viernes, 23 de agosto de 2013

Todos Golpistas… De Alguna Manera...


Todos Golpistas…


Existe una subespecie del padrón electoral que sostiene no ser kirchnerista, pero que cree que hay muchas cosas que se hicieron bien y que por eso los vota. Algo así como el que te dice que no tiene problemas con el alcohol, sólo le gusta abrazarse a los postes de luz cada vez que sale de joda. O el que te tira que, más allá de conocer a todos los trabucos del bosque de Palermo, no es gay.

Sujetos simpáticos, putean a Amado Boudou por hacerle daño a la imagen de la década ganada, y a Julio De Vido porque hay que putearlo. De Guillermo Moreno sólo les molesta que mienta con la inflación, aunque está claro que los medios monopólicos exageran con la misma y que, en caso de existir, es culpa de los comerciantes. Cuando se les pregunta por el patrimonio de la Presidente, se relajan y afirman que la justicia ya se expidió y no pudieron probar nada. Obviamente, se trata de la misma justicia a la cual habría que democratizar.

Dicen no mirar 678 ni prestar atención a los somníferos escritos por Carta Abierta, dado que los consideran argumentos progres que no suman nada. Precisamente por ello, no se hacen cargo de la demencia senil de Orlando Barone, como tampoco cuentan las denuncias de Sandra Russo o Cynthia García cada vez que dan rienda suelta a las sospechas de complot de sectores financieros que buscan controlar la economía.


Bajo el manto sagrado que brinda hacerse bien el boludo, el “simpatizante afín pero no kirchnerista”, junto con su primo hermano, el kirchnerista crítico, sostienen que todos estos factores le hacen daño al proyecto, pero que no hay que prestarles demasiada atención, dado que hacerlo es prenderse en el juego que busca desgastar la figura de Cristina. Este delirio de ser y no ser choca de frente con un punto básico: quién eligió a Amado Boudou, quién banca a Julio De Vido, quién paga los salarios de 678, quién defiende a Moreno. Y es que se trata de la misma persona que se jacta una y otra vez de ser la única que da las órdenes y de que nada de lo que pasa en su gobierno se hace sin su aprobación.

Para evitar que algún trasnochado perdiera el rumbo en medio de la facilidad que brinda no hacerse cargo nunca de nada, la Presi puso blanco sobre negro en su discurso del miércoles pasado en Tecnópolis, el cual debería ser enmarcado como máximo exponente del evangelio de la Iglesia del Cristinismo de los Últimos Días, dado que fue una apología pornográfica de todos los latiguillos con los que sus santos devotos han intentado convertirnos.

A menos de diez segundos de empezar su exposición, la Presi afirmó que sin los diez años de gobierno kirchnerista, no habría futuro en la Argentina. El cliché de que “el país no termina en la General Paz” se vio un poquito limitado después de las PASO, así que se trasladó a “el país no termina en el Islote Blanco al sur de Tierra del Fuego” y ahora hay que festejar que se ganó en la Antártida, donde habitan un puñado de estatales que dependen de la buena voluntad de Balcarce 50.

Al poner las cosas en orden, cada vez que D’Elía trata de yanki a Sergio Massa son solo “afirmaciones aisladas que no representan al conjunto”, pero Cristina tiró que en Wall Street están contentos con el resultado. En este sentido, cada vez que un sátiro de las veinticuatro cuotas sin interés nos dice que no importa que Abal Medina hable del pasado habiendo sido parte de la Alianza, dado que “es sólo su opinión”, hay que mostrarle que la Presi dijo que todos los demás son el pasado, menos su gobierno. Por supuesto, al momento de recibir la justificación de que el desprecio al que no los vota por parte de la prensa oficialista, hay que tirarles que la Presi sostiene que los votantes no cuentan, ya que ella quiere reunirse con los que no están en las listas.

Entre pucheritos, hombritos y montoncitos con los dedos, Cris hizo gala de sus profundos conocimientos en materia económica al sostener que “en economía cuando vos le das a uno es porque le dejaste de dar a otro, no hay ninguna otra posibilidad”. Obviamente, la generación de riqueza no entra en su cabecita lacrada y ni hace falta calentarse para preguntarle cómo cree que existen países que mantienen su calidad de vida a pesar de la constante expansión demográfica. También tuvo tiempo para enseñarnos que la costumbre de comprar dólares llegó con Martínez de Hoz en los setenta, algo que no me atrevería a cuestionar, dado que pocas personas deben saber tanto como Cristina sobre la gestión del rey de la 1050.

