martes, 16 de julio de 2013

El relato falla... De Alguna Manera...


Estigmas K...



El relato falla, las insustancialidades oficiales. Los casos de Moreno y Jaime. La verborrea del kirchnerismo para sostener el “relato” ha desnudado en estos días la dimensión creciente de sus contradicciones y sus insustancialidades.

Cómo no mencionar lo contradictorio de quejarse por el espionaje –reprochable– de los Estados Unidos y, por otro lado, defender el Proyecto X, y además nombrar como comandante en jefe del Ejército a un general de Inteligencia –César Milani–, área en la que estas prácticas son el pan de cada día.

Cómo no señalar lo insostenible de criticar a empresarios que se llevaban la plata en pala y, al mismo tiempo, defender a Lázaro Báez, que en su meteórica carrera de la nada a potentado ha demostrado llevarse millones en bolsas de consorcio, bolsones, camionetas y otros etcéteras.

Cómo no subrayar lo desopilante de zamarrear hace unas pocas semanas públicamente a Daniel Scioli –por no hacerse cargo de las cosas, por no tener gestión (inundaciones en La Plata), por no defender a la Presidenta de sus críticos, por querer tener un millón de amigos, por no representar genuinamente el proyecto, por ser hombre de las corporaciones y otras tantas descalificaciones– y ahora ponerlo como mascarón de proa de la campaña de Martín Insaurralde en la provincia de Buenos Aires.

A propósito: a aquellos con quienes Scioli negoció hasta las primeras horas de la tarde del sábado 22 de junio la participación de su esposa, Karina Rabolini, como segunda candidata en la lista que lidera Sergio Massa –una de esas personas es Alberto Fernández– el gobernador les dice que lo que lo llevó a abortar esa movida fue su temor de que le echaran la culpa de la eventual derrota del oficialismo y su convicción de que, tras ello, el Gobierno caería (sic).

En algunas filas del funcionariado nacional se percibe un estado que es producto de una mezcla de fatiga, desencanto y perplejidad.

Allí se observa azoro ante muchos de los dichos de la Presidenta. “Cristina no escucha a nadie”, es la expresión que más circula entre esos hombres y mujeres que pasan sus horas en despachos oficiales, sean de la Casa Rosada o de los distintos ministerios.

Otra cosa evidente es la falta de conducción y de estrategia de la campaña del oficialismo. Los dichos de Julio De Vido del jueves ante un grupo de intendentes K –“los intendentes que pierdan que se olviden de recibir plata”, dijo– representan una manifiesta acción de extorsión política expresada de manera desembozada y abierta. Son, a la vez, un signo de debilidad y también de cierta desesperación.

La apretada configura, además, un manifiesto abuso de los poderes de funcionario público que el Código Penal castiga. Esta práctica forma parte del abecé del manual de usos y costumbres del kirchnerismo.

El día que deje de ser ministro, es altamente probable que a De Vido le aguarde un largo deambular por los pasillos y los despachos de los tribunales de Comodoro Py, en los que se ventilan los casos de corrupción.

En el medio de este “todo vale” que el Gobierno aplicará para su campaña electoral hecha con fondos públicos, es probable que asistamos a la utilización de las Fuerzas Armadas como herramienta proselitista.

Eso es lo que ocurrirá con su participación creciente en estos meses en tareas de asistencia social.

No hay que olvidar que el ministro de Defensa, Agustín Rossi, prometió reeditar el “Operativo Dorrego” desarrollado en 1973, que consistió en tareas de reparación de escuelas, calles y edificios públicos en zonas carenciadas de la provincia de Buenos Aires realizadas conjuntamente por tropas del Ejército e integrantes de Montoneros. Ahora, el lugar de los Montoneros lo tomará La Cámpora.

Otra cosa que se va perdiendo es el efecto de la magia. Antes, Guillermo Moreno sacaba un conejo de su galera y, previo a fracasar, funcionaba por algún tiempo; ahora eso se va acabando.

El pan a diez pesos dura hasta que se acabe el stock. Algunas veces eso ocurre a las 10 de la mañana, y muchas otras, bastante más temprano. Como se ve, muy poco serio.

Los acuerdos de precios son una ilusión vana. Los Cedin entusiasman poco a muy pocos. El dólar blue rebotó y el viernes cerró a 8,30/8,40 pesos. “Me quiero ir” es una expresión que varios ya le han escuchado decir a Moreno. No se irá hasta el último segundo del último minuto del mandato de Cristina Fernández de Kirchner. A sus muchas tareas –en todas viene fracasando– ahora ha agregado la de representante del Gobierno en las asambleas del Grupo Clarín.

