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domingo, 4 de marzo de 2018

De selección. Messi es una "mentira"… @dealgunamanera…

Messi es una "mentira"…

Lionel Messi. Dibujo: Andrés Alvez

Un país canoniza al máximo goleador de la selección después de su heroica noche en Quito pero, en la lógica delirante de miles o de millones de argentinos, su cabeza hubiera quedado debajo de la guillotina si el equipo de Sampaoli no se hubiese clasificado al Mundial de Rusia. Ucronía de un crack acabado, humillado, después de una eliminación histórica. O las sandeces que evitamos leer o escuchar gracias a los tres goles del crack.

© Escrito por Andrés Burgo el sábado 14/10/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Pero si Messi mira para abajo en el himno. ¿No lo viste antes del partido con Ecuador? Era una estatua el pingüino ése. Así, todo paralizado, duro, asustado hasta las patas. Nunca cantó el himno pero antes por lo menos te levantaba la cabeza. Ahora ni eso. El pecho frío ya estaba entregado antes de jugar. Igual nada que sorprenda mucho, ¿no? En las jodidas nunca aparece, capítulo mil. Lo de Quito fue más de lo mismo. Se les entregó mansito a los ecuatorianos como antes a los peruanos y a los venezolanos y a los uruguayos y a todos. No hizo nada en las Eliminatorias. No se rebela y nunca se va a rebelar. Punto. O decime, ¿cuántas veces te salvó en las difíciles? Ni una vez te salvó. Ni una vez estuvo a la altura de las circunstancias.

Uno esperaba otra cosa porque veías que en el Barcelona se eludía a medio mundo y querías que hiciera lo mismo en la selección, pero ya está, no va a pasar. Ser líder es otra cosa, es tener la cabeza arriba, contagiar confianza, despabilar a los compañeros, pegarles un grito, aplaudirles en la cara, retarlos si hace falta ¡Vamos carajo que se puede! ¡Vamos que somos Argentina! Así hay que gritar. Inflá el pecho, hermano, o tenés un trauma. Pero bueno, sabemos que la personalidad no se compra. O nacés con carisma o no, y Messi nunca tuvo personalidad ni carisma. Hasta Fazio, que no le conozco la cara, debe tener más carácter. Mil veces más carácter debe tener.

Yo, si era Salvio y lo veía a Messi al lado mío, ahí, encorvado en el himno antes del partido más importante de tu vida, me borraba, me hundía. Me deprimía. Acordate de Maradona, que en el himno los puteaba a todos, hasta a un muerto contagiaba. Y este pibito es otra cosa, seguro que terminó el partido, entró al vestuario y se puso a ver el telefonito. A boludear en Instagram. A pensar en el próximo tatuaje.

Y sus compañeros también, fija. Les da lo mismo perder. Son millonarios, ya están recontra hechos, vienen de compromiso porque hay que venir y les ponen un avión privado. Ni siquiera saludan a la gente. Viven en una cápsula. Y encima quieren que les agradezcamos. Si no quieren venir, que no vengan más, que jueguen los de acá que serán igual de burros, pero por lo menos te comen el hígado. Hasta un barrendero va a poner más huevos. Y lo que me da más bronca es que este fin de semana la van a romper en sus equipos. Uh, que fenómenos, van a decir. Tres goles de Messi al Getafe, dos de Di María al Guingamp y cuatro de Icardi al Benevento.

Pero no es lo que odie, eh. Solo que me da rabia. Hasta ahora más o menos la maquillaba, dos golcitos a Bolivia todos los años y uno a Brasil en un amistoso cada cuatro años y listo, seguía la mentira. Porque Messi en la selección no existió nunca, no jodamos. Siempre fue una mentira. Pero esto de no haber clasificado al Mundial superó todo. Indefendible. Vergonzoso. Y el responsable es Messi, no jodamos. ¿A quién le vas a echar la culpa? ¿A Benedetto? ¿A Marcos Acuña? ¿Al Laucha Acosta? No me vengas con eso de que tiene que jugar solo con 10 tipos más alrededor suyo. Solito no le alcanzó nunca.

