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martes, 12 de mayo de 2020

"Hay cacerolas que con amor alimentan y cacerolazos que dividen e infunden miedo"… @dealgunamanera...

Curas Villeros: "Hay cacerolas que con amor alimentan y cacerolazos que dividen e infunden miedo"…

Curas Villeros. Fotografía: Paula Conti

El equipo de Curas Villeros de Capital y Provincia de Buenos Aires elaboraron un documento llamado "Aniversario del Padre Mugica y el impacto del Coronavirus en las villas y barrios populares”, que fue presentado en la Parroquia Cristo Obrero de la Villa 31 de Retiro. “Según las últimas palabras del Padre Carlos Mugica sabemos que ‘tenemos que estar ahora más que nunca junto al pueblo’”, sostuvieron.

© Escrito por Mariano Nieva el  miércoles 06/05/2020 y publicado por la Agencia Paco Urondo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.

"El COVID 19 está pegando fuerte en nuestros barrios". Así comienza el nuevo documento que emitió el Grupo de Curas Villeros del área metropolitana de Buenos Aires, llamado "Aniversario del Padre Mugica y el impacto del Coronavirus en las villas y barrios populares" que se presentó en la Parroquia Cristo Obrero de la villa 31 de Retiro a cargo del Padre Guillermo Torre. El comunicado fue leído por los mismos sacerdotes frente al mausoleo que guarda los restos de Carlos Mugica, quien fuera asesinado por la Triple A el 11 de mayo de 1974.

Todavía se recuerda en 1999 el emotivo cortejo que salió del Cementerio de La Recoleta, recorrió Av. del Libertador y llegó como destino final al corazón de la villa 31, donde se celebró un misa precedida por el entonces Arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio. Hoy, Papa Francisco. De esta manera y luego de 25 años, el Padre Carlos volvía para quedarse para siempre con su gente.

Durante el acto donde se leyó el documento, el Obispo de la Pastoral Villera, Gustavo Carrara, expresó: "Seguimos aprendiendo de nuestra gente sencilla tan acostumbrada a tener que adaptarse siempre a nuevas y difíciles situaciones. Ellos y ellas aceptan la buena decisión del Gobierno Nacional de hacer cuarentena y valorar las decisiones en favor de los que más sufren las consecuencias que van apareciendo. Según las últimas palabras del Padre Carlos Mugica sabemos que ‘tenemos que estar ahora más que nunca junto al pueblo’”.

Y prosiguió diciendo: “Esta cercanía nos lleva a comprender que, en líneas generales, la comunicación y las políticas del Gobierno en todos sus niveles están enfocadas a la población en general. Entendemos que también es necesario hacer un foco en los barrios populares”.

Luego, los sacerdotes abordaron en el escrito dos temas de actualidad que por estos días llevan a diversas discusiones en el seno de la sociedad. Por un lado, el reiterado pedido al Gobierno de la Ciudad Buenos Aires (GCBA) de los vecinos de la propia villa 31 ante el corte de suministro de agua potable en este contexto tan crítico de la pandemia. Y por el otro, la situación sanitaria desesperante de las cárceles y la posibilidad de salidas de presos con prisión domiciliaria.

En ese marco, el Padre Pepe Di Paola aseguró: “Si bien esta pandemia afectó en nuestro país primero a gente de otros sectores sociales, sabemos que con el tiempo va creciendo mucho el contagio en los barrios vulnerables. Esperamos que no resurjan actitudes discriminatorias. En este contexto, la pandemia hace que se visibilicen problemas estructurales de nuestros barrios. La realidad se nos vino encima. Hay temas en los que no podemos seguir esperando su solución. Hay lugares con serios problemas de falta de agua, como la villa 31. Nos preocupa la situación del hacinamiento y abandono en las cárceles, las limitaciones del sistema de salud, la asistencia alimentaria sostenida y muchas necesidades concretas que surgen por la pérdida de las changas y trabajos informales de muchos de nuestros vecinos. Es preocupante la realidad de despidos arbitrarios”.

Y advirtió: “Se vienen momentos muy duros en lo social. Va a ser largo. Es urgente que se favorezca el acceso a los subsidios habitacionales. Cada vez más gente se queda sin dinero para pagar el alquiler. En la línea del I.F.E (Ingreso Familiar de Emergencia) es necesario que se aumenten determinados beneficios sociales en cuanto al acceso a la compra de alimentos y medicamentos. En la última Pascua, el Papa Francisco decía a los movimientos y organizaciones populares que tal vez sea ahora tiempo de pensar en un salario universal para que ningún trabajador se quede sin derechos”.

