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sábado, 22 de diciembre de 2018

Theresa May le prometió a los kelpers que "nunca" negociará la soberanía de Malvinas… @dealgunamanera...

Theresa May le prometió a los kelpers que "nunca" negociará la soberanía de Malvinas…

Bilateral entre Mauricio Macri y Theresa May, G20 Argentina. Fotografía: Prensa G20 

La primera ministra británica afirmó que a partir de la gestión de Mauricio Macri su país mantiene "más cálidas" relaciones con la Argentina. Pero de Malvinas ni hablar.

© Publicado el viernes 21/12/2018 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (FeL)

La primera ministra británica, Theresa May, afirmó que a partir de la gestión de Mauricio Macri su país mantiene "más cálidas" relaciones con la Argentina, pero le prometió a los habitantes de las Islas Malvinas que "nunca" negociará la soberanía del archipiélago.

"Les puedo asegurar que una cosa nunca cambiará: nuestro absoluto compromiso con el pueblo y la soberanía de las Falkland Islands (Islas Malvinas)", afirmó May en su habitual mensaje de Navidad a los isleños.

May ratificó que la cuestión de la soberanía de Malvinas no está en "debate" y señaló: "mientras ustedes deseen el derecho de ser parte de la familia del Reino Unido, defenderemos ese derecho y una parte valiosa de nuestra familia es que ustedes la integren".


La mandataria sostuvo que a partir de la negociación de un vuelo adicional que conectará Malvinas con Córdoba, las islas estarán "más accesibles que nunca", lo que "impulsará el desarrollo económico".

"Casi 40 años después del conflicto (de 1982), el nuevo vínculo aéreo, los equipos de hockey sobre hielo conjuntos y el apoyo brindado a las familias de los argentinos caídos en la guerra, todo apunta hacia relaciones más cálidas con sus más cercanos vecinos", puntualizó.


May destacó que cuando mantuvo un encuentro con el presidente Macri, al convertirse en la primera jefa de gobierno británica en visitar Buenos Aires "fue un placer enfocarnos no sólo en lo que nos separa pero en lo que podemos lograr juntos", al tiempo que destacó que "la relación entre nuestros gobiernos está cambiando".

La mandataria conservadora adelantó que están en marcha conversaciones por la cuestión pesquera con la Argentina, lo que no tiene lugar hace 14 años.

Además, adelantó que en 2019 habrá "más discusiones con la Argentina" bajo los lineamientos del comunicado conjunto que ambos países firmaron en 2016.

También destacó que con el abandono de Gran Bretaña de la Unión Europea, Londres "fortalecerá" sus vínculos "alrededor del globo, trayendo más grandes oportunidades no sólo para el Reino Unido sino también para nuestros territorios de ultramar".



(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com 

jueves, 14 de junio de 2012

Yo cuido el Cementerio Darwin... De Alguna Manera...

La historia del argentino que cuida el Cementerio de Darwin...

Sebastián Socodo, de 32 años, cuidador del Cementerio de Darwin. Foto: Gentileza Sebastián Socodo

Se llama Sebastián Socodo y tiene 32 años. Está casado con una isleña y comprometido con su trabajo. Cómo es su vida en las islas.

No es la profesión más buscada del mundo y sin embargo un argentino la eligió como forma de vida y en uno de los lugares más inesperados del país: cuidador de cementerio en las islas Malvinas. Su nombre es Sebastián Socodo y con sus 32 años ya lleva cinco en el cuidado de las tumbas y cruces.

Hace semanas, un proyecto impulsado desde 2008 por un grupo de veteranos y la fundación No Me Olvides logró la mención y apoyo del Ejecutivo. Cristina Fernández de Kirchner pidió a la Cruz Roja Internacional que interceda para permitir identificar a los cuerpos de los soldados caídos en las Islas Malvinas. Los restos se encuentran en el Cementerio de Darwin en la isla Soledad del archipiélago, cuyo mantenimiento se encuentra a cargo de Socodo.

En diálogo con Perfil.com, el guardián del camposanto argentino comentó que fue a él a quien se le ocurrió ofrecerse como cuidador ante la Comisión de Familiares de Caídos en las Islas Malvinas quien lo contrató hace ya cinco años.

"Básicamente, se trata de un trabajo rutinario. Me encargo del mantenimiento en general, observo el cuidado de las cruces blancas, las pinto una vez al año, corto el cesped, entre otros detalles", afirma Sebastián desde su casa en Puerto Argentino en donde vive junto a su familia integrada por su esposa Phoebe (isleña), y sus hijos Nicole (argentina) y Joshua (malvinense).

