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domingo, 21 de febrero de 2021

Kirchnerismo puro. La épica que no fue… @dealgunamaneraok...

 Kirchnerismo puro. La épica que no fue…

Silencio hospital VIP, Ginés González García. Imagen: Pablo Temes.

 

El Gobierno se quedó sin el instrumento de campaña más poderoso que tenía para las elecciones de octubre. 


Iba a ser la épica de la vacuna. Desde las usinas del kirchnerismo cerril se agitó esa bandera por meses. “Será la victoria del gobierno popular”, llegaron a decir en las redes algunos de los que veían en la vacunación la reencarnación de un accionar con aires de cruzada. El Presidente no fue ajeno a ese sentimiento cuando auguró millones y más millones de dosis de la vacuna Sputnik V, primero para diciembre, después para enero, luego para febrero y, ahora para no se sabe cuándo. 

 

© Escrito por Nelson Castro el  domingo 20/02/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


 

Hay que decirlo con todas las letras: la épica de la vacunación iba a ser el instrumento de campaña más poderoso del Gobierno de cara a las elecciones de octubre próximo. Esa táctica ha tenido certificado de defunción el viernes, cuando explotó la bomba del vacunatorio que se llevó puesto de un plumazo al ministro Ginés González García.

 

El vacunatorio VIP del ministerio no fue una “travesura” de un secretario, sino un eslabón de una cadena de hechos que dejan al desnudo la esencia del kirchnerismo, que es la apropiación para su beneficio de los recursos del Estado. Es una concepción monárquica que remite a la frase “el Estado soy yo”, erróneamente atribuida a Luis XIV.

 

La épica de la vacunación exigía adueñarse de las vacunas. Por eso en la provincia de Buenos Aires muchos municipios cuyos intendentes pertenecen a Juntos por el Cambio, las vacunas se almacenaron en lugares dependientes de la gobernación en vez de hacerlo en los vacunatorios municipales. Como consecuencia de ello en Olavarría, por caso, se perdieron cuatrocientas dosis.

 

Otro capítulo de ese plan fue la asignación de locales del Frente de Todos y de La Cámpora como centros a los que la gente debe recurrir para obtener información sobre cómo acceder a la vacuna y dónde registrarse.

 

Las ventajas de pertenecer. Desde hace varias semanas corría el rumor de que existía un sistema de vacunación para algunos pocos en el corazón del Ministerio de Salud de la Nación.

 

“Esto que pasó en el Ministerio de Salud al más alto nivel pasa también en los vacunatorios de la Provincia a menor escala”, se lamentó un ex director médico de un hospital del Conurbano.

 

La operatoria se realizó en total reserva pero con las inconsistencias y errores que la autopercepción de poder e impunidad deja al descubierto.

 

La elección del Hospital Posadas no fue casual. La rectoría de la salud pública en la Nación y en la provincia de Buenos Aires cuenta con un puñado de hospitales de administración nacional, ochenta hospitales administrados por la Provincia y unos cientos de hospitales municipales. Hay, además, un pequeño grupo de establecimientos de administración mixta. Entre ellos el más conocido es el prestigioso Hospital El Cruce-Néstor Kirchner de Florencio Varela. El Posadas es un hospital nacional que depende directamente del ministro de Salud Pública de la Nación.

 

“Un director de hospital sale inmediatamente eyectado de su cargo si se niega a cumplir con una orden emanada desde el Ministerio. Después deberá lidiar en su conciencia con el aspecto ético que la profesión le impone”, asegura un médico de carrera que conoce muy bien la función pública.

 

Lo que ocurrió no era ajeno a varios de los vacunatorios, hospitales y regiones sanitarias del país. De ahí que las denuncias públicas de los últimos días se venían multiplicando ante la actitud displicente tanto de González García como del ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollán. Claro que al saberse que el hecho se había producido en el corazón del poder lo que siguió fue un verdadero tsunami político.   

 

“El primer dato es que el Ministerio de Salud de la Nación no tiene vacunatorio ni un equipo de vacunadores propios. Tampoco cuenta con capacidad para almacenar o refrigerar vacunas. Las vacunas las trajeron refrigeradas desde el Hospital Posadas y la inoculación se hacía en una oficina del Ministerio. Todo de manera muy informal y poco profesional”. En eso coinciden las fuentes que conocen bien el edificio que se erige en la Avenida 9 de Julio.

