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domingo, 13 de junio de 2021

Brecha Social. Papelones que distraen… @dealgunamaneraok...

 Brecha Social. Papelones que distraen…


“Kid Trababollos”. Dibujo: Pablo Temes.

El Presidente debe pensar seriamente en las cosas que dice, desterrar su soberbia y dejarse ayudar. 



Dejamos atrás una semana cargada de significación política y de sucesos marcados por la crítica situación económica y social. El informe de la Universidad Católica Argentina –como preámbulo a la colecta anual de Cáritas–, la presencia de los principales laboratorios productores de vacunas en el Congreso, la reunión de la mesa nacional de Juntos por el Cambio y el disparatado discurso presidencial que despertó la indignación de muchos países latinoamericanos. Vamos por partes. 

 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 12/06/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

 

El informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina producido por la UCA es una bofetada para toda la dirigencia política de la Argentina. Allí se muestra que durante 2020 aumentó la brecha social, con una pobreza multidimensional del 44,2% que, en el conurbano bonaerense, crece hasta el 54,3% y presenta graves deficiencias con carencias de todo tipo. La prohibición de clases presenciales ahondó la diferencia de capacitación entre los diferentes estratos sociales con otro saldo trágico: apenas el 29,8% de los menores de 17 años participó el año pasado de clases por plataformas virtuales como Zoom. Aun en este contexto, al Gobierno se lo ve encaprichado en su propia agenda, con prioridades que están muy lejos de las de la gente común y creído de que con echarle la culpa de todo a Macri alcanza. 

 

Finalmente, los laboratorios que concurrieron al Congreso no agregaron mucho más de lo que se sabía. La Argentina no tendrá la vacuna de Pfizer. Desde el Frente de Todos aseguraron que no se modificará la ley de vacunas. La diputada oficialista Mara Brawer aseguró que “hoy no necesitamos la vacuna de Pfizer”. La diputada debería tener claro que los más de 83 mil fallecidos son el saldo de la improvisación y que si ese inoculante hubiese llegado en tiempo y forma, se habrían salvado muchas vidas. Que Dios y la Patria se lo demanden. 

 

Al Gobierno se lo ve encaprichado en su propia agenda, con prioridades que están muy lejos de las de la gente común y creído de que con echarle la culpa de todo a Macri alcanza.

 

El problema de los discursos desafortunados es que, casi siempre, dejan heridos en el camino. No importa si para recorrerlo uno llegó en barco y otro en bicicleta. El Presidente debe pensar seriamente en las cosas que dice, desterrar su soberbia y dejarse ayudar. “Sigue igual que siempre. No escucha y si escucha, hace lo que quiere. Está convencido de que es un gran orador y que necesita ser disruptivo y desacartonado para llegar a toda la gente. Pasó lo que tenía que pasar". Desde hace mucho tiempo circula entre sus asesores el comentario malicioso pero acertado que sostiene que “Alberto debería entender que la comunicación política es una ciencia”, aseguran en la Rosada y agregan: “Pedirle a Victoria Donda que califique sus dichos es un pase de factura para el otro lado de la coalición. Donda debería haberse ido hace mucho”.
 
Internas en JXC. 

 

La reunión de la Mesa Nacional de Juntos por el Cambio tuvo a Mauricio Macri como gran ausente pero contó con la presencia del jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la ex gobernadora María Eugenia Vidal, el auditor general Miguel Ángel Pichetto, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, los senadores Martín Lousteau, Humberto Schiavoni y Luis Naidenoff; los diputados Mario Negri, Juan Manuel López y Maximiliano Ferraro. Se habló de fortalecer la unidad, ampliar la coalición y establecer las reglas del grupo de cara a las primarias. “Se definió algo que, a la vista de un lector desprevenido, parece un detalle mínimo que, sin embargo, puede ser determinante para la ingeniería electoral de las PASO. Me refiero a la utilización del sistema D’Hont para definir bancas y candidatos.  Es central porque eso incentivará la participación de sectores que hoy no forman parte del espacio”, destacó un participante.

