domingo, 9 de junio de 2019

La salud de Alberto… @dealgunamanera...

La salud de Alberto…

SuperAlberto. Dibujo: Pablo Temes

Un antecedente de hace una década llevó a versiones equivocadas. Dolor, pulmones y el poder que enferma.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 09/06/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Alberto Fernández se venía sintiendo mal desde hacía algunos días. Lo aquejaban una persistente tos seca y un fuerte dolor de espalda. Según reconoció, fue un dolor que nunca en su vida había sentido. Ante eso tomó la decisión de consultar a su médico, Federico Saavedra. El doctor –un destacado médico clínico conocido en las redes sociales por su definido antikirchnerismo– ordenó los análisis de rutina más los estudios por imágenes del tórax que le permitieron arribar al diagnóstico que se conoció horas después: una inflamación pleural. Ante esto –y con muy buen criterio por los antecedentes del paciente– le indicó su internación para realizar un chequeo más complejo.

La pleura es una membrana que recubre los pulmones, el mediastino, la cara superior del diafragma y la cara interna del tórax, que consta de dos capas: una externa o parietal, que está en contacto con la cara interna del tórax, el mediastino y la cara superior del diafragma, y una interna o visceral, que está en contacto con los pulmones. El espacio entre la pleura parietal y la pleura visceral se llama cavidad pleural. Esta cavidad contiene normalmente unos 15 mililitros de líquido que actúa como lubricante entre ambas superficies de la pleura, lo que es clave para que cumpla su función de permitir que durante los movimientos respiratorios los pulmones se puedan desplazar dentro de la cavidad torácica.

Cuando la pleura se inflama se produce lo que se denomina pleuresía o pleuritis, como consecuencia de lo cual las dos capas de la pleura se frotan entre sí como si fueran papel de lija, situación que origina un dolor intenso cada vez que el paciente inhala y exhala.

Síntomas. La pleuresía se manifiesta con dolor en el pecho y en la espalda, que se acentúa al respirar, toser o estornudar. A causa de ese dolor, el paciente busca minimizar los movimientos respiratorios, lo que lo lleva a padecer una dificultad respiratoria que le produce falta de aire. A veces el cuadro se acompaña de tos intensa y, dependiendo de la causa, fiebre.


Como Alberto Fernández narró en una entrevista que le realicé por Radio Continental en la mañana del miércoles pasado, la única sintomatología que presentó fue tos seca e intensa y el fuerte dolor de espalda. No tuvo fiebre y, tras los estudios, el diagnóstico surgió en forma certera. Sin embargo, la versión de un posible tromboembolismo pulmonar estuvo circulando durante varias horas, así como otra versión que hablaba sobre un supuesto estado de gravedad del precandidato presidencial. Ninguna de las dos informaciones fueron ciertas: no estuvo en ningún momento en estado de gravedad. De haberlo estado, y de haber sido la causa de esa eventual situación un tromboembolismo pulmonar, habría sido internado de inmediato en la Unidad de Cuidados Intensivos del Otamendi y su permanencia en el sanatorio habría sido más prolongada.

En realidad, lo que el precandidato presidencial del kirchnerismo sí tiene es un antecedente de un episodio de tromboembolismo pulmonar en 2008, que sucedió luego de renunciar al cargo de jefe de Gabinete del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner tras el conflicto con el campo por la Resolución 125.

El tromboembolismo pulmonar es una afección potencialmente mortal producida por la migración de un coágulo –que se denomina trombo– al desprenderse de alguna parte del sistema venoso. Cuando ello ocurre, el coágulo –ahora llamado émbolo– migra y se enclava en las arterias pulmonares, a las que ocluye. En la mayoría de los casos, el trombo se origina en las venas profundas de los miembros inferiores. Entre las distintas patologías que pueden causar un tromboembolismo pulmonar están las enfermedades que alteran la coagulación de la sangre. Una de ellas es la trombofilia. En verdad, la trombofilia no es considerada una enfermedad sino una condición o predisposición a formar coágulos. La trombofilia puede ser hereditaria o adquirida.

