La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
Una formación del subte B se desacopló y pudo haber
provocado una tragedia…
Estación
Federico Lacroze.
Estaba ingresando a la estación Lacroze. Los vagones se
desprendieron y quedó un hueco de más de cinco metros. Varios pasajeros
resultaron heridos. Los delegados se quejan de la falta de mantenimiento de los
trenes.
Una formación de la línea B de subtes se partió al medio
este mediodía y provocó que varios de los pasajeros que viajaban resultaran
heridos. El hecho ocurrió cuando el tren estaba ingresando a la estación
Federico Lacroze donde, afortunadamente, circula a baja velocidad. "De
milagro no fue una tragedia", advirtió el delegado Claudio Dellecarbonara
a Clarín.
El incidente se define técnicamente como un desacople de
los vagones. Según detalló Dellecarbonara el desprendimiento separó a dos
vagones por más de cinco metros y "quedó un hueco en el medio que daba al
vacío a las vías".
"La falta de mantenimiento y la falta de inversión
se manifiesta en estas cosas. Todos los días tenemos accidentes. Hay que
agradecer que ocurrió en ese lugar porque si pasaba en otro trayecto donde la
formación va mucho más rápido estábamos hablando de una tragedia", alertó
el delegado.
Según informaron, en el momento del desperfecto se
vivieron escenas de pánico y los pasajeros tenían miedo de caer a las vías. Se
estima que viajaban entre 200 y 300 personas que fueron evacuadas sin
inconvenientes. Los heridos, con golpes leves fueron atendidos.
Por su parte, la formación fue "enganchada
nuevamente de manera precaria" y trasladada hacia la estación Juan Manuel
de Rosas para poder restablecer el servicio habitual de la línea.
Daniel Scioli.
Declaró el estado de emergencia por la inseguridad en la provincia de Buenos
Aires.
Si bien muchos tardaron en entender que “el modelo” se
trataba de una estafa, hace un año la mayoría ya cambió de opinión.
Luego de intentar Cristina venderles cosechadoras de
cartón y baratijas confeccionadas en el polo industrial La Salada, los
angoleños optaron por borrar a la Argentina de su lista de socios comerciales.
Felizmente para la señora y sus partidarios, el electorado local resultó ser
menos precavido.
Sin pensarlo dos veces, compró el extravagante “modelo de
acumulación de matriz diversificada con inclusión social” pregonado por los
buhoneros kirchneristas. Le guste o no le guste, tendrá que convivir con esta
obra maestra del ingenio populista por muchos años más.
Si bien el grueso de la ciudadanía tardó en entender que
se trataba de una estafa, que, como aquella cosechadora de fabricación nacional
que según parece sigue pudriéndose en algún galpón africano, el famoso modelo
nunca pudo funcionar, hace aproximadamente un año la mayoría cambió de opinión.
Al darse cuenta de que han sido víctimas de un fraude,
millones de personas que a su modo habían confiado en las promesas de Cristina
se sienten perdidas en un mundo que se les ha vuelto hostil.
Las dificultades enormes que enfrenta el país y que con
toda seguridad se agravarán en los meses próximos se deben menos a lo hecho por
el gobierno kirchnerista que a lo que no pudo, no quiso o no supo hacer. Desde
el día en que el matrimonio patagónico se instaló en la presidencia, se
destacaría por su voluntad de archivar los problemas más engorrosos, sobre todo
los que podrían suponerles “costos políticos”.
Por lo tanto, los Kirchner se negarían a tomar en serio
asuntos molestos como la inflación, la producción de energía, la educación, la
salud, el desembarco de narcotraficantes colombianos y mexicanos y, huelga
decirlo, la inseguridad.
De más está decir que las deficiencias que más angustia
provocan están interconectadas: la inflación alimenta el malestar social, el
deterioro educativo incide en la conducta de quienes saben que jamás lograrán
abrirse camino en un mundo en que escasean las oportunidades para los
analfabetos funcionales, la ferocidad despiadada de los predadores hace que
otros se junten espontáneamente para librarse de ellos, de ahí la serie de
linchamientos que acaban de producirse.
Las consecuencias de tanta inconsciencia gubernamental,
que se haría aún más evidente luego de reemplazar Cristina a su marido en la
Casa Rosada, están a la vista. La Argentina se ha convertido en una caldera
hirviente que en cualquier momento podría estallar.
