domingo, 17 de mayo de 2015

¿Qué nafta usar? Súper vs. Premium... @dealgunamanera...

¿Qué nafta usar? Súper vs. Premium...


Cada vez que los precios aumentan, nuestra reacción normal es ver cuáles son los gastos realmente necesarios y cuáles los que pueden ser recortados. En el caso de los autos, este pensamiento puede surgir a la hora de llenar el tanque.

Entonces, cada vez que estamos frente al surtidor y vemos cómo los números que indican los litros van lentos y los del costo cada vez más rápidos, nos surge la pregunta: ¿mi auto necesita nafta premium o con la súper es suficiente?

Para responder correctamente, lo primero que debemos decir es que ambas son libres de plomo y que la diferencia más notoria es la diferencia de octanos de cada una. El número de octanos nos indica la capacidad de resistencia a la detonación: a mayor octanaje, la nafta puede ser más comprimida antes de la explosión. 

Dicho esto, será cuestión entonces de leer detenidamente el manual del usuario de cada modelo en el que siempre se indica cuál es el octanaje mínimo necesario. Hay que decir que, salvo contadas excepciones, todas las marcas recomiendan cargar combustible de por lo menos 95 octanos, es decir, nafta súper, reservándose la premium de 98 octanos a modelos que en nuestro país se pueden contar con los dedos de una mano, como son los autos deportivos con motores nafteros de mayor compresión (hasta 11.1).

Sin embargo, la diferencia entre la súper y la premium es mínima. La súper tiene 95 octanos, y la premium, entre 98 y 100, dependiendo de la marca. ¿Cuál cargar? La de 95 octanos es suficiente. Y no lo digo yo, es lo que recomiendan los manuales de los fabricantes. Habrá quien dude, porque tiene un auto importado de alta performance y, en consecuencia, debe usar 98 octanos. No es así. Puede usar 98 octanos y tener un mejor rendimiento y menor consumo, aunque en ambos casos las diferencias no superen el 3%.

Para dar sólo un ejemplo: el manual del usuario del BMW Serie 5 GT con motor V8 biturbo de 407 CV de potencia máxima recomienda el uso de nafta sin plomo de 95 octanos (nafta súper), y aclara que también admite nafta de 91 octanos o más con hasta un máximo de 10% de etanol.

Por lo tanto, si el manual de usuario del auto, indica que se debe usar nafta 95 octanos, no tiene ningún sentido lógico utilizar una de 98 octanos, la creencia popular indica que tiene mayor “calidad” pero esto no es correcto como vimos, la única diferencia es el octanaje.

Motores diésel:

En el caso del diésel la cosa es bien distinta; en los surtidores se ofrece gasoil y gasoil premium. La diferencia esencial es la cantidad de azufre medida en partes por millón (ppm) que contienen. Mientras que el gasoil común tiene 500 ppm, el premium tiene apenas 50 ppm.

Aquí sí la diferencia es sustancial. Los motores diésel más refinados están equipados con filtros antipartículas (FAP) que les permiten cumplir con las normas europeas antipolución. Ese tipo de motores sufre graves deterioros con el gasoil común, y por eso varias empresas se abstenían de traer a la Argentina las versiones gasoleras de sus últimos modelos. El lanzamiento del gasoil premium en el mercado local terminó con ese problema. De todos modos, muchos de los nuevos modelos, tanto de autos como de pickups, que se venden en el país funcionan perfectamente con el gasoil normal, pero a diferencia de los nafteros, el uso del gasoil premium sí es conveniente porque es mucho más limpio y protege mejor al motor.

Análisis de Combustibles según los fabricantes:

Esta aclarado en todas que son “valores representativos de los obtenidos en producción. No constituyen una especificación”.




YPF Infinia:




Control de los combustibles de estaciones de servicio:

El organismo encargado del control de la calidad de los combustibles es el INTI, tiene su propio Programa Nacional de Control de Calidad de Combustibles (PNCCC). El control lo realizan por medio de su vehículo especialmente adaptado para esta tarea.


Las principales actividades encomendadas al INTI dentro del PNCCC son:

1. La determinación de la calidad de los combustibles que se expenden en las estaciones de servicio, terminales, plantas, centros de distribución, y toda otra dependencia donde se comercializan o administran naftas y gas oil.

2. La verificación de todos los aspectos administrativos legales de inscripción de tales establecimientos ante la autoridad competente.

3. El cumplimiento de las normas relacionadas con la seguridad en instalaciones y el manipuleo de productos que dicha inscripción conlleva, así como de toda otra normativa que propenda al control de los combustibles.

4. El relevamiento completo de precios. Esto comprende, la verificación y confrontación de los precios exhibidos al consumidor (contemplado bajo normas), con los indicados en los surtidores y bocas de expendio, y los efectivamente abonados por el consumidor final. La información que resulta de tal relevamiento luego es puesta a disposición de los consumidores en la página web de la Secretaría de Energía.

5. La comprobación y verificación –tanto en campo como en los laboratorios– de presencia de “marcadores” o trazadores a los efectos de corroborar el correcto destino de los combustibles y solventes con gravámenes diferenciados.

Ver más información el sitio del INTI: http://www.inti.gob.ar/sabercomo/sc22/inti7.php 

© Publicado el viernes 07/03/2014 por Buscá tú repuesto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



Manga de inútiles… @dealgunamanera...

Manga de inútiles…

Teníamos Patria... Dibujo: Pablo Temes.

El escándalo del fútbol refleja otras mayores incapacidades de la dirigencia nacional. Fin de ciclo, de Chile a Argentina.

Qué notable capacidad para arruinar casi todo: lo que mejor hacemos, la pasión de multitudes, los colores del corazón. El verdadero superclásico argentino es convertir una fiesta en un desastre, que pudo haber sido un velorio. Un país que fue y debería ser fabuloso quedó transformado en un ejemplo mundial de fracaso colectivo, mediocridad, soberbia, cobardía y desazón.

Sería un error poner el foco en Boca, el fútbol, la Conmebol, Berni, el Cata Díaz o las bocas tapadas para que no se note el desconcierto y la incredulidad. Pudo haber pasado en cualquier cancha, cualquier otro día, en cualquier otro deporte o en un recital. Pasó en la AMIA, Cromañón, en la tragedia de Once, con la crisis energética y con la inflación. Arruinamos a Madres de Plaza de Mayo, a la Universidad de Buenos Aires y hasta a la pobre estatua de Colón.

Se trata de una sociedad que involucionó a tal punto que es incapaz de resolver las cuestiones más simples y esenciales, de preservar sus recursos más valiosos. Que prefiere engañarse a sí misma, deslindar responsabilidades, negar la realidad, invertir fortunas en proyectos absurdos, derrochar tiempo y posibilidades.

Todo, rodeado de un marketing tan patético como efectivo, tan caro como seductor: conectamos, igualamos, somos buena gente, solidarios, incluimos, construimos, informamos, recreamos, educamos y sanamos. Fuimos potencia, la casa estuvo en orden, qué lindo fue dar buenas noticias. Ganamos, siempre ganamos. No importa el resultado, quién o cómo lo mida: para eso destruimos el Indec, ¿para qué lo queremos? Siempre estamos mejor.

Sería un error desconocer que también hay otra Argentina. Que trabaja, innova, se esfuerza, lucha, se sacrifica, apuesta e invierte en el largo plazo, que se rompe el alma cada día para estar aunque sea un poco mejor. Que mira esta apabullante decadencia con vergüenza e impotencia. Que no le encuentra la vuelta y que, por suerte, ya no se raja tanto como antes –prefiere pelearla desde acá–. Pero está bastante resignada: no espera nada bueno ni demasiado nuevo de sus gobernantes. Ya la han engañado muchas veces. Si hasta intuye que son todos iguales. O parecidos. Qué más da.