Esto también es producto de las malas noticias que la realidad le depara al Gobierno. La medida dispuesta por la Comisión Nacional de Valores es grave y reaviva la embestida del kirchnerismo para intervenir y destruir la única estructura multimediática independiente que existe en la Argentina.

El viernes último fue un mal día para el oficialismo.

Enfrascados en las fantasías del “relato”, en la Babel de Olivos nadie tenía el más mínimo indicio de la resolución que había tomado el juez federal Claudio Bonadio de ordenar el encarcelamiento del ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime.

La sorpresa y la preocupación fueron de tal magnitud que el “Ministerio del Humo” debió salir a las corridas a buscar algo con que contrarrestar el impacto causado por esa noticia.

Por ello, tras recibir un llamado de alguien del Gobierno, la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, debió concurrir a las apuradas a su despacho para emitir su dictamen –favorable al Gobierno– sobre la constitucionalidad de los artículos 161 y 45 de la Ley de Medios.

Jaime le plantea al kirchnerismo un verdadero dolor de cabeza.

El ex secretario de Transporte era un hombre de acceso directo a Néstor Kirchner y a quien el ex presidente defendía a capa y espada, algo de lo cual el senador Luis Juez da testimonio cada vez que le tocan el tema.

El caso de Ricardo Jaime es emblemático de la corrupción que mata, uno de los estigmas del kirchnerismo y de la “década ganada”.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 13/07/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

domingo, 14 de julio de 2013

Lo insustancial, CFK y Sergio Massa... De Alguna Manera...


Insustancial…


“Cristina Kirchner subestima a Sergio Massa como una verdadera amenaza. Cree que la picardía política del intendente es proporcional a su falta de sustancia” (de la columna “Cristina, entre encuestas y dólares”, de Damián Nabot, el domingo pasado en Perfil). 

Probablemente la Presidenta tenga razón acerca de la insustancialidad de Massa, entendiendo por sustancia de la política la ideología. El mejor ejemplo es la estrategia comunicacional de Massa como flamante candidato: fue al programa de Alejandro Fantino (se llama Animales sueltos) y aspira a ir al de Susana Giménez.

No exponerse a responder preguntas de periodistas políticos es una señal. Hay quienes ven en esa actitud de Massa inseguridad y vacío: no sabría qué responder. Y otros lo interpretan como una demostración de fortaleza: no precisa mostrar su sustancia para ganar.

Pero tenga o no Massa sustancia, la insustancialidad de lo que Massa representa se plasma en su ambigüedad ideológica sin importar que sea el resultado de una elección o una limitación.

¿Cómo alguien tan insustancial llega a ser el político con mejor imagen y mayor intención de voto de la Argentina? La perplejidad surge de la idea de mérito, de justificación, de sustancia traducida como virtud. Cristina Kirchner quedó apegada al planteo clásico de la esencia: para Platón, sólo es lo que se encuentra en el mundo de las ideas, lo sensible no tiene ni esencia ni existencia, es pura apariencia; o sea, Massa.

La política electoral es relacional, es como el poder, reducible a una cuestión de posición. 

Las representaciones electorales son como las representaciones lingüísticas. Lo que une la representación con lo representado es arbitrario y convencional.

Tomando la representación política como el significante y lo representado como el significado, se podría apelar al texto canónico Curso de lingüística general del suizo Ferdinand de Saussure, quien sostenía que en la lengua “no había que prestar atención a lo sustancial, a lo sustantivo sino, por el contrario, sólo a lo relacional”.

Saussure funda la lingüística moderna al romper con el enfoque clásico de pensar al signo en relación con aquello que representa, simplificadamente: ningún lazo natural los une.
 
Para Saussure, “el significante lingüístico es incorpóreo, está constituido no por su sustancia material sino exclusivamente por las diferencias que lo separan (de los otros)”.

La lingüística de Saussure se transformó en la disciplina guía del estructuralismo, influenciando múltiples campos (la cultura es un lenguaje), como en la antropología a Lévi-Strauss, cuya teoría de la alianza se basa en el intercambio de símbolos. Todos los fenómenos culturales, desde el arte hasta la política, son sistemas simbólicos de oposiciones binarias.

La significación, dice Saussure, no sale del elemento aislado y de su idea representada, el valor es el resultado de la interdependencia de una significación con otras significaciones que emana de la presencia de cada uno de los elementos dentro del sistema (por ejemplo, hoy Scioli más K que nunca).