Seguidamente, el Padre Toto de Vedia de la Villa 21-24 de Barracas tomó la palabra y explicó: “Estos son tiempos de hablar con hechos. Ausentarnos de los barrios populares sería colaborar para que crezca la injusticia existente. En nuestros barrios no cerramos las Capillas. Todas las actividades habituales se reconfiguran en función de lo que vamos viendo que necesita la comunidad. Se pone de manifiesto la solidaridad natural de los vecinos.”

También, hubo una mención acerca de los cacerolazos que hace unos días están llevando a cabo algunos sectores sociales en protesta de la supuesta liberación de miles de presos peligrosos y la importancia de las organizaciones sociales: “Nos hace bien ver cacerolas que con amor alimentan y dan esperanza y no cacerolazos que dividen e infunden miedo al otro. Las cacerolas de los pobres, como todo lo que surge de ellos, son para cuidar y sostener la vida. Los pobres nos enseñan que los tiempos difíciles son para unir y no para que nos sigamos dividiendo. De la mano de las autoridades civiles locales, nuestras Parroquias y Capillas, junto a las organizaciones sociales, acompañamos el relevamiento de los adultos mayores, las campañas de vacunación y la asistencia con alimentos. Muchas de nuestras Capillas se ofrecen como casas de resguardo para que hagan la cuarentena muchos vecinos.”, concluyó.

El cierre de la exposición de este grupo de curas que comparten la vida con los vecinos y vecinas de las villas de la ciudad y la provincia de Buenos Aires, estuvo a cargo de Basilicio “Bachi” Britez, quien ejerce su tarea pastoral en el barrio Almafuerte, ex Villa Palito, de La Matanza: “Necesitamos que el Estado actualice su presencia en los barrios vulnerables de acuerdo a las diferentes cuestiones y las dificultades que se presentan, la seguridad, la salud, la educación y las limitaciones de conectividad en estos lugares. Muchos chicos no pueden hacer la tarea de la escuela, a pesar del esfuerzo de los docentes. Es preocupante la realidad de nuestros adultos mayores y de los que tienen determinados problemas de salud. Nos preocupa la insuficiente capacidad de espacios de aislamiento. Valoramos la dedicación del personal de salud de nuestros barrios. Es preciso que se destine lo necesario para que no colapse el sistema de salud".

Y contextualizó: Hace falta tener en cuenta espacios para los hermanos y hermanas que están en consumos de drogas. Hace tiempo venimos denunciando la cantidad de pibes y pibas muertos por el paco. Hoy seguimos denunciando la realidad de estos pibes y pibas en esta situación de pandemia. Hace más de 50 años, Carlos Mugica y sus compañeros fundaron el Equipo de Sacerdotes para las villas. Hoy los curas y las comunidades de nuestros barrios coordinamos esfuerzos para el bien de los vecinos, especialmente aquellos que más necesitan. Hoy hay más presencia del Estado que en esa época. Pero es insuficiente todavía. Seguimos necesitando una presencia inteligente del Estado. Que en este mayo patriótico, la Virgen de Luján nos estimule a seguir acompañando a nuestro pueblo", finalizó.

Equipo de Curas de Villas y Barrios Populares de Capital y Provincia:

P. José María Di Paola, P. Eduardo Drabble, P. Andrés Benítez. Villa La Carcova, 13 de Julio y Villa Curita. Diócesis de San Martín.
P. Guillermo Torre, P. Agustín López Solari. Villa 31. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Juan Isasmendi, P. Patricio Etchepareborda, P. Lucas Walton. Villa 1-11-14. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Lorenzo de Vedia, P. Facundo Ribeiro. P. Ramiro Terrones, P. Carlos Olivero. Villa 21-24 y Zavaleta. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Nibaldo Leal. Villa Hidalgo. Diócesis de San Martín.