Castillos en el aire. Ante la frustración colectiva, nos ilusionamos con muy poco. Y tendemos a focalizar en proyectos individuales, en salidas egoístas, en zafar. Como si eso fuera acaso posible, de ese modo pretendemos minimizar el impacto de los groseros errores del Estado, de las patéticas dificultades de coordinación que tenemos los argentinos como sociedad.

Ejemplo: frente al flagelo de la inseguridad, instalamos rejas y alarmas, nos mudamos a un edificio con sereno, a un barrio privado o ponemos una garita para que un policía retirado, a menudo casi un Fayt de las fuerzas de seguridad, ahuyente a los cretinos que nos vienen a robar. Les damos celulares a los chicos para que nos manden mensajes a cada rato, adaptamos nuestra vida cotidiana, limitamos nuestros movimientos, nuestra vida cultural y nuestra espontaneidad. ¿Arreglamos el problema? Para nada: invertimos fortunas para tener la sensación de que hacemos lo posible para minimizar una amenaza que está siempre latente, al acecho. Y en cualquier descuido, sin duda, nos va a afectar.

Sin embargo, este comportamiento alcanza niveles totalmente absurdos y costos absolutamente exorbitantes cuando los protagonistas son nuestros dirigentes políticos. En ellos prevalece un personalismo extremo, y esto involucra tanto a los que están en el Gobierno como los que pugnan por llegar desde la oposición. Se creen la solución, pero en verdad son una parte fundamental del problema.

El extremo más patético y enfermizo es la intención de quienes están ahora de “salvarse”, logrando impunidad de cara a lo que se viene. Eso implica acumular todo el poder posible, incluyendo el del veto, para seguir influyendo en la agenda pública a partir del 10 de diciembre próximo. CFK se va de la presidencia con poder, pero el poder se le va de las manos. Un hecho inédito en el país: desde el regreso a la democracia, nadie finalizo su mandato reteniendo tanta autoridad. No se resigna a abandonar ese viejo sueño de poder eterno, aunque en la práctica sólo puede construir meros castillos en el aire.

El sociólogo chileno Manuel Garretón acuñó el concepto de “enclave autoritario”: mecanismos institucionales generados por un líder saliente para seguir influyendo después de abandonar la presidencia y, en particular, lograr impunidad. Esto permitió entender los dispositivos contenidos en la Constitución pinochetista de 1980, que siguió vigente durante los primeros quince años de la transición y que alteraba con disposiciones de naturaleza autoritaria el normal funcionamiento del sistema democrático.

Por ejemplo, un sistema electoral binominal para que las fuerzas de derecha estuviesen sobrerrepresentadas (que fue desarticulado recientemente); la imposibilidad de que el presidente llamase a retiro a los comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas; la designación de senadores vitalicios para vetar cambios institucionales; y la asignación directa de un porcentaje de los recursos del cobre para financiar a las Fuerzas Armadas, entre muchas otras.

Malas noticias para Cristina: ni siquiera Augusto Pinochet logró los resultados esperados: terminó asediado con causas judiciales, totalmente desacreditado en Chile y en el exterior. Su debacle precipitó la despinochetización de la sociedad chilena. Las fuerzas de derecha se fortalecieron con su inesperada democratización, y hasta llegaron al gobierno con Sebastián Piñera.

Lo que está haciendo ahora CFK, a la luz del ejemplo chileno, no tiene mayor sentido. Se trata simplemente de los caprichos típicos de quien atesoró demasiado poder y, ante la inminente pérdida, se desespera. Mientras tanto, dedica tiempo y esfuerzo a diseñar una estrategia de retirada que a la corta o a la larga no servirá para nada. El que venga construirá autoridad desde la presidencia, ella lo sabe mejor que nadie. Fue protagonista de un poder que ella misma construyó de la noche a la mañana cuando falleció Néstor, y antes fue testigo de cuando su difunto marido logró acumular influencia “desde arriba”, entre 2003 y 2005.