 

Más allá del encuentro, la semana dejó dos fotos que tuvieron a Lousteau y a Rodríguez Larreta como protagonistas. En la primera, recibieron en Uspallata al intendente de Río Tercero, Marcos Ferrer, un radical joven que desafió a Mario Negri en la interna; y en la segunda, que tuvo lugar el jueves, desayunaron con Maximiliano Pullaro, referente radical de Santa Fe que fue ministro del gobernador Lifchitz y hoy lidera un importante grupo de intendentes y legisladores que forman parte del Frente Progresista provincial.


 

La apertura es la nueva regla para los moderados. Entre los halcones y palomas del frente opositor, las aguas siguen agitadas. Rodríguez Larreta resiste la candidatura de Patricia Bullrich a ocupar el primer lugar en la lista de diputados de la Ciudad porque, en la práctica, significaría teñir su perfil dialoguista hacia posiciones mucho más extremas y renunciar a elegir candidato en su propio distrito. “Hay una mezcla de estrategia y orgullo. Justo cuando empieza a diferenciarse de Maurico no puede aceptar que le plante a Patricia si su preferida es María Eugenia”, aseguran en el entorno del jefe de Gobierno.

 

Del otro lado de la General Paz la disputa es entre Diego Santilli y el intendente de Vicente López, Jorge Macri. Este último “no quiere que los porteños le marquen la cancha y menos con una figura que puede tener proyección provincial de cara a 2023”. Así las cosas, una parte de la estrategia será consensuada y la gran mayoría de las listas se definirá en las PASO. Larretistas y macristas no le temen a esa instancia electoral. Es más, la necesitan imperiosamente para disipar las tensiones internas de la coalición. 

 

Las contradicciones de Kicillof. 

 

Hubo sorpresa en la Casa Rosada cuando el gobernador de la provincia de Buenos Aires anunció el regreso de la presencialidad escolar. Qué motivó el cambio copernicano de Kicillof? La respuesta es muy simple: las encuestas que muestran el creciente descontento reinante en el Conurbano como producto de la catastrófica situación socioeconómica que allí se vive a causa de la interminable cuarentena. 

 

Es un dato que preocupa mucho a Cristina Fernández de Kirchner, quien, por lo tanto, le ordenó al gobernador dar por finalizada la etapa sanitaria de su gestión. Por haber implementado la presencialidad, desde el oficialismo trataron a Rodríguez Larreta de asesino. 

 

¿Y ahora, qué dirán? Es la esencia del kirchnerismo: un día dicen una cosa y, al siguiente y con total descaro, otra exactamente opuesta.   

 

Producción periodística: Santiago Serra.






domingo, 3 de abril de 2016

Brutal ajuste… @dealgunamanera...

Brutal ajuste…


Aumentos, crisis con Elisa Carrió y dudas por Daniel Angelici. Alivio por Ricardo Jaime preso.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 03/04/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El ajuste ha llegado en toda su dimensión. “Es brutal”, lo reconoció el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo. Y esa dimensión es la que produce desasosiego en la población y genera controversias políticas no sólo entre el oficialismo y la oposición sino también dentro mismo del partido de gobierno. Es lo que reflejaron los altisonantes tuits que Elisa Carrió hizo públicos el miércoles pasado y que impactaron lo suficientemente fuerte al interior de Cambiemos como para que Mauricio Macri la convocara a una reunión urgente en la residencia de Olivos antes de su partida hacia los Estados Unidos.

En esa reunión que, según la diputada, fue “dura, franca y divertida”, quien también tuvo un protagonismo importante fue el ex senador Ernesto Sanz. Sanz se ha transformado en un hombre de extrema confianza y cercanía del jefe de Estado. La más importante fue la coincidencia sobre las implicancias negativas que para el Gobierno tendría una ruptura de la coalición.

El fantasma de lo que significó para el gobierno de Fernando de la Rúa la renuncia de Carlos “Chacho” Álvarez sobrevoló el ámbito de ese encuentro, en el que se le atribuye a Macri haberle dicho a Carrió que “si nosotros nos peleamos, Cristina se divierte”. Lo cierto es que, tanto el Presidente como Sanz, fueron duros con la diputada, a quien le señalaron que “su boca era más útil defendiendo al Gobierno que atacándolo”.