Los que le justifican que se borra siempre se quejan que no tiene socios, pero le pusieron a un montón y a todos se los terminó comiendo: Pastore, Dybala, Lamela, Di María, Gago, Banega. Tenía razón Caruso Lombardi cuando decía que Messi tenía que ser suplente. Que entre en el segundo tiempo y listo. Si juega un partido bien y cuatro mal.

Y decime qué goles importantes tiene Messi en la selección. En amistosos no, eh. Y tampoco en el Barcelona. En la selección, goles importantes de Messi…. ¡No hay! En el Mundial fueron todos de relleno. De primera ronda. A Serbia en el 2006 y a Bosnia, Irán y Nigeria en el 2014. Listo. Después, nada. Ni uno. ¿En octavos de final para adelante? Cero. Y los de la primera ronda son como hacérselos al Eibar, si en España no te marcan. Que venga a la cancha de Chacarita y no toca la pelota. Miralo en las Eliminatorias y en la Copa América, lo anticipan siempre. Ya no genera respeto en los rivales americanos, de a poco le fueron perdiendo ese miedo. Decí que en el Mundial de Brasil lo salvó Mascherano. ¿O no te acordás de la charla de Sabella en el entretiempo del suplementario contra Alemania? Todos en ronda, Mascherano hablando y el traumadito éste afuera de la ronda escupiendo como en otro planeta. Siempre fue un tipo raro. No me olvido del Mundial 2006: mientras sus compañeros erraban los penales contra Alemania, él estaba con auriculares al cuello en el banco de suplentes.

No lo siente, ése es el tema. No tiene la pasión que debe tener un capitán de la selección. No sé, que grite, que se cague a trompadas. Pero no, es mudo. Qué le pasa en la cabeza no lo sé. Pone una pelota cada tanto pero no es conductor, no es líder, juega caminando, se aísla, se va de los partidos, se desconecta, camina la cancha, se apaga, parece un oso hibernando. Y encima es una máquina de perder finales. Eso es imperdonable. Tres perdió. Ponele una, ponele dos… No, fueron tres. Y en las tres esperabas que hiciera algo, y nada. Corré, hacé algo, equivócate, mandate una cagada, pero pedí la pelota. Era la final del mundo. ¿Te acordás del tiro libre en el último minuto contra Alemania? A las nubes fue, cualquier cosa. Y algo parecido el otro día contra Perú, en la Bombonera, una masita que pegó en la barrera, y Paolo Guerrero casi la clavó en un ángulo a la jugada siguiente. Y mejor ni hablar de las finales de la Copa América contra Chile. Ni las jugó. Ni bien ni mal. Nada. Se entregó. Era un fantasma. Si sentís la presión en el momento en que tenés que marcar la diferencia, entonces no sos el mejor.

No se la banca, le pesa, ésa es la verdad. Decime cuántas veces te conmovió Messi. Acordate de alguna. Y no, no hay. Una arenga, un video, algo, pero no, no hay nada: siempre hablaba Mascherano, siempre le faltó un golpe de horno. Y al final Cristiano Ronaldo lo pasó por encima con Portugal. ¡Con Portugal! Campeón de la Eurocopa y clasificado al Mundial. Ya está, este muerto de Messi no lo levanta más. Y si se quiere ir de la selección, que se vaya. Quién le va a decir que no. No da para más, acá va a ser siempre el eterno perdedor. Que se quede en Barcelona.

Decime cómo hace para ponerse otra vez la camiseta de la selección. En la historia va a quedar que Maradona te jugaba con el tobillo hecho mierda y éste vomitaba en la final del Mundial. ¿Te lo imaginás al mamerto éste entrenándose en Tilcara, como los del 86? Ja, me muero.