El miedo es contagioso. Cuando una sociedad se siente al
borde de la anarquía –del “Estado ausente” de la retórica de políticos como
Sergio Massa–, afloran los instintos más brutales. Aunque los kirchneristas se
llenan la boca hablando de lo fundamental que debería ser el papel del Estado,
para ellos y otros populistas es solo una fuente de botín.
Nunca han manifestado el menor interés en mejorar su
desempeño, en hacerlo más eficaz. No sorprende pues, que el Estado –o sea, la
policía y el sistema judicial–, haya resultado incapaz de impedir que, para
citar a Daniel Scioli, la población sufra “el ataque salvaje de una
delincuencia cruel”.
Para quienes comparten el punto de vista de los
intelectuales orgánicos del kirchnerismo que atribuyen el delito a “la
exclusión”, se tratará de la venganza de los hijos desheredados de la madre
Cristina. Parecería que ha resultado contraproducente más de un década de
“inclusión”, subsidios politizados, clientelismo y propaganda destinada a
convencerlos de que seguirán “excluidos” hasta que, por fin, el país haya
experimentado una fantasiosa revolución social, moral y económica.
¿Ayudará la emergencia declarada por Scioli? Puede que,
combinada con el eventual efecto disuasivo de la “justicia por mano propia”,
tenga un impacto positivo. Por lo menos, hará pensar que el gobernador, a
diferencia de su jefa que cree que hablar de un problema equivale a provocarlo,
entiende que demasiadas personas sospechan que el Gobierno nacional, lejos de
querer brindarles la protección que necesitan, simpatiza con los delincuentes
por motivos presuntamente ideológicos.
Exageran quienes piensan así, pero sucede que no solo en
América latina sino también en muchas otras partes del mundo, demagogos de
mentalidad autoritaria saben que el miedo puede ser un aliado muy valioso. Lo
aprovechan dando a entender que son los únicos capaces de proteger a los
vulnerables contra los presuntamente dispuestos a despojarlos de todo cuanto
tienen, hasta de la vida.
Por cierto, Néstor Kirchner y su esposa no necesitaban
que teóricos como el jurista nazi Carl Schmidt o el populista británico de
origen argentino Ernesto Laclau les enseñaran a hacer del temor a lo ajeno su
principio rector. Como tantos caudillos populistas a través de los siglos,
desde comienzos de su deslumbrante carrera política, Néstor y Cristina siempre
obraron conforme a la vieja consigna maquiavélica: dividir y reinar. Si es que
se les ocurrió que a la larga provocar conflictos tendría consecuencias
desafortunadas para el país, tal eventualidad no les preocupaba.
Para que la burguesía se sintiera amenazada, a los
Kirchner les convenía que bandas de piqueteros, a veces encapuchados,
regularmente provocaran trastornos en los puntos neurálgicos de la Capital
Federal y otros centros urbanos; servían para disciplinar a la clase media,
para advertirle que la alternativa al statu quo sería un “estallido social”,
esta pesadilla tradicional de quienes temen que, en cualquier momento, podrían
irrumpir desde las zonas más pobres del país hordas de saqueadores sanguinarios
resueltos a destruir todo.
Desintoxicar una sociedad que desde hace más de una
década está absorbiendo dosis de veneno inyectadas por un gobierno y su guardia
pretoriana de militantes que se han especializado en movilizar el rencor no
será del todo fácil. Ha surtido efecto la prédica de quienes atribuyen la
miseria al egoísmo de un puñado de ricos, de tal manera exonerando a una elite
política mayormente populista que en el transcurso de varias generaciones se
las ha arreglado para depauperar el país.
La noción de que todas las muchas lacras sociales se
deben a la malignidad de personas determinadas, cuando no a una fantasmagórica
conspiración planetaria, se ha generalizado tanto que para quienes se sienten
víctimas es difícil no reaccionar con rabia frente a una nueva frustración, la
enésima, culpando al Gobierno por haberlos defraudado.
Cristina no habrá olvidado que, en 1989, el espectro de
la violencia incontrolable procedente del conurbano apuró la salida de un
presidente radical de “la casa de Perón” y, nuevamente en 2001, truncó la
gestión de otro. Puesto que aquí los ciclos políticos suelen terminar en medio
de convulsiones, es natural que se haya sentido nerviosa últimamente.