En el caso de Fernández, hay dos antecedentes de importancia: su madre –ya fallecida– padeció trombofilia, condición que también padece su hermana.

El episodio de tromboembolismo pulmonar que sufrió el actual precandidato del kirchnerismo –que le dejó una cicatriz en uno de los pulmones– obligó a tratarlo con anticoagulantes. Según reconoció, en los días previos a su internación olvidó tomar el medicamento que tiene prescripto con fines profilácticos para evitar una repetición del cuadro que presentó en 2008.


La respuesta al tratamiento del paciente a base de antiinflamatorios fue buena y, completadas las 48 horas para el chequeo médico –que incluyó el estudio de las arterias carótidas y de la función cardíaca, que no arrojaron resultados patológicos–, se le dio el alta.

El caso de Alberto Fernández volvió a plantear el siempre espinoso tema de la salud de los presidentes y de los candidatos a serlo. A diferencia de lo que ocurrió tanto en el caso de Néstor Kirchner como de CFK, además de la mencionada entrevista en la que habló en detalle sobre su salud, el precandidato presidencial realizó otra el jueves con Luis Novaresio por Radio La Red y, al ser dado de alta, habló en la puerta del Otamendi con los movileros de radio y televisión. Eso fue clave para terminar con los rumores que hablaban sobre un cuadro clínico de gravedad, que claramente no tuvo. Sin embargo, tal como se lo señalé al precandidato en la entrevista radial, faltó una comunicación médica orgánica y sistematizadaA esos efectos, hubiera sido importante que hablara su médico, el doctor Saavedra, en conferencia de prensa no solo para explicar en detalle el padecimiento del paciente, sino también para contestar las preguntas que inevitablemente surgen en casos como este.

Destiempo. El parte médico que se difundió tardíamente el miércoles por la noche fue escueto y obligó a los medios a consultar a diferentes médicos para explicar lo que es una “inflamación pleural que podría corresponder a una obstrucción arterial subsegmentaria”. A los efectos de aclarar este último punto –el de la posible obstrucción arterial subsegmentaria–, hay que decir que finalmente esa patología no se comprobó.

Dato final, de los presidentes argentinos desde 1983 hasta aquí. Carlos Menem sufrió la suboclusión de la arteria carótida derecha; Fernando de la Rúa padeció un neumotórax antes de asumir y debió someterse a una angioplastia coronaria ya en el cargo; Néstor Kirchner presentó una úlcera duodenal erosiva, y falleció el 27 de octubre de 2010 a causa de un infarto agudo de miocardio cuando había hecho saber que sería candidato presidencial; Cristina Fernández de Kirchner sufrió un hematoma subdural, numerosos episodios de laringofaringitis, lipotimias, un cuadro de diverticulitis aguda y fue operada de un cáncer de tiroides que nunca tuvo; y Mauricio Macri presentó un cuadro de arritmia cardíaca y fue operado por un nódulo en las cuerdas vocales y por lesiones en una de las rodillas. El poder enferma.




Masacre de José León Suárez: un brutal escarmiento… @dealgunamanera...

Masacre de José León Suárez: un brutal escarmiento…

Isaac Rojas y Pedro Eugenio Aramburu. Fotografía: CEDOC

El 9 de junio de 1956 estalla una rebelión armada peronista y se producen los fusilamientos relatados en la obra cumbre de Rodolfo Walsh, “Operación Masacre”.

© Escrito por Ángel Cabaña, Profesor y Licenciado en Historia. Ministerio De Educación De La Nación, el domingo 09/06/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El sábado 9 de junio de 1956, en varios puntos del país estalla una rebelión armada peronista, en la que participan civiles y militares. Convencido de que el movimiento contrarrevolucionario es poderoso, el gobierno militar implanta la ley marcial mediante el decreto N°10.362/56 que expresa: Todo oficial de las Fuerzas Armadas en actividad y cumpliendo actos de servicio podrá ordenar juicios sumarísimos con atribuciones de aplicar o no la pena de muerte por fusilamiento a todo perturbador del orden público”.