 

“El grupo de vacunadores del Posadas subió por el ascensor del personal jerárquico que conduce, entre otras oficinas, al despacho del ministro”. Otro aspecto a tener en cuenta desde el punto de vista técnico-médico es que “la forma farmacéutica de los primeros cargamentos que llegaron de la Sputnik V eran multidosis que alcanzan para inocular a 5 personas. Por lo que, una vez abiertos, deben utilizarse en su totalidad ya que si no, lo que no se usa debe descartarse. Recién en el último envío desde Rusia llegaron las monodosis”, dijo una experta en inmunización que sigue de cerca el tema.

 

El kirchnerismo es ducho en perfeccionar los procesos de corrupción. Y este, lo es.  En ese contexto, un especialista del ámbito académico que pasó por la función pública sentenció sin dudarlo: “Nada de lo que ocurría en torno a la inmunización es ajeno a Carla Vizzotti”. Es impensable imaginar que la flamante ministra nada supiese.

 

La bomba destruyó la credibilidad de una campaña que ya venía de capa caída. “Alberto se enteró de las filtraciones el jueves por la noche. El viernes iba a pedirle explicaciones a Ginés pero Horacio Verbitsky, que también sabía que el tema llegaría a los medios se adelantó”, confió una fuente de la Presidencia. En efecto, Verbitsky ya estaba anoticiado de la investigación de los colegas Federico Mayol e Ignacio Ortelli, por lo que seguramente prefirió decirlo él minutos antes de que se publicara la información destructiva para su reputación y la del Gobierno.

 

En la Casa Rosada la bronca es incontenible: “Queríamos dar un golpe de timón con la inauguración del Consejo Económico y Social, y esto nos hundió”. Aún ayer se preguntaban quién y por qué había filtrado la información. Parece mentira tanta ingenuidad ante una situación tan evidente. Se ve que la impunidad les hace perder contacto con la realidad de mucha gente que, tanto en el Ministerio como en el Posadas, sabía todos los detalles de esta operación y que estaba y está indignada por tan flagrante muestra de privilegios que, además, los dejan indefensos, porque esas vacunas VIP les fueron quitadas al personal del equipo de salud que desespera por una vacuna que los libere de la pesadilla de tener que enfrentarse con el covid-19 todos los días.

 

Ginés nunca tuvo el aval de CFK y del Instituto Patria. CFK decidió enviar a González García como embajador a Chile cuando fue electa presidenta. Luego del desplazamiento del ministro la apuesta del kirchnerismo duro era por Daniel Gollán. Vizzotti era la reemplazante natural por el diseño y seguimiento del plan de vacunación y las negociaciones con Rusia. Ahora en la pulseada entra en disputa el puesto de la ex secretaria de Acceso a la Salud que La Cámpora quiere para el viceministro del área en la Provincia, Nicolás Kreplak.

 

Dijo Cicerón: “Servirse de un cargo público para beneficio personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable”.

 

Producción periodística: Santiago Serra.






domingo, 22 de marzo de 2020

Desafíos pandémicos. Nadie escuchó…@dealgunamanera...


Desafíos pandémicos. Nadie escuchó…

El grito de Alberto. Dibujo: Pablo Temes

Prevenir es curar. Clave en esta pandemia que parece extraída de un relato bíblico.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 22/03/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

  
No ocurrió en tiempo de Nostradamus sino hace un año. Tampoco fue Nostradamus sino el director general de la Organización Mundial de la Salud, Adhanom Ghebreyesus, quien alertó sobre el peligro real de que un nuevo virus de la gripe se propagara de los animales a los seres humanos y desencadenara una pandemia. “La cuestión no es saber si habrá una nueva pandemia de gripe, sino cuándo ocurrirá. Debemos mantener la vigilancia y prepararnos, porque el costo será muy superior al de las prevenciones de una gran epidemia”, completó en su declaración, que está en el sitio web de la OMS.

Las dirigencias políticas del mundo –salvo unas muy pocas excepciones– suelen exhibir una conducta despreciativa y depreciativa del mundo de las ciencias. Muchos de ellos creen que ese es un universo de excéntricos ávidos de predecir catástrofes. Esa concepción es producto de una mixtura de actitudes en la que predominan la soberbia y la ignorancia. Es parte de la enfermedad de poder. Y lo notable es que esa actitud traspasa lo ideológico. Donald Trump, Giuseppe Conti, Jair Bolsonaro y Alberto Fernández son ejemplo de ello. Todos minimizaron el impacto del coronavirus.

