domingo, 31 de marzo de 2013

Matar a los diarios... De Alguna Manera...


Matar a los diarios... 

CLARIN, LA NACION Y PERFIL, los blancos principales de un ataque económico del Gobierno.

ALBERTO FERNANDEZ: Vinieron a verme Lanata y Cavallo. Necesitaban publicidad del Estado para el diario. Les dije que sí.

LUIS MAJUL: Ellos dicen que el Gobierno no puso ni un peso de publicidad.

AF: Al principio sí se puso. Lo que pasó es que ni bien arrancaron pusieron una tapa muy crítica. No recuerdo qué decía. Sí recuerdo que llamé a Jorge y le dije: “Che, ¿no me podían haber dado un poco más de tiempo?”. La tapa generó una irritación enorme. Y Kirchner me recriminó: “¿Viste? ¡Vos les das publicidad y mirá lo que nos hacen!” (sic).

LM: ¿Escuchó alguna vez decir a Kirchner que Lanata era un extorsionador?

AF: No. Para Kirchner, Lanata no era tan preponderante. No lo veía como su principal problema. A Néstor le molestaban, en especial, PERFIL y Noticias.

LM: Lanata y los demás accionistas argumentaron que una de las razones por las que se fundió Crítica fue la falta de publicidad oficial.

AF: A mí me parece que el problema fue que no encontró su nicho. Porque Crítica era un diario que daba como diario opositor, pero ese espacio lo tenía más ganado PERFIL o Noticias. Soy de los que piensan que la publicidad oficial no le determina la vida a ningún medio de comunicación grande. Para un diario del interior la publicidad oficial es importante, pero para competir con La Nación o Clarín tenés que tener otro tipo de publicidad.

El problema de Crítica no sólo fue la poca venta inicial y la carencia de pauta oficial. También fue, como lo previó Lanata el día de la fiesta, la ausencia de anunciantes privados. La mayoría se borró porque el Gobierno llamó para presionarlos.

De la biografía de Lanata escrita por Luis Majul.

* * *

El boicot publicitario de los principales anunciantes de los diarios, promovido por el Gobierno, es la extensión de la misma práctica que el kirchnerismo ya les aplicó al diario PERFIL y a la revista Noticias desde 2003. Y luego al diario Crítica, que dirigió Jorge Lanata entre 2008 y 2010.

Ahora les toca también a los diarios Clarín y La Nación padecer tanto la carencia de publicidad oficial como la presión del Gobierno sobre los anunciantes privados. No es fácil sobrevivir en esa situación. A lo largo de estos diez años, Editorial Perfil ha tenido que achicarse sostenidamente, discontinuando varias publicaciones, reduciendo su personal y hasta sus instalaciones, al mismo tiempo que desaprovechó su potencial creativo.

Es muy triste tener que desarmar lo que costó tanto construir. Además del enorme costo económico, está el costo emocional que hace estragos en la autoestima, una herramienta que es imprescindible para desarrollar cualquier actividad creativa.

Inevitablemente, ahora atravesarán ese desierto también Clarín y La Nación. Vienen momentos muy malos para el periodismo profesional.

Quienes nada sufrirán serán los medios sustentados con la publicidad del Gobierno, haciendo doble daño a los diarios no oficialistas porque mientras se les cortan los recursos para que languidezcan, al mismo tiempo se les da suministros a los competidores afines al kirchnerismo. Adepa acusó el miércoles al Gobierno de querer ahogar a los diarios; en realidad, los mata por inanición.

Los diarios ya tenían un problema previo al kirchnerismo porque, desde comienzos de la década pasada, por cada peso de publicidad que se invertía en internet se venían perdiendo diez pesos en papel. Y mundialmente se discuten las formas en las que se podrá sustentar el periodismo de calidad. Así como el Papa se refirió al riesgo de que la Iglesia termine convirtiéndose en “una ONG piadosa”, los diarios padecen