Murió Ernesto Cardenal, poeta y sacerdote
revolucionario…
Ernesto
Cardenal murió debido a complicaciones de salud (AP Photo/Esteban Felix, File)
Figura clave de Nicaragua. Fue la referencia obligada en el campo
cultural y social de los sandinistas. Se definía como marxista y cristiano.
© Escrito el domingo
1º/02/2020 por Luis Vinker y publicado por el Diario Clarín de la Ciuad
Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Ernesto Cardenal murió este domingo en Managua debido a
complicaciones de salud. Tenía 95 años.
Fue un poeta y sacerdote revolucionario.
La religión y la poesía. La militancia y el ejercicio de un
cargo público. La extensa (inmensa) labor social y cultural, el encuentro con
los circuitos de poder pero -fundamentalmente- con los sectores más
necesitados. Teólogo y filósofo. Escultor y revolucionario. Buceador de las
profundidades del alma.
La vida de Ernesto Cardenal cubre más de nueve décadas, apasionadas, intensas.
Se fue
apagando recientemente, y alcanzó a recibir el perdón de la Iglesia, que le
concedió el Papa Francisco, 35 años después de ser
sancionado por uno de sus antecesores, Juan Pablo II. Cardenal fue la referencia obligada en el campo
cultural y social de los evolucionarios sandinistas, que terminaron con la
tiranía de Somoza a fines de los 70.
Reuters / Oswaldo
Rivas / File Photo
Pero
mucho después, la nueva etapa sandinista, con el régimen autoritario y
personalista impuesto por Daniel Ortega, fue alejando a casi todos
sus ex compañeros. Y con Ernesto Cardenal se ensañaron particularmente:
juicios, persecuciones, difamación. Lo sufrió desde comienzos de los 90 y
prácticamente hasta el final de su vida.
El
autor de “Salmos”, “Oráculo sobre Managua” (1973), “Cántico cósmico” y el
inmenso “Evangelio en Solentiname”,
había nacido en Granada, Nicaragua, en 1925.
Allí transcurrió su infancia. Estudió con los jesuitas en el Colegio
Centroamérica y, más tarde, Filosofía y Letras en la Universidad Nacional
Autónoma de México.
Completó sus estudios en la Universidad de Columbia
(EE.UU.) y desde 1949 viajó por Europa. En 1952 fundó una pequeña editorial de poesía (El hilo
azul) y luego participó en un grupo
armado que intentó atacar a Somoza (La Rebelión de Abril). Su
vida dio un giro total en 1957: se hizo monje trapense e ingresó al Monsterio
de Gethsemani en Kentucky EE.UU.
El sacerdote poeta de la
guerrilla sandinista junto al comandante Fidel Castro, en 1978. | Foto Archivo
FSLN Ernesto Cardenal fidel castro poeta y cardenal nicaragüense.
Allí
Thomas Merton se convirtió en su maestro, consejero espiritual y amigo. “Nunca
terminaré de agradecerle a Merton. Y él me aconsejó que volviera a Nicaragua y
fundara la abadía de Solentiname”. También señaló que “Merton era un buscador
apasionado, leía en varios idiomas y buscaba maestros espirituales de todo el
mundo, desde el Dalai
Lama hasta el monje budista zen Daiset Suzuki”. Cardenal siguió su camino.
Cardenal
permaneció dos años en el Monasterio Benedictino de Cuernavaca, México, antes
de retornar a su país. Durante
la década del 60 fue activo promotor de la comunidad campesina del archipiélago
de Solentiname, en el Gran Lago de Nicaragua. Allí también reafirmó su compromiso
con los revolucionarios, que llegarían al poder en 1979. Designado
ministro de Cultural sostuvo que “entendemos que la cultura es igual a la
revo,lución y la nueva cultura, es el pueblo”.
Ese
compromiso, o definiciones como
“soy cristiano y marxista”, le valieron el enojo del Papa Juan Pablo II quien,
luego de su visita a Managua (1983) lo suspendió como sacerdote. Después, aquel
régimen sandinista derivó en otra cosa y Cardenal también lo padeció.
Con el papa Juan Pablo II (AP Photo/Barricada,
File)
Desde
principios de los 90, con el sandinismo fragmentado, Cardenal acusó: “Daniel Ortega asesinó al movimiento
con sus ambiciones personales”. Prefiguraba las tendencias
dictatoriales que se manifestarían años después.
Su
obra nunca se detuvo. Y
en 2007, disfrutó de jornadas de agasajos, homenajes y ediciones especiales de
sus obras: un disco-libro, una antología (“Hidrógeno
enamorada”) y la versión ilustrada de “El celular y otros poemas”. Ese mismo
año había recibido el Premio Reina Sofía, de poesía iberoamericana, en el
Palacio Real de Madrid.
La
docente María Pérez López, de la Universidad de Salamanca, definió allí que “en la obra de Cardenal se halla no
solo a un poeta, sino además al historiador, al antropólogo, al
místico, al revolucionario, al científico, al que en conjunto, aspira a nombrar
una verdad colectiva cuya raíz es el amor”. Cardenal le dedicó el premio “a los oprimidos y los
pobres”.
Otro
de los grandes referentes culturales de Nicaragua -y su compañero de revolución
y de Gobierno- Sergio Ramírez señaló que “la
naturaleza narrativa de la poesía de Cardenal, que la acerca a
las fronteras de la prosa y no pocas veces las traspasa, es lo que se ha dado
en llamar exteriorismo. Lo que hace es utilizar los elementos del mundo
exterior, ese que creemos visible y palpable, para llevarlos hacia la intimidad
y hacer que nos hablen al oído”.
Cardenal reconocía, admiraba y respetaba por igual a la
ciencia y a la religión,
y nunca sintió contradicciones. “Nunca se me plantearon dudas sobre mi fe
cristiana. Esta me explica que la creación es un hecho de Dios. Y que Dios
también hizo la evolución de la creación”.
En
2017 residía en una modesta casa del barrio de Los Robles, en Managua, Cardenal
y denunciaba que “el
mundo se debe enterar que soy un perseguido político”. Fue
cuando un fallo de la Justicia, manipulada por Ortega, lo había condenado al
pago de una multa de casi 800 mil dólares, por supuestos daños a una familia de
ex integrantes de su comunidad en Solentiname.
Finalmente, la decisión judicial se congeló. Cuando el régimen de Ortega se
radicalizó desde el 2018, Cardenal se colocó nuevamente al frente de las
denuncias. “El mundo
debe saber lo que pasa en Nicaragua. Daniel Ortega y su mujer,
la vicepresidenta Rosario Murillo, son dueños absolutos de todo el país. Hemos
tenido masacre, prisioneros, secuestros, torturas. Exigimos que cese
inmediatamente esta represión”, denunció.
Cardenal visitó varias veces la Argentina, en inclusive
en las últimas décadas. En
2004 participó en el Congreso de la Lengua en Rosario, y siete años después regresó
para presentar un documental sobre su tarea religiosa, social y artística. En
Cosquín asistió al Encuentro Nacional de Poetas con la Gente, en el marco del
festival folclórico. Allí sostuvo que “soy
cristiano y marxista, no lo siento como una contradicción. Tampoco
hay contradicción entre ser cristiano y demócrata. O contradicción entre
cristianismo y medicina. No son la misma cosa, pero tampoco son incompatibles”.