Con su marido, se dedicó a sembrar vientos; puede que
pronto le toque cosechar tempestades y que las alianzas estratégicas con
piqueteros, “luchadores sociales” y agrupaciones como Vatayón Militante, la
Tupac Amaru de Milagro Sala y otras parecidas no basten como para contenerlas,
si es que no optan por cambiar de bando so pretexto de que el Gobierno se ha
vendido al “neoliberalismo” y está instrumentando un ajuste ortodoxo.
Los linchamientos recientes, en especial, el que se dio
en el barrio de clase media de Palermo, han motivado un sinfín de condenas.
Políticos, clérigos, intelectuales progresistas o conservadores y otros se han
encargado de asegurarnos que no son salvajes y que por lo tanto, a diferencia
de aquellos “vecinos” truculentos, nunca soñarían con moler a palos a un ladrón
capturado en el acto o a un sujeto sospechoso, pero es poco probable que
cambien mucho sus palabras conmovedoras en tal sentido. Mal que les pese a los
populistas, la “justicia popular” siempre ha sido así; los más proclives a
castigar con furia a los malhechores se encuentran entre el electorado
kirchnerista.
Que este sea el caso plantea un problema conceptual a
Cristina y los suyos. No les gusta brindar la impresión de querer
“criminalizar” ni la pobreza ni las protestas de quienes se sienten abandonados
a su suerte, pero al atribuir la violencia a “la exclusión” confiesan que el
sacrosanto modelo dista de ser tan inclusivo como afirman.
Asimismo, descalificar la venganza como algo
“prehistórico”, suena un tanto raro en boca de una mandataria cuya gestión se
ha desarrollado bajo el signo de la venganza y que con cierta frecuencia ha
aprovechado de los medios encadenados para recordarnos que aún quedan algunos
que todavía no han recibido el castigo que merecen.
En buena lógica, los kirchneristas deberían de comprender
mejor que nadie lo irresistible que puede ser el deseo de vengarse contra los
acusados de ser los artífices de las penurias propias y ajenas; fue en base a
la voluntad de tantos de desquitarse colectivamente por décadas de
frustraciones que el Gobierno construyó el poder brevemente hegemónico que, con
rapidez desconcertante, se le está escurriendo de entre las manos.
Hasta hace relativamente poco, la Presidenta lograba
manejar el resentimiento autocompasivo que, después de muchos años de
decadencia, afecta a amplios sectores sociales, dirigiéndolo contra enemigos
locales y foráneos cuidadosamente seleccionados. Ahora, la Presidenta y sus
allegados temen ser víctimas de lo que tanto ayudaron a propagar.
Revoleando
muñecos, Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes
Cristina
y el paro general. Todo lo que hizo el Gobierno para conseguir que la huelga
fuera masiva. Contradicción y barbarie.
Combatió a la dictadura y al neoliberalismo menemista
codo a codo con Germán Abdala. Es el primer amigo de Lula en la Argentina. Fue
secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado durante muchos
años y sin embargo vive en un departamento de 52 metros cuadrados y de dos
ambientes en Lanús. Se moviliza solo en un Citroën 3CV de 2012 y su celular es
un BlackBerry Curve. Su madre, Bocha, siempre le ruega que se cuide porque no
tiene pelos en la lengua y va al frente para defender a los trabajadores. Se
llama Víctor De Gennaro y tiene autoridad moral para opinar del paro más
contundente que se haya hecho contra el kirchnerismo.
El actual diputado nacional me dijo varias cosas que
ayudan a pensar:
1) Los paros nacionales siempre son contra la máxima
autoridad porque es la responsable de todo lo que ocurre.
2) Hubo un consenso subterráneo que se expresó con
millones de trabajadores que dijeron basta a la dificultad para llegar a fin de
mes, basta de angustias.
3) Si millones de jubilados ganan $ 2.776 está todo
dicho. Yo agrego: en un trimestre la maldita inflación les comió el aumento del
semestre que Cristina anunció con bombos y platillos. ¿Más cifras objetivas? El
50% de los trabajadores gana menos de $ 4 mil.
4) Hugo Yasky demostró que la subordinación a un gobierno
lo llevó a enfrentar a su clase. Perdió el rumbo por criticar la medida de
fuerza.
5) Yo asistí a un congreso de la CUT (Central Unica de
Trabajadores) de Brasil donde el propio Lula, que la había fundado pero que era
el presidente de todos, les pidió a sus compañeros que defendieran a rajatabla
sus intereses frente a las múltiples presiones que tiene un jefe de Estado. Y
la CUT no dudó en hacerle paros al mismísimo Lula (De Gennaro dijo esto en respuesta
a mi pregunta sobre el comentario de Yasky respecto de que “no se le podía
parar a un gobierno que recuperó la vigencia de las paritarias libres”, sin
recordar que los docentes de su gremio dejaron sin clases a millones de chicos
por 17 días).
