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sábado, 23 de enero de 2016

Víctor Hugo en la era de Mauricio... @dealgunamanera...

RadioKut… 

Víctor Hugo, Cynthia García y Alejandro Apo comen pizza. Twitter Víctor Hugo Morales

El futuro del periodista dependerá del futuro del kirchnerismo: si se va diluyendo mes a mes o si puede pelear un lugar perenne en la política.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 17/01/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Macri debería conseguirle un nuevo trabajo a Víctor Hugo en otra radio para demostrar que no hubo censura. Cristina Kirchner hubiera podido ayudarlo pidiéndole a Cristóbal López que lo contratara para el mismo horario –la segunda mañana– en Radio 10 ya que hubo versiones sobre que González Oro no iba a continuar en 2016. Pero ya le habrían renovado el contrato para seguir de 9 a 12 a partir del 22 de febrero.

Aunque alicaída, la otrora “radio más potente del país” tiene alrededor de 15 por ciento de la audiencia de AM mientras que Víctor Hugo, en Continental, tenía 9 por ciento.

Otra posibilidad es que Cristina Kirchner les pida a sus amigos dueños de Electroingeniería que tomen a Víctor Hugo en radio Del Plata, donde podría subir su audiencia actual, que orilla el 5 por ciento del total de AM. Quizá también se tenga que apurar porque hay versiones sobre que la señal de cable 360 TV Digital de Electroingeniería se la estarían vendiendo a Daniel Hadad porque ya no querrían seguir perdiendo dinero en medios, al no tener expectativas de nuevas licitaciones de obras públicas que ganar del Poder Ejecutivo Nacional, y en ese caso pudieran vender su radio. También es posible que vendan su canal pero conserven radio Del Plata para defender la continuidad de la construcción de las dos represas en Santa Cruz, en sociedad con chinos ahora cuestionados.

Quienes están más cansados aún de perder plata con medios en Argentina son los españoles de Prisa (diario El País, Editorial Santillana, Cadena Ser de radios) porque radio Continental tiene ventas de alrededor de 3,5 millones de pesos mensuales y costos mayores a 5 millones mensuales. En un año pierden 20 millones, casi la mitad de lo que venden. Y decidieron cambiar.

En 2015 concluyeron su relación con su anterior gerente general, Nicolás Yocca, en su reemplazo pasaron de Editorial Santillana a Ramiro Vega y contrataron un nuevo director artístico, Julián Echeverría, quien en el mismo puesto en radio La Red logró superar a Continental en audiencia y desplazarla al cuarto puesto.

Prisa y Albavisión fusionaron sus radios argentinas: 55% para los españoles y 45% para los mexicanos

Además, Prisa se asoció con Albavisión, la empresa del mexicano Remigio Angel González González, apodado “el Fantasma”, dueño de decenas de radios y canales de televisión desde México hasta Tierra del Fuego (Albavisión, en homenaje a su esposa Alba Elvira Lorezana) y que en Argentina tiene Canal 9 y varias radios. Prisa y Albavisión fusionaron recientemente sus operaciones de radio en Argentina: Continental, 40 Principales e Imagina por los españoles, y Aspen, RQP y Arpeggio por los mexicanos, quedando Prisa con el 55 por ciento de las acciones y Albavisión con 45 por ciento y a cargo de la venta de publicidad, que realiza en conjunto con la de Canal 9.

Radio Continental perdió la mitad de su participación en total de la audiencia AM después del conflicto con el campo: en 2009 tenía 15 por ciento del total (su promedio histórico) y se redujo al 7 por ciento en 2015. Con el programa de Fernando Bravo alcanza el 9,5 por ciento de toda la audiencia, con el de Víctor Hugo el 9 por ciento y con el de Nelson Castro menos del 7 por ciento. 

En la radio lo atribuyen al choque de ideologías entre Nelson y Víctor Hugo. 

