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sábado, 13 de julio de 2013

La despedida de Ariel Arnaldo Ortega… De Alguna Manera...


Un Burrito eterno…


Ariel Ortega tuvo su merecido homenaje en el Monumental, que estuvo colmado por más de 60 mil fanáticos de River. Una fiesta del mundo millonario, que despidió y lloró a su último gran ídolo en un partido que quedará en la historia. Hasta siempre.

El término ídolo es para pocos. Apenas para privilegiados o aquellos que trascendieron durante su carrera deportiva y dejaron una huella imborrable. Una marca por siempre. River no es la excepción, y esa denominación tampoco le compete a muchos. A ese lugar han llegado escasos nombres, casi contados con los dedos de las manos. Bernabé Ferreyra, el Charro Moreno, Angelito Labruna, el eterno Amadeo Carrizo, el Beto Alonso, Enzo Francescoli, por citar algunos nombres de la historia millonaria. Y, a ellos, sin lugar a dudas, se puede adosar el de Ariel Arnaldo Ortega.

Sí, ese jujeño que a fuerza de gambetas, de amagues, de golazos y de títulos, se ganó el cariño del hincha de River y el respeto de terceros. Durante este sábado tuvo su merecida despedida en el Monumental, colmado por más de 60 mil almas.


Luego de haber deambulado por otras provincias del país con distintos homenajes, Ortega pudo cumplir su sueño más preciado. El de retirarse y decirle adiós al público que tantas veces disfrutó de sus picardías en ese verde césped de Núñez. Una fiesta de principio a fin, con la presencia de amigos de Ariel. De los compañeros y compadres más cercanos que le brindó la redonda en sus años como jugador.

Y, desde luego, ex camaradas de su querido River. Más la presencia de Ramón Díaz y el Tolo Gallego en el banco de suplentes. Dos entrenadores que lo forjaron en su carrera. Todos, movilizados por él. Por ese pibe que alguna vez vino a Capital desde Ledesma, Jujuy, para probar suerte y ver qué pasaba. Vaya si la decisión fue acertada. Qué hubiera sido de River sin el enorme Burrito. Y qué hubiera sido de él sin la Banda...

¿El resultado del partido homenaje? Anecdótico, sólo quedó de lado. En segundo plano: fue 8-2 con pinceladas de Francescoli, presencia de Gallardo y despliegue de Sorín. Lo más destacado fue la jornada vivida por Orteguita, mimado por todos. Desde los chicos de inferiores que dieron una breve exhibición en el estadio, pasando por las canciones tocadas por el grupo La Mosca, sus familiares (con el emotivo momento de su hijo Tomás convirtiendo un gol), dirigentes de River y, como rasgo más destacado, el calor de todos los hinchas, que jamás olvidarán a este eterno gambeteador, un fiel exponente del potrero argentino. Gracias, Ariel, “nunca te vamos a olvidar”, cantó la gente. Hasta siempre.

Formaciones iniciales:

Amigos de Ortega: N Guzmán; H. Díaz, R. Ayala, S. Domínguez, Sorín; J. Gómez, G. Zapata; ORTEGA; Saviola, Francescoli, Scocco. DT: Américo Gallego.

River Plate: L. Chichizola; Ferrari, Rivarola, Garcé, N. Vivas; Coudet, Astrada, Ponzio; Gallardo; Villalva, Lanzini. DT: Ramón Díaz.


“Esta camiseta que amo”


Ortega se despidió del Monumental con la Banda cruzándole el pecho y las lágrimas corriéndole por el rostro: “Tenía pensado decir mil cosas, pero sólo me sale agradecerles. Y gracias a Dios por hacerme hincha de River”.

Está en el Monumental, en su casa. Porque ni el lujo de Parma, ni las playas de Valencia, ni las excentricidades de Turquía, ni las montañas de Mendoza: el césped de Figueroa Alcorta es su hábitat, fue donde siempre se sintió cómodo. Ahí tenía que despedirse Ariel Ortega. Y con la Banda cruzándole la piel: “Esta camiseta sagrada que amo”, tiró el Burrito.

Abrazado a sus hijos, sintiendo el calor de toda su gente, a Ortega le costó hablarles: “No tengo palabras. Tenía pensado decir mil cosas pero lo único que se me viene a la cabeza es agradecerles, son ustedes los que generaron esto. Y gracias a mis compañeros por estar”, dijo luego de un emotivo video que se mostró en la pantalla del estadio.

“Gracias a Dios por hacerme hincha de River”, dijo Ortega para hacer explotar el Monumental. Para hacer explotar su casa, su gente, y su corazón, pintado con una banda cruzándole el pecho.

Más frases del Burrito:

-"Todo salió diez puntos. Es un momento incomparable, nunca viví nada así. Quiero ir a mi casa con mis hijos a relajar un poco".