P. Hernán Cruz Martín, P. Gustavo Rofi: Barrio Don Orione - Claypole. Obra Don Orione. Diócesis Lomas de Zamora.

P. Basilicio Britez. Villa Palito. Diócesis de San Justo.

P. Nicolás Angellotti. Puerta de Hierro, San Petesburgo y 17 de Marzo. Diócesis de San Justo.

P. Domingo Rehin. Villa Lanzone. Diócesis de San Martín.

P. Gastón Colombres, P. Marco Espínola. Villa 15. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Damián Reynoso. Monoblocks Villa Soldati. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Martín Carroza, P. Oscar Gallegos Álvarez, P. Ramiro Pannunzio. Villa Cildañez. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Adrián Bennardis, P. Ariel Corrado. Villa 3 y del Barrio Ramón Carrillo. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Joaquín Giangreco. Villa Trujuy. Diócesis Merlo-Moreno.
P. Juan Manuel Ortiz de Rozas. San Fernando. Diócesis de San Isidro.

Carlos Morena, Mario Romanín, Fernando Montes, Juan Carlos Romanín, Salesianos, Don Bosco. Villa Itatí. Diócesis de Quilmes.

P. Juan Ignacio Pandolfini. Villa la Cava. Diócesis de San Isidro.

P. Leonardo Silio. Barrios Manantiales, Atalaya, Rififi, Cascallares, Cassasco. Diócesis Merlo-Moreno.

P. Pedro Baya Casal. Villa Rodrigo Bueno. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Andrés Tocalini. Villa los Piletones. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Franco Punturo, Villa 20. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Omar Mazza. Villa Inta. Arquidiócesis de Buenos Aires.

P. Gustavo Carrara, obispo auxiliar de Buenos Aires, Vicario para la Pastoral en Villas de CABA.



domingo, 7 de octubre de 2012

7D... De Alguna Manera...


7D...


En la contratapa de ayer comparé las pérdidas de contacto con la realidad de Cristina Kirchner con la de Fernando de la Rúa. En un caso, por exceso de poder, y en el otro, por su falta. La conjunción de hechos negativos que el Gobierno viene experimentando podría deberse mucho más al aislamiento de una Presidenta encerrada en su propia soberbia –a quien ninguno de sus colaboradores se anima a frustrar– que a la proximidad del día 7 de diciembre como cree el oficialismo.

Pero el Gobierno ve detrás de cada problema la mano negra de Clarín. Según su visión, Héctor Magnetto habría organizado los cacerolazos, las preguntas de los estudiantes norteamericanos a la Presidenta, la huelga de Prefectura y Gendarmería y hasta el secuestro del testigo en el juicio por el asesinato de Mariano Ferreyra.

Supongamos que no creen lo que dicen (aunque algunos parecen creerlo) y que asignar todos sus problemas a Clarín sea una estrategia que persigue un fin racional y conveniente para el Gobierno.

Una hipótesis sería que se trata de una buena táctica de presión a los jueces para que ni se les ocurra pensar en otorgarle una nueva cautelar a Clarín, que empañe la fiesta que el pueblo argentino está esperando para coronar épicamente el 7 de diciembre como “el día de la recuperación de la soberanía informativa”.

Pero si así fuera, el 8 de diciembre los estragos que producen la inflación, la falta de dólares, la inseguridad, el ruido de cacerolas o el malestar de las fuerzas de seguridad continuarían, y el kirchnerismo se quedaría sin el chivo expiatorio a quien echarle la culpa de todos sus males. Podría resultarle un triunfo pírrico porque, después de tanta energía colocada en ese tema, verían que cosechan muchas menos ventajas de las que esperaban, o dicen esperar.

Podría ser que realmente pensaran que los problemas perderían una parte significativa de su efecto negativo si los medios audiovisuales no los transmitieran, al quedar todos finalmente cooptados por el Gobierno. Si así razonaran, estarían asignándoles a los medios un excesivo papel en la construcción de sentido y además minimizando los cambios tecnológicos. La masificación de internet y los teléfonos inteligentes cambiaron para siempre las posibilidades de difundir y recibir información. Hace pocos días, la BBC realizó la primera transmisión en vivo utilizando como cámara un iPhone y con preguntas de los conductores del noticiero en los estudios centrales de Londres a los afectados de una inundación en Inglaterra (ver en http://e.perfil.com/Iphoneapp).

