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domingo, 29 de diciembre de 2013

Apagones e irresponsabilidad, no cambió nada... De Alguna Manera...

No cambia nada...

PLANIFICADOR OFICIAL Julio De Vido. Dibujo: Pablo Temes 

Pasan los años y los problemas no sólo se repiten: se agravan. La falta de respuestas oficiales. Lo que sigue, es la reproducción del párrafo inicial del artículo escrito para PERFIL el domingo 6 de enero de 2008.

Se leía allí: “Sucedió el jueves pasado a la media tarde, a medida que la temperatura y la sensación térmica iban subiendo y poniendo al sistema eléctrico en una situación de máxima tensión. Tal como había ocurrido en la noche del último día de 2007, el sistema empezó a desnudar sus flaquezas. Los barrios porteños de Caballito, Flores y Barracas quedaron sin luz junto a otros distritos del Gran Buenos Aires y del resto del país. La gente, literalmente, explotó y decidió salir a la calle. Y ahí protagonizó un cacerolazo que estremeció al poder que venía siguiendo el problema de lejos.[…] De ahí el nerviosismo del Gobierno en esas horas de mínima tensión eléctrica y máxima tensión política. La orden, pues, bajó imperativa y tajante desde la residencia vacacional de El Calafate. El ministro de Planificación, Julio De Vido –el mismo que se la pasa todo el tiempo diciendo que todo está bien–, puso al rojo vivo los teléfonos de las empresas distribuidoras de electricidad. La orden que tronó fue que debían dar la cara y apurar soluciones para los indignados y sufrientes vecinos que se derretían con los 38 grados de sensación térmica y la falta de luz y agua”.

Han pasado ya seis años de aquellos hechos y, como es fácil apreciar, nada ha cambiado. Los días transcurren así en medio de un devenir desesperante en el que a la falta del suministro eléctrico, se le agrega el desamparo que produce la indiferencia y la lejanía de los funcionarios. La Presidenta sigue en El Calafate y no ha partido de ella ninguna palabra siquiera de solidaridad hacia los miles de damnificados por esta catástrofe. A Alicia Kirchner, la ministra de Desarrollo Social, no sólo no se la ha visto sino que sus tuits con referencias a los aumentos de las ventas navideñas en los shoppings y alabanzas a la militancia kirchnerista no han tenido una sola mención a los padecimientos de los que no tienen luz ni agua. De Vido sigue insistiendo en que las empresas deben dar la cara, tal como lo decía hace seis años. 

Según narró nuestra colega Mercedes Ninci, hasta el jueves pasado el secretario de Energía, Daniel Cameron, estaba de vacaciones. Tampoco abundaron las presencias de funcionarios del Gobierno de la Ciudad. Recién ayer apareció Mauricio Macri. Los legisladores porteños Gustavo Vera (Unen) y Marcelo Ramal (PO), presentaron un proyecto para declarar la emergencia energética en la ciudad, cosa que no se pudo lograr porque al momento de hacerlo había sólo cinco de sus miembros presentes en el recinto de sesiones. El jefe de Gabinete, Jorge Capitanich –que casi como una burla no dudó en encabezar un acto para entregar el Premio a la Calidad 2013 a la central termoeléctrica Genelba–,se la pasa amenazando a Edesur y Edenor con sanciones que van desde multas hasta la estatización, alternativas que para la gente afectada no significan nada: lo que reclama y necesita es la luz. La deuda de la política con la ciudadanía es monumental. La estrategia del Gobierno es clara: pretende quedar como víctima. Como siempre, lo mismo hizo tras la tragedia de Once.

El acuerdo de precios que ha anunciado el Gobierno –del cual no se sabe aún la lista de productos ni sus valores– ha nacido casi sin vida. Que comience a regir a partir del 3 de enero ha generado una aceleración de la remarcación de los precios con aumentos que, en el caso de algunos productos de primera necesidad, ha oscilado entre el 10 y el 15%. Habrá que ver cuánto dura ese efecto colchón ante una inflación que no cede. En este marco, las expresiones del presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, respecto de una disminución del nivel de la emisión monetaria para el 2014, constituyen una irrealidad. Si no se ataca de raíz la inflación esa será una misión imposible.