Con la nueva gestión (decidida cuando pensaban que en 2016 el presidente sería Scioli) apuestan a revertir esa situación estirando a Nelson Castro hasta las 10 de la mañana (como Longobardi, que pasó de 6 a 9 en Radio 10 a de 6 a 10 en Mitre), después María O’Donnell, pasado el mediodía, con la primera aparición de Mariano Closs, quien dejaría de estar en radio América, luego Fernando Bravo, nuevamente Closs en lugar del programa deportivo Competencia, que hacía Víctor Hugo de 19 a 21, y a la noche con Paulino Rodrígues.

El incumplimiento de asistencia en el programa deportivo Competencia fue el argumento alegado por radio Continental para despedir con causa a Víctor Hugo porque sostienen que, de las dos horas del programa, iba pocos minutos y dejaba solo a su equipo la mayor parte del tiempo. Excusa que seguramente no exculpará a Prisa/Albavisión de tener que pagar una indemnización a Víctor Hugo de alrededor de 5 millones de pesos. Pero podría haber sido más de 100 millones de pesos, la indemnización récord en la historia de la radiofonía argentina, si hubiera contado la antigüedad de treinta años de Víctor Hugo en la radio.

No sería así porque en la gestión del director general anterior, Nicolás Yiocca, se habría resuelto la contingencia de casi tres décadas de Víctor Hugo como contratado, lo que la ley laboral pena con el doble de indemnización y otras multas, con un acuerdo indemnizatorio privado homologado en el Servicio de Conciliación Laboral Obligatoria (Seclo) del Ministerio de Trabajo, por el cual Víctor Hugo se comprometía a no hacer reclamos por todos los años anteriores en los que estuvo contratado, pasando a partir de ese momento a ser empleado en relación de dependencia. A cambio, Víctor Hugo habría cobrado 8 millones de pesos del año 2014, pero en un juicio podría haber reclamado mucho más: Rolando Hanglin, con la mitad de la antigüedad que Víctor Hugo, un solo programa y una remuneración menor, le ganó a Continental en 2006 una indemnización equivalente a casi 2 millones de dólares de la época.

Víctor Hugo ya había anticipado parte de su indemnización en 2014. Ahora le quedaban sólo los últimos dos años

Fuentes de radio Continental cuentan que tenían estimado en 60 millones de pesos esa contingencia y que lograron el ventajoso acuerdo gracias a la intervención del gobierno kirchnerista, que les habría adelantado pauta de publicidad oficial para pagar esos 8 millones con el compromiso de que firmaran un contrato donde Víctor Hugo mantuviera sus dos programas hasta fin de 2016, año especialmente simbólico para él porque cumpliría medio siglo como relator (la transmisión radial de partidos de fútbol ya no es más rentable y los nostálgicos que bajaban el sonido del televisor para escuchar el de la radio muchas veces ya no pueden hacerlo por el delay, una de las tantas causas por las que periodistas deportivos destacados –Fantino hoy– migraron a la política).

Eso en parte explicaría por qué las nuevas autoridades de radio Continental asumieron el costo económico del despido actual: porque ya no sería una indemnización de treinta años sino sólo de dos, y siendo así le corresponderían dos sueldos de indemnización por sus dos años de antigüedad, seis sueldos de indemnización especial por el Estatuto del Periodista y cuatro sueldos por preaviso no cumplido, alrededor de doce sueldos, que a 400 mil pesos que sería su remuneración promedio mensual, daría esos 5 millones de pesos, que podrían llegar a 7 millones con vacaciones no cobradas, aguinaldo proporcional y otros eventuales cargos.

Fuentes de radio Continental cuentan que después de la primera vuelta electoral de octubre del año pasado, conociendo que Scioli no había ganado por la diferencia esperada, Víctor Hugo les comentó a las autoridades de la radio que estaba cansado de cobrar sólo un tercio de su remuneración porque el 30 por ciento iba al embargo del juicio que le ganó Clarín por haber difundido un partido sin derechos en el año 2000, y el 35 por ciento se le descontaba de impuesto a las ganancias. Y habría mencionado la posibilidad de negociar la salida anticipada de su contrato hasta fines de 2016 porque las indemnizaciones, a diferencia de los sueldos, no pagan impuesto las ganancias, pero que luego no mencionó más esa posibilidad, que para las nuevas autoridades de la radio habría sido una salida ideal y menos ruidosa.

