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domingo, 18 de noviembre de 2012

Twist K…De Alguna Manera...


Twist K…

¿Habrá un cuarto cruce para Cristina? Desde que asumió su primera presidencia, tres veces se cruzaron las líneas de quienes aprueban y desaprueban su gobierno.

En la contratapa del domingo 20 de septiembre de 2010, PERFIL publicó el gráfico de la tradicional encuesta de Ipsos/Mora y Araujo, que desde 2004 viene midiendo bimensualmente la aprobación/desaprobación de la gestión de gobierno, donde se observaba un cambio de tendencia. Hacía seis meses que Cristina Kirchner había comenzado su repunte, y por primera vez en casi dos años la línea de aprobación volvía a ser mayor que la de desaprobación.

En 2012 se repite la historia de 2008: meses después de empezar su segunda presidencia, el gobierno de Cristina Kirchner volvió a perder una parte significativa de la aprobación con la cual asumió, y la desaprobación se encamina a superarla.

La esperanza del kirchnerismo es que el rulo aprobación/desaprobación repita en 2013 el mismo giro positivo que tuvo en 2010, para ganar las elecciones de octubre próximo y poder hacer renacer su proyecto de reforma constitucional y re-reelección de la Presidenta en 2015. Tres años pasaron desde el piso de aprobación de Cristina Kirchner en mayo de 2008 hasta el cenit de abril de 2011, los mismos tres años que nos separan hoy de las elecciones de 2015.

Pero esta vez les será mucho más difícil, porque el kirchnerismo ya consumió gran parte de los recursos de la Anses y el Banco Central que le permitieron agregar demanda con acciones por todos celebradas, como la asignación universal por hijo. La inflación viene sumando estragos año tras año, los subsidios consumen una parte creciente del producto bruto, ya se aumenta anualmente el circulante casi el 40%, el atraso cambiario es cada vez más insostenible y la creación de empleo es nula.

Además, si bien es cierto que la Presidenta había comenzado a mejorar su popularidad en 2010, bastante antes de la muerte de Néstor Kirchner, la inesperada desaparición de éste generó un aumento extra de diez puntos en la aprobación del Gobierno.

ADN K. El rulo que construye el gráfico del sube y baja de la aprobación/desaprobación de la Presidenta tiene la misma forma de doble hélice del código que contiene instrucciones genéticas (ácido desoxirribonucleico), llamado también “mapa de la vida”.

Ese continuo rotar del humor social en un bucle sin fin es una señal de atención para quienes creen que después del 8N se clausuró la continuidad del proyecto kirchnerista. Hoy estamos en un escenario similar al de 2009, cuando el Gobierno perdió las elecciones legislativas de medio turno; pero si la misma gente que desaprobó en 2008 y 2009 a partir del conflicto con el campo luego aprobó con tanto entusiasmo su reelección, y con la mayor cantidad de votos desde el regreso de la democracia, ¿por qué no podría suceder lo mismo?

Los que creen que el kirchnerismo es capaz de volver a conquistar a quienes manifestaron en su contra apelan a que el 30% de los concurrentes al 8N ya habían votado por Cristina Kirchner en octubre de 2011, y que la oposición no mejoró su aprobación. Si la opinión pública es tan volátil que puede pasar varias veces del 70% de aprobación al 70% de desaprobación en sólo medio año, podría mantener su twist.

Los kirchneristas creen que las marchas del 13S y el 8N (como las del conflicto con el campo en 2008) no habrían sido posibles sin el apoyo de Clarín, y que una vez aplicada la Ley de Medios al Gobierno se le alinearán todos los “planetas”. Por eso la obsesión de Cristina Kirchner con el 7D.

Es probable que la Presidenta pueda recuperar la consideración de quienes hoy desaprueban su gestión, pero aun así resulta imposible que consiga una reforma constitucional. Además, en el ejercicio teórico de que pudiera ser candidata, y aun en la hipótesis de que la oposición fuera a la primera vuelta dividida y surgiera ella como la más votada, perdería en un ballottage.