Tal vez tenga un as en la manga y logre su cometido. Difícil. Esas mangas se tajean fácilmente, por ahí penetran esos raros gases tóxicos que te nublan la vista, te cierran la garganta. Es imposible evitar las consecuencias de tanta desidia. Es inútil pretender que las cosas salgan bien cuando hacemos todo lo posible para que salgan mal.

© Escrito por Sergio Berensztein el domingo 17/05/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La noche triste de Tinelli… @dealgunamanera...

La noche triste de Tinelli…


Los tres presidenciables invitados dieron cierta pena en el principal show televisivo del país. El pobre rol asignado a sus mujeres. Maquinación con rating.

El programa de Tinelli es producto de dos factores combinados: por un lado, la estética y la ideología de la televisión más mercadocéntrica de la Argentina (el rating es nuestro dios y nuestro rey); por el otro, tres candidatos a presidente que decidieron ser parte de las mercancías ofertadas en esa vidriera.

El negocio de Tinelli es clarísimo. Tiene un guiño del kirchnerismo para comenzar su programa con una parodia de las cadenas nacionales de Cristina. Tal permiso sobreentendido lo pagó con sus declaraciones a Perfil de que ella es una gran mujer y una muy buena presidenta, palabras que, a su vez, retribuyen lo acordado con el Hijo Máximo sobre la AFA y otras candentes cuestiones del deporte para todos y todas. Tinelli es tan importante como para sentarse en la mesa del poder. Será un Cristóbal López de los años que vienen; un adivino de los meganegocios quizá prevea que el conflicto con el canal de la “corpo” pueda entrar en período de negociación. Cristina aprendió que “Alica alicate” le dio el triunfo a De Narváez en 2009.

Pero la cuestión no es el chancho sino quien le da de comer. Es decir, quienes se convierten en alimento de la insomne máquina tinelliana. Scioli, Macri y Massa aceptaron inaugurar el “Bailando 2015”. Ellos creyeron, probablemente con la cínica verdad de los hechos inevitables, que abrazarse con Tinelli y obtener treinta puntos de rating era una oportunidad que no debía perderse. Sobre todo, no podían permitir que estuviera allí alguno de sus competidores mientras uno u otro se quedaba en su casa como una marmota. Significaba dar demasiada ventaja a quienes barrieran el piso del estudio con la gracia de sus esposas.

La alternativa era que se pactara que ninguno iría a lo de Tinelli. Pero ese pacto era peligroso, porque a último momento alguno de los firmantes podía traicionar y aparecer en el programa. Era peligroso también porque abría la posibilidad de una venganza del conductor (sea la que fuera). Por otra parte, ni Scioli, ni Macri ni Massa son peces nuevos en el estanque de la telepolítica, es decir que no cambiaron de atmósfera.

Fieles a sí mismos. Los candidatos tuvieron intervenciones diferentes. Scioli fue idéntico a sí mismo. Macri entonó un himno a la felicidad, dando una prueba más de que es flojo de oratoria y repetitivo cuando quiere interpelar la imaginación. Massa, quizás ansioso por cómo le está yendo en el FR, fue quien más forzó el espectáculo hacia el lado político.

Lo más triste que ofrecieron los candidatos fueron sus propias mujeres, que estaban en el lugar tradicional y reaccionario: simpáticas sonrisas iluminando la banalidad. Respondieron como si estuvieran tomando un trago con sus amigas y así nos enteramos de que Macri sigue diciéndole a Awada “negrita hechicera”, como lo tuiteó hasta el cansancio cuando se casaron; que ni Scioli ni Massa son muy románticos, e informaron sobre la cota de fogosidad entre las virtudes matrimoniales de cada uno. Quien más perdió fue Malena Galmarini, la mujer de Massa, que gusten o no sus posiciones, puede hablar de política y no sólo hacer revelaciones dignas de un programa de la tarde. La que más conservó su estilo fue Karina Rabolini, porque habló y “confesó” menos. En fin, sus maridos las colgaron de la ganchera de la carnicería.