Aseguró además que no sufrió, en los casi 11 años que vive en las islas, ningún tipo de hostigamiento o demanda. Respecto del trabajo, dijo que "no alcanza con un solo sueldo". "Acá, en las islas, trabajan todos, la mujer y el hombre a la par, sino no alcanza lo que se gana. Es ficticio eso que en las islas somos todos ricos debido al PBI per cápita. Yo necesito de tres trabajos para vivir", sostuvo.

Sebastián trabaja en paralelo en el mantenimiento del aeródromo local y como una suerte de guía turístico baqueano. "El cementerio es visitado por cientos de turistas. Será curioso, pero cruceros y tours traen a miles de visitantes que no dudan en visitar nuestras 237 tumbas", añadió al tiempo que aclara que prefiere no tratar el tema del conflicto directamente.

"Ser el cuidador del cementerio me permitió conocer un poco más la historia de las islas y la guerra desde un punto de partida muy fuerte. Naturalmente, conocía de qué se trataba, pero me conectó de una manera especial", confesó a este medio desde el ventoso clima isleño.

Y concluyó: "Fue entre 2000 y 2001 cuando con mi mujer pensábamos en algo distinto, un nuevo destino. Surgió la posibilidad de venir a las islas Malvinas y no me arrepiento, mi familia está acá".

Sobre la intervención del Comité Internacional de la Cruz Roja Internacional (CICR), organismo que ya se mostró "dispuesto" a colaborar con la Argentina en la identificación de los cuerpos de soldados argentinos y británicos, Socodo opinó: "Es una pregunta para los padres de los fallecidos, no me corresponde opinar porque no tengo familiares enterrados allí".

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos AIres el jueves 14 de Junio de 2012.

Las fotos:

Sebastián camina entre las tumbas que tiene bajo su responsabilidad. Foto: AFP

Sebastián Socodo, de 32 años, cuidador del Cementerio de Darwin. Foto: Gentileza Sebastián Socodo

Hace casi 11 años que vive en las islas junto a su esposa Phoebe. Foto: AFP

La Cruz Roja Internacional ayudaría a identificar las tumbas NN del Cementerio de Darwin. Foto: AFP






martes, 8 de mayo de 2012

Juegos Olímpicos 2012 y el spot de Zylberberg... De Alguna Manera...

Un proyecto estatal que pone en riesgo otro: 
el del éxito deportivo...


El spot de Zylberberg. Poner en primer plano de conflicto a los atletas para reclamar por Malvinas desoye el plan central: que nos vaya bien en los Juegos.

En 1968, los norteamericanos Tommie Smith y John Carlos ganaron las medallas dorada y de bronce en los Juegos Olímpicos de México. A la hora de la premiación, los dos caminaron hacia el podio serios y con las manos cruzadas en la espalda, como escondiéndolas.

Luego de recibir las medallas y a la hora del himno norteamericano, los dos sorprendieron al mundo al mostrarse descalzos, con la cabeza gacha, bufanda negra al cuello y el puño derecho en alto, cubierto con un guante de cuero negro en señal de apoyo al Black Power. Llevaban bien visible, además, un emblema relacionado con organizaciones de derechos humanos.

La reivindicación del movimiento antisegregacionista no les salió gratis. No sólo los echaron de la Villa Olímpica, sino que les resultó muy difícil ganarse la vida al regreso a su país. Es más, algún dirigente insinuó la chance de quitarles las medallas, disparate que, por suerte, no prosperó. En tiempos en los que la Primavera de París y la masacre de Tlatelolco aún estaban frescas, no había espacio para tamaño gesto de rebeldía.

Muchos consideran al episodio como un antes y un después en las pautas de aquellas manifestaciones que el COI tolera, y aquellas que considera inaceptables. Al respecto, se sabe del adoctrinamiento que se hace a las autoridades olímpicas de los países para que pongan en caja a sus atletas, si es que aún quedase alguno o inadvertido u obstinado.

Desde el sentido común, la sensibilidad y un necesario sentido de la solidaridad, cuesta poner en discusión la legitimidad del reclamo de Smith y Carlos. Sin embargo, para el universo olímpico –entonces con líderes institucionales siniestros, mucho más que hoy, cuando el que manda está rotulado como un dirigente de los deportistas– los atletas pueden equivocarse en lo deportivo y hasta violar las más básicas normas del juego limpio; jamás salirse de la huella de una masa de músculos que no es conveniente ni que piense ni, mucho menos, que se comprometan.

