El
voto anti-Macri…
Massa o
Menos. Sergio Massa. Dibujo: Pablo Temes
El
Gobierno no registra el disgusto, pero para la oposición CFK es un obstáculo.
El Directorio
Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional aprobó el viernes el desembolso de 10.800 millones
de dólares. Días atrás el Gobierno había pedido un waiver (perdón) por
no contar con la información sobre las metas fiscales. Pese a
la aprobación el FMI no autorizará a utilizar reservas líquidas para apaciguar
corridas. Piden que mantengan déficit cero o cerca. Están muy preocupados por
la caída de la recaudación, la baja actividad y una inflación que no cede.
Obvio correlato en aumento de pobreza en el primer trimestre.
Mientras que el ministro Nicolás
Dujovne afirma a
inversores externos que tienen 70% de probabilidad de ser reelectos, hay
convulsión interna en Cambiemos. Vuelven a circular rumores de desdoblamiento en la
provincia de Buenos Aires –hoy las encuestas la dan por perdida–, mientras que
en Capital dudan en hacer lo mismo.
Dujovne sigue hablando como si fuera un
comentarista de la realidad. Hace acordar a sus tiempos de columnista en el
programa de Carlos
Pagni. “Estamos cómodos con
este valor del dólar” será otra de las infelices frases por las que
habrá de ser recordada su mala gestión. La frase en sí encierra una
concepción centrípeta del poder. Lo que expresó es su comodidad con el dólar,
pero ni siquiera preguntó si esa “comodidad” es compartida por la gente de a
pie castigada por una inflación imparable a la que contribuye cada aumento del
valor de la divisa estadounidense.
Luces amarillas. Hay un elemento en la cúpula del poder que no están
evaluando adecuadamente: el
creciente antimacrismo.
Cuando estos sentimientos aparecen son muy difíciles de revertir. Y la calle,
que siempre habla, está mostrando signos de no retorno. Y no es la calle de los
piqueteros o de los que marcharon el jueves pasado al Congreso. En ese universo
nunca hubo amor a Macri. Estamos hablando de muchos de sus votantes. El “me
arrepiento de haberlo votado” se escucha día a día con más
frecuencia.
A nadie puede sorprenderle: es mucha la gente a la que le está
yendo mal. Y lo más preocupante es que ha perdido la esperanza de un futuro
cercano mejor. No la tiene en Macri, ni tampoco en Cristina
Fernández de Kirchner. Y lo
notable –e inquietante– es que el informe del Banco
Mundial que se conoció esta
semana hace una proyección coincidente: si no produce cambios de importancia,
es poco probable que en un eventual segundo gobierno Macri pueda generar las
condiciones para el despegue de la economía.
Está claro que Mauricio Macri está
decidido a ser candidato, pero no es visto con buenos ojos que tenga que
estar confirmándolo todas las semanas y que todas las semanas se vuelva a
rumorear un plan B. La conferencia realizada durante la visita a Gualeguaychú
es un ejemplo de ello: “Vidal
es tan buena que la queremos poner en todos lados… pero ella va a ser candidata
a gobernadora”.
El llamado “plan B” hablaría de una
generosidad política que Mauricio Macri no tiene, dar un paso al costado y
dejar al que mejor mida no está en sus planes. Quienes lo conocen desde sus
inicios de gestión en CABA afirman que su modo es “pongamos todos la trucha
y si perdemos, perdemos todos y nos vamos todos”; este modus ahora se
traduciría en “o gano yo o perdemos todos”.
CFK divide. La semana que pasó mostró a un Sergio
Massa más cercano al
peronismo; el miércoles se reunió en Escobar con un grupo de intendentes
de Unidad
Ciudadana. “El
principal límite que puede tener el crecimiento de una tercera opción es la
proximidad con el kirchnerismo”, afirma un ex armador del Frente
Renovador.
El electorado de la
potencial tercera vía no es compatible con el de Cristina Kirchner. El voto a
ella es un voto durísimo, hay que recordar que ingresando al Congreso del PJ a
principios de marzo Eduardo
“Wado” de Pedro lanzó
un tuit: “Llamamos a conformar un gran frente opositor sin exclusiones, e
invitamos a Sergio Massa y a los gobernadores peronistas a dirimir roles y
candidaturas en las PASO”, que recibió comentarios en contra. El votante
kirchnerista no quiere saber nada con Massa.
Ese mismo límite es el que llevó a Roberto
Lavagna a correrse del
esquema de Alternativa Federal. “Yo no soy Alternativa Federal, yo soy
Consenso 2019, no voy a ir a una interna peronista”, declaró el
jueves en una entrevista radial.
Los gobernadores van a terminar sus
elecciones y recién después van a mirar qué hacer. En ese sentido, Schiaretti le dijo a Lavagna: “Yo lo único que le pido, Roberto, es
que hasta que nosotros no resolvamos nuestras elecciones no nos pidan
definiciones, nosotros no tenemos problema en recibir a todos, pero para
ganar en las provincias necesitamos el voto de todos y para eso nos tenemos que
‘descontaminar de lo nacional'".
De
Alfonsín a Duran Barba, por
Jorge Fontevecchia
La noche del jueves reunió en un restaurante
de Recoleta a María
Eugenia Vidal, Marcos
Peña, Rogelio
Frigerio y Horacio
Rodríguez Larreta con
los gobernadores Alfredo
Cornejo y Gerardo
Morales. En esa jornada se
trató de recomponer la relación UCR- Cambiemos. Además, se definió que la
Convención Radical se realizará a fines de mayo; en principio no hay riesgo de
ruptura con Cambiemos, ya que el sector opositor –liderado por Ricardo
Alfonsín– no tiene ni el 15% de los
votos de la Convención y no logra con ese porcentaje que el partido otorgue
libertad de acción. Del ofrecimiento de una vicepresidencia solo corren
rumores.
Mientras tanto, el silencio de Cristina Fernández
de Kirchner la hace crecer en las encuestas, aunque algunos sostienen que “el
día que hable se cae”. Está utilizando la misma estrategia de 2017, la elección
silenciosa.
El silencio también abundó en el Congreso
Nacional frente a las declaraciones de la diputada Graciela
Camaño: “Pónganse a trabajar,
el pueblo está con problemas, por si no se dieron cuenta”.
Cuando se va perdiendo en la guerra, es
necesario negociar la paz, muy por el contrario a lo que sucede en la
Argentina: el país del mañana mejor que nunca llega.
Producción periodística: Lucía Di Carlo.