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jueves, 27 de diciembre de 2018

Annus horribilis… @dealgunamanera...

Annus horribilis…


2018 fue el año en que las metáforas iniciales, destinadas a alentar el entusiasmo popular –brotes verdes, lluvia de inversiones o segundo semestre– se estrellaron frente a la realidad.

© Escrito por Reynaldo Sietecase el miércoles 26/12/2018 y publicado en el Sitio Periodismo.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Este fue el año en que nacieron las metáforas de segunda generación: tormentas sucesivas, turbulencias financieras y otros eventos naturales. Salvo a la hora de hablar de la herencia que dejó el gobierno kirchnerista, el fracaso estrepitoso del plan económico no tiene responsables políticos.

Este fue el año en que la inflación –que según el candidato Mauricio Macri era algo muy fácil de controlar– rondará el 45 por ciento. El aumento incesante de los precios, el costo de los servicios públicos, los aumentos de combustibles y el precio del transporte, limaron los salarios sin piedad. Unos pocos gremios lograron empatar con la inflación en sus acuerdos paritarios.

Este fue el año en que la mitad de los argentinos que cobran sueldos en blanco no lograron superar un ingreso de 15 mil pesos.

En 2018 se sumaron 170 mil nuevos desempleados.

Este fue el año en que la pobreza –el parámetro que el Presidente eligió para que se evalúe la eficacia de su gestión– alcanzó el 33,6 por ciento según la medición del Observatorio de la Deuda Social de la UCA. Se trata de 13,6 millones de personas. Es la cifra más alta de la última década.

Este fue el año en que el gobierno logró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y obtuvo un crédito stand-by por 57.000 millones de dólares. Con ese aporte se calmaron los mercados.

La operación fue anunciada como un gran logro. Desde que asumió Cambiemos en 2015 la deuda pública interna y externa se incrementó en más de 90.000 millones de dólares.

Este fue el año en que, a pesar del apoyo financiero del FMI, el Riesgo País llegó a 829 puntos, el nivel más alto de los últimos cuatro años.

Este año la crisis se llevó puestos a dos Presidentes del Banco Central: la primera disparada del dólar eyectó a Federico Sturzenegger. Luego renunció su reemplazante, Luis Caputo quien era ministro de Finanzas. Por último, fue designado Guido Sandleris, el segundo de Nicolás Dujovne en el Ministerio de Hacienda. Dujovne es el funcionario que quedó con más poder a partir de la crisis provocada por la corrida del dólar.

Este fue el año en que el BCRA fijó tasas superiores al 60 por ciento en un intento de contener al dólar.

Este fue el año en que el dólar duplicó su valor y se fijó una banda de flotación.

Este año la producción industrial de Argentina tuvo la mayor caída anual desde la crisis económica de 2002.

En 2018 las ventas en los shoppings cayeron 18,6 por ciento y el 10 por ciento en los supermercados.

Este fue el año en que la cifra de Pequeñas y Medianas Industrias que cierran por día pasó de 10 a 25 según cuentan las organizaciones que las agrupan.

Este fue el año en que el Presidente anunció nuevos impuestos a las exportaciones, se comprometió a parar las obras públicas a gran escala, reducir el gasto público y lograr el déficit cero.

2018 fue el año en que el peronismo, después de arduas negociaciones, acompañó la sanción del presupuesto 2019 “sin déficit y con aumento de impuestos” para lograr el equilibrio exigido por el FMI. Hubo múltiples protestas callejeras en los días previos a la sanción.

Este fue el año en que los líderes del mundo dieron un fuerte respaldo a Mauricio Macri en el curso de la Cumbre del G 20 que se desarrolló en Buenos Aires. El presidente fue ovacionado por la platea del teatro Colón después del espectáculo dedicado a los mandatarios del exterior.

Este fue el año en que el Presidente lloró emocionado por los aplausos. “Los líderes del mundo nos dijeron que estamos en el camino correcto”, explicó.

Este año la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció cambios en los protocolos de las fuerzas federales. Según lo publicado en el Boletín Oficial, los agentes le pueden disparar por la espalda a quienes huyan de la policía. Se formalizó así la llamada doctrina Chocobar. “Es lo que pide la gente”, deslizaron desde el entorno de la Ministra.

Este fue el año en que la principal aliada política del gobierno se volvió a enojar. Elisa Carrió advirtió contra los cambios en el accionar de la policía y habló de fascismo. También la emprendió contra Germán Garavano, Emilio Monzó y Daniel Angelici. Un clásico. Apenas fue uno de sus enojos recurrentes. No habrá ruptura.