Algunas fuentes radiofónicas consultadas critican las maneras “militares” del despido de Víctor Hugo: con escribano, tratando de prohibirle que vaya a su estudio y se pueda despedir de su audiencia, como hubiera correspondido después de tantos años. Pero todas coincidieron en considerar económicamente racional la decisión de radio Continental de no continuar con Víctor Hugo en 2016, de la misma forma que opinaron que si el presidente hubiera sido Scioli Prisa/Albavisión no hubiera tomado esa medida, habría apostado a tener más publicidad oficial del gobierno nacional y, recién a fin de 2016, al finalizar su contrato, comenzar un proceso de reducción de su protagonismo en la radio.

Si Continental lograse recuperar su identidad de radio de clase media empalmando en el horario central, que es la mañana –donde se concentra el 70 por ciento de la venta de publicidad–, a Nelson Castro con Fernando Bravo, sumándole a este último algún columnista político de diarios, como en su momento fue Leuco, podría en cierto tiempo ir recuperando su participación histórica (o parte de ella) sobre el total de la audiencia, y en un contexto de distribución de la publicidad oficial profesional, con Macri y no con Scioli, los 5 o 7 millones que le costaría la indemnización de Víctor Hugo los recuperaría adelantando un año la reconstrucción del posicionamiento de radio Continental.

De los ingresos publicitarios de Continental, 30 por ciento son productos para el campo, donde la radio tiene mucha llegada por su ubicación al comienzo del dial, y Víctor Hugo producía rechazo en ese sector. Agregan, quizá para justificarse, que ni él mismo puede vender los seis PNT que tendría por contrato mientras esperan que Mariano Closs venda diez PNT por tres horas de programa, y que, a 5 mil pesos cada uno a lo largo de veinte días, sume un millón de pesos mensuales de ingresos. Otro punto importante para comprender la decisión de Prisa/Albavisión es que ya no precisa, como sí en la época kirchnerista, del Gobierno para que le apruebe el traspaso de acciones porque ya tiene todos los papeles en orden.

Si el kirchnerismo quiere un micrófono que lo defienda, no hay voz más potente y convencida que la de Víctor Hugo

Respecto del futuro de Víctor Hugo, las fuentes no tienen las mismas coincidencias. Están quienes hasta creen que podría quedar sin un programa importante para siempre, como les pasó a otros grandes de la radio a cierta edad, y quienes creen que sería un éxito una radio de centroizquierda en un ecosistema mediático que, por la llegada de Macri, mayoritariamente se corrió a la centroderecha (la misma jugada que hizo Hadad con Radio 10 a fines de los 90, cuando todas las radios eran progresistas y se desmarcó con una de derecha) y en esa radio Víctor Hugo podría ocupar un lugar estelar.

Equidistantes están las fuentes más profesionales: los estratégicos creen que un medio de comunicación duradero no se construye apelando a tener la ideología que sea más conveniente en cada momento sino generando ventajas competitivas profesionales, sustentables y duraderas más allá de quién gobierne. Y los tácticos creen que, aunque una radio de centroizquierda pudiera ser exitosa, el problema de Víctor Hugo no es ideológico sino psicológico, que es “un periodista militante personal”, que sólo quiere hablar de sus obsesiones y siempre vuelve recurrentemente a lo mismo; exagerada e irónicamente lo sintetizan en que “cada cuatro palabras dice Magnetto”. Fuentes de la actual radio Continental cuentan que Víctor Hugo se negó al informativo de la media hora porque no quería que lo cortaran (en el resto de Continental ya hay dos noticieros por hora) y tampoco aceptó aggiornar la música que se pasaba.

Radios con un posicionamiento donde Víctor Hugo no desentonaría hay varias: además de las mencionadas Radio 10 y Del Plata, podrían considerarse también radio El Mundo, vinculada a Julio De Vido a través de su ex secretario José María Olazagasti; la AM 750, del gremialista Víctor Santa María (fuentes cercanas al sindicato de encargados de edificios lo desmintieron); la radio de las Madres de Plaza de Mayo, y las radios de Szpolski/Garfunkel (América y Splendid, entre las AM). Sobre este último grupo kirchnerista, vale agregar que también se menciona a Daniel Hadad analizando la compra de CN23, eligiendo, entre 360 TV Digital y CN23, la que sea entregada con menos personal (ambos canales tienen hoy entre 140 y 180 personas).