Que los candidatos hayan bailado y se hayan zarandeado no es sino un capítulo más del apogeo de la danza al que también contribuye la Presidenta. También habrían estado cómodos en los vetustos programas de Roberto Galán. Todo sea por el poder y la gloria.

No es esperable un debate profundo entre estos tres sujetos de la política. Ya los hemos escuchado: prefieren el monólogo a la polémica. Ni Scioli ni Macri son oradores normalmente dotados; por reiteración mediática, nos hemos acostumbrado a sus respectivas albóndigas de lugares comunes. Y Massa compite mal con quienes le van a tirar a la cara los “logros” de sus gestiones o su pasado kirchnerista.

Los tres eligieron mostrarse por separado, como ya es un formato que el periodismo político volvió costumbre: nadie dialoga con nadie, cada uno emite su monólogo en solitario, como si fueran prisioneros en la torre de sus respectivas campañas o en la mesa que ocupan dentro de la escenografía de un canal de noticias. Van a tener que trabajar a destajo los productores de televisión que desean un debate presidencial. Los políticos argentinos hablan mucho de diálogo, pero sentarse a compartir el plano les parece cosa del diablo. Por otra parte, como observó Margarita Stolbizer, la concentración en esas tres figuras inclina la mesa hacia el lado de los grandes jugadores.

La noche del lunes fue triste, y me atrevería a decir que no tiene mucha competencia por el podio de la degradación política.

© Escrito por Beatriz Sarlo el domingo 17/05/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 16 de mayo de 2015

Un Huracán al otro lado del Atlántico… @dealgunamanera...

Un Huracán al otro lado del Atlántico…


Historias amateurs, cada equipo tiene su propia leyenda. En 2009 un hincha del Fulham de Londres fundó el Huracán London FC, que juega en la liga amateur de la capital inglesa.

Durante el año 2008, Henry May, un profesor e hincha del Fulham vivió en Buenos Aires. Luego del clásico entre San Lorenzo y Huracán en la cancha de Boca Juniors que se jugó el 29 de Junio, con victoria parcial del Globo 1- 0 con gol de Paolo Goltz y suspendido por la lluvia torrencial que se desató, Henry quedó enamorado de la institución Quemera.

“Buscaba un equipo que se pareciera a mi club, el Fulham. Boca me parecía muy turístico y River demasiado grande. Quería seguir a un equipo que tuviera historia, una cancha interesante y que jugara bien”, dice el inglés, que no es Carlos Babington, claro está.

Justamente Huracán reunía todas esas características, sumado al buen nivel del “tiki tiki” que dirigía Ángel Cappa ese año. El Huracán London FC nació en Agosto de 2009 cuando Henry regresó a Londres y decidió formar un equipo amateur para jugar con amigos y conocidos, muchos de ellos profesores de Teach First, una organización que tiene como fin la inserción y estimulación de gente con bajos recursos a la educación, representada en nuestro país a través Enseña por Argentina.

De hecho, Teach First es quien figura como inscripción en el pecho de los jugadores, que todos los domingos por la mañana juegan en la Southern Sunday League – Liga del Sur de los domingos- en el barrio de Clapham Common, al Sur del Támesis.

A través de su página de Facebook, el Globo Inglés comenzó a popularizarse en 2010 entre los hinchas locales que mostraron su apoyo con mensajes de aliento y comprando las camisetas replica blancas y rojas de las que el equipo ha donado lo recaudado a distintas organizaciones, entre ellas Corazón Quemero, una ONG del barrio de Parque Patricios.