Todo indica que el kirchnerismo comenzó su camino final, pero en su recorrido tiene todavía mucho ruido por producir.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 17 de Noviembre de 2012.



miércoles, 14 de noviembre de 2012

Deuda Externa... Aldo Pignanelli... De Alguna Manera...


La deuda externa argentina no llega al 10% del PBI...

Aldo Pignanelli

En su paso por Mañana Sylvestre, el ex titular de Banco Central Aldo Pignanelli analizó la situación real de la deuda externa y consideró que “Argentina está en condiciones de pagar”. También habló de los fondos buitres y dijo que “es imposible que Argentina entre en un nuevo default”.

El economista habló de una “exageración” a los dichos de las calificadoras de riesgo acerca de la posible entrada en un nuevo default de los bonos argentinos por la situación de los fondos buitres, y dijo además que “a veces (se actúa) por desconocimiento de la realidad, y otras veces por intereses. No nos olvidemos que acá está en juego dinero”.

“Desde el punto de vista económico y financiero, es imposible que Argentina tenga un nuevo default. Los montos que se tienen que pagar en dólares al sector privado, no llega a ser el 10% del PBI en un plazo de 30 años”, refirió relativizando la situación de ahogo financiero del país respecto a su deuda con el exterior.

Lo económico, lo jurídico y lo político

“Acá hay que dividir lo económico de lo jurídico y de lo político. En lo económico Argentina está en condiciones de pagar su deuda”, dijo y respecto a lo jurídico y al accionar de los llamados “fondos buitres”, que adquirieron los bonos en default del 2002 “están accionando por todos lados para tratar de cobrar. Y lo que tiene que establecer el juez Griesa, de acuerdo a lo que dice la Cámara de Nueva York, es decir de qué manera le vamos a pagar a ese 7% que no entró en el canje, del total del default del 2002”.

“Me parece que la actitud de Griesa fue muy positiva hacia nosotros porque le dijo al Gobierno, ´por qué no me lo proponen ustedes cómo van a pagar esto’ . Y ahí viene el tema político, porque nuestro Gobierno ha caído en su propio relato, porque al decir que nunca le vamos a pagar a los fondos buitres, lo cual yo estoy totalmente de acuerdo con eso, pero hay una realidad que tenemos que ver cómo se solucionan. Alguna solución hay que encontrarle”, consideró ex titular del Banco Central en tiempos de la presidencia de Eduardo Duhalde, allá por el 2002.

En Radio La Red, Pignanelli señaló que “le tendrían que pagar (a los fondos buitres) en las mismas condiciones que le estamos pagando al resto, pero no prorratear el pago. Tienen que aceptar la quita porque sino no le van a pagar”.

La deuda real en números

Respecto a los últimos informes periodísticos que analizaban en cifras el valor de la deuda externa del país, el ex titular del BCRA señaló que “no tiene ningún rigor teórico ni científico, fue una verdadera chantada”.

“Así como el Gobierno polítizó al decir que había pagado la deuda a todo el mundo, la oposición dice que se hizo todo mal. Porque se pone un número que no es real, se dice que se deben 182.000 millones de dólares, pero primero se come un 10% de esa deuda, unos 18.000 millones de dólares, son bonos líquidos que tienen el propio Estado que hay que “netear”. Pero de esos 160.000 millones de dólares, más de la mitad son en pesos, que es nuestra moneda soberana y lo peor que puede que pasar ahí es que hagamos trabajar más a la Casa de Moneda y emita. Del resto quedan unos 60.000 millones de dólares, la gran mayoría está en manos de ANSES, del Banco Central, del Banco Nación y del Pami. No creo que esos organismos nos pidan el default”, consideró.

Además confirmó que participó como testigo pedido por el juez Griesa en Nueva York en una declaración durante 4 horas. “En su momento tuve que estudiar todo el tema del fondo a pesar de no ser abogado”, agregó.