Luego de insultar a todo el arco opositor -y a sus votantes- dijo que quería debatir sin agravios, mientras algunos se preguntaban a quién le hablaba cuando decía que las deudas “las generaron ellos en anteriores gobiernos”, si el que ganó la provincia fue Jefe de Gabinete de su gobierno, asesorado económicamente por el ministro de Economía de Néstor Kirchner y el presidente del Banco Central que puso el difunto expresidente.

El estado de felicidad del kirchnerismo se tradujo en optimismo, las palabras tranquilizadoras de la Presi también sumaron su aporte y, en los últimos días, pudimos ser testigos de la buena onda que reina en el gobierno y de la seguridad que sienten por el futuro que les depara. Luego de que el programa Periodismo Para Todos pusiera al aire un informe en el que mostraron que Cristina paró en el paraíso fiscal Seychelles en su viaje a Vietnam, el Secretario General Oscar Parrilli emitió un informe en el que cuidó las formas protocolares del caso -Sicario Mediático de Magnetto Jorge Lanata, número de matrícula en trámite- y en salvaguarda del orden institucional, por lo que tildó de garcas a los miembros del Poder Judicial y afirmó que las denuncias son sólo con fines de promover la violencia, dado que la estadía en la paradisíaca isla se debió a una “escala técnica”. Y tiene razón: todos los que vamos a Vietnam paramos en el Atalaya de Seychelles para comprar medialunas, otros prefieren el Minotauro de las Maldivas.

Menos de veinticuatro horas después, Parrilli volvió al ruedo para poner paños fríos y afirmó que Clarín le hace la campaña a Sergio Massa, que el que está loquito y nervioso es Lanata y que todas estas denuncias son para que la gente crea que Cristina gusta del lujo y preside un gobierno corrupto. Todas cosas que nadie pone en duda, dado que la eterna empleada estatal multimillonaria compra la ropa en los outlets de avenida Córdoba y que en la totalidad del arco kirchnerista no existe nadie que no se haya quedado jamás con algún que otro centavo.

Sincronizada, la diputada Juliana Di Tullio dijo que los que ganaron las elecciones democráticas en realidad lo hicieron para dar un golpe institucional a la democracia. Se ve que las técnicas cambiaron y lo que antes se lograba con tanques y militares, ahora se hace con votos y señoras metiendo un sobre en una urna.

Para finalizar el fin de semana a todo trapo, la Presi también se hizo eco del informe de Periodismo Para Todos y tiró la bronca en Facebook, al denunciar la impunidad de los que denuncian la impunidad. También afirmó que todo lo que se dice en contra del gobierno es para atacar la memoria del que ya no puede defenderse, o sea de Néstor.

Respecto de esto último, habría que aclarar algo: morir no salva. El hecho de contar con un impedimento permanente para ejercer la auto defensa no implica que no se pueda investigar ni contar lo que haga falta contar. Es una verdad un poco idiota como para tener que aclararla, pero la condición permanente de estar mirando al cielo por el resto de la eternidad, no es causal que justifique la inmediata suspensión de una investigación.


Además, resulta extraño que no se pueda hablar mal de quien no puede defenderse, pero sí se pueda decir que si Belgrano viviera, abrazaría al Modelo de Crecimiento de Villas de Emergencia con base en impresión de billetes, y todo sin que nadie se ofenda por la ausencia de opinión de don Manuel. Del mismo modo, se puede crear un Instituto Revisionista Histórico para que indague en la vida de personas que, por cuestiones biológicas, se encuentran impedidas de poder expresar su parecer sobre lo que dicen de ellos. También es posible decir que Julio Roca era un genocida, que Domingo Sarmiento fue un entreguista, o que los de la generación del 80 tenían tatuados al Tío Sam en las nalgas, que a nadie le preocupa ese temita de que no puedan defenderse.

En mi humilde modo de entender las cosas, que no se pueda siquiera sospechar cómo es que una mina que viajaba en bondi desde Tolosa hasta la facultad haya llegado a convertirse en multimillonaria sin haber ganado diez veces consecutivas el Quini 6, por el sólo hecho de que su marido ya no se pasea entre nosotros, no es más que un mecanismo pedorro en busca de la compasión.