6) Nosotros tenemos una central aparte de las CGT porque
no compartimos el sindicalismo que vive y piensa como los empresarios (por eso
comencé esta columna con una radiografía de la manera austera en la que vive).
7) Respecto del presunto progresismo de los Kirchner dio
un ejemplo demoledor: en el año 1997, las 200 empresas más grandes explicaban
el 11,6% de la riqueza del país y 104 de ellas eran extranjeras. En 2012, esas
mismas corporaciones reunían el 21,2% de las riquezas y 128 no eran nacionales.
“Mayor extranjerización y concentración de la riqueza”, dijo, y bromeamos sobre
que la fuente, la revista Mercado, no era precisamente un semanario trotskista.
Hubo ridiculeces de todo calibre desde los defensores del
Gobierno. Yasky dijo que el paro fue de la Sociedad Rural, como si ese sector
tuviera semejante poder de convocatoria y movilización entre la clase obrera.
Los más fanáticos reunidos en una solicitada escupieron su pasado combativo y
piquetero diciendo que “hay derecho a huelga pero no a extorsión ni chantaje”.
Entre los firmantes estaban Milagro Sala y Luis D’Elía, que se cansaron de
cortar calles, rutas y de mostrar actitudes violentas. Sólo faltó la rúbrica de
Fernando Esteche, que suele acompañar estos liderazgos: el comandante de
Quebracho está preso.
Cobarde como todo anónimo, el afiche que hizo el gobierno
de Cristina intentó pegar a Luis Barrionuevo con Carlos Menem y Sergio Massa.
Como si el riojano no hubiera votado siempre al Frente para la Victoria en el
Senado. ¿Se olvidó Jorge Capitanich de que fue menemista? ¿Y Cristina no
recuerda a Néstor, su marido, en la inauguración del aeropuerto de El Calafate
cuando colocó a Menem a la altura histórica de Perón? ¿O no son ellos los que
están en el video que puede verse en YouTube? ¿Eran Fátima Florez y Martín
Bilyk con Nito Artaza?
Por eso Hugo Moyano, con picardía de barrio, se hizo un
picnic con los voceros K. Le dijo Quico a Coqui (peor fue Barrionuevo, que lo
chicaneó asegurando que llegó como King Kong y terminó como la Mona Chita) y
después de sacarse fotos con sus nietos, como un buen abuelo, recordó que él
luchó contra el menemismo y la dictadura mientras los del Gobierno estaban
debajo de la cama.
“La única revolución que hicieron fue la recaudadora”,
dijo el jefe cegetista, que le pasó por encima con un camión simbólico a Axel
Kicillof: “Vino con chapa de izquierda y fue a rendirse al FMI. ¿Cuál es la
derecha?”.
Cristina, Tomada y Carta Abierta quedaron en la foto con
Armando Cavalieri y Gerardo Martínez, dos jerarcas sindicales millonarios,
capitanes del modelo noventista y vinculados con la dictadura, uno como espía
del Batallón 601 de Inteligencia y el propio ministro que vio reaparecer algo
que había ocultado prolijamente en su currículum: fue enviado por la dictadura
a la OIT.
Cada vez se nota con mayor nitidez que Jorge Fernández
Díaz tenía razón cuando escribió que nunca el peronismo les habló sólo a las
minorías, como hace esta versión kirchnerista del justicialismo. Tal vez la
indiscreción de Cristina en La Plata explique algo más en eso de “divide y
reinarás”. Dijo que cuando era chica soñaba con ser princesa o reina.
Alfredo Alcón con Leopoldo Torre Nilson en la filmación de la película El Santo de la Espada..
El prestigioso actorAlfredo Alcón murió hoy a los 84 añosen su casa tras sufrir una complicación respiratoria,
luego de haber permanecido internado desde diciembre hasta febrero en una
clínica por unainfección intestinalque había demandado una operación,
informó su amigo personal Jorge Vitti.
Nacido comoAlfredo Félix Alcón Riescoen el barrio porteño de Liniers el 3
de marzo de 1930, el artista pasó con éxito por elteatro,
elciney latelevisión.
