lunes, 25 de diciembre de 2023

Fiat Cinquecento: el primer intento de revivir el icónico 500... @dealgunamaneraok...

Fiat Cinquecento: el primer intento de revivir el icónico 500...


El modelo ya ha cumplido 30 años. Lanzado a finales del año 1991, el Fiat Cinquecento fue un modelo que pretendió evocar el éxito absoluto del mítico Fiat 500 'Topolino', pero dadas las diferencias a nivel de diseño y mecánicas, el fabricante italiano prefirió mantener las distancias y no lo bautizó con la denominación en números, como era habitual en aquellos años.

© Escrito por Filippo Einaudi y traducido por Javier Álvarez el domingo 20 de Febrero de 2022 y publicado por la Revista Parabrisas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

El modelo ya ha cumplido 30 años. Lanzado a finales del año 1991, el Fiat Cinquecento fue un modelo que pretendió evocar el éxito absoluto del mítico Fiat 500 'Topolino', pero dadas las diferencias a nivel de diseño y mecánicas, el fabricante italiano prefirió mantener las distancias y no lo bautizó con la denominación en números, como era habitual en aquellos años.  

El proyecto Fiat Cinquecento fue concebido para sustituir al Fiat 126, como una propuesta más urbana y más acorde a los tiempos, que ofrecía más espacio, seguridad y facilidad de uso, pero con unas dimensiones muy reducidas. Para celebrar su 30 aniversario, repasamos brevemente su historia.  

·         Diseño y motorizaciones

·         Evolución y éxito comercial

·         Cinquecento Sporting, el más deportivo


Galería: Fiat Cinquecento (1992-1998)


Diseño y Motorizaciones.

Con 3,23 metros de largo y 1,49 de ancho, el Fiat Cinquecento era unos 12 centímetros más largo y ancho que el Fiat 126, aunque también 10 centímetros más bajo. Además, el paso al motor delantero y la tracción delantera permitió a Fiat competir en mejores condiciones contra sus rivales franceses y japoneses.  

Su lanzamiento tuvo lugar a mediados de diciembre de 1991, pero se puso a la venta al año siguiente, 1992, por lo que pasó a formar parte de la lista de candidatos para el premio al Coche del Año de 1993, aunque se tuvo que conformar con un segundo puesto, por detrás del Nissan Micra.  

En el momento de su lanzamiento, Fiat ofreció dos motores diferentes. El más básico, la versión ED, escondía un motor bicilíndrico de 704 cm3, que era una evolución del bloque del 126, con 30 CV y un consumo muy bajo. La versión más potente montaba un cuatro cilindros de 903 cm3, con 41 CV. Ambos equipaban una caja de cambios manual de cuatro velocidades.   

Evolución y éxito comercial.

El modelo tuvo buena acogida a nivel comercial y estuvo siete años en producción, entre 1992 y 1998, en concreto en la factoría polaca de Tichy, donde también se produjo el Fiat 126 y, a partir de 2007, también el nuevo Fiat 500. Durante su vida comercial, el Cinquecento estrenó dos restyling menores, uno en 1993 y otro en 1995.  

Algunas de las novedades más interesantes de estos restyling tuvieron que ver con la gama de motores, ya que se añadió una versión del más potente, que se dotó de inyección electrónica, aunque se redujo ligeramente su cilindrada y su potencia: 899 cm3 y 39 CV. 

El fabricante llegó incluso a experimentar con la electrificación, presentando el llamado Fiat Cinquecento Elettra, una versión 100% eléctrica, dentro de la familia de modelos experimentales Elettra, que prometía unos 100 kilómetros de autonomía y que llegó a ser utilizado en un programa de coche compartido en la ciudad de Roma.   

Cinquecento Sporting, el más deportivo.      

Quizá el Cinquecento más conocido fue el Sporting, una versión deportiva que gozaba de un diseño exterior más llamativo, con paragolpes específicos, llantas de aleación o faros antiniebla, además de un habitáculo más cuidado, con volante e instrumentación deportivos.  

