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domingo, 19 de enero de 2020

Idas y Vueltas. Cristina es un viaje al pasado… @dealgunamanera...

Idas y Vueltas. Cristina es un viaje al pasado…

Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

La polémica generada sobre los "presos políticos" saca a la luz una vez más las discrepancias entre los Fernández. ¿Podrá el Presidente llevarnos al futuro?

© Escrito por Nelson Castro el domingo 20/01/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Ante todo, los hechos, que siempre son sagrados:

Dijo Alberto Fernández: “Un preso político es una persona que es detenida sin un proceso. En la Argentina, lo que hay son detenidos arbitrarios, que es otra cosa. Es gente que podría soportar su proceso en libertad pero los detienen porque son opositores”. Fue una definición contundente de quien no es solo el Presidente, sino también profesor en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. Fue una definición que, sin dudas, molestó a Cristina Fernández de Kirchner. Por eso, la réplica –que no se hizo esperar– vino por parte de Oscar Parrilli y de Eduardo “Wado” de Pedro, quienes la refutaron abiertamente diciendo que en la Argentina hay presos políticos.

Del senador Parrilli, el amanuense de la vicepresidenta al que suele maltratar de consueto con su lenguaje soez y ordinario, no sorprende. En cambio, sí sorprende –e impacta– lo de De Pedro, que  es nada menos que el ministro del Interior. Una cosa es que un legislador oficialista contradiga al Presidente –al fin y al cabo Elisa Carrió lo hizo varias veces con Mauricio Macri–, pero otra muy distinta es que un integrante del gabinete discrepe públicamente del Presidente. ¿Imagina alguien qué habría pasado si, durante sus presidencias, a CFK la hubiese desmentido abiertamente su ministro del Interior?

“Nosotros pensamos esto y no lo vamos a callar”, dicen De Pedro y sus adláteres. Es la expresión no solo de una actitud desafiante, sino también de una enorme diferencia conceptual con el Dr. Fernández, cuyas consecuencias futuras son impredecibles.

Corrupción. El Presidente, que ha sido y es muy crítico de las prisiones preventivas y de los procesos judiciales contra CFK, comprende muy bien la diferencia que hay entre eso y un preso político. Aun cuando no lo reconozca públicamente, sabe que la corrupción fue un emblema del kirchnerismo. “Lo de Hotesur es desprolijo”, dijo entre sus más cercanos. “Cristina es autoritaria pero no una ladrona”, sentenció. El problema que tiene es que, cuando se lo confronta con los hechos, se le hace muy difícil mantener una línea argumental que le dé sustento a su afirmación.  

Hay que subrayar que los procesos judiciales contra CFK y compañía han sido llevados adelante por jueces nombrados según las disposiciones de la Constitución Nacional durante gobiernos peronistas.

Como en tantas otras áreas, en su relación con la Justicia, el kirchnerismo funciona con su lógica binaria de siempre, cuya ecuación es bien simple: si un juez falla a su favor, es bueno y hace justicia. Si lo hace en contra, es malo y hace persecución política.

Para el kirchnerismo, Norberto Oyarbide –que sobreseyó en forma exprés a CFK en la causa por enriquecimiento ilícito– era un buen juez.

Cuando Claudio Bonadio sobreseyó a la ex presidenta y a su difunto esposo por la compra de 2 millones de dólares en 2008, fue considerado un buen juez. En cambio, ahora que la investiga por causas de corrupción es Lucifer en el mundo de las tinieblas.  

Binario. En esa estructuración binaria del pensamiento, el tema de la persecución política también merece un párrafo. El kirchnerismo fue un emblema de esa práctica deleznable. Sus víctimas fueron muchas. Una de ellas fue Alberto Fernández. Gustavo Beliz podría hablar horas de lo que sufrió por haber denunciado las prácticas corruptas del gobierno de Néstor Kirchner. Y tan fuerte fue esa persecución que tuvo que irse del país. Y ni que hablar del entonces cardenal Jorge Bergoglio, a quien durante su tiempo como arzobispo de Buenos Aires, el matrimonio Kirchner maltrató y persiguió. Algún día se contará completa la historia de cómo Néstor Kirchner buscó que el papa Benedicto XVI lo eyectara a Bergoglio de su cargo.