Porque encima es ingobernable adentro del plantel. En la cancha los defensores rivales se lo comen en un pancho, pero dentro de la concentración es ingobernable. La última es que decidió que Dybala no volviera a jugar ni un minuto después de lo que dijo, eso que era difícil jugar con él. Lo sacó él, como siempre, si toda la vida puso a sus amigos. Es un club de amigos la selección. Se la quedaron ellos. ¿O quién te pensás que a sacó a Tevez del Mundial? Pone cara de nada pero decide todo. ¿Y a los técnicos quién te pensás que los puso? Llevó y sacó a Martino cuando se le cantó y ahora eligió a Sampaoli. ¿No escuchaste que baja de dormir la siesta y, si él no saluda, nadie se le anima a decirle buenas tardes? Le tienen miedo hasta sus compañeros. Lo tenés que mimar como si fuera un nene y ya es un grandulón de 30 años. El señor quería tener a los hinchas más cerca y la selección se tuvo que mudar a la Bombonera. Y como ni siquiera eso alcanzó, la AFA tuvo que llevar un brujo a Ecuador. Ahora que se joda con todos los memes que salieron después de la eliminación. Y los whatsapp que se hicieron virales tienen razón. Y las cosas que le dijeron en tele. Por suerte hay periodistas que dicen la verdad, que a Messi le quedó grande la selección, que ya está, que ya cumplió un ciclo. Hasta Moria Casán lo criticó, y estuvo bien.

Ah. ¿Al final Argentina ganó con tres goles de Messi y se clasificó al Mundial? Seguro que el partido estuvo comprado, que les pusieron toda la guita a los ecuatorianos. Si además ya estaban eliminados. Y que gane un Mundial si quiere dejar de ser una mentira.



domingo, 18 de diciembre de 2016

Club Atlético Huracán. Nuevo Director Técnico... @dealgunamanera...

Juan Manuel Azconzábal, nuevo entrenador de Huracán…


El ex DT de Atlético Tucumán se hará cargo del equipo en enero en reemplazo de Néstor Apuzzo, quien volverá a trabajar en las divisiones inferiores.

© Publicado el Sábado 17/12/2016 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Juan Manuel Azconzábal acordó su incorporación como nuevo director técnico de Huracán y firmará su contrato por un año la semana próxima para hacerse cargo en enero del plantel y suceder en el cargo a Ricardo Caruso Lombardi, quien dirigió al equipo hasta hace dos fines de semana, pero se alejó a causa de los malos resultados.

Azconzábal, de 42 años y ex entrenador de Atlético Tucumán, era el principal candidato a hacerse cargo de la conducción del Globo por encima de Ariel Holan, y finalmente llegó a un acuerdo con los directivos del club de Parque de los Patricios, según confirmó el presidente de la institución, Alejandro Nadur, en declaraciones realizadas en TyC Sports.

El director técnico nacido en Junín dirigió anteriormente a Estudiantes de La Plata (el club en el que hizo gran parte de su carrera como futbolista), a San Martín de San Juan y hasta el mes pasado a Atlético Tucumán, con el que logró la clasificación para la Copa Libertadores de América de 2017 por primera vez en su historia.


Huracán, que cumple una floja campaña y tiene apenas 11 puntos tras haberle ganado el viernes a Talleres por 1 a 0, inició el campeonato con Eduardo Domínguez como entrenador hasta la cuarta fecha, luego asumió Caruso Lombardi hasta la 12ª jornada, y en los dos últimos partidos -la derrota ante Banfield y el triunfo frente a los cordobeses- dirigió al equipo Néstor Apuzzo en forma interina, ya que regresará a las divisiones inferiores del club.

Azconzábal tendrá como premisa sacar a Huracán de la zona de los cuatro equipos que descenderán a la B Nacional, ya que si bien con la victoria sobre Talleres salió de ese grupo de equipos, podría regresar si Sarmiento de Junín supera este sábado a Aldosivi de Mar del Plata.








lunes, 5 de diciembre de 2016

Y se fue corriendo por la Avenida Jujuy… @dealgunamanera...

