Arreglos y desarreglos…
Jaime Stiuso y
Cristina Fernández de Kirchner. Dibujo: Pablo Temes
La negociación por la deuda y el caso Nisman dejan al
descubierto la mala gestión anterior.
Tras llegar a un
principio de acuerdo con el gobierno argentino, ¿qué quieren ahora los
holdouts, que, le están pidiendo al juez Thomas Griesa que dilate el levantamiento de la cláusula pari passu por
otros 30 días?”, le preguntaron al mediador Daniel Pollack los periodistas que colmaban su
oficina del piso 27 del 245 de Park Avenue perteneciente al estudio de abogados
McCarter & English del que forma parte. “Plata”, contestó –sonriente
y sin dudarlo, Pollack.
El arreglo del
largo conflicto con los fondos buitre representa un mojón no sólo para la
economía de la Argentina, sino también para su reinserción
internacional. Marcará el fin del largo camino del default que, en medio de
vítores y aplausos inentendibles, declaró Adolfo Rodríguez Saá durante su
presidencia “brevis” en diciembre de 2001. Sin el cierre de este litigio será
imposible que el país acceda a niveles de crédito internacional
a las tasas de mercado, algo de lo que se tiene enorme necesidad tanto a nivel
público como privado.
El asunto está
fuera de discusión aun para la mayoría del peronismo, que en el Congreso tiene
la llave para permitir que el acuerdo se concrete.
En ese ámbito
produjo una viva impresión la forma como el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, replicó y dejó mal parado a su predecesor, Axel Kicillof, quien, con su habitual soberbia y tono
profesoral –olvidando además el reportaje de La Nación en el que dijo “pagarles
lo que piden es imposible, una trampa. No pagarles nada es imposible”–,
desgranó sus críticas hacia el arreglo que contiene quitas que en su gestión no
se lograron. La contundente respuesta de Prat-Gay fue celebrada por varios de
los miembros del Frente para la Victoria que estaban en la reunión de comisiones
de la Cámara de Diputados, a quienes el ex ministro siempre les resultó indigerible no
sólo por sus decisiones, sino también por sus modos.
Cuando todo esto
sea historia, algunos ex funcionarios del gobierno de Cristina Fernández de
Kirchner y varios banqueros se animarán a contar en detalle las idas y vueltas
del sainete que se montó alrededor de la negociación con Pollack a fines de
julio de 2014, cuando se estuvo a punto de llegar a un acuerdo que la
ex presidenta sorpresivamente abortó. El ex presidente del Banco Central,
Juan Carlos Fábrega, conoce muy bien esa trama.
La respuesta de Prat-Gay a Kicillof fue celebrada hasta
por miembros del FpV
En el gabinete
de Mauricio Macri la inflación genera desacuerdos. Todos se
exponen con corrección. Las mayores discrepancias se manifiestan entre Prat-Gay
y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. El ministro –quien, a pesar de ser
apodado “el Transitorio” por los que no lo quieren mucho dentro del PRO, goza
de la creciente valorización del jefe de Estado– considera que existe una falta
de acción por parte del titular del Central para mantener estable el
valor del dólar. “A 13 pesos era muy barato y a 16 pesos es peligroso; a ese
valor impacta en precios y es un factor más que alimenta la inflación”, señala
el economista Gabriel Rubinstein, cuya opinión es compartida por varios de sus
colegas. Entre los que comparten esa opinión parece estar el Presidente, quien,
en la semana que pasó, habló con Sturzenegger para indicarle que debía actuar
para mantener la divisa estadounidense cerca de los 15 pesos.
Nisman.
La causa sobre
la muerte del fiscal Nisman puede arrojar novedades esta semana. El martes
vence la posibilidad de apelar la decisión de la jueza de instrucción Fabiana Palmaghini en lo relativo al pase a la Justicia
Federal. La fiscal Viviana Fein ya adelantó que no lo hará,
iniciativa que, además, no tendría sentido ya que su superior, el fiscal de
cámara Ricardo Sáenz, siempre sostuvo que la causa debería haberse tramitado,
desde un principio, en el fuero federal. Lo curioso es que quien queda en
posición de apelar es Diego Lagomarsino, que para Sáenz debería ser imputado en
todas las hipótesis –incluida la del homicidio o ayuda al suicidio– y no sólo
por prestar el arma, circunstancia que favoreció su posición al permitirle
tener acceso a las pericias y demás medidas de prueba.
El pase al fuero
federal en primer lugar implicaría reconocer que se está en presencia
de un homicidio y que dicho homicidio tiene que ver con el trabajo de Nisman,
es decir, su investigación del atentado contra la AMIA y que había denunciado a
la ex presidenta y al ex canciller días antes que lo encontraran muerto. Más
allá de la competencia natural, lo que sí tiene la Justicia Federal es la
competencia más amplia: puede citar a declarar al ex canciller
Héctor Timerman, a la ex presidenta Cristina Fernández, el ex comandante del
Ejército, general César Santos Gerardo del Corazón de Jesús Milani, al ex
titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI) Oscar Parrilli, o a
todos, sin que nadie le cuestione por qué lo hace, ya que, tratándose de un
juez federal, puede hacerlo aunque sean ex autoridades nacionales.
Lo llamativo es
que este giro copernicano de la causa lo produjo la declaración de Antonio “Jaime” Stiuso, a quien evidentemente la jueza Palmaghini
le creyó. “No es cierto que hayamos adulterado el acta de su declaración.
Cuando terminó –y antes de firmarla–, yo mismo se la leí en voz alta y él no
objetó nada”, se le oyó asegurar –indignado– al secretario de la fiscal Fein,
Bernardo Chirichela, cuando se enteró de lo que argumentó Stiuso al ser
interrogado por la jueza sobre por qué no constaba en su declaración de febrero
de 2015 que a Nisman lo habían matado a causa de su investigación.
Fue curioso
escucharlo a Parrilli en sus denuestos contra Stiuso, a quien calificó de
“psicópata”. Lo que no explicó fue por qué durante el kirchnerato se
le dio tanto poder a ese “psicópata”, a quien Gustavo Beliz denunció cuando era
ministro de Justicia de Néstor Kirchner. ¿Habrá olvidado que por esa denuncia
Beliz fue echado de su cargo? A considerar por estas expresiones del ex titular
de la AFI, como por las de Kicillof citadas más arriba, la amnesia parcial
parece ser un rasgo distintivo de varios ex funcionarios de los gobiernos
kirchneristas.
Producción
periodística: Gudio Baistrocchi con la contribución de Santiago Serra.