No importa si la pesaban, no importa si se llevaron hasta los sobrecitos de azúcar, no importa si la juntaron con palas mecánicas. Lo único que importa es que Néstor se murió y no puede defenderse, como si no pudieran defenderlo los que supuestamente saben “la verdad”, como si Cristina fuera Kay Adams y nunca hubiera sospechado cómo es que vivían como millonarios con el sueldo de un gobernador, como si hubiera pasado los últimos cuarenta años de su vida en estado catatónico sin preguntarse cómo es que el jardinero llegó a tener una empresa o qué fue lo que pasó con el chofer municipal que terminó al mando de medios de comunicación.

Independientemente del detalle de que Néstor se vio imposibilitado de viajar a Seychelles en enero de 2013 por razones de público conocimiento -se ve que a Cristina le llegan tarde las denuncias y se queja de las bóvedas con delay- lo cierto es que cambiaron la forma de encarar la campaña. La denuncia del último domingo podría haber sido ignorada como ignoraron todas y cada una de las anteriores -convengamos que tampoco fue lo más grave que se haya dicho del oficialismo- pero acusaron recibo de un modo sobreactuado.


Decidieron colocarse en víctimas de un orden superior a todo -como sostiene el docente Luis D´Elía al afirmar que Magnetto gobierna el país desde el 24 de marzo de 1976- que busca impedir que el kirchnerismo se prolongue en el tiempo, que intenta que la gloriosa juventud monotributista no pueda lograr la liberación, que pretende que el país vuelva a épocas oscuras, como cuando gobernaban los jefes de Abal Medina, Diana Conti, Deborah Giorgi y Nilda Garré, o como cuando Cristina, Néstor, Aníbal Fernández y Julio Alak eran tan oficialistas que sólo les faltaba hablar turco, o como cuando César Milani jugaba al poliladron versión 220.

Como forma de recuperar votos, esto de tratar de idiotas a todos los que no los votaron, no creo que garpe mucho, aunque sí sirve de botón de muestra para que vayamos viendo qué nos espera en los últimos dos años de esta concatenación de cagadas empíricas, delirios fundacionales y choreo orgánico que hemos denominado kirchnerismo.

Martes. No todo puede justificarse.

PD: No jodan con que la cuenta de twitter de la Casa Rosada fue hackedada. La próxima, traten que la community manager no se confunda de cuentas en un ataque de nervios.

© Escrito por Relato del Presente y publicado el martes 20/08/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

Sobre viejos chotos y jóvenes boludos... De Alguna Manera...


Sobre viejos chotos y jóvenes boludos...


En su habitual columna dominical, Hugo Asch escribe sobre el Boca de Carlos Bianchi, el Racing Zubeldía y Carusito y los años.

–Idiotas fueron siempre los jóvenes –declaró Rey–. ¿O hemos de suponer que hay una sabiduría en el inexperto que luego se pierde?

–Sabiduría, no; integridad –opinó Arévalo–. La juventud no carece de virtudes. Por falta de tiempo o experiencia no le tomó el gusto al dinero…

Rey sentenció:

–Una guerra idiota, en un mundo idiota. El más negado te acusa de viejo y te suprime.

Adolfo Bioy Casares (1914-1999), de “Diario de la guerra del cerdo” (1968).

Años 70. Yo, un cronista veinteañero que volvía de la colimba. Frente a mí, en su escritorio, el nuevo director de Siete Días, Julio Porta, un sesentón que meses antes había desembarcado con una redacción nueva. Tenía que decidir qué hacer conmigo. Debo haberle caído bien porque no me echó. Pero lo mejor no fue eso, sino la frase. Una frase que deslizó como al pasar, con una mezcla de melancolía, delicadeza y ferocidad.

—Mire Asch –me dijo–, en este trabajo, como en la vida, hay dos problemas: su edad y la mía. Y si piensa que soy un viejo boludo, le advierto: los viejos boludos no existen. Existen los jóvenes boludos, que envejecen.

Si Bianchi fuese el último Perón, el del ’73, más de uno culparía al “cerco”. Pero Bianchi no es Perón y como su Boca no arrasa, el imaginario tribunero pierde la paciencia. Braman: “Viejo choto”, “desastre”, “atrasa diez años”, “elige mal”, “pifia en los cambios” y otros juicios de similar intensidad trágica. El enojo –interpreto– además expresa el dolor por la destrucción del mito del celular de Dios, símbolo de aquel tiempo feliz, cuando ganar todo era rutina.