También se equivocarían si creyeran que manejando la grilla de los canales que las empresas de cable difundan (o no) –sumado a la ya existente discriminación con la publicidad oficial y la compra de medios por empresarios amigos– terminarían de cerrar el cerco de la censura. El interés de la audiencia se desplazaría hacia otros medios y los contenidos audiovisuales en internet crecerían geométricamente.


La otra hipótesis, y la más probable, es que el Gobierno especule con que el 7 de diciembre no pueda torcerle el brazo al Grupo Clarín y que, con tanto foco puesto en esa fecha, persiga victimizarse y venderle a la opinión pública que los problemas que enfrenta no son el resultado de sus crisis de gestión sino de las continuas operaciones destituyentes y antiargentinas de “la cadena nacional del desánimo”. Que la persistencia de un Grupo Clarín intacto después del 7 de diciembre, tras tanto énfasis público del Gobierno por lograr lo contrario, sea funcional al relato de que existen poderosísimas corporaciones, aun más fuertes que el propio Estado, que le impiden al kirchnerismo alcanzar la prosperidad que anhela para todos los argentinos. En vez del clásico enemigo exterior, un enemigo interior.

Repasemos los hechos de los últimos días. El kirchnerismo dice que la “familia judicial” nombró un juez contrario al Gobierno –Raúl Tettamanti– para que cubra la vacante en el juzgado que debe fallar sobre si es o no inconstitucional el artículo de la Ley de Medios que obliga a Clarín (y a los que estén en igual situación) a desinvertir. Y teme que antes del 7 de diciembre este juez tome cualquiera de estas tres decisiones favorables a Clarín: 1) un fallo definitivo que declare inconstitucional ese artículo de la Ley de Medios; 2) que conceda una ampliación de la cautelar a Clarín hasta tanto exista sentencia definitiva; o 3) ante un pedido de Clarín, que aclare que el 7 de diciembre comienza recién el año de plazo para la desinversión voluntaria y no que ese plazo termina en esa fecha, como interpreta el Gobierno.

El ministro de Justicia, Julio Alak, anunció que el Gobierno recusará a Tettamanti. Mientras dure el proceso de recusación que deberá decidir la Cámara (de la que también desconfía el kirchnerismo), Tettamanti no podrá tomar medida alguna en la causa. Lo más probable es que la Cámara rechace la recusación, porque los cuestionamientos que el kirchnerismo hace sobre las presuntas irregularidades en la designación de Tettamanti no son causales de recusación sino que deberá demostrar su subjetividad a favor de Clarín o en contra del Estado, algo difícil de probar porque este juez ya falló contra Clarín ante un pedido de la Afsca actuando como subrogante rotativo.

Y que también antes del 7 de diciembre Tettamanti quede repuesto en el cargo, supuestamente sin tiempo para un fallo definitivo aunque sí para concederle a Clarín una ampliación de la cautelar hasta la sentencia de fondo, o un dictamen que aclare que el 7 de diciembre comienza y no finaliza el año de plazo para desinvertir.

El pedido del Gobierno de recusación del juez sería para presionar sobre la Cámara y luego sobre el propio juez, con el fin de que se sientan obligados no sólo a no tener subjetividad contra el Estado sino también a demostrarlo. Y además, para ir preparando a la opinión pública ante un fallo adverso sobre la malignidad de las corporaciones.

Con la designación de Tettamanti por parte de la Cámara (un juez con fama de honesto y poco influenciable) y la unión de todos los no kirchneristas en el Consejo de la Magistratura para bloquear la designación de otro juez propuesto por el Gobierno, Clarín está mejor que en ningún otro momento desde que en mayo pasado la Corte Suprema falló colocando el límite del 7 de diciembre para la célebre cautelar.

En síntesis: el kirchnerismo insiste en que seguro el 7D cambia el país, por ignorancia o porque le conviene mantener un enemigo con el que entretener a militantes y críticos.

En la contratapa de ayer comparé las pérdidas de contacto con la realidad de Cristina Kirchner con la de Fernando de la Rúa. En un caso, por exceso de poder, y en el otro, por su falta. La conjunción de hechos negativos que el Gobierno viene experimentando podría deberse mucho más al aislamiento de una Presidenta encerrada en su propia soberbia –a quien ninguno de sus colaboradores se anima a frustrar– que a la proximidad del día 7 de diciembre como cree el oficialismo.

