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martes, 16 de marzo de 2021

Copa de la Liga Profesional de Fútbol. Huracán 0 vs. Lanús 0... @dealgunamaneraok...

 

Lanús, puntero de la zona B, sólo pudo empatar con Huracán…


El Granate, que por el momento es único puntero de la zona B, igualó con el Globo sin abrir el marcador, en Parque Patricios, por la quinta fecha de la Copa de la Liga Profesional de Fútbol.

© Publicado el viernes 12/03/2021 por el Diario Jornada de la Ciudad de Trelew, Provincia del Chubut, República de los Argentinos. 

Desde el inicio del juego Huracán lo puso incómodo a Lanús, con la presión alta que ejerció para evitar la salida clara del 'granate' y tratando de ofrecer un equipo corto para reducir los espacios.

De ese modo, el conjunto visitante se vio forzado a emplear los pases largos entre líneas para el intento de prosperar en ataque, lo que en parte logró por el despliegue de Facundo Quignón y Lautaro Acosta en la zona de medios.

Así se generaron acciones intensas en la primera parte de la etapa inicial, pero ambas alineaciones fueron irresolutas en las pocas aproximaciones que ofrecieron.

Recién sobre los 21 minutos Huracán exigió la intervención de Lautaro Morales para desviar al córner un cabezazo de Lucas Merolla, tras un tiro de esquina servido por Franco Cristaldo.

Con las creaciones por izquierda de Cristaldo, junto al criterioso accionar de Claudio Yacob, el conductor del equipo, los dirigidos por Israel Damonte alcanzaron a predominar en algunos momentos.

Mientras que el espectáculo continuó siendo apenas discreto, en el primer tiempo, los de Luis Zubeldía, faltos de ideas claras, sólo trataron de inquietar con reiterados centros aéreos, que fueron desbaratados por el siempre atento y oportuno Sebastián Meza.

En el complementario apareció Lanús con otra actitud, más punzante, alcanzando un mayor predominio en las acciones y merodeando con más asiduidad el área local.

A lo que los del 'Globo' respondieron con firmeza en el fondo, en especial con las destacadas intervenciones de Merolla, mientras trataban de equilibrar el juego en el mediocampo.

En tanto, que Damonte debió reemplazar al movedizo Nicolás Silva por una lesión en el codo izquierdo, por el que ingresó Nicolás Briasco (11 min).

Desde que promedió el segundo tiempo, las riesgosas situaciones ante los arcos se fueron sucediendo con malas resoluciones, en parte, y en otras controladas por las cerradas defensas.

Así fue que apenas por una falla de Walter Pérez, en el área de Huracán, la visita se encontró con la jugada más clara para definir por parte del ingresado Pedro De La Vega, que Meza cubrió el potente disparo con su pecho y luego desvió hacia un costado (36 min).

Finalmente, el partido se cerró con una justa igualdad porque ninguno de los dos supo vulnerar a su adversario, sumando un punto Lanús, que por el momento lo deja puntero en soledad de la zona B, con 10 unidades, sobre sus escoltas Vélez e Independiente (9), que este sábado deben jugar sus respectivos compromisos.

Y Huracán sumó otro punto para alentar una mejoría, pero que sigue sin ganar en lo que va del torneo.

Por la sexta fecha, durante el próximo fin de semana, Huracán visitará a Patronato, en Paraná; en tanto que Lanús visitará a Banfield, en el clásico de la zona sur como el partido interzonal de la jornada.

Síntesis

Huracán 0  

Sebastián Meza; Raúl Lozano, José Moya, Lucas Merolla y Walter Pérez; Claudio Yacob y Esteban Rolón; Sebastián Francisco Ramírez, Franco Cristaldo y Nicolás Silva; Diego Mendoza. DT: Israel Damonte.