Un año después, varios de los integrantes del Huracán London viajaron de Londres a Buenos Aires para hacer una gira de 17 días en agosto, tanto deportiva como de promoción y caridad, esto último “dándole sentido a todo lo que hacemos”, en palabras de Henry.

Del tour se destacan el partido que jugaron en “La Quemita” contra Huracán “Selectivo” en el que hasta los mismos ingleses se sorprendieron de perder solo por 3-0, la presentación del equipo en el estadio Tomás Duco frente a los hinchas y antes de un partido y la visita a la escuela ISEF de la Villa 31, todos recuerdos imborrables para quienes participaron de ambos países. El interés en ellos se ha capitalizado de una manera social y han ido creando una red de “Huracanes” alrededor del mundo de la mano de The Huracán Foundation, con sedes en Sierra Leona (África), India y Colombia.

El objetivo de la fundación es apoyar proyectos y utilizar la pasión del futbol para impulsar la educación en comunidades de bajos ingresos. Algo de lo que el Papa Francisco seguramente está orgulloso también.

© Escrito por Mariano Miramontes el jueves 07/05/2015 y publicado por el Diario Deportivo Olé Amateur de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



Peor que irse a la B... @dealgunamanera...

Peor que irse a la B...


Soy hincha de Boca. Hace dos semanas fui con mis hijos a la Bombonera y disfruté del superclásico del torneo. 

La contraseña de mi adolescencia es: GattiAbramovichHiguaínMusladiniHrabinaMelgarCarrizoTapiaGracianiRinaldiComas. 

El modelo 87 de Menotti, que seguí a todas partes. Hoy se sabrá la decisión de la Conmebol. Ojalá sea ejemplar, con derrota, eliminación, suspensión de la cancha e inhabilitación para competir en el plano internacional durante un año como mínimo.

La serie nos quedó enorme. Desde aquella primera queja de Arruabarrena por las fechas de los partidos (un escándalo por un día de diferencia) hasta el ignominioso jueves 14. 

En el juego fuimos superados durante los dos partidos. Boca nunca impuso las condiciones. No pateó al arco en el primer tiempo del Monumental. Anteanoche, no mostró ni un fundamento para revertir la desventaja. Gallardo siempre estuvo un paso adelante. 

En la ida, Ponzio de falso enganche para bloquear y raspar a Gago. En la vuelta, el 4-1-4-1 con Kranevitter libre delante de los defensores, el equipo bien corto y la presión muy alta. Mora molestó a Gago en la salida como tercer central. Martínez y Driussi marcaron a los laterales. Como interiores, Sánchez y Ponzio taparon a Meli y a Pérez. Sin juego, sin liderazgo, tibio y nervioso, Boca tiró quinientos pelotazos en el primer tiempo.

La investigación deberá determinar quién tiró el líquido, por qué estaba la bengala en la manga, quién la prendió, cómo la llevaron hasta allí y quiénes idearon la operación del entretiempo. Un acto criminal que pudo haber terminado aún peor por el cóctel de manga, bengala y líquido. 

El acto de cobardía más vergonzante de la historia de nuestro club, principal responsable como organizador del espectáculo. Como no les podemos ganar en la cancha porque juegan mejor, entonces vamos a asustarlos. Ése fue el mensaje del autor. ¿Habría ocurrido si Boca hubiera jugado un primer tiempo correcto?

Las caras incendiadas de Ponzio, Kranevitter, Funes Mori y Vangioni demandaban suspensión inmediata y atención médica urgente. El árbitro Herrera y el veedor de la Conmebol quisieron continuar a toda costa. Desesperados, estiraron la decisión una hora. Los jugadores y el entrenador de Boca lucieron más preocupados por la reanudación del juego que por la salud de sus colegas, con quienes apenas una hora antes habían compartido un minuto de silencio por la muerte del futbolista Emanuel Ortega. 

