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domingo, 8 de noviembre de 2015

Tarde o temprano… @dealgunamanera...

Tarde o temprano…

Poder. Dibujo: Pablo Temes

Macri quisiera elecciones ya, y Scioli demorarlas. La apuesta oficial y los cargos en el PRO.

En ambos frentes políticos hacen cuentas y ven correr los minutos. Mauricio Macri querría que la elección fuera hoy. Daniel Scioli, en cambio, no. Según fuentes cercanas al gobernador bonaerense, al día de hoy la ventaja del macrismo sobre el sciolismo ronda los 8 puntos. 

En el equipo naranja dan por hecho que recuperarán 4 puntos de aquí al ballottage, lo que los pone a tiro de una elección reñida hasta el último minuto. “Creo que la Presidenta realmente quiere que gane Scioli, pero ya sabemos que no podemos contar con Aníbal –cuyo pacto de silencio le duró tan sólo dos días–, ni con los ‘pibes’ de La Cámpora. 

Las designaciones de Julián Alvarez y de Juan Ignacio Forlón en la Auditoría General de la Nación (AGN) fueron una vergüenza”, se sinceró la fuente, cuyo pensamiento –salvo por lo de la jefa de Estado– es compartido por otros dentro del oficialismo.

En verdad, conviven en el seno del FpV dos campañas: una es la de su candidato; la otra, la de Cristina Fernández de Kirchner. Por eso, en el entorno del gobernador de la provincia de Buenos Aires son varios los que están convencidos de que muchas de las acciones de la jefa de Estado tienen un único origen: su deseo de que Scioli no gane.

“Cristina quiere que gane Macri para así poder transformarse en la jefa de la oposición, para lo cual aspira a concentrar el mayor poder posible”, confiesa con bronca indisimulable otra voz que emerge desde las entrañas del sciolismo.

No hace falta ser muy perspicaz para darle a esa aseveración visos de verosimilitud. En sus últimas apariciones públicas, abundantes en extravagancia y desenfreno, la Presidenta se la pasó hablando de ella, de Néstor Kirchner, del proyecto –su proyecto–, mientras que a Scioli casi no lo nombró. 

En este contexto, no deja de llamar la atención la impenitente sumisión del candidato, quien recién en estos días salió a reconocer varios de los graves problemas económicos que el kirchnerismo le dejará al próximo gobierno, sea quien fuere el ganador del ballottage. Se sabe que eso molesta no sólo a la Presidenta sino también a su ministro de Economía, el cada vez más devaluado Axel Kicillof.

Pero no es sólo eso lo que afecta la campaña de Scioli –a quien se lo ve enojado y tenso–, basada en generar miedo hacia Macri. También la complica la clara voluntad de la jefa de Estado de avanzar sobre la Justicia con el objetivo de asegurarse no sólo impunidad sino también la posibilidad de complicar al próximo gobierno, algo que se ha visto intensificado en los últimos días.

Para ello cuenta con dos organizaciones que están a su disposición: una es La Cámpora; la otra, Justicia Legítima. Del seno de estas dos organizaciones están saliendo los militantes que aspiran a ocupar fiscalías, juzgados y organismos de control. Un bochorno.

Dificultades. En el PRO, por su parte, las cosas no son tan sencillas. Confían en un resultado favorable pero, en simultáneo, no dejan de señalar una preocupación creciente por el estado en que recibirán las cuentas públicas y por la escasez de reservas del BCRA. Por eso no todos sus economistas “estrella” están desesperados por hacerse cargo del Ministerio de Economía. 

Tiene lógica: el puesto podría convertir a su ocupante en un fusible descartable en caso de que las cosas no saliesen como será deseable.

Rogelio Frigerio, que por estas horas está descartado como futuro ministro, es disputado por diferentes sectores del macrismo no sólo en un eventual gobierno de Macri sino también en el ámbito de la Ciudad y de la provincia de Buenos Aires.