El asunto que más incómoda al Presidente es el de Daniel Angelici. Nadie atina a saber muy bien cómo ha adquirido semejante poder. Las voces en los ámbitos tribunalicios –sobre todo de los juzgados federales– confirman las gestiones de este abogado de trayectoria poco relevante que invoca transmitir los pareceres y enojos del Gobierno. Quienes tratan de encontrar una explicación a esta gama de conexiones que exhibe Angelici lo adjudican a su condición de presidente de Boca. “Muchos jueces, fiscales y secretarios de juzgados que son hinchas de Boca desesperan por una platea en la Bombonera”, señala un conocedor de esta trastienda inquietante. Los industriales llevaron su preocupación al ministro de Producción, Francisco Cabrera.

El secretario general de la Unión Industrial Argentina (UIA), Juan Carlos Sacco, destacó que “tuvieron una muy buena recepción de la radiografía que le presentaron. Y si bien el presidente Macri está haciendo lo que prometió en la campaña electoral, la preocupación radica en la simultaneidad y velocidad con que se está implementando el sinceramiento de la economía”. En este sentido, el industrial graficó que “hay unos 39 mil puestos de trabajo en el sector de las industrias electrointensivas que aún no entraron en situación crítica pero que, con los aumentos y otros elementos de contexto, podrían peligrar.

Ese elemento de contexto es la crisis económica de raíces políticas por la que está atravesando Brasil. Si no se hace algo para enfrentar esa contingencia, la situación podría empeorar. Si debido a su propio ‘parate’, nuestro principal socio comercial comienza a enviar los excedentes de su producción hacia la Argentina, el problema podría escalar y serían 200 mil los puestos de trabajo que correrían riesgo en la industria”. Al Gobierno no le hace ninguna gracia admitir esta posibilidad y trabaja contrarreloj buscando salidas a esta delicada circunstancia. “Cuando Brasil estornuda, la Argentina sufre una neumonía”, dijo tiempo atrás la canciller, Susana Malcorra.

Se vive con salarios viejos para enfrentar tarifas nuevas. Eso no hace más que aumentar la pobreza.

Por su parte, fuentes cercanas a los legisladores que trabajan en la publicación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) Congreso, adelantaron que la medición correspondiente al mes de marzo se acercaría al 4%, guarismo que haría “peligrar la meta inflacionaria anual de entre 20% y 25% impuesta por el Gobierno, a un número mucho más cercano al 30%”. Si marzo arroja esos valores cercanos al 4%, el acumulado para el primer trimestre del año superará el 12%, un valor demasiado alto para cerrar el año de manera exitosa.

Es verdad que el valor que se paga en la mayoría de los servicios públicos en el Área Metropolitana es irrisorio. Pero lo que también es verdad es que los sueldos que gana la mayoría de sus habitantes son, asimismo, bajos. Se vive un presente de tarifas nuevas con salarios viejos. Por eso el índice de pobreza ha aumentado, tal como lo proyecta el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica, cuyo trabajo ahora el kirchnerismo pondera luego de haberlo denostado por años.

En el Gobierno se reconoce toda esta problemática para la que, hasta el momento, no ha ofrecido soluciones. Nadie discute sobre lo inevitable de este sinceramiento de la economía, producto del campo minado que dejó el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. La controversia surge a la hora de evaluar su implementación. Ahora se habla de una serie de medidas –incluiría un blanqueo de capitales– en cuya elaboración se está trabajando a toda máquina. El objetivo es reactivar la economía, que atraviesa un período de estanflación.

Para ello cuenta con la aprobación de la ley que hace posible pagarles a los holdouts. El proceso que llevó a la resonante victoria que el oficialismo obtuvo en ambas cámaras del Congreso –recordar que en Diputados el resultado fue de 165 votos a favor y 86 en contra y en el Senado 54 a favor y 16 en contra– tuvo entre sus artífices al ministro del Interior, Rogelio Frigerio. Esto significó un duro revés para CFK, quien fatigó el teléfono de los diputados pertenecientes a La Cámpora y al núcleo duro del kirchnerismo para que presionaran a sus pares a votar en contra del proyecto de ley que había enviado el Presidente.

El apriete fue en vano. En el Senado, como se vio, las cosas a Cristina le fueron peor. Y eso alcanzó no sólo los guarismos de la votación sino también el sincericidio del jefe del bloque del Frente para la Victoria, Miguel Ángel Pichetto, quien al decir que había recuperado “su capacidad para decir lo que pienso”, blanqueó la brutal metodología de “obediencia debida” reinante durante el kirchnerato.