Presentado en el año 1994, equipaba un motor 1,1 litros Fire de 54 CV, asociado a una caja de cambios manual de 5 velocidades, y fue la base para diversos derivados utilizados posteriormente en el mundo de la competición.  

Finalmente, en 1998, la trayectoria del Fiat Cinquecento llegó a su fin, tras siete años de vida y 1.160.000 ejemplares fabricados, aunque su sustituto, el Fiat Seicento, que era una evolución del modelo y compartía plataforma y mecánicas, tomó el relevó.   

Motorizaciones.  

  704 cm3   2   30 CV   120 km/h.
 
  903 cm3   4   41 CV   141 km/h.

1100 cm3   4   54 CV   150 km/h.

Restauración de nuestro Fiat Cinquecento 1996.  


























































































































































































































































































domingo, 24 de diciembre de 2023

En contra y a favor del DNU... @dealgunamaneraok...

En contra y a favor del DNU...


Un amplio rechazo de amplios sectores políticos, sociales, empresarios y sindicales, junto con movilizaciones ciudadanas en distintos puntos del país, fueron las inmediatas respuestas registradas tras el discurso por cadena nacional en el que el presidente Javier Milei sintetizó el contenido del megadecreto de necesidad y urgencia (DNU) diseñado a medida de las grandes corporaciones privadas y mediante el cual se disponen modificaciones regresivas que recaen básicamente sobre trabajadoras, trabajadores y compañías locales, especialmente pymes.

© Escrito por Carlos Heller el sábado 23/23/2023 y publicado por la Revista Acción en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Claro que no todas fueron manifestaciones contrarias a los cambios de reglas propuestos desde la Casa Rosada. Hubo también respaldos entusiastas: de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), la Unión Industrial Argentina (UIA), la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham) y la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, entre otras entidades. A ellos se sumó el expresidente Mauricio Macri y una porción significativa del PRO. 

Elegidos

Acaso esa disparidad de opiniones refleje de modo transparente cuáles fueron los segmentos elegidos para beneficiarse y cuáles los perjudicados, detrás de la maraña de derogaciones de leyes y normas que en muchos casos protegen conquistas históricas o preservan áreas clave vinculadas con el patrimonio estatal y el ejercicio de la soberanía nacional.

La mayoría de los pronunciamientos contrarios al DNU apuntan a su carácter anticonstitucional y antirrepublicano. Tales expresiones se reiteran en gran parte de la esfera política, mientras en el Congreso está en proceso de gestación una oposición amplia al DNU presidencial.

Una síntesis de los cuestionamientos fue expuesta por el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, al sostener que «a espaldas de la división de poderes» se anunció un decreto que «sin necesidad ni urgencia pretende derogar un conjunto de leyes de todo tipo». Así, continuó, «se propone privatizar todo, desregular todo, destruir derechos de los trabajadores, arrasar con sectores completos de la producción, rifar los clubes de fútbol y el patrimonio de los argentinos».

Advertencias similares fueron lanzadas por los gobernadores de La Pampa, Sergio Ziliotto; de La Rioja, Ricardo Quintela; de Río Negro, Alberto Weretilneck; y de Tierra del Fuego, Gustavo Melella, entre otros. 

Flexibilización

La reacción de trabajadoras y trabajadores frente al DNU, en tanto, se originó particularmente por los artículos que anticipan la flexibilización laboral, el límite al derecho de huelga, el recorte de las indemnizaciones por despido y su reemplazo por fondos de cese, la eliminación de multas y penalizaciones a empleadores que no registren la relación de trabajo y la extensión del período de prueba de 3 a 8 meses, entre otros empeoramientos de las condiciones laborales.

Entre los que repudiaron este y otros apartados del DNU (como el que crea las condiciones para privatizar empresas públicas, por ejemplo, Aerolíneas Argentinas) se incluyeron la CGT, la CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma, la UTEP, la Asociación Bancaria, la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA), el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), por citar solo a algunas entidades.