Carlos Melconian –hay quien dice haberle escuchado un real interés en ser ministro– suena para el BCRA; otro nombre que se tanteó como “ministeriable” para evaluar la reacción de los mercados fue el de Alfonso Prat-Gay. De ahí que desde el oficialismo salieron a pegarle con el video con sus expresiones –lamentables– que Cristina Fernández de Kirchner presentó en su “Aló Presidenta” del viernes en el Polo Tecnológico.

Más allá de las pretensiones de estos y otros protagonistas, lo cierto es que, con las reservas por el piso y la llegada de dólares no tan inmediata, en el PRO están estudiando las mejores alternativas para salir del cepo al dólar y unificar el tipo de cambio. ¿Cuál será el valor real para alcanzar el equilibrio de la divisa estadounidense? 

Esa es una pregunta que aún no tiene respuesta ni para Macri ni para Scioli, quien ayer generó confusión al decir que con él en el sillón de Rivadavia el dólar estaría a menos de 10 pesos. En realidad, fue un reconocimiento de que el cepo durará por un tiempo. En el macrismo se habla de $13 con oscilaciones.

En el FpV hay dos campañas cruzadas: la de Scioli y la de Cristina.

Otro de los temas que han comenzado a ocupar la agenda de los equipos de Cambiemos es la necesidad de buscar nombres para cubrir las tres administraciones y el gabinete que formará parte de una eventual presidencia de Macri. Es por eso que el equipo que acompañará a María Eugenia Vidal no se conocerá hasta después de las elecciones. “Sería una señal tranquilizadora para el elector mostrar el equipo y variedad de nombres en lo inmediato, pero es algo que no parece posible hasta terminado el ballottage”, reconoce una voz clave del frente opositor.

Por ahora, los de amarillo disfrutan este presente no sin tensión –la elección no está definida–, recordando que el deseo de los sciolistas pasa por una nueva versión del “ni-ni”: ruegan para que no haya ni cadenas de la Presidenta ni nuevas medidas ideadas por el inefable y “profesoral” Kicillof.

Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.

© Escrito por Nelson Castro y publicado el domingo 08/11/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

domingo, 28 de junio de 2015

Animados a no ceder… @dealgunamanera...

Animados a no ceder…
El kirchnerismo se envalentona por las encuestas y redobla su embestida. Los controles sobre la Justicia y Scioli.

La posible continuidad del kirchnerismo en el poder, respaldada por el crecimiento de Daniel Scioli en las encuestas, y la falta de pericia política de la oposición han estimulado al Gobierno a no ceder un centímetro en su pelea por el control del Poder Judicial. El oficialismo carga sobre sus espaldas con casos tan polémicos como emblemáticos en materia de presión sobre miembros de la Justicia, como los de los fiscales José María Campagnoli y Germán Moldes y el del ministro de la Corte Suprema Carlos Fayt. Ahora logró cambiar la conformación de la Sala I de Casación Penal que el martes decidirá sobre la constitucionalidad del pacto con Irán. Lo hizo al remover al juez Luis María Cabral, hecho que volvió a poner de manifiesto el desprecio del Gobierno por un Poder Judicial independiente. Es un hecho gravísimo que parecería –al fin– haber despertado a una oposición que no termina de comprender que si en algunos puntos esenciales no logra ponerse de acuerdo será arrollada, junto con la República, por el kirchnerismo.

El abogado Claudio Vázquez, cercano al viceministro de Justicia Julián Alvarez, ocupará el lugar de Cabral. La renovación de la Sala I se extenderá a las otras subrogancias. En lugar de Gustavo Hornos será designado Roberto Boico, profesor universitario cuya firma apareció en la primera solicitada de Justicia Legítima, y cercano a la línea de las Madres de Plaza de Mayo que encabeza Hebe de Bonafini. Por último, la plaza de Ana María Figueroa será ocupada por Norberto Frontini, señalado por fuentes de la Asociación de Magistrados como un hombre afín a la doctrina Zaffaroni y discípulo de Alejandro Slokar –ex secretario de Política Criminal–, también firmante de la solicitada “Hacia una Justicia legítima”.

