domingo, 8 de noviembre de 2015

Elecciones 2015. ¿Noticia u Operación de prensa?... @dealgunamanera...

Encuesta: a dos semanas del balotaje, Macri le saca ventaja a Scioli...


Elecciones 2015. El panorama de la elección presidencial. En la elección del 25 de octubre, el candidato de Cambiemos sacó casi 3 puntos menos que el del kirchnerismo. Hoy, Macri ganaría por 8,2 puntos.

Faltan dos semanas justas para el balotaje que determinará quién sucederá a Cristina Kirchner en la Presidencia y Mauricio Macri consiguió sacar ventaja sobre Daniel Scioli. El candidato de Cambiemos tiene una intención de voto de 51,8% y el del Frente para la Victoria de 43,6%, según una encuesta de la consultora Management & Fit exclusiva para Clarín, realizada en todo el país entre el 1° y el 5 de noviembre. 

A su vez, un 4,5% asegura que impugnará el sufragio o votará en blanco. En el estudio, que muestra una distancia de 8,2 puntos entre los dos adversarios, se realizó una proyección del voto del 10,9% de los encuestados que aún se muestra como indeciso respecto a lo que hará el 22 de noviembre.


La situación marca un quiebre con respecto a la elección del 25 de octubre, cuando, según los números difundidos por la Cámara Nacional Electoral, el candidato del FPV obtuvo 9.338.449 votos (un 37,08%), contra 8.601.063 de su rival de Cambiemos (un 34,15%). Como ninguno llegó a 45% ni a 40% con 10 puntos de diferencia sobre el segundo, la Asamblea Legislativa ratificó en la semana la convocatoria a la segunda vuelta.


Según el sondeo de M&F, Macri consiguió seducir –al menos hasta ahora– a una mayor proporción de los votantes que no se habían inclinado en la primera vuelta por ninguno de los dos candidatos que entraron en la segunda vuelta. La disputa por esos más de 7 millones de votos es el corazón de las dos campañas que desarrollaron Macri y Scioli en los últimos días. El botín mayor es el electorado de Sergio Massa, que representó el 21,39%.


La campaña de Scioli se basó en denunciar los presuntos planes de Macri en caso de que llegue a la Presidencia, mientras que el jefe de Gobierno porteño optó por no confrontar o confrontar poco.

Aunque no anunció en forma explícita su apoyo a Macri, Massa ya dijo que no votará a Scioli y lo mismo hizo Margarita Stolbizer, que en las generales obtuvo un 2,51% de los votos. Por el contrario, Adolfo Rodríguez Saá, que consiguió 1,64%, se mostró cerca del postulante del kirchnerismo.

El Frente de Izquierda, que llevó al frente de su boleta a Nicolás del Caño (3,23%), promueve el voto en blanco, que no tiene injerencia en el conteo final de los sufragios. Ayer, el candidato del FIT anunció que pedirá a la Justicia que le habilite espacios de TV y fiscales para defender el voto en blanco.


En los dos equipos de campaña señalan que los porcentajes de apoyo a Macri y Scioli podrían cambiar con el debate televisado del próximo domingo. Los ciudadanos no tendrán forma de conocer cómo impactará esa discusión pública –será la primera entre ambos candidatos, ya que el gobernador bonaerense se negó a participar del debate que hicieron los otros aspirante antes de las elecciones generales– en la intención de voto, ya que la ley electoral impide difundir encuestas electorales desde ocho días antes del comicio.

Los números del estudio de M&F marcan que Macri consigue su mejor resultado en el centro del país, la región que concentra al 66,1% del electorado. Allí, un 47,8% de los consultados dice que votará por el jefe del PRO, mientras que un 37,7% se inclina por Scioli. En Cuyo, donde vota el 7,1% de los argentinos, Macri también lleva la delantera: consigue un 54,6% de las proyecciones, mientras que Scioli obtiene 34%.