-"Fue un sueño que se me cumplió que mi hijo juegue un ratito. Cuando entró e hizo un gol no podía más de la emoción que tenía".

-"Ovacionaron a casi todos, eso también me puso contento. En el vestuario estaban todos contentos".


© Escrito por Maxi Espejo el sábado 13/07/2013 y publicado por el Diario Deportivo Olé de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 


domingo, 17 de junio de 2012

Échale la culpa a River... De Alguna Manera...

Échale la culpa a River...


Como es de todos pero es de nadie, cualquiera puede culpar a River, marcar a River, manchar a River, degradarlo, humillarlo, incendiarlo y enterrarlo.

Como es gigante, pero indefenso, cualquiera puede acusar a River, puede injuriarlo, insultarlo, ofenderlo, difamarlo o escupirle a la cara, porque sabe que River no le puede contestar.

Pobre mi River querido.

Siempre asociado a palabras luminosas, como juego limpio, esfuerzo, deporte, triunfo, belleza, cultura, educación y estilo. Y ahora, ensombrecido, arrastrado, cubierto por mantos de muerte, de sospecha y de infamia.

River es culpable de asesinatos. River incentiva o soborna. River aprieta. River apaña delincuentes. River es cómplice de todas las actividades delictivas imaginables. River es garito, escondite y aguantadero.

River. Única entidad que es culpable aunque se demuestre lo contrario.

Si el 4 de Patronato sale en la tapa de los diarios es por culpa de River. Dice que River lo incentivó. No que tal o cual amigo de River, o jugador o dirigente lo hizo.

Si la banda de gangsters que forma asociación ilícita con agentes de seguridad corruptos o funcionarios, en el mejor de los casos, ineptos, comete delitos y hasta asesinatos, se acusa a la banda roja. A River.

River culpable de muerte. Para asociar con cierto espiral de básico pensamiento que difunden los grandes medios como lógica de este tiempo, el que mata tiene que morir. Entonces... Muera River.

Ese River que le dio brillo a los nombres propios que engrandecieron su historia.

Ese River que no reclama como suya ninguna atajada del gran Amadeo o  del Pato Fillol o de Goyco. Quienes volaban de palo a palo eran ellos... con nombre y apellido.

Mi River no fue mágico, eso fue el Beto Alonso. Mi River abrió sus páginas de gloria para que estampen su firma el inmenZo Francescolli, Angelito Labruna, Ramón, el Burrito y todos los que mostraran su virtuosismo.

Todo lo bueno con el nombre de los protagonistas. Todo lo malo es River.

River, que ya no es millonario. Millonarios son los que con buenas artes deportivas triunfan en River o millonarios son los que con malas artes se aprovecharon de él.

Por eso, como yo soy de River y River es parte de mi identidad., cada vez que lo ofenden me están ofendiendo a mi.

Porque yo no me beso la camiseta este año y el siguiente, si me conviene, me beso la de Al Qaeda Futbol Club.

Por lo tanto exijo que cuando haya acusaciones, sean concretas, a las personas responsables de cada área que corresponda.

Porque cuando hubo desgracias en otros ámbitos de convocatorias multitudinarias, no se acusó al local, ni nadie sugirió ¨suspendan Buenos Aires¨. Hay responsables presos y hasta cayó un jefe de gobierno.

Porque si se produce un incidente brutal, se debe ir seriamente al foco del hecho.

No fue culpable del asesinato de Lincoln el teatro Ford, donde lo balearon. Ni se cerró el Congreso de la nación por el crimen del senador Bordabehere,  defendiendo a Lisandro de la Torre.

Quiero justicia siempre. En mi club, en mi barrio, en mi ciudad. Pero justicia de verdad. Con inteligencia, prevención y responsabilidades.

River es un club donde miles de personas hacen a diario actividades recreativas, deportivas y culturales. Con un colegio con miles de alumnos de todos los niveles educativos.

River no maneja cámaras de seguridad. Lo hace el ente responsable. En los partidos paga miles de efectivos policiales y se contratan cientos privados.

El estadio de River, el más importante del país,  ya estuvo clausurado este mismo año.

¿Sirve eso? ¿Sirve ese u otro castigo a una institución que en verdad es víctima de quienes han usurpado su nombre y sus espacios?

¿No es darle más poder de chantaje y apriete a las mafias, ser cada vez más duros con el club al que ellos lastiman?

Pobre mi River querido.

El de mi abuelo, el de mi viejo y mis hermanos. El de mis hijas y mis nietos.

Aún así, golpeado, devaluado, herido... Vamos River... ahora más que nunca.

Viva River... Mejor dicho... REVIVA RIVER.

© Escrito por Ignacio Copani en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 14 de Junio de 2012