© Publicado en http://www.gustavosylvestre.com el martes 13 de Noviembre de 2012. 



domingo, 27 de mayo de 2012

La negación de la realidad... De Alguna Manera...

Posta para los propios...

Ridi Paglieri... Beatriz Paglieri. Dibujo: Pablo Temes.

Por qué el Gobierno se cree su relato y conspira contra su propia fortaleza. Choques, apretadas y chicanas sucesorias.

Audaz como pocas, Beatriz Paglieri, dio una clase magistral de periodismo militante. Por radio Nacional ordenó que no se informe sobre la fuga de capitales porque no es cierto. Aseguró que “si fuera verdad, sería grave”. El humorista Fernando Sendra le dio su merecido: dijo que Paglieri tiene razón. Resistencia, Posadas y Paraná siguen en sus lugares. Ergo: no se fugó ni una sola capital. Pero la realidad fue más cruel con la lugarteniente de Guillermo Moreno. El Banco Central certificó que, en una semana, huyeron 464 millones de dólares. Salvo que Mercedes Marcó del Pont, como Clarín, mienta. Lamentablemente, desde julio del 2007 se exiliaron 80 mil millones de dólares.

El autoengaño de estado es el principal problema de Cristina Fernández. Esa coprofagia letal ya es bajada de línea para todos los funcionarios. No se permiten identificar los verdaderos problemas y, por lo tanto, eso los obliga a responsabilizar de todo lo malo que ocurre en el mundo a los periodistas. Fabular desde la presidencia, es grave. Pero creerse sus propias mentiras, es mucho peor. Es un virus peligroso que puede llevar al Gobierno del estrellato a estrellarse. Es como navegar a ciegas.

Desde hace 9 años que tienen una excesiva atención puesta sobre los medios. La Presidenta, en su discurso del 25 de Mayo, hizo un par de alusiones a Jorge Lanata, aunque sin nombrarlo; abusó y sobreactuó sus explicaciones sobre el inexplicable viaje a Angola y agradeció que no existieran periodistas de investigación en 1810 porque “hubieran escrachado a French y Beruti y hoy todavía estaríamos con el rey”.

No pudo disimular que le afectó la caricatura que hizo Lanata en la tele y se justificó diciendo que “no estuvo bailando en una escola do samba, eran mujeres revolucionarias”. Después exageró tanto el rol de los negros angoleños en la lucha por nuestra independencia que cayó en desmesuras. Llegó a decir que nosotros, los blancos, “desapareceríamos de la faz de la Tierra” si hubiéramos pasado por los mismos sufrimientos. “¿Quién le contó a los blancos que son superiores?”, se preguntó. Hitler, entre otros genocidas instalaron eso, me hubiera gustado contestarle. Pero, ¿qué tiene que ver todo eso con nuestro primer gobierno patrio? La Presidenta dedicó casi el 30% de sus palabras a ese país africano y solo nombró a San Martín para explicar quién fue Agostinho Neto.

Hasta se metió en la ciénaga del dólar. Ironizó sobre un amigo de la familia que quiso convencer a su hijo Máximo para que comprara dólares a 4,80 porque se iban a ir a 10 pesos. “No sé qué habrá hecho con esos billetes”, relató con sorna. No es un tema sobre el que Cristina debería bromear. No hay antecedentes en la historia de que un ex presidente como Néstor Kirchner haya comprado 2 millones de dólares justo dos semanas después de la quiebra de Lehman Brothers. Algunos sostienen que, encima, lo hizo con información privilegiada, igual que José Alperovich y su padre.

