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miércoles, 20 de diciembre de 2017

Incidentes en el Congreso. Julio Bazán... @dealgunamanera...

Incidentes en el Congreso…


Julio Bazán sigue internado tras las agresiones: "La intención era destruirme, estaban desaforados". Recibió piedrazos y patadas en la espalda de manifestantes contra la reforma previsional.

© Publicado el miércoles 20/12/2017 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


El periodista Julio Bazán se recupera en la sala intermedia del Sanatorio de la Trinidad de Palermo tras las agresiones que sufrió por parte de decenas de manifestantes mientras cubría para TN las protestas frente al Congreso contra la reforma previsional.

"Están viendo una tomografías que me hicieron para ver si los golpes que me dieron en el abdomen y en la columna tuvieron alguna repercusión", dijo Bazán en diálogo con Marcelo Longobardi por Radio Mitre. "Especialmente están viendo si hay alguna secuela en el hígado. Las ecografías y las radiografías dieron bien", agregó.

"La intención era destruirme, estaban desaforados", respondió ante la pregunta de si creía que la intención era matarlo.

Bazán, de 71 años, fue agredido por un grupo de una decena de militantes, con golpes, patadas voladoras, piedrazos y hasta le tiraron cenizas calientes en todo su cuerpo, que le provocaron quemaduras y ampollas en el paladar.

Tiene una sutura con cinco ganchos en la herida tras recibir un piedrazo en la cabeza. 

Todo quedó registrado por las cámaras de los medios que cubrían los incidentes. Su camarógrafo también recibió empujones.

"Todavía tengo la boca hinchada y dificultades para hablar porque me quemaron por dentro con la ceniza".

"Buscaban hacerme daño por todos los medios. Mis hermanos me decían que si me llegaba a caer, por el clima que había, me mataban a patadas."

El periodista dice que los metrodelegados, los delegados del subte, le "salvaron la vida". "Cuando me metieron en la boca del subte, porque una piedra me partió la cabeza, me encerraron en una habitación gremial que tienen ellos, con puerta blindada, porque la turba quería bajar", dijo.

Además de Bazán, también fue agredido Sebastián Domenech, de TN, por otros manifestantes. Lo mismo ocurrió con Mauro Fulco, de C5N, entre otros colegas. Por su parte, Romina Mohr, de Canal 9, "recibió un impacto de bala de goma sobre su rostro, muy cerca de su ojo", según denunció ADEPA, la entidad empresaria de prensa.

En tanto que FOPEA destacó el caso del fotógrafo Juan Pablo Barrientos, de la revista Cítrica, "herido con más de 20 impactos de balas de goma" disparadas por las fuerzas de seguridad.

Bazán dijo no reconocer a ninguno de los manifestantes y sostuvo que las agresiones que recibió se condicen con que "los periodistas ahora son objetos de cacerías".

"Las heridas mías se van a curar, pero lo que hay que curar rápidamente es la animosidad, la agresividad que se instaló en gente que lograron fanatizar para convertirlos en energúmenos", cerró el periodista.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Axel Kicillof, el puritano... @dealgunamanera...

Axel Kicillof: "Nelson Castro va a pasar a la historia de la infamia porque eso no es periodismo"...

Nelson Castro y Axel Kicillof.

El ex ministro de Economía cuestionó conductor de TN por la entrevista que le realizó días atrás: "En vez de hacerme un reportaje venía a tirar lo que serían todo lo que habitualmente el grupo económico-mediático al que pertenece", dijo.

© Publicado el martes 27/09/2016 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


El ex ministro de Economía, Axel Kicillof, se refirió a la entrevista que le hizo días atrás en la señal TN, Nelson Castro: "Va a pasar a la historia de la infamia porque lo que hace no es periodismo", expresó.

"Creo que va a pasar a la historia de la infamia porque eso no es periodismo. Lo que hace es desvirtuar un poco la figura de la entrevista. Me citás a tu programa, sacá algún argumento", reclamó el ex funcionario durante una charla telefónica con el programa FM Tecno.