Por otra parte, millones de asalariados, jubilados, profesionales, comerciantes y gran parte de las capas medias de la sociedad sufrirán pérdidas de su poder adquisitivo al suprimirse la Ley de Alquileres, permitir que las empresas de medicina prepaga fijen libremente las cuotas a sus asociados y derogarse las leyes de Abastecimiento y de Góndolas.

También se opusieron al DNU entidades como Industriales Pymes Argentinos (IPA) y la Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme). Hay que recordar que el decretazo de Milei promueve la derogación de la Ley de Compre Argentino y Desarrollo de Proveedores, una herramienta para canalizar el poder de compra del Estado, así como la de Promoción Industrial.

En definitiva, resulta difícil evitar la comparación de la coyuntura actual con la de otras experiencias neoliberales extremas, como las impulsadas por José Alfredo Martínez de Hoz a partir del golpe de 1976, y por Domingo Cavallo desde 1991. Ambas con desastrosos resultados: altos niveles de desempleo y pobreza, enajenación del patrimonio público, fuerte desnacionalización y concentración oligopólica, megaendeudamiento y profundización de la desigualdad social, a partir de la desmejora en la distribución de la riqueza y los ingresos.

Se actualiza en estos días el viejo debate entre los dos modelos de país y la ciudadanía es interpelada sobre el partido a tomar, de modo que las urgencias coyunturales no den paso a desequilibrios aún más profundos y a mayores inequidades.


   

En el medio está la gente... @dealgunamaneraok...

En el medio está la gente...


Patricia está con nosotros, nada malo podrá ocurrirnos. Pablo Temes.

La sociedad sabe que hay crisis y que nada se logra sin sacrificio. El Gobierno precisa lucidez.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 24/12/2023 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


El megadecreto anunciado por el presidente 
Javier Milei el miércoles a la noche debe ser analizado en su fondo, en su forma y en sus eventuales resultados. Respecto de la cuestión de fondo  hay que señalar que su contenido le ha permitido a la sociedad argentina tener la noción clara y la dimensión exacta de la maraña de disposiciones regulatorias que afectan su vida cotidiana. Desde la muy mala ley de alquileres hasta la ley de góndolas y un largo etcétera que, además, han servido para crear una burocracia que alimentó la letal corrupción que se extiende por todo el país. Ejemplo de ello –entre tantos– es el registro automotor, muchos de cuyos titulares son personas vinculadas al poder de los diferentes turnos. Los gobernadores no están exentos de esta crítica. Esto no significa que el Estado no deba tener a su cargo un rol de regulación en situaciones bien puntuales en las cuales grupos dominantes quieran imponer sus condiciones para eliminar todo tipo de competencia. Eso no es lo que ha ocurrido con el Estado elefantiásico que el megadecreto expone. Ese Estado elefantiásico ha, paradojalmente, consolidado la fortaleza de esas posiciones dominantes y favorecido la corrupción.      

En un sistema republicano las cuestiones de forma hacen a su esencia. La división de poderes es un pilar fundamental sobre el que se asienta la estructura institucional de la Argentina. El objetivo de tal condición es claro: evitar que alguien tenga la suma del poder total. En el transcurso de la historia, esa fue una aspiración que tuvieron varios líderes políticos: Juan Manuel de Rosas, Julio Argentino Roca, Juan Domingo Perón, Carlos Menem y, últimamente, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. En el caso de los Kirchner fue esa división de poderes la que evitó que el proyecto chavista que encarnaban se concretara.

Algunos puntos del decreto deben pasar por el Congreso inevitablemente

Los decretos de necesidad y urgencia (DNU) nacieron como un instrumento que, bajo la justificación de una necesidad extrema y excepcional dieron pie a una aberración que permitió al presidente de turno eludir la participación del Congreso en la elaboración de instrumentos legislativos. Menem abusó de los DNU, lo que llevó a que, con un intento de limitarlos, se reglamentara su uso en la reformada Constitución de 1994.  