Bianchi no es un entrenador sofisticado. Puede que haya perdido, nomás, el celular divino. Lo que no tiene, seguro, son esas piezas que jamás le fallaban. Esa es la clave, no su cédula. En lugar de la telaraña que en el medio tejían Cagna, Serna y Basualdo –que liberaba a Riquelme y lo juntaba con el Mellizo y Palermo–, tiene un colador. Por allí se filtran los rivales que encaran sin piedad a una defensa que no es la que se recitaba como un poema: Ibarra / Bermúdez / Samuel/ Arruabarrena.

Contra Newell’s, Marín se comió un baile terrible con el dúo Casco-Figueroa; solo, como Gary Cooper en A la hora señalada. Ledesma va pero no vuelve. Y Ribair me recordó al pobre Makelele, del Madrid galáctico, corriendo como un loco para tapar los huecos que dejaban los stars. Con Gago en su lugar, era una masacre. Comparar es odioso y en este caso, inútil. Porque Riquelme no es Highlander; Martínez, sin el nivel que alcanzó en Vélez, no es Guillermo; Blandi y Gigliotti no suman medio Palermo; Cata Díaz asusta, pero no impone la serena crueldad del Patrón Bermúdez y… para qué ensañarse.

¿Bianchi? Se lo ve raro. Adaptándose. Le fue mal con los que aburrían pero ganaban con Falcioni; dinamitó todo y armó un plantel nuevo, sin estridencias. Su Boca está lejos de ser un equipo sólido, confiable, muy a su estilo. Grave problema. Porque él, como Monzón, es idolatrado –y tolerado por la prensa, con la que mantiene una relación tensa, de mutua desconfianza– por ser un ganador serial. Necesita la unanimidad del éxito. No tiene, como Ramón Díaz en River, un aura hipnótica que disimule sus fallas. Hoy depende de una defensa que está para el diván; que juega tensa, sin confianza, presintiendo el error.

A su lado, Zubeldía parece un adolescente. Como su Racing. A veces furioso; otras, medio colgado, voluble, incapaz de dominar sus impulsos. Veloz pero atolondrado, hábil pero yeitero. Arrasa o se duerme. El fenómeno trasciende la escasa edad de sus estrellas. Lo mismo pasaba con el Racing de Russo, el de Gio y Teo. Tenía un buen lejos, pero de cerca se notaba la falta; lo vulnerable que se sentía.

En la historia de Zubeldía hay una constante: su precocidad. Habitué en los juveniles de Pekerman, debutó en Primera a los 17 años, en 1998. Una lesión lo obligó al retiro a los 23 y se dedicó a entrenar. A los 26, como ayudante de Cabrero en Lanús, celebró el título de 2007. Tenía 27 cuando le dieron la Primera. Todo a mil.

Cuentan que es obsesivo, detallista; un estudioso. Mito o realidad, en su época de ayudante se decía que era él quien diseñaba la estrategia. Sin embargo, su Racing es la antítesis de ese Lanús fino y letal. No tiene pausa, no maneja los tiempos, no tiene término medio. Es un fighter que sale, palo y palo, a noquear o ser noqueado. Depende de sus geniecillos. Si fallan, no hay plan B; lo que no habla bien de su evolución como estratega.

Sumó muchos puntos, es cierto. Por eso le renovaron el contrato, un exotismo en un club devora técnicos. Cantidad, sí; calidad, no. Rara vez ganó el partido que debía ganar –incluido el último clásico contra Independiente–, esos que definen cosas o cambian la historia. Circular y paradójico, Racing es regular en su irregularidad. Como el amor clásico, garantiza placer y dolor.

Simeone, otro técnico precoz, maduró y supo adaptarse a lo que la coyuntura exigía. Lo hizo en Estudiantes y River –donde fue campeón–, en Catania –los salvó del descenso–, en Racing –lo blindó y lo dejó subcampeón del Apertura 2011– y ahora en Atlético de Madrid, donde levantó tres copas.