Por su peso electoral, la ventaja en esas dos zonas le permite a Macri contrarrestar los votos que lograría Scioli en las provincias del Norte y en las ubicadas más al Sur. El candidato del FPV tiene un 45,7% de votos en el Noroeste, donde vive el 12,1% del padrón, mientras que a Macri lo apoya allí un 42,9. 

Scioli logra su mejor desempeño en el Noreste –con un peso electoral del 9,2% del país– donde un 52,7% de los encuestados asegura que lo elegirá, en contraste con el 36,9% que dice optar por Macri. En el Sur, con 5,5% de los votantes argentinos, Scioli ganaría, pero por menos: obtiene un 45,8% de la intención de voto frente al 40,7% que adelanta que podrá la boleta de Macri. 

Todos los números de la intención de voto por regiones se tomaron sin proyectar los indecisos. 

© Publicado el domingo 08/11/2015 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Nota del Redactor: Este artículo está publicado con la única intención de evaluar luego del 22 de Noviembre cuán de cierto y serio son estas encuestas. 


  

La leyenda de Carlos Monzón... @dealgunamanera...

La noche en que Monzón empezó a escribir la leyenda...


Hace 45 años, el santafesino derrotó por nocaut en el 12° round al italiano y se consagró campeón mundial mediano.

La derecha, recta e implacable, llegó limpia a la mandíbula de Nino Benvenuti, que ya no podía seguir retrocediendo porque las cuerdas lo arrinconaban. El italiano cayó de rodillas, con la frente sobre la lona del ring del Palazzo dello Sport de Roma. Cuando consiguió ponerse de pie, el árbitro británico Harry Gibbs ya había llevado su cuenta hasta 10. Corría el 12° round. Todo había terminado para Benvenuti. 

Todo estaba empezando para Carlos Monzón, que esa noche del 7 de noviembre de 1970, hace 45 años, se consagró campeón mundial mediano de la Asociación Mundial de Boxeo y del Consejo Mundial de Boxeo. Esas dos coronas le pertenecieron hasta que se retiró, en 1977, tras derrotar por segunda vez al colombiano Rodrigo Valdez y así poner el broche a una serie de 14 defensas exitosas.

Esa noche, el santafesino conquistó Italia, el primer destino durante un reinado que se extendió a Europa y Estados Unidos, una mezcla del glamour de Mónaco, las tardes jubilosas del Luna Park, el encanto de París y el examen del Madison Square Garden de Nueva York. Por entonces, nadie imaginaba la dimensión que iba a alcanzar Monzón salvo su vencido. "Subirse a un ring con él era un martirio. Era un boxeador tremendamente efectivo, que iba destruyendo a sus rivales de a poco", señaló Benvenuti, quien tuvo revancha en 1971 en Montecarlo y volvió a caer, esta vez en el tercer round. "Era magnífico dentro del ring y un gran hombre fuera de él. Lo sufrí entre las cuerdas y disfruté de su amistad fuera del boxeo", contó el italiano.


Una sólida campaña gestada principalmente en el Luna Park, con victorias ante varios rivales estadounidenses (Candy Rosa, Charlie Austin, Harold Richardson, Doug Huntley, entre otros), los títulos argentino y sudamericano de la categoría (ambos ganados ante Jorge Fernández) y una foja de servicios de 80 combates, con apenas tres derrotas, fueron las cartas de presentación que Monzón llevó a Roma para tratar de dar forma a su sueño.

El argentino no era favorito. Casi nadie creía en sus chances. Sin embargo, no solo llevaba buenos antecedentes a Roma sino también una potencia descomunal en sus manos y una excelente preparación. Esa noche, Monzón dominó el combate en la larga distancia, con la izquierda en punya y la derecha recta, y en también en la corta, con ganchos al cuerpo y uppercuts a la cabeza.

Sin embargo, las tarjetas, localistas como tantas veces, no lo favorecían al final del 11° asalto. Solo quedaban cuatro para cambiar la historia (en aquel tiempo, las peleas por título mundial eran a 15). Entonces salió decidido. Encadenó una serie de golpes que hizo retroceder a Benvenuti, lo llevó hasta su propio rincón y dio forma a su golpe maestro, ese que quedó en el recuerdo.