Tiene que fingir demasiado la Presidenta cuando habla de billetes. Nadie está obligado a declarar en su contra. En su homilía previa, monseñor Fernando Maletti –el obispo de Bariloche que hizo una clara opción por los pobres– fue crítico con quien “acumula riqueza para sí y no es rico ante los ojos de Dios.” Fue el cierre de la parábola del rico insensato. Ya había dicho con valentía que “no hay que caer en la acumulación egoísta de bienes”. No fue dirigido a la Presidenta con la que el prelado simpatiza pero, Cristina, ¿se habrá dado por aludida? Porque aquí radica una de los flancos mas inconsistentes del Gobierno. Eso de creer que “con dinero todo se puede comprar”. Es algo que suele ocurrir entre quienes ganaron dinero fácil y llegaron a un patrimonio de $70 millones. Mas aún si tuvieron estómago para utilizar la usura y rematar casas de deudores hipotecarios. Eso los marca para siempre. Valga el juego de palabras: no es gratis. Sufren una suerte de bulimia monetaria. La codicia supera a la ideología. Chequera mata militante. 

Y creen que todos son de su misma condición. Tal vez por eso chocaron de frente con Hugo Moyano, que no orina agua bendita ni es un monje franciscano. Pero demostró que, por las buenas, pueden llegar a ser socios como lo fue con Néstor. Pero que, por las malas y a los empujones, no se corre del medio fácilmente. Al parecer, a Moyano lo excita más el combate que el aroma de los dólares. O tal vez ya tenga suficientes. Pero hoy sería mucho más poderoso económicamente de lo que es si no hubiese denunciado la repugnante coima de la Banelco durante el gobierno de Fernando de la Rúa o el intento de comprar sindicalistas con los fondos del APE como lo hizo en estas horas. Sin embargo se plantó. No es una carmelita descalza: tiene un holding sindical que se mezcla con sus recursos familiares y utiliza una metodología patotera, pero enfrentó duramente al menemismo, nunca fue propatronal y ahora se convirtió en el enemigo más poderoso que tiene este proyecto del que fue cofundador.

Esa extraña relación de amor-odio con el poderoso caballero que es Don Dinero y la negación obsesiva de la realidad son los principales conspiradores contra la fortaleza del Gobierno. Atacan al dólar como si fuera una enfermedad y es sólo un síntoma. No pueden resolver lo que no se atreven ni a nombrar: la alta inflación de estos años. Hay tres cifras que lo explican todo. En los últimos 12 meses, para San Luis la inflación fue del 24%, en Neuquén registraron 27% y para el INDEC, el 9,8%. 

Si planifican con sus propias falsedades, difícilmente acierten con el remedio adecuado. A veces parece que Moreno, antes de dormir, piensa qué actividad puede perjudicar con sus arbitrariedades espasmódicas. Ya afectó seriamente la industria frigorífica, la siembra de determinados granos, el crecimiento y la producción, las ventas de inmuebles, la yerba y ahora los viajes al exterior. Insista Moreno, vamos que usted puede. Vaya por todo, como le pide Cristina. Juegue unos boletos a ganador. La Presidenta ratificó que no existe la eternidad y que hay que transferir la posta. En una de esas, Moreno, quién le dice… ¿Se imagina los afiches? Moreno presidente, Paglieri, vice.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires elsábado 26 de Mayo de 2012.


domingo, 11 de marzo de 2012

Movidas en el Congreso... De Alguna Manera...

Movidas en el Congreso...

La reforma al Banco Central, su avance en Diputados. Lo que se debate, un toquecito retrospectivo. Modificaciones al original, una que trajo polémica y dará para más. El debate que se viene, espacios para acordar. El traspaso de subte y colectivos. Un proyecto que interpela al federalismo. Desafíos para el macrismo y para el resto de la oposición. El sistema de transporte, un problema más vasto.

