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domingo, 10 de junio de 2018

Del FMI a la CGT… @dealgunamanera...

Del FMI a la CGT… 

Cuesta abajo. Christine Lagarde y Mauricio Macri. Dibujo: Pablo Temes.

Macri metió presión para cerrar el acuerdo y los gremios le dieron el ultimátum a Quintana. La orden que el jueves pasado dio Mauricio Macri fue terminante: ese día debía anunciarse el acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional por el préstamo stand-by.

© Escrito por Nelson Castro en domingo 10/06/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hubo quien le advirtió que eso era complicado porque faltaba definir aún aspectos claves contenidos en la letra chica. Para ello, se necesitaba que desde Washington hubiera un anuncio que hiciera público el acuerdo. Al Presidente nada le importó. Ordenó forzar la situación. Quería llegar a Quebec con la negociación finiquitada para tener la foto con la directora del FMI, Christine Lagarde, con quien la buena química personal hizo que todo funcionase a la perfección. La buena relación entre el Presidente y la directora del Fondo dio sus frutos. Lo que muchos no saben es que hubo otro protagonista de absoluto bajo perfil que fue clave en la dinámica de la negociación: Donald Trump, ya que Estados Unidos va a ser el principal aportante de los 50 mil millones de dólares que le prestarán a la Argentina.

En el acuerdo con el FMI, el Banco Central vuelve a ser el que define las metas de inflación, tal como lo había hecho hasta el 28 de diciembre pasado, y en ese marco restablece el sistema de tipo de cambio flotante. Por lo tanto, la tasa de interés continuará siendo el instrumento que utilice para bajar la inflación. Ese es un esquema que hasta ahora no tuvo la eficacia esperada, ya que la inflación superó ampliamente las metas tanto en 2017 como en 2018. Lo que se aguarda es que esta vez las condiciones sean mejores debido a que los precios relativos ya se han ajustado, el grueso del aumento de las tarifas ya pasó, y el tipo de cambio vigente en principio no necesita ajustes mayores.

El acuerdo contempla un mecanismo para desactivar la bomba de la Lebac, una verdadera bicicleta financiera que el actual gobierno potenció. Estas letras del Banco Central fueron creadas por Aldo Pignanelli en marzo de 2002 –plena crisis por la caída de la convertibilidad– para reducir la demanda de dólares y la inflación. El stock inicial, que fue de 2 mil millones de dólares, hoy alcanza a los 900 mil millones.

Asesoramiento y tensión.

No hace mucho, Guillermo Nielsen –hombre clave en la reestructuración de la deuda en default de la Argentina en 2004 y 2005– le acercó al Presidente un documento con algunas ideas sobre cómo desactivar esa bomba de tiempo que representan las Lebac. Macri leyó ese documento con atención y, a partir de esas recomendaciones, elaboró un borrador de siete carillas que envió a Federico Sturzenegger para su lectura y consideración. Algunas de esas cosas están en la base del acuerdo con el FMI.

La crisis de confianza que enfrenta el Gobierno ha generado un verdadero cimbronazo en el gabinete. Y esto tiene sus consecuencias. Las tensiones entre sus miembros están a la orden del día.

El protagonismo del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, molesta a varios de sus colegas, quienes no se toman muy en serio su condición de coordinador del área económica. La suspensión de la reunión agendada para el martes pasado entre Dujovne y el resto de los ministros del área, en la que debía tratarse el recorte de gastos de los ministerios, fue una muestra de ello. Oficialmente, se dijo que la razón de tal decisión fue la necesidad de aguardar al cierre de la negociación con el FMI.

La verdad es otra: “Ningún ministro había hecho los deberes. Nadie movió un dedo y muchos le terminaron preguntando a Marcos Peña qué hacer”, confesó una voz desde las entrañas del poder.

En ese clima, pues, se perfilan ganadores y perdedores. Mario Quintana, secretario de Coordinación Interministerial de la Jefatura de Gabinete, está pasando sus peores días desde que asumió. Macri le reprocha haberse equivocado en sus proyecciones y, por si eso fuera poco, acaba de ser imputado por el fiscal federal Ramiro González, por el manejo de la empresa Farmacity. Quintana, que está enfrentado con Sturzenegger, fue uno de los mentores del fatídico 28 de diciembre del año pasado, el día en que se dispuso limitar la independencia del BCRA. Eso caducó el jueves pasado.