La rebelión armada –que no cuenta con el beneplácito de Perón– se lleva a cabo en un contexto de huelgas, sabotajes a la producción y desobediencia cívica contra los militares golpistas por razones vinculadas con la proscripción del movimiento peronista y el uso de sus símbolos, distintivos, lemas y canciones, el exilio de Perón y el secuestro del cadáver de Evita, el encarcelamiento y expulsión de sus trabajos de dirigentes y militantes peronistas, la redistribución de los ingresos que nuevamente perjudica a los asalariados.

En un departamento del partido de Vicente López un grupo de vecinos se habían juntado la noche del 9 de junio para esperar la revuelta; mientras, jugaban a las cartas y escuchaban por radio una pelea de box. De repente les cae la policía y se los llevan presos a la comisaría de San Martín. Ahí se enteran de la revuelta frustrada y de la ley marcial que no los alcanza porque es posterior a su detención. Sin embargo, los sacan de la comisaría y al llegar a los basurales de José León Suárez los hacen bajar de la camioneta policial. De siete, fusilan a cinco: Nicolás Carranza, Francisco Garibotti, Carlos Alberto Lizaso, Mario Brión y Vicente Damián Rodríguez. Dos se salvan: Juan Carlos Livraga y  Horacio Di Chiano. Un año después, el escritor y periodista Rodolfo Walsh con base en lo que le contaron los sobrevivientes, relata  en su libro Operación Masacre lo que sucedió en esa noche siniestra.


“¿Puedo volver al ajedrez? Puedo. Al ajedrez y a la literatura fantástica que leo, a los cuentos policiales que escribo, a la novela “seria” que planeo para dentro de algunos años y a otras cosas que hago para ganarme la vida y que llamo periodismo aunque no es periodismo. La violencia me ha salpicado las paredes, en las ventanas hay agujero de balas, he visto un coche agujereado y adentro un hombre con los sesos al aire, pero es solamente el azar lo que me ha puesto eso ante los ojos. Pudo ocurrir a cien kilómetros, pudo ocurrir cuando yo no estaba.”

A pesar de que el levantamiento había sido aplastado, el gobierno militar aplica la ley marcial.18 Militares y 9 civiles son fusilados: el jefe del movimiento, el general de división Juan José Valle – retirado desde la caída de Perón y condiscípulo de Aramburu en el Colegio Militar–  en la penitenciaría de la avenida Las Heras, y los demás en José León Suárez, La Plata, en Santa Rosa, provincia de La Pampa, en la Escuela de Mecánica del Ejército, en la Penitenciaría Nacional y en Campo de Mayo.

En cuanto al general Valle, con la promesa de que se respetará su vida dado que los fusilamientos se iban a interrumpir, en la mañana del martes 12 se entrega a las autoridades y queda recluido en el Regimiento de Palermo. Pero desgraciadamente, eso no ocurre. El general Pedro Eugenio Aramburu y el almirante Isaac Francisco Rojas deciden aplicar la ley marcial y asumen públicamente la responsabilidad de esta decisión, que justifican como indispensable para evitar reacciones similares.

Aramburu sigue la lógica de que si habían fusilado a suboficiales y a civiles, con qué argumentos se le puede perdonar la vida a quien había sido el cabecilla del movimiento, un general de la Nación; la ley es pareja para todos, se crea un pésimo antecedente. Por su parte, Rojas no está “de acuerdo con que se fusile a dos o tres subalternos más y que el general Valle escape a la sentencia máxima. Si ustedes disponen ahora el levantamiento de la ley marcial entonces salvan sus vidas todos los sediciosos, pero si continúa la ley marcial entiendo que el primero que debe ser pasado por las armas es el general Valle.”


A todo esto, miles de anti-peronistas se auto-convocan en Plaza de Mayo para apoyar al Presidente y Vicepresidente de la Nación y pedirles tolerancia cero para los rebeldes.

