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sábado, 30 de marzo de 2019

Hijos del dólar… @dealgunamanera...

Hijos del dólar…
El camino correcto. Nicolás Dujovne. Dibujo: Pablo Temes.

Ni Peña ni Dujovne se espantan con las tasas como en tiempos de Sturzenegger.

© Escrito por Roberto García el sábado 30/03/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hijo del dólar, hasta el propio Macri parece en privado con la guardia baja. Como buena parte de la quejosa población, según las encuestas y en sintonía general con la zozobra patológica del país.

Aunque en público, o con otros testigos, como si fuera el Jano de los dos rostros, el Presidente presume de una energía basada en anabólicos, quizá ficticia. Pero a prueba de sus propios socios, sin contagiarse de los radicales que rozan la infidelidad o el daño rupturista, fluctuante, de Elisa Carrió.

También son ellos hijos del dólar y del teorema verde: cuanto más crece la divisa, más se alejan del Gobierno. Si hasta el endeble corazón oficialista se trastorna por la posible pérdida de poder y ronda fantasías diversas: de suspender la reelección presidencial a cederle esa candidatura a María Eugenia Vidal o, como variante de resultado conjetural, incorporar una mesa de decisiones y modificar un gabinete anodino. En particular, a su relevante jefe, Marcos Peña, en dúo con Nicolás Dujovne, quienes hoy se sostienen como gemelos.

Notable y gracioso el cambio de Peña, al menos con relación al nefasto 28 de diciembre, en que junto a Mario Quintana liquidaron a Sturzenegger porque las tasas estaban demasiado altas. Esta semana, con tasas en nivel superior, desconocen aquel episodio traumático y les prometieron a banqueros locales y extranjeros –bajo el insólito apercibimiento de que nada deben comentar de los encuentros– mantener esa garantía para domesticar a un dólar, por más endemoniado que se presente, para que no se dispare en los próximos meses. En ese ejercicio les va la vida.


El aguante. “Hay que aguantar”, como manda pregonar Macri replicando a Churchill, amparado en dos supuestas certezas. Una, económica: ya pasaron los estertores de los idus de marzo y la matemática monetaria del FMI se encargará de evitar una corrida bancaria (que, hasta ahora, justo es advertirlo, no se registra en los depósitos).

Y, si no alcanza, habrá una asistencia probable de la Reserva Federal. Gracias, Trump, padre del dólar, antojado en la estabilidad para que no vuelva Cristina y se reproduzca una experiencia populista durante su mandato en la Argentina. Hasta se arriesga un número si fuera necesario: 20 mil millones de dólares. 

Por supuesto, frente al rumoreo, Dujovne aplica su cara de “yo no fui” que mejor le sale en la pantalla. La otra garantía es política: el convencimiento, la seguridad, de que Cristina habrá de competir en octubre –consagrando una polarización que el oficialismo imagina a su favor–, lo que le permite a Macri levantar apuestas en ese sentido, pagando el doble o el triple a quienes dudan de esa posibilidad.

Debe suponerse que lo informan bien sus cuestionados servicios de inteligencia. Mientras, la viuda sigue sin hablar, sirviéndose de un clásico de Neruda para mejorar en los sondeos: “Me gustas cuando callas, porque estás como ausente”.

Por convicción, registros informativos o irresponsabilidad, el mandatario confía en mantener el aguante, el “modo pausa” de su gobierno.

Por convicción, registros informativos o irresponsabilidad, el mandatario confía en mantener el aguante, el “modo pausa” de su gobierno, antes de que en diciembre haya que pagar obligaciones brutales o “todo se pueda ir a la mierda” como graficó en castellano antiguo el economista Melconian.

De ahí que no abandona ni altera, a pesar del disgusto por los continuados índices negativos de la economía, esos rituales deportivos y lúdicos, sistemáticos, que parecen calcados de la actividad distractiva que caracterizó los mandatos de Carlos Menem: golf, tenis, fútbol o naipes. Si hasta copió otro hábito del riojano: casi ninguno de la administración, salvo excepciones, se integra a esos ejercicios que, para él, deben servirle para la armonización espiritual, recreos impostergables que realiza con amigos, camaradas, profesionales, en su vasta mayoría ajenos a la Casa Rosada.

Aunque esa pasión, si así puede definirse, difiere de Menem en otra evidencia: entonces, los pasatiempos se cubrían con el peso específico de los ministros, cuya envergadura –al margen de los gustos y resultados– no se cuestionaba. De Cavallo a Di Tella, de Bauzá a Dromi, de Corach a su hermano Eduardo, por citar un lampazo de la memoria.