En el momento de cerrar esta columna se producía la detención del ex secretario de Transporte Ricardo Jaime por la causa en la que se investiga la escandalosa compra de trenes a España y Portugal. Es una buena noticia para el presente de un país que debe luchar desesperadamente contra la corrupción.

Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.

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domingo, 18 de mayo de 2014

¿CFK apretó a la Iiglesia?... De Alguna Manera...

Grito en el cielo…

¡Peccatoris! Papa Francisco. Dibujo: Diego Temes 

¿CFK apretó a la Iiglesia?  Tras un duro documento, por qué el Episcopado se dio vuelta. El rol del Papa. Tedéum en riesgo.

Tanto el peronismo como la Iglesia están marcados en su historia por la relación amor-odio. Hay puntos extremos, como la quema de iglesias en junio de 1955 o las tres audiencias que Francisco le concedió a Cristina y su obsesivo reclamo para que cuiden a la Presidenta. El humanismo cristiano, la doctrina social, la disciplina vertical, la lucha por el poder, la opción por los pobres y cierto anticomunismo de subsistencia, constituyen la medianera conceptual que comparten. No sería una herejía entonces subrayar que hoy muchos peronistas de todos los palos peregrinan al Vaticano para sacarse una foto con el Papa como antes lo hacían a Puerta de Hierro a la pesca de un encuentro con Perón. Todos lo han hecho.

Desde la presunta izquierda de Juan Cabandié y Estela Carlotto hasta la derecha pesada y comprometida con la dictadura de Gerardo Martínez. Una selfie con Francisco no se le niega a nadie.

El propio Papa se forjó en la fragua juvenil del peronismo ortodoxo de Guardia de Hierro y, en los últimos días, recordó aquellos años al darle un lugar de gran visibilidad a Juan Grabois, hijo de Pajarito, quien fuera dirigente de aquella organización de cuadros blindados.

En la década fracturada, los Kirchner evidenciaron su doble discurso. Reivindican en el relato a los curas villeros que contienen a los pobres, pero en la realidad, como no reconocen la existencia de pobres en su gobierno, les molesta que los sacerdotes iluminen los lugares de mayor marginalidad y exclusión social que ni Néstor ni Cristina pudieron solucionar. Entonces intentan ocultar lo que la Iglesia está obligada a denunciar.

Cada vez que el cardenal Jorge Bergoglio se refería a su principal preocupación que es la exclusión social, a Néstor le daba un ataque de furia. Combatió a Bergoglio con todas sus armas. Lo castigó sacando el Tedéum de la Catedral y con la excusa de hacerlo más federal lo llevó al interior.

Calificó al cardenal como opositor y en un derrape llegó a decir que el diablo también usaba sotana. Cristina, más cristiana, mantuvo esa lucha contra Bergoglio, incluso hasta un día después de que fuera designado Papa. Pero el pragmatismo y el consejo de Rafael Correa, presidente de Ecuador y fervoroso creyente, le hicieron cambiar de opinión. El Papa puso la otra mejilla y transformó la relación de odio en un amor casi celestial e insólito. Nadie trató tan bien y con tanta deferencia a la Presidenta como Francisco. A los opositores del Gobierno, el Sumo Pontífice les dice que quiere custodiar la paz social y que no haya turbulencias hasta la entrega del poder en el 2015. A los oficialistas les recuerda sus dedos en ve de otrora y retoma conceptos como “la patria grande” o la descalificación del neoliberalismo desalmado y consumista que multiplica la pobreza.

El pastor sabe que su rebaño es multitudinario y a escala planetaria. No quiere perder ninguna oveja y eso le hace brotar sus dotes de conductor político. El gran problema del Papa es que Cristina es millonaria, milita en unidades básicas contradictorias como las de Puerto Madero y Louis Vuitton y que, encima, está salpicada por graves causas de megacorrupción. Y como si esto fuera poco, Bergoglio sabe –lo sufrió en carne propia– que la intolerancia K no permite crítica si se quiere permanecer a su lado y en buenas relaciones.

De hecho, en los dos últimos documentos de los obispos argentinos, cargados de frases textuales del Papa, como que “la corrupción es un cáncer social”, debieron ser explicados y minimizados ante la Presidenta en reuniones posteriores.