Después de enterarse de que iban a fusilarlo horas después de su detención, el general Valle escribe varias cartas, de las que transcribo algunos párrafos:

A su esposa: "Querida mía. Con más sangre se ahogan los gritos de libertad. He sacrificado toda mi vida para el país y el ejército, y hoy la cierran, con una alevosa injusticia. Sé serena y fuerte. No te avergüences nunca de la muerte de tu esposo, pues la causa por la que he luchado es la más humana y justa: la del Pueblo de la Patria…"

A su madre: "He honrado el apellido que heredé de mi padre, puedes estar satisfecha. Camina ahora más que nunca con la frente alta, sos la madre de un argentino que cumplió con su deber".

A su hija: Algún día a tus hijos cuéntales del abuelo que no vieron y supo defender una noble causa. No muero como un cualquiera, muero como un hombre de honor”.

Y al general Aramburu: Dentro de pocas horas usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado (…) Entre mi suerte y la de ustedes me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos. Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años, sus víctimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos, bajo el terror constante de ser asesinados. Porque ningún derecho, ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuciones. La palabra “monstruos” brota incontenida de cada argentino a cada paso que da. Conservo toda mi serenidad ante la muerte. Nuestro fracaso material es un gran triunfo moral. Nuestro levantamiento es una expresión más de la indignación incontenible de la inmensa mayoría del pueblo argentino esclavizado. Dirán de nuestro movimiento que era totalitario o comunista y que programábamos matanzas en masa. Mienten. Nuestra proclama radial comenzó por exigir respeto a las instituciones y templos y personas (…).

Nosotros defendemos al pueblo, al que ustedes le están imponiendo el libertinaje de una minoría oligárquica, en pugna con la verdadera libertad de la mayoría, y un liberalismo rancio y laico en contra de las tradiciones de nuestro país. Todo el mundo sabe que la crueldad en los castigos la dicta el odio, sólo el odio de clases o el miedo. Como cristiano me presento ante Dios que murió ajusticiado, perdonando a mis asesinos, y como argentino derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos, no sólo de minorías privilegiadas.

Espero que el pueblo conocerá un día esta carta y la proclama revolucionaria en las que quedan nuestros ideales en forma intergiversable. Así como nadie podrá ser embaucado por el cúmulo de mentiras contradictorias y ridículas con que el gobierno trata de cohonestar esta ola de matanzas y lavarse las manos sucias en sangre. Ruego a Dios que mi sangre sirva para unir a los argentinos. Viva la Patria”.

Se dijo que Aramburu rechazó un pedido de misericordia del Papa, el que había sido notificado por monseñor Manuel Tato, vía Susana, la hija del general, de dieciocho años de edad. También se dijo que la esposa del general Valle acudió a la residencia de Olivos para rogar a Aramburu por la vida de su esposo y que el edecán, luego de consultar, le respondió que el presidente se encontraba durmiendo.

Como había sido el gobierno peronista el que había promulgado el Código de Justicia Militar luego de derrotar la rebelión encabezada en 1951 por el general Benjamín Menéndez, la Revolución Libertadora decide eliminarlo… hasta que decide aplicarlo con el general Valle, por primera vez en el siglo XX.

Luche, luche, luche,
no deje de luchar,
que a todos los gorilas
los vamos a colgar.

La rebelión armada cívico-militar peronista contra los militares golpistas, y el brutal escarmiento “desperonizador” de la autollamada Revolución Libertadora, hacía recordar a las guerras civiles del siglo XIX, cuando la violencia se imponía a la tolerancia con los derrotados.

Testimonios fotográficos de aquellas páginas de nuestra historia argentina...







sábado, 8 de junio de 2019

Partido Amistoso. Argentina 5 vs. Nicaragua 1... @dealgunamanera...


Argentina, con dos tantos de Messi, goleó a Nicaragua en el último amistoso…

Argentina se despidió con una goleada. En San Juan, derrotó 5-1 a Nicaragua.

El seleccionado albiceleste, con un doblete del astro rosarino, derrotó al combinado centroamericano 5 a 1 en San Juan, en el último partido amistoso previo a la Copa América que se jugará en Brasil. El encuentro se disputó en el estadio San Juan del Bicentenario, con el arbitraje del chileno Eduardo Gamboa.

