Tiempos turbulentos…
Axel
Kicillof. Dibujo: Pablo Temes.
Nadie se salva en una
Argentina que intenta salir adelante, mientras es víctima de sus propios males.
© Escrito por Nelson Castro el
sábado 16/03/2024 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires, República Argentina.
El Gobierno sufrió su segunda derrota legislativa en poco
más de un mes. La primera vez sucedió cuando decidió retirar el proyecto de ley
“Bases y Puntos de Partida para la Liberación de los Argentinos” –algo
desprolijo y pocas veces visto en la vida parlamentaria–, la segunda, el jueves
pasado, cuando el Senado rechazó el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) del
17 de diciembre. En el caso del DNU, además, despuntó una situación de crisis
entre el Presidente y la vicepresidenta. El enojo de Milei contra Victoria
Villarruel se hizo público, no bien se confirmó la convocatoria a la sesión de
la Cámara Alta. “La relación entre los dos, está rota desde hace tiempo”,
señalan varias voces desde las entrañas del oficialismo. El epíteto más liviano
que se escuchaba por los pasillos del poder contra la vice en esas horas de
enojo incontenible, de Milei y de su entorno, era el de “traidora”. En las
redes, los trolls del mileísmo se expresaban con una agresividad mucho mayor. Los
pocos que, con algo de sentido común, consideraban que había hecho lo correcto,
lo decían en voz baja para no caer en la lista negra. “Hizo lo que tenía que
hacer, pero por favor, no me nombres” –se atajó un funcionario.
Villarruel le había advertido a Milei que el Gobierno se
encaminaba a sufrir una derrota contundente en el Senado. También le
advirtió que no tenía mucho margen de maniobra para postergar indefinidamente
el tratamiento del DNU. El kirchnerismo tiene el dominio numérico de la Cámara
Alta, por lo que, con la colaboración de algunos otros opositores, hubiera
logrado el quórum por iniciativa propia.
Los gobernadores saben que necesitan
del gobierno nacional para no arriesgarse a pasar un invierno
malo
El episodio tuvo, en principio, dos consecuencias adversas: la primera
fue que lo puso al Gobierno frente a la dura realidad de su debilidad en el
ámbito legislativo, lo cual lo complica fuertemente. El oficialismo debe asimilar que el 56% de los votos con
los que ganó la elección, no tiene un correlato ni en las gobernaciones ni en
el Congreso. Para decirlo con más claridad: el Gobierno no tiene los
legisladores suficientes ni en la Cámara de Diputados ni en la Cámara de
Senadores. Además, lo ocurrido el jueves, sumado a lo que pasó tanto con el
proyecto de ley ómnibus, como con el DNU, ha terminado por envalentonar a la
oposición en su objetivo de atacar y poner en jaque no sólo estos proyectos,
sino también la gobernabilidad. La vicepresidenta es una mujer muy inteligente
y siempre supo que la aventura de gobernar en minoría le traería interminables
dolores de cabeza. Una fuente parlamentaria recreó una cruda charla que tuvo
con Villarruel meses antes de asumir el poder. Ambos estaban a la salida del
Salón de los Pasos Perdidos, que está contiguo al recinto donde se llevan a
cabo las sesiones de Diputados en el Congreso. El intercambio fue el siguiente:
X:
Victoria, ¿ya tenés jefe de prensa?
V:
No, por ahora, me voy a arreglar sola.
X:Pero
si llegan a ser gobierno, no podés seguir así.
V:
¿De dónde querés que saque gente, si somos cuatro gatos locos?
X:
Imagino que lo decís en sentido figurado
V:
Te digo que somos cuatro. Los de confianza, no llegamos ni a los dedos de una
mano.
A
sabiendas de esta realidad, en las redes del kirchnerismo no cede el deseo de
hacer caer al Gobierno.
El segundo punto tiene que ver con la credibilidad y confiabilidad que
genera el Gobierno. En el Fondo Monetario Internacional la inquietud aumenta en
tanto y en cuanto, no se ve ninguna voluntad por parte del Presidente de buscar
acuerdos con los diversos sectores de la vida política argentina. Del mismo
modo, la confiabilidad por parte de los distintos grupos empresariales, que
apoyan la mayoría de las medidas del oficialismo objeta su método de
confrontación permanente. Temen, con fundamento, que la soga termine por
romperse. Un hombre de negocios lo describió utilizando una metáfora circense:
“Por más que seas el león, no podes correr a todos con el látigo y el
banquito”.
La tensión en la relación con los gobernadores aflojó, pero no terminó.
Los líderes territoriales saben que necesitan del gobierno nacional para no
arriesgarse a pasar un invierno malo. De hecho, uno de los entredichos que dejó
la semana que pasó tuvo como protagonistas a las principales figuras de la UCR.
Alfredo Cornejo y Gustavo Valdés, gobernadores de Mendoza y Corrientes
respectivamente se enfrentaron a Martín Lousteau (presidente del Comité Nacional) por
haber votado en contra del DNU en el Senado. Junto con Leandro Zdero (Chaco) y
Carlos Sadir (Jujuy) firmaron un comunicado rechazando de plano la decisión del
líder de Evolución. “Lousteau viene envalentonado, porque alcanzó un nivel de
simpatía puertas adentro del partido que ni siquiera había soñado. Pero con
estas actitudes termina votando junto al kirchnerismo. Podría haberse
abstenido” –aseguraron en el entorno de unos de los gobernadores del norte. El
vínculo de Milei con el centenario partido, parece no tener retorno y este tipo
de acciones no ayuda a pacificar las aguas. La decisión es clara: ser una
oposición responsable, asertiva, pero no destructiva. Que se lo vayan a
explicar al Presidente.
Un
fiscal implacable
Hablando de relaciones rotas, en la CGT siguen inquietos. Pablo Moyano, volvió a amenazar con
un paro para “fines de marzo o principio de abril”, la eventual medida de
fuerza, todavía está verde y muy lejos de reunir consenso interno de Los
Gordos. Anida en el hijo del líder camionero un espíritu antidemocrático, que
sólo sabe apagar el fuego con nafta. Todavía no entendió que la sociedad
argentina les ha dado la espalda y ha terminado de comprender que el mote de
“casta” les calza perfectamente.
Por estas horas aciagas, el ajuste y la presión sobre la clase media ha
dejado de ser exclusividad del Gobierno. En la Provincia de Buenos Aires el
gobernador Axel Kicillof fulminó a los contribuyentes con la suba de impuestos
en bienes inmobiliarios, urbanos edificados, tierras rurales y patentes. Para
que se entienda bien: el dueño de un automóvil nacional de gama media con cuatro
años de antigüedad debe abonar más de 150 mil pesos de patente. El preferido de
la ex vicepresidenta, está haciendo malabares para que no se le caiga la careta
a la hora de criticar al primer mandatario por la suba de precios.
Nadie se salva ni resiste un archivo en tiempos turbulentos de una
Argentina que intenta salir adelante, mientras es víctima de sus propios males.