El presidente del Banco Central –que también recibe reproches de Macri– se siente como uno de los ganadores de esta crisis. El recupero de su independencia le ha devuelto un protagonismo que había perdido. De aquí en más, será quien defina las pautas de inflación, tal como lo dijo Dujovne en la conferencia del jueves.

La trastienda de esa conferencia también habla de lo que pasa en el interior del Gobierno. Tres fuentes distintas coinciden en que Sturzenegger exigió que, para dejar bien en claro su independencia, no se hiciera ni en el Ministerio de Economía ni en la Casa Rosada (sic). De allí que se optara por el CCK.

Respuestas pendientes.

Todo esto ocurre en un escenario socioeconómico complicado. El ajuste tendrá consecuencias sobre la vida diaria de los argentinos. En la conferencia de prensa, las muy precisas preguntas técnicas de los colegas tuvieron respuestas –algunas buenas y otras no tanto– por parte mayoritariamente de Sturzenegger. La única pregunta que no tuvo respuesta concreta fue la referida al impacto del ajuste en la vida de los ciudadanos, que fue formulada por Nicolás Munafó.

La reunión entre el Gobierno y la CGT no fue buena.

El 15% establecido en muchas paritarias está absolutamente desfasado. El pedido de recomposición salarial fue claramente expuesto por los triunviros sindicales. La reunión fue dura. Cuando Quintana quiso posponer una respuesta para el jueves 14, Juan Carlos Schmid –uno de los triunviros de la central obrera– lo paró en seco: “Vos no entendiste nada, vos me das una respuesta el día martes y si el martes no nos das una respuesta, lanzamos la medida y no nos reunimos más. Vinimos acá a escucharlos y nos nos van a dilatar más, este jueguito no va más”.

Situación.

Hoy se complica lo que hasta hace dos meses se veía como inexorable: la reelección de Macri. Este es uno de los temas claves que se habla en la nueva mesa chica del poder, en la que han reganado protagonismo Emilio Monzó y Ernesto Sanz. Son los que hablaron de acuerdos a los que se opusieron siempre tanto el Presidente como Marcos Peña. A propósito: en sus declaraciones públicas, el jefe de Gabinete exhibe rasgos del síndrome de Hubris; cree que está todo bien y que los que lo contradicen están equivocados (sic).

  

(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

lunes, 19 de septiembre de 2016

Frentes abiertos… @dealgunamanera...

Frentes abiertos… 
Patricia capitana Ministra Bullrich. Foto: Pablo Temes

A la puja entre Prat-Gay y Sturzenegger se suma la interna en Seguridad. Justicia en deuda.

© Escrito por Nelson Castro y publicado el domingo 18 de Septiembre de 2016 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los principales analistas coinciden en señalar al menos tres variables para tener en cuenta en el camino de la contención y reactivación de la economía:

En primer lugar, el déficit fiscal, que crece en magnitud por la caída en la recaudación. Equivale hoy al 7% del PBI. La consecuencia obligada es el aumento de la emisión que, sin ningún atenuante, presiona sobre la inflación.

En segundo lugar, la recesión que trae aparejada la caída del consumo. En agosto, en algunos rubros fue del 8%. Electrodomésticos, vestimenta y gastronomía, cualitativamente señalan que el golpe es absorbido por la clase media –que cada vez se cuida más en sus erogaciones– y la clase media baja. "Creo que en este aspecto ya hemos tocado fondo. A partir de ahora la recesión debería detener su profundización y comenzarían a verse las primeras señales de reactivación”, señala un economista de la oposición de diálogo fluido con los funcionarios de Economía.

Todo esto repercute en el empleo y los salarios, que, claro está, son la tercera variable que preocupa al oficialismo.

Más allá del agite por las promesas cumplidas, la realidad marca que hoy la inflación gira en torno al 40%. Si comparamos agosto de 2016 contra el mismo mes de 2015, nos da un 43% anual. En cambio, si tomamos el acumulado de enero a agosto de este año, es del 32%. Por eso, si el Gobierno calcula un acumulado de aquí a fin de año del 1,5% mensual, volvemos a ese 40% anualizado.

