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lunes, 15 de enero de 2018

Macri: “Prácticamente duplicamos el presupuesto del Ministerio de Ciencia y Tecnología”... @dealgunamanera...

Macri: “Prácticamente duplicamos el presupuesto del Ministerio de Ciencia y Tecnología”...

Presidente Mauricio Macri.

El presupuesto de la cartera que dirige Lino Barañao aumentó su participación en el total del gasto estatal y sus fondos subieron nominalmente casi 100% en lo que va de la gestión de Cambiemos. Sin embargo, si se cuenta la inflación de ese período, la ejecución real aumentó entre un 1 y un 10 por ciento.

© Escrito por Martín Slipczuk y Miguel Szejnblum el viernes 12/01/2018 y publicado por el sitio Chequead0.com



El presidente de la Nación, Mauricio Macri, brindó un discurso durante la ceremonia de los premios Houssay, que entrega galardones y homenajea a investigadores y científicos de nuestro país. Luego de referirse a la importancia de la Ciencia y Tecnología para el desarrollo del país, el Presidente remarcó que “prácticamente se duplicó el presupuesto del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva”.

Según los datos de la plataforma “Presupuesto Abierto” elaborados por el Ministerio de Hacienda de la Nación, para el 2016 (último presupuesto aprobado en la gestión de Cristina Fernández de Kirchner) la cartera que lidera Lino Barañao tenía un presupuesto de casi $10 mil millones, mientras que el último presupuesto 2018 le otorga $19 mil millones a dicho ministerio. Así, en los dos años de gestión de Cambiemos el Ministerio de Ciencia tuvo un aumento nominal del 94%, cercano al 100% marcado por Macri.

De todas maneras, el presupuesto de un ministerio puede sufrir cambios en el año, ya sea porque se le aumenten los fondos o se los disminuyan. Si se consideran los fondos efectivamente ejecutados por el Ministerio de Ciencia y Tecnología, a la última semana de diciembre de 2017 estos alcanzaron los $16 mil millones, mientras que en 2015 -último año del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner- ese monto habían sido de $9 mil millones. Se trata de un aumento del 80%, también cercano al mencionado por Macri.

Sin embargo, estos datos de ejecución presupuestaria no tienen en cuenta la inflación que hubo durante los dos últimos años. Al incluir la evolución de los precios, los gastos ejecutados del ministerio que lidera Lino Barañao crecieron aproximadamente un 1% entre 2015 y 2017, tomando el IPC realizado por la Dirección General de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires. Si se toma el otro índice de inflación que fue considerado oficial durante la “emergencia estadística” del INDEC, como es el IPC de San Luis, el aumento es cercano al 10%, lejos de duplicarse como sostuvo el Presidente.

La gran mayoría de los gastos de este ministerio se destinan a dos grandes organismos: por un lado, el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), encargado de promover la ciencia y el desarrollo tecnológico en el país, y en menor medida a la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), responsable de los proyectos espaciales.

“De cualquier forma, para entender cuántos recursos destinó el Estado a la Ciencia en general, es preferible analizar la función ‘Ciencia y Técnica’ que no sólo incluye los montos que van hacia el Ministerio sino también incorpora a otros organismos que nuclean a gran parte de los investigadores del país, como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el de Tecnología Industrial (INTI) o a las universidades”, explicó a Chequeado Fernando Peirano, investigador de la Universidad Nacional de Quilmes y ex subsecretario de Políticas de Ciencia, Tecnología e Innovación del Ministerio entre 2011 y 2015.

Si se analiza la evolución en términos reales de la función “Ciencia y Técnica”, se observa un declive presupuestario durante los dos años de la Presidencia de Macri: entre 2015 y 2017 la ejecución real de esta función (o sea, teniendo en cuenta la inflación) cayó entre un 18% y 10%, según el IPC CABA o el de San Luis, respectivamente. Una fuente alternativa, como es el IPC 9 Provincias -que calcula el Centro CIFRA de la CTA- arroja una caída del 16 por ciento.

“De cualquier manera, generalmente se termina incrementando el presupuesto inicial”, recordó Pablo Kreimer, investigador principal del Conicet. En 2017, el presupuesto se reforzó a lo largo del año en más de $3,5 mil millones, mientras que en 2016 se incrementó en casi $5 mil millones. “Esto es algo que también podría ocurrir en 2018 o no”, concluyó.

