Una discusión miserable…
Niembrogate, Grietas y Hartazgo. Fernando Niembro y Mauricio Macri
Mucho se habló acerca de lo que Lanata calificó como
"La grieta". Jorge Lanata, el que supo saltarse muy hábilmente esa
misma grieta, para pasar de decir, en Canal 26, que Clarín debía fumarse la ley
de medios, a decir, en Canal 13, que no sabía si el próximo domingo iban a
estar al aire. Recen por mí.
Era ya mucha la gente que se agolpaba a uno y otro lado de esa grieta,
divididos entre kirchneristas y antikirchneristas, como para que,
desafortunadamente, las cosas hayan pasado, aún, a mayores.
Efectivamente, del lado opositor existen grietas cotidianas que nos van
separando, a punto tal de que acontecen las mismas barbaridades que
acontecieron con los soldados del pingüino.
Pareciera ser que aquellos que denunciamos y criticamos desde hace mucho
tiempo la corrupción de Mauricio Macri, ahora somos una subespecie deleznable a
la que hay que callar por cualquier medio. No sea cosa que alguien se dé cuenta
que les han impuesto a un candidato que nació corrupto, y vivió toda su vida en
ese estado.
Algunos amigos nos están haciendo pagar el precio de habernos escapado del
fanatismo ciego. Lo hacen con desconfianzas, nos tildan de K, de cobrar del
gobierno, de ser funcionales a vaya a saber quién. Es otra grieta. Es una
miserable, y toda nuestra.
Y uno navega al garete, porque, tal como lo hemos dicho en nuestras
innumerables notas acerca de la delincuencia kirchnerista, continuamos
convencidos de que la corrupción es la madre de todos los males de la
Argentina.
Esa brújula no miente, mi amigo: El que robando llegó, robando permanece, y
robando continuará.
Es muy posible que escaparse del maniqueísmo periodístico, en esta
Argentina 2015, implique un exilio interno. Lo asumiremos con un sabor amargo
en la boca, pero con la frente alta.
No obstante uno ya ha navegado demasiados mares como para que lo arrastren
corrientes superficiales, que nos sacan de la costa por un momento, pero que,
en su reflujo, indefectiblemente nos traerán de regreso al punto de partida.
Eso es precisamente lo que les pasa a los pueblos que deciden elegir
siempre a corruptos para que los gobiernen.
El Niembrogate es apenas un kiosco de 3 millones de dólares en el shopping
de corrupción de Mauricio Macri. Es una muestra gratis que exhibe con
obscenidad la metodología de la corrupción PRO. Nace en capital, y lo quieren
proyectar a la nación.
Es la escuela de Carlos Grosso, hombre de Macri antes, durante, y después
de su actuación pública.
No hay que ser muy sagaz para entender que si un mero periodista deportivo
se lleva ese monto y termina siendo primer candidato a diputado nacional por
Buenos Aires, la que se están llevando innumerables periodistas políticos de
renombre que blindan mediáticamente a Macri, es fenomenal.
El candidato chino a legislador porteño puso la plata arriba de la mesa, e
inscribió su nombre en las boletas PRO. Ni siquiera importó que no domine el
idioma castellano. Total los negociados carecen de patria, bandera, e idioma.
Pero nos piden la opción a Macri, y claro que no la tenemos. Porque Scioli
es otro candidato inexplicable, y porque Massa ha quedado demasiado lejos como
para aspirar a la presidencia.
Nuestra respuesta es invariablemente la misma: me resisto a permanecer
entre la espada y la pared en que me quieren meter, teniendo que optar entre
dos tipos que son la misma cosa, que roban, mienten, y que no han ganado,
trabajando honestamente, un solo peso de la fortuna de la que disfrutan. Por
dignidad, no voto a ninguno de los dos.
Hay una serie de verdades muy incómodas. Pero que alguien tiene que decir.
-El Niembrogate en cualquier país del mundo serio, hacer caer
inmediatamente a un candidato.
-Fernando Niembro ya debió renunciar a su candidatura, porque tuvo mil chances
de defenderse de la acusación vertida sobre él, y ha fracasado en todas.
-No se le puede pedir un gesto de dignidad a quien jamás mostró tenerla.