Imaginemos por un momento que, en vez de Javier Milei, esto lo hubiese hecho la expresidenta. Desde esta columna se estarían exponiendo las mismas críticas. De hecho, destacados abogados profesores de Derecho Constitucional de afinidad ideológica declarada con el actual gobierno no dudaron en calificar a alguno de los puntos del megadecreto como inconstitucional. Por lo tanto, hay algunos puntos del decreto que deben pasar por el Congreso inevitablemente. Si así no fuera, se exponen a que en el futuro un gobierno de signo contrario elimine también de un plumazo lo que hoy se quiere imponer del mismo modo.

Los resultados de todas medidas serán los que terminarán de darles su vigencia. Si los prometidos beneficios se hacen realidad, las ideas de Milei tendrán terreno fértil y cambiarán la cultura política de la sociedad. Si no, retornará lo mismo que se acaba de ir, pero mucho peor. Es un riesgo demasiado grande como para cometer errores de forma que condicionan todo el armado.   

El Gobierno sabe que el momento de acelerar con medidas antipáticas es ahora

“Si el Presidente hubiese enviado una parte del decreto como proyecto de ley al Congreso de la Nación, no tengo dudas de que hubiese tenido mejor recepción general y que habría tenido el apoyo de la mayoría en ambas Cámaras. Estoy de acuerdo con el Fondo de las medidas, pero no puedo aceptar el camino elegido para imponerlas”. La reflexión pertenece a una diputada nacional del ala dialoguista de Juntos por el Cambio y demuestra claramente que las cosas podrían haberse hecho mejor. Al fin y al cabo, parte del peronismo no kirchnerista también habría apoyado las medidas en el Parlamento dejando en soledad al kirchnerismo duro y los sectores más radicalizados de la izquierda. Sin embargo, para el Presidente este DNU es algo más que una batería de medidas políticas. Forma parte de su concepción del poder, y de su batalla contra la burocracia de “la casta”. Victoria Villarruel, desde el Senado, y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, ya están tejiendo alianzas para intentar tomar el control de la comisión bicameral permanente que controla los DNU. En el Gobierno son optimistas y alegan que “en los 40 años desde el regreso de la democracia nunca se rechazó un DNU”. El problema es que esto no termina aquí. Apenas una parte de lo que viene es la ley de reforma tributaria. Son, al menos, 10 capítulos con decenas de artículos que versan sobre el blanqueo, retenciones, posibles moratorias, impuestos internos y la polémica vuelta de ganancias. Quienes conocen el derrotero de leyes, decretos y normas para desregular la economía y todos los aspectos que hacen a la vida en sociedad que eran controlados por el Estado aseguran que el camino será áspero por lo menos hasta fines del mes de mayo. En el Gobierno saben que el momento de acelerar con medidas controvertidas o antipáticos es ahora. La pregunta sigue siendo la misma: ¿podrá la gente de a pie soportar algunas de las consecuencias de estas medidas de apertura? Es cierto que la liberación de precios es consecuencia directa de los desastres del gobierno anterior. La inflación –que recrudecerá al menos hasta marzo– es responsabilidad del gobierno de los Fernández y, en especial, de la irresponsabilidad del exministro candidato Sergio Massa, pero las consecuencias actuales las sufre la gente, y es una incógnita el tiempo que podrán sostenerse en pie ante la llegada del sinceramiento de precios percibido como un ajuste descomunal.

Argentina pelea por volver a ser un país normal. Los 20 años de kirchnerismo hicieron estragos. Se libra una batalla cultural que tendrá en pie de guerra a los Belliboni de la vida, los D’Elía y los Grabois. Lo peor que puede pasar es quedarse a mitad de camino. El Gobierno deberá tener la lucidez suficiente para administrar dos años de tragos amargos. Nada se logra sin sacrificios, pero en el medio está la gente.