Si se toman los números del presupuesto 2018 y se los compara con el presupuesto inicial para 2017, los fondos iniciales para el Ministerio de Ciencia y Tecnología crecerán un 38%, por encima del aumento del total del gasto (18%) y de la meta inflacionaria que propuso el Gobierno del 15% para el 2018. Lo contrario sucede con la función de “Ciencia y Técnica”, cuyos fondos inciales aumentarán un 12%, por debajo de la suba del gasto total y de la inflación esperada.

Finalmente, si se tiene en cuenta relación del gasto ejecutado relacionado con la Ciencia en relación con el gasto total estatal o el tamaño de la economía -PBI-, la relación mejoró bajo la gestión de Cambiemos si se tiene en cuenta el Ministerio de Ciencia y Tecnología, aunque empeoró si se tiene en cuenta la función “Ciencia y Técnica”. Igualmente, en ningún caso duplicó su participación como marcó el Presidente.

Este chequeo surgió de un pedido de nuestros lectores en WhatsApp. Contactanos en el (011) 3679-0690.






sábado, 12 de diciembre de 2015

Simbolismos de una transición agitada… @dealgunamanera...

Simbolismos De Una Transición Agitada…


Macri deshace con gestos el discurso oficial. A veces, un gesto puede más que mil palabras. La política no se hace con gestos, pero previo a asumir un cargo de tan alta responsabilidad como el de Presidente de la Nación, las pequeñas y no tan pequeñas decisiones del futuro Jefe de Estado pueden poner a la luz un estilo y una determinada escala de valores y jerarquía de prioridades.

© Escrito en jueves 10/12/2015 por Rafael Eduardo Micheletti y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Así como en su momento se habló mucho de los gestos del Papa Francisco en los primeros días de su pontificado, sin ánimo de equiparar ámbitos ni personalidades, se pueden analizar los gestos que ha tenido hasta ahora Macri en el muy breve pero a la vez intenso tiempo intermedio entre su triunfo electoral y su asunción. Los mismos no han servido sólo para marcar un estilo personal, sino también para pulverizar en un muy breve período de tiempo el andamiaje simbólico que quedaba en pie de lo que ha sido el discurso oficial en la última década.

¿Se puede decir que unos cuantos gestos del presidente electo han bastado para demoler lo poco que quedaba del famoso “relato”?

Para empezar, más allá de algunas pocas excepciones, Macri ha conformado un gabinete con muy alta capacidad técnica. De esta manera, destruyó en un abrir y cerrar de ojos el mito oficialista de que la política es siempre y solamente sinónimo de militancia. Macri no designó militantes, no se cerró en su círculo íntimo ni se rodeó de incondicionales. Pensó en poner al frente de la Argentina los que para él eran los mejores. Demostró que su discurso sobre el “trabajo en equipo” no es un simple eslogan.

Otro gesto importante del flamante presidente electo fue realizar de inmediato una conferencia de prensa de verdad, con preguntas libres, y prometer (habrá que ver si lo sostiene) que se lleven a cabo en forma regular durante su mandato. Este pequeño pero poderoso gesto marca una ruptura importante con el populismo: el gobernante no es dueño de la verdad y su poder no le confiere derechos sino obligaciones. Debe rendir cuentas al detalle de cada cosa que hace con el poder que el pueblo soberano le presta.

Con una movida magistral, Macri dinamitó el discurso según el cual él venía a destruir todo lo hecho por el gobierno saliente, a romper en todos los frentes y a instalar un retorno al pasado. Mantuvo en su puesto al ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, prestigioso científico artífice de uno de los pocos aciertos que puede mostrar Cristina en medio de tanta pérdida de credibilidad. Esto va de la mano con el desarrollismo predicado por Cambiemos, muy lejos de la suerte de elitismo materialista que pretendieron endilgarle.

Como si todo lo anterior fuera poco, el líder Qom, Félix Díaz, con quien Macri se había reunido durante la campaña firmando un acta compromiso, decidió levantar el ya legendario acampe en la 9 de Julio cuya persistencia se debía a la iracunda negativa de Cristina a recibirlo. Lo hizo en medio de una fuerte crítica al kirchnerismo, al cual tildó de “discriminador”. ¿No era acaso que la líder populista tenía una conexión especial con los excluidos, que el populismo era el mejor vehículo para procesar demandas sociales insatisfechas y que Macri era sinónimo de represión, exclusión y discriminación? ¿Tan rápido se dieron vuelta los papeles?