Como actor de teatro,
representó personajes de William Shakespeare, Federico García Lorca, Arthur
Miller, Tennessee Williams, Henrik Ibsen, Eugene O’Neill y Samuel Beckett,
entre muchos otros.
Alcón había sidointervenido quirúrgicamenteen diciembre en el Sanatorio La
Trinidad Palermo.
Desde “El amor nunca
muere”, de 1955,protagonizó más de cuarenta
largometrajes, en los que compartió rodaje con Mirtha Legrand
en “La pícara soñadora”, entre otras estrellas.
Con el reconocido
director Leopoldo Torre Nilsson, hizo algunos de sus papeles cinematográficos
más memorables, como el protagónico de“El santo de la espada”(1970),
película basada en la novela de Ricardo Rojas sobre la vida del Libertador José
de San Martín.
También con Nilsson,
filmó los notables “Martín Fierro” (1968), sobre el poema gauchesco de José
Hernández; “La maffia” (1972), “Los siete locos” (1973) -Oso de Plata en el
Festival Internacional de Cine de Berlín- y “Boquitas pintadas” (1974) -Concha
de Plata y Premio Especial del Jurado en el Festival Internacional de Cine de
San Sebastián-, basadas las dos últimas en las novelas homónimas de Roberto
Arlt y Manuel Puig, respectivamente.
Encarnó también uno de
los personajes del filme más taquillero de la historia del cine argentino,“Nazareno Cruz y el lobo”(1975), de Leonardo Favio, con un
récord de 3,4 millones de espectadores. Alcón obtuvo, entre muchos otros
galardones, el Premio al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de
Cartagena por “Los siete locos”, y el Premio Cóndor de Plata al mejor actor por
sus sendos protagónicos en “Los inocentes” y “Martín Fierro”.
Además, en 2005, la
Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina le otorgó el Premio
Cóndor de Plata a la trayectoria. Biografía: http://es.wikipedia.org/wiki/Alfredo_Alc%C3%B3n
Desperté en medio de la noche, sudado y casi a los gritos. Soñé con ella,
vestida de negro, con su máscara Lancôme de 3 centímetros de profundidad,
que se me acercaba y me decía “Lucca, I´m your mother”. Fue horrible.
Sé que usted me había pedido que, cuando tuviera situaciones difíciles de
manejar, la llame sin importar el horario. Tendría que haberme advertido que
no lo haga si son las 4,30 de la mañana, pero quédese tranquila, que esta
madrugada tuvo la oportunidad de decírmelo con tanto énfasis que me quedó
claro.
Le cuento. Todo comenzó cuando fui invitado a la inauguración de la
ampliación de las obras en aeroparque. Emocionado, llegué y me encontré con
Moria Casán, que desde la causita penal en Paraguay, pasó de bancar a los
milicos a ser más kirchnerista que stencil del Nestornauta. Entre el público
divisé a dos docentes bonaerenses. Fue fácil identificarlos: estaban junto a
Anamá Ferreyra guardándose en las carteras la mayor cantidad de sanguches de
miga que podían.
Finalmente, Cris llegó rengueando, acompañada de Rafael Bielsa -avisen
a Missing Children que apareció-, Floppy Randazzo, Julio De Vido, el genio del
déficit Mariano Recalde, el hobbit Kicillof y Eduardo Eurnekián.
La Presi contó que el Aeroparque Jorge Newbery es muy importante para el
país porque ella lo usa mucho desde 1995, que fue privatizado en 1997 -esa
parece que no les molesta- y que desde la recuperación económica, creció de la
mano de Aerolíneas Argentinas.
Mientras una de las maestras me preguntaba si me iba a comer o no el folleto
que me entregaron en la entrada, Cristina le contaba a Eurnekián que él pudo
ganar mucha plata gracias a toda la que le pagó Aerolíneas Argentinas por el
aumento de las frecuencias de vuelo, no sólo en Aeroparque, sino en todas las
demás terminales aeroportuarias que administra el empresario. O sea, todas las
del país.
Qué se yo, me resultó raro. Porque lo curioso del asunto, es que Eurnekián
concentra el mayor de los monopolios que tiene la Argentina: administra la
totalidad de los aeropuertos del Sistema Nacional y su empresita está
reconocida como la red de aeropuertos más grande del mundo. Y todo gracias a
una concesión hecha durante el segundo mandato de Carlos Menem de un modo un
tanto raro, a tal punto que a Jorge Rodríguez -por entonces jefe de Gabinete-
lo procesaron por favorecer a Eurnekián. No sé bien con qué, pero doy por
sentado que no fue a cambio de caramelos Media Hora.