Se fue corriendo por Jujuy…


Recordemos cuando llegó Ricardo Caruso Lombardi a Huracán y se presentó con esta frase: “O me hacen la estatua como a Ringo Bonavena o me voy corriendo por Jujuy de contramano”, para desgracia del entrenador y del club, hoy le toca irse por Jujuy con las manos vacías, final de ciclo.

© Escrito por Nicolás Federico el domingo 04/12/2016 y publicado por Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Finalmente, luego de las declaraciones post partido con Colón y sumado a una renuncia a disposición del entrenador, la dirigencia de Huracán tomó la decisión y dimitió de los servicios del DT. Hay que destacar, que uno de los factores fundamentales de esta decisión es que tras la caída del último fin de semana, Huracán quedó a tan solo 3 puntos del descenso directo. Ahora, vendrá el tiempo de otra decisión importante, el reemplazante pero para ello ya habrá otra nota en Patria Quemera.

El ciclo fue de tan solo 8 encuentros, con la particularidad de que el único triunfo que consiguió fue en aquel partido maratónico donde a horas de haber asumido tomó el mando y dirigió frente a Atlético Tucumán y logró traerse los 3 puntos de aquella provincia. Luego, fueron 5 derrotas y 2 empates. El reconocido bombero y “saca puntos” tuvo su peor racha dirigiendo en Primera División y citando una frase luego de la derrota 1-0 con River en el Monumental, donde dejará en claro lo que pasó en la relación Huracán y Caruso: “Parece que este club no es para mí”. A veces, la historia, la forma de vivir de un club no corresponde con ciertos entrenadores, jugadores, etc. Este fue un caso claro.

Tras esta salida, sumada a la anterior de Eduardo Domínguez y el técnico que venga, “El Globo” terminará el 2016 con la suma de tres entrenadores, que pinta a la perfección el mal momento futbolístico que hoy pasa el club.

Pensando justamente en lo que viene, todo hace creer que mientras se busca el nuevo entrenador, Néstor Apuzzo se haga cargo del entrenamiento de mañana en el Campo de Deportes Jorge Newbery.

Cambio de hoja, ahora a esperar que se consiga el nuevo entrenador rápido y que el equipo levante su nivel, porqué así es la manera más fácil de volver a conseguir triunfos.

¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!...



domingo, 2 de octubre de 2016

Ricardo Caruso Lombardi D.T. del Club Atlético Huracán... @dealgunamanera...

Caruso: "Es la estatua como a Bonavena o correr por Jujuy de contramano"…

Ricardo C. Lombardi. Foto: Daniel Méndez (CAH)

El técnico asumió en Huracán y ya dejó una frase antológica. El lunes debutará ante Atlético en Tucumán, provincia a la que viajará en micro por su temor a volar.

© Escrito por el sábado 01/10/2016 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Llegó temprano, ansioso porque se trataba de su regreso al fútbol después de 127 días. Casi no pudo dormir. A las 4 de la mañana, su señora le dijo "¿por qué no te vas ahora para el entrenamiento?". Tenía que presentarse a las 9 en Parque Patricios. Desembarco media hora antes. Entonces, rompió el hielo con los jugadores, que empezaban con el calentamiento. Los miró a los más peladitos. A Mariano González, a Marcos Díaz, a Ezequiel Garré y les tiró: "Muchachos, quédense tranquilos que yo los llevo conmigo a Medical Hair". Y despertó a las carcajadas de todos. Al mejor estilo Caruso. Así arrancó la era de este especialista en salvar equipos del descenso.

Vestido con un camperón negro y el Globo de Jorge Newbery sobre el pecho, Ricardo Caruso Lombardi puso en marcha su ciclo en Huracán. "Soy como soy, no iba a venir en traje para que digan que soy serio", manifestó. Durante la mañana, observó ¡44 jugadores! Pero recién mañana, después del táctico, dirá quiénes integrarán su primer equipo para jugar el lunes ante Atlético en Tucumán, una provincia a la que el plantel llegará en avión y el técnico... ¡en micro! "No me gusta volar, le tengo pánico", le dijo a Clarín. ¿Y si se clasifica para la Copa Sudamericana, como le prometió al presidente Alejandro Nadur? "Me tomaré una pastilla", dijo.