El rigor es sólo para los deportistas; es decir, para los únicos indispensables en esta celebración, ya que la historia de los Juegos está infectada por fuertes expresiones político-ideológicas de grupos de naciones que hirieron grave al olimpismo sin recibir ni una mínima sanción.

De tal modo, mientras ni quienes boicotearon Moscú 1980 –con Estados Unidos a la cabeza–, ni quienes lo hicieron con Los Angeles 1984 –con la Unión Soviética a la cabeza– fueron castigados por el Comité Olímpico, a Carlos y a Smith el calvario no les terminó con la expulsión de la Villa: tardaron no menos de cinco años en conseguir estabilizar un trabajo y una vida en sociedad dentro de los Estados Unidos. Dato accesorio: segundo en aquellos 200 metros históricos fue el australiano Peter Norman. El también pidió usar el mismo emblema que sus rivales arriba del podio: nadie lo sancionó. Para la historia quedó esta reflexión de Carlos, cuando se lo acusó de haber mancillado el espíritu olímpico con su actitud “politizada”: “¿Por qué tenemos que usar el uniforme de nuestro país? ¿Por qué tocan nuestros himnos? ¿Por qué tenemos que ganarles a los rusos? ¿Por qué los alemanes del Este quieren derrotar a los del Oeste? ¿Por qué no podemos usar todos el mismo uniforme y sólo identificarnos a través de números? ¿Qué ha pasado con el ideal olímpico del hombre enfrentándose al hombre?”

Esta historia no sólo es real sino que es de muy fácil acceso. La mayoría de los historiadores olímpicos han hablado de ella. Y de sus consecuencias. Mucha gente en la Argentina –deportistas, hinchas, periodistas, dirigentes y funcionarios– la conocen. Y saben que romper ciertas normas del olimpismo, por justo que sea el reclamo, trae consecuencias deportivas graves. Por encima de la mesa y por debajo de ella.

La semana deportiva terminó deformada e impregnada por la explosión mediática del spot realizado en Malvinas con un jugador de hockey, Fernando Zylberberg, como protagonista. Se podrá discrepar sobre muchas cosas al respecto –calidad artística, oportunismo, mensaje– y coincidiremos sobre el derecho afectivo e histórico argentino sobre el Archipiélago. Pero hay hechos concretos que no se pueden discutir.

La idea no fue hecha PARA el Gobierno, sino que el Gobierno se la quedó después de que la descartaran, al menos, cuatro empresas diferentes.

La filmación realizada en Malvinas, al no tener autorización oficial, genera el mismo reclamo que cualquier filmación hecha de tal modo en territorios que exigen aval al respecto. Me consta, personalmente, todos los trámites que hubo que hacer para grabar durante el último año y medio en, al menos, cuatro viajes distintos en territorio británico. Lamentablemente, hoy por hoy, Malvinas es territorio británico.

Fernando es un excelente jugador, de larguísima trayectoria, con más de 220 partidos internacionales; representó a la Argentina en todos los torneos de seleccionados que se puedan jugar y fue una pieza importante en la clasificación lograda en Guadalajara. Además, es un bastión en la lucha por mantener al club Comunicaciones en poder de sus socios. Otro reclamo legítimo e inatendido por gran parte de la clase política. Pero no sólo no es el capitán del equipo, como se repite torpe y desinformadamente, sino que es improbable que viaje a Londres. De tal manera, poner, como en el spot, que es “Atleta Olímpico Argentino Londres 2012” es incorrecto. E innecesario: bastaba con el detalle de que es atleta olímpico: jugó tanto en Sydney 2000 como en Atenas 2004.

Ya en un escenario un poco más discutible, llama la atención que nadie haya advertido sobre las consecuencias que puede traer para la delegación argentina –no ante los británicos sino ante el COI– los episodios de este tipo. Jamás minimizaría el derecho argentino al reclamo por un territorio que considera propio, pero alguien debería explicar que esto puede traer problemas para otro proyecto estatal: el de tener una buena participación en los Juegos. Dicho de otro modo, si se trata de “malvinizar” los Juegos, parecería terminal pero más coherente boicotear las competencias que poner en primer plano de conflicto a los deportistas.