El que terminó con el italiano. Y empezó a dar forma a su leyenda. La leyenda de Carlos Monzón. 

© Publicado el sábado 07/11/2015 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




La megadevaluación de Macri… @dealgunamanera...

La megadevaluación de Macri…


Mauricio Macri y sus economistas adelantaron que su primera medida de gobierno sería eliminar las restricciones a la compra de dólares. El alza de la paridad oficial podría llegar a casi el 60 por ciento. La inflación se dispararía y el poder de compra del salario se destruiría.

El economista importado por Lilita Carrió a la alianza PRO-UCR Cambiemos, Alfonso Prat-Gay, el que será ministro de Economía de María Eugenia Vidal en la gobernación de la provincia de Buenos Aires, Hernán Lacunza, el economista del PRO, Carlos Melconian, el preferido de Mauricio Macri, Rogelio Frigerio, el que fue mandado a callar por Jaime Durán Barba, Federico Sturzenegger, y hasta el propio candidato a presidente, han asegurado que la primera medida en caso de ser gobierno sería una megadevaluación.

Con el estilo de cada uno, todos han asegurado que en un gobierno de Macri el viernes 11 de diciembre se eliminarán los controles y restricciones para la compra de dólares. Prat-Gay fue más explícito acerca de lo que puede suceder en treinta y tres días, al afirmar que la cotización del dólar la definirá el mercado y que subirá el tipo de cambio oficial aventurando que bajará el denominado blue. A los valores del último cierre, si cumplen con esta insólita promesa de campaña, en el primer día de gestión de la presidencia de Macri el aumento de la paridad cambiaria sería del 46 por ciento, en relación a la cotización que surge del contado con liquidación y el dólar Bolsa, o de casi 60 por ciento, en comparación a la cotización de transacciones ilegales.

No hay antecedentes desde la recuperación de la democracia de una propuesta de campaña para la elección de presidente (83, 89, 95, 99 y 03) con un impacto tan regresivo sobre los grupos sociales vulnerables (clases medias, trabajadores, jubilados, comerciantes y pymes). Esos porcentajes de variación del precio del dólar los ubicaría entre la devaluación diaria más fuerte de la historia económica argentina, que teniendo en cuenta las traumáticas experiencias en esa materia, significaría un impactante shock inflacionario con el consiguiente derrumbe del poder adquisitivo de los trabajadores y jubilados.

La principal medida económica adelantada por Macri y su equipo de economistas es una megadevaluación. En caso de cumplirla se incorporará en la tabla de las seis mayores devaluaciones de la historia desde la década del cincuenta.

La primera fue en octubre de 1958, cuando el flamante gobierno de Arturo Frondizi modificó la paridad cambiaria en 68,2 por ciento y la inflación se aceleró a 113,7 por ciento anual. Esta fue la primera vez en la historia argentina en que la suba de precios superó los dos dígitos.

La segunda fue en abril de 1962 con el gobierno de José María Guido y el ministro de Economía, Federico Pinedo, que liberalizó el mercado cambiario y con fuertes devaluaciones mensuales el alza del tipo de cambio nominal fue de 64,5 por ciento en el año.

La siguiente fue en junio de 1975, cuando el ministro de Economía, Celestino Rodrigo, ajustó 99,3 por ciento el tipo de cambio nominal, junto a una liberación de precios y suba de tarifas, con congelamiento de salarios.

En 1981, el nuevo ministro de Economía, Lorenzo Sigaut, comenzó una sucesión de fuertes devaluaciones el 2 de abril hasta terminar el año con un aumento del tipo de cambio nominal de 225,8 por ciento.

La quinta gran devaluación fue en febrero de 1989 cuando la paridad cambiaria subió 61,1 por ciento en relación con el mes anterior.

