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domingo, 12 de noviembre de 2023

Operación corrupta y berreta... @dealgunamaneraok...

Operación corrupta y berreta...


Huyamos hacia la derecha. Dibujo: Pablo Temes 

Es un auténtico Watergate, fruto de una investigación judicial detallada que ha provocado un revuelo fenomenal en UxP.

“Vamos a terminar con los sótanos de la democracia¨, fue una de las recordadas frases de Alberto Fernández en los albores de su presidencia. Como tantas otras frases dichas por un hombre que, como pocos, desnudó su pusilanimidad no bien llegó al poder, todo quedó en vanas promesas que la realidad ha desmentido de manera brutal en estas horas con el resonante caso del espionaje organizado por personeros del poder y con utilización de fondos públicos. 


Este hecho, un verdadero Watergate que descubierto por una investigación judicial abundante en detalles que dejó expuesta una operatoria corrupta y berreta. Todo dentro del kirchnerismo es así y, si algo le faltaba al kirchnerismo para quedar expuesto en todo su fracaso y en toda su mentira, es esto. No es que sorprenda. Es la esencia de la concepción antirrepublicana que movió siempre a Néstor Kirchner y que compartió su esposa y heredó su hijo. Son abundantes los testimonios que narran la compulsión que tenía el ex-presidente para sentarse en el final del día a escuchar las grabaciones ilegales de las conversaciones privadas tanto de sus acólitos y de sus adversarios que le proveían “los servicios”. A los unos para conocer sus traiciones, y a los otros, sus debilidades. 


En ambos casos, la finalidad era la misma: someterlos a la extorsión. Es allí donde tiene su génesis el escándalo político de baja estofa al que estamos asistiendo en estos días. Claro que no son prácticas exclusivas del kirchnerismo: también las hubo en el macrismo. 


La gran diferencia de este caso es que el objetivo principal fue la Corte Suprema de Justicia. Esto responde a la necesidad de una sola persona: Cristina Fernández de Kirchner.

Debe siempre recordarse que, el motivo principalísimo por el cual batalló la expresidenta en funciones durante los cuatro años de este catastrófico gobierno, fue lograr la impunidad en las diversas causas que enfrenta por el delito de corrupción en sus diversas formas. ¨El principal problema que tiene Cristina en su contra en todos estos casos es el peso abrumador de las evidencias¨, suele señalar una voz que conoce al dedillo todo lo que sucede en el ámbito de los tribunales federales de la avenida Comodoro Py al 2000. Frente a esa realidad, la única alternativa que le quedó a CFK fue la de perseguir a los jueces a fin de presionarlos, amedrentarlos y vilipendiarlos. En ese afán investido de un creciente desasosiego motivado por el paso del tiempo y el temor a la pérdida de poder, el último y desesperado recurso fue el proyecto de juicio político a la Corte. Fruto de ese desasosiego, los operadores de la vicepresidenta y de su hijo Máximo cometieron dos errores garrafales: se metieron nada menos que con la Corte y lo hicieron con operadores de cuarta categoría. Hay un dicho que circula en los ámbitos de los servicios de inteligencia que dice así: “Para hacer lo peor, hay que hacerlo con los mejores”. Ni el expolicía retirado Ariel Zanchetta, ni Fabián “Conu” Rodríguez, número dos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), exdirector de la agencia oficial de noticias –y operaciones de prensa Télam y exfuncionario del gobierno de Axel Kicillof–, ni Rodolfo Tahilade, diputado nacional, integrante de la Comisión de Juicio. 


Político, exdirector de Contrainteligencia de la AFI durante la mala gestión de Oscar Parrili, pueden ser considerados como “mejores” en nada. Muy por el contrario, todo lo que emana de sus afiebradas mentes tiene el sello de lo definitivamente berreta. 

El escándalo por el espionaje responde a la necesidad de una sola persona: Cristina Kirchner.


El presidente de la Corte, Horacio Rosatti, es un hombre del peronismo que conoce muy bien a la familia Kirchner. Los conoce desde los tiempos de las sesiones de la Comisión Constituyente que sesionó durante tres meses a partir del 25 de mayo de 1994 en la ciudad de Santa Fe y que estuvo a cargo de la redacción de la Constitución de 1994. 