A propósito de lo deportivo, Zylberberg quedó hace pocos días fuera de la lista que viajará a un torneo preparatorio en Malasia. Y en el entorno del seleccionado se da por hecho que sus chances de ir a los Juegos son casi nulas. ¿Nadie pensó en consultar al entrenador Pablo Lombi qué planes tenía para Fernando antes de convocarlo a Malvinas y encima dar por sentado que estará en Londres? Se sabe que las decisiones de Lombi son sólo deportivas, pero hubiera sido mejor evitar dejar abierta la puerta a las sospechas y a eventuales presiones para llevar o no al protagonista de la historia.

Esto, finalmente, se encuadra en otra situación que empieza a sobresalir respecto de nuestra delegación olímpica.

El proyecto del Enard puede ser muy valioso si: a) se lo sostiene como un proyecto irrenunciable y a largo plazo (nunca menos de dos o tres ciclos olímpicos más); y b) se lo convierte en algo más que un emisor de cheques de fondos generados con el cobro de un extra en la facturación de los celulares de todos y empezamos a comprometernos a fondo con otras necesidades de los atletas. Aclaro que no hay cuestionamientos a la utilidad de ese proyecto elogiado casi unánimemente por deportistas, que ven mejorar sus posibilidades a partir de un mayor apoyo a sus planificaciones.

Sin embargo, cumplir con la prometida ayuda al transporte de Paula Pareto de Tigre a La Plata, lograr que los botes de remo para el Preolímpico salgan de la aduana en tiempo y forma, liberar del puerto bicicletas, lanchas, jabalinas y otros insumos retenidos aún hoy –en algunos casos, tan tarde que parece casi estéril hacerlo– son algunas de las necesidades básicas incumplidas. Entiéndase bien: estos insumos fueron comprados con dinero del pueblo, recaudado por un organismo creado con parte fundamental del mismo Estado que impide que esos elementos estén a la mano.

Evitar estos episodios hubiera sido una buena señal de compromiso con las necesidades de los atletas. Resguardar de desgastes y eventuales problemas a Zylberberg, al seleccionado masculino de hockey y, eventualmente, a la delegación olímpica argentina ante un incuestionable reclamo de soberanía, también lo hubiera sido.

© Escrito por Gonzalo Bonadeo y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 6 de Mayo de 2012.


martes, 24 de abril de 2012

Su atención por favor... Aerolíneas Argentinas anuncia su vuelo a las Islas Malvinas... De Alguna Manera...

Presentaron al Reino Unido la propuesta para que Aerolíneas vuele directo a Malvinas...


De acuerdo a lo adelantado por la Presidenta argentina, la embajadora en Londres, Alicia Castro, propuso a la Cancillería británica que se reinicien negociaciones por los vuelos con las islas ya que apunta a “mejorar comunicaciones y calidad de vida de los habitantes de las islas".

La embajadora ante el Reino Unido, Alicia Castro, presentó hoy al gobierno británico una propuesta para establecer vuelos regulares directos entre el continente y las Islas Malvinas operados por Aerolíneas Argentinas, se informó oficialmente.
Asimismo, la diplomática argentina planteó que, de acuerdo con "la importancia que reviste la conservación de los recursos pesqueros del Atlántico Sur", se reinicien "negociaciones con el propósito de revisar el mandato de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur".

Castro mantuvo en Londres una reunión con el Ministro de Estado de la Cancillería británica, Jeremy Browne, al que le presentó "sendas notas dirigidas al Ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, referidas a servicios aéreos entre la Argentina continental y las Islas Malvinas y a la conservación de recursos pesqueros en el Atlántico Sur".

En marzo pasado, al inaugurar las sesiones ordinarias del Congreso, la presidenta Cristina Fernández había anunciado la intención del gobierno argentino de acordar con Gran Bretaña la programación de tres vuelos semanales al archipiélago, operados por Aerolíneas Argentinas y con salidas desde el aeroparque porteño Jorge Newbery.

Según indicó la Cancillería a través de un comunicado de prensa, "con relación a los servicios aéreos, la propuesta argentina se orienta a revisar la situación actual y al establecimiento de servicios regulares directos entre la Argentina continental y las islas Malvinas operados por Aerolíneas Argentinas".

"Ésta es una oportunidad para mejorar las comunicaciones y la calidad de vida de los habitantes de las islas", se agregó.