La de Cabral se trata de una nueva remoción directa por parte del Consejo de la Magistratura desentendida en toda su extensión de una imputación de orden disciplinario, juicio o procedimiento previo, dice el comunicado de la Asociación de Magistrados. Técnicamente se puede nombrar un juez subrogante en un juzgado vacante; lo que no se puede es quitar de su lugar a un juez que ya estaba subrogando, como era el caso de Cabral desde hacía tres años. El objetivo perseguido es claro: quitar del medio a los magistrados que podrían votar en contra de la constitucionalidad del pacto con Irán.

Scioli tendría el manejo de la economía, no de las relaciones externas y con la Justicia
Alerta. En la Justicia la preocupación crece. Los motivos para estar alerta sobran. Lo que parecía un fin de ciclo ya no lo es, y el panorama en materia de independencia judicial está otra vez en juego. “No sabemos cómo empezó el proceso de destrucción de instituciones en Venezuela. Quizás haya sido similar a lo que ocurre aquí. Es importante prestarles atención a estos atropellos. Por ahora la gente está tranquila porque a diferencia de Venezuela nosotros tenemos 12 cuotas sin interés y papel higiénico. Debería haber mayor involucramiento político y social; las cosas deben cambiar”, sentenció una fuente del Poder Judicial que no deja de sorprenderse por la falta de agilidad y reacción de la oposición para poner en agenda estos temas.

Fuentes judiciales de Santa Cruz aseguran que la elección de Carlos Zannini como compañero de fórmula de Scioli es más que un intento de control para conservar poder sobre el ex motonauta. Esas voces recuerdan que “Zannini fue quien diseñó junto a Néstor toda la ingeniería para el sometimiento del Poder Judicial en nuestra provincia. Como es sabido, pese a los múltiples fallos de la Corte Suprema, nunca reincorporaron al ex procurador Eduardo Sosa; una de las veces, ¡Zannini dijo que no tenían presupuesto! A los jueces y fiscales que no les eran afines les colocaban comisarios políticos y los mantenían vigilados con procesos de juicio político”.

Cualquier similitud con la realidad ya no es una coincidencia. Scioli tuvo que negociar o, mejor dicho, aceptar compulsivamente los términos e imposiciones impuestos por el kirchnerismo. Fuentes que están al tanto de lo conversado en las últimas reuniones aseguran que el gobernador pidió vía libre para tener el control en materia económica. A cambio, lo obligaron a aceptar que las relaciones con el Poder Judicial quedarán a cargo de Zannini y la procuradora Alejandra Gils Carbó. Tampoco tendrá injerencia en temas atinentes al manejo de la Cancillería y la política exterior. Un precio demasiado alto.

De ser electo, habrá que ver cómo Scioli se las arregla para sortear estos obstáculos que limitarían de manera irreversible su gestión. Desde el sciolismo alguien preguntó qué pasará con Amado Boudou. La respuesta fue fría y cortante: “Con ése podés hacer lo que quieras”. El vice tiene las horas contadas. Sin embargo, lo que podría usarse como un gesto para mostrar a la sociedad que ya no hay impunidad tiene su contrapartida en el blindaje judicial para la familia presidencial y los ministros. “Son intocables”, le hicieron saber al candidato del Frente para la Victoria.
Aló Presidenta

La utilización por parte de Cristina de la cadena nacional para hacer campaña electoral por el oficialismo representa más que una violación a la tan mentada Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual una alteración de las normas éticas de la vida republicana. Es algo que no se había visto en estos treinta y dos años de democracia reconquistada por los argentinos. Es lo mismo que hacía el ex presidente Hugo Chávez y ahora repite su sucesor, Nicolás Maduro, en la desgarrada Venezuela.

