... si el Motudo hubiese sobrevivido, probablemente podría haber perdido en Malvinas, que era como absurda la asociación, pero era evidentemente una especie de doble duelo”. 

Quiero pensar en esa idea de “doble duelo” porque creo que ahora que están de moda las grietas, esa es una más grande. Grande por añeja y, pienso cada 2 de mayo, cada vez que estamos en “los meses de Malvinas”, grande por  injusta.

·         1. (Waispek, Carlos, Balsa 44. Relato de un sobreviviente del crucero ARA General Belgrano, Buenos Aires, Editorial Vinciguerra, 1994, pág. 101 y ss.)

·         2. Pablo Ramos, “El alimento del futuro”, en Marcelo Birmajer y otros, Las otras islas. Antología, Buenos Aires, Alfaguara, 2012, pág. 107.

·         3.  Idem, pág. 108.