Pero el Gobierno ve detrás de cada problema la mano negra de Clarín. Según su visión, Héctor Magnetto habría organizado los cacerolazos, las preguntas de los estudiantes norteamericanos a la Presidenta, la huelga de Prefectura y Gendarmería y hasta el secuestro del testigo en el juicio por el asesinato de Mariano Ferreyra.


Supongamos que no creen lo que dicen (aunque algunos parecen creerlo) y que asignar todos sus problemas a Clarín sea una estrategia que persigue un fin racional y conveniente para el Gobierno.

Una hipótesis sería que se trata de una buena táctica de presión a los jueces para que ni se les ocurra pensar en otorgarle una nueva cautelar a Clarín, que empañe la fiesta que el pueblo argentino está esperando para coronar épicamente el 7 de diciembre como “el día de la recuperación de la soberanía informativa”.

Pero si así fuera, el 8 de diciembre los estragos que producen la inflación, la falta de dólares, la inseguridad, el ruido de cacerolas o el malestar de las fuerzas de seguridad continuarían, y el kirchnerismo se quedaría sin el chivo expiatorio a quien echarle la culpa de todos sus males. Podría resultarle un triunfo pírrico porque, después de tanta energía colocada en ese tema, verían que cosechan muchas menos ventajas de las que esperaban, o dicen esperar.
Podría ser que realmente pensaran que los problemas perderían una parte significativa de su efecto negativo si los medios audiovisuales no los transmitieran, al quedar todos finalmente cooptados por el Gobierno. Si así razonaran, estarían asignándoles a los medios un excesivo papel en la construcción de sentido y además minimizando los cambios tecnológicos. La masificación de internet y los teléfonos inteligentes cambiaron para siempre las posibilidades de difundir y recibir información. Hace pocos días, la BBC realizó la primera transmisión en vivo utilizando como cámara un iPhone y con preguntas de los conductores del noticiero en los estudios centrales de Londres a los afectados de una inundación en Inglaterra (ver en http://e.perfil.com/Iphoneapp).

También se equivocarían si creyeran que manejando la grilla de los canales que las empresas de cable difundan (o no) –sumado a la ya existente discriminación con la publicidad oficial y la compra de medios por empresarios amigos– terminarían de cerrar el cerco de la censura. El interés de la audiencia se desplazaría hacia otros medios y los contenidos audiovisuales en internet crecerían geométricamente.

La otra hipótesis, y la más probable, es que el Gobierno especule con que el 7 de diciembre no pueda torcerle el brazo al Grupo Clarín y que, con tanto foco puesto en esa fecha, persiga victimizarse y venderle a la opinión pública que los problemas que enfrenta no son el resultado de sus crisis de gestión sino de las continuas operaciones destituyentes y antiargentinas de “la cadena nacional del desá-nimo”. Que la persistencia de un Grupo Clarín intacto después del 7 de diciembre, tras tanto énfasis público del Gobierno por lograr lo contrario, sea funcional al relato de que existen poderosísimas corporaciones, aun más fuertes que el propio Estado, que le impiden al kirchnerismo alcanzar la prosperidad que anhela para todos los argentinos. En vez del clásico enemigo exterior, un enemigo interior.

Repasemos los hechos de los últimos días. El kirchnerismo dice que la “familia judicial” nombró un juez contrario al Gobierno –Raúl Tettamanti– para que cubra la vacante en el juzgado que debe fallar sobre si es o no inconstitucional el artículo de la Ley de Medios que obliga a Clarín (y a los que estén en igual situación) a desinvertir. Y teme que antes del 7 de diciembre este juez tome cualquiera de estas tres decisiones favorables a Clarín: 1) un fallo definitivo que declare inconstitucional ese artículo de la Ley de Medios; 2) que conceda una ampliación de la cautelar a Clarín hasta tanto exista sentencia definitiva; o 3) ante un pedido de Clarín, que aclare que el 7 de diciembre comienza recién el año de plazo para la desinversión voluntaria y no que ese plazo termina en esa fecha, como interpreta el Gobierno.

El ministro de Justicia, Julio Alak, anunció que el Gobierno recusará a Tettamanti. Mientras dure el proceso de recusación que deberá decidir la Cámara (de la que también desconfía el kirchnerismo), Tettamanti no podrá tomar medida alguna en la causa. Lo más probable es que la Cámara rechace la recusación, porque los cuestionamientos que el kirchnerismo hace sobre las presuntas irregularidades en la designación de Tettamanti no son causales de recusación sino que deberá demostrar su subjetividad a favor de Clarín o en contra del Estado, algo difícil de probar porque este juez ya falló contra Clarín ante un pedido de la Afsca actuando como subrogante rotativo.