La Cámara de Diputados tratará en el recinto el proyecto de modificación de la Carta Orgánica del Banco Central (BCRA). A su vez, los senadores abordarán en comisión el sorpresivo proyecto oficial de transferir a la Ciudad Autónoma, por ley, los subtes y los servicios de varias líneas de colectivos. Para quienes aman las estadísticas sobre esos temas, vaya un pronóstico: este año el Congreso tendrá mucha actividad, sesionará asiduamente, sancionará muchas leyes. Tras las elecciones de 2009, que dejaron una composición relativamente pareja entre oficialismo y oposición (volcado hacia ésta si se sumaban todos sus fragmentos), hubo quien profetizó una edad de oro parlamentaria. La paridad, empero, empujaba hacia otro tipo de desenlace: el empate bobo, las trabas cruzadas. Así ocurrió, para exclusiva sorpresa de los desprevenidos.

Con una mayoría estricta y afiatada, el Frente para la Victoria (FpV) se apresta a sacar legítimo partido de la decisión popular soberana, que es la que adjudica las bancas. Nuestro sistema constitucional prevé la renovación cada dos años de la mitad de los diputados y un tercio de los senadores. El mecanismo amortigua los efectos de una elección plebiscitaria, como la de 2011. La bancada oficialista refleja el gran caudal de esa votación y también la menguada cosecha de 2009. Le basta para imponer sus propuestas, si no sufre deserciones o sangrías como en 2008.

La reforma del Central es un cambio de paradigma, que en sustancia sólo se rebate “por derecha”. El diseño todavía vigente se votó en 1992, en medio del furor neoconservador global, exacerbado acá por el salvajismo menemista. El miembro informante fue el salteño Juan Carlos Romero (que también fue gobernador de su provincia), quien sinceró su visión. Una cosa, dijo, es el dinero (que debe preservar un Banco Central autónomo, supuestamente escindido del poder político) y otra el crédito que se consigue vía mercado de capitales. La apertura indiscriminada al capital financiero, una de las causas de la crisis cuasi terminal de fin de siglo, tenía ahí su bandera y su exaltación. Tal era el clima de época, tan sesgado a derecha que hubo un proyecto de minoría para suprimir el Banco Central. En 2001 no faltó quien propusiera entregar el manejo de la economía local a los organismos internacionales, un anticipo de lo que sucede hoy en Grecia, bajo los plácemes del establishment financiero y político de Europa y contra la movida popular, que puebla las calles de manifestantes y personas recientemente despedidas. En España van a por eso, avasallando derechos laborales con saña tenaz. El Primer Mundo es complicado: los centroizquierda resignan identidad y principios, los centroderecha son cada vez más derecha.


Un proyecto retocado y retocable: La propuesta de modificación de la Carta Orgánica se adecua, en el buen sentido, a una tendencia mundial. Las reservas del Banco Central son patrimonio de los argentinos, acumulados merced a su esfuerzo. Escindirlas del resto de los recursos nacionales y dejarlas a merced de un elenco de tecnócratas sin votos es un disparate, antidemocrático si se mira con cuidado.

Desde el punto de vista económico, se amplían los objetivos del Banco, que deben contemplar más allá de la estrecha (aunque no irrisoria ni desdeñable) mira del control de la inflación. Es sensato proponerse objetivos más vastos. Tanto como poder pagar con reservas la deuda contraída por el Estado, principalmente bajo el mandato de otros gobiernos (luego reducida en tenaz negociación y honrada por el actual).