Bianchi 64, Zubeldía 32. Y entre ambos, con 51, Caruso, el gran showman. ¡No me podía fallar! Hace dos semanas, divagando sobre los mil candidatos, advertí: “Sólo de una cosa estoy seguro: pronto armará otro escándalo y todos hablaremos de él”. Lo hizo, obvio. Llamó Pizzirrucho al DT de San Lorenzo. Curioso: de lo mismo –serrucharle el piso a Madelón– lo acusó Fabián García, su partenaire en el célebre paso de comedia “¡No me midásss…!”, descomunal éxito en YouTube. “Yo sé hablar y vendo, no como Pizzi”, chicaneó mirando a cámara, mezclando valor y precio.

“El tiempo no tiene nada que ver, cuando se es boludo, se es boludooo…”, cantaba Nacha hace mil años. Adoro ese viejo tema de Brassens.

© Escrito por Hugo Asch el domingo 18/08/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

lunes, 19 de agosto de 2013

Gimnasia y Esgrima de Jujuy 1 vs. Huracán 0... De Alguna Manera...

Con poco "el Lobo" devoró a Huracán...



Con gol del delantero Matías Quiroga en el complemento, esta tarde Gimnasia de Jujuy se impuso por 1 a 0 ante Huracán en el Norte Argentino. Con este resultado el conjunto de Mario Gómez obtuvo el primer triunfo en el campeonato y pudo cortar una racha de varios partidos sin conocer la victoria.

Como ocurrió en aquella final tan recordada por el junio del 2005 donde el lobo jujeño obtuvo el ascenso a primera, Mario Gómez y el Turco Mohamed se volvieron a ver las caras en el estadio “23 de Agosto”. 

Siendo Huracán quien dominó en los primeros minutos del cotejo, el dueño de casa salió a ver cual sería la propuesta que daría a la hora de jugar la visita.

Con el correr de los minutos el partido fue decayendo siendo el globo impreciso en el medio.

Ya habiendo pasado los primeros diez minutos del segundo tiempo y por medio de una jugada parada, Gimnasia convertiría el único tanto del encuentro luego que Matías Quiroga conectara al fondo de la red el balón ante la salida del guardametas Pozo, luego que Ferrero fallara en el centro.

De ahí en más fue el globo quien por medio de Martínez buscó la igualdad pero nunca pudo concretar con la puntada final. Ya con la defensa quemera jugada al ataque y agazapado para salir rápido de contra, los locales perdieron dos situaciones claras para liquidar el partido.

Con este triunfo los jujeños lograron quebrar el maleficio de no poder ganar, sumando tres puntos importantes para engrosar su promedio de descenso. Del otro lado, con cara de preocupado y sin querer hablar con la prensa, Antonio Mohamed tendrá 1600 kilómetros de regreso para analizar las falencias de su equipo a la hora de jugar.

© Escrito por Marcelo Salvio el sábado 17/08/2013 y publicado por Mundo Ascenso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 




Formaciones:

Gimnasia y Esgrima de Jujuy 1

Lucas Hoyos; Enzo Ruiz, Marcelo Berza, Héctor Desvaux, Héctor Domínguez; Gabriel Solís, Álvaro Brum, Cristian Bustos, Fernando Poclaba; Néstor Martinena y Matías Quiroga. DT: Mario Gómez

Huracán 0

Diego Pozo; Alexis Ferrero, Eduardo Domínguez, Víctor Cuesta; Sergio Velázquez, Alejandro Capurro, Germán Mandarino, Carlos Arano; Gonzalo Martínez; Lucas Villafañez, Leandro Díaz. DT: Antonio Mohamed

Goles:  12′ ST Matías A. Quiroga (GEJ)

Cambios:  0′ ST Néstor F. Espínola Fernando R. Poclaba (GEJ),   5′ ST Emanuel Urresti Néstor G. Martinena (GEJ),   9′ ST Alejandro G. Quintana Lucas Villafáñez (Hu),   21′ ST Matías Defederico Carlos Arano (Hu),   27′ ST Luis Salces Cristian G. Bustos (GEJ),   33′ ST Mauro R. Milano Germán Mandarino (Hu)

Amonestados:   28′ PT Sergio Velázquez (Hu), 11′ ST Gonzalo Martínez (Hu), 28′ ST Gabriel Solís (GEJ)

Fecha: sábado 17 de agosto de 2013; 16 hs.   TV

Estadio: 23 de agosto (Jujuy)

Arbitro: Alejandro Castro



Tabla de posiciones:

Los goles:




Próximo partido:

Huracán vs. San Martín de San Juan

Fecha y hora: domingo 25 de agosto de 2013 - 14:00

Estadio: Tomás A. Ducó

Arbitro: a designar