Uno de los grandes teóricos de la posmodernidad, Fredric Jameson, calificó a nuestra época como “la tendencia saussureana de sustituir sustancias por relaciones”.
 
En su Curso..., Saussure escribió: “Para determinar el valor de una moneda de cinco francos, poco importa el elemento tangible que le sirve de soporte (hoy reservas en dólares), hay que saber que se la puede trocar por una cantidad determinada de una cosa diferente” (el pan de $ 10 de Moreno, por ejemplo).

El valor de un elemento de un sistema no es el propio fuera de contexto sino en relación con otros elementos con los que comparte el sistema. Lo determinante es el lugar que el elemento ocupa en esa red de relaciones, y nunca es el resultado solitario del elemento sino de la copresencia de todos los demás con los que se relaciona.

Lo único esencial es la relación, nunca el elemento, y esa relación nunca puede ser creada ni modificada sólo por el individuo. “El valor de cada uno de los signos –decía Saussure– es el resultado de la presencia simultánea de los otros”.

Massa no representaría lo que representa si el oficialismo y la oposición previos a su surgimiento no hubieran creado la demanda que Massa viene a representar. “Los valores se definen en oposición a otros valores del mismo sistema y al campo asociativo basado en relaciones de semejanza”.
 
Massa, como significante de la ambigüedad, remite a un concepto multidimensional, a una representación colectiva, donde –parafraseando al semiólogo Christian Metz– “la (in)inteligibilidad del objeto (Massa) se convierte a su vez en objeto”.

Umberto Eco escribió: “La imprecisión, la debilidad y la incompletud no impiden que se hable de código, a lo sumo se hace ambigua la significación y difícil la comunicación”.
 
Massa es signo del vacío político que lo creó. Es, fundamentalmente, producto de Cristina Kirchner, que eligió a un “insustancial” para ser su primer jefe de Gabinete no heredado.

La insustancialidad es un signo de época. No sólo es un atributo de Massa: también lo es de Scioli y de Macri, los tres principales candidatos actuales a presidir el país en 2015.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el viernes 12/07/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

sábado, 13 de julio de 2013

La despedida de Ariel Arnaldo Ortega… De Alguna Manera...


Un Burrito eterno…


Ariel Ortega tuvo su merecido homenaje en el Monumental, que estuvo colmado por más de 60 mil fanáticos de River. Una fiesta del mundo millonario, que despidió y lloró a su último gran ídolo en un partido que quedará en la historia. Hasta siempre.

El término ídolo es para pocos. Apenas para privilegiados o aquellos que trascendieron durante su carrera deportiva y dejaron una huella imborrable. Una marca por siempre. River no es la excepción, y esa denominación tampoco le compete a muchos. A ese lugar han llegado escasos nombres, casi contados con los dedos de las manos. Bernabé Ferreyra, el Charro Moreno, Angelito Labruna, el eterno Amadeo Carrizo, el Beto Alonso, Enzo Francescoli, por citar algunos nombres de la historia millonaria. Y, a ellos, sin lugar a dudas, se puede adosar el de Ariel Arnaldo Ortega.

Sí, ese jujeño que a fuerza de gambetas, de amagues, de golazos y de títulos, se ganó el cariño del hincha de River y el respeto de terceros. Durante este sábado tuvo su merecida despedida en el Monumental, colmado por más de 60 mil almas.


Luego de haber deambulado por otras provincias del país con distintos homenajes, Ortega pudo cumplir su sueño más preciado. El de retirarse y decirle adiós al público que tantas veces disfrutó de sus picardías en ese verde césped de Núñez. Una fiesta de principio a fin, con la presencia de amigos de Ariel. De los compañeros y compadres más cercanos que le brindó la redonda en sus años como jugador.

Y, desde luego, ex camaradas de su querido River. Más la presencia de Ramón Díaz y el Tolo Gallego en el banco de suplentes. Dos entrenadores que lo forjaron en su carrera. Todos, movilizados por él. Por ese pibe que alguna vez vino a Capital desde Ledesma, Jujuy, para probar suerte y ver qué pasaba. Vaya si la decisión fue acertada. Qué hubiera sido de River sin el enorme Burrito. Y qué hubiera sido de él sin la Banda...