Lanús 0 

 Lautaro Morales; Pablo Aranda, Nicolás Thaller, Alexis Pérez y Alexandro Bernabei; Tomás Belmonte, Facundo Pérez, Facundo Quignon y Lautaro Acosta; José Sand y Nicolás Orsini. DT: Luis Zubeldía.

Cambios en el segundo tiempo: 11m, Nicolás Briasco por Silva (H); 22m, Matías Esquivel por Facundo Pérez; y Pedro De La Vega por Orsini (L); 26m, Nicolás Morgantini por Aranda (L); 27m, Santiago Hezze por Rolón; y Juan Garro por Mendoza (H); 40m, José López por Belmonte (L); 41m, Cristian Nuñez por Ramírez; y Ezequiel Bonifacio por Lozano (H).

Amonestados: Lozano (H). Aranda y Morgantini (L).

Árbitro: Andrés Merlos.

Estadio: Palacio Tomás A. Ducó (Huracán).






viernes, 23 de agosto de 2013

Sobre viejos chotos y jóvenes boludos... De Alguna Manera...


Sobre viejos chotos y jóvenes boludos...


En su habitual columna dominical, Hugo Asch escribe sobre el Boca de Carlos Bianchi, el Racing Zubeldía y Carusito y los años.

–Idiotas fueron siempre los jóvenes –declaró Rey–. ¿O hemos de suponer que hay una sabiduría en el inexperto que luego se pierde?

–Sabiduría, no; integridad –opinó Arévalo–. La juventud no carece de virtudes. Por falta de tiempo o experiencia no le tomó el gusto al dinero…

Rey sentenció:

–Una guerra idiota, en un mundo idiota. El más negado te acusa de viejo y te suprime.

Adolfo Bioy Casares (1914-1999), de “Diario de la guerra del cerdo” (1968).

Años 70. Yo, un cronista veinteañero que volvía de la colimba. Frente a mí, en su escritorio, el nuevo director de Siete Días, Julio Porta, un sesentón que meses antes había desembarcado con una redacción nueva. Tenía que decidir qué hacer conmigo. Debo haberle caído bien porque no me echó. Pero lo mejor no fue eso, sino la frase. Una frase que deslizó como al pasar, con una mezcla de melancolía, delicadeza y ferocidad.

—Mire Asch –me dijo–, en este trabajo, como en la vida, hay dos problemas: su edad y la mía. Y si piensa que soy un viejo boludo, le advierto: los viejos boludos no existen. Existen los jóvenes boludos, que envejecen.

Si Bianchi fuese el último Perón, el del ’73, más de uno culparía al “cerco”. Pero Bianchi no es Perón y como su Boca no arrasa, el imaginario tribunero pierde la paciencia. Braman: “Viejo choto”, “desastre”, “atrasa diez años”, “elige mal”, “pifia en los cambios” y otros juicios de similar intensidad trágica. El enojo –interpreto– además expresa el dolor por la destrucción del mito del celular de Dios, símbolo de aquel tiempo feliz, cuando ganar todo era rutina.

Bianchi no es un entrenador sofisticado. Puede que haya perdido, nomás, el celular divino. Lo que no tiene, seguro, son esas piezas que jamás le fallaban. Esa es la clave, no su cédula. En lugar de la telaraña que en el medio tejían Cagna, Serna y Basualdo –que liberaba a Riquelme y lo juntaba con el Mellizo y Palermo–, tiene un colador. Por allí se filtran los rivales que encaran sin piedad a una defensa que no es la que se recitaba como un poema: Ibarra / Bermúdez / Samuel/ Arruabarrena.

Contra Newell’s, Marín se comió un baile terrible con el dúo Casco-Figueroa; solo, como Gary Cooper en A la hora señalada. Ledesma va pero no vuelve. Y Ribair me recordó al pobre Makelele, del Madrid galáctico, corriendo como un loco para tapar los huecos que dejaban los stars. Con Gago en su lugar, era una masacre. Comparar es odioso y en este caso, inútil. Porque Riquelme no es Highlander; Martínez, sin el nivel que alcanzó en Vélez, no es Guillermo; Blandi y Gigliotti no suman medio Palermo; Cata Díaz asusta, pero no impone la serena crueldad del Patrón Bermúdez y… para qué ensañarse.