"La verdad que yo me encontré con una sorpresa que es que en vez de hacerme un reportaje venía a tirar lo que serían todo lo que habitualmente el grupo económico-mediático al que pertenece, le reprocha al Gobierno nuestro y a cubrir todo lo que cubren del gobierno de Mauricio Macri, más que una entrevista fue una especie de permanente chicana de interrupción de parte de (Nelson) Castro. Hubiera esperado una entrevista donde me quisiera escuchar", detalló el diputado.

"Es como que vos invitás a alguien a tu casa y aunque no sea de tu agrado completamente, se supone que vas a cumplir con las reglas de tu profesión. Yo le di la mano porque me parece que no es la persona de él lo que acá generó el problema, sino una especie de política general donde yo creo que Castro y otros periodistas son responsables de que Macri sea presidente.


Me parece que si asume una posición política- que está en todo su derecho- después deben de alguna manera respaldar lo que hicieran y afrontarlo. No esconder la cabeza y criticar al que tenés en frente", concluyó.




domingo, 15 de marzo de 2015

Entrevista al Doctor y Periodista Nelson Castro... De Alguna Manera...

Nelson Castro cuenta el origen de sus cicatrices…


Lo operaron siete veces entre el primer mes y los 14 años. Y así aprendió a superar los desafíos. Hoy dice que es el hombre que quiso ser y derrumba estereotipos sobre su figura. Y asume que lo que más le asombra al público es verlo reír.


Un médico, un periodista. También, un amigo. Nelson Castro me recibe y no pone obstáculos en explorar su intimidad. Al contrario.

¿Cómo te sentís ante la idea de hablar de vos?
Cuando sos una persona pública, te pasa. Lo vivo con naturalidad y con alegría. Me impacta cómo a los otros les significan las cosas que uno cuenta de su vida. Yo lo tomo como una consecuencia de la profesión.

¿Cómo articulás lo privado, singular e íntimo, con lo público?
Lo tengo incorporado desde que comencé. Siempre soy la misma persona.El Nelson Castro público no es alguien que expresa cosas diferentes en su manera de ser de lo que es Nelson Castro  en privado. El privado, además, busca todo el tiempo vivir su vida independientemente de lo público y sin que eso modifique mis actitudes. Me gusta salir a caminar, estar con la gente, hacer las compras y los trámites que hace todo el mundo. Yo no utilizo la notoriedad como un privilegio. Si tengo que hacer una cola, la hago. Me gusta exponerme a eso, decir “hoy tengo que ir al supermercado”. Me gusta esa experiencia, sabiendo que la gente se te va a acercar, otros no se dan cuenta y otros murmuran. Ahora, algunos murmuran para hablar bien de vos y otros para hablar mal.

¿Cuánto del médico que sos hay en el periodista que sos?
Mucho. Comencé a estudiar periodismo simultáneamente con la medicina. En 1973, cuando empecé Periodismo, había examen de ingreso en la Facultad de Medicina.  Así que terminé la carrera de Periodismo –que era más corta– cuando estaba en segundo año de la Facultad. Durante casi veinte años mi vida fue un paralelismo de carreras, hasta que tomé la decisión de dejar la medicina: estaba muy contaminada por el tema de la notoriedad pública. Igual, la formación médica está muy presente en el periodista. Los periodistas interrogamos, los médicos también. Con una formación médica como la que pudimos tener, aprendimos mucho de interrogatorio. Sabés lo que sirve eso, ¿no? El segundo elemento es el ojo clínico. Vos sabés cuándo alguien te está mintiendo. ¡Lo sabés!

¿Te pasa a menudo esto de que sientas que te están macaneando?
Mucho, casi todo el tiempo.

