Dedo
mata voto…
Vía muerta, Florencio Randazzo. Dibujo:
Pablo Temes
El
efecto Zannini no sólo se sintió en el kirchnerismo. El PRO y sus raras
decisiones.
Cristina
Fernández de Kirchner nunca imaginó que Florencio Randazzo reaccionaría tan mal
ante la orden de bajar su precandidatura presidencial y contentarse con una
candidatura para la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Por eso el
viernes en la Babel de Olivos se vivía un clima de gran tensión. La Presidenta
estaba furiosa por dos razones: una, la complicación política que produjo el
portazo del por ahora ministro de Interior y Transporte en el armado electoral
de la provincia de Buenos Aires; la otra, una cuestión de imagen. Vayamos por
partes. La idea de la jefa de Estado era evitar las internas.
Por eso
bajó a Randazzo de la carrera presidencial y le ofreció la candidatura a la
gobernación en una fórmula compartida con Wado de Pedro. Las encuestas
indicaban que esa fórmula tenía el triunfo asegurado. El inesperado desplante
del ministro obligó a idear una ingeniería electoral para la que en lo alto del
poder no estaban preparados. Esa ingeniería incluyó dar de baja de la
postulación a vicegobernador a De Pedro.
Respecto
de la cuestión, una voz que sabe lo que pasa en las entrañas del randazzismo
afirma que “una cosa es segura: que le haya dicho que no a Cristina en la forma
que lo hizo y que encima toda la oposición haya salido a bancarlo como un
paladín de la coherencia no va a ser gratis. No esperábamos esa reacción. Fue
un error de cálculo porque Cristina quedó como la déspota y él salvó la ropa
puertas afuera, pero se quemó puertas adentro. No hay tuit ni declaración que
pueda revertir esta situación”.
En su
intimidad, Randazzo sabía que la Presidenta se inclinaría por Daniel Scioli. El
ministro conocía las encuestas que se manejaban en el centro del poder. Esas
encuestas coincidían en señalar el liderazgo del gobernador. “Hubiéramos
necesitado algunos meses más con sucesivas reaperturas de ramales ferroviarios
para acercarnos más en los números y tener chances ciertas de ganar la
interna”, confiesa una fuente del ministerio. Esa realidad había sido hablada
también con Zannini. De todos modos, la forma como se comunicó la decisión
presidencial de encumbrar a Scioli sorprendió y malhumoró a Randazzo.
La
jugada de Cristina Fernández de Kirchner de elegir a dedo la fórmula
presidencial del Frente para la Victoria pone fin a la vida democrática de su
partido y deja al desnudo su absolutismo. Que el compañero de fórmula de Scioli
sea Zannini demuestra que, al día de hoy, la Presidenta se siente segura del
triunfo del kirchnerismo. Zannini no le suma votos a Scioli y sí, en cambio, le
asegura a la jefa de Estado la posibilidad de mantener una cuota de poder una
vez que deje el gobierno. Como dijo Máximo Kirchner en su primera aparición
pública en noviembre de 2014, “dejaremos el gobierno pero no el poder”.
Por
estas horas Randazzo y su gente no la pasan bien. Hasta el jueves muchos creían
que podría llegar a diciembre, pero los reportes que llegan desde distintas
estructuras del Gobierno y de sectores bajo la órbita del propio ministro
(trenes, CNRT, etc.) son desalentadores. Una fuente de Transporte que pidió
reserva de su nombre expresó con preocupación: “Le están poniendo cada vez más
áreas en contra, muchos se preparan para darse vuelta y desconocerlo, otros
intentarán hacer la plancha hasta donde puedan”. Desde otros sectores del
ministerio, el panorama no es diferente: “La fecha no es diciembre, lo van a
hacer renunciar, lo que se dice aquí adentro es que no pasamos de la semana que
viene”, describió otra fuente con preocupación.
Reacción.
Mauricio Macri pareció haber reaccionado sobre la hora ante una pasividad
incomprensible frente al crecimiento de Scioli en las encuestas. El efecto
Zannini también llegó al PRO, que volvió sobre sus pasos e incluyó a Gabriela
Michetti en la fórmula presidencial. Marcos Peña no le aportaba nada. Hay una
endogamia en el PRO que es producto de una falta de estructura el partido,
circunstancia que lo obliga ineludiblemente a concretar alianzas a las que
después, paradojalmente, terminan desestimando o depreciando. La elección a
gobernador en Santa Fe así lo muestra.
Más allá
de Miguel del Sel, la performance del PRO fue decididamente mala. En la
intención sucedió algo similar con la fórmula que competiría por la gobernación
de la provincia de Buenos Aires. Macri bajó a Cristian Ritondo como compañero
de María Eugenia Vidal y, en acuerdo con Ernesto Sanz, colocó al radical Daniel
Salvador, un hombre que conoce la provincia pero es desconocido para la mayoría
de sus habitantes. Sin embargo, el distrito más importante del país no se gana
con buenas intenciones.
“Hicieron
esta jugada temerosos de que el radicalismo no traccione a su favor. En la
provincia la UCR va a mirar esta elección desde la tribuna. No veo que Sanz
ponga todo el fervor necesario para esta campaña. Él podría intentar movilizar
toda la estructura provincial y no lo está haciendo. Parecería que está a media
máquina, sólo para cumplir”.
El que
habla es un radical que conoce muy bien el distrito, caminó la provincia y fue
diputado nacional. Reconoce, además, que hoy la UCR no tiene dirigentes
importantes a nivel provincial, falencia tanto del PRO como del partido de
Elisa Carrió. Lo que se esperaba del radicalismo es que hubiera un aporte de
fiscales para todas las mesas del distrito bonaerense: eso hoy está en dudas.
“No hay enojo. Hay desilusión ante una fórmula desangelada. Vidal puede ser muy
capaz, pero no tiene estatura para este desafío”.
La
demora de Sergio Massa de dar a conocer la integración de sus listas de
candidatos volvió a mostrar las dificultades de una fuerza que dilapidó gran
parte de su potencial político.
Todo
este azaroso proceso del armado de las nóminas de candidatos ha dejado, como
corolario, un mensaje: en la vida de las agrupaciones políticas de nuestro país
vale más el dedo del que manda que el voto de sus militantes. En ese marco, no
debe sorprender el nivel de personalismo y tendencia al absolutismo que exhibe
la democracia argentina.
Producción periodística: Guido Baistrocchi, con la contribución de Santiago Serra.
© Escrito por Nelson Castro el sábado
20/06/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires.