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sábado, 1 de abril de 2017

Malvinas: 35 años después de la guerra. Islas de memoria… @dealgunamanera...

Con Liliana en el Faro Cabo San Felipe. Islas Malvinas Argentinas (2016-01-11)

Malvinas: 35 años después de la guerra. Islas de memoria…

Mapa de las Islas Malvinas Argentinas.

Fabiana Ríos, Ex Gobernadora de Tierra del Fuego, provincia a la que pertenecen las Islas Malvinas, opinó para Télam a 35 años del conflicto bélico del Atlántico Sur. 

Cementerio de Darwin. Islas Malvinas Argentinas (2016-01-10)

© Escrito por Fabiana Ríos, ex Gobernadora de la Provincia de Tierra del Fuego e Islas de Atlántico Sur, el viernes 31/03/2017 y publicado por la Agencia Télam de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Cuando el 2 de abril de 1982 los argentinos amanecíamos con la noticia del desembarco en Malvinas, ocupadas ilegalmente por Gran Bretaña desde 1833, el país ya llevaba seis años de ocupación ilegal de su gobierno, en manos de una dictadura cívico militar.

El gobierno agonizante y duramente cuestionado por la violación de los derechos humanos y por su política económica se ponía al frente de una reivindicación que tenía un fuerte respaldo popular. El reclamo por Malvinas era un emblema de la nacionalidad argentina construido a lo largo del siglo XX.

En 1982 yo tenía 18 años. Estaba ingresando a la intervenida Facultad de Ciencias Básicas. Así su nombre, no nombraba nada. 

Durante el verano del '82 había concurrido a los cursos de preparación para el ingreso a la Universidad Nacional de Rosario. Éramos muchos jóvenes, hijos e hijas de trabajadores que aspirábamos a una carrera universitaria.

Luego de aprobar los exámenes y haber entrado dentro del cupo admitido por carrera en marzo de 1982, iniciamos las clases en abril. En el aula había sillas vacías. Eran de los compañeros que habían ido a Malvinas.

El profesor de Química General nos lo hizo notar. Había jóvenes de nuestra misma edad, con nuestros mismos sueños que habían sido arrancados de esas aulas y habían sido llevados a una guerra. Se me hizo un nudo en la garganta.

Los protagonistas mayoritarios de esa guerra fueron jóvenes, con los esquemas de valoración que a ese colectivo se nos daba en esos años.

Ambas cuestiones son para mí relevantes para entender el proceso posterior en cuanto al abordaje de la Cuestión Malvinas, sobre el que continúo reflexionando.

La guerra de Malvinas sigue siendo hoy un tema profundamente controversial. 

Pero la guerra, no la causa, no el reclamo, no el heroísmo de hombres y mujeres llevados a una guerra para luego ser ocultados, negados y silenciados.

La subordinación de una política de Estado sostenida a lo largo de 149 años, (con hitos relevantes en términos de política internacional como las Resoluciones 66 en 1946, 1514 de 1960, la recepción del Alegato Ruda en la Resolución 2065 de 1965 habían propiciado las condiciones de varias hipótesis de tratamiento de la cuestión Malvinas fueron interrumpidos hace 35 años por la decisión de una dictadura que subordinó y utilizó ese indubitable derecho vulnerado con fines de legitimación interna.


A lo largo de estos años hubo silencios, olvidos, suicidios, relaciones carnales, cláusula transitoria constitucional, reclamos, reconocimientos, archivos desclasificados, denuncias de torturas, declaraciones, resoluciones, solidaridad continental, negaciones, pretensión de negación y de feriados turísticos. Y continúa vigente el reclamo de soberanía sobre nuestras islas, la denuncia de la militarización del Atlántico Sur, el repudio al sostenimiento del colonialismo y el reclamo de la identificación de 123 tumbas NN en el Cementerio de Darwin.

Creo, como sostiene Federico Lorenz en su libro "Las Guerras por Malvinas", que es necesario pensar en las muchas guerras que significó y significa Malvinas respecto de las viejas formas de entender a la Nación y a las políticas que partir de ese hecho entraron en crisis, de las auto representaciones, de las relaciones sociales y de la culturales que "cayeron para no levantarse más, o continúan siendo lloradas en secreto en cada aniversario del desembarco. Pero Malvinas, sobre todo, significa un puñado de jóvenes y sus familias que actuaron con sus cuerpos el drama de numerosas derrotas colectivas e individuales." 

Malvinas conmueve e incómoda, a algunos hasta el punto de pretender el olvido. 

Pensar el 2 de abril 35 años después, nos incluye en alguna de las miradas sobre lo sucedido, antes, durante o después de la guerra, y todas, invariablemente son parciales, incompletas y siguen buscando dejar de ser islas de memoria.

jueves, 27 de marzo de 2014

Eternamente adolescentes... De Alguna Manera...

Eternamente adolescentes...


La sociedad argentina, entre el conflicto docente y las ataduras al pasado, vive el hoy sin pensar en las consecuencias del mañana.


Hay una tendencia muy arraigada en la Argentina -probablemente suceda con otras sociedades, aunque no me consta- un dato firme de nuestra realidad cotidiana, es vivir el hoy como si no tuviera consecuencias, atrapados en una cotidianidad voraz que no nos pausas, respiración, tiempo, ni posibilidades para imaginar cómo habremos de seguir viviendo. Los días se suceden sin que parezca haber concatenación entre el uno y el otro

Como diferentes fotografías que aparecen en mi cabeza a la hora de confeccionar estas reflexiones. Una de ellas: ¿me parece a mí, o a medida que nos alejamos de 1976, es cada vez más vociferante y enardecido el reclamo por una memoria que en los primeros años tras el comienzo de la democracia, no aparecía en la escena pública? ¿Cómo se explica que una sociedad se enardezca cada vez más al evocar un episodio que se halla cada vez más lejos en el tiempo?

Son preguntas que vale la pena hacerse, porque la sensación que se tenía este lunes 24 de marzo en Buenos Aires, y en alguna que otra capital de provincia donde la fecha fue recordada, era que se trataba de sucesos muy recientes, que nunca nadie se había ocupado de ellos y nunca nadie había ni reflexionado ni manifestado para recordarlos.

Una de las posibilidades sería imaginar que se trata de un complejo de culpa mal procesado o una sensación de pudor por lo que no se hizo cuando había que hacerlo, pero lo cierto es que nutridos sectores de la clase media profesional e intelectual de la Argentina consideran que el recuerdo empeñoso de cada 24 de marzo debe intensificarse emocionalmente como manera de reparar lo que en el momento que correspondía no se hizo. Lo que sucede hoy es que nadie se anima a decir con potencia que el país no puede festejar con feriado la fecha que marca la interrupción del orden constitucional, así como tampoco debería hacer una fecha festiva del inicio de una guerra, como sucede cada 2 de abril y como habrá de suceder dentro de pocas semanas.

Sin embargo, como vivimos en el hoy, ¿que no nos importa como siguen las cosas mañana? Nadie se hace esta pregunta: ¿cada 24 de marzo seguiremos asistiendo a largas y dolientes marchas para afirmar que, solo de esta manera, se preserva la “memoria”? Como estamos en el hoy eterno, tampoco nos preguntamos qué va a ser de los millones de niños sin clase en la provincia de Buenos Aires. Entretenidos como estamos en el tema de la paritaria salarial, y por saber qué opina tal o cual cacique sindical, se nos pasa por alto que no estamos atendiendo lo central: el vaciamiento explícito de la formación de los escolares, cuando se les descerrajan dos semanas enteras de huelga en el comienzo de un año sin clases.

Otra pregunta que uno podría hacerse: ¿qué están haciendo los huelguistas durante estos días sin dar clase? En la teoría o hipótesis de que la huelga es legítima y que las razones que enarbolan son sustentables -algo muy posible- ¿los sindicatos docentes han tratado de mantener la temperatura de la profesión docente estas dos semanas, para aprovecharlos recuperando temas, preparar contenidos y actualizar conocimientos, o son dos semanas para quedarse en casa?

La pregunta más importante que el futuro de los docentes, que ahora gustan llamarse “trabajadores de la educación” porque aparentemente la palabra “maestro” les da vergüenza, les parece “neoliberal”, es ¿y los niños? ¿Alguien ha diseñado desde la cúpula del poder político de la provincia de Buenos Aires, cuáles son los planes preparados en todos estos días de huelga para recuperarlos en clase? ¿Qué sucedió este fin de semana largo? ¿Qué sucedió en el entorno del gobernador Daniel Scioli? ¿Qué sucedió en el entorno de la encargada de Educación, Nora de Lucía? ¿Hay acaso una estrategia concebida y que habrá de ponerse en práctica ni bien se levante la huelga? Tampoco de esto se habla.