Y así fue como la Presi enumeró casi todos los aspectos en los que creció
Aerolíneas. Y digo casi, porque se le pasó el punto en el que más creció: el
déficit.
Luego, contó que “cuando uno llega a Ezeiza o a Aeroparque, se da cuenta que
no está en un país de cabotaje, está en un país de nivel internacional”, y que
“uno se da cuenta como es el país por dos cosas: la modernidad de las
instalaciones y el sistema de autopistas”. Y la modernidad argentina se puede
notar por los kilómetros de villas miserias que ofician de bienvenida a lo
largo de la Ricchieri.
Eso sí que es internacional: salir de un aeropuerto y
jugar a adivinar si se está en Argentina o en Kenia.
Con la cosmovisión que le permite su vida de multimillonaria terrateniente,
la Presi tiró que “las clases medias bajas se pueden permitir viajar en avión”.
Intenté analizar el dato, pero justo me interrumpió otra vez la maestra para
preguntarme si no me sobraba un sobrecito de mayonesa.
Mal momento el mío, porque justo Cristina empezó a hablar de los alfajores
que repartían en los vuelos de Aerolíneas. “Se quejan, pero en los vuelos de
cabotaje hoy no te dan nada y, si querés algo, tenés que pagar en efectivo”.
Sí, me llamó la atención, dado que en un vuelo de tres horas a Ushuaia, los de
LAN me dieron gaseosas, alfajores y tostadas con mermelada y cuando viaje por
TAM hace cinco meses, en menos de dos horas y media me enchufaron una bandeja
de almuerzo con entrada, plato principal y postre. Le quise comentar a la
maestra que me acompañaba pero me dijo, con los ojos cerrados, que no la
interrumpiera, que estaba comiendo alfajores por telepatía.
Y mientras la maestra babeaba, la que viaja en el Tango 01 le contaba a los
que se mueven por Emirate Airways lo lindo que se viaja por Aerolíneas
Argentinas. Y todos aplaudían.
Eso no es todo. Como me quedé con ganas de más, ayer me di una vuelta por
Olivos. La primera impresión que me llevé fue que la militancia predica el
ajuste con el ejemplo: antes llenaban la Plaza de Mayo, después se juntaban a
tomar mate en Parque Lezama, luego pasaron a copar el living de la Rosada, y
ahora se conforman con el rincón trasero izquierdo del jardín de invierno de la
Quinta de Olivos.
Mientras pensaba si era realmente una buena idea hacer una cadena nacional
justo en el horario de Avenida Brasil, entre el público, hallé de infiltrados a
tres jubilados echándole mermelada a un pedazo de durlock que sobró de la
última reforma. Me dijeron que me quede tranquilo, que todos pensarán que
Virginia Lago se extendió demasiado en la presentación.
La idea era hablar de los parques industriales y los fondos destinados a los
mismos, aunque muchos sean terrenos baldíos alambrados. Tema de estudio de los
años kirchneristas debería ser el caso de Lomas de Zamora; un predio destinado
a Parque Industrial que desde 2008 es una villa que va de Camino Negro a Camino
de Cintura.
Obsesionada con los alfajores, por segundo día consecutivo la Presi mencionó
a ese obscuro objeto de deseo. Se quejó porque el dueño de Fantoche le llevó un
mini alfajor y no uno triple, mientras personal de seguridad forcejeaba con los
tres jubilados que quisieron abalanzarse sobre el único objeto sólido y
legalmente comestible que se hallaba en el lugar.
Ensañada con hablar de cosas que nadie entiende, anunció una nueva línea de
créditos para PyMes a siete años, con una tasa anual del 14%, a la cual
calificó de negativa, dando por sentado que ni en este año, ni en los próximos
tres siglos, hará algo para que la inflación baje.
Luego de que la seguridad notara que uno de los jubilados llamaba a Simón
mientras otro prendía un fueguito, los dejaron entrar de vuelta, justo cuando
Cristina contaba que en 2003, desde el helicóptero, se veía que en Puerto
Madero había sólo uno o dos edificios y que hoy no entra ni uno más. Ahí le
falló la visión estratégica, porque desde el helicóptero también puede ver que
en la Villa 31 no entra un ladrillo más, y sin embargo, siguen en permanente
expansión hacia arriba, en una clara competencia por lograr el rascacielos más
representativo de Argentina.
