Papelón
sin precedentes…
Javier Miley. Dibujo: Pablo Temes.
La vorágine vertiginosa del
ritmo de vida de Milei le jugó una mala pasada en el escándalo de la estafa
cripto.
© Escrito por el Doctor Nelson Castro el sábado 15/02/2025 y publicado
por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

El
Gobierno terminó la semana envuelto en un halo de euforia. Tuvo razones para
hacerlo: el 2,2% de inflación de enero que publicó el Indec –el índice más bajo
desde julio de 2020, en plena pandemia–, la media sanción del proyecto de ley
de Ficha Limpia por parte de la Cámara de Diputados luego de un debate –si es
que se puede llamar así a lo que pasó el miércoles en el recinto de la Cámara,
que dio vergüenza– y el avance en las gestiones en el Senado para lograr el
nombramiento del juez federal Ariel Lijo como ministro de la Corte Suprema. Sin
embargo, no todo el transcurrir interno del Gobierno fue lineal.
El martes, tanto el ministro de Economía como también el
Gobierno en general estuvieron en el centro de una ola de rumores que
sacudieron incluso a varias usinas de operaciones que anidan en el poder, en
donde circuló con fuerza la versión que hablaba de la renuncia de Luis Caputo.
En realidad, las versiones eran muchos más brutales –que es como son en general
las cosas en este gobierno–: no se hablaba de una renuncia, sino que lo que se
decía era que Milei lo había echado por propiciar –se entiende que en algún
diálogo privado cuyos ecos habían llegado a oídos del jefe de Estado– la evaluación del peso frente al dólar.
Coincidentemente,
durante esas horas Caputo estaba visitando la sede de la Unión Industrial
Argentina en donde, con elegancia y firmeza, rechazó todas las insinuaciones
destinadas a obtener algún guiño a favor de la depreciación del peso.

Hoy más que nunca Suscribite
El ministerio supo de esta operación. Por eso, después se
encargó de tirar por tierra esta versión que algunos creen que fue fogoneada
por sectores internos del mismo oficialismo, en donde no todo es amor. Por lo
pronto, ese día ya habían volado el titular de la Anses, Mariano de los Heros,
que ya venía malherido por un carpetazo que le había propinado Cristina
Fernández de Kirchner a causa de su viaje a México en tren de vacaciones, y
Sonia Cavallo por ser la hija del Domingo Cavallo, caído en desgracia por haber
criticado al Presidente.
La tarde-noche de furia que se vivió en la Cámara de Diputados
en la sesión del miércoles, en la que se le dio media sanción al proyecto de
ley de Ficha Limpia explica el porqué del desprestigio imparable de la
dirigencia política, hecho que también afecta al oficialismo. Nadie prestó la
más mínima atención a lo que se debatía y lo que se decía. Poner en duda el
valor y la importancia de la ficha limpia es como discutir el sexo de los
ángeles. ¿Quién, sensatamente, discutiría que los aspirantes a ejercer cargos
públicos deben ser personas honestas? Solo la intención de la clase política de
convertirse en una casta posibilitó que Carlos Menem hubiera sido senador por
siempre. Solo una actitud de casta hizo que Cristina Fernández de Kirchner, la
condenada, no hubiese sido desaforada cuando fue sentenciada. Para los
condenados, el destino, según marca la ley, es la cárcel.
Fue notable ver cómo todo el bloque de Unión por la Patria se
abroqueló para votar en contra del proyecto. Fue indignante ver cómo algunos
diputados, que no tienen una pátina de honestidad, votaron en contra del
proyecto. Si entre los condenados hubiese habido gente de La Libertad Avanza o
de otro partido, seguramente su voto hubiera sido favorable. Por otra parte, el
oficialismo se adueñó de un proyecto que originalmente no le pertenecía. Ficha
Limpia es una iniciativa de la sociedad civil que ya había tenido varias
batallas en el recinto y que, curiosamente, ya había fracasado a fines del año
pasado sin el apoyo de los legisladores libertarios. Como se ve, nada es lo que
parece y todos intentan desesperadamente llevar agua para su molino.
Lo que sí se vio es la pérdida de poder progresivo de la
expresidenta. Por eso su bastión es el Gran Buenos Aires. De ahí su encarnizada
pelea con Axel Kicillof, su ex delfín, que hoy le ha dado vuelta la cara. La
señora condenada necesita imperiosamente sostener su circo de acólitos en el
Conurbano para subsistir. No le importa llevarse puesto al peronismo –al que
objetivamente siempre despreció–, la mueven el resentimiento y el dolor de ya
no ser. La soledad y la vuelta al llano es algo que atormenta a los líderes
mesiánicos que no han sabido o no han querido preparar un sucesor.
Para el Gobierno no todo ha sido color de rosa. La noche de San
Valentín le ha dejado al Presidente un sabor amargo con tintes de papelón
internacional. Javier Milei promocionó desde su cuenta en la red social X una
criptomoneda llamada $Libra. Veamos qué decía la publicación:
¡¡¡“La Argentina
Liberal crece!!! Este proyecto privado se dedicará a incentivar el crecimiento
de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos
argentinos. El mundo quiere invertir en nuestro país”.
Esto provocó la suba
inmediata en su cotización y el posterior derrumbe en el mercado cripto. ¿Qué
es lo que lo ha convertido en un papelón sin precedentes? A diferencia de las
criptomonedas consolidadas, $Libra es solo un token creado dentro de la
blockchain de la plataforma Solana, como uno de los tantos proyectos
denominados en la jerga como “meme coin”. Es decir, una moneda virtual que
puede ser creada por tres o cuatro personas sin esfuerzo alguno con fines
especulativos y carente de respaldo en un proyecto anclado en la realidad.
Basura.
Lo tremendo es que, luego del tuit del Presidente, dicha meme coin
llegó a una capitalización de casi 4 mil millones de dólares y se
transaccionaron más de 1.000 millones en apenas cuatro horas desde su
lanzamiento. Para tener una noción comparativa, cifras de este calibre son las
que representan la cotización –por ejemplo– de un banco consolidado de la
Argentina. La polémica escaló rápidamente cuando economistas y analistas
advirtieron sobre una posible estafa, señalando que el 80% de los tokens
estaban concentrados en solo cinco billeteras y que el dominio del proyecto
había sido registrado el mismo día. Alguien hizo un tremendo negocio y luego de
tomar ganancia su valor se desplomó.
El presidente Milei es un hombre honesto. No se trata de subirse
al tren de los que quieren acusarlo de un presunto hecho de corrupción. Lo
grave de la situación es que el primer mandatario se haya embarcado de lleno en
la promoción de un proyecto desconocido sin antes chequear si tenía cimientos
sólidos. Cae de maduro que alguien de su entorno –con buenas o malas
intenciones– impulsó a Milei a una acción semejante. Por mucho menos, varios
funcionarios de peso han volado por los aires.
Poco tiempo antes de convertirse en el presidente de los Estados
Unidos, los hijos de Donald Trump lanzaron la cripto $Trump, que escaló
rápidamente pero que todo el mundo sabía que se trataba de un meme. El caso del
líder libertario es bien distinto. Un presidente no puede cometer la
imprudencia de quedar enredado en semejante papelón, que fue reflejado por los
diarios de todo el mundo. La vorágine vertiginosa del ritmo de vida de Milei y
su avasallante personalidad le han jugado una mala pasada. Esta vez no ha
sabido pisar el freno antes de estrellarse contra la pared. Queda claro que la
cadencia adecuada, la reflexión y la pausa también deben ser atributos
esenciales de cualquier jefe de Estado.
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