Ayer, lunes 24 de marzo, día feriado, vivimos el día y hubo gente que “marchó”. Son sectores que no consiguen ser mayoría en el país, pero es respetable su vivencia de que necesitan expresarse en la calle para evocar lo que sucedió hace 38 años. Pero hoy martes 25 de marzo, día laborable,  hemos vuelto a tener piquetes, marchas y manifestaciones. Otro caso concreto de pensar el hoy sin animarse a imaginar el mañana. ¿Cómo vamos a hacer, cuando “seamos grandes”, para ordenar la vida cotidiana en la Argentina? ¿O hay que imaginar que desaparecerán los cortes,  piquetes y bloqueos solo al día siguiente de que haya plena justicia social en nuestro país?

¿Cómo es en el resto del mundo? ¿Cómo, dónde y de qué manera se manifiesta la protesta ciudadana? ¿O la Argentina es el único país del mundo que tiene conflictos? Entiendo que le denominador común de estas preguntas, ya sea con respecto a la memoria tan trajinada del 24 de marzo, como al futuro de educandos y educadores, como la situación calamitosa del orden público en nuestro país, es que seguimos instalados en un cotidiano y eterno hoy que no se anima siquiera a pergeñar un mañana. Seguimos instalados en un hoy que a la hora de pensar en algo solo atina e pensar en el pasado, en la permanente referencia a cómo fueron y por qué fueron las cosas que sucedieron.

Hay un secuestro de futuro entre nosotros, una incapacidad fenomenal de poder concebir, y no solo racionalmente, sino desde planes y perspectivas pragmáticas, qué y cómo haremos cuando seamos grandes, como si la Argentina fuera una sociedad que se regocija, contenta de ser eternamente adolescente.

© Escrito por Pepe Eliaschev el Martes 25/03/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


miércoles, 4 de abril de 2012

La guerra que no tendrá lugar... De Alguna Manera...

La guerra que no tendrá lugar...


Cristina Fernández ha logrado reinstalar las Malvinas en la agenda latinoamericana.

El 2 de abril de 1982 el ejército argentino ocupó las Malvinas, en poder de Gran Bretaña desde 1833, desencadenando una guerra de 74 días, en la que murieron 649 soldados propios y 255 británicos. El pacifismo más piadoso califica cualquier guerra de absurda e injustificada, lo que es francamente discutible, pero sí de plena aplicación al desatino de una dictadura militar criminal, impotente, y analfabeta, encabezada por un general, Leopoldo Galtieri, al que los sicofantes llamaban el Patton del Plata por un vago parecido con el militar norteamericano de la II Guerra.

 Los uniformados argentinos pensaron que la mejor forma de regresar a los cuarteles o aún prolongar su mandato era hacerlo con la gloria de haber recobrado el archipiélago del Atlántico Sur, que les excusara de responder por los miles de desaparecidos de la guerra sucia. A los pocos días del desembarco en la Gran Malvina, un coronel de la RAF declaraba a la televisión británica que si se “imponía la sangre italiana”, los argentinos “evacuarían el archipiélago, pero si prevalecía la española, habría guerra”.

Sea cual fuere la que prevaleciera fue un crimen de lesa humanidad enviar a unos soldaditos de reemplazo contra un ejército de profesionales. El resto de América Latina, menos Chile, cuyo general Pinochet se cobró en material de guerra británico el apoyo a Londres, y Colombia, que jugó a la neutralidad, respaldó aunque con lo justo de entusiasmo a Buenos Aires.

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Jeane Kirkpatrick, anticomunista, católica, y de origen celta, por ese orden, prefería a los golpistas, pero el presidente Ronald Reagan le dio a la señora Thatcher lo que la primera ministra pedía: la base de Ascensión, a medio camino entre Londres y Port Stanley, sin cuyos bastimentos la guerra habría sido difícil de sostener. 

La hija del tendero de provincias, temerosa de que el enemigo se escabullera entablando conversaciones interminables, una vez dueña de las islas, ordenó que se torpedeara al crucero pesado General Belgrano, fuera de las aguas territoriales de Malvinas, donde murieron más de la mitad de los argentinos en combate. Europa, que no entendía muy bien esa guerra distinta y distante, dio apoyo de oficio a los anglosajones, con la salvedad de España —por Gibraltar e Hispanoamérica— e Italia —por sus emigrantes—, países cuyas opiniones públicas no se resolvían a condenar la insensatez de Galtieri, el mismo que mientras los británicos reconquistaban la isla principal, pedía entre vapores alcohólicos que se aerotransportara unas tropas que no existían para socorrer al general Benjamín Menéndez, jefe del cuerpo expedicionario. 