¿Cuándo surge ser periodista?
Decidí ser periodista y médico a los 12 años. Iba a un colegio católico, Nuestra Señora del Lujan,  en Villa Pueyrredon. Había mucha actividad extracurricular y una era el periodismo. Me atrapó y desde ese momento dije que iba a ser periodista y médico.

¿Y la medicina cómo surge?
Creo que la medicina en mi vida está vinculada con lo que te muestro. Mi cara tiene cicatrices que son producto de un cuadro muy severo que tuve a los quince días. No recuerdo eso, pero sí está el relato de mis padres. Tuve erisipela gangrenosa, inadecuadamente tratada, y eso originó a una necesidad de quita de tejidos muy fuerte que puso en riesgo mi vida. A esa edad, estuve quince o veinte días en coma.

¿A los quince días?
Sí. Así que eso originó la necesidad de reconstruir. Tengo siete operaciones, desde el mes de vida hasta los 14 años. Creo que eso debe haber tenido mucho que ver en la inmersión de lo médico.

Una experiencia muy personal con el sufrimiento pero, también, con la reparación.
Totalmente. De las tres últimas operaciones me acuerdo.

¿Aparecía el miedo a la muerte?
No. Nunca tuve el miedo a morir. Apareció un sentimiento de desafío porque eran cosas muy visibles. ¿Viste que, en el colegio, los chicos pueden ser crueles con las cicatrices y eso? Yo no sufrí nada que me diferenciara, lo sentía así y agradezco a los excelentes médicos que me trataron. Luego, me generó un desafío en el periodísmo, sobre todo con la televisión. Yo lo cuento para estimular a otros. Me llamaron para hacer algo de medicina en el ‘94, fui y lo hice. Estaba para firmar el contrato en Cablevisión. Un gerente me llamó y me dijo: “No va a poder trabajar jamás en televisión con esas cicatrices, así que ese contrato no se va a firmar nunca ”.

Qué omnipotente: nunca va a poder.
“Olvídese Nelson”. ¡Me acuerdo! Le dije: “Despreocúpese, va a ver que puedo. Mi capital es lo que yo piense y diga, no mi cara”. El destino a veces tiene paradojas: al año siguiente fue quien me llamó para hacer el programa político. Me pidió disculpas y, obviamente, se las di porque cualquiera se puede equivocar.

Hubo toda una sana defensa en vos, no planeada, que tal vez tendrá que ver con la relación con tus padres.
Sí, yo eso lo agradezco mucho a mi mamá y a mi papá. Son personas muy sencillas. Mi papá es carpintero y mi mamá, ama de casa. Le agradezco mucho al colegio. Yo participaba plenamente de todo.

Si uno se acepta y se amiga con el que es, entonces uno se quiere. Y no sólo eso: además, uno se gusta. Pero cuando uno se gusta, pasa otra cosa: también le gusta al otro.
Sí. Por supuesto que en la vida publica y a veces en la confrontación, el tema de la cicatriz da origen para alguna burla. Agradezco mucho que lo pude superar.

Una agresión estúpida y banal que, más que herir, enaltece.
Por supuesto. Por eso estas cosas las tomo y las cuento para transmitir al otro la voluntad de animarse. Esto de poder y superar es algo de lo que puedo hablar habiéndolo vivido.

Tenés una relación muy estrecha con tus padres.
Muy buena. Me estimularon. Tuve una enseñanza muy libre. Siempre confiaron y me dejaron hacer. Lo valoro mucho. Tuvieron una actitud de no decir “pobre pibe, le pasó esto”; decían “andá y disfrutá la vida”. Tuvieron eso de exponerme a todas las cosas. No hubo una actitud sobreprotectora.

¿Hubo muchos momentos difíciles?
Sí, hubo y estoy feliz de eso. Los habrá también. Estoy feliz de haberlos comprendido con mis convicciones y de haberlos podido superar. Eso me da fuerza interior. Me gusta transmitirlo a los jóvenes, aunque es difícil porque vos lo transmitís pero también hace falta la experiencia.