Este fue el año en que la oposición peronista consolidó su división. Por lo que se sabe hasta ahora presentará casi las mismas opciones que en 2015 en dos grandes conglomerados.

Este fue el año en que Cristina Kirchner no anunció su candidatura a presidente. Sin embargo, sigue en el centro del ring aunque no se suba. Dicen sus allegados que está dispuesta al todo por el todo.

Este fue el año que la justicia la mandó a juicio por ser “jefa de una asociación ilícita”. Durante los próximos meses enfrentará varios procesos orales en los tribunales federales. Una veintena de los hombres que la acompañaron en la gestión están detenidos.

Este fue el año de la llamada Causa de los Cuadernos, el proceso por corrupción más importante de la historia nacional. Entre otras cuestiones porque una docena de los hombres más ricos del país aparecieron vinculados al pago de coimas. Este fue el año en que se confirmó que ningún empresario importante terminará preso. Una de cal y una de arena.

Este fue el año en que, mientras espera ducharse en bronce, el juez Claudio Bonadío convocó a dar explicaciones a Franco y Gianfranco Macri por las coimas en los corredores viales. Un disgusto pasajero para la familia Macri que ya había sufrido por la convocatoria del primo Ángelo Calcaterra.

Este fue el año en que el Presidente anunció su decisión de pelear por la reelección. Sabe que, a pesar del escenario económico y social, tiene grandes chances. Aseguran sus íntimos que está algo cansado pero quiere revancha. Le prometen que el segundo mandato será más apacible.

Este fue el año en que María Eugenia Vidal dijo en una entrevista: “Si no lo hicimos mejor es porque no pudimos, no porque no quisimos”. De acuerdo a la mayoría de las encuestas la gobernadora de Buenos Aires tiene la mejor imagen del país.

Este fue el año en que Durán Barba, el asesor electoral ecuatoriano que acompaña al Presidente Macri, sintetizó el discurso de campaña para 2019 en una frase: “El pasado fue terrible, el presente es muy malo pero el futuro será mejor”.

Un año malo lo puede tener cualquiera. Recuerden eso a la hora de brindar por el 2019.


domingo, 16 de diciembre de 2018

Retorna la antipolítica… @dealgunamanera...

Retorna la antipolítica…

Rosca de Reyes. Emilio Monzó. Dibujo: Pablo Temes.

La falta de soluciones alienta el reparto de culpas al Estado. Derecha y populismo, en su laberinto.

© Escrito por Carlos De Angelis, Sociólogo, el domingo 16/12/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Misterios.

No hace falta recordarlo, la caída del PBI en combinación con una alta inflación produce una reestructuración de la economía. Hay menos recursos para más gente, y la redistribución de los ingresos no es neutra ni homogénea. En este marco es notable la pérdida del poder adquisitivo del salario sin una reacción de los trabajadores o sus representantes sindicales que en contadas excepciones lograron reabrir las paritarias.

Probablemente el temor a la pérdida de la fuente de trabajo sea un disuasivo lo suficientemente poderoso para suspender reclamos. La reducción de gastos como esparcimiento, indumentaria, e incluso alimentos de mayor calidad o primeras marcas, producen un efecto cascada en industria, comercios y cuentapropistas que sufren el proceso recesivo sin un horizonte claro. El aumento de la canasta básica tiene su contrapartida en el aumento de la pobreza, como mostró esta semana el Observatorio de la Deuda Social de la UCA.

La situación económica actual tiene un atributo particular, no hay explicación por parte del Gobierno del fenómeno: ya no se hacen predicciones.

Si el secreto eran las metas de inflación, hoy están en el cementerio de las buenas ideas. Si se trata de targets de emisión monetaria, la inflación se debería haber detenido de inmediato como pasó no bien se instaló la convertibilidad menemista. Si el problema era el dólar, los precios se tendrían que haber frenado o incluso bajado cuando se detuvo la corrida cambiaria. Si el problema era la falta de competencia, la apertura a las importaciones demostró que los productos de afuera siguen la misma curva de precios que los locales, con la ruptura del entramado productivo. El Gobierno apuesta a que pase el tiempo, que las tasas de interés hagan su trabajo, que los sectores agroexportadores comiencen a liquidar divisas a más tardar la segunda quincena de marzo, lo que permitiría aflojar el torniquete monetario y “bajar dinero” al terreno, como se dice en las usinas gubernamentales con la reelección como objetivo. La tarea política la hará la polarización y las divisiones dentro del peronismo.