Y que también antes del 7 de diciembre Tettamanti quede repuesto en el cargo, supuestamente sin tiempo para un fallo definitivo aunque sí para concederle a Clarín una ampliación de la cautelar hasta la sentencia de fondo, o un dictamen que aclare que el 7 de diciembre comienza y no finaliza el año de plazo para desinvertir.

El pedido del Gobierno de recusación del juez sería para presionar sobre la Cámara y luego sobre el propio juez, con el fin de que se sientan obligados no sólo a no tener subjetividad contra el Estado sino también a demostrarlo. Y además, para ir preparando a la opinión pública ante un fallo adverso sobre la malignidad de las corporaciones.

Con la designación de Tettamanti por parte de la Cámara (un juez con fama de honesto y poco influenciable) y la unión de todos los no kirchneristas en el Consejo de la Magistratura para bloquear la designación de otro juez propuesto por el Gobierno, Clarín está mejor que en ningún otro momento desde que en mayo pasado la Corte Suprema falló colocando el límite del 7 de diciembre para la célebre cautelar.

En síntesis: el kirchnerismo insiste en que seguro el 7D cambia el país, por ignorancia o porque le conviene mantener un enemigo con el que entretener a militantes y críticos.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 6 de Octubre de 2012.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Estandarte intolerante... De Alguna Manera...


Estandarte intolerante...
 Heavy Metal II. Dibujo: Pablo Temes

Ante las protestas, más de lo mismo. Otra vez, la incapacidad de reconocer errores y la concepción absolutista del poder como una marca del kirchnerismo.

Los cacerolazos han puesto muy nervioso al Gobierno. La dura respuesta dada a los manifestantes por el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, reflejó el nivel de perturbación que la presencia en las calles de miles de personas les ha producido a la Presidenta y a su entorno, a los que envuelve un nivel de fanatismo que parece no tener límites. Repasemos algunas de las frases que se dijeron desde el oficialismo y sus afines: “Era toda gente bien vestida” –¿acaso no hay gente bien vestida entre quienes apoyan al Gobierno?–; “esa gente sólo piensa en Miami” –¿acaso no hay gente que viaja a Miami y a otros lugares del mundo entre quienes apoyan al Gobierno?–; “era gente de clase media alta” –¿acaso no hay gente de clase media alta entre quienes apoyan al Gobierno?–; “en Belgrano, Barrio Norte y Recoleta mucho no la votaron a la Presidenta” –¿acaso alguien olvidó que en esos barrios Cristina Fernández de Kirchner hizo una muy buena elección y fue sólo superada por el Frente Amplio Progresista y que, además, hizo una elección aun mejor en Puerto Madero?–.

Todas estas frases conllevan una indiscutible decisión de descalificar a la heterogénea población que, de a miles, expresó sus reclamos no sólo al Gobierno sino también a los opositores, a los que sienten en deuda por no encontrar en esa dirigencia la capacidad de constituir una oposición dispuesta a dar vida a un proyecto que genere la expectativa de una alternativa política viable y con posibilidad de gestión.

Desde ese punto de vista, lo del jueves se pareció mucho a aquellos otros cacerolazos de 2001-2002 movidos por una monumental hecatombe económica y una fenomenal crisis política. Hoy la economía está lejísimos de esa situación, lo cual torna aun más evidentes los groseros errores que significan las medidas implementadas, lo que ha terminado de generar una crisis a través de la que el oficialismo viene desplegando su impericia. He ahí uno de los problemas clave de esta gestión: la incapacidad de reconocer errores. El antecedente más inmediato de ello es la 125.

La reacción del Gobierno frente a la marcha del jueves desnuda su concepción absolutista del poder, algo profundamente antidemocrático. La no aceptación del pensamiento diferente es, sin duda, el mal mayor que domina a Fernández de Kirchner y su círculo áulico. Hay una aureola de infalibilidad que se trasunta en toda su gestión. No hay lugar para las voces críticas en ese universo donde la soberbia y la omnipotencia reinan. Por eso es que muchos funcionarios, genuinamente consubstanciados con los postulados del Gobierno, quisieran dejar sus cargos al verse sobrepasados por esa impronta a la que acompaña una buena dosis de fanatismo. “Con la Presidenta no se habla; a la Presidenta se la escucha”, es una frase que circula por los pasillos del poder.