¿Sentís que tenés alumnos?
Me siento con la obligación de transmitir lo que me transmitieron. No sólo lo técnico, sino lo que me enseñaron en concepto de vida, en formas de vida.

Utilizás mucho la palabra “verdad” en tu trabajo. Como una premisa que querés que quede clara no sólo entre el interlocutor y vos, sino también con el que está escuchando.
Sí, correcto. Con esa idea yo trabajo, con ese concepto de verdad. Con la aproximación franca al tema, que después puede ser discutible o no, pero la actitud de expresar : “Acá lo que hay que preguntar es esto, esto y esto”. Es decir, no me puedo hacer el distraído y no preguntar sobre algún tema.

Hay como una simultaneidad de representaciones que me surgen tuyas. Por un lado, un hombre sociable, contactado y accesible; por el otro, uno mucho más personal, en singular, como solitario.
Sí, disfruto mucho de mis momentos.

Tuyos y de nadie más.
Tengo una vida de exposición, pero no me ves en la vida social intensa. Para mí, es muy importante mi vida personal. No lo digo en términos egoístas.La preservo intencionalmente. No porque tenga algo que ocultar, sino que me da la tranquilidad de decir: “Tengo este espacio y es mío”. Entonces voy a tomar clases de piano, voy a hacer esto y lo otro. Lo valoro.

¿Te hacés muchas preguntas de vos mismo? ¿Te indagás desde una ajenidad que te permita mirarte de otro modo al convencional?
Una cosa que me está pasando con el programa de televisión de TN es que a la gente lo que más le sorprende es verme reír. El juego limpio no es un programa para reírse. Si me vieran allí riéndome, dirían “¡qué le pasa!”. Se dio la oportunidad de estar en un programa y hacer algo por lo que digan: “Ah, mirá, se ríe y habla de fútbol, juega”. Soy una persona.

El programa de la tevé está disolviendo un estereotipo, ¿no?
Soy muy agradecido de la vida porque soy el que quise ser. Por lo tanto, no me exige ningún esfuerzo decir “acá tengo que decir tal cosa”. Eso me simplifica la vida. El otro elemento es decir que quiero ser como soy.

Decís “soy lo que soy”, pero hay una frase más fuerte: “Soy el que quiero ser”.
No tengo cuestionamientos. Pueden decir  me gusta o no me gusta, pero un  aspecto que tengo claro y que no sacrifiqué es el del deber ser por el qué quiero ser. Estoy convencido de los valores, eso me quitó muchas tensiones. Cuando tenés que vivir en pos del estereotipo, se te genera una problemática enorme que te cuestiona, porque empezás a resignar cosas de tu auténtico ser.

¿Hubo pérdidas fuertes en tu vida?
No. Afortunadamente viven mi mamá, mi papá, mi hermano Daniel, con quien tengo una gran relación, y mi familia.

¿Otras pérdidas importantes?
No. Tuve proyectos y se cumplieron.

¿Frustraciones?
No. Momentos duros, sí. Los momentos de adversidad fueron muy importantes en mi vida, me generaron nuevos desafíos y me orientaron por el camino. Por eso, cuando los veo retrospectivamente, pienso: “Este es el camino por el que quería caminar”.

La tuya parece una historia en la que hubo que ganarle a la adversidad, desde los quince días. Me da la sensación de algo así: “Me hicieron nacer y, después de los quince días, volví a nacer y yo intervine mucho para que así fuera”.
Seguro, fue así. Para mis padres fue una lucha. Tenían pocos recursos económicos así que tuvieron que lucharla dramáticamente. El sentimiento de lucha está profundamente en mí.

¿Estás contento con tu vida y con el amor?
Sí. Yo estoy soltero, no llegó en mi vida la pareja.

¿Soltero voluntario y disponible?
Por supuesto.