En el caso particular de nuestro país, el Presidente produjo un giro de 180 grados a partir de su discurso por cadena nacional el pasado miércoles 11. Allí, por fin, se vio que había comprendido la gravedad de la situación.

Ahora, la cuarentena. La declaración de la cuarentena es consecuencia de esa comprensión. Hasta aquí, la evidencia muestra que los países que se “cerraron” e impusieron esta medida en tiempo y forma –y la cumplieron– sufrieron un impacto mucho menor. Los ejemplos más claros son Corea del Sur y Singapur. Italia y España, que llegaron tarde a todo, son el ejemplo de lo contrario. 

De todas maneras, esto exige una evaluación de la situación día por día. También exige una conducta ciudadana por parte de cada uno de los miembros de la sociedad. La condición de ciudadano hace que la persona sea sujeto de derechos y obligaciones. En su discurso por cadena nacional, la canciller de Alemania, Angela Merkel, dijo algo muy importante: “Debemos enfrentar esta emergencia sin alterar la esencia de la vida democrática y, para eso, es fundamental la responsabilidad de todos”. 

La traducción es simple: para evitar la necesidad de decretar el estado de sitio o el toque de queda, es necesario que cada uno cumpla las reglas.

Este es el desafío que tiene también la Argentina. Hay que entender que esta es una cuarentena, no una vacación.

La dirigencia política demostró –por una vez– haber tomado conciencia de lo que la sociedad espera de ella. Las repetidas imágenes de AF flanqueado por Horacio Rodríguez Larreta y Axel Kicillof; la convocatoria a los líderes parlamentarios de la oposición; la reunión con todo los gobernadores; la conversación con Mauricio Macri conllevan un mensaje potente de diálogo y acuerdos. Lo que no logró la política per se, lo forzó la pandemia.

¿Durará?

Las "lecciones" del Covid-19. Estas catástrofes –y una pandemia lo es– llevan a considerar una serie de variables y conductas, a saber:

1- El valor del respeto a las normas.
2- La disciplina social
3- Lo fundamental que es la prevención.
4- La calidad de las dirigencias.
5- La importancia de la información seria.
6- La valoría de los medios de comunicación responsables.
7- El riesgo del mal uso de las redes sociales.
8- Lo imprescindible que son los equipos de salud (médicos, enfermeras, técnicos, etc.)
9- Las distorsiones sociales.
10- Lo que cuesta en vidas la precariedad de un país.

Detengámonos un momento en las tres últimas. Un editorial de esta semana de The Lancet –una de las revistas médicas de mayor prestigio mundial– se explaya sobre la necesidad de cuidar al equipo de salud. En China se infectaron con el coronavirus unos 3.300 miembros del equipo de salud, de los cuales fallecieron 22. En Italia, el 20% del personal de salud abocado a atender y cuidar a estos enfermos se infectó. De hecho, en el Chaco, uno de los casos es el de una médica que se infectó tras la atención de un paciente afectado por el coronavirus.

Médicos, enfermeros y técnicos mal pagos, desprovistos de insumos y de elementos de protección de calidad y en cantidad adecuada son una realidad de nuestro país y de buena parte del mundo. “No queremos ganar los millones de Neymar, Messi, Nadal, Federer o Penélope Cruz, sino solo salarios dignos y tener condiciones de seguridad en nuestro trabajo”, dijeron al borde del llanto un médico y una enfermera españoles agobiados por el volumen de trabajo y la falta de recursos para hacer frente a la pandemia.

La situación por la que atraviesa Italia merece un párrafo aparte. La escasez de respiradores está teniendo una consecuencia letal y generando un dilema ético monumental. Todos los días, en alguna terapia intensiva, se debe decidir a quién se lo ventila mecánicamente y a quién no. El que es “seleccionado” tiene posibilidades de sobrevivir. El que no está condenado a morir. Entre un enfermo por coronavirus con un cuadro respiratorio severo de más de 65 años y otro de menor edad, la prioridad la tiene este último.      

Esta realidad (personal del equipo de salud mal pago y falta de recursos) es aplicable también a la Argentina. La salud pública sufrió un golpe demoledor cuando el Ministerio de Salud de la Nación dejó de tener hospitales nacionales. Fue una de las típicas decisiones de la década del 90. Esto quitó la posibilidad de una salud de calidad más igualitaria. Los hospitales nacionales eran nosocomios de alta complejidad que, a pesar de los problemas que tenían, representaban un eslabón superior de igualación.