Por último, la de enero de 2002 con el estallido de la convertibilidad y posterior devaluación violenta: la paridad trepó de 1 a 3 pesos por dólar de diciembre de 2001 a marzo de 2002.

Mauricio Macri y su equipo de economistas se sumarían a ese ranking con la megadevaluación que anuncian aplicar. Daniel Scioli y sus economistas plantean en cambio una política gradualista sobre la paridad cambiaria, descartando movimientos bruscos (ver nota aparte). No es lo mismo shock que gradualismo en relación al impacto sobre el bienestar general. Elevar 10 por ciento el tipo de cambio y luego continuar con ajustes periódicos en línea con la evolución de la inflación es un camino que se enfrentará con tensiones, pero la administración de la política cambiaria seguirá en manos del Banco Central.

La megadevaluación de Macri dejará a merced del mercado financiero una variable clave y provocaría una caída abrupta del salario. Sería un potente perturbador de la estabilidad económica. La confusión y el ocultamiento de los efectos negativos de la megadevaluación es la estrategia política y comunicacional para obtener el aval a semejante ajuste regresivo de una porción importante de la población, en especial de quienes serían los primeros perjudicados.

Prat-Gay, el apoderado de la cuenta con fondos evadidos al fisco y fugados de 68,3 millones de dólares de Amalita Lacroze Fortabat y su nieta en el HSBC Ginebra, fue el encargado de detallar los argumentos de esa política. Con hábil manejo de la agnotología, que consiste en la fabricación deliberada de la incertidumbre, la duda y la ignorancia en la población con un fin determinado, el ex ejecutivo del banco JP Morgan afirmó que la fuerte suba de la paridad no será inflacionaria porque la mayoría de los precios ya está remarcado a la cotización del blue; que la devaluación ya la hizo el Gobierno; que nadie accede a un dólar a la cotización oficial de 9,60 pesos; y que ya no quedan reservas en el Banco Central por lo que el próximo gobierno encontrará una caja vacía.

Son sentencias insólitas que varios analistas las amplifican, interviniendo sin ninguna inocencia en la campaña electoral, y muy pocos las interpelan. El aspecto más notable es que, por ejemplo con la afirmación de que el Banco Central ha sido vaciado o que el monto de reservas es virtual, la información oficial diaria que difunden todos los medios de comunicación la desmiente. Todos los días hábiles se detalla la cantidad de trabajadores y monto adquirido por la ventanilla del dólar ahorro. En lo que va del mes más de 550 millones de dólares.

A principios de octubre, el Banco Central desembolsó unos 6500 millones de dólares para cancelar el Boden 2015, y en estos días entregará 250 millones por la renta del bono Bonar 24. Trabajadores en relación de dependencia e inversores reciben en su cuenta los billetes verdes sin ninguna demora. Si el Central no tuviese los dólares no se hubiera podido concretar esas operaciones. Los dólares han salido de las reservas para esos pagos y seguirán saliendo para los próximos.

La afirmación que nadie puede comprar dólares a la paridad oficial también queda refutada por los hechos. Importadores, turistas y trabajadores no pueden comprar todos los dólares que quisieran, pero la suma a la que acceden es al valor del tipo de cambio oficial. El monto involucrado en esas transacciones no es irrelevante. Es el grueso de las transacciones concretadas en el mercado cambiario. De enero a noviembre de este año se importaron al tipo de cambio oficial insumos, máquinas y bienes finales por 45.000 millones de dólares. Y desde enero del año pasado, el rubro dólar ahorro acumula 8700 millones, billetes entregados a la cotización oficial más un 20 por ciento, diferencia que es devuelta por la AFIP a los trabajadores al momento de la liquidación anual de la declaración del Impuesto a las Ganancias o de Bienes Personales. Situación similar se registra en la categoría del dólar turista y tarjeta, en este caso con una diferencia del 35 por ciento que posteriormente es reintegrado por la AFIP. Todos han comprado y siguen comprando dólares a la paridad oficial.