¿Bianchi? Se lo ve raro. Adaptándose. Le fue mal con los que aburrían pero ganaban con Falcioni; dinamitó todo y armó un plantel nuevo, sin estridencias. Su Boca está lejos de ser un equipo sólido, confiable, muy a su estilo. Grave problema. Porque él, como Monzón, es idolatrado –y tolerado por la prensa, con la que mantiene una relación tensa, de mutua desconfianza– por ser un ganador serial. Necesita la unanimidad del éxito. No tiene, como Ramón Díaz en River, un aura hipnótica que disimule sus fallas. Hoy depende de una defensa que está para el diván; que juega tensa, sin confianza, presintiendo el error.

A su lado, Zubeldía parece un adolescente. Como su Racing. A veces furioso; otras, medio colgado, voluble, incapaz de dominar sus impulsos. Veloz pero atolondrado, hábil pero yeitero. Arrasa o se duerme. El fenómeno trasciende la escasa edad de sus estrellas. Lo mismo pasaba con el Racing de Russo, el de Gio y Teo. Tenía un buen lejos, pero de cerca se notaba la falta; lo vulnerable que se sentía.

En la historia de Zubeldía hay una constante: su precocidad. Habitué en los juveniles de Pekerman, debutó en Primera a los 17 años, en 1998. Una lesión lo obligó al retiro a los 23 y se dedicó a entrenar. A los 26, como ayudante de Cabrero en Lanús, celebró el título de 2007. Tenía 27 cuando le dieron la Primera. Todo a mil.

Cuentan que es obsesivo, detallista; un estudioso. Mito o realidad, en su época de ayudante se decía que era él quien diseñaba la estrategia. Sin embargo, su Racing es la antítesis de ese Lanús fino y letal. No tiene pausa, no maneja los tiempos, no tiene término medio. Es un fighter que sale, palo y palo, a noquear o ser noqueado. Depende de sus geniecillos. Si fallan, no hay plan B; lo que no habla bien de su evolución como estratega.

Sumó muchos puntos, es cierto. Por eso le renovaron el contrato, un exotismo en un club devora técnicos. Cantidad, sí; calidad, no. Rara vez ganó el partido que debía ganar –incluido el último clásico contra Independiente–, esos que definen cosas o cambian la historia. Circular y paradójico, Racing es regular en su irregularidad. Como el amor clásico, garantiza placer y dolor.

Simeone, otro técnico precoz, maduró y supo adaptarse a lo que la coyuntura exigía. Lo hizo en Estudiantes y River –donde fue campeón–, en Catania –los salvó del descenso–, en Racing –lo blindó y lo dejó subcampeón del Apertura 2011– y ahora en Atlético de Madrid, donde levantó tres copas.

Bianchi 64, Zubeldía 32. Y entre ambos, con 51, Caruso, el gran showman. ¡No me podía fallar! Hace dos semanas, divagando sobre los mil candidatos, advertí: “Sólo de una cosa estoy seguro: pronto armará otro escándalo y todos hablaremos de él”. Lo hizo, obvio. Llamó Pizzirrucho al DT de San Lorenzo. Curioso: de lo mismo –serrucharle el piso a Madelón– lo acusó Fabián García, su partenaire en el célebre paso de comedia “¡No me midásss…!”, descomunal éxito en YouTube. “Yo sé hablar y vendo, no como Pizzi”, chicaneó mirando a cámara, mezclando valor y precio.

“El tiempo no tiene nada que ver, cuando se es boludo, se es boludooo…”, cantaba Nacha hace mil años. Adoro ese viejo tema de Brassens.

© Escrito por Hugo Asch el domingo 18/08/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.