Se despidieron saludando a la barra. Apenas llegaron al vestuario, registraron el penoso papel que habían asumido en la cancha y se mostraron solidarios pero en declaraciones, no en hechos. El presidente Angelici se limitó a decir que el club había hecho todo bien en materia de seguridad cuando en la previa había muchas versiones de que algo se estaba cocinando. Muchos hinchas han elegido victimizarse y apelar a la teoría de la conspiración: "Somos Boca, papá, nos quieren cagar". El grito del final "River sos cagón" cierra ese círculo.

Otros aceptan la responsabilidad pero se hacen trampa al solitario con el recurso de "por diez inadaptados no pueden perjudicar al club". Siempre puntual como gran excusa para rechazar sanciones duras a clubes grandes, esa frase le ha hecho tanto daño al fútbol argentino como las balas, los cuchillos y las bengalas. 

¿Qué dirían estos mismos hinchas si la situación fuera exactamente a la inversa? Le tocó a Boca, pero podría haber sido otro. Como River ante Belgrano en 2011. Volvió del descenso pero no de la vergüenza de pegarle a un futbolista o de apretar al árbitro Pezzotta. Más allá de la resolución de la Conmebol, esto es peor que irse a la B. De eso se vuelve, de esto no. Como hincha de Boca, lamento la mancha que nunca se borrará.  

© Escrito por Juan Pablo Varsky el sábado 16/05/2015 y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Soy Ringo... @dealgunamanera...

Soy Ringo...


Boxeador, precursor del Marketing Deportivo y muchacho de barrio…

Título para Latinoamérica: Soy Ringo.

Título original: Soy Ringo.

Dirección y Guión: José Luis Nacci.

Género: Documental - Apta para todo público.

Reparto del documental: Alberto Oliva, Ernesto Cherquis Bialo, Carlos Irusta, Adriana Bonavena, Oscar Bonavena.

Producción: José Luis Nacci, Mariano Leyrado, Gabriela Aparici.

Sonido: Gabriela Aparici – Dirección de Arte: Andrés Etcheveste, Pablo Caraballo - Asistente de

Dirección: Sergio Bonacci Lapalma.

Distribuidora: Gapz Cine - Montaje: Julio Di Risio.

Fotografía: Osvaldo Ponce - Música: Marcelo Lousteau.

País: Argentina - Año: 2014 - Duración: 100 min. Estreno Argentina: 07/05/2015.


Ringo Bonavena: fue su propio manager. Precursor del Entertainment & Business en su país. Un creativo de la publicidad. ¡Touché!

Soy Ringo (2014) es la ópera prima del director José Luis Nacci. Apuesta al documental para acercarnos a los momentos más intensos y dramáticos en la vida del popular boxeador argentino. Nacci le pone el cuerpo y su voz a una epopeya que trasciende. Bonavena: campeón argentino, que tiró a la lona del ring a Joe Frazier, Floyd Patterson y al mismísimo Muhammad Ali, nunca fue campeón mundial. No obstante, es el deportista más popular y carismático que dio el boxeo vernáculo.

A diferencia de otros documentales, su investigación de autor nos acerca al policial pero sin la necesidad de los uniformados. Su narración en primera persona no da lugar a las sirenas y otra pirotecnia, alejándolo de los convencionalismos clásicos del género. El hallazgo de aportar su locución como voz over (que atraviesa todo el relato), como voz omnipresente y omnisapiente, es también su espada de Damocles. La longitud del film como demérito manifiesto, al cual le sobran cuarenta minutos. Faltó elipsis en el guión.

Su voz de textura monocorde, se torna una sombra y deja de alumbrar.