© Publicado el viernes 07/06/2019 por el Diario Jornada de la Ciudad de Trelew, Provincia del Chubut, República Argentina.

Messi llegó a 67 tantos con la albiceleste y está entre los 20 jugadores con más goles para su selección nacional, y además anotó el doblete más rápido de su carrera como internacional argentino al marcar en 105 segundos.

Como era previsible Argentina tomó el control del partido desde el inicio y ya tuvo una posibilidad de abrir el marcador a los 6m. con un disparo de Sergio Agüero apenas desviado, y seis minutos después Messi recibió en soledad un gran pase de Giovani Lo Celso pero le pegó “mordido” y la tiró afuera.

Luego del cuarto de hora inicial el equipo dirigido por Lionel Scaloni siguió con la pelota pero no tuvo tanta intensidad.

Un minuto después el jugador de Barcelona aprovechó un rebote de Llorente tras un disparo bajo de Agüero y definió sin oposición.

Para el complemento Scaloni preservó a Messi y Agüero, y Argentina siguió con la tenencia aunque sin profundidad.

El partido se desvirtuó con tantos cambios y Argentina estiró cifras con un remate bajo de media vuelta del ingresado Martínez.


Sobre la hora Nicolás Otamendi tocó la pelota con la mano adentro del área y Barrera transformó el penal en gol con un remate alto al palo izquierdo de Franco Armani.

Argentina debutará en la Copa América el próximo sábado 15 de junio ante Colombia, en Salvador, por el Grupo B que comparte además con Paraguay y Qatar.


Síntesis

Argentina 5 

Franco Armani; Renzo Saravia, Juan Foyth, Nicolás Otamendi y Marcos Acuña; Giovani Lo Celso, Guido Rodríguez y Leandro Paredes; Lionel Messi, Sergio Aguero y Matías Suárez. DT: Lionel Scaloni.

Nicaragua 1  

Justo Lorente; Josué Quijano, Luis Fernando Copete, Carlos Montenegro y Manuel Rosas; Marlon López y Renato Punyed; Juan Barrera, Byron Bonilla y Carlos Chavarría; Jorge Betancur. DT: Henry Duarte.

Goles en el primer tiempo: 37m. y 38m. Messi (A).

Goles en el segundo tiempo: 18m. y 28m. Lautaro Martínez (A), 35m. Roberto Pereyra (A) y 45m. Barrera de penal (N).

Cambios en el segundo tiempo: inicio Paulo Dybala por Messi (A), Martínez por Agüero (A), Henry Maradiaga por Llorente (N), Luis Galeano por Chavarría (N) y Oscar López por Montenegro (N), 11m. Nicolás Tagliafico por Rodríguez (A) y Pereyra por Suárez (A), 13m. Daniel Cadena por Punyed (N), 17m. Rodrigo De Paul por Acuña (A), 18m. Armando Goufas por Bonilla (N) y 27m. Ramiro Funes Mori por Foyth (A) y 36m. Francisco Flores por Betancur (N).

Amonestados: Martínez (A); Punyed, Copete (N).

Estadio: San Juan Del Bicentenario.

Árbitro: Eduardo Gamboa (Chile).




martes, 4 de junio de 2019

El zugzwang de Cristina… @dealgunamanera...

El zugzwang de Cristina…


La jugada de Cristina poniendo un candidato y reordenando todo el panorama político ¿es una jugada magistral –un zugzwang de ajedrecista– o es más bien una retirada fruto de un cálculo realista?

© Escrito por Américo Schvartzman el domingo 02/06/2019 y publicado por La Vanguardia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Ya han pasado algunas semanas del anuncio de Cristina Fernández de Kirchner que sacudió el panorama político electoral de la Argentina, obligando a los demás jugadores a reordenar sus movidas, en un proceso que aun no ha concluido. Quizás ahora que bajó la espuma de la “genial estrategia” –según sus acríticos seguidores– o del “paso en falso que le restará votos” –según los gurúes del macrismo–, se puede comenzar a analizar con mayor detenimiento la decisión y sus implicancias.

