Milei Hnos: el factor psicológico…

Junio 2022 – Septiembre 2025. Hace tres años que
medios como Noticias y PERFIL explican una red psicológica que hoy derrama
consecuencias económicas y políticas. Fotografía: CEDOC - Perfil.
Durante los dos años de
gestión de alguien que, como Milei, se reconoce loco (“pero no boludo”), es
posible que cierto establishment político, empresarial y mediático haya
considerado “una locura” no alinearse con él, en medio de una oficialitis
generalizada. Lo habrán hecho por sentirse parte de ese clima festivo que ronda
los primeros tiempos de cada gobierno, o por creer que ir en contra de esa
corriente mayoritaria hubiera puesto en riesgo sus intereses.
Quienes votaron a Milei
lo hicieron movidos por dosis similares de angustia y esperanza. Pero quienes
dedican su vida a analizar la realidad, porque de ello depende el futuro del
país y el suyo propio, son responsables de haber fingido demencia todo este
tiempo.
Hoy más que nunca Suscribite
O creyeron que
naturalizar la locura los salvaría o leyeron mal la realidad. O ambas cosas.
Porque, como ocurre siempre en estos casos, terminarán siendo ellos los chivos
expiatorios cuando la sociedad cargue las culpas en cuerpos ajenos. Puede que
ahora intenten despegarse de lo que ayudaron a construir, pero se recordará
cuánto aplaudieron al poder de turno.
Empresario:
“Vos sos el Presidente. Entendé que no podés decirnos que quien decide es el
Jefe, tu hermana”
“Psicología única”. Hace apenas tres
meses, Martín Varsavsky (*), uno de los empresarios que desde el principio aplaudió
a Milei, escribió un revelador texto sobre la “psicología única” del jefe de
Estado. Allí contó encuentros en donde notó en este hombre “una intensidad que,
lejos de ser un defecto, es la clave de su éxito”: “Su personalidad agresiva,
casi volcánica, es al mismo tiempo su motor y su escudo. No es diplomático: es
una fuerza disruptiva (…) En la era del eufemismo, Milei es literal. ¿Brusco?
Sí. ¿Necesario? También. Es una anomalía que encajó perfectamente en una
coyuntura histórica que exigía cirugía mayor”.
Link:
Lo que Varsavsky
explica en palabras cuidadas y con espíritu celebratorio, es lo que se oyó
estos años en la intimidad del círculo rojo: “El tipo está loco, pero es el
loco que hoy se necesita.”
El eufemismo de “la
psicología única” para describir la “personalidad agresiva, casi volcánica” de
Milei, implica que –si la Argentina necesitaba que la gobernara un “loco”–
habría que haber contemplado en la ecuación el riesgo de inestabilidad que eso
significaba. Y que tanto se evidencia en su gestión.
El país de los Milei se
convertirá probablemente en un caso de estudio de cómo las psicologías de dos
personas pueden constituir un factor clave de la política y la economía de una
Nación.
Secuelas. Por un lado, la
crueldad y paranoia del hermano mayor se traduce en un destrato constante hacia
las víctimas del ajuste. También hacia quienes fueron sus aliados políticos,
sospechados de supuestas deslealtades y conspiraciones varias: desde la
vicepresidenta y funcionarios propios hasta Mauricio Macri y los gobernadores.
Ese comportamiento
generó este creciente resentimiento social y político.
Social, de la mano de
sectores como el de los jubilados, universitarios, empleados públicos o el de
la discapacidad, molestos no sólo por ser afectados directos del ajuste sino
por la forma ofensiva con la que se los trata. Son los que hacen oír su voz en
protestas cada vez más masivas, y en recitales, canchas y redes sociales.
Y resentimiento
político, de parte de dirigentes que fueron humillados y que ahora huelen la
sangre de la debilidad oficial y ya no confían en nuevas promesas.
A las particularidades
presidenciales, se le agrega la psicología de una hermana menor que toda su
vida entendió y contuvo la vulnerabilidad del primogénito. Previo al ingreso a
la política, esas cualidades le alcanzaban para acompañar la soledad y la congoja
de alguien que había sido tan abusado.
A cambio, Karina
ejerció sobre su hermano el poder que le dio ser “imprescindible” para él. Ella
lo convenció (o se convencieron juntos) de que la necesita para comunicarlo con
su fallecido perro Conan y con Dios.
El Jefe. Ese calificativo nació
mucho antes de la llegada de los Milei a la Rosada. Sólo que, a partir de
entonces, ser el jefe del Presidente implica ser la verdadera Presidenta.
Quienes trataron con
ambos desde el comienzo, reconocen las particularidades psicológicas de esa
relación.
Un importante
empresario que mantenía un vínculo cordial con Milei cuenta que, tras el
balotaje y antes de asumir, le organizó una reunión con otros empresarios. Fue
en el Hotel Libertador, perteneciente a Eduardo Elsztain, uno de los hombres de
negocios que más alienta a este Gobierno.
Para sorpresa de los
presentes, ante algunas de las preguntas de los empresarios, él respondía: “Eso
lo tengo que ver con el Jefe” o “Me parece bien, hay que hablarlo con el Jefe”.
Al finalizar, el
organizador del encuentro se acercó a Milei y le dijo: “Con todo respeto
Javier, vos sos el Presidente. Entendé que no podés decirnos que quien decide
es otra persona.”
Milei se lo quedó
mirando y le respondió: “Los que no entienden son ustedes. Ella es Moisés.”
Hoy, hasta dentro del
Gobierno hay funcionarios que dicen, medio en broma medio en serio, que Javier
es el ministro de Economía de Karina. La realidad es que son dos hermanos
llevados a gobernar por una mayoría social (más el sustancial apoyo de aquel establishment)
que los eligió para romper con todo lo conocido.
Milei:
“Los que no entienden son ustedes. Ella es Moisés.”
Además de las
cuestiones pscicológicas, los predecibles problemas que sobrevinieron desde el
primer día fueron ocasionados por no contar con la mínima experiencia en la
materia ni con equipos preparados para afrontar tamaño desafío.
Poder bicéfalo. Recién
ahora se acepta que esa es la estructura de poder bicéfalo que gobierna al
país. Una explosiva combinación de inexperiencia de gestión con desequilibrios
emocionales de cierta magnitud.
Era razonable suponer
que los Milei (motivados por el extremismo ideológico y un designio místico, y
cebados por una historia personal que los volvió impiadosos y agresivos) no
serían los más indicados para generar confianza y previsibilidad. Es lo que medios
como Noticias y PERFIL advierten desde que ellos comenzaron a transitar sus
carreras políticas.
Pero es un paso en
falso más de una lección que no se termina de aprender. No habrá cambios
sustanciales y de largo plazo sin acuerdos que incluyan a mayorías sólidas y
permanentes, y a sus representantes políticos.
Como ya quedó
demostrado en la historia argentina, un núcleo social duro de un 25%-30%
conducido por un liderazgo extremo y dogmático, puede ser suficiente para
llegar al poder. Para lo que nunca servirá es para garantizar las
transformaciones profundas y duraderas que se necesitan.



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