Asimismo, se resaltó que "el gobierno argentino reitera su determinación a resolver la disputa de soberanía existente sólo por medios pacíficos y diplomáticos y confía en que el gobierno británico se avenga a cumplir las numerosas resoluciones de Naciones Unidas sobre esta cuestión".

© Fuente: Agencia DyN.



lunes, 27 de febrero de 2012

Pensar distinto... De Alguna Manera...

Una idea distinta sin que se caiga el mundo…


Documento sobre Malvinas. Otro argumento sobre las Islas provocó la crítica paraoficial. Temor a que pensar diferente sea peligroso.

Escribí hace algunas semanas, en este diario, que en la Argentina actual pensar distinto era un delito. La realidad me dio, entonces, muestra de mi propia teoría: el aparato oficial de propaganda se ocupó extensamente de mi frase, todos se golpearon el pecho diciendo que nunca hubo más libertad de prensa que ahora y kirchneristas críticos como Mempo Giardinelli me acusaron de exagerar con aviesas intenciones.

La mayoría analizó la frase con un bajo contenido de metáfora en sangre. “Si es un delito, ¿por qué no estás preso, eh?”, dijeron. No me refería, literalmente, a un delito penal: quien opina contra el discurso oficial es castigado con el hostigamiento del aparato público-privado de propaganda y acusado, sí, de delitos formales que llegan hasta el cargo de “traición a la patria”.

Decir, por ejemplo, que la mejor manera de recuperar las Malvinas es integrar a los isleños desencadenó esa reacción: el Gobierno es igual a la patria y el Ejecutivo está, por dogma, libre de cometer errores: siempre tiene y tendrá razón. Es curioso, el decreto de infalibilidad papal del Concilio Vaticano I de 1870 contempla que hasta el Papa puede equivocarse. El Papa sí, pero Ella no.

Sinceramente creo que el camino oficial es el que más nos aleja de la recuperación de las Islas. El miércoles, un grupo de 17 intelectuales del que formo parte dio a conocer un documento proponiendo una política alternativa en la cuestión Malvinas. La campaña de hostigamiento oficial comenzó mucho antes de que el documento se conociera: primero se cuestionaba la legitimidad del grupo y su calificación para opinar (en mi caso, tengo 11 libros, he sido jurado y dado cursos en varias universidades extranjeras, fundé dos diarios y cuatro revistas, dirigí más de diez documentales y un largometraje pero, claro, no soy un intelectual).

Quien ponía en duda nuestras credenciales era, entre otros, Aníbal Fernández, el ex fugado intendente de Quilmes, que ya lleva publicado su segundo libro de zonceras argentinas con su firma, pero escrito en realidad por su asesor de prensa Carlos Caramello. Fernández, en lugar de explicarle al público por qué pasó, de pronto, de jefe de Gabinete a senador llano (hay quienes dicen que fue acusado por la Embajada norteamericana de tener vínculos con el avión narco y que eso, sumado a su confusa actuación en el caso Mariano Ferreira, determinó su suerte), se dedicó a insultar al colectivo en el diario Tiempo Argentino, editado por Sergio Szpolski con plata que vuelve al pueblo. Puesto a periodista –y quizá sin su ghostwriter Caramello a mano–, Fernández me adjudica frases que nunca dije y las pone entre comillas, al estilo Diego Goebbels pero en gráfica.

En el mismo día, la tapa de Crónica, en el mismo sitio donde semanas atrás estaba la foto del cadáver de Jazmín de Grazia, publicaba mi foto junto a la de Beatriz Sarlo, Juan José Sebreli y Pepe Eliaschev bajo el título “Piratas”. Crónica pertenece al Grupo Olmos, vinculado a la UOM y financiado por el Gobierno con abundante publicidad oficial.

El documento aún no había sido dado a conocer. El camino que terminó en la conferencia de prensa del miércoles –que finalmente se suspendió por la tragedia de Once y sólo se envió el documento a la prensa– había sido largo y sinuoso: era casi imposible conseguir en Buenos Aires un sitio público donde presentar un documento que discutía el pensamiento oficial: dos universidades privadas dijeron que no, hasta dos bares que habitualmente ocupan su salón con presentaciones se negaron a facilitar el espacio. Finalmente la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, dirigida por Rogelio Fernández Couto, tuvo la generosidad de abrir sus puertas.

Fue triste volver a recordar el miedo, pero ahora en una Argentina democrática: miedo a disentir públicamente, miedo a las consecuencias de desobedecer, miedo a pensar distinto y decirlo en voz alta.