Caruso llega al club de César Luis Menotti, campeón en 1973, y al que condujo Ángel Cappa a bordo del tiki tiki que estuvo a punto de consagrarlo en 2009, cuando perdió en un polémico desenlace con Vélez. Hay un evidente choque ideológico. Pero el histriónico entrenador asegura: "Es entendible que la gente quiera y reconozca a Menotti o a Cappa. Pero también tiene que ver la realidad. No quiero que me encasillen, que Caruso es defensivo. No voy a poner línea de 9 ni a Pato Toranzo de 3. Yo vengo a ganar".

Durante 30 minutos, en la sala de conferencias de prensa, el entrenador charlo con los periodistas. Aseguró que hubo un equipo grande del exterior que lo vino a buscar. No lo nombró, pero se trata de Peñarol. Y contó que "desde las 15.45 hasta las 21 " estuvo reunido con Nadur. "Tenía como 150 mensajes de Whatsapp. Y mirá si Huracán será grande que hasta anoche en mi cuenta de Twitter (@LombaCaruso) tenía 46 mil seguidores y pasé los 50 mil", disparó. Entonces, hizo una referencia a San Lorenzo. "Esto es un laburo. Y como fui hincha de San Lorenzo cuando lo dirigí, ahora soy de Huracán. Con la gente está todo bien. A mí me tiraban pañales cuando venía para acá. Pero nunca los agredí", añadió.

"Yo no miré la planilla de los jugadores, ni el fixture, ni el promedio del descenso. Decidí venir a Huracán porque es un desafío muy grande", afirmó.  Y se despidió con una frase antológica: "O me hacen la estatua como a Ringo Bonavena o me voy corriendo por Jujuy de contramano". De su trabajo dependerá el final de esta película que empezó a rodarse en la Quema. 



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📷 Primer entrenamiento del plantel profesional a cargo de Ricardo Caruso Lombardi


VIDEO: Conferencia de Prensa (01/10/2016)


viernes, 23 de agosto de 2013

Sobre viejos chotos y jóvenes boludos... De Alguna Manera...


Sobre viejos chotos y jóvenes boludos...


En su habitual columna dominical, Hugo Asch escribe sobre el Boca de Carlos Bianchi, el Racing Zubeldía y Carusito y los años.

–Idiotas fueron siempre los jóvenes –declaró Rey–. ¿O hemos de suponer que hay una sabiduría en el inexperto que luego se pierde?

–Sabiduría, no; integridad –opinó Arévalo–. La juventud no carece de virtudes. Por falta de tiempo o experiencia no le tomó el gusto al dinero…

Rey sentenció:

–Una guerra idiota, en un mundo idiota. El más negado te acusa de viejo y te suprime.

Adolfo Bioy Casares (1914-1999), de “Diario de la guerra del cerdo” (1968).

Años 70. Yo, un cronista veinteañero que volvía de la colimba. Frente a mí, en su escritorio, el nuevo director de Siete Días, Julio Porta, un sesentón que meses antes había desembarcado con una redacción nueva. Tenía que decidir qué hacer conmigo. Debo haberle caído bien porque no me echó. Pero lo mejor no fue eso, sino la frase. Una frase que deslizó como al pasar, con una mezcla de melancolía, delicadeza y ferocidad.

—Mire Asch –me dijo–, en este trabajo, como en la vida, hay dos problemas: su edad y la mía. Y si piensa que soy un viejo boludo, le advierto: los viejos boludos no existen. Existen los jóvenes boludos, que envejecen.

Si Bianchi fuese el último Perón, el del ’73, más de uno culparía al “cerco”. Pero Bianchi no es Perón y como su Boca no arrasa, el imaginario tribunero pierde la paciencia. Braman: “Viejo choto”, “desastre”, “atrasa diez años”, “elige mal”, “pifia en los cambios” y otros juicios de similar intensidad trágica. El enojo –interpreto– además expresa el dolor por la destrucción del mito del celular de Dios, símbolo de aquel tiempo feliz, cuando ganar todo era rutina.