Hay que recordar que Niembro es el mismo que siendo secretario de medios de
Carlos Menem anunció los infames indultos a jefes militares y jefes
guerrilleros, que permitieron el revanchismo kirchnerista sobre los primeros, y
la inexplicable libertad de los segundos. Niembro avaló el doping de Maradona
en USA 94, argumentando un complot de FIFA, y también avaló desde su programa
radial "De una con Niembro" a Maradona disparándole con un rifle a
los periodistas en su quinta.
Niembro celebra con picardía el bidón de Bilardo a Branco, histórica
vergüenza argentina en el más popular de los deportes.
Ni hablar de su enorme lista de justificativos a las perrerías de Julio
Grondona.
Un impresentable por donde se lo mire. Para nada diferente de Victor Hugo
Morales.
Lo que hay que hacer, lisa y llanamente, es salirse de esta complicidad
cívica que se carga la dignidad del votante, y negarle el voto.
-Mauricio Macri debe renunciar exactamente igual que Niembro, porque ya no
le queda más margen para argumentar que las culpas son de otros.
Se lo ha pasado tratando de que su padre, Franco, cargue con las culpas de
sus delitos. Ya no hay más chances de mentirle a la gente con ese argumento
infantil.
Ni Franco está enfrentado con Mauricio, ni es el culpable de sus delitos.
No es el padre: Es el padre y el hijo.
A Niembro lo contrata él, y la diputación se la da él. Punto: Se llama
complicidad.
Otra de las tantas asociaciones ilícitas de Macri, de esas que no son
excarcelables, pero que en esta Argentina donde los poderosos siempre ganan,
inexplicablemente lo mantienen de este lado de las rejas.
Y todo esto que decimos no es para instar a nadie a votar por tal o cual.
Eso es secundario. La dignidad está antes que ninguna otra cosa, porque es lo
que nos permite mirar a los ojos a nuestros hijos y decirles "yo jamás
voté a estos delincuentes".
La verdad es que no me interesa que las elecciones las gane Scioli, o que
no las gane nadie. Creo que lo más atinado sería que las gane la suma de la
abstención y el voto en blanco, porque sería una foto mucho más digna que la
del voto al ladrón. Un triunfo de la dignidad, y el posible parto de dirigentes
decentes a futuro.
Algunos me dirán que nada me viene bien, y podría acordar con eso. ¿Cómo me
va a venir bien un sistema cooptado por delincuentes que ya ni siquiera se
toman la molestia de disimularlo?
Cuál es la diferencia de comportamiento entre Boudou y Niembro, y cuál la
diferencia de responsabilidades y participaciones necesarias entre CFK y Macri?
Ninguna. Independientemente de las magnitudes, todos ellos representan la
misma miseria.
Si La lista de ilícitos de Macri conduciendo apenas un mero distrito es
tal, ¿quién en su sano juicio puede pensar que no habrá de hacer lo mismo en la
nación, pero magnificado?
Mientras tanto, el hombre de la calle se mantiene entre la espada y la
pared, teniendo que criticar las andanzas de los de enfrente, pero haciendo
silencio ante las miserias de los propios.
Al cabo de 12 años del infame proceso kirchnerista, la verdad es que la
Argentina se merecía otra cosa. Algo muy diferente, y tantísimo más edificante
que tener que depositar sus esperanzas en un candidato que, aún blindado por la
enorme cantidad de periodistas cuya mano sistemáticamente unta, no consigue
ocultar sus múltiples perrerías.
En octubre habrá elecciones presidenciales y se decidirá entre Daniel Scioli
y Mauricio Macri. Nadie puede asegurar quién de ellos terminará siendo el nuevo
presidente.
Pero sí se puede afirmar, sin lugar a dudas, que la matriz de saqueo
sistemático del dinero de los argentinos continuará inalterable.
Otra vez, cubiertos por ese manto sagrado que la democracia le brinda a los
que sacan más votos que los demás. Sin importar quiénes hayan sido en la vida,
sin importar quiénes sean, ni quiénes habrán de ser.
Y, honestamente, a estas alturas de mi vida, me parece una cagada.
© Escrito por Fabián Ferrante el miércoles 09/09/2015 y publicado por
Tribuna de Periodistas dela Ciudad Autónoma de Buenos Aires.