En el acto de marras, que tuvo lugar el jueves en la provincia de La Pampa, la jefa de Estado dedicó parte de su alocución a exaltar a Carlos Zannini, a ignorar a Scioli, y a criticar el debate del miércoles entre los candidatos a jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y a los opositores. Al hacerlo buscó desacreditar a Martín Lousteau, a quien responsabilizó por la 125. “Por un error de números, casi nos hacen volcar”, dijo Fernández de Kirchner, quien seguramente no advirtió que con esa afirmación derribó la falsedad sobre la que pivotó aquel conflicto innecesario e incomprensible, aportando así otro ejemplo de la mentira sobre la que se construye buena parte de la épica y el relato del kirchnerismo.

Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.

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© Escrito por Nelson Castro el domingo 28/06/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

  

domingo, 2 de noviembre de 2014

Tolerancia Cero… De Alguna Manera...


Tolerancia Cero…

William Bratton, jefe de policía de Nueva York en 1994.

El Senado suprimiría la conmoción social como condición de la prisión preventiva y modificaría la expulsión de extranjeros. Ningún código mejora la seguridad porque se aplica después del delito. La estigmatización de los extranjeros es un mensaje que nadie entiende mejor que la policía, gozosa de haber recuperado el autogobierno. Solidaridad oficialista con el agredido diputado Del Caño. La tasa de muertes violentas es la más baja en 30 años. Detalles estremecedores en el caso Arruga.

El ministro de Justicia y Derechos Humanos Julio Alak acordó con los senadores de las comisiones de Justicia y Asuntos Penales y de Presupuesto y Hacienda, suprimir la conmoción social de un delito y las condiciones del imputado como criterio para evaluar el riesgo de fuga y entorpecimiento de la investigación (artículo 185 del proyecto). Y el secretario de Justicia Julián Alvarez y el subsecretario de Política Criminal Juan Martín Mena intentarán reformular el artículo 35, inciso c, sobre expulsión de extranjeros en situación irregular en el país sorprendidos en el momento de cometer un delito. Por lo menos media docena de legisladores del Frente para la Victoria anunciaron que no aprobarían esas cláusulas contradictorias con la política aplicada por el gobierno nacional desde 2003. 

Un síntoma más de ello se produjo en la otra Cámara del Congreso, cuando el diputado del PTS Nicolás del Caño presentó una cuestión de privilegio por la agresión con balas de goma que padeció cuando acompañaba a los trabajadores de la multinacional Lear en conflicto. La diputada Diana Conti adhirió en nombre del Frente para la Victoria y el diputado Héctor Recalde abrazó al colega mendocino y le dijo que se oponía a cualquier forma de represión del conflicto social. El jefe del bloque de Senadores, Miguel Pichetto, se comunicó con la presidente CFK, quien admitió la posibilidad de esas modificaciones al Código Procesal Penal. La verdadera conmoción se produjo cuando el Poder Ejecutivo y los legisladores supieron que la repercusión social de algunos delitos y la personalidad del imputado como motivo para abandonar el principio de la libertad durante el proceso fueron introducidos en el Código por el dictador Jorge Videla. 

El Boletín Oficial del 6 de mayo de 1976, con su decreto mal llamado Ley 21.306, fue reproducido aquí el domingo pasado. Quien asesoró a Videla fue el penalista Eduardo Aguirre Obarrio, ministro de Defensa del ex dictador Agustín Lanusse en 1972, y defensor del almirante Isaac Anaya en el juicio de 1985. Quien derogó esa provisión autoritaria fue el presidente Raúl Alfonsín a los dos meses de asumir la presidencia. Otra figura central de la bancada oficialista, para quien se hacía difícil consentir semejante retroceso, es el ex ministro Aníbal Fernández, quien intervino en la sanción y promulgación de la Ley de Migraciones 25.871, vigente desde 2004, y en su decreto reglamentario, de 2010. Al contemplar la expulsión por delitos con pena mínima inferior a tres años, el artículo 35 del proyecto modifica sin decirlo esa ley. 