Bianchi no es un entrenador sofisticado. Puede que haya perdido, nomás, el celular divino. Lo que no tiene, seguro, son esas piezas que jamás le fallaban. Esa es la clave, no su cédula. En lugar de la telaraña que en el medio tejían Cagna, Serna y Basualdo –que liberaba a Riquelme y lo juntaba con el Mellizo y Palermo–, tiene un colador. Por allí se filtran los rivales que encaran sin piedad a una defensa que no es la que se recitaba como un poema: Ibarra / Bermúdez / Samuel/ Arruabarrena.

Contra Newell’s, Marín se comió un baile terrible con el dúo Casco-Figueroa; solo, como Gary Cooper en A la hora señalada. Ledesma va pero no vuelve. Y Ribair me recordó al pobre Makelele, del Madrid galáctico, corriendo como un loco para tapar los huecos que dejaban los stars. Con Gago en su lugar, era una masacre. Comparar es odioso y en este caso, inútil. Porque Riquelme no es Highlander; Martínez, sin el nivel que alcanzó en Vélez, no es Guillermo; Blandi y Gigliotti no suman medio Palermo; Cata Díaz asusta, pero no impone la serena crueldad del Patrón Bermúdez y… para qué ensañarse.

¿Bianchi? Se lo ve raro. Adaptándose. Le fue mal con los que aburrían pero ganaban con Falcioni; dinamitó todo y armó un plantel nuevo, sin estridencias. Su Boca está lejos de ser un equipo sólido, confiable, muy a su estilo. Grave problema. Porque él, como Monzón, es idolatrado –y tolerado por la prensa, con la que mantiene una relación tensa, de mutua desconfianza– por ser un ganador serial. Necesita la unanimidad del éxito. No tiene, como Ramón Díaz en River, un aura hipnótica que disimule sus fallas. Hoy depende de una defensa que está para el diván; que juega tensa, sin confianza, presintiendo el error.

A su lado, Zubeldía parece un adolescente. Como su Racing. A veces furioso; otras, medio colgado, voluble, incapaz de dominar sus impulsos. Veloz pero atolondrado, hábil pero yeitero. Arrasa o se duerme. El fenómeno trasciende la escasa edad de sus estrellas. Lo mismo pasaba con el Racing de Russo, el de Gio y Teo. Tenía un buen lejos, pero de cerca se notaba la falta; lo vulnerable que se sentía.

En la historia de Zubeldía hay una constante: su precocidad. Habitué en los juveniles de Pekerman, debutó en Primera a los 17 años, en 1998. Una lesión lo obligó al retiro a los 23 y se dedicó a entrenar. A los 26, como ayudante de Cabrero en Lanús, celebró el título de 2007. Tenía 27 cuando le dieron la Primera. Todo a mil.

Cuentan que es obsesivo, detallista; un estudioso. Mito o realidad, en su época de ayudante se decía que era él quien diseñaba la estrategia. Sin embargo, su Racing es la antítesis de ese Lanús fino y letal. No tiene pausa, no maneja los tiempos, no tiene término medio. Es un fighter que sale, palo y palo, a noquear o ser noqueado. Depende de sus geniecillos. Si fallan, no hay plan B; lo que no habla bien de su evolución como estratega.

Sumó muchos puntos, es cierto. Por eso le renovaron el contrato, un exotismo en un club devora técnicos. Cantidad, sí; calidad, no. Rara vez ganó el partido que debía ganar –incluido el último clásico contra Independiente–, esos que definen cosas o cambian la historia. Circular y paradójico, Racing es regular en su irregularidad. Como el amor clásico, garantiza placer y dolor.