La hora de las culpas. Aun con un gabinete más amplio, mayor cantidad de colaboradores y seguramente por su escasa generosidad política, Macri no dispone de esa cobertura intelectual. A duras penas se distinguen en la multitud Peña o Dujovne, cuya fama se acumula más por los agravios que reciben que por las virtudes expuestas.

Muchos de los que comparten entretenimiento con Macri, amigos del difunto Franco, han entendido esa denigración inesperada como un acto poco comprensible en un hijo

Pero el mundo de la distracción, reservado, poco conocido en nombres, también agrega dificultades. Opinan menos que los de Menem, pero se revuelven de ira ante situaciones no previstas.

Como la admisión del Presidente, en un reportaje, de que su padre recién muerto había delinquido con la obra pública: por lo menos, lo rebajó a la categoría de corrupto. Muchos de los que comparten entretenimiento con Macri, amigos del difunto Franco, han entendido esa denigración inesperada como un acto poco comprensible en un hijo.

Incluso si, como alguno  sospecha, no fue improvisada, producto de una traición del inconsciente o sugerida por un terapeuta. Más bien suponen que esa confesión innecesaria, gratuita –ya que poco añade a lo que ya se conocía del padre– ha sido recomendada por sus consejeros de marketing, planeada, al punto que el equipo de Carrió se montó para felicitarlo por su grandeza para reconocer faltas familiares y demostrar la transparencia del mandatario.

Deben entender que esa actitud suma votos en su porfía legítima contra la administración pasada de Cristina, plagada de fechorías, y a quien quizá con justicia se la culpa por lo que hizo y, ahora, se la culpa por lo que presuntamente hará. Un disloque de iluminada anticipación, casi sin antecedentes, hijo del vaivén del dólar y del terror que implica su corrida ascendente.



sábado, 19 de enero de 2019

Recalculando Electoral (I) - Todos en contra y a favor de Lavagna… @dealgunamanera...

Recalculando Electoral (I) - Todos en contra y a favor de Lavagna… 
Lavagna en Cariló estos días. Fotografía: Revista Noticias

Confirmando que muchas veces lo que se dice es una proyección de lo propio, Elisa Carrió le dijo “viejo”. “Yo competí con Lavagna y él ya era grande. Hay que dejarles lugar a las nuevas generaciones. No tiene ni físico para gobernar, que deje al hijo y se deje de jorobar”.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 19/01/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Desde el kirchnerismo Alberto Fernández salió a decir que “a Lavagna lo están proponiendo para dividir la elección y llevarse un 15% de votos, están haciendo lo imposible para que Lavagna se convierta en un candidato atractivo”, pero “ningún candidato de Alternativa Federal puede ganar las elecciones. Hoy en día, si Macri quiere polarizar con Cristina Kirchner, pierde”.

Periodísticamente lo instalaron Perfil, el primer medio que le dio la tapa, y Noticias: Operación San Lavagna: el tapado del círculo rojo

Las coincidencias en la crítica del kirchnerismo y Cambiemos son sintomáticas, a ambos Lavagna les genera cierta inquietud.

Confirmando, también, que se alardea de lo que se carece, voceros del Gobierno salieron a ningunearlo y dijeron a Ambito Financiero que “Lavagna no es un cisne negro de la política”, en textual respuesta a la primera tapa de un medio sobre su candidatura a fin de diciembre pasado en Perfil, escrita por Gustavo González justo con ese título: Lavagna: el cisne negro de Macri y CFK. Y agregaron: “Nos conviene que juegue, nos sirve que haya muchos candidatos peronistas no kirchneristas de entre 8 y 12% de los votos, ese caudal va a ir luego a Macri en la segunda vuelta”.

Con la insolencia de la  ignorancia acostumbrada, ven a “Lavagna como el sustituto ideal del desinflado Massa” porque funciona como “una colectora de votos antikirchneristas para el ballottage: “Necesitamos otro candidato que refuerce la teoría de los tres tercios”.

Pero hasta hace poco el macrismo no apostaba a los tres tercios, sino a los dos medios, aprovechando la polarización y ganar en primera vuelta sin ballottage gracias al miedo que genera la ex presidenta. Si como el Gobierno dice “Lavagna no modifica el escenario electoral”, algo lo modificó y Lavagna sería una de sus consecuencias. A los fines no modifica el hecho de que hubo un cambio de escenario, y tanto el Gobierno como el peronismo no K y el kirchnerismo están recalculando su escenario electoral. Y no solo a Alternativa Federal (el peronismo no K) le surgió un candidato, también al socialismo de Santa Fe y al radicalismo disidente de Cambiemos.