Otra ruptura con Cristina fue el fuerte ritmo de trabajo que ya le imprimió Macri a su gestión, incluso antes de asumir. A pesar del muy escaso tiempo que tuvo luego de la ardua campaña antes de la asunción, ya se puso a trabajar a toda máquina, reuniéndose con su gabinete, dando conferencias de prensa y viajando a países vecinos como Brasil y Chile al efecto de restaurar relaciones bilaterales tan deterioradas durante el kirchnerismo. La política ya no se trata de quedarse con los brazos cruzados, negar los problemas (como la inseguridad y la inflación) y victimizarse echando culpas para afuera, sino de arremangarse y trabajar; de no perder el tiempo que es del pueblo.

Tanto pasó en tan corta transición, que también hubo tiempo para la polémica. Casi como queriendo darle crédito a la teoría de Nelson Castro sobre la enfermedad del poder de Cristina, la mandataria saliente se enfrascó en un inexplicable capricho al pretender alterar dos tradiciones institucionales: que el paso de mando se hace en la Casa Rosada (como incluso lo ha reconocido el propio kirchnerismo a través de su lamentable dibujo animado “Paka-Paka” orientado a adoctrinar a los chicos) y que, en todo caso, se le reconoce al presidente entrante la facultad de elegir los pormenores de la ceremonia que lo inviste. Frente a este desquicio y atropello, Macri se plantó, transmitiendo y quizás adelantando una suerte de firmeza en lo tocante a la defensa de las instituciones tan vapuleadas por el gobierno saliente. Al parecer, si Cristina persiste en su sinsentido, la entrega del bastón de mando será protagonizada por la Corte Suprema.

Además de rodearse de ministros probos con peso y criterio propio, Macri también hizo su primera reunión de gabinete, demostrando un cierto estilo de diálogo y colegialidad que había brillado por su ausencia con Cristina y con los caudillismos en general. De nuevo, el presidente no es el dueño de la verdad y más importante que hablar es saber escuchar.

Por último, sin pretensión de exhaustividad, se puede mencionar como gesto de peso el hecho de que el primer viaje de Macri fue a Brasil, donde mantuvo un diálogo muy cordial con Dilma Rousseff, quien lo recibió en su despacho como si se tratara de un presidente en funciones. Macri ha generado una gran expectativa en la región en relación a la posibilidad de restaurar relaciones amistosas y constructivas de Argentina con sus vecinos. Otra vez, ¿no era que el kirchnerismo bregaba por la unidad latinoamericana y Macri por el imperialismo y el colonialismo?

Claro que todos estos son apenas gestos de alguien que ni siquiera asumió, pero si son tantos en tan poco tiempo y resultan consistentes, bien puede tratarse de un adelanto de lo que será la gestión de Macri al frente del Estado nacional. Lo que sí está claro, más allá del grado de confianza o esperanza que el presidente electo nos genere a cada uno, es que, si quedaba algo en pie del discurso oficial, Macri lo barrió con apenas un simple soplido causado por una seguidilla de decisiones de sentido común en una muy corta transición de mandatos presidenciales.





domingo, 29 de noviembre de 2015

Diferenciarse… @dealgunamanera...

Diferenciarse…

A puro pedal. Dibujo: Pablo Temes

El presidente electo, Mauricio Macri,  es la contracara de CFK. Oportunidades y viejos riesgos.

Macri llegó a la quinta de Olivos con las mejores expectativas. Resonaba aún en sus oídos la cordialidad del diálogo que había mantenido con la Presidenta la noche del domingo. “Estaba contenta por cómo se había desarrollado el primer ballotage de la historia en la Argentina”, había señalado el presidente electo en la conferencia de prensa del lunes 23 por la mañana. Macri esperaba una conversación en la que quedaran establecidos los términos en los que se desarrollaría la transición. Tal vez fue el haberse ilusionado con ese escenario lo que ahondó la sorpresa y el azoro que le produjeron los veinte minutos que duró la conversación. En ese lapso, se encontró con una persona –Cristina– que dominó todo el tiempo la conversación a lo largo de la cual exhibió una conducta dual: en unos momentos se dirigió a él utilizando un trato distante y admonitorio llamándolo “ingeniero”, y en otros lo hizo en forma más informal y cordial; ahí Macri pasó a ser “Mauricio”. En ambos casos la jefa de Estado fue terminante al señalar que no había necesidad de implementar una transición.