El futuro de Víctor Hugo también dependerá del futuro del kirchnerismo: si se va diluyendo mes a mes o si quiere y puede pelear un lugar perenne en la política.

Si así fuera, después de Cristina Kirchner, la voz de Víctor Hugo es la más potente y no tiene “el modelo” mejor orador que defienda sus ideas con mayor convicción. Si el kirchnerismo precisara un micrófono que promoviera sus posiciones, nadie mejor que Víctor Hugo. 



viernes, 23 de agosto de 2013

Todos Golpistas… De Alguna Manera...


Todos Golpistas…


Existe una subespecie del padrón electoral que sostiene no ser kirchnerista, pero que cree que hay muchas cosas que se hicieron bien y que por eso los vota. Algo así como el que te dice que no tiene problemas con el alcohol, sólo le gusta abrazarse a los postes de luz cada vez que sale de joda. O el que te tira que, más allá de conocer a todos los trabucos del bosque de Palermo, no es gay.

Sujetos simpáticos, putean a Amado Boudou por hacerle daño a la imagen de la década ganada, y a Julio De Vido porque hay que putearlo. De Guillermo Moreno sólo les molesta que mienta con la inflación, aunque está claro que los medios monopólicos exageran con la misma y que, en caso de existir, es culpa de los comerciantes. Cuando se les pregunta por el patrimonio de la Presidente, se relajan y afirman que la justicia ya se expidió y no pudieron probar nada. Obviamente, se trata de la misma justicia a la cual habría que democratizar.

Dicen no mirar 678 ni prestar atención a los somníferos escritos por Carta Abierta, dado que los consideran argumentos progres que no suman nada. Precisamente por ello, no se hacen cargo de la demencia senil de Orlando Barone, como tampoco cuentan las denuncias de Sandra Russo o Cynthia García cada vez que dan rienda suelta a las sospechas de complot de sectores financieros que buscan controlar la economía.


Bajo el manto sagrado que brinda hacerse bien el boludo, el “simpatizante afín pero no kirchnerista”, junto con su primo hermano, el kirchnerista crítico, sostienen que todos estos factores le hacen daño al proyecto, pero que no hay que prestarles demasiada atención, dado que hacerlo es prenderse en el juego que busca desgastar la figura de Cristina. Este delirio de ser y no ser choca de frente con un punto básico: quién eligió a Amado Boudou, quién banca a Julio De Vido, quién paga los salarios de 678, quién defiende a Moreno. Y es que se trata de la misma persona que se jacta una y otra vez de ser la única que da las órdenes y de que nada de lo que pasa en su gobierno se hace sin su aprobación.

Para evitar que algún trasnochado perdiera el rumbo en medio de la facilidad que brinda no hacerse cargo nunca de nada, la Presi puso blanco sobre negro en su discurso del miércoles pasado en Tecnópolis, el cual debería ser enmarcado como máximo exponente del evangelio de la Iglesia del Cristinismo de los Últimos Días, dado que fue una apología pornográfica de todos los latiguillos con los que sus santos devotos han intentado convertirnos.

A menos de diez segundos de empezar su exposición, la Presi afirmó que sin los diez años de gobierno kirchnerista, no habría futuro en la Argentina. El cliché de que “el país no termina en la General Paz” se vio un poquito limitado después de las PASO, así que se trasladó a “el país no termina en el Islote Blanco al sur de Tierra del Fuego” y ahora hay que festejar que se ganó en la Antártida, donde habitan un puñado de estatales que dependen de la buena voluntad de Balcarce 50.