El militar argentino era un cabecita negra, y de quien se dice que Fidel Castro preguntó esperanzado “si era de los que combatían”. En el bando derrotado se publicaron locuras como que los gurkhas habían asesinado a 300 prisioneros argentinos, lo que jamás habría consentido la oficialidad de Su Majestad y menos aún de un país que hasta unos días antes del conflicto era tan famosamente pro-británico. Y en el bando vencedor se supo que Thatcher estaba indignada por la escrupulosa equidistancia con que la BBC informaba de la guerra.

El enfrentamiento hoy solo puede ser político: el respaldo, en esta ocasión irrestricto de América Latina, desplegado con una condena del colonialismo británico, que se redoblará en la próxima cumbre de las Américas en Cartagena, así como algún cierre de puertos latinoamericanos a barcos de guerra y en ciertos casos, mercantes, que icen la Union Jack; y económico: la viuda Kirchner pretende impedir que Gran Bretaña comience a extraer, probablemente a partir de 2016, el petróleo en aguas de la zona, con reservas evaluadas en unos 12.000 millones de barriles. 

Pero ya ha logrado su primer objetivo: reinstalar las Malvinas en la agenda latinoamericana, de forma que Londres no pueda maniobrar sin darse de bruces con el problema. Y tampoco los apoyos internacionales de 1982 están a la orden. El Washington de Obama ya ha declarado su neutralidad y Europa tratará de mirar para otro lado, repitiendo el consabido mantra de la negociación entre las partes.

Nadie ignora que las Malvinas —como Gibraltar— jamás dejarán de ser británicas sin el consentimiento de sus 3.000 habitantes. Y solo un trato económico mejor que el que reciben de Londres podría disipar el recuerdo de una guerra tan cruel como innecesaria, que un aire porteño epitafió quejumbrosamente: “Con Malvinas o sin Malvinas / grito tu nombre por las esquinas / mientras que los generales / se dan al tango por los portales”.

© Escrito por Miguel Ángel Bastenier y publicado en el Diario El País de Madrid el martes 3 de Abril de 2012.





viernes, 1 de abril de 2011

Islas Malvinas Argentinas... De Alguna Manera...

2 de Abril... Islas Malvinas Argentinas...
1982 - 2011



© Adrián José Maggi, tal su verdadero nombre, nació el 18 de Julio de 1969 en San Andrés de Giles, provincia de Buenos Aires, republica argentina. Decidor y cantor surero, se destaca además como autor y compositor, autor además de mas de 150 obras.

domingo, 4 de abril de 2010

Islas Malvinas Argentinas... Fantasía o Realidad... De Alguna Manera...

Islas Malvinas Argentinas...
Fantasía o Realidad...

 

Cuentan que una vez, en Inglaterra, se registró un accidente ferroviario, la policía encontró el cadáver de un hombre, horriblemente mutilado, y era imposible obtener las impresiones digitales.

Investigaron si había una denuncia por alguna persona desaparecida, sin resultado, indagaron en la zona y nada, dijeron, tal vez se trate de algún indigente sin familia.

La solución, la aportó el médico forense, cuando luego de realizar la autopsia del occiso, le comento a la policía."Seguramente era un turista o algún comerciante en viaje de negocios, de lo que estoy absolutamente seguro es de que era Argentino".


El policía encargado de la investigación, muy sorprendido le preguntó: ¿Doctor. con hacerle la autopsia, como puede asegurar eso, en que se basa? Muy simple, respondió el facultativo. 


Cuando abrimos su pecho, vimos que su corazón, tenía una herida sangrante, aparentemente de vieja data, y que era provocada por lo que en un primer momento me pareció un cuerpo extraño, pero, al observar detalladamente, no tuve dudas, y me dije "es Argentino”. 


El policía -ahora impaciente- volvió a preguntar, pero Dr. ¿Qué es lo que lo lleva a pensar eso? ¿Qué es lo que encontró?, y el médico forense colocó en la mano del policía, lo que había hallado en el corazón del fallecido. 


Eran como dos trocitos de roca de extraña forma, y le entregó una lupa para que las observara mejor, ¿Las reconoce? preguntó, no, contestó el oficial, para mí son sólo unos pedazos de piedra, claro, respondió el galeno, eso son para nosotros, pero en realidad son "Las Islas Malvinas" todos los argentinos las llevan muy adentro de su corazón y provocan una herida que no ha cicatrizado en más de un siglo y medio.


© A. O. Lombas http://www.gouiric.com/islas.htm