Por ejemplo, se puede retomar la primera impresión de zugzwang que produjo la jugada. Zugzwang es una situación que se da en el ajedrez, cuando un contrincante pone al otro en una posición en la que –haga lo que haga– solo puede empeorar sus chances. No llega a ser jaque mate aun, pero está prácticamente liquidado. (Hay un célebre cuento de Rodolfo Walsh, muy recomendable, de ese mismo nombre).

¿Por qué zugzwang? Porque, aunque en el ajedrez hay un solo jugador enfrente, en el particular escenario de la política argentina todos los actores principales se vieron obligados a rehacer estrategias y a mover sus piezas a riesgo de sufrir el jaque mate. Claro que esto no es ajedrez, es la vida y hay otras salidas. Y tal vez por eso, se puede pensar que la jugada no es algo magistral sino algo más parecido al criterio de “valor razonable”, esa estimación contable en la que ambas partes (comprador y vendedor) quedan moderadamente satisfechas, porque se toman en cuenta los beneficios y los riesgos de manera racional.

Los acríticos seguidores de la ex presidenta oscilaron entre la desazón por ver bajarse a su candidata, y la euforia voluntarista de estar presenciando “la genial estrategia”. Pero a los pocos días las señales de la realidad disiparon en parte esos vahos eufóricos: comenzaban a percibir que la acción no era tan “genial”, sino que más bien evidenciaba un registro realista de la propia debilidad: Cristina entendió que su nombre divide y no logra el consenso necesario para ganar.  Y en el mismo acto empezó a dibujarse con mayor claridad la panoplia de mensajes que encierra la elección de Alberto Fernández.

A los pocos días del anuncio, los más férreos seguidores de Cristina comenzaron a percibir que la acción no era tan “genial”, sino que más bien evidenciaba un registro realista de la propia debilidad: Cristina entendió que su nombre divide y no logra el consenso necesario para ganar.

Pongámoslo en forma de interrogantes: ¿Qué es más realista: imaginar a Alberto Fernández haciéndole la guerra al grupo Clarín, o negociando la paz con ellos? ¿Pensarlo atacando a las grandes corporaciones, o pactando una tregua beneficiosa “para todos” que brinde gobernabilidad? ¿Especular con Alberto haciendo lo posible para encarcelar a Macri o al contrario, dando “seguridad jurídica” a todos y todas (los denostados jueces pero también los empresarios de la “patria contratista”) a cambio del archivo de las causas contra Cristina? ¿Un Alberto presidente enfrentando al FMI o más bien acordando mejores condiciones para seguir siendo “pagadores seriales”?


Las respuestas realistas a estas preguntas explican también por qué pasados unos pocos días, al disiparse la polvareda del impacto inicial, se intuye cierta perplejidad con un dejo de tristeza entre la tropa que ya no celebra tanto el pretendido jaque mate y ha adoptado un gesto resignado, pero aún batallador. Porque, claro, lo principal es derrotar a Macri.

No obstante, en apenas una semana y adelantándose a los interrogantes retóricos aquí formulados, el candidato elegido por Cristina dejó definiciones preocupantes para quienes se empeñan en ver a una líder de izquierda en la ex Presidenta: primero fue la invitación a sumarse a otro “traidor”: el intento de seducir a Sergio Massa; enseguida, la respuesta en extremo mesurada frente a la legalización del aborto: “ir más despacio”. Casi de inmediato, la entrevista en la que renegó de la Ley de Medios Audiovisuales, por si fuera poco calificando a la comunicación como “un negocio” y no como un servicio público, y la apelación a terminar la guerra: “Dejen de disparar que conmigo la guerra se terminó”. En el medio, la no desmentida cena con Héctor Magnetto, el mandamás histórico del Grupo Clarín. Ahí nomás, la declaración sobre el FMI (“Hay que cumplir”, incluso con la deuda privada) y la divulgación de nombres de su equipo económico, que incluyen a Guillermo Nielsen, alguien que si bien formó parte del gobierno de Néstor Kirchner, fue también duro crítico de las gestiones de Cristina.