La posibilidad de expulsión ya estaba legislada, pero sólo para delitos graves y con condena en firme. Ahora se aplicaría a los presuntos autores de delitos de menor gravedad y sin realizar un juicio que establezca su autoría, por la sola definición policial y el consentimiento del imputado para que se suspenda el proceso. El verdadero problema de seguridad es que la principal forma que tiene la policía de desbaratar una banda, integrada por argentinos o por extranjeros, es cruzárselos en la calle, como habría ocurrido con la custodia del fiscal Carlos Stornelli y los colombianos sospechosos.

Inversión de criterios

Según el artículo 17 de la ley vigente la situación irregular sólo puede ser definida por la autoridad política migratoria. Por el artículo 61, si la irregularidad se constata, esa autoridad debe intimar al migrante a que regularice su situación y facilitarle el modo de hacerlo. La Dirección de Migraciones sólo puede declarar la ilegalidad de la permanencia si el migrante no regulariza la situación al ser intimado. En ese caso Migraciones debe pedirle a un juez contencioso administrativo la confirmación del acto de expulsión, cuya validez y razonabilidad se discutirá ante el tribunal. 

El artículo 29.c considera como límite a la concesión de residencia en el país “haber sido condenado o estar cumpliendo condena (...) o tener antecedentes por tráficos de armas, de personas, de estupefacientes o por lavado de dinero o inversiones en actividades ilícitas o delito que merezca para la legislación argentina pena privativa de la libertad de tres años o más”. El decreto reglamentario especificó que condenado es quien tenga una condena firme, y antecedente es “la condena no firme o el procesamiento firme”. La Corte Suprema de Justicia confirmó ese criterio en el Caso Granados Poma, de 2012. ¿Cuál puede ser el sentido de esa inversión, de expulsar a condenados y procesados por delitos graves a correr del país bajo la amenaza de prisión a personas detenidas por la policía por delitos menores? 

Es ilustrativo repasar qué delitos castiga el Código Penal con penas mínimas inferiores a tres años: participar en una riña en la que intervengan varias personas y no conste quien causó las lesiones o la muerte de la víctima (artículo 95); apoderarse de una cosa mueble ajena (162); usar la violencia para ello (164); despojar a otro de la posesión o tenencia de un inmueble (181); tener o portar armas de fuego sin autorización (189); detener o entorpecer la circulación de un tren (191); tirarle piedras cuando está en marcha (193); impedir o estorbar el normal funcionamiento de cualquier medio de transporte o los servicios públicos de comunicaciones, provisión de agua, electricidad o energía (194); suscitar tumultos o desórdenes (211); emplear la intimidación o la fuerza contra un funcionario público (237); desobedecerle o resistírsele (239); estorbarle el cumplimiento de sus funciones (241); violar los sellos colocados por la autoridad para asegurar la conservación o identidad de una cosa (254); quebrantar una inhabilitación impuesta por un juez (281 bis). 

Aparte de los robos y hurtos con o sin armas, surge transparente la criminalización del conflicto social y los métodos de lucha usuales: ocupación de tierras y viviendas, en las que participan con asiduidad inmigrantes de países vecinos; corte de rutas y de vías, manifestaciones en la calle, todo tipo de roces con policías, gendarmes y sus jefes, como el coronel Roberto Angel Galeano que exigió a un automovilista que bajara de su auto en la Panamericana y a los uniformados que lo sacaran a palazos.

¿Y por casa?

En todo el mundo los entusiastas de la Tolerancia Cero se inspiran en la tarea del ex alcalde de Nueva York Rudolf Giuliani, pero fuera de Estados Unidos pocos saben que el impulsor del concepto fue William Bratton, su jefe de policía. Bratton asumió el cargo en 1994 y su éxito en la reducción del crimen fue tan notable que Giuliani lo despidió en 1996: la popularidad del cana opacaba al político republicano. Luego de su también exitoso desempeño como jefe de policía de Los Angeles, adonde llegó después de los terribles tumultos raciales de 2002, Bratton recibió el ofrecimiento de hacerse cargo de la policía británica, pero el Parlamento lo vetó por su nacionalidad. No obstante, lo contrataron como asesor.