El duelo de egos entre varios actores del Gobierno es indisimulable. El ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, volvieron a dar la nota esta semana. “Lo más importante para los cargos que ocupan es que son dos funcionarios honestos y no veo entre ellos una intención de disputa de poder por el cargo”, asegura un hombre que conoce el pensamiento de ambos. Sin embargo, en el Gobierno ya nadie lo niega: “Son dos tipos excelentes pero se marcan la cancha a cada rato, deberían ser más prolijos”, señala otra fuente con preocupación.

En rigor de verdad, ocurre lo que ha pasado siempre entre las cabezas de los dos sectores; en los Estados Unidos y los países desarrollados siempre se dio esta puja de poder: Hacienda prefiere reactivar y bajar las tasas, mientras que el Banco Central apunta a mantener alta la tasa hasta ver planchada la inflación. Sin ir tan lejos, geográfica y cronológicamente hablando, fue  la puja que tuvieron Roberto Lavagna y Aldo Pignanelli en 2002 (aunque resuelta puertas adentro y sin tantos trapitos al sol).

Inseguros. El otro frente abierto es el que se disputan la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich; y el secretario del área, Eugenio Burzaco. El malestar entre ambos ha abierto una grieta que se ahonda en uno de los momentos más delicados en materia de seguridad.

“Bullrich es más política y Burzaco, más técnico. Hay celos. La ministra no se banca demasiado que la pericia corra por la vereda de enfrente y busca acaparar los anuncios muchas veces cometiendo errores imperdonables”, confiesa una voz del Gobierno. Lo grave es que, en medio de esta disputa, la inseguridad nuestra de cada día continúa haciendo estragos en la gente. Hace quince días el centro de la atención y la controversia estuvo puesto en el caso del médico Lino Villar Cataldo, que mató al ladrón que le quiso robar su auto a las puertas de su consultorio en Loma Hermosa.

La ministra no se banca demasiado que la pericia corra por la vereda de enfrente Esta semana, el caso que conmueve es el de Daniel Oyarzún, el carnicero de Zárate que salió a perseguir a los ladrones que le habían  robado la recaudación del día, con la consecuencia ya conocida de que uno de ellos murió. Los elementos de análisis que surgieron a partir de estos hechos no son novedosos para la sociedad y deberían ser motivo de una profunda reflexión por parte de la totalidad de la dirigencia política. Ha comenzado a manifestarse una peligrosa tendencia hacia el ejercicio de la justicia por mano propia, algo absolutamente riesgoso e incompatible con el Estado de derecho.

¿Cuál es la causa de esta reacción? La ausencia del Estado. Esa ausencia no se manifiesta sólo en la falta de policías, gendarmes o prefectos en las calles. Se expresa también en la ausencia de una tarea social sostenida y adecuadamente planificada en los conglomerados plagados de carencias y marginalidad que han proliferado a lo largo y a lo ancho del país, que son el caldo de cultivo de los que se nutre el delito. En la mayoría de esos lugares la única institución que se hace presente es la Iglesia. 

En ese submundo se vive con otros códigos. La ley no vale nada. La vida, tampoco. Robar y matar son cosas de todos los días. Sin una acción decidida sobre estos factores, pretender eficacia en la prevención del delito es una quimera. Este cóctel es explosivo. De ahí la necesidad de trabajar con denuedo en la prevención porque cuando esto falla, lo punitivo es siempre insuficiente y tardío. Cuando se comete un delito hay siempre una víctima y un daño. Y si ese daño significa la muerte, es irreparable.

El mal funcionamiento de la Justicia, la corrupción policial, la sobrepoblación de las cárceles y la proliferación de los sobornos entre muchos de los agentes del servicio penitenciario completan el universo de causas que explican la inseguridad que se vive. Delincuentes que entran por una puerta y salen por otra casi al instante sumado a los altos niveles de reincidencia demuestran lo disfuncional de todo ese andamiaje que se lleva mucho de los altos impuestos que paga la ciudadanía.   

El presidente Mauricio Macri fue imprudente cuando salió a pedir la liberación de Oyarzún. Es cierto que no hubo en sus palabras ninguna convalidación de la justicia por mano propia pero tampoco hubo una condena explícita a esta peligrosa e inaceptable práctica. Pero si lo de Macri fue imprudente, lo de Cristina Fernández de Kirchner fue indignante. Durante sus dos presidencias –plagadas de los mismos robos y los mismos asesinatos por los cuales hoy se horroriza– no sólo evitó mencionar la palabra inseguridad, sino que casi nunca habló del tema. 