Axel Kicillof actúa a la manera de un cruzado. El ministro, que viene de protagonizar una deslucida gira por China en la que no obtuvo ningún resultado concreto –los 19.000 millones de dólares en inversiones que se anunciaron son un cuento chino, al igual que aquel otro de 2004 en el que se hablaba de 20.000 millones que nunca llegaron– tiene un enfrentamiento fuerte con su predecesor, Hernán Lorenzino, que se dedica ahora a hacer circular versiones sobre un posible y pronto arreglo de la deuda con el Club de París, situación que por el momento parece pertenecer al mundo de la fantasía. El equipo de Kicillof no presenta fisuras.

Su problema es la falta de ideas sobre lo que es la gestión.

En este contexto, el dato político más relevante es la ausencia de la Presidenta. Su reclusión en El Calafate es un símbolo que refleja el momento político por el que atraviesan el Gobierno y el país. Mayor contraste, imposible: allí hace frío mientras que aquí la ola de calor abrasa. Las únicas expresiones que se conocieron de la jefa de Estado fueron las destinadas a desmentir una eventual candidatura suya en 2015. Por lo demás, el silencio presidencial sobre los apagones fue y es estrepitoso. Esa ausencia, en un gobierno personalista como el de ella, ahonda los problemas de gestión de su administración. Como a la jefa de Estado hay que llevarle sólo buenas noticias, la única manera de hacerlo es desconociendo la realidad o adjudicarles la responsabilidad a los otros.

Aparece allí el protagonismo de Máximo Kirchner, quien cree que todo esto es una conspiración que será derrotada por el tiempo y las circunstancias. Las circunstancias de las que se habla en ese entorno van desde los dólares que vendrían para YPF hasta la magia de Lionel Messi para la obtención de la Copa del Mundo en Brasil. Dijo Abraham Lincoln: “Se puede engañar a todo el mundo durante algún tiempo; se puede engañar a algunos todo el tiempo, pero lo que no se puede hacer es engañar a todo el mundo todo el tiempo”. La Presidenta debería anoticiarse de ello.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 29/12/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 
 

martes, 14 de mayo de 2013

Blanqueo a la corrupción... De Alguna Manera...


Voltereta increíble...



Semana dificilísima para el Gobierno. Contradicciones, desacuerdos, falta de credibilidad e intereses espurios.

Declaran un blanqueo de capitales: perdonan a los evasores y, además, los premian con intereses”, sería el título que podría resumir la resonante voltereta que ha dado el Gobierno con los anuncios de las medidas económicas cuyo “cerebro” es Guillermo Moreno. “Todos tenemos dólares no declarados en el exterior”, dijo el inefable secretario de Comercio ante un reducido grupo de empresarios. Ocurrió a mediados de la semana que pasó, y los que lo escucharon respondieron con el silencio. Lo mismo hizo otro grupo que, en iguales circunstancias, lo oyó decir que los Cedin no serían voluntarios, sino obligatorios.

Moreno carga con un karma: todo lo que ha intentado hasta ahora fracasó. Su último fiasco es el acuerdo de precios con los supermercados que, en la realidad, fue efectivo durante sólo un mes. A estas alturas, esto ha quedado reducido a una entelequia. En las últimas reuniones que mantuvo con los representantes del sector, se habló ya de levantarlo a partir del 1° de junio. Es que el secretario de Comercio ordenó hace unos días una medida que hizo añicos el mal llamado acuerdo: les autorizó aumentos a los proveedores, pero no a los supermercados. 

La consecuencia: el faltante de muchos productos debido a que su costo está por arriba de su precio de venta. Muchos tiemblan de sólo pensar qué pasará con los precios el día después.