En un Gobierno que ve conspiraciones por todos lados –el último ejemplo es la desopilante fábula del espionaje sobre la Presidenta de la policía de Santa Cruz–, ha reaparecido la idea de lo destituyente. Quienes protestan representan el mal. Con una concepción así, no hay diálogo posible. ¿Quién querría hablar con la encarnación del mal? Con una concepción así, tampoco hay posibilidad de discutir propuestas. ¿Quién aceptaría intercambiar ideas con los voceros del mal? Es claro, además, que con esta concepción la lista de enemigos aumentará. En esa lista, además de toda la oposición, se encuentran muchos ex oficialistas (Alberto Fernández, Esteban Righi, Roberto Lavagna, Hugo Moyano) y otros que aún están dentro del espacio como Daniel Scioli, contra quien hay enojo por su pecado mortal de expresar su respeto por los que participaron de la marcha. ¿Seguirá Scioli pensando que lo peor para él ya pasó, tal como señaló antes del jueves a sus funcionarios? La última incorporación que la Presidenta ha hecho a su nómina de enemigos es la del gobernador de Santa Cruz, Daniel Peralta.

Como no podía ser de otra manera, y a modo de descalificación de la marcha, el Gobierno no pudo privarse de echarle la culpa a Clarín y a TN por el éxito de la manifestación. La verdad es que el gran protagonismo comunicacional de esta marcha lo tuvieron las redes sociales. La Presidenta, su entorno y muchos de los que la apoyan creen que si el 7 de diciembre logran destruir TN, nada de lo que sucedió el jueves volverá a ocurrir. Es un grueso error. Hoy las redes sociales e internet representan alternativas de un creciente peso político. El minuto a minuto de los canales que responden al oficialismo mostró que sus audiencias bajaron durante el tiempo en que pretendieron minimizar la marcha. El pico de audiencia del programa de Marcelo Tinelli no se produjo durante algunas de las habituales peleas llenas de mal gusto entre sus panelistas, sino en el momento en que Marcelo se dedicó a hablar de la marcha.

Habitual en el kirchnerismo, la Presidenta ha dado la orden de redoblar la apuesta. Por eso la contramarcha que ha comenzado a organizar La Cámpora. Algunos protestaron por el cepo al dólar, pero muchos lo hicieron por la inseguridad, la inflación y por su rechazo a vivir bajo el imperio del miedo. Con una simpleza de pensamiento que no sorprende, en el Gobierno piensan que con el correr del tiempo y la falta de liderazgo político la marcha del jueves se irá diluyendo. En la Babel de Olivos no han comprendido que la protesta ha puesto a los opositores a la búsqueda de construir oposición como medio de representación para ese sector de la sociedad de la que forman parte muchos que votaron por Fernández de Kirchner.

Para el Gobierno sólo valen las marchas de sus partidarios. Todas las demás son manifestaciones antipopulares y antidemocráticas. Cristina ha hecho de la intolerancia un estandarte que ha inculcado fuertemente en su albacea político, La Cámpora. La oposición debe esmerarse en no caer en actitudes similares y, por lo tanto, igualmente reprochables. Qué aporte al desarrollo de una sociedad plural y tolerante y cuán beneficioso sería para su gobierno y el país que la Presidenta pusiera en práctica la famosa frase de Winston Churchill que dice: “La democracia es la necesidad de inclinarse de vez en cuando a las opiniones de los demás”.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 16 de Septiembre de 2012.

domingo, 24 de junio de 2012

Querido ex enemigo… De Alguna Manera...

Querido ex enemigo…

 Ambición. Hugo Moyano aspira a que su influencia política trascienda el sindicalismo.

El desafío de Moyano a la Presidenta tiene un costado positivo. Puso una lente de aumento sobre los mismos defectos de todos los actores políticos que, al estar ampliados, hizo más didáctica su comprensión. ¿Usted se imaginaba, lector, a Moyano anunciando un paro de Camioneros desde los estudios de TN? Peor aun, ¿alguna vez usted hubiera imaginado a Macri y al PRO apoyando un paro general de la CGT y enviando adherentes a una marcha de Moyano a la Plaza de Mayo?