Claro que las desgracias no pararon ahí. Ninguno de los gobiernos que siguieron tuvo en sus prioridades darle al sistema público la prioridad que merece.

La precariedad también se ha visto en la falta de reactivos en las distintas provincias. Esto ha hecho que el período de ventana entre el momento en que se toma la muestra y se tiene el resultado de un caso sospechoso, deban pasar seis días. Es mucho tiempo. Recién se ha corregido en estas horas. Debió habérselo hecho hace, por lo menos, 15 días.

Prevenir es curar. Nunca más cierta esta frase, en medio de esta pandemia que parece extraída de un relato bíblico.





viernes, 13 de marzo de 2020

Pandemia, Conciencia, Solidaridad... @dealgunamanera...


PANDEMIA, CONCIENCIA, SOLIDARIDAD...


A riesgo de ser antipático, una pequeña reflexión a partir de las noticias y varios comentarios que me encuentro por aquí. Es mi opinión, por supuesto, pero es la que va a organizar mis acciones, por la cuestión básica de que en una emergencia sanitaria le tengo que hacer caso a los que saben.
Es decir, tengo que confiar, para que de ese modo confíen en mí. Soy padre, profes. Tengo menores a cargo, que dependen de mí. Y están nuestros pares, y los mayores. ¿Cómo no esforzarme por estar a la altura?

Y estar a la altura, significa cumplir las normas sanitarias que diseñaron personas mucho más preparadas que yo.

Resulta que un virus que aún no conocemos bien vino a recordarnos que somos mortales. También llegó para mostrarnos la importancia del Estado, la educación, las consecuencias de desinversión en esos territorios. Hay que ser tremendamente corto de miras para centrarse en eso ahora.
Que si es desde hace cuatro años, o desde hace más tiempo. Quién sabe si alguno de los que se mete con eso ahora no será un infectado o un fallecido después. Priorizar dónde poner el foco, eso creo. Sobreactuaciones que distraen, y que seguimos como cardumen.

El virus vino para mostrar cómo el poder social traducido en el dinero da impunidad: muchos de los casos de personas que se niegan al aislamiento son personas de recursos, con plata, que acaban de llegar de un viaje por placer o trabajo. Son la materialización del sistema en el que vivimos, sería raro que hubiera sucedido otra cosa. Hasta dónde ese individualismo derrama sí que no es una pregunta menor.

Lo cierto es que no serán los únicos. El egoísmo y la desaprensión son transversales a las clases. Esencializar conductas es fascista. Así de sencillo. Entonces, en cambio, habrá que prestar atención a lo siguiente: a la desinformación se agregará un importante desprecio por las normas, que ya existe socialmente. Las normas preventivas que solo son entendidas como control, como un avance sobre nuestros derechos, cuando también son formas de convivencia legitimadas socialmente y sostenidas por los poderes del Estado. Más aún, son las formas que tenemos para proteger a los más débiles. Eso es el Estado.

Es una pena que esté cerrada la Biblioteca Nacional, que se restrinjan los encuentros públicos, que probablemente estemos un tiempo sin clases. Que no podamos ir al cine, a un recital, vaya a saber a dónde más. ¡Que no nos podamos ir de viaje! ¡Hay que ser tan egoísta para pensar así! Millones de compatriotas no tienen idea de lo que es eso. Y dependen en cambio de que cumplamos unas reglas sencillas, y las que vayan surgiendo...

Las medidas actuales y las que se vayan a agregar no son tomadas para naturalizar el control, la vigilancia. Resulta que a veces los controles, por vía del Estado, son la forma de ser solidarios. La solidaridad se aprende, a veces, de esta manera: cuando un virus te recuerda que sos mortal. Es cómodo, además: ni siquiera te tenés que comprometer, solamente cumplir tu parte.

La actual crisis pandémica nos recuerda la cantidad de palabras, conceptos y políticas que con el rótulo general de autoritarismo y control los “progresistas” le hemos regalado a los “autoritarios”. El enorme individualismo que a veces puede solaparse, como otro virus, en la defensa de las libertades individuales. Seas “progre” o no.

Creo que todo esto es una enorme posibilidad de afilar las armas, eso sí, mientras afrontamos la pandemia y nos cuidamos. Es probable que inconscientemente le tengamos un miedo enorme a la introspección, sea que tengamos que estar aislados, o no.

Tal vez ya lo estábamos.

Del muro de Federico Lorenz. Facebook 13/03/2020