La mayoría de los funcionarios de carrera del Ministerio de Economía ha expresado su escepticismo y su crítica al blanqueo. “La medida es de una inmoralidad absoluta y con futuro de fracaso; quién puede creerle a este gobierno que un día dice una cosa y al siguiente, otra totalmente opuesta”, señala una fuente oficial de la más estrecha cercanía a Hernán Lorenzino. Allí hay preocupación, además, porque este blanqueo se opone a las normativas establecidas por el GAFI para combatir el lavado de dinero en sus diversas formas. A propósito de lo que sucede en la cartera económica, va para largo un paro del personal de la Secretaría de Hacienda, que reclama la restitución de un plus que cobraban desde hace tiempo y que ya estaba incorporado a sus sueldos.

Para el Gobierno fue una semana dificilísima, no sólo porque se vio forzado a reconocer los problemas que genera el mercado negro del dólar, sino también porque dejó al desnudo la absoluta falta de política económica para enfrentar las causas profundas que aquejan a la economía. “No recuerdo en la historia reciente un grupo de funcionarios tan poco profesional y tan falto de ensamblaje en el Ministerio de Economía”, reconoció un altísimo directivo del Banco Nación absolutamente afín al oficialismo. Eso es lo que dejó plasmado el discurso de este quinteto de funcionarios que, con sus explicaciones contradictorias y poco claras, hicieron un notable aporte a la confusión general.

En el desbande que conforman los integrantes del mal llamado “equipo económico”, las tensiones están a flor de piel. Bastaba con ver las caras de Moreno cuando hablaba cualquiera de los otros integrantes de ese quinteto que, si no fuera por lo dramático de la situación, componían un cuadro que oscilaba entre lo grotesco y lo desopilante. De ellos, el más extrovertido es Axel Kicillof, que habla como si estuviera dando una clase ante alumnos de Ciencias Económicas. El discurso por momentos encendido del viceministro de Economía enfrenta dos problemas: el primero es la realidad; el segundo, sus contradicciones.

Imposible no pensar en Lázaro Báez cuando se habla del blanqueo. Tanto como es imposible no pensar en la búsqueda de la impunidad cuando se habla de la reforma judicial. Son muchos los que ya lo han escuchado al ministro de Justicia, Julio Alak, pedir disculpas por el atropello a la independencia del Poder Judicial que representan estas leyes que viene aprobando el Congreso a paso redoblado. La diminuta estatura política de Alak –los inundados de La Plata se acuerdan mucho en estos días de su desastrosa gestión como intendente, y su paso por la presidencia de Aerolíneas Argentinas fue tan malo que todo lo que quedó fueron reproches– encaja a la perfección en el contexto de un gabinete carente de iniciativa y jerarquía.

El Gobierno tiene conciencia de que le es imperioso llegar a las elecciones con una burbuja económica que dé aire a sus proyectos de re-reelección, del que tiene cada vez más necesidad. ¿Quién, si no, dará impunidad a tanto delito de corrupción cobijado por el kirchnerismo?

La madre de todas las batallas se habrá de librar en la provincia de Buenos Aires. Allí, una de las incógnitas es Sergio Massa. ¿Cuál será su actitud? Las encuestas le dan muy bien, incluso con guarismos favorables que están por arriba de los que tiene el gobernador Daniel Scioli. Para alimentar esas especulaciones, Massa mantuvo reuniones con empresarios, de quienes recibió opiniones –todas adversas al Gobierno– y a los que les delineó sus ideas. 

Dos fuentes muy cercanas a él divergen sobre lo que hará. Una señala que irá por una diputación por fuera del kirchnerismo; la otra, que se quedará donde está. Por lo tanto, hay al día de hoy una sola certidumbre: su duda.

De lo que no cabe duda, en cambio, es de que en esta elección está en juego no sólo el destino político de la Argentina, sino también su sistema de vida social. Un triunfo del kirchnerismo hará del “vamos por todo” una realidad que dejará al país a las puertas del chavismo y sus consecuencias.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 


sábado, 11 de mayo de 2013

Devaluar por etapas… De Alguna Manera...