¿O a Scioli pornográficamente desnudado por Moyano? El esmero del gobernador por disimular –haciendo de un Chauncey Gardiner que dice obviedades para ser interpretado como un metafísico folk– fue arrasado por su foto con Moyano tras jugar al fútbol con el equipo de Camioneros, levantando el trofeo que el líder sindical calificó como “Copa de la Lealtad” en honor a Mariotto y justo en los albores del lanzamiento de su conflicto sindical. En el lenguaje analógico de los gestos con los que Scioli “habla”, su foto de ayer jugando al fútbol contra el equipo de Maradona y el Kun Agüero busca minimizar aquella imagen con Moyano.

¿Y quién hubiera imaginado a la Mesa de Enlace apoyando un reclamo de Moyano? ¿O que las opiniones sobre el Gobierno que Moyano expresa públicamente coincidirían con las de quienes cacerolean? León Gieco sentenció: “No hay que ser hipócritas diciendo que este gobierno es una dictadura militar, como dice Moyano”.

Moyano sostiene que él no cambió, que sigue defendiendo lo mismo y que quienes cambiaron son los otros, o sea Clarín, Macri, Scioli, la Mesa de Enlace o quienes cacerolean. Moyano se equivoca, ellos tampoco cambiaron; igual que él, defienden lo mismo de siempre: su propia supervivencia. Igual que el Gobierno. Todos, sin tener en cuenta principios, razones, criterios de verdad o justicia, pretensiones de consistencia ni tampoco adscripción ideológica.

Cuando la Argentina sea un país plenamente desarrollado, tanto económica como política y culturalmente, quizá los historiadores de esa época expliquen las causas de nuestra inferioridad actual basados en el hecho de haber convertido en religión aquello de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo. O lo explicarán como consecuencia de nuestra fragilidad y pobreza, ante la cual cada actor social no podría darse el lujo de la coherencia porque a cada paso estaría en juego el total de su subsistencia.

Moyano representaba todo lo indeseable para la clase media no kirchnerista, pero por el solo hecho de enfrentarse al Gobierno pasó a tener razón y ser valorado por quienes antes lo despreciaban. Tal es el deseo de que le vaya mal al kirchnerismo, que cualquiera con fuerza suficiente para hacerle daño, venga de donde venga, es bienvenido. Pero se equivoca el Gobierno al creer que se trata de un complot. Es desesperación por ver que ningún partido de la oposición es capaz de poner límite al oficialismo y, ante esa orfandad, se ilusionan con cada esperanza que va apareciendo, igual que el familiar de un enfermo terminal que se aferra a un curandero.

Moyano tampoco deja de ser patético con la severa crítica que ahora realiza sobre el Gobierno cuando hace sólo nueve meses llamó a votar por Cristina Kirchner. O al omitir sin descaro que hay una crisis mundial que enfría no sólo la economía de los países centrales sino también la de Brasil y todos los países emergentes. Distinta fue su posición cuando ante un caso similar, en 2009, tuvo una actitud responsable al aceptar aumentos de sueldos inferiores a los del año anterior (bajó de 20% en 2008 a 17% en 2009) y que ese año no hubiera actualización del mínimo no imponible para el cálculo del impuesto a las ganancias. Por lo mismo que hoy llama a un paro nacional.

No menos hipócritas son los muchos ex funcionarios de primera línea del kirchnerismo que critican al Gobierno despiadadamente amparándose en que hubo un cambio en los últimos años, cuando la esencia cultural kirchnerista y sus defectos son los mismos desde el primer día. La única diferencia es que antes ellos se beneficiaban siendo parte del “proyecto”, y ahora no. El mejor ejemplo es la publicidad oficial, columna vertebral del relato oficial, instrumentada los primeros seis años del kirchnerismo por Alberto Fernández, quien ahora critica los abusos del Gobierno como si fuera un representante de una ONG republicanista.

Si todo enemigo del Gobierno es bueno porque sirve para debilitar al Gobierno sin importar nada más, la crítica al Gobierno por hacer lo mismo carece de legitimidad. Y más aun, lo peor del kirchnerismo ganó: porque colonizó culturalmente el comportamiento de quienes lo rechazan.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 24 de junio de 2012.