Al poner las cosas en orden, cada vez que D’Elía trata de yanki a Sergio Massa son solo “afirmaciones aisladas que no representan al conjunto”, pero Cristina tiró que en Wall Street están contentos con el resultado. En este sentido, cada vez que un sátiro de las veinticuatro cuotas sin interés nos dice que no importa que Abal Medina hable del pasado habiendo sido parte de la Alianza, dado que “es sólo su opinión”, hay que mostrarle que la Presi dijo que todos los demás son el pasado, menos su gobierno. Por supuesto, al momento de recibir la justificación de que el desprecio al que no los vota por parte de la prensa oficialista, hay que tirarles que la Presi sostiene que los votantes no cuentan, ya que ella quiere reunirse con los que no están en las listas.

Entre pucheritos, hombritos y montoncitos con los dedos, Cris hizo gala de sus profundos conocimientos en materia económica al sostener que “en economía cuando vos le das a uno es porque le dejaste de dar a otro, no hay ninguna otra posibilidad”. Obviamente, la generación de riqueza no entra en su cabecita lacrada y ni hace falta calentarse para preguntarle cómo cree que existen países que mantienen su calidad de vida a pesar de la constante expansión demográfica. También tuvo tiempo para enseñarnos que la costumbre de comprar dólares llegó con Martínez de Hoz en los setenta, algo que no me atrevería a cuestionar, dado que pocas personas deben saber tanto como Cristina sobre la gestión del rey de la 1050.

Luego de insultar a todo el arco opositor -y a sus votantes- dijo que quería debatir sin agravios, mientras algunos se preguntaban a quién le hablaba cuando decía que las deudas “las generaron ellos en anteriores gobiernos”, si el que ganó la provincia fue Jefe de Gabinete de su gobierno, asesorado económicamente por el ministro de Economía de Néstor Kirchner y el presidente del Banco Central que puso el difunto expresidente.

El estado de felicidad del kirchnerismo se tradujo en optimismo, las palabras tranquilizadoras de la Presi también sumaron su aporte y, en los últimos días, pudimos ser testigos de la buena onda que reina en el gobierno y de la seguridad que sienten por el futuro que les depara. Luego de que el programa Periodismo Para Todos pusiera al aire un informe en el que mostraron que Cristina paró en el paraíso fiscal Seychelles en su viaje a Vietnam, el Secretario General Oscar Parrilli emitió un informe en el que cuidó las formas protocolares del caso -Sicario Mediático de Magnetto Jorge Lanata, número de matrícula en trámite- y en salvaguarda del orden institucional, por lo que tildó de garcas a los miembros del Poder Judicial y afirmó que las denuncias son sólo con fines de promover la violencia, dado que la estadía en la paradisíaca isla se debió a una “escala técnica”. Y tiene razón: todos los que vamos a Vietnam paramos en el Atalaya de Seychelles para comprar medialunas, otros prefieren el Minotauro de las Maldivas.

Menos de veinticuatro horas después, Parrilli volvió al ruedo para poner paños fríos y afirmó que Clarín le hace la campaña a Sergio Massa, que el que está loquito y nervioso es Lanata y que todas estas denuncias son para que la gente crea que Cristina gusta del lujo y preside un gobierno corrupto. Todas cosas que nadie pone en duda, dado que la eterna empleada estatal multimillonaria compra la ropa en los outlets de avenida Córdoba y que en la totalidad del arco kirchnerista no existe nadie que no se haya quedado jamás con algún que otro centavo.

Sincronizada, la diputada Juliana Di Tullio dijo que los que ganaron las elecciones democráticas en realidad lo hicieron para dar un golpe institucional a la democracia. Se ve que las técnicas cambiaron y lo que antes se lograba con tanques y militares, ahora se hace con votos y señoras metiendo un sobre en una urna.

Para finalizar el fin de semana a todo trapo, la Presi también se hizo eco del informe de Periodismo Para Todos y tiró la bronca en Facebook, al denunciar la impunidad de los que denuncian la impunidad. También afirmó que todo lo que se dice en contra del gobierno es para atacar la memoria del que ya no puede defenderse, o sea de Néstor.

Respecto de esto último, habría que aclarar algo: morir no salva. El hecho de contar con un impedimento permanente para ejercer la auto defensa no implica que no se pueda investigar ni contar lo que haga falta contar. Es una verdad un poco idiota como para tener que aclararla, pero la condición permanente de estar mirando al cielo por el resto de la eternidad, no es causal que justifique la inmediata suspensión de una investigación.