Que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner ya devaluó es sólo una consigna electoral para distraer sobre lo que aspira a implementar el equipo de economistas de Macri: hacer creer a la población que la megadevaluación planeada no sería una decisión de Macri, sino que ya fue realizada. Algunos pueden disfrutar cuando son engañados y otros pueden preferir transitar la ignorancia, pero lo cierto es que eliminar las restricciones cambiarias y que el mercado pase a determinar la paridad del peso con el dólar es la propuesta económica de Macri. Esta medida es la que causaría una fuerte devaluación.

La definición más perturbadora para grupos sociales vulnerables la ofreció Prat-Gay cuando dijo que “va a subir el oficial, que no afecta prácticamente a nadie, y bajará el otro (el blue), que afecta a la mayor parte de la población”. Aseguró que esos movimientos no provocarían inflación porque la mayoría de los precios de la economía están referenciados en el dólar blue o en la cotización del contado con liquidación. No hay ningún economista desde los heterodoxos hasta lo más ortodoxos serios que compartan esa posición.

La situación es al revés de lo que plantea el porteño Prat-Gay: la mayoría de los precios de la economía están en línea con el tipo de cambio oficial, incluso los de los bienes que se comercializan en Santiago del Estero. Una megadevaluación promoverá entonces un muy fuerte aumento de la inflación. La estructura de producción de bienes de la economía argentina brinda la información necesaria para saber que una parte de la devaluación se traslada necesariamente a precios por el componente importado, a lo que se agrega la habitual especulación empresaria que termina impactando en precios el ciento por ciento del ajuste cambiario.

La doctrina Prat-Gay, avalada por el resto de los economistas de Macri, dice que la megadevaluación no se reflejaría en los precios porque los importadores y las empresas cuya producción requiere de insumos importados se abastecen pagando a un dólar con cotización del contado con liquidación (13,90 pesos), cuando se sabe que no es así. Esas firmas no lo pueden hacer de ese modo porque estarían violando la ley penal cambiaria y, fundamentalmente, porque acceden a dólares al tipo de cambio oficial, algunos con cupos y otros con mucha paciencia en el marco de la administración del comercio exterior. Los antecedentes históricos y el más reciente de enero de 2014 revelan que la abrupta suba del tipo de cambio provoca un shock inflacionario.

En función del porcentaje de los componentes importados, las empresas trasladan inicialmente a los precios de sus bienes el alza del dólar. Javier Lewkowicz publicó en la edición del 5 de febrero del año pasado de este diario “El teorema de los precios” detallando cómo impactaba la devaluación del mes anterior en diferentes sectores. En los productos de consumo masivo (alimentos, bebidas, artículos de limpieza y perfumería), la incidencia del componente importado es del 10 al 20 por ciento. Pese que el alza de precios debería ser en magnitud a esa carga importada que es solamente un parte de los envases o la amortización de algunos bienes de capital necesarios para la producción, las empresas líderes lo trasladan en su totalidad.

Lo mismo sucede con las siderúrgicas y petroquímicas que se manejan directamente con listas de precios en dólares. Son sectores donde el contenido importado es elevado: en la siderurgia es del 60 al 65 por ciento, mientras que en las petroquímicas, del 75 al 80 por ciento. En productos de línea blanca y de electrónica el contenido importado también es muy importante debido a que la mayoría de las partes y piezas no se produce en el país. En los costos totales en la industria automotriz los insumos importadores representan poco más del 40 por ciento, mientras que en medicamentos es del 20 al 25 por ciento.

Una megadevaluación determinará inicialmente una suba fuerte de precios. Después, la apertura comercial, que también prometieron los economistas de Macri, podrá mantener los precios en ese escalón más alto sin más subas porque lograrían contenerlos abriendo la economía a productos importados. 

Los efectos de esa política serían devastadoras para la industria nacional y para el empleo. En el caso poco probable de poder estabilizar el tipo de cambio manejado por el mercado financiero, no subiría más la inflación luego de ese shock inicial pero aumentaría la desocupación y el cierre de fábricas.