La sinopsis es conocida: Oscar Natalio “Ringo” Bonavena, fue asesinado en las puertas del Mustang Ranch —un burdel de Reno, Nevada— en Estados Unidos, el 22 de mayo de 1976. Ringo, que llegó a pelear con el mítico Muhammad Ali, nunca perdió las esperanzas de una revancha. Todavía se desconoce cómo fue el asesinato, pero quedó sindicado como autor material un agente de seguridad llamado Bryme, que respondía a las huestes del empresario de la mafia Joe Conforte, dueño del prostíbulo. Se habla de la relación Ringo- Sally (esposa de Conforte), nunca aclarada los límites. El documental aborda los interrogantes en relación a la muerte de Bonavena.

La reconstrucción de la leyenda del muchacho de los “pies planos” (por su arco plantar plano, que le dificultaba su traslación en el ring), lo hace desde entrevistas, material de archivo, por su participación en el programa de Pepe Biondi, donde el poder de repentización e histrionismo fue superador. Distintos planos como muestra de su personalidad avasallante. Nacci, acierta más en estos aspectos que en el intríngulis del policial sin resolver. No obstante en su primer metraje, y todo se aprende en el arte de filmar. No supo /no pudo resolver la verdadera dimensión del protagonista.

Mi tesis es que Ringo no era uno, sino trino: 1) El Boxeador 2) Un precursor del Management y Marketing Deportivo 3) El muchacho de barrio que se reinventaba a sí mismo, y era la expresión de su propia necesidad ¿Ud. espectador de cine, con cuál de los tres se queda? Bonavena, es esa unión tensa y dialéctica. La “unión hipostática”, crea la Leyenda de Ringo.

La película funciona como homenaje a su paso a la eternidad. A través de acertados flash backs, conocemos parte de los momentos más relevantes de la vida de Ringo y su gente. La imagen “cristalizada” de la ruta sin fin (de estética road movie) –como propiciatoria de la tragedia – es exitosa. El nivel anafórico del lenguaje tensa y dramatiza el relato: ¡Reno, Nevada, allá vamos!

De las “frases cristalizadas” del guión, capturo la preferida de Ringo: < ¿guapié (SIC), no es cierto?> repetía como estribillo el carismático boxeador. Es el rendezvous ausente en la obra de José Luis Nacci. “Le faltó caminar el ring y ocupar mejor los espacios”. No guapió en los archivos policiales de época; confrontando evidencias científicas; relevando entrevistas, buscando pistas, todo en Estado Unidos, ¡hasta allí fue! ¿Qué le ocurrió?...

Tuve en suerte compartir una mesa con el director del documental de marras, organizado por el Programa Primer Guante (de los periodistas Álvaro Garay y Hernán Quinteros), en AM 950 Radio Belgrano. A nuestro pedido, Quinteros - el conductor del ciclo deportivo - concluyó: “Me parece interesante rescatar al boxeador, y a un pionero mediático; buscaba todas las cosas raras para atraer a la gente. Hoy, Floyd Mayweather domina lo mediático. Ringo era un boxeador que abarcaba todo. Marcaba el estereotipo del hombre (macho, ganador, etc.), la tendencia. Fue bisagra en la historia. Peleó con los mejores de su época. La gente lo quería por lo que generaba”.

Es el cine de Ringo que nos interpela: ¿Qué hemos hecho con el boxeo argentino? ¿Qué lugar ocuparía hoy Bonavena si viviera? Hipótesis contrafácticas hay y muchas. Seguro no estaría bailando por un sueño con el Sr.Marcelo Tinelli. Fue un creador de sus propios espectáculos deportivos, no reportaría como empleado de nadie. Sería un gestor y administrador de negocios, un megaempresario, con sus unidades de negocios y productos.

En fin, Soy Ringo nos propone abrir el juego hacia una para entender al hombre que se reproduce a sí mismo con sus contradicciones. Lo dijo con inteligencia el gran Muhammad Ali: “De Bonavena nos reíamos todos, lo considerábamos un payaso, pero él se reía de todos nosotros cuando iba a cobrar al banco”.


© Escrito por Gustavo Contarelli el sábado 16/05/2015 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.