No lo vivís como una falta que tenés que llenar.
No, se lo dejo a la vida. Hay gente que no puede vivir así y demás. Siempre lo comento porque da origen a la fantasía de la gente, de lo público, un montón de fantasía. Durante mucho tiempo, sobre todo en la época de Carlos Menem, en un intento por desacreditar, hubo quien creía que yo era un homosexual. Por motivos de rumores de pasillos, redes sociales y demás. ¿Qué problema habría? Eso forma parte de la vida pública.

Lástima que, a veces, la luz es usada para distorsionar.
Por eso hablo de la tranquilidad que me da decir que soy esto que ves.

Vos sos una persona generosa. Tenés una dedicación atenta a escuchar y  a dar existencia al otro. También sabés pedir.
Te lo agradezco. Para mí es importante, a mí me gusta mucho dar. Me va bien en la vida, entonces me surge la posibilidad de dar y lo hago con alegría. Hay otra cosa que le agradezco a la vida y es que no soy víctima de la envidia, no soy prisionero de eso ni del rencor.

Tenés una gran pasión que es la música. Estás estudiando para director de orquesta.
Fui concertista de guitarra. Y ahora tomo clases de dirección de orquesta. Forma parte de un hobby que me da pasión. Es una disciplina de una gran abstracción. En tu mente está ese rol y tenés que representar lo que va a sonar. El director de orquesta tiene un componente sociológico, la orquesta sinfónica tiene una estructura sociológica fenomenal: cien personas que deben reunirse en pos de un objetivo que es hacer sonar algo y deben superar con ese objetivo sus problemas.

¿Has sido amenazado?
Algunas veces.

¿Qué te pasa con el miedo?
No tengo miedo, pero respeto mucho el miedo de los que lo tienen.

Tal vez no sea sólo respetar, sino que lo comprendés de un modo que es acompañar al otro.
Tenés razon. Yo recibí intimidaciones y las pude enfrentar. Salvo una que se hizo pública contra mi voluntad. No sentí la necesidad de ventilarlas.

¿Han intentado corromperte?
Sí, dos o tres veces.

¿Te sorprendió?
No, no me sorprendió. La política, en la Argentina, tiene un índice de corrupción altísimo. Por supuesto que hay políticos honestos. Hay una idea de que no sólo la corrupción en la política está, sino que es natural que esté. Eso me alarma. En algunos países, la corrupción existe y hay un concepto de que es mala, inaceptable y, en cuanto se identifica, se sanciona. En la Argentina, no. Es grave y es un problema que refleja un mal social, porque la dirigencia argentina sale de la sociedad argentina.

¿Te gusta ser protagonista de esta época o hubieras preferido otra?
Me gusta esta época. Todas tienen algo. La condición humana ha estado presente en todas las épocas y lo que estamos viviendo son los emergentes de una condición humana. Hoy la vida tiene un nivel de exhibicionismo muy grande, donde nada se oculta.

Es complejo porque si nada se oculta, no hay secreto.
Hoy estamos viviendo en una sociedad así. La del Facebook.

En el contexto de una sociedad de este tipo,  vos tenés preocupaciones que llevás a la práctica a través de tu trabajo asistencial.
A veces te quieren pintar acciones así  como sobrehumanas y no es cierto. San Martín no era sobrehumano, tenía un montón de defectos humanos. Tuvo una amante, un matrimonio inexistente y mirá lo que hizo. ¡Pero era humano! Fue un mal político, pero mirá lo que generó.

Habría que discutir con lucidez la diferencia entre tolerancia y complicidad. ¿Cuál es un gran sueño tuyo? Algo que te gustaría concretar.
Hay uno que es un sueño que tenemos con la música. La música es un elemento integrador y hay muchos proyectos en ese sentido. Nos gustaría hacer un pequeño aporte con la creación de una orquesta sinfónica juvenil, que pudiera ser un instrumento más para ayudar a chicos de lugares carenciados. Es una idea en la que estamos trabajando y que me gustaría mucho concretar. Exige esfuerzos. Es el proyecto al cual le vamos a poner la libido para dejar cosas que sirvan cuando uno no esté, para que sigan estando y signifiquen cosas para la gente.