Devaluar por etapas…

Pentavirato. Moreno, Kicillof, Lorenzino, Marcó del Pont y Echegaray. En Ecuador, en el siglo XIX, hubo un gobierno con cinco funcionarios de igual jerarquía.

Tanto énfasis puesto por Kicillof en insistir en que no van a devaluar no hace más que reflejar la verdadera dirección de los acontecimientos. Más tarde o más temprano van a tener que apelar a alguna forma de devaluación que vaya más allá del acompañamiento mensual de la inflación con el cual el Banco Central aumenta el precio del dólar oficial.

Y no es casual que de todo el equipo económico que expuso ante el Senado, a la hora de argumentar todas las contras que tendría una devaluación, el más verborrágico haya sido Kicillof (el teórico) y no Moreno (el práctico). Kicillof, más que nadie, tiene que dar muestras de convicción antidevaluatoria porque se le atribuye ser partidario del desdoblamiento cambiario, lo que implica una devaluación parcial.

El gran problema es que el cepo cambiario “de Moreno” no sólo impide que salgan dólares, sino también que entren. Incluso a quien tiene todo en blanco, pedirle que invierta en el país trayendo divisas al cambio de poco más de 5 pesos por dólar es lo mismo que reclamarle al dueño de un inmueble en Argentina que lo venda en pesos multiplicando su valor en dólares a la cotización de poco más de 5 pesos por dólar oficial.

No sólo el mercado inmobiliario quedó paralizado; también, y más grave aún, casi todas las inversiones quedaron pospuestas porque la gran cantidad de capital para invertir no está en pesos, sino en dólares u otras monedas extranjeras.

Por eso este dólar Cedin (para transacciones inmobiliarias) y el dólar Baade (para invertir en YPF), recientemente ideados por el Gobierno, serán una de las tantas formas de desdoblamiento del tipo de cambio al que seguirán otras herramientas que, aunque no se asuman formalmente como una devaluación sectorial, en el fondo lo serán.

Salvo una muy drástica caída de la inflación –que no parece ser la intención ni la vocación del Gobierno–, no habrá forma de llegar a 2015 devaluando al ritmo de 1,5% mensual, como el Banco Central vino aumentando el precio del dólar oficial durante el último trimestre.

La falta de inversión no obedece a que los stocks de capital estén en negro y sean fruto de dinero que evadió impuestos, lo que un blanqueo vendría a resolver independientemente de cuestiones éticas, sino a que no se invierte porque los precios actuales en Argentina son muy caros en dólares si se cambian esos dólares a poco más de 5 pesos. Sobran ejemplos muy visibles: la brasileña Vale, que no habría cancelado su inversión si hubiera un dólar financiero al cual pudiera haber cambiado sus dólares o reales a la cotización del mercado libre. O el de los dos desarrolladores inmobiliarios más emblemáticos, Costantini y Faena, que están construyendo en Miami y no en Buenos Aires.

Al Gobierno le faltan dólares y sólo atina a reprimir la demanda, pero tanto o más grande es el problema de la falta de oferta de dólares. Algo que tendrá que resolver  de alguna manera si no quiere terminar con un estallido. El economista de la revista Fortuna Juan Carlos de Pablo sostiene que el precio del dólar en Argentina sigue la lógica de la cotización de un boleto para el Arca de Noé: en la medida en que los compradores creen que se acerca el diluvio, tiende al infinito.

Tiene razón Kicillof sobre que una devaluación empobrece al pueblo porque reduce el poder de compra de los salarios. Pero las condiciones de posibilidad de una devaluación ya fueron creadas por el Gobierno con una inflación mucho mayor que el aumento del dólar oficial durante años sin generar aumentos de productividad. El peronismo, tanto en los años 50 y 70 como ahora, usó la inflación para generar un bienestar que termina siendo evanescente.

¿Por qué no desdoblan el mercado cambiario en un único acto? Probablemente porque la Presidenta precise digerir la medicina por sorbos, tanto para proteger su ego como para no pagar el costo político de hacer aún más evidentes sus contradicciones.

Como siempre, la fecha es octubre.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 11/05/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.