Simeone, otro técnico precoz, maduró y supo adaptarse a lo que la coyuntura exigía. Lo hizo en Estudiantes y River –donde fue campeón–, en Catania –los salvó del descenso–, en Racing –lo blindó y lo dejó subcampeón del Apertura 2011– y ahora en Atlético de Madrid, donde levantó tres copas.

Bianchi 64, Zubeldía 32. Y entre ambos, con 51, Caruso, el gran showman. ¡No me podía fallar! Hace dos semanas, divagando sobre los mil candidatos, advertí: “Sólo de una cosa estoy seguro: pronto armará otro escándalo y todos hablaremos de él”. Lo hizo, obvio. Llamó Pizzirrucho al DT de San Lorenzo. Curioso: de lo mismo –serrucharle el piso a Madelón– lo acusó Fabián García, su partenaire en el célebre paso de comedia “¡No me midásss…!”, descomunal éxito en YouTube. “Yo sé hablar y vendo, no como Pizzi”, chicaneó mirando a cámara, mezclando valor y precio.

“El tiempo no tiene nada que ver, cuando se es boludo, se es boludooo…”, cantaba Nacha hace mil años. Adoro ese viejo tema de Brassens.

© Escrito por Hugo Asch el domingo 18/08/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

domingo, 20 de mayo de 2012

San Lorenzo y Caruso Lombardi un sólo corazón... De Alguna Manera...

‘Silenzio stampa’ y señales de humo…


“La burla y el ridículo son, entre todas las injurias, las que menos se perdonan.” Platón (427 aC-347 aC).

Caminaba por Chacabuco rumbo a la redacción y pensaba qué aburrido sería escribir una columna sobre el clásico de hoy entre lo que queda de Racing y la reserva de Boca –un partido parejo, para colmo– cuando al llegar, de la nada, apareció él. Me esperaba.

Suele decirse que del ridículo no se vuelve. Falso. ¡Cómo que no, si ése es, justamente, el gran secreto del rating! Allí estaba. Ricardo Caruso Lombardi, la gran estrella que se perdió el neorrealismo italiano, frente a mí. Agitado, nervioso, como cuando la semana pasada reculaba y le repetía a Fabián García: “¡No me midás, no me midás…!”. Parecía un novato en su primera clase de boxeo. Bamboleo en puntas de pie, giros torpes, el peor jab del mundo, el mentón bien levantado, desafiante. A su lado, una mujer. “La abogada”, pensé. Su rostro me resultaba familiar. La había visto antes, en alguna parte.

—¿Qué hace acá? ¿No prometió hacer silenzio stampa hasta que termine el campeonato?

Caruso no será Marcel Marceau, pero he visto peores mimos en los semáforos. Se hace entender. Me apuntó con su índice, alargó sus brazos, movió los dedos como tecleando algo, juntó las manos haciendo un bollo y lo llevó hacia la parte trasera del pantalón, arqueando la pelvis hacia adelante. No parecía muy amable. Recién entonces intervino la mujer. Se presentó, formal, educada; muy profesional.

—El señor Caruso cumplirá su promesa de no hablar. Por eso estoy aquí. Soy traductora para hipoacúsicos, Asch. Quizá me haya visto en la televisión, en esos cuadraditos, haciendo gestos mientras la gente habla.

—¡Sabía que la conocía de algún lado! Mucho gusto. Por cierto, ¿qué me quiso decir? Sonó feo.

—Emm… A ver. Lo que quiere transmitirle es que lee sus críticas con atención y las archiva, todas. Lo respeta, pero cree que está ensañado con él. Que lo ataca gratuitamente.

“Mmm… ¿En serio dijo eso?”, pregunté, mientras él se golpeaba el pecho, como el gorila de Tarzán. Después, usó las manos como abanicos para ventilar un aroma intenso, o una humareda. Me miró y repitió el gesto que Asad, el Chori Domínguez y tantos otros le dedicaron: el puño cerrado de una mano golpeando sobre la palma de la otra. Y me guiñó un ojo. Eso sí me desconcertó.