¿Cómo manejará Alberto Fernández esta situación? ¿Estamos frente a algo episódico o es este el preludio de lo que será un gobierno en el que el kirchnerismo buscará imponerle su voluntad al Presidente a cualquier precio? ¿Qué es lo que quiere CFK?

Cristina. Empecemos por el final. En el fondo, lo que la vicepresidenta quiere no es solo salir indemne de los procesos judiciales que la complican a ella y a sus hijos, sino algo más: una reivindicación. Nada que sorprenda. Es la consecuencia lógica de su personalidad patológica en la que dominan los rasgos de su enorme yo y la ausencia de frenos sociales.

Para ella, nada de lo que se hizo en sus gobiernos estuvo mal. Las “autocríticas” que aparecen en su libro Sinceramente son muy lavadas y casi de circunstancia. Una prueba de que en la psicología política y personal de CFK nada ha cambiado –ni cambiará– es que los funcionarios que ha ido nombrando son los mismos que la acompañaron en sus traumáticas presidencias. Y así como ella no ha cambiado, tampoco la esencia del kirchnerismo ha cambiado.

La vicepresidenta es consciente de lo que significan cada una de estas cosas. Ella sabe que una de las incógnitas que debe despejar cuán independiente el Presidente es o será de ella. Ella sabe que cada uno de sus gestos cuenta.

Axel. Entre esas disrupciones está la de Axel Kicillof. Todo el batifondo armado –con acusaciones a María Eugenia Vidal– por el pago o no pago del bono de 249.975 millones de dólares emitido el 26 de enero de 2011 durante la primera gestión de Daniel Scioli sigue demostrando que el gobernador todavía no se dio cuenta de la diferencia que hay entre estar al frente de una provincia y estar al frente de una asamblea estudiantil.

Así no se solucionan los problemas; por el contrario, así los problemas se agravan. Lo mismo hizo en 2014 durante la negociación con los fondos buitre en Nueva York, donde pateó el tablero y maltrató al juez Thomas Griesa y al mediador Daniel Pollack, dejando un pesado lastre que luego debió renegociar Macri y pagar todos los ciudadanos. Otra vez, pues, la repetición de los mismos vicios y los mismos errores. 

“Tengo miedo del encuentro con el pasado que vuelve a enfrentarme con mi vida”, reza un párrafo de Volver. Cristina Fernández de Kirchner es eso; es un viaje al pasado. ¿Podrá el presidente Alberto Fernández llevarnos al futuro?




domingo, 6 de marzo de 2016

Arreglos y desarreglos… @dealgunamanera...

Arreglos y desarreglos…

Jaime Stiuso y Cristina Fernández de Kirchner. Dibujo: Pablo Temes

La negociación por la deuda y el caso Nisman dejan al descubierto la mala gestión anterior.

Tras llegar a un principio de acuerdo con el gobierno argentino, ¿qué quieren ahora los holdouts, que, le están pidiendo al juez Thomas Griesa que dilate el levantamiento de la cláusula pari passu por otros 30 días?”, le preguntaron al mediador Daniel Pollack los periodistas que colmaban su oficina del piso 27 del 245 de Park Avenue perteneciente al estudio de abogados McCarter & English del que forma parte. “Plata”, contestó –sonriente y sin dudarlo, Pollack.

El arreglo del largo conflicto con los fondos buitre representa un mojón no sólo para la economía de la Argentina, sino también para su reinserción internacional. Marcará el fin del largo camino del default que, en medio de vítores y aplausos inentendibles, declaró Adolfo Rodríguez Saá durante su presidencia “brevis” en diciembre de 2001. Sin el cierre de este litigio será imposible que el país acceda a niveles de crédito internacional a las tasas de mercado, algo de lo que se tiene enorme necesidad tanto a nivel público como privado.