Lo grave no fue eso, sino la falta de una política de seguridad a lo largo de sus mandatos. Lo que hoy se vive es principalmente la consecuencia de esa desatención fatal. “Hoy los medios de comunicación ocultan prolijamente la inseguridad. Antes, en mi gestión, se producía un hecho y era repetido mil veces. Hoy se producen mil casos o más y no pasan nada por televisión”, dijo la ex presidenta a la vista de las horas de aire que los canales le dedicaron al tema. ¿En qué país vive?

Producción periodística: Santiago Serra.  


miércoles, 14 de noviembre de 2012

Deuda Externa... Aldo Pignanelli... De Alguna Manera...


La deuda externa argentina no llega al 10% del PBI...

Aldo Pignanelli

En su paso por Mañana Sylvestre, el ex titular de Banco Central Aldo Pignanelli analizó la situación real de la deuda externa y consideró que “Argentina está en condiciones de pagar”. También habló de los fondos buitres y dijo que “es imposible que Argentina entre en un nuevo default”.

El economista habló de una “exageración” a los dichos de las calificadoras de riesgo acerca de la posible entrada en un nuevo default de los bonos argentinos por la situación de los fondos buitres, y dijo además que “a veces (se actúa) por desconocimiento de la realidad, y otras veces por intereses. No nos olvidemos que acá está en juego dinero”.

“Desde el punto de vista económico y financiero, es imposible que Argentina tenga un nuevo default. Los montos que se tienen que pagar en dólares al sector privado, no llega a ser el 10% del PBI en un plazo de 30 años”, refirió relativizando la situación de ahogo financiero del país respecto a su deuda con el exterior.

Lo económico, lo jurídico y lo político

“Acá hay que dividir lo económico de lo jurídico y de lo político. En lo económico Argentina está en condiciones de pagar su deuda”, dijo y respecto a lo jurídico y al accionar de los llamados “fondos buitres”, que adquirieron los bonos en default del 2002 “están accionando por todos lados para tratar de cobrar. Y lo que tiene que establecer el juez Griesa, de acuerdo a lo que dice la Cámara de Nueva York, es decir de qué manera le vamos a pagar a ese 7% que no entró en el canje, del total del default del 2002”.

“Me parece que la actitud de Griesa fue muy positiva hacia nosotros porque le dijo al Gobierno, ´por qué no me lo proponen ustedes cómo van a pagar esto’ . Y ahí viene el tema político, porque nuestro Gobierno ha caído en su propio relato, porque al decir que nunca le vamos a pagar a los fondos buitres, lo cual yo estoy totalmente de acuerdo con eso, pero hay una realidad que tenemos que ver cómo se solucionan. Alguna solución hay que encontrarle”, consideró ex titular del Banco Central en tiempos de la presidencia de Eduardo Duhalde, allá por el 2002.

En Radio La Red, Pignanelli señaló que “le tendrían que pagar (a los fondos buitres) en las mismas condiciones que le estamos pagando al resto, pero no prorratear el pago. Tienen que aceptar la quita porque sino no le van a pagar”.

La deuda real en números

Respecto a los últimos informes periodísticos que analizaban en cifras el valor de la deuda externa del país, el ex titular del BCRA señaló que “no tiene ningún rigor teórico ni científico, fue una verdadera chantada”.

“Así como el Gobierno polítizó al decir que había pagado la deuda a todo el mundo, la oposición dice que se hizo todo mal. Porque se pone un número que no es real, se dice que se deben 182.000 millones de dólares, pero primero se come un 10% de esa deuda, unos 18.000 millones de dólares, son bonos líquidos que tienen el propio Estado que hay que “netear”. Pero de esos 160.000 millones de dólares, más de la mitad son en pesos, que es nuestra moneda soberana y lo peor que puede que pasar ahí es que hagamos trabajar más a la Casa de Moneda y emita. Del resto quedan unos 60.000 millones de dólares, la gran mayoría está en manos de ANSES, del Banco Central, del Banco Nación y del Pami. No creo que esos organismos nos pidan el default”, consideró.

Además confirmó que participó como testigo pedido por el juez Griesa en Nueva York en una declaración durante 4 horas. “En su momento tuve que estudiar todo el tema del fondo a pesar de no ser abogado”, agregó.


© Publicado en http://www.gustavosylvestre.com el martes 13 de Noviembre de 2012.