La presidenta del BCRA, Mercedes Marcó del Pont, defendió el cambio de criterio, respondiendo con largueza y buen tono las preguntas de los diputados opositores. Su finalidad no era recorrer el articulado, sino sustentar un cambio de época. El texto de la norma se corrigió de modo parcial al día siguiente, cuando se trató en comisiones. Hubo modificaciones, algunas sugeridas por la oposición: asumir el compromiso de publicar y difundir estadísticas monetarias, crediticias y cambiarias. Y, además, sumar al “empleo” como uno de los objetivos del funcionamiento del Banco. No fueron estos cambios, positivos, los que enojaron a las bancadas opositoras. Sí que se ampliara numéricamente la facultad del Banco de financiar al Tesoro nacional. Se acusó a Marcó del Pont de mendaz, de haberse guardado una carta bajo la manga. El reproche no se sostiene: el proyecto no tiene cláusulas secretas o cerradas a la controversia. Todo su contenido está abierto al debate, que comenzó en la misma comisión, seguirá en el pleno de la Cámara y luego tendrá el mismo periplo en Senadores. Lo que sí sucedió es que el Ejecutivo resolvió, a último momento, ampliar el quántum autorizado para financiar al Tesoro nacional. Es un porcentaje de la recaudación impositiva, se permite (por cláusula transitoria) duplicarlo. El argumento básico es que el mecanismo es procíclico: se puede prestar más en tiempos de bonanza fiscal. Y que es más funcional disponer de un resorte para auxiliar al fisco como arbitrio contracíclico: cuando sus arcas no estén tan piponas. La idea general es sugestiva y se estipula que sólo puede apelarse a la ampliación en circunstancias excepcionales. El flanco más atacable de la propuesta es que no define ni condiciona de ningún modo la excepcionalidad. En los niveles más altos del Ejecutivo y de las bancadas del FpV se asume sottovoce la falencia y se insinúa que podría retocarse en el texto definitivo. Sería un modo de mejorarlo, su concreción dependerá de cierta apertura del oficialismo a los reproches opositores y de la decisión de éstos de procurar algún acuerdo, sin ponerse maximalistas como hicieron durante la, para ellos y para el sistema político, aciaga e improductiva etapa del Grupo A.


A Congreso, en subte o bondi: La pulseada entre el gobierno nacional y el porteño sobre los subtes tomó un giro inesperado: se desjudicializó, se repolitizó. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner remitió un proyecto de ley para que el Congreso dirima el entredicho. Agregó a los subtes las líneas de colectivo cuyo trayecto empieza y termina en la Capital. Desde ya, son dos situaciones fácticas distintas que (tal vez) podrían derivar en tratamientos legales diferentes. Respecto de los subtes, el gobierno nacional propone aprobar por ley el acta acuerdo que suscribiera con el jefe de Gobierno, Mauricio Macri. Así las cosas, y mediando ya una decisión del gobierno porteño, tal vez el oficialismo afirme que no es necesario otro acto dispositivo del sistema político de la Ciudad Autónoma, como el tránsito por su Legislatura. En lo atinente a los bondis, no se sabe qué hará el FpV pero, a la luz de las Constituciones nacional y porteña, el cronista entiende que el traspaso requiere la aprobación de ambos Parlamentos.

La cuestión legal dará que hablar. El Acta acuerdo es indeciblemente escueta. Su parte dispositiva se reduce a cinco artículos, que no suman más de treinta renglones. De lo que no deja dudas es del compromiso de la Ciudad, expresado en el primero: “La Ciudad ratifica en este acto la decisión de aceptar la transferencia de la Red de Subterráneos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. El artículo segundo precisa y agrega: “En consecuencia, la Ciudad asume a partir de la firma del presente el control y fiscalización en su totalidad así como el íntegro ejercicio de fijar las tarifas del servicio, incluyendo la facultad de establecerlas por decisión unilateral”. “En este acto” “desde la firma del presente”... no queda resquicio a la ambigüedad. La cláusula quinta, que fija un plazo para implementar “las demás decisiones legales, económicas y administrativas”, no es un lapso de espera para concretar el contrato, sino uno para redondearlo. La intención es palmaria, la fijación de tarifas un acto unilateral del macrismo que es principio de ejecución.

El Acta nada dice de los servicios de seguridad en los subtes, ni una palabra.

Muy flojo de papeles está el gobierno PRO pero la contienda entre Ejecutivos de dos jurisdicciones se empantana a falta de una autoridad superior. Trasladarla a la Corte Suprema era un modo de eternizarla y de someter al Tribunal a un entuerto que deben zanjar los mandatarios políticos. Dará para mucho la polémica acerca de la validez plena de una ley del Congreso nacional. En materia política, algunas aristas ya son visibles.