No ha habido hasta ahora reacciones públicas destacadas del kirchnerismo en relación con estas definiciones de Alberto Fernández. Definiciones que lo ponen más cerca de las perspectivas de Urtubey, Massa o el propio Macri que de las posturas sostenidas estos años por el extinto Frente para la Victoria, por Unidad Ciudadana, ahora Frente Patriótico o como se vaya a llamar de aquí en más. Sí hubo algunas justificaciones elaboradas desde adentro (como Verbitsky explicando que “para gobernar hace falta una coalición más amplia que para ganar la elección”). Pero solo ha salido a ponerle límites Graciana Peñafort, la abogada de la ex Presidenta en un par de causas y ex integrante de la AFSCA, el organismo que reemplazó al Comfer y que el macrismo disolvió para crear el Enacom. Peñafort le salió al cruce: “La comunicación no es negocio. Es un derecho humano fundamental”, le respondió por Twitter. Y añadió:  “Sé que en esto diferimos, pero más allá de esta discusión, te diría que los notifiques del fin de la guerra, porque para ellos la sigue y en estos días, te tiene a vos como rehén”.

¿Pidió permiso Peñafort para responder de esta manera? Más interrogantes: ¿Qué hará Cristina ante estas diferencias que, para muchos de sus seguidores, son de fondo? ¿Qué harán ellos y ellas ante esta acumulación de sapos a tragarse en tan pocos días? ¿Aceptarán todo lo que haga o diga Alberto? ¿Esperarán señales de Cristina para saber cuántos sapos más deberán engullir desde ahora? ¿O habrá una luz verde para protestar ante cada paso dudoso o decididamente insoportable del ungido?

¿Qué hará Cristina ante estas diferencias que, para muchos de sus seguidores, son de fondo? ¿Qué harán ellos y ellas ante esta acumulación de sapos a tragarse en tan pocos días? ¿Aceptarán todo lo que haga o diga Alberto?

Más allá de esas preguntas que pueden atormentar a una parte minoritaria del kirchnerismo, también se puede analizar que la jugada de Cristina es la mejor posible en un escenario en el que no todo es posible. Como alguna vez escribió Marx, los seres humanos eligen, pero no eligen las condiciones en las que actuarán. Y el escenario, al que Cristina contribuyó, indicaba que si no había modificaciones, la Argentina se encaminaba (quizás aun lo hace) a un cuatrienio muy árido: si cualquiera de los dos polos de la grieta termina imponiéndose en las elecciones, el panorama aparece como temible. No solo por el hecho de que cualquiera de ellos tendría a dos tercios de la sociedad en contra de entrada, sin esa “luna de miel” que suelen tener las gestiones que recién se inician, sino sobre todo por las severas dificultades de la economía: el dólar y la inflación imparables, vencimientos de deuda muy difíciles de afrontar, pérdida de productividad y empleos, y una sociedad que no parece tener más paciencia para ajustes.


Ese era el peor escenario en la mirada de Cristina porque se sabe que no hay populismo sin recursos. Algo había que cambiar. Y la jugada alteró el horizonte de posibilidades. Los signos de tranquilidad del dólar y la módica baja del riesgo país lo muestran: Alberto da garantías a los “mercados”, esa forma nominal que la prensa amable del establishment elige para referirse a los sectores dominantes de la sociedad argentina,  que hicieron negocios tanto con las dictaduras como con el menemismo, con el kirchnerismo como con el macrismo y están ya listos para hacerlos con Alberto.