Conocido el documento, el mundo no se cayó. Sólo una idea se echó a correr. Pensar distinto es hoy, en la Argentina, complicado. Esperemos que no llegue a ser peligroso.

© Escrito por Jorge Lanata y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 25 de Febrero de 2012.

Nota:

No conozco el Documento, por lo tanto opinar al respecto sería vano, de todas maneras pienso en dos cosas al leer esta nota de JL. Una cosa es la realidad histórica e irrenunciable sobre la soberanía de las Islas Malvinas y su pertenencia a la República Argentina y otra cosa es llegar a un entendimiento sobre el tema de soberanía despúes de una nefasta guerra perdida. Los habitantes de las Islas Malvinas son una realidad, no debemos omitirlos. 


De Alguna Manera.

sábado, 14 de enero de 2012

Malvinas: ¿dónde está Puerto Argentino?... De Alguna Manera...

Malvinas: ¿dónde está Puerto Argentino?...
 Malvinas, tan lejos, tan cerca. Editorial Perfil

La controversia con Gran Bretaña desnuda los escasos vínculos de la Argentina con los habitantes del archipiélago.

Volví a ver, el otro día, un documental que hace unos años filmamos con Tamara Florín en Malvinas y que fue distribuido con una edición especial de este diario. Malvinas, tan lejos, tan cerca, se llamaba.

Estábamos en Puerto Stanley, y allí me preguntaba todo el tiempo dónde había quedado Puerto Argentino. Ahora que el tema vuelve a los diarios con la precisión próxima de los aniversarios, aquellas diapositivas de Malvinas vuelven a mi cabeza: el azul helado del agua quieta, las casas ordenadas como en una escenografía de The Truman Show, las calles tan limpias que se podía pasar la lengua por ellas sin miedo a ensuciarse. Un pueblo de la campiña inglesa; chicos de pecas y pelo enrulado; chicas de pechos generosos; kelpers que se emborrachaban a morir en los pubs; dos mil personas y dos mil soldados; rutas sembradas por minas antipersonales y el recuerdo de lo que los malvineses llaman “la invasión”. La invasión argentina. La palabra choca cuando se la escucha por primera vez: ¿qué invasión? Ellos lo viven así. Hay, en la escollera que recorre el borde interior de Stanley, un monumento que recuerda “la invasión”. Es el único sitio donde la guerra está presente; ahí y en el cementerio argentino, casi siempre abandonado (no hay cementerio de los combatientes ingleses, ellos fueron enterrados en su país).

¿Donde está, entonces, Puerto Argentino?

Como tantas otras cosas, Malvinas es parte de nuestra imaginación. Creemos que es lo que queremos que sea. Y no lo es. Es, de hecho, un enclave inglés en un territorio que reivindicamos argentino. Y nada les sirvió más a los ingleses que la guerra: muchos desconocen que, semanas antes de aquel 2 de abril de 1982, el Concejo Deliberante de las islas iba a comenzar a discutir un plan de mediano plazo de descolonización. Sin advertirlo – ¿o deliberadamente?–, Galtieri terminó siendo el mejor agente inglés: la guerra alejó aquella posibilidad por décadas.

Lo curioso es que la Argentina sigue hablando de Malvinas como si la guerra no se hubiese perdido, y como si la derrota no tuviera consecuencias más allá de las muertes y de los ex combatientes que ignoramos como se ignora un recuerdo molesto. Desde entonces y hasta hoy, Malvinas se transformó en una excusa electoral; cada tanto, el gobierno que sea levanta el manto de neblina y apela a su recuerdo con verba grandilocuente y medidas menores, o absurdas.

Ahora es el asunto de la “solidaridad latinoamericana” sobre los barcos de bandera malvinense. Nada que no se arregle con pocas libras y unos trámites: se trata de cambiar el dominio de los pesqueros de Stanley a Liverpool, por ejemplo. O a Panamá o Liberia, países que de eso viven. Hace décadas que existen las llamadas “banderas de conveniencia” o “necesidad”. ¿O creerá el hijo de Jacobo Timerman que los barcos que bajan por el Paraná son todos paraguayos? Alguien debería decirle que la mayoría son buques argentinos con bandera paraguaya. Se dirá que la medida es simbólica; la toma el mismo Estado que hace un tiempo, a la entrada del puerto de Buenos Aires, obligó a un buque que llegara de Puerto Stanley a hacer trámites como si viniera del extranjero. Pero entonces, ¿son o no son argentinas?

