Divide y Reinarás - Animal indescifrable…
Así llama al peronismo José
Pepe Mujica. Por eso, el Presidente debería dejar de jugar con fuego frente a
Cristina Kirchner.
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Escrito por Nelson Castro el sábado 28/12/2024 y publicado por el Diario Perfil
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.
En la acepción cuarta de la definición de soberbia que aparece en el
diccionario de la Real Academia de la Lengua se lee: “Cólera e ira expresadas
con acciones descompuestas o palabras altivas e injuriosas¨. La soberbia es el
primero de los siete pecados capitales. Para muchos, la soberbia es el
verdadero vicio más importante, porque las personas tienden a él. Es algo así
como un deseo excesivo por ser preferido a otros, el amor desmedido por uno
mismo y por creerse por encima de los demás.
En la concepción religiosa de esta conducta, se concibe a la soberbia
como una conducta con la cual una persona está menospreciando no solo a Dios en
su magisterio, sino también a los demás, es decir, al prójimo.
La euforia que, a causa de los números positivos de la macroeconomía,
reina en el Gobierno, lo ha envuelto en el halo de la soberbia. La virtud
capital que se opone a la soberbia es la humildad. La persona sabia es humilde.
“Donde hay soberbia, habrá ignorancia; mas, donde hay humildad, habrá
sabiduría”, es una frase atribuida al rey Salomón. La humildad es necesaria
para saberse finito, seguir aprendiendo y evolucionando.
Impera en el gobierno un sentimiento de euforia excesiva. La principal
causa para ello radica en los números de la macro y el guarismo de inflación
que barrunta entre el 2 y el 3% mensual. Son cifras que parecen increíbles si
se mira lo que sucedía hace algo más de un año en el bochornoso cierre del
gobierno de los Fernández y Sergio Massa. Un gobierno que, en nombre de la
defensa de los más necesitados, le dio rienda suelta a la maquinita de imprimir
moneda, repartió plata a más no poder y hundió al país en una de las mayores
crisis poniéndolo de rodillas a las puertas de una hiperinflación.
Populismo berreta. Es por eso que Donald Trump y su entorno se deshacen
en elogios hacia el presidente de la Argentina. Le pese a quien le pese, Milei
logró revertir esa historia y trajo algo de orden a las cuentas del país. Los
medios especializados en economía más importantes del mundo se desviven por
entrevistarlo. Economistas importantes y prestigiosos que eran escépticos
acerca del plan económico propuesto por el líder libertario hoy reconocen su
error y señalan los logros del actual gobierno.
Si el Presidente sucumbe a la tentación de la soberbia, se estará
autoinflingiendo un severo daño cuyas consecuencias serán nocivas para la
sociedad, que viene acompañando con un nivel de estoicismo y paciencia
sorprendentes. La soberbia es un mal del poder.
Milei y su entorno creen que son lo más. “Se la creen”, como se dice en
el lenguaje de la calle. Envalentonados, además, por las encuestas –que
muestran niveles de aprobación que superan el 50%–, piensan que son los únicos
y que no hay otra posibilidad que Mauricio Macri abdique ante las aspiraciones
de supremacía que se exhiben desde la cúpula del poder.
Sin embargo, el expresidente resiste, aunque sabe que no puede perder este
tren para que el país deje atrás al kirchnerismo de una vez por todas. La
decisión de su primo de desdoblar las elecciones porteñas es una muestra de esa
rebeldía hacia el poder. Pero también es una foto de la debilidad política del
PRO en el territorio que lo vio nacer. Se ha encendido una luz anaranjada ante
el avance de Karina Milei. Desacoplar las elecciones de las de nivel nacional
es un intento desesperado por evitar el efecto arrastre de las primeras figuras
de La Libertad Avanza que, seguramente, encabezarán las listas.
Lo que está ocurriendo en el radicalismo es también una muestra de la
fascinación hipnótica que genera el Gobierno. Los llamados radicales con peluca
se reunieron con Milei el pasado jueves en Balcarce 50. Un dato no menor y una
enorme paradoja tiñeron la foto que provocó el estallido del partido radical.
Esta vez los diputados Mariano Campero, Luis Picat y Martín Arjol –que habían
sido expulsados por el Tribunal de Ética de la UCR luego de haber apoyado los
vetos contra los jubilados y las universidades– no fueron los únicos ni los
díscolos. Muy por el contrario, fueron acompañados por una parte creciente de
sus compañeros de bloque, incluido el presidente de la bancada, Rodrigo de
Loredo, que sonrió algo tenso para la cámara. La paradoja es que los propios
radicales que se quejaban del destrato dispensado por el gobierno de Cambiemos,
con Mauricio Macri a la cabeza, parecen dispuestos a volver a ser el “furgón de
cola”, pero esta vez de La Libertad Avanza. Tabula rasa parecen haber pensado
13 de los 20 hombres del bloque que asistieron al encuentro.
Los más eufóricos se despacharon contra el presidente del partido,
Martín Lousteau. “No importa lo que piense. Es un ególatra que está llevando a
la UCR al precipicio. Desde hace bastante tiempo solo aparece en los últimos
puestos de las encuestas de imagen, incluso por debajo de CFK y Kicillof”.
Mientras tanto, en el Gobierno parecen hacer culto del divide y
reinarás. A decir verdad, la oposición dialoguista se la está haciendo bastante
fácil. En los últimos días –como se ha visto– sorprendió la foto con parte del
radicalismo, pero, semanas atrás, ya se habían puesto la peluca conspicuos
miembros del PRO mientras el propio Mauricio Macri trataba de aplicar un
torniquete para detener la sangría.
En el Gobierno le abren las puertas de las fuerzas del cielo a quien
quiera sumarse y colaborar, convencidos de que la polarización será con el
kirchnerismo. Es tal la obsesión por vencer a CFK en las urnas que, aunque lo
nieguen a viva voz, dejaron caer el proyecto de Ficha Limpia que le hubiera
impedido a la exjefa ser candidata.
El Presidente debería dejar de jugar con fuego y recordar las palabras
del exmandatario uruguayo José Pepe Mujica: “El peronismo es un animal que
existe, es una mitología indescifrable que tiene el pueblo argentino. Siempre
nos sorprende”.
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