Parece claro entonces que para el establishment, esta “genial jugada” es lo mejor que podía hacer Cristina después de los errores y los callejones sin salida a los que condujo a su propia gente en los últimos 12 años. Pero si se lo mira desapasionadamente también pareciera lo mejor para ella y, tal vez, la única jugada posible para habilitar algunas instancias que parecían impensables, por ejemplo:

– la habilita a mostrarse autocrítica sin haber hecho jamás un reconocimiento público de aquellos aspectos más negativos de su gobierno, los que su propio candidato calificó como “deplorables” (haberlo elegido es aceptar en los hechos que, al menos, ya no cree que hayan sido tan acertadas la 125, la pelea con “el campo”, el pacto con Irán, la presión sobre los medios –y no tanto la Ley–, la intromisión en la justicia, y demás cuestiones que precisamente motivaron el alejamiento de su gobierno de quien hoy es el candidato de Cristina…)

– le permite mostrar un gesto de grandeza ante las personas menos avispadas o “malpensadas”, sean o no sus seguidoras (el “renunciamiento”, aunque a cualquier persona informada le produzca vergüenza ajena la analogía con el histórico episodio protagonizado por Evita);

– le da chances de zafar de las causas judiciales (chances, no certeza: puede perder las elecciones, pero en ese caso sigue siendo senadora hasta 2026);

– ayuda a desactivar la tercera opción, o al menos debilitarla. Y no porque la decisión de poner a Alberto haya tenido como objetivo principal el de sumar votos, sino por otro fin que en parte se logró el mismo día: varios gobernadores que se suponían firmes en Alternativa Federal –ampliada con Lavagna y el socialismo, o no– ese mismo sábado cambiaron de bando: apenas conocida la noticia, Manzur, Bertone, Casas y Peppo, felicitaron a Alberto y se engancharon al nuevo tren.

Es cierto que el oficialismo se refuerza en un sentido: le alcanza con repetir hasta el hartazgo en sus medios adictos aquellos videos donde Alberto decía que el gobierno de Cristina era “deplorable”. La técnica 6-7-8. Porque, como dijo Lanata: “¿Cómo creer en un candidato que puteaba a su vice?”. (Pregunta que, por analogía, se le aplica también a él: “¿Cómo creerle a un periodista que escribe en el diario para el que juró que jamás trabajaría?”. Y así se puede seguir, aplicándola a casi toda la dirigencia política y socioeconómica del país). En cualquier caso, la técnica vale para todos: también están a mano los videos de Elisa Carrió diciendo que Macri es un delincuente, un contrabandista y de derecha. Claro que Carrió no es la candidata a presidenta de Macri ni él su vice. En ese juego, no parece que el gobierno pueda sumar, pese a la teoría duranbarbista de que son “los menos peores entre los males”.

Ahora ¿de verdad alguien cree que la postulación de Alberto es “el fin de la grieta” como dijeron algunos analistas? No parece. Las encuestas que se conocieron desmienten a los eufóricos pero también a Durán Barba, que ese sábado salió a decir que la movida no le suma a Cristina, sino le resta: muestran que la fórmula doble F tiene casi los mismos números que tenía Cristina, es decir que no mejora las chances del peronismo kirchnerista. Pero parece plausible suponer que sí le sumaría en la segunda vuelta: la mayoría de las personas que no quieren más a Macri en el gobierno sintieron alivio: desde aquel sábado tienen a quién votar en la segunda vuelta. Por eso la jugada es un reconocimiento de debilidad: es Menem en 2003 previniendo que no llega. Pero con la lucidez que Menem no tuvo de poner a alguien que le pague al FMI, no cuestione al mercado y haga el ajuste. Con rostro humano, pero ajuste al fin, que Cristina jamás haría. O –mejor no descartar nada– que quizás ahora cree que debe hacerse.

¿De verdad alguien cree que la postulación de Alberto es “el fin de la grieta” como dijeron algunos analistas? No parece. Las encuestas que se conocieron desmienten a los eufóricos pero también a Durán Barba.

Como sea, el corrimiento de Cristina afectó al macrismo, que de pronto perdió el principal espantajo que tenía para agitar. Aunque unos y otros quieran creer otra cosa, está claro que Fernández no es lo mismo que Fernández. Y no deja de ser paradójico: la noticia de que Cristina no será candidata a presidenta fue tan lamentada por macristas como festejada por kirchneristas. Singular aporía de la política argentina contemporánea.


Persiste un interrogante para el final: ¿acaso la movida de Cristina también la coloca a ella misma en posición de zugzwang? Lo dirá el tiempo.