En Malvinas viven treinta argentinos, que hacen como que no lo son. Hay, dijimos, dos mil habitantes que nos ven como invasores. Todavía conservo en mi escritorio un mapa que me dieron en un Pub de Stanley. Es un mapa de América del Sur. A primera vista parece normal, pero observándolo uno descubre que hay demasiado mar: el Atlántico cubre toda la extensión de la Argentina. “Mar de las Falklands”, dice.

Así están hoy las cosas. No sé nada de política internacional, pero sé que a un territorio se lo conquista por la paz o por la guerra, y uno de esos caminos ya tuvo un trágico final. La mejor –y quizá la única– manera de reconquistar Malvinas es creando lazos con ellos: estudiantes que viajen a Stanley en lugar de Bariloche, médicos que puedan hacer la residencia en sus hospitales, maestros que enseñen español en sus escuelas, trabajadores de la esquila, embarcados en pesqueros de la bandera que sea, parejas que se formen con hombres y mujeres de acá y de allá, estudiantes de Malvinas en intercambio en universidades y colegios del sur argentino, etc., etc. 

Sólo conocen, de nosotros, a Galtieri, a Menéndez y a Astiz. Ni siquiera deben  conocer a Borges, aunque nosotros conocemos a Shakespeare, a Yeats, a Maugham, a Joyce y a Virginia Woolf. Es probable que jamás hayan visto cine argentino y deben conocer el tango por esas versiones for export de los americanos.

Tenemos muchas cosas sobre las que hablar con ellos, si nos interesa hacerlo y  podemos aceptarnos. Un proceso como el que sugiero dura décadas y no tiene garantía de éxito. Pero es mucho más real que discutir por un cambio ficticio de bandera.

© Escrito por Jorge Lanata y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 1 de Enero de 2012.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Malvinas 1982: ¿cómo y por qué?...

   Malvinas 1982: ¿cómo y por qué?...
 
  •  Introducción
Presentamos un trabajo especial, inédito y pormenorizado sobre los motivos por los cuales la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña se enfrentaron en 1982. El lector, podrá a lo largo de cada capítulo conocer datos que le permitirán saber que la Guerra de Malvinas, fue un acto premeditado, finamente organizado y estudiado, por los propios británicos.

Iremos introduciéndonos poco a poco, como sucedieron los hechos en Argentina y en Gran Bretaña, desde 1968, hasta el conflicto de las Georgias de marzo de 1982, detonante del conflicto bélico.

El presente trabajo se desarrolla en forma detallada sobre los hechos que se relacionan directa o indirectamente con el conflicto bélico que termina sucediendo por toda una historia previa; que no fue una determinación de un día para otro, que Argentina no buscó la guerra, que el desembarco del 2 de abril en Malvinas fue un acto de defensa. Dicha historia previa, es la que aquí se analizará y probará.

Muchos lectores seguramente conocen estos temas, pero aquí además de explicarlos, se fundamentará con las fuentes de información pertinentes, cada afirmación.
  • Bibliografía
La investigación está basada en su mayoría, por los datos aportados por el Dr. Alberto A. De Vita, en su libro "Malvinas 82: Cómo y por qué"; en diversos informes como: Lord Franks, Rattenbach, diversas publicaciones jurídicas, libros del conflicto bélico y artículos periodísticos de la época. Puede ver el total de las fuentes bibliográficas consultadas para realizar el trabajo, haciendo click aquí.

Quien busque una versión resumida de los hechos para entrar en tema, aunque no del todo completa, puede visitar: Malvinas: causas del conflicto ; Días previos al conflicto bélico.
  • Formato PDF
El lector tiene en sus manos un documento único, que le permitirá conocer la verdad de lo sucedido en 1982. Puede también bajar una versión completa en formato PDF para poder imprimirla y leerla comodamente. CLICK AQUÍ PARA BAJAR EL ARCHIVO
  • Cronología
Para una mejor comprensión de los hechos, hemos colocado los sucesos más destacados en forma cronológica. La primera cronología sobre el cómo y por qué del conflicto bélico, única hasta el momento.
  • Material multimedia complementario
En breve, se agregarán testimonios que complementan todas los documentos y hechos analizados en este trabajo.

© Publicado por El Malvinense http://www.malvinense.com.ar