Hace diez meses, el nuevo alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, lo devolvió a su antigua responsabilidad en la Gran Manzana. De Blasio tiene dos hijos adolescentes, Dante y Chiara, que pese a sus nombres clásicos tienen la tez morena como su madre y fueron protagonistas de la espectacular victoria del padre, con casi el 75 por ciento de los votos. El aviso que decidió la elección fue grabado por Dante. Con su peinado afro a lo Angela Davis decía que Bill era el único demócrata con pelotas como para oponerse a las medidas discriminatorias del intendente Michael Bloomberg, por las que la policía puede cachear en busca de armas o drogas a cualquiera que le parezca sospechoso. Y ya se sabe quiénes siempre le parecen sospechosos. Por más que el presidente sea un afroamericano, los prejuicios siguen prevaleciendo y Obama postergó hasta después de las elecciones de pasado mañana el prometido decreto que aliviaría la situación de once millones de inmigrantes ilegales amenazados con la deportación. 

Las cadenas CBC y CNN informaron la semana pasada sobre el hostigamiento en una escuela del Bronx a dos chicos de 11 y 13 años, cuyos compañeros les gritaron “Ebola” mientras los golpeaban hasta dejarlos de hospital. Venían de Senegal, donde sólo se diagnosticó un caso de la enfermedad. Este es el riesgo de los estereotipos. Es probable que la expulsión de extranjeros no se incorpore al Código Procesal en los términos que anunció Cristina. Pero el mero discurso asociando extranjeros con delincuencia constituye un mensaje que la policía decodifica con entusiasmo y amplía la permisividad para los comportamientos tradicionales que tanto costó desterrar con la Ley de Migraciones. 

Por otro lado, cada ablandamiento de garantías procesales que se introduce con cualquier pretexto, tiende a generalizarse para cualquier otro uso. Si bien fue sobreseído, ya hubo un periodista de Santiago del Estero acusado por la ley antiterrorista y al mismo tiempo, en Estados Unidos, se descubrió que la ley de seguridad interior (la Patriot Act sancionada para librar la denominada Guerra contra el Terrorismo) se está aplicando con frenesí para otros fines. Esa ley permite a la policía ingresar a una vivienda y revisar todo lo que encuentren, sin notificar de ello a sus habitantes para que no sepan que los están investigando. 

La Fundación Nueva Frontera Electrónica informó ahora que entre septiembre de 2001 y abril de 2003 hubo 47 de esas incursiones sigilosas; el año pasado fueron 11.129, de las cuales apenas el 0,5 por ciento por sospechas de terrorismo. Radley Balko, autor del libro Rise of the Warrior Cop: The Militarization of America’s Police Forces escribió que cuando una ley concede nuevos poderes al gobierno “hay que dar por sentado que será interpretada en la forma más vaga, más expansiva y más favorable al gobierno posible. Si no ocurre así, bien. Pero ¿por qué correr el riesgo, por qué dejar esa posibilidad abierta. Lo mejor es escribir las leyes en forma muy cuidadosa, restrictiva y con explícitas garantías contra su abuso”.

¿Fue una contradicción que una vez electo, De Blasio convocara al artífice de la Tolerancia Cero? Para nada. Lo que sus epígonos sudamericanos nunca mencionan es que para Bratton esa inflexibilidad debe comenzar por la propia fuerza policial. Lo hizo durante su primera gestión, lo repitió en Los Angeles y lo está haciendo otra vez ahora. En un discurso ante más de 800 comisarios y oficiales, prometió que apartaría a las manzanas podridas que dan una mala imagen a la policía y los describió como “brutales, corruptos, racistas e incompetentes”, que “no entienden el juramento que prestaron ni están comprometidos a obedecer la ley”, por lo cual “no deberían estar aquí”. 