Gracias, Nelson.
A vos, José. Valió la pena.

© Escrito por José Eduardo Abadi el domingo 15/03/2015 y publicado por la Revista Viva de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



domingo, 22 de septiembre de 2013

¡Basta de periodismo corrupto!... De Alguna Manera...


¡Basta de periodismo corrupto!


¿Por qué la prensa va perdiendo su honestidad?. Un hombre de prensa puede escribir mejor o peor, puede trabajar en un medio más grande o más pequeño, producir muchas o pocas notas periodísticas. Es indistinto.

Lo que un periodista jamás debe perder es su honestidad. Ese es el valor que hace a su verdadera esencia profesional. Lo demás se puede aprender, más temprano o más tarde.

En las últimas décadas, los medios se han transformado en un factor de poder real, muchas veces utilizado para hacer operaciones de prensa a su propio favor.

Los periodistas que se acoplaron al fenómeno, vendieron su prestigio a los mismos intereses, en general por unas pocas monedas.

Pronto, esos conglomerados fueron involucrándose en cuestiones extra periodísticas y buscaron meterse en rentables negocios públicos y privados. En ese punto, comenzaron a mezclarse los tantos y los empresarios usaron el poder de sus medios para conseguir más rentabilidad en sus propios negocios.

No hubo límite al respecto. Si había que presionar a algún funcionario a través de una nota periodística lesiva, esto se hacía sin miramiento alguno. Si había que denunciar a alguien que pudiera poner trabas a los intereses de los empresarios, también se hacía, aunque no hubiera pruebas de la imputación.

Para llevarlo a cabo siempre hubo periodistas dispuestos a hacer la tarea sucia; mercenarios y carroñeros que prefirieron privilegiar sus bolsillos a dignificar la tarea para la que fueron preparados.

Ello conspiró contra los intereses de la sociedad, que de un día para otro comenzó a sufrir el síndrome de la desinformación. Lenta, pero firmemente, los medios comenzaron a dejar de coincidir con las preocupaciones ciudadanas.

Mientras el desempleo, la inseguridad y la corrupción comenzaron a ser parte de la inquietud social, los medios impusieron a través de sus portadas sus propios intereses.

No se trata de una cuestión ideológica; mucho menos política. No tiene que ver tampoco con que los medios sean oficialistas o anti oficialistas. Es solo un tema de intereses privados.

Las operaciones que hace diario Tiempo Argentino o revista Veintitrés, no son ajenas a las maniobras de grupos como Clarín. Unos buscan una cosa y otros algo diferente, pero todos finalmente terminan convergiendo en el mismo lugar: la desinformación.

En Mendoza no es nada complicado conocer cuáles son los medios que usan su poder de fuego para operar a su favor. Se trata de la mayoría, con intereses que superan lo periodístico y aspiran a manejar —en algunos casos—los millonarios recursos de la provincia.

Basta ver algunos diarios, o escuchar ciertas radios. Allí aparecen claramente las operaciones que se llevan a cabo, elogiando o criticando a diestra y siniestra, de acuerdo a lo que más les convenga en el momento a sus dueños.

Los periodistas que trabajan allí no desconocen quiénes son sus propietarios. ¿Por qué lo hacen entonces? ¿Acaso no tienen dignidad?

Esos hombres de prensa no parecen tener miramiento alguno, solo cierta motivación económica. Desconocen el daño que le hacen, no solo a la profesión que ejercen, sino también a la ciudadanía. No les importa… ¿No les importa?

Así el estado de cosas hoy, donde la corrupción en los medios es alarmante y abrumadora. Nada que envidiar a la clase política.

Hay una máxima que dice que “la información no nos pertenece”, sino a la sociedad toda. Es lo que deberían recordar algunos colegas en estos días... Antes de que sea demasiado tarde.

© Escrito por  Christian Sanz el jueves 05/09/2013 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.