Cristina puso el grito en el cielo con el diagnóstico de que “la sociedad está enferma de violencia”. ¿Está ella muy susceptible o el Episcopado demasiado flexible? Es más grave todavía: el Gobierno hace con la Iglesia lo mismo que hizo con todas las instituciones, fracturarlas entre amigos y enemigos. Buscan cuáles son los obispos gorilas para mandarlos al infierno y ponen en un altar a los “compañeros”, como el arzobispo Víctor Manuel Fernández, un intelectual de fuste que participó activamente en la redacción del documento de Aparecida, que es una suerte de hoja de ruta del Papa. Tucho, como le dicen al rector de la UCA, escribió una columna en Página/12 que no se puede dejar de leer para comprender los nuevos posicionamientos. Allí, repite apenas con un poco más de elegancia el discurso K anti Clarín: responsabiliza a los medios de mala praxis. El arzobispo es una figura rutilante, de perfil bajo pero de gran proyección, que reza para que Julián Domínguez sea el candidato bendecido por CFK.

Lo más grave, como siempre es la interpretación de la violencia política. Carlotto reaccionó diciendo que la Iglesia no había hablado cuando se secuestraba gente. Tiene razón la presidenta de Abuelas, la jerarquía calló durante el terrorismo de Estado, igual que los Kirchner. Cuando Cristina les ordenó a los muchachos de La Cámpora que salieran al cruce del documento eclesial, casi como un formulario repitieron que la sociedad estuvo enferma de violencia en el ‘55, ‘76, ‘89 y 2001. Curioso sesgo y olvido de 1974, precisamente el año en el que el peronismo asesinó a dos peronistas íntimos de Perón como Rucci y el cura Mugica. Montoneros y la Triple A dirimieron sus diferencias en plena democracia arrojándose cadáveres.

¿La Presidenta habrá quedado satisfecha con las disculpas que le ofrecieron monseñor Arancedo y compañía, o seguirá con ganas de suspender el Tedéum del 25 y castigar al cardenal Mario Poli por el pecado de criticarla? Voceros obispales quedaron descolocados frente al retroceso del Episcopado. ¿Se puede calificar de apriete lo que hizo el Gobierno con la Iglesia? ¿El “vamos por todo” los incluye? ¿Cuidar a Cristina es autocensurarse?

Dijeron que el principal responsable de la violencia es el Gobierno, pero luego rectificaron porque el texto “era un llamado a toda la dirigencia”. ¿Qué nivel de consultas tuvieron con el Papa? Hay muchas dudas menos una. Por ahora, Cristina sigue firme en su camino: a Dios rogando y con el mazo dando.

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 17/05/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Boudou no tiene perdón... De Alguna Manera...


Boudou no tiene perdón...


Trastienda de la cumbre de Cristina con el Episcopado. El vicepresidente, cada vez más comprometido. ¿Licencia?

El crítico documento de la Conferencia Episcopal molestó profundamente a la Presidenta. Sin disimulos, Cristina Fernández de Kirchner lo hizo saber el sábado pasado durante el acto de recordación del cuadragésimo aniversario del asesinato del padre Carlos Mujica. Allí demostró, además, haber confundido el significado real del mensaje de los obispos. La jefa de Estado habló de violencia política mientras que la jerarquía de la Iglesia lo hizo sobre la violencia en el contexto de la ola de inseguridad que asuela el país. No es la primera vez que la Presidenta confunde peras con manzanas.

El documento, que fue aprobado por unanimidad, generó un debate intenso entre los obispos y fue sujeto de más de una lectura y de varias correcciones. La discusión, en verdad, giró sobre si, al término de las deliberaciones de la asamblea, debía haber un documento o no. Como no se llegó a un acuerdo, se votó: votos más, votos menos, unos diez obispos lo hicieron por la negativa; el resto lo hizo por la afirmativa. 

Hubo una filtración que perturbó a los prelados. De ahí la carta que el rector de la Universidad Católica Argentina, monseñor Víctor Fernández, envió a Página/12, en la que daba indicios de saber quién había sido el responsable de la filtración y esgrimía una crítica hacia el medio que la publicó: Clarín. Ello fue una demostración de desconocimiento del ABC del periodismo. El caso Watergate, que puso al descubierto una red de espionaje político montado por el presidente Richard Nixon y que culminó con su renuncia, salió a la luz pública a partir de una filtración de un funcionario del gobierno que por muchos años fue conocido por el apodo de “Garganta Profunda”.