El asunto está fuera de discusión aun para la mayoría del peronismo, que en el Congreso tiene la llave para permitir que el acuerdo se concrete.

En ese ámbito produjo una viva impresión la forma como el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, replicó y dejó mal parado a su predecesor, Axel Kicillof, quien, con su habitual soberbia y tono profesoral –olvidando además el reportaje de La Nación en el que dijo “pagarles lo que piden es imposible, una trampa. No pagarles nada es imposible”–, desgranó sus críticas hacia el arreglo que contiene quitas que en su gestión no se lograron. La contundente respuesta de Prat-Gay fue celebrada por varios de los miembros del Frente para la Victoria que estaban en la reunión de comisiones de la Cámara de Diputados, a quienes el ex ministro siempre les resultó indigerible no sólo por sus decisiones, sino también por sus modos.

Cuando todo esto sea historia, algunos ex funcionarios del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y varios banqueros se animarán a contar en detalle las idas y vueltas del sainete que se montó alrededor de la negociación con Pollack a fines de julio de 2014, cuando se estuvo a punto de llegar a un acuerdo que la ex presidenta sorpresivamente abortó. El ex presidente del Banco Central, Juan Carlos Fábrega, conoce muy bien esa trama.

La respuesta de Prat-Gay a Kicillof fue celebrada hasta por miembros del FpV

En el gabinete de Mauricio Macri la inflación genera desacuerdos. Todos se exponen con corrección. Las mayores discrepancias se manifiestan entre Prat-Gay y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. El ministro –quien, a pesar de ser apodado “el Transitorio” por los que no lo quieren mucho dentro del PRO, goza de la creciente valorización del jefe de Estado– considera que existe una falta de acción por parte del titular del Central para mantener estable el valor del dólar. “A 13 pesos era muy barato y a 16 pesos es peligroso; a ese valor impacta en precios y es un factor más que alimenta la inflación”, señala el economista Gabriel Rubinstein, cuya opinión es compartida por varios de sus colegas. Entre los que comparten esa opinión parece estar el Presidente, quien, en la semana que pasó, habló con Sturzenegger para indicarle que debía actuar para mantener la divisa estadounidense cerca de los 15 pesos.

Nisman.

La causa sobre la muerte del fiscal Nisman puede arrojar novedades esta semana. El martes vence la posibilidad de apelar la decisión de la jueza de instrucción Fabiana Palmaghini en lo relativo al pase a la Justicia Federal. La fiscal Viviana Fein ya adelantó que no lo hará, iniciativa que, además, no tendría sentido ya que su superior, el fiscal de cámara Ricardo Sáenz, siempre sostuvo que la causa debería haberse tramitado, desde un principio, en el fuero federal. Lo curioso es que quien queda en posición de apelar es Diego Lagomarsino, que para Sáenz debería ser imputado en todas las hipótesis –incluida la del homicidio o ayuda al suicidio– y no sólo por prestar el arma, circunstancia que favoreció su posición al permitirle tener acceso a las pericias y demás medidas de prueba.

El pase al fuero federal en primer lugar implicaría reconocer que se está en presencia de un homicidio y que dicho homicidio tiene que ver con el trabajo de Nisman, es decir, su investigación del atentado contra la AMIA y que había denunciado a la ex presidenta y al ex canciller días antes que lo encontraran muerto. Más allá de la competencia natural, lo que sí tiene la Justicia Federal es la competencia más amplia: puede citar a declarar al ex canciller Héctor Timerman, a la ex presidenta Cristina Fernández, el ex comandante del Ejército, general César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, al ex titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) Oscar Parrilli, o a todos, sin que nadie le cuestione por qué lo hace, ya que, tratándose de un juez federal, puede hacerlo aunque sean ex autoridades nacionales.