La vicepresidenta, su esposo y el ministro de la Corte fueron miembros de la Comisión, y todos los que fueron protagonistas y testigos de esas sesiones recuerdan la intrascendencia de Néstor Kirchner y la verborragia muchas veces vacua de su esposa, algo propio de abogados mediocres. Por si esto fuese poco, Rosatti fue ministro de Justicia del gobierno del Dr. Kirchner. Fue nombrado en julio de 2004, reemplazando a Gustavo Béliz. Duró en el cargo un año, al cabo del cual presentó su dimisión argumentando “razones personales”. Todos los que sabían lo que en verdad había sucedido tenían un cabal conocimiento de que la razón de esa renuncia tuvo que ver con un desacuerdo con el modo de manejo del dinero de la obra pública que hacía el secretario de Obra Pública, José López. El caso concreto que motivó ese desacuerdo fue una licitación para la construcción de cárceles que Rosatti se negó a convalidar al advertir los sobreprecios que se habían presupuestado.  


Es decir: el presidente de la Corte conoce las mañas, las trampas, las mentiras y la corrupción del kirchnerismo. Lo constató una vez más cuando, ante el comienzo del juicio político a él y los otros miembros del cuerpo, advirtió, a partir del descubrimiento de cuentas de celulares falsas que figuraban a su nombre y de otros de sus colegas, que toda la acusación estaba montada sobre pruebas ilegalmente obtenidas. Fue entonces cuando actuó. Hubo un fiscal de indiscutible probidad y decisión, Gerardo Pollicita, que con rapidez y sagacidad pudo llegar a investigar esta red de espionaje que conducen CFK y su hijo Máximo.  


El revuelo que esto está produciendo dentro del peronismo a una semana de la elección es fenomenal. 


Las broncas contra Máximo Kirchner se multiplican. El panorama electoral de repente se ha complicado. 


Al núcleo duro del kirchnerismo y a una parte importante de la sociedad estos temas no les mueven la aguja. Pero a un porcentaje alto de los ciudadanos que votaron por Patricia Bullrich, sí. Para el votante de No Tan Juntos por el Cambio, la corrupción y el espionaje son temas sensibles que están en su radar político.  


Sergio Massa, que no bien conocido el caso de Julio “Chocolate” Rigau y el yategate que comprometen seriamente a Martín Insaurralde, salió a pedir que lo echen, no ha tenido la misma premura para exigir y/o decretar la renuncia de Fabián “Conu” Rodríguez, que con fondos públicos pagó varias de las operaciones berretas de Zanchetta. Para quienes no lo sepan, Rodríguez responde directamente a Máximo Kirchner. 


Y Rodolfo Tahilade, a Cristina Fernández de Kirchner. ¿hace falta agregar algo más?.



   






lunes, 9 de septiembre de 2019

Llamen a Monzó… @dealgunamanera...

Llamen a Monzó…

Otra rosca, Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes 

Macri lo convocó de nuevo y estaría en los planes de Alberto F. El segundo motor.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 08/09/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El fin de semana pasado, el presidente  Mauricio Macri llamó a Emilio Monzó para que lo ayudara a “ordenar” la cámara. “Si Emilio está yendo hoy a ver a Mauricio es porque se lo está pidiendo por favor y porque está el país de por medio. Cuando no nos incluyeron en el cierre de listas nosotros decidimos quedarnos por el compromiso que asumimos, pero el 10 de diciembre a la noche se corta el lazo con Cambiemos”, afirman desde su entorno. Un poco tarde, Macri le transmitió al presidente de la Cámara que está muy descreído de los consejos de su entorno y que necesita de hombres como él y Rogelio Frigerio para poder establecer un diálogo serio con la oposición en este último y turbulento tramo. 

Muchos creen que Mauricio Macri no se repone del shock de las PASO, “está como el boxeador al que le dieron un golpe de knock out, sigue peleando, pero ya ni sabe en qué pelea está, si la pelea es terminar muy bien el gobierno, con el trabajo de estadista, de hombre que va más allá de los intereses reeleccionistas, pero por momentos el entorno le dice ‘vamos, campeón, vos podés’”, reflexiona un empresario de su entorno. 