De ese modo, luego de las primeras negociaciones paritarias, los trabajadores estarían en desventaja relativa para mejorar el poder adquisitivo de sus salarios. Así los economistas de Macri alcanzarían su principal objetivo, que ya lo expresó sin inhibiciones Carlos Melconian: disminuir los salarios en dólares, forma elegante de proponer una regresiva distribución de la riqueza.

© Escrito por Alfredo Zaiat el domingo 085/11/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


  

La campaña del pajarito... @dealgunamanera...

La campaña del pajarito...

Los tuits sobre la campaña electoral pasaron de unos 500 mil a 1,2 millón en los últimos días.

Especialistas analizan el aumento de la politización y la polarización en Twitter. Las campañas de los equipos del FpV y Cambiemos y el surgimiento de un apoyo a Scioli por un sector que no estaba involucrado orgánicamente con el kirchnerismo.

El primer ballottage de la historia argentina es también el primer ballottage con redes sociales de la historia argentina. Analizar lo que pasa en Twitter, Facebook y otras plataformas 2.0 no se trata ya de un ejercicio confinado a los ámbitos académicos. Todos los dirigentes políticos de primera línea tienen desde hace tiempo sus equipos de campaña especializados en el tema.

Las redes cada vez llegan a más gente, se convierten en una fuente de información que permite entender procesos políticos y sociales complejos y se utilizan como una herramienta de acción no sólo dentro sino fuera de Internet. Desde los días previos a la elección general, el nivel de actividad política y de polarización en las redes sociales viene aumentando de manera creciente, con medio millón de tuits por día en aquel momento hasta alrededor de 1,2 millones de tuits actualmente.

Cifras que según Ernesto Calvo, profesor de la Universidad de Maryland y miembro de comité académico del Observatorio de Redes, sólo se comparan con los primeros días posteriores a la muerte del fiscal Alberto Nisman. Para Mariano Feuer, director creativo de la consultora EsViral, “uno de los puntos diferenciales de esta elección es que por primera vez salió a militar por Scioli gente que no está orgánicamente relacionada con Frente para la Victoria”.

Más del 60 por ciento de los argentinos tiene una cuenta de Facebook. Twitter, aunque sigue siendo bastante más pequeño, viene aumentando su cantidad de usuarios hasta llegar, según los últimos datos, a unas 8 millones de cuentas activas. Pero la influencia de las redes sociales no se mide sólo por su alcance directo. “Lo importante es la caja de resonancia. Si sabés viralizar mensaje, después llega offline.

Es un disparador que pasa después a redes secundarias, terciarias, a los medios tradicionales y también a vasos comunicantes familiares”, asegura Feuer, docente de la Universidad de Buenos Aires. Según los informes que viene realizando su consultora “hay un nivel de polarización muy fuerte” que puede superar el 80 por ciento cuando ocurre algún hecho político puntual o se acerca la fecha de la elección.

Para el director creativo de EsViral, a partir del 25 de octubre, cuando el FpV ganó por tres puntos la elección nacional pero quedó lejos de alcanzar sus expectativas, se empezó a producir un “movimiento por debajo, genuino” que se moviliza en contra de una eventual victoria de Mauricio Macri. “Podrá ser útil o no, pero se va generando cierta épica”, completa.

Tanto la consultora EsViral como el Observatorio coinciden en que Cambiemos (fundamentalmente el PRO) tiene una política 2.0 más eficiente, en parte por el grado de centralización del mensaje y de coordinación interna. “Cambiemos tenía como objetivo primordial alcanzar el ballottage y así se tradujo en todos los ámbitos. El centro de la red está concentrado, dominado y repleto de actividad tuitera de todos los partidos, candidatos, dirigentes y militantes que integran este acuerdo.