Además, resulta extraño que no se pueda hablar mal de quien no puede defenderse, pero sí se pueda decir que si Belgrano viviera, abrazaría al Modelo de Crecimiento de Villas de Emergencia con base en impresión de billetes, y todo sin que nadie se ofenda por la ausencia de opinión de don Manuel. Del mismo modo, se puede crear un Instituto Revisionista Histórico para que indague en la vida de personas que, por cuestiones biológicas, se encuentran impedidas de poder expresar su parecer sobre lo que dicen de ellos. También es posible decir que Julio Roca era un genocida, que Domingo Sarmiento fue un entreguista, o que los de la generación del 80 tenían tatuados al Tío Sam en las nalgas, que a nadie le preocupa ese temita de que no puedan defenderse.

En mi humilde modo de entender las cosas, que no se pueda siquiera sospechar cómo es que una mina que viajaba en bondi desde Tolosa hasta la facultad haya llegado a convertirse en multimillonaria sin haber ganado diez veces consecutivas el Quini 6, por el sólo hecho de que su marido ya no se pasea entre nosotros, no es más que un mecanismo pedorro en busca de la compasión.

No importa si la pesaban, no importa si se llevaron hasta los sobrecitos de azúcar, no importa si la juntaron con palas mecánicas. Lo único que importa es que Néstor se murió y no puede defenderse, como si no pudieran defenderlo los que supuestamente saben “la verdad”, como si Cristina fuera Kay Adams y nunca hubiera sospechado cómo es que vivían como millonarios con el sueldo de un gobernador, como si hubiera pasado los últimos cuarenta años de su vida en estado catatónico sin preguntarse cómo es que el jardinero llegó a tener una empresa o qué fue lo que pasó con el chofer municipal que terminó al mando de medios de comunicación.

Independientemente del detalle de que Néstor se vio imposibilitado de viajar a Seychelles en enero de 2013 por razones de público conocimiento -se ve que a Cristina le llegan tarde las denuncias y se queja de las bóvedas con delay- lo cierto es que cambiaron la forma de encarar la campaña. La denuncia del último domingo podría haber sido ignorada como ignoraron todas y cada una de las anteriores -convengamos que tampoco fue lo más grave que se haya dicho del oficialismo- pero acusaron recibo de un modo sobreactuado.


Decidieron colocarse en víctimas de un orden superior a todo -como sostiene el docente Luis D´Elía al afirmar que Magnetto gobierna el país desde el 24 de marzo de 1976- que busca impedir que el kirchnerismo se prolongue en el tiempo, que intenta que la gloriosa juventud monotributista no pueda lograr la liberación, que pretende que el país vuelva a épocas oscuras, como cuando gobernaban los jefes de Abal Medina, Diana Conti, Deborah Giorgi y Nilda Garré, o como cuando Cristina, Néstor, Aníbal Fernández y Julio Alak eran tan oficialistas que sólo les faltaba hablar turco, o como cuando César Milani jugaba al poliladron versión 220.

Como forma de recuperar votos, esto de tratar de idiotas a todos los que no los votaron, no creo que garpe mucho, aunque sí sirve de botón de muestra para que vayamos viendo qué nos espera en los últimos dos años de esta concatenación de cagadas empíricas, delirios fundacionales y choreo orgánico que hemos denominado kirchnerismo.

Martes. No todo puede justificarse.

PD: No jodan con que la cuenta de twitter de la Casa Rosada fue hackedada. La próxima, traten que la community manager no se confunda de cuentas en un ataque de nervios.

© Escrito por Relato del Presente y publicado el martes 20/08/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

viernes, 9 de noviembre de 2012

8N, contra el relato, De Alguna Manera...


Contra el relato...

8N. El jueves, frente al Obelisco, miles de banderas argentinas reclaman inclusión emocional y pertenencia al pueblo para todos aquellos que no son kirchneristas.

“¿Y usted por qué está acá?”, preguntaba sin cesar la periodista Cynthia García, del programa 6, 7, 8, a cada uno de los manifestantes del 8N que alcanzaba con su micrófono. Un intento de explicación racional por parte de la TV Pública tan loable como infructuoso, porque no hay palabras que resuman los sentimientos. Sería igualmente inasible preguntarles a los manifestantes de un acto peronista por qué están allí y qué medidas concretas apoyan. Todas las respuestas serían parciales, incompletas. Pero esa imposibilidad de sintetizar en palabras no quita mérito –es más, se lo amplía– a la corriente de afecto que los convoca. Wittgenstein, el gran filósofo del lenguaje, sostuvo que lo más valioso de su Tractatus era lo que no se podía explicar con palabras, pero igualmente emergía de su libro.

El malestar y el bienestar son subjetivos y tienen causales inconscientes, como todo saber no sabido. Lo que no impide al malestar y el bienestar existir objetivamente.

Para leer bien el mensaje que dejaron los manifestantes del 8N hace falta trascender la relación figurativa entre el lenguaje y el mundo. Hay que apelar a la hermenéutica –ese arte de interpretar y traducir– más que a la epistemología, con sus requisitos de razón. Es extraño que justo el kirchnerismo, que es tan afecto al mito para sí mismo, quiera aplicarles a los otros sólo lógica. La ideología siempre se pareció más a la religión que a la ciencia.

Con sentido crítico, la multitud del 8N repitió en sus individuos palabras como “inseguridad”, “cepo”, “Moreno”, “re-reelección” y hasta “fragata Libertad”. Pero la suma de esas palabras no explica la emoción que los movilizaba. Freud, en El malestar en la cultura, escribió que “un sentimiento sólo puede ser fuente de energía si a su vez es expresión de una necesidad imperiosa”.

Más allá de todas sus diferencias (Multitud abstracta se tituló la columna de Horacio González en Página/12 tras el 8N), los aglutinó una necesidad imperiosa que es existencial: sienten que el relato les quita la condición de pueblo y reclaman para sí también esa pertenencia.

El relato oficial estigmatiza a todos aquellos que no son kirchneristas, quienes pasan a ser ignorantes o garcas. Gente que no comprende porque está alienada por los medios o egoístas que se niegan a compartir sus privilegios. Si el amor engendra amor, el desprecio y –peor aun– el asco también cosechan su siembra.

El relato tiene un gran defecto. Al pretender exculpar al pueblo de nuestra decadencia, precisa crear un antipueblo dentro de la propia población condenando a una parte importante de la sociedad a un exilio interno, como si se le quitara su ciudadanía. La que pretende recobrar en actos como el 8N con sintomáticas apelaciones a la bandera y al estribillo de “si éste no es el pueblo, el pueblo dónde está”.

Hay una angustia con objeto; por ejemplo, el temor a que otro colapso económico vuelva a empobrecerlos o a padecer un hecho de inseguridad. Pero hay una angustia sin objeto que es aun más dolorosa, y que en este caso es la del efecto canónico del relato, que estupidiza o maligniza a quien no lo comparte.

Para el relato hay un afuera que se robó la prosperidad argentina y necesariamente unos colaboracionistas internos que son traidores a la patria. ¿Qué ciudadano puede resignarse tanto tiempo a una condición tan penosa?

Para Hegel, la necesidad más básica era la del reconocimiento, algo que no precisarían los animales, la que nos hace humanos y dependientes de la consideración de los otros. Eso reclamó el 8N.

Para leerlo bien, el Gobierno tendría que superar su habitual análisis materialista. Molesta tanto la mentira del Indec como la inflación. La soberbia, el autoritarismo, el goce y el maltrato generan tanta aversión como los errores concretos que pretenden ocultar detrás de su prepotencia.

El relato creció hasta el punto de hacerse insoportable y ocupar todos los espacios. La omnisciencia de un relato que sabe todo y explica todo crea una sensación de opresión que permite traducir qué quieren decir los manifestantes cuando hablan de dictadura. La misma movilización del 8N demuestra que no existe una dictadura política, pero existe una presión psicológica que genera esa sensación en la mente de muchos argentinos.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el vienes 9 de Noviembre de 2012.