¿El resultado del partido homenaje? Anecdótico, sólo quedó de lado. En segundo plano: fue 8-2 con pinceladas de Francescoli, presencia de Gallardo y despliegue de Sorín. Lo más destacado fue la jornada vivida por Orteguita, mimado por todos. Desde los chicos de inferiores que dieron una breve exhibición en el estadio, pasando por las canciones tocadas por el grupo La Mosca, sus familiares (con el emotivo momento de su hijo Tomás convirtiendo un gol), dirigentes de River y, como rasgo más destacado, el calor de todos los hinchas, que jamás olvidarán a este eterno gambeteador, un fiel exponente del potrero argentino. Gracias, Ariel, “nunca te vamos a olvidar”, cantó la gente. Hasta siempre.

Formaciones iniciales:

Amigos de Ortega: N Guzmán; H. Díaz, R. Ayala, S. Domínguez, Sorín; J. Gómez, G. Zapata; ORTEGA; Saviola, Francescoli, Scocco. DT: Américo Gallego.

River Plate: L. Chichizola; Ferrari, Rivarola, Garcé, N. Vivas; Coudet, Astrada, Ponzio; Gallardo; Villalva, Lanzini. DT: Ramón Díaz.


“Esta camiseta que amo”


Ortega se despidió del Monumental con la Banda cruzándole el pecho y las lágrimas corriéndole por el rostro: “Tenía pensado decir mil cosas, pero sólo me sale agradecerles. Y gracias a Dios por hacerme hincha de River”.

Está en el Monumental, en su casa. Porque ni el lujo de Parma, ni las playas de Valencia, ni las excentricidades de Turquía, ni las montañas de Mendoza: el césped de Figueroa Alcorta es su hábitat, fue donde siempre se sintió cómodo. Ahí tenía que despedirse Ariel Ortega. Y con la Banda cruzándole la piel: “Esta camiseta sagrada que amo”, tiró el Burrito.

Abrazado a sus hijos, sintiendo el calor de toda su gente, a Ortega le costó hablarles: “No tengo palabras. Tenía pensado decir mil cosas pero lo único que se me viene a la cabeza es agradecerles, son ustedes los que generaron esto. Y gracias a mis compañeros por estar”, dijo luego de un emotivo video que se mostró en la pantalla del estadio.

“Gracias a Dios por hacerme hincha de River”, dijo Ortega para hacer explotar el Monumental. Para hacer explotar su casa, su gente, y su corazón, pintado con una banda cruzándole el pecho.

Más frases del Burrito:

-"Todo salió diez puntos. Es un momento incomparable, nunca viví nada así. Quiero ir a mi casa con mis hijos a relajar un poco".

-"Fue un sueño que se me cumplió que mi hijo juegue un ratito. Cuando entró e hizo un gol no podía más de la emoción que tenía".

-"Ovacionaron a casi todos, eso también me puso contento. En el vestuario estaban todos contentos".


© Escrito por Maxi Espejo el sábado 13/07/2013 y publicado por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 


Agencia Nacional de Seguridad... De Alguna Manera...


Cómo funciona la Matrix que nos espía…

De ciencia ficcion. La NSA tiene cinco sedes para almacenar y desencriptar cantidades siderales de bytes. En Maryland funciona la más grande. En Utah crearán otra. Foto: Cedoc

Agencia Nacional de Seguridad.  En la mayor central de inteligencia de EEUU, una súper computadora y 20.000 agentes procesan datos mundiales.

Para los agentes y analistas de inteligencia que trabajan en el cuartel general de Fort Meade en Maryland, las siglas de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) significan otra cosa: “Never Say Anything”. En ese lugar, a unos pocos kilómetros de Washington, se erige la mayor central de espionaje de los Estados Unidos, un monstruo orwelliano capaz de interceptar, almacenar y descifrar cantidades siderales de bytes de datos que fluyen en telecomunicaciones de todo el mundo.

La base de la NSA en Fort Meade es el espacio físico donde funciona el sistema de espionaje global que reveló el “topo” Edward Snowden, ahora refugiado en Moscú. La información recogida en Latinoamérica y otros continentes viaja a toda velocidad hacia ese centro neurálgico, donde casi 20 mil expertos clasifican, procesan y desencriptan datos sensibles “para el bien de la Nación”.

Como la Matrix, el panóptico de la NSA tiene su arquitecto. Cuando Snowden aún era un ignoto analista informático en Hawai, la revista Wired –el mensuario sobre cultura tecnológica más prestigioso de los Estados Unidos– entrevistó a William Binney, ex director y fundador del programa de la Agencia para la automatización de sus redes de monitoreo en el mundo entero. Desencantado con las prácticas ilegales de la NSA, el funcionario abandonó su puesto en 2001.
Entrevistado hace seis meses por el periodista James Bamford, autor del libro The Shadow Factory: The Ultra-Secret NSA from 9/11 to the Eavesdropping on America, Binney explicó por primera vez y con detalle cómo funciona el sistema de espionaje mundial que él mismo diseñó durante la administración Bush, y que Barack Obama heredó y potenció.