No por algo la red de conexiones entre ellos es la más grande, amplia y densa”, aseguran desde el Observatorio de Redes en un artículo publicado en el sitio Bastión Digital. Se trata de un proyecto colectivo integrado por el grupo de investigación sobre Coaliciones Políticas de la UBA, el Cippec y docentes de distintas universidades públicas y privadas, viene registrando el comportamiento tanto de los actores políticos como de los usuarios en Twitter y Facebook.

“El PRO se construyó como un partido muy nuevo, casi al mismo tiempo que surgieron las redes sociales y con una lógica distinta a los partidos tradicionales”, explica a Página/12 Facundo Gruz, profesor de la UBA, la Universidad de San Martín y becario del Conicet. 

Podría decirse que partidos como el peronismo y el radicalismo construyeron desde el territorio hacia las redes, mientras que el PRO va desarrollando su territorialidad a la par que se fortalece en el mundo 2.0. Director del observatorio junto a sus colegas Lara Goyburu y Paula Clérici, Gruz explica como ese desarrollo en las redes les permitió revertir el efecto del hashtag #SiGanaMacri, impulsado por el kirchnerismo. 

“Vieron que se estaba haciendo y lograron apropiarse de eso y utilizarlo a su favor”, señala en referencia a la campaña que apeló al humor y la ironía respecto de las consecuencias de una eventual presidencia macrista. En cambio, el hashtag opuesto #SiGanaScioli, también impulsado por el FpV, no logró el nivel del anterior que tuvo unos 34 mil tuits frente a unos 5 mil de su contrincante.

A diferencia de Twitter, que es una red abierta, el funcionamiento en Facebook es muy diferente. Se trata de comunidades cerradas, por lo que si bien su cantidad de usuarios es mayor, la circulación de los mensajes es muy distinta a la red del pajarito. 

Por eso, explica Feuer, adquiere mayor relevancia la pauta publicitaria que los distintos candidatos compran a la empresa. Esto permite segmentar el mensaje según los distintos perfiles de los usuarios y llegar al mismo tiempo a un público masivo pero con un contenido específico acorde a sus gustos e intereses.                                                                        

© Escrito por Sebastián Abrevaya y publicado el domingo 08/11/2015 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 



Tarde o temprano… @dealgunamanera...

Tarde o temprano…

Poder. Dibujo: Pablo Temes

Macri quisiera elecciones ya, y Scioli demorarlas. La apuesta oficial y los cargos en el PRO.

En ambos frentes políticos hacen cuentas y ven correr los minutos. Mauricio Macri querría que la elección fuera hoy. Daniel Scioli, en cambio, no. Según fuentes cercanas al gobernador bonaerense, al día de hoy la ventaja del macrismo sobre el sciolismo ronda los 8 puntos. 

En el equipo naranja dan por hecho que recuperarán 4 puntos de aquí al ballottage, lo que los pone a tiro de una elección reñida hasta el último minuto. “Creo que la Presidenta realmente quiere que gane Scioli, pero ya sabemos que no podemos contar con Aníbal –cuyo pacto de silencio le duró tan sólo dos días–, ni con los ‘pibes’ de La Cámpora. 

Las designaciones de Julián Alvarez y de Juan Ignacio Forlón en la Auditoría General de la Nación (AGN) fueron una vergüenza”, se sinceró la fuente, cuyo pensamiento –salvo por lo de la jefa de Estado– es compartido por otros dentro del oficialismo.

En verdad, conviven en el seno del FpV dos campañas: una es la de su candidato; la otra, la de Cristina Fernández de Kirchner. Por eso, en el entorno del gobernador de la provincia de Buenos Aires son varios los que están convencidos de que muchas de las acciones de la jefa de Estado tienen un único origen: su deseo de que Scioli no gane.

“Cristina quiere que gane Macri para así poder transformarse en la jefa de la oposición, para lo cual aspira a concentrar el mayor poder posible”, confiesa con bronca indisimulable otra voz que emerge desde las entrañas del sciolismo.

No hace falta ser muy perspicaz para darle a esa aseveración visos de verosimilitud. En sus últimas apariciones públicas, abundantes en extravagancia y desenfreno, la Presidenta se la pasó hablando de ella, de Néstor Kirchner, del proyecto –su proyecto–, mientras que a Scioli casi no lo nombró. 