En su conferencia, Bratton mostró videos de oficiales que patean a un vendedor callejero y tiran al suelo a una mujer embarazada. Hace dos meses una gran manifestación protestó en Nueva York por la muerte del también afroamericano Eric Garner, quien vendía cigarrillos sin estampilla fiscal. Un policía le hizo una toma de estrangulación y lo asfixió. El presidente de la mutual hispana de policías, el detective Dennis González, aprobó la decisión de Bratton y le sugirió que comenzara por revisar con Asuntos Internos los legajos de los oficiales contra quienes hay quejas, para detectar patrones de abuso. ¿Suena familiar?

Autogobierno y complicidad

Esa depuración de las filas policiales es la misma línea que comenzaron los ex ministros Carlos Arslanian en la provincia de Buenos Aires y Nilda Garré en el Ministerio de Seguridad de la Nación y que abandonaron sus sucesores. Con Arturo Puricelli y Cecilia Rodríguez, asistidos por el médico que quisiera ser militar Sergio Berni, la Policía Federal recuperó la autonomía perdida y se orienta según la pauta del autogobierno que practica la Bonaerense. Lo sucedido con Luciano Arruga dista de ser un caso aislado. En 2009 el juez Luis Arias dijo que la policía bonaerense usaba las detenciones de menores por averiguación de antecedentes como método de reclutamiento para delinquir. 

Cuando los ministros de Seguridad, Carlos Stornelli, y de Justicia, Ricardo Casal, lo intimaron a precisar la denuncia, Arias enumeró 23 investigaciones penales de 2008 y 2009 por torturas a chicos, en las que se advierte “la idea de reclutamiento”. Poco después, el propio Stornelli se presentó para denunciar ante la justicia esa práctica perversa. Pero ya estaba de salida y Casal asumió las dos carteras, fusionadas en una hasta el año pasado. No habrá código que valga, mientras los presuntos encargados de brindar seguridad comanden la rapiña y formen parte de grandes redes de ilegalidad, por más fotos con Giuliani o con Alvaro Uribe que se saquen los políticos en campaña.

Esta semana, el Senado bonaerense convirtió en ley la expropiación del destacamento policial de Lomas del Mirador, donde Arruga estuvo detenido y fue torturado, y la instalación allí de un Espacio para la Memoria que llevará su nombre. Ese destacamento se creó a solicitud de los vecinos que reclamaban mayor seguridad. No es seguro que se hayan sentido defraudados por este nuevo episodio de higiene social, como los que producía en Don Torcuato el policía Beto Hugo Cáceres, porque el objetivo de eliminar a los negritos cuenta con inserción en sectores más acomodados de la sociedad, como se puede verificar en el foro de lectores de La Nación que se congratularon por la muerte de Arruga. En la misma sesión el vicegobernador Gabriel Mariotto planteó la unificación y el aceleramiento del caso contra los funcionarios judiciales que dilataron la investigación y encubrieron a los policías acusados. 

Así, el juez Gustavo Banco, que rechazó el hábeas corpus presentado por la familia de Arruga en cuanto se produjo la desaparición, deberá responder en el mismo jury de enjuiciamiento que las fiscales Roxana Castelli (quien delegó el sumario a la propia policía que lo extorsionaba) y Celia Cejas (cuya principal disposición investigativa fue espiar a la familia de la víctima). El juez federal de Morón Juan Manuel Salas mantiene el secreto del sumario mientras avanza en la obtención de pruebas, que le permitirían dejar de lado la cómoda hipótesis de un accidente de tránsito y confirmarían lo que la mamá Mónica Alonso y la hermana Vanesa Orieta sostuvieron desde el primer momento, sobre la responsabilidad policial en la muerte de Luciano. El estudiante que conducía el auto que lo atropelló declaró que Luciano “corría desesperado” y “parecía que estaba escapando”. El mismo juez Salas sobreseyó al dirigente sindical Rubén Sobrero por el corte de una autopista con un piquete durante el paro de una central en abril, aduciendo quienes ocupan el espacio público para que las autoridades los escuchen no deben ser sometidos a la acción penal que en ese caso criminalizaría “manifestaciones sociales pacíficas”.

© Escrito por Horacio Verbitsky el Domingo 02/11/2014 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.