Lo llamativo es que este giro copernicano de la causa lo produjo la declaración de Antonio “Jaime” Stiuso, a quien evidentemente la jueza Palmaghini le creyó. “No es cierto que hayamos adulterado el acta de su declaración. Cuando terminó –y antes de firmarla–, yo mismo se la leí en voz alta y él no objetó nada”, se le oyó asegurar –indignado– al secretario de la fiscal Fein, Bernardo Chirichela, cuando se enteró de lo que argumentó Stiuso al ser interrogado por la jueza sobre por qué no constaba en su declaración de febrero de 2015 que a Nisman lo habían matado a causa de su investigación.

Fue curioso escucharlo a Parrilli en sus denuestos contra Stiuso, a quien calificó de “psicópata”. Lo que no explicó fue por qué durante el kirchnerato se le dio tanto poder a ese “psicópata”, a quien Gustavo Beliz denunció cuando era ministro de Justicia de Néstor Kirchner. ¿Habrá olvidado que por esa denuncia Beliz fue echado de su cargo? A considerar por estas expresiones del ex titular de la AFI, como por las de Kicillof citadas más arriba, la amnesia parcial parece ser un rasgo distintivo de varios ex funcionarios de los gobiernos kirchneristas.

Producción periodística: Gudio Baistrocchi con la contribución de Santiago Serra.




domingo, 3 de agosto de 2014

Default del default… De Alguna Manera...


Default del default…


El siguiente editorial fue dicho al concluir las palabras de Axel Kicillof en Nueva York. Es un comentario inmediato realizado en caliente, al conocerse que la Argentina volvía a estar en default

Ha fracasado – hay que llamar las cosas por su nombre – de una manera muy explícita, lo que se preveía iba a tener un desenlace positivo para el país, un arreglo con lo que el Gobierno insiste en seguir llamando “fondos buitres”. Es preciso formular algunas palabras iniciales que pretenden complementar y añadirse a todo lo que viene diciendo.

El ministro Axel Kicillof dio la versión del Gobierno sobre lo ha sucedido en la oficina del mediador Daniel Pollack. Ha frustrado las expectativas que se venían alimentando hace ya varios días, y que habían hecho reaccionar positivamente al mercado argentino, imaginando que el acuerdo estaba al alcance de la mano. No ha sido así.

Más allá de su farragosa argumentación, en la que no puede ocultar el carácter académico de sus puntos de vista, el ministro Kicillof ha terminado indicando que la Argentina redobla o triplica la apuesta. Cuando digo “la Argentina” estoy hablando específicamente del gobierno de la presidente Cristina Fernández de Kirchner, al que él se refirió y con el que se referenció permanentemente como para que nadie llegase a dudar de que lo que estaba haciendo era consecuencia directa de los pedidos y órdenes de la Presidente.

Hacer un análisis de orden técnico jurídico a estas alturas del día en un programa de radio es una tarea que me excede y excede a muchos. Solo quiero retomar dos o tres asuntos verdaderamente importantes  y centrales para entender qué es lo que ha sucedido.

Con la misma y terminante ortodoxia con la que se decía que la Argentina jamás iba a compartir una mesa con lo que insistía en denominar “fondos buitres”, Kicillof, sin pestañear, informó que por pedido del mediador Pollack esta vez sí se sentó a conversar con ellos. En todo momento defendió los puntos de vista originales del Gobierno, sin que se advirtiera ningún cambio, ningún matiz, ningún intento de acercarse a un punto de vista que permitiera una resolución positiva.