Santa Fe es un túnel de viento perfecto porque allí siempre hubo tercios: el socialismo, Cambiemos y el peronismo. Con el peronismo unido entre el kirchnerismo representado por Agustín Rossi y el peronismo tradicional, por Omar Perotti. En las elecciones de 2017 acordaron que Perotti no le presentaba competencia a Rossi en las listas para diputados y que en 2019 Rossi no le competía a Perotti en una interna para gobernador. Pero apareció como precandidata a gobernadora otra María Eugenia, Bielsa, a quien ubican como más cercana al kirchnerismo pero salió a decir que Lavagna no sería un mal candidato.

Quienes apoyan a Lavagna en la provincia en broma imaginan que tanto el socialismo como el peronismo lleven como candidato presidencial a Lavagna en Santa Fe, haciendo un todos contra Cambiemos, dos tercios desafiando a Macri.

Santa Fe, al igual que tantas provincias donde no gobierna Cambiemos, desdobló las elecciones y se vota primero a candidatos provinciales y, luego, junto con la boleta a presidente, a legisladores nacionales.

Por eso no solo el socialismo de Santa Fe empuja la candidatura de Lavagna, para poder poner a sus candidatos a diputados nacionales junto a un candidato presidencial que no sea ni Cristina Kirchner ni Macri, sino también los nueve gobernadores peronistas de Alternativa Federal, muchos de los cuales se aseguraron su reelección provincial desdoblando las elecciones pero temen quedar prisioneros de Cristina Kirchner en la lista de legisladores nacionales al ir junto a la de presidente, si no encuentran un candidato nacional con algún arrastre.

Dilema que enfrentan, entre otros, gobernadores como Schiaretti en Córdoba, Gustavo Bordet en Entre Ríos, Mariano Arcioni en Chubut, y aunque él mismo no pueda ser reelecto, Juan Manuel Urtubey en Salta. Y otros a ser reelectos que, dependiendo del contexto, podrían estar con un candidato no kirchnerista, como los peronistas de Chaco, Domingo Peppo, y de San Juan, Sergio Uñac, quien a pesar de haber acordado con el kirchnerismo en su provincia fue uno de los primeros en sacarse una foto con Lavagna y decir que “tiene todas las condiciones para ser presidente”.  

El gobernador de Santa Fe dijo de Lavagna, después de visitarlo en las playas de Cariló, que “es una de las pocas figuras de la política argentina que genera consensos y que tiene en su haber el mérito de haber sacado a la Argentina de una crisis muy parecida a la que estamos viviendo, y de haberlo hecho con éxito. Un gran candidato a presidente porque es una figura de consenso, prestigiosa y valorada por los ciudadanos”.

Después, quien visitó a Lavagna en Cariló fue Miguel Ángel Pichetto, quien en la misma línea dijo que “tiene una lucidez extraordinaria, es un hombre comprometido con la realidad, es muy activo y dinámico.

Lleva muy bien su edad. Hay una tendencia en el mundo a la elección de hombres experimentados, el presidente de Estados Unidos (Donald Trump) está por cumplir 73 años”. Pichetto puso énfasis en desarmar el ataque a la edad de Lavagna.

El mejor ejemplo fue la foto de Pichetto con Lavagna calzando sandalias con medias y bermudas que se convirtió en trending topic de Twitter por lo anticuado de la combinación. Pero quienes salen a criticarlo creyendo que con eso dañan la candidatura de Lavagna deberían tener cuidado de no estar potenciándolo, como sucedió con Trump, Bolsonaro y otros candidatos de signo ideológico contrario, como es el caso de Lavagna, quienes, mientras eran ridiculizados en algunas características de su personalidad, subían en las encuestas.

Con un par de fotos veraniegas y un look demodé se viralizó. ¿Habrá demanda por salir de la grieta?

Tanto hizo Cambiemos por lucir moderno, nuevo y cool que asoció esos significantes con el macrismo como significado. Y todos los votantes que opinen que el Gobierno fracasó, tanto porque instrumentó una política económica equivocada como quienes crean que  Cambiemos hace lo que hay que hacer pero lo hace mal, y por uno u otro camino asocie macrismo con fracaso, podrán –por oposición– asociar los significantes opuestos a algo positivo.

Con o sin medias, Lavagna se adueñó del verano político, en contra o a favor todos pasaron a hablar de él. No es poca cosa en donde solo había lugar para la polarización Macri-Cristina. Pero falta mucho, y entre lo mucho ver quiénes pagan los 50 millones de dólares que cuesta una campaña presidencial.

Continúa mañana con: "Recalculando electoral (II). El tobogán de Massa y el socialradicalismo"



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