Cambios. El lunes a las 9 de la mañana Marcos Peña convocó al comando de campaña. En los chats del Gobierno más de uno piensa que esa situación se puede revertir en octubre. “La gente está asustada por el regreso de CFK y ahora va a volver el voto para Macri”, augura un funcionario miembro de un grupo de WhatsApp.

Esa arenga, que en algunos días pareciera creer y en otros no, hacen que el discurso del Presidente vaya mutando. En la conferencia del miércoles en la AEA el discurso de Macri fue de despedida, enumeró hitos de su gestión, asumió errores y pidió disculpas. Empresarios presentes comentaban entre ellos: “Ya está de salida”, “tiene un día down”.

Sin embargo, el jueves, en su visita a Córdoba, manifestó que la elección “no existió”, se mostró optimista de cara a octubre. En los dos discursos se focalizó en la necesidad de estabilizar la economía.

Desde el punto de vista económico, la semana que pasó hubo un poco más de tranquilidad. Esto se dio fundamentalmente porque varios bancos con importantes posiciones en Argentina empezaron a analizar la posibilidad de una reestructuración de la deuda, y vista la debacle en la que está la deuda argentina –entre tenerla valuada al 30% y tener que dar pérdidas por más de 150 mil millones de dólares– se pusieron a trabajar, y entre el martes y el viernes llegaron más de veinte propuestas de reestructuración de la deuda por parte de los bancos extranjeros, que son los mismos bancos acreedores.

Para hablar de "Albertismo" tiene que construir sustentación propia: hoy todo es prestado.

También la semana que pasó, no fue bien recibido por el Gobierno que en España hayan tratado a Alberto Fernández casi como a un jefe de Estado. “Esperábamos más de los españoles, con todo lo que les dimos, pareciera que están haciendo campaña por Fernández”, sostienen voces cercanas al Gobierno.

Los empresarios españoles que fueron a sondear si era kirchnerismo o albertismo se fueron muy conformes, aseguró un argentino que estuvo allí.

En España, Alberto Fernández dijo que quiere armar su gabinete “con los mejores hombres, vengan de donde vengan”. Suenan nombres como Roberto Lavagna y Gustavo Béliz, pero nada está confirmado. “Alberto está tratando de reeditar el gabinete de Néstor Kirchner”, opina una voz del peronismo.

Lo cierto es que para poder hablar de “albertismo” Alberto Fernández tiene que construir base de sustentación propia, ya que hoy tiene todo prestado: La Cámpora, el massismo, los gobernadores. Si bien estratégicamente es un gran administrador de votos ajenos, tiene que empezar a generar alianzas que vayan más allá de la interna que tienen. Los gobernadores son el 40% del poder, después están La Cámpora y el massismo, y el “albertismo” tiene que hacer pie en algún lugar.

Monzó con todos. “Si Alberto Fernández hace un gobierno de unidad nacional y quiere rescatar a parte de la dirigencia que estuvo en Cambiemos, Emilio Monzó es la persona que representa eso. Emilio es la figura nacional que representa un gobierno de unidad nacional y tiene la autoridad moral de no deberle nada a Macri”, afirma un “monzoísta” de primer orden.

El error magistral de Macri en su gestión es salir a volar con un solo motor, el motor de la economía. Funciona bien la economía y ganamos. ¿Qué motor apagó y no usó? El motor político.

Para que a un gobierno le vaya bien es necesario volar con los dos motores. Así, si el motor de la economía falla a causa de la crisis estructural de la Argentina, la caída se evita si se tiene el motor de la política funcionando a pleno.

La política está para pasar tempestades, para cuando algo no funciona bien. Macri se empecinó en solo arreglar el motor de la economía y no usar otro motor, no hacer política. Creyó que con azuzar el fantasma de Cristina era suficiente para gobernar y para ganar la elección. 

Se compró el slogan de “el pasado no vuelve” como leimotiv de campaña y de gestión para acallar las críticas de quienes, desde el oficialismo, le advirtieron de la necesidad de rectificar el rumbo del Titanic del Gobierno. Finalmente, el iceberg apareció el 11 de agosto pasado.

Producción periodística: Lucía Di Carlo.