El segundo elemento que me parece de una gravedad inusitada es que el Gobierno –siguiendo estrictamente el guion de la presidente Cristina Kirchner– en ningún momento se alejó de la retórica proverbial con que ha encarado este tema. Esta alusión a los centros del poder financiero internacional, al rol de las agencias calificadoras, esta inmersión en temas estrictamente norteamericanos, como las hipotecas y la burbuja inmobiliaria, y esta idea de que los pueblos son los que pierden y los financistas son los que ganan, podrá sonar muy bien para una platea preparada para aplaudir esta retórica ideológica. Pero no le hace ningún bien a la Argentina. Por el contrario, el ministro ha ratificado e intensificado sus críticas al juez, sosteniendo que él es el responsable de todo lo malo que estas cosas han estado produciendo; una situación que se viene arrastrando desde hace mucho tiempo.

Mi opinión, a las 19.40 en este tan trascendente  miércoles 30 de julio, es que el Gobierno ha optado por una salida eminentemente política y doméstica. Tengo para mí – tengo la casi segura y deprimente percepción – de que a estas horas, una encuesta de opinión volvería a dar el típico resultado del termómetro argentino. Mucha gente sostiene que se están defendiendo los intereses nacionales, y que la Argentina se ha manejado con dignidad y de manera competente. Esto es, en definitiva, un clarísimo aprovechamiento, de marcado tinte oportunista, que le permite al Gobierno reposicionarse y patear la pelota para adelante.

Tengo, en cambio, la igualmente profunda percepción de que con esta retórica, con este océano de epítetos, con este reiterar que la Argentina no es culpable de nada y todo lo hemos hecho bien, el Gobierno le ha hecho un flaco favor a la república. Queda un paréntesis abierto. Lo ha abierto el propio Gobierno y hoy todo parece indicar que la Argentina ni siquiera puede saber, ni sus habitantes y ciudadanos pueden tener la certeza, si estamos o no estamos en un default. En una palabra: la Argentina ha inventado algo: el default del default.


© Escrito por Pepe Eliaschev el Jueves 31/07/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

viernes, 1 de agosto de 2014

Argentina en Default... De Alguna Manera...


Argentina en Default...


Finalmente, no hubo acuerdo con los fondos buitre: cuando parecía que un acuerdo era posible, fracasó este miércoles una reunión crucial celebrada en Nueva York y es un hecho que Argentina caiga en default, según advirtió el mediador Daniel Pollack.

Al cabo de seis horas de deliberaciones, el ministro de Economía, Axel Kicillof, no logró llegar a un punto en común con los fondos buitre, que reclaman cobrar títulos de la deuda nacional en mejores condiciones que aquellos bonistas que ingresaron a los canjes de 2005 y 2010. También cayó en saco roto una negociación impulsada por bancos argentinos.

Al término del encuentro en Nueva York, Kicillof brindó una rueda de prensa en el Consulado argentino en esa ciudad estadounidense, donde negó que Argentina vaya a entrar en default y cargó contra el magistrado Thomas Griesa por trabar el pago a los bonistas reestructurados: "Que el juez impida cobrar es un problema que carga sobre sus espaldas", sostuvo el funcionario.


También dijo que es posible que banqueros argentinos enrolados en ADEBA compren a los buitres los títulos en default, después de que se frustraran las negociaciones entre el Gobierno y los holdouts, ya que los fondos especulativos —según Kicillof— pretenden que el país incurra en un acto "ilegal" al pagarles más dinero que a los bonistas reestructurados.

De todos modos, según recuerda agencia Noticias Argentinas la gestión encarada en paralelo por bancos privados de la Argentina para tratar de llegar a un acuerdo con los fondos buitre también fracasó.

"No se pudo avanzar con el intento de comprar la deuda en manos de los fondos buitre", confió la fuente consultada. Así, la Argentina debería ahora afrontar una cesación de pagos al menos hasta fin de año, cuando vencerá la cláusula RUFO, y en enero podría haber una nueva negociación con los fondos especulativos, que compraron bonos en U$S 50 millones en 2008 y pretenden obtener 1.600 por ciento de ganancias, según indicó Kicillof en Nueva York.


© Publicado el Jueves 31/07/2014 por el Equipo de Economía de Tribuna de Periodistas y publicado por http://periodicotribuna.com.ar