El federalismo en cuestión: Hay una vaga reminiscencia del envío de la Resolución 125 al Congreso, en medio del conflicto “con el campo”. Fue un modo de cortar el nudo gordiano, apelando a la institucionalidad. En términos políticos, en el corto plazo al kirchnerismo le salió fatal. Los adversarios enarbolaron las banderas del federalismo, la tropa propia K se diezmó, el oficialismo perdió la votación. Ahora, la correlación de fuerzas y las posiciones pintan diferente. Los bloques del FpV y sus aliados no registran fisuras. Suyas serán las banderas federales, como insinuó la Presidenta cuando anunció la medida. El macrismo contará con su fuerza propia y el apoyo del desflecado Peronismo Federal. Los legisladores no porteños de otros partidos tendrán que analizar muy bien cómo se pronuncian. El centralismo capitalino es muy antipático en cualquier provincia y todo indica que un virtual alineamiento con Macri será muy odioso para los votantes de legisladores del “interior”. Claro que acompañar al gobierno nacional es un bajón para el estilo dominante de sus adversarios, pero ponerse del lado de los porteños suena como una opción peor.

En términos prácticos, desde que reasumió Cristina Kirchner, Macri se ha posicionado como el principal líder opositor. Le hace frente en cuestiones concretas, los medios dominantes lo halagan, llega con frecuencia a las primeras planas. Los radicales, que atraviesan una etapa asambleística sin liderazgo visible, tendrán que vérselas con sus electores y deberán computar si les conviene ser “conducidos” por el jefe de Gobierno.

Otra es la ecuación del Frente Amplio Progresista (FAP), que salió segundo lejos en las elecciones nacionales. Macri les va sacando ventaja y su líder, el ex gobernador Hermes Binner, atravesará estos dos años en el llano. Sus compañeros socialistas, el gobernador de Santa Fe Antonio Bonfatti y la intendenta de Rosario Mónica Fein, mantienen trato respetuoso y hasta cordial con la Presidenta. Binner se reserva las críticas más ásperas. Tal vez sea una división de roles pactada entre ellos. Las diferencias, sin ser estridentes, son sensibles. El devenir futuro de esas diferentes conductas, un arcano que depende de cómo jueguen los protagonistas. En tal trance, tabula este cronista, a los socialistas les sería muy piantavotos ir a la zaga de Macri, reforzando su protagonismo.

Los debates han de ser interesantes aunque es improbable que el entuerto sea decidido sólo en el Congreso nacional, donde el FpV parece estar en buenas condiciones para primar, con cierta holgura. La solución, posiblemente, deba sellarse en una mesa de negociación. Pero lo que se sustancie en el Congreso no será anodino ni carecerá de impacto: incidirá en cualquier escenario ulterior. Macri tendrá que sopesar cuánto pueden limar sus ambiciones nacionales las repercusiones del debate allende la General Paz.

El desafío del transporte: La tragedia de Once y la pulseada por subtes y bondis aluden a una carencia que las precede. El sistema de transporte, incluido el ferroviario, no responde a las necesidades y derechos de los ciudadanos usuarios. Los pininos del expediente penal, el dictamen de la Auditoría General de la Nación, van en rumbo de definiciones judiciales muy críticas para el concesionario y, tal vez, para funcionarios del gobierno nacional. Pero la necesidad de introducir cambios sustanciales en el sistema de transporte interpela al Gobierno, antes y más allá del expediente. Las respuestas no han llegado aún, la salida del ex secretario Juan Pablo Schiavi era forzosa. Pero no zanja la cuestión que requiere cambios estructurales de magnitud. Marzo recién empieza, aunque no parezca. En el otoño, acaso en sus inicios, sonará la hora de definiciones necesarias.

© Escrito por Mario Wainfeld y publicado en el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 11 de Marzo de 2012.