Tal como quien mira por la ventana del bar el desfile de pibes vendiendo
estampitas, Cristina toco de costado el tema de la quita de subsidios y nos
contó que todos los mortales pasaremos a pagar mucho más de tarifas, menos
aquellas empresas a las que les está regalando la guita -según sus propias
palabras- para que produzcan alfajores y tornillos. Por si no quedó claro,
remarcó que a las industrias no les tocarán un sólo pesito de los subsidios al
gas, y todo para que cuando la temperatura baje de los 15 grados, haya que
cerrar las fábricas para que la gente pueda prender la estufa.
Como si no estuviéramos al tanto del funcionamiento de El Modelo, la Presi
contó que el esfuerzo no lo hace ella, sino los argentinos que pagamos el 21%
de IVA. Al borde de las lágrimas dijo que “por ahí muchos no llegan al mínimo
no imponible de ganancias”, y lo hizo al día siguiente de que el Indec
anunciara que el 75% de los asalariados cobra menos de $6.500 pesos, que el 10%
de la población no llega a 9 mil, y que otro 10% hace lo que puede con 1.200
pesos. Le pregunté a unos de los jubilados qué le parecía la apreciación de la
mandataria, pero tenía la boca ocupada masticando uno de los potus del salón.
Y ahí pasó lo que nunca me esperé. Ni once años de kirchnerismo ni seis años
de discursos de Cristina me prepararon para ese momento. “Yo me siento la madre
del país, la madre de todos los Argentinos”, dijo Cristina, dejándome al borde
de un accidente cerebro vascular.
No sé cómo tomarlo ¿Me entiende? Me llené de confusiones. Ahora, cada vez
que un comentarista me dice hijo de puta siento que no me está faltando el
respeto a mí. Es como un golpe al ego. Aparte, cuando me mandan a la de mi
madre, no sé si ir Balvanera, a la Rosada, a Olivos o a Calafate.
Si bien ahora entiendo que el patrimonio de Cristina se puede justificar en
los 40 millones de regalos que recibe cada tercer domingo de octubre, también
me preocupa el tema de la sucesión. No, no estoy pensando en la muerte de
nadie, pero uno tiene que ser precavido. ¿Se imagina el quilombo que será una
división de bienes entre 40 millones de hermanos?
Después la Presi siguió con lo suyo y recordó que el país era un infierno
cuando Néstor asumió en 2003 y que Scioli puede dar fe de ello porque lo
acompañó como Vice. Scioli, justo Scioli, que venía de ser el secretario de
Turismo del gobierno anterior. ¿Entiende lo difícil que se me hizo digerir el
resto del discurso?
Mientras miraba, aturdido, como los tres jubilados se peleaban por el último
tallo de lo que alguna vez fue una planta, Cristina contaba que su madre, como
jubilada, pudo comprarse dos acondicionadores de aire para soportar el calor de
La Plata. Decir que los tres viejos estaban en otra, porque creo que pasaban a
mejor vida, que en el caso de ellos, sería literalmente una mejoría.
Si partimos de la base de que la propia madre de la Presidenta le tuvo que
hacer juicio al Anses -y lo ganó- creo que no dio el mejor de los ejemplos. O
en una de esas, en La Plata la jubilación alcanza para comprar dos
acondicionadores de aire, comer todos los días y contar con un helicóptero para
tomarse el palo cuando el agua empieza a subir.
Fueron muchas cosas para un mismo día. Hasta ayer, ayudaba a mi vieja a
llegar a fin de mes y ahora me encuentro con que mi mamá no es mi mamá, que mi
verdadera mamá es terrateniente, hotelera y multimillonaria estatal, y que mi
abuela es hincha de Gimnasia ¿Cómo no me voy a despertar de esa manera?
Usted seguro tiene algo para aconsej…si, ya sé que terminó la sesión, pero
no me puedo ir así. Miré si esta noche sueño con…¿300 pesos? ¿Qué pasó? Sí,
entiendo lo de las tarifas, pero Capitanich acaba de decir que eso no repercute
en la infl…sisi, la semana que viene a la misma hora. ¿Me baja a abrir? Bueno,
me fijo si está el portero…
Viernes. No cualquiera tiene el lujo de contar con una madre arquitecta
egipcia, papisa y exitosa abogada.