Maldades. 

La única explicación estridente sobre el penoso devenir económico argentino proviene de los economistas ortodoxosLa explicación que dan al problema tiene un solo nombre: el Estado. Es el Estado opresor que ahoga a los empresarios con altos impuestos el causante de todos los males del país. Este razonamiento se propaga en todos los estratos y grupos de la sociedad, aun entre los propios empleados públicos. Dentro de esta explicación, el sujeto de la maldad son los políticos corruptos que solo quieren enriquecerse a costa del sufrimiento de todos los demás. Un grupo que está lejos de las preocupaciones del pueblo y que en cuya agenda figura un solo ítem: enriquecerse.

La antipolítica es la clave y desde ahí, este grupo de economistas sueña con su lanzamiento a la arena política.

Aspiran a arrancarle el 5% del segmento más liberal del bloque electoral de Cambiemos. No se trata de dar pelea al primer nivel, pero sí armar una bancada para la próxima Cámara de DiputadosEn la segunda vuelta esos votos volverán a Cambiemos, pero ya no importará.

Los más lúcidos se preguntan si el programa que proponen –por ejemplo, eliminar los planes sociales, privatizar la salud y la educación– se podría hacer dentro de los marcos de la democracia actual. Estos sectores de la “nueva” derecha vernácula intentan sumarse al viento de cola que sobrevuela en buena parte del planeta. Sin embargo, ni Donald Trump, ni Marine Le Penni Mateo Salvini adscriben al dogma neoliberal; por el contrario, son proteccionistas y especialmente antiinmigrantes. El propio Salvini como hombre fuerte del gobierno italiano causa dolores de cabeza a la “burocracia” de Bruselas por su decisión de aumentar el déficit fiscal por encima de lo permitido por la Unión Europea, mientras rechaza a las pateras que llegan desde África.

Entender. 

El problema es que la elite argentina tiene dificultades para comprender lo que es el populismo, más allá de la visión construida por ciertos comunicadores que han simplificado el fenómeno a unos forajidos que toman el poder para beneficio propio. En este sentido, muchos autores como Gino GermaniOctavio Ianni y Torcuato Di Tella han problematizado la cuestión, antes de que se pronunciasen las palabras kirchnerismo o chavismo. Simplificando, el populismo es un movimiento político que surge como respuesta al fracaso de los proyectos de modernización/globalización/liberalización cuando el resultado es la exclusión de amplios sectores de la sociedad, incluyendo a parte de las clases medias. Respuesta a un fracaso.

Estos espacios sociales excluidos suelen ser lo suficientemente heterogéneos para encontrar denominadores comunes por lo que el concepto de pueblo sirve para reunir a todos, construyendo el antagonismo entre “los de abajo” (el pueblo) contra los de arriba (la oligarquía o el establishment). Por definición va contra un sector de la clase política.

La causa contra el régimen en el yrigoyenismo. 

Desde una perspectiva más cercana a Ernesto Laclauel populismo es la construcción de una lógica política vertebrada por un discurso impreciso y fluctuante porque busca representar a demandas sociales heterogéneas. En este sentido, la figura de líder es central porque es quien logra obtener el apoyo directo, inmediato y no institucionalizado de las bases políticas. La cuestión del “apoyo directo” es fundamental para entender la naturaleza conflictiva con la prensa por parte de quien lidera que no acepta la mediación que propone el periodismo.  

Alianzas. 


Más allá de todo, pensar que él o la líder construyen todo el proyecto en soledad  es una ingenuidad. Se precisa de la “rosca” que demanda Emilio Monzó. La rosca son las negociaciones informales con dirigentes locales o sectoriales para conseguir apoyos a cambio de distribución de espacios de poder. Entender la rosca es también entender las correlaciones de fuerza de la sociedad. Pero Mauricio Macri con el armado del gabinete y la repartición de los cargos hasta las terceras líneas también "rosqueó", aunque respondiendo a la lógica de abrir el gobierno al "poder real": el económico (los famosos CEO), relegando a los "políticos profesionales" del radicalismo. Un modo de antipolítica. Lo que Monzó pide entonces es otra rosca, una que amplíe la alianza de gobierno a espacios no macristas puros. Lo impulsa la perspectiva de no llegar tan apretado a una segunda vuelta que, a todas luces, va a ser para alquilar balcones.



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