En la derrota, Scioli recuperó algo de su buena imagen. Tuvo dignidad la noche de la elección al reconocer sin dilaciones el triunfo de su rival y demostró voluntad de convivencia cuando decidió abrir las puertas de su gobierno para facilitar la transición a su reemplazante, Vidal. Cuando el tiempo pase, el candidato del FpV tal vez explique qué lo llevó a embarcarse en una campaña tan agresiva contra Macri, circunstancia que lo desperfiló tanto que terminó siendo negativa para él. Con Scioli cobró vida una vez más la maldición de Ugarte (para otros se trata en verdad de la maldición de Alsina) según la cual ningún gobernador de la provincia de Buenos Aires puede acceder por medio de elecciones a la presidencia de la Nación. Hay otra lección que deja su caso: nadie puede llegar a ser rey estando siempre de rodillas.

A la Presidenta y al núcleo duro del kirchnerismo les cuesta aceptar la derrota electoral del domingo pasado. Conociendo las conductas de la jefa de Estado, nada de esto puede extrañar. Dejar el poder será una dura experiencia para ella. Haberlo ejercido durante ocho años de una manera cuasi monárquica no hizo más que exacerbar su personalismo con rasgos de narcisismo, que se fue acentuando a lo largo de todo este tiempo.   

El presidente electo recibirá una pesada herencia que lo obligará a tomar medidas de fondo desde el comienzo de su mandato. Eliminación del cepo en el menor tiempo posible, reducción y eliminación de las retenciones a las exportaciones agrícolas con la excepción de la soja, aumento del 100% del mínimo no imponible, son los ingredientes fundamentales de las decisiones que se tomarán en las primeras horas del nuevo gobierno.  

Macri volvió a la idea original de quitar la gradualidad y aplicar un shock de medidas. El y Prat Gay están convencidos de la necesidad de terminar con el cepo entre diciembre y enero. El presidente electo está obsesionado con cumplir sus promesas. Por ello conminó a los integrantes del grupo económico que le habían asegurado que el cepo se podía levantar de inmediato que lo hagan lo antes posible.

Desde 1983 ningún gobierno no peronista logró finalizar su mandato

Lo mismo intentará hacer con la quita de retenciones a los productos del agro, aunque en un plazo levemente mayor. Hay expectativa por ver cómo impacta la medida ya que ello podría impulsar los precios en el mercado interno porque, al tener vía libre para exportar, los productores buscarán obtener una mejora de los precios en el mercado local. El primer error económico del equipo de Macri fue creer que los precios ya están actualizados en torno a un dólar de $ 15. Por eso es que en estos días se observa un aumento de los valores en casi todos los rubros. Este es un delicado asunto al que el nuevo gobierno le deberá prestar mucha atención. Por otro lado, se sabe que hay un trabajo intenso en el marco internacional. La designación  de Susana Malcorra como nueva canciller ha sido un acierto. Barack Obama, dio una señal muy clara de apoyo a la Argentina por ser un gobierno latinoamericano que democráticamente optó por alejarse del populismo. Eso abriría las puertas a la ayuda que llegaría del Tesoro norteamericano.

Los primeros pasos de Macri marcan una clara intención de regenerar un espíritu de pluralidad y convivencia que indican una diferencia clara y contundente con las formas y los métodos utilizados por el kirchnerismo. Fue todo un símbolo que el primer acto que desarrolló el presidente electo haya sido la conferencia de prensa sin restricciones del lunes por la mañana. La confirmación de Lino Barañao como ministro de Ciencia es de un gran valor no sólo como idea de reconocimiento a cosas que el kirchnerismo hizo bien, sino también como intento de establecer políticas de Estado que se continúen más allá de quien gobierne. La reunión con gobernadores electos de la oposición –Juan Schiaretti de Córdoba, Héctor Gutiérrez de Neuquén, y Julio Casas de La Rioja– habla de una relación distinta con las provincias, basada en el diálogo y no en la metodología del palo y la zanahoria en boga a lo largo de todo el kirchnerato.

Desde 1983 ninguno de los dos gobiernos no peronistas logró finalizar sus mandatos. Tanto Raúl Alfonsín como Fernando de la Rúa dejaron inconclusas sus administraciones a causa de la crisis de gobernabilidad que los afectó. La consecuencia de tal desbarajuste fueron las presidencias de Carlos Menem y las de los Kirchner, que gobernaron con tintes absolutistas y buscaron perpetuarse en el poder indefinidamente. Por ello, el gobierno de Macri representa una gran oportunidad para que la Argentina recupere la posibilidad de la alternancia, pilar sin el cual la democracia republicana queda reducida a una entelequia.

Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 29/11/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.