—Está dolido por su fama de vendehumo –dijo la traductora–; fue por eso que tuvo que esperarlo acá en la vereda. Seguridad no lo dejó pasar por culpa de ese cartel: “Edificio libre de humo”. Esas cosas lo entristecen. Dice que es injusto, porque él no va en nada en lo del humo. Es un fenómeno paranormal; como un aura que él tiene, pero fumée, ¿entiende? El vive y deja vivir, como todos. Y dice que usted no debería hacerse tanto el distraído, porque bien que lucra con ese kiosquito que puso arriba de su columna…

—¿Qué kiosquito? ¿El acápite? ¿Las citas? Fue como si lo hubiese rozado un cable pelado. Caruso asintió con la cabeza, sonrió irónico y repitió el gesto: taca-taca. Me señaló y abrió y cerró dos veces las manos. Yo: veinte. Ahí me enojé, lo admito. Por unos segundos repetimos la coreografía del sketch con Fabián García. Fue como perseguir al horizonte. Armaba la guardia y, canchero, señalaba su mentón, como Alí. Pero no era eso. La traductora lo aclaró.

—Piensa denunciarlo al Inadi por discriminación. Dice que tiene algo en contra de los que usan barba candado, como él o Eduardo Feinmann. Y sabe que usted les cobra a los que aparecen allá arriba. Está harto de que siempre lo ensucien a él cuando todos están en la misma…

—¿Qué? ¡Noooooo! Beckett, Camus, Sartre, Borges, Kafka, Wilde, Platón, Nietzsche. ¡Son celebridades, Caruso! ¡Y están todos muertooosssss…! Cito lo que leo. No sea bestia, ¿quiere?

Se ofendió, mal. Enfurecido, le manoteó la gorra a un cartero que justo pasaba por ahí. Debe ser un reflejo condicionado en momentos de crisis. Quería decirme de todo y no podía. Eso sí: agotó su repertorio gestual. Se tapó una fosa nasal mientras aspiraba algo, imitó al Maestro Amor y su truco del huevo y, obvio, me trató de marica. Se pintó las uñas, hizo la cunita de Bebeto, se tragó un pancho infinito y recorrió su torso con los pulgares extendidos, como estirando unos tiradores. Clásico gesto de Brando en El Padrino. Wrong, again. La traductora intervino, una vez más: “No, qué Brando: ¡Elio Rossi! Ay, Asch, temo que algún día suceda una desgracia…”.

Ya era suficiente. Le hice señas para que se tranquilizara y caminé hacia él para pedirle algo. Entre amagos, idas y venidas, ya casi estaba en Alsina.

–Nada personal, Caruso. Digo lo que pienso y usted, es cierto, no me gusta. Igual le agradezco: es una bendición para esta columna, como Maradona y su Armada Brancaleone en la Selección. Pero tengo amigos de San Lorenzo. ¿Por qué no los salva y se deja de payasear? Después sí, métase en el showbiz. Llegará aún más lejos que La Mole Moli. ¿Podrá ser?

No escuchaba. Imitó las garras del tigre, amasó algo, hizo el gesto de soplar y metió varias veces las manos en los bolsillos. Incomprensible. De pronto se agachó, como si cavara. Usó su índice como la batuta de Von Karajan. “Yo no. Vos sí”, quería decir. La traductora también hacía señas, pero a un taxi. Quería sacarlo de ahí antes de que llegara alguna cámara.

—Tranquilo, Asch. Dice que se van a salvar todos; no se preocupe –dijo, mientras abría la puerta y lo empujaba. Parecía más harta que cansada.

¡Salvados! Ufff… Hay que avisarle rápido al presidente Abdo o al menos a su terapeuta. Ese hombre sí que sufre, pobre.

Cuando por fin llegué a mi escritorio, ya estaba convencido de que escribir sobre este Racing-Boca clase B era infumable. Y me senté a pensar en otro tema más divertido. A usar un poco la imaginación.

Algo se me iba a ocurrir, seguro.

© Escrito por Hugo Asch y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 20 de Mayo de 2012.