Cuando finalmente se difundió el documento, en el Gobierno el malhumor fue indisimulable. 

De ahí la dura respuesta emanada tanto de la Presidenta como de La Cámpora. Como es sabido, en este tipo de pronunciamiento los obispos no se abocan a la crítica específica de un gobierno. Lo que ocurre es que la responsabilidad primaria respecto de los problemas sociales, económicos y políticos de un país –que son los ítems sobre los que habitualmente se explaya el Episcopado–, recae siempre en el gobierno de turno, sea éste de la ideología que fuere. Esto es algo de Perogrullo. El documento tiene algunos párrafos textuales que reproducen pensamientos del Papa. Uno de ellos es el que señala que “la corrupción es un cáncer social”. Por eso fue desopilante escuchar a Fernández de Kirchner quien, a la manera de un exégeta, intentó rebatir a los obispos utilizando textos del Santo Padre.
 
Este fue el marco dentro del cual la Presidenta se reunió con los representantes del Episcopado. La concreción del encuentro no fue fácil, ya que la mayoría de los obispos había regresado a sus respectivas diócesis. De todos modos, varios prelados hicieron conocer su poco entusiasmo por participar de la convocatoria –otros directamente dijeron que no había que ir– que, según comentó a algunos allegados el miércoles por la noche el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor José María Arancedo, iba a tener lugar el viernes. 

Finalmente cuando se concretó en la tarde-noche del jueves, se hizo al más puro estilo kirchnerista: a los periodistas se les informó que la reunión iba a tener lugar en la Casa Rosada cuando, en realidad, Fernández de Kirchner recibió a la comitiva de la jerarquía eclesiástica en la residencia de Olivos.

El encuentro fue definido como cordial. ¿Podría haber sido de otra manera? Lo cierto es que la Presidenta sacó a relucir la relación directa que tiene con el papa Francisco, como si eso la colocara por encima de los obispos. Expresó que hubiera sido su deseo que se la hubiese anoticiado del documento antes de su difusión pública. Eso hizo acordar a Carlos Menem, quien durante su presidencia supo despachar a algún enviado a la reunión de la Conferencia Episcopal, con el objeto de bajarle el tono a sus pronunciamientos cuando éstos eran críticos de situaciones sobre las que la responsabilidad de aquel gobierno era indiscutible. Nada nuevo bajo el sol.

El fallo de la Cámara de Casación, por el que se confirma todo lo actuado hasta aquí por el juez federal Ariel Lijo en la causa de la venta de la ex Ciccone Calcográfica, fue un cachetazo para Amado Boudou. Todas las presiones ejercidas sobre los camaristas por parte de sus representantes resultaron ser infructuosas. Ese repertorio que incluyó últimamente un intento de intimidación sobre José Guillermo Capdevila, ex director general de asuntos jurídicos del Ministerio de Economía, uno de los testigos clave de esta trama de corrupción que está bajo investigación, ha demostrado ser infructuoso. Es que las pruebas reunidas hasta aquí en la causa tienen una contundencia irrefutable. 

Así las cosas, el camino ha quedado allanado para que Lijo cite al vicepresidente a una declaración indagatoria. De esta manera, se le plantea al Gobierno –en verdad, a la Presidenta– un dilema político: ¿qué hacer con Boudou, un personaje a quien, salvo Fernández de Kirchner y algunos pocos más, ya nadie del oficialismo quiere? En sus filas, son varios los que piensan que si el vicepresidente fuera imputado debería pedir licencia en el ejercicio de su cargo.

Los abogados de Boudou, con cercanía al Servicio de Inteligencia del Estado, ya han dicho que apelarán ante la Corte Suprema, lo que es una obviedad. Por lo que se habla en los pasillos del cuarto piso del Palacio de Tribunales, las chances del vicepresidente de obtener un fallo favorable son muy escasas. Así, pues, quienes lo defienden deberán mejorar sus argumentos y modificar su estrategia defensiva. Lo del apriete ya no va más.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el Domingo 18/05/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.