En este contexto, no deja de llamar la atención la impenitente sumisión del candidato, quien recién en estos días salió a reconocer varios de los graves problemas económicos que el kirchnerismo le dejará al próximo gobierno, sea quien fuere el ganador del ballottage. Se sabe que eso molesta no sólo a la Presidenta sino también a su ministro de Economía, el cada vez más devaluado Axel Kicillof.

Pero no es sólo eso lo que afecta la campaña de Scioli –a quien se lo ve enojado y tenso–, basada en generar miedo hacia Macri. También la complica la clara voluntad de la jefa de Estado de avanzar sobre la Justicia con el objetivo de asegurarse no sólo impunidad sino también la posibilidad de complicar al próximo gobierno, algo que se ha visto intensificado en los últimos días.

Para ello cuenta con dos organizaciones que están a su disposición: una es La Cámpora; la otra, Justicia Legítima. Del seno de estas dos organizaciones están saliendo los militantes que aspiran a ocupar fiscalías, juzgados y organismos de control. Un bochorno.

Dificultades. En el PRO, por su parte, las cosas no son tan sencillas. Confían en un resultado favorable pero, en simultáneo, no dejan de señalar una preocupación creciente por el estado en que recibirán las cuentas públicas y por la escasez de reservas del BCRA. Por eso no todos sus economistas “estrella” están desesperados por hacerse cargo del Ministerio de Economía. 

Tiene lógica: el puesto podría convertir a su ocupante en un fusible descartable en caso de que las cosas no saliesen como será deseable.

Rogelio Frigerio, que por estas horas está descartado como futuro ministro, es disputado por diferentes sectores del macrismo no sólo en un eventual gobierno de Macri sino también en el ámbito de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires.

Carlos Melconian –hay quien dice haberle escuchado un real interés en ser ministro– suena para el BCRA; otro nombre que se tanteó como “ministeriable” para evaluar la reacción de los mercados fue el de Alfonso Prat-Gay. De ahí que desde el oficialismo salieron a pegarle con el video con sus expresiones –lamentables– que Cristina Fernández de Kirchner presentó en su “Aló Presidenta” del viernes en el Polo Tecnológico.

Más allá de las pretensiones de estos y otros protagonistas, lo cierto es que, con las reservas por el piso y la llegada de dólares no tan inmediata, en el PRO están estudiando las mejores alternativas para salir del cepo al dólar y unificar el tipo de cambio. ¿Cuál será el valor real para alcanzar el equilibrio de la divisa estadounidense? 

Esa es una pregunta que aún no tiene respuesta ni para Macri ni para Scioli, quien ayer generó confusión al decir que con él en el sillón de Rivadavia el dólar estaría a menos de 10 pesos. En realidad, fue un reconocimiento de que el cepo durará por un tiempo. En el macrismo se habla de $13 con oscilaciones.

En el FpV hay dos campañas cruzadas: la de Scioli y la de Cristina.

Otro de los temas que han comenzado a ocupar la agenda de los equipos de Cambiemos es la necesidad de buscar nombres para cubrir las tres administraciones y el gabinete que formará parte de una eventual presidencia de Macri. Es por eso que el equipo que acompañará a María Eugenia Vidal no se conocerá hasta después de las elecciones. “Sería una señal tranquilizadora para el elector mostrar el equipo y variedad de nombres en lo inmediato, pero es algo que no parece posible hasta terminado el ballottage”, reconoce una voz clave del frente opositor.

Por ahora, los de amarillo disfrutan este presente no sin tensión –la elección no está definida–, recordando que el deseo de los sciolistas pasa por una nueva versión del “ni-ni”: ruegan para que no haya ni cadenas de la Presidenta ni nuevas medidas ideadas por el inefable y “profesoral” Kicillof.

Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.

© Escrito por Nelson Castro y publicado el domingo 08/11/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.