El programa Prism, célebre desde que se supo que fue utilizado para espiar a países latinoamericanos, es un complemento para llenar “espacios en blanco” del software creado por el experto en criptografía.

Según la descripción de Binney, por los servidores y routers de Fort Meade circula información de todo tipo, desde mails privados y llamadas telefónicas hasta búsquedas de Internet y transferencias con tarjetas de crédito. Para la intercepción, la NSA pinchó centrales de recepción de datos ubicadas en los Estados Unidos y conectadas con el resto del mundo a través de fibra óptica submarina. Para ello contó con la colaboración de gigantes de las telecomunicaciones como AT&T y Verizon.

La capacidad de almacenamiento es asombrosa. Luego del atentado a las Torres Gemelas, la central de la NSA grababa 320 millones de llamadas telefónicas por día sólo en los Estados Unidos, lo que representaba el 80% de sus operaciones globales, y analizaba 10 gigabytes de información por segundo en Internet.

Luego de dejar la Agencia, Binney recomendó públicamente que las acciones se concentraran en objetivos más específicos, pero la NSA rechazó la idea. “Ellos no distinguen, almacenan todo lo que pueden e incluso más”, se resignó el experto.

Más que la intercepción y el almacenamiento, la etapa fundamental del trabajo de la base en Fort Meade es la desencriptación. La mayor parte de los datos sobre transacciones financieras y comerciales, secretos militares y diplomáticos extranjeros y documentos legales confidenciales están encriptados.

De acuerdo con Binney, en los últimos años la NSA hizo enormes avances en el ataque a códigos de protección que utilizan tanto los gobiernos como los ciudadanos comunes. No es casual que el cuartel general de Fort Meade sea el mayor empleador de matemáticos del país.

La Agencia invirtió 896 millones de dólares en la construcción de una “súper computadora”, la segunda más poderosa del mundo, para hacer frente al crecimiento exponencial de los datos almacenados. Al mismo tiempo, la base de Fort Meade centraliza la información que recibe de otras cuatro sedes de la NSA en los Estados Unidos, cada una de ellas dotada con satélites con alcance internacional y con regiones específicas asignadas. Según Wired, los satélites que apuntan a Latinoamérica están en una base de la Fuerza Aérea en San Antonio, Texas.

La NSA planea seguir expandiendo sus tentáculos. En septiembre comenzará a operar otra central de almacenamiento de datos en el valle desértico de Bluffdale, en el estado de Utah. Será una base colosal donde funcionará el mayor centro de espionaje del mundo, y cuya función será descomprimir la cantidad de información acopiada en Fort Meade.

Entre las montañas y junto a un pueblito de ocho mil habitantes, diez mil obreros trabajan en los detalles finales de la mega construcción que costará dos mil millones de dólares.

La instalación tendrá cuatro compartimentos de 25 mil metros cuadrados repletos de servidores. La base será autosostenible: dispondrá de tanques de combustible lo suficientemente grandes como para generar energía durante tres días en caso de emergencia. Se calcula que el gasto en electricidad será de cuarenta millones de dólares por año.

Las medidas de seguridad convertirán a la central de Bluffdale casi en un fuerte: se invertirán diez millones de dólares en prevenciones contra ataques terroristas, que incluyen un cerco diseñado para detener vehículos pesados y sistemas de identificación biométrica.

Nacida como un brazo del Departamento de Defensa luego del ataque a Pearl Harbor, la NSA sufrió varias humillaciones durante la Guerra Fría y un golpe letal en 2001, con el atentado a las Torres Gemelas de Nueva York. Hoy, la agencia busca reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos, aunque siempre bajo aquel viejo lema de espías: “Nunca digas nada”.

© Publicado el sábado 13/07/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
 
En Maryland funciona la más grande. En Utah crearán otra. Foto: Cedoc

En Maryland funciona la más grande. En Utah crearán otra. Foto: Cedoc

Topos Digitales. Snowden era uno de los tantos expertos. Desertó y contó cómo trabajaban. Foto: Cedoc

Topos Digitales. Snowden era uno de los tantos expertos. Desertó y contó cómo trabajaban. Foto: Cedoc

Topos Digitales. Snowden era uno de los tantos expertos. Desertó y contó cómo trabajaban. Foto: Cedoc