Cuarentena administrada…
La población sigue
en casa y siguen las internas del Gobierno con ministros que exhiben miradas
contrapuestas.
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Escrito por Nelson Castro el domingo 12/04/2020 y publicado por el Diario
Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.
Esa fue la denominación que le dio el Presidente a la prolongación de la cuarentena que anunció en la conferencia de prensa del viernes. Al margen de los gráficos que mostró, su exposición fue escasa en anuncios y certezas.
Está claro que la única certeza de la pandemia causada por el coronavirus es la incerteza.
Hasta aquí, la
cuarentena instalada por el Presidente viene dando buenos resultados. La
proyección del ministro de Salud, Ginés González García, era que para esta
época hubiese unos 40 mil casos. Sin embargo, los riesgos están al acecho. El
pico de la crisis aún no ha llegado. El temido invierno plantea interrogantes
que solo el tiempo y los hechos podrán develar. Al tiempo –ese instrumento
mágico del alma, como lo llamaba Borges– nadie lo domina. Quedan los hechos. Y
los hechos le presentan al Gobierno dilemas y desafíos.
La cantidad de
testeos que se han realizado hasta ahora es decididamente escasa. Hay tras esto
una realidad: hay en estos momentos una disputa feroz a nivel mundial por los
kits de testeo. En la puja por la oferta y la demanda, la batalla es dura. Los
Estados Unidos y Europa buscan acapararlos casi con desesperación.
De los testeos
que están faltando, uno principalísimo es el que corresponde al equipo de
salud. Deberían hacérselos a todos ellos por razones obvias: son los más
expuestos por estar en la trinchera. La cantidad de médicos fallecidos en
Italia lo muestra.
La falta de
testeo hace que solo se los haga a personas que tienen síntomas compatibles con
la afección. Esto deja fuera a los asintomáticos, que constituyen un problema
creciente en la dispersión de la enfermedad. Este punto es clave. Detectar a
los asintomáticos tiene dos consecuencias: una fáctica y otra estadística. La
fáctica es que, una vez identificado, el asintomático es puesto en situación de
aislamiento para evitar contagios y, además, permite identificar a sus contactos
y saber quiénes están infectados o no. Esto ayuda mucho a la reducción de la
difusión de la afección. La estadística es que posibilita tener una real idea
de la expansión de la enfermedad. No es lo mismo tener 1.975 casos sobre 15 mil
testeados que sobre 100 mil.
Nadie
sabe cuándo termina esto. La frase propiciada por el Presidente al comienzo de su
conferencia de prensa el viernes pasado refleja la incertidumbre de un proceso
con consecuencias socioeconómicas devastadoras. Hay una clara disociación entre
la firmeza que se muestra en el área sanitaria y lo que está sucediendo en la
económica. En la primera –con discusiones y puntos por resolver– hay un rumbo
claro. En la segunda, no.
Sobrevuelan ahí
miradas diferentes que no logran amalgamarse. Es una falencia que atañe a dos
ministros –Martín Guzmán y Matías Kulfas–, al presidente del Banco Central,
Miguel Pesce, y al mismísmo gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel
Kicillof.
Hay cosas que
quedan inconclusas, incluyendo la emergencia alimentaria también. La gran
preocupación del ámbito empresarial, gubernamental y sindical es hasta cuándo
aguanta el Conurbano.
En algunos
lugares los paliativos están tardando mucho. Recién a partir de la próxima
semana llegarían los Ingresos Familiares de Emergencia. La cuarentena lleva
veinte días en que las empresas no han facturado.
Esta crisis se da
en el contexto de un escenario de pobreza que crece incesamente.
La falta de
manejo político del ministro de Economía obligó al Presidente a salir a
respaldarlo ante las quejas de gobernadores e intendentes por la falta de
llegada de fondos.
Sempiterna
corrupción. El episodio de los sobreprecios de alimentos sucedido en
el Ministerio de Desarrollo Social no debe ser considerado una casualidad, sino
que tendría que ser una luz amarilla de alta intensidad para el Presidente. La
estructura de su gabinete y de otras áreas de gestión es decididamente mala y
lo que pasó con los precios del arroz y del aceite es solo un indicio.
El proceso de
designaciones que se utilizó para la cobertura de los cargos de segunda línea
de los ministerios y otras áreas fue propio de una bicefalía.
Alberto Fernández nombró a los ministros y el resto le fue impuesto por Cristina Fernández de Kirchner. Esa estructura le está generando –y le va a generar– muchos problemas tanto a Alberto Fernández como a su gobierno. Quienes conocen la trama de lo que sucede en ese ministerio coinciden en señalar la influencia de Carlos Castagnetto, fue un ladero clave de Alicia Kirchner durante los doce años del kirchnerato.
Alberto Fernández nombró a los ministros y el resto le fue impuesto por Cristina Fernández de Kirchner. Esa estructura le está generando –y le va a generar– muchos problemas tanto a Alberto Fernández como a su gobierno. Quienes conocen la trama de lo que sucede en ese ministerio coinciden en señalar la influencia de Carlos Castagnetto, fue un ladero clave de Alicia Kirchner durante los doce años del kirchnerato.
Hay que hacer,
además, algunas preguntas: ¿a quién se le ocurrió el nombramiento como
secretario de Articulación de Política Social de Gonzalo Calvo, siendo que ya
había tenido que renunciar al cargo de secretario de Seguridad del Municipio de
Almirante Brown acusado de pedir coimas? ¿Cómo es que Arroyo aceptó que le
impusieran ese nombre que venía con ese antecedente? ¿Quién se lo impuso?
El hecho aumenta
de volumen cuando se analiza la empresa a la cual se hizo la compra. Esa
empresa, del Grupo L –que no es fabricante de los productos sino
intermediaria–, ya había sido denunciada por sobreprecios tanto desde Cambiemos
como desde el kirchnerismo.
Un
“detalle” más. El escándalo permitió conocer un poco más la
proliferación de cargos que existen en el Ministerio de Desarrollo Social.
Repasémoslos:
Repasémoslos:
-Subsecretario de
Asistencia Crítica.
-Coordinador de
Abordaje Territorial.
-Coordinador de
Depósito Metropolitano.
-Director de
Emergencia.
-Coordinador de
Asistencia Técnica.
-Directora de
Asistencia Crítica.
-Directora de
Asistencia Institucional.
-Director de
Gestión y Asistencia Urgente.
-Director de
Ayudas Emergentes.
-Coordinador de
Asistencias a Instituciones No Gubernamentales.
-Coordinador de
Ayudas Urgentes.
-Director de
Talleres Familiares.
-Director
Nacional de Articulación Social.
-Director de
Asistencias para Situaciones Especiales
Cuando se ve esta
proliferación de cargos se entiende a la perfección la indignación de la
sociedad con el costo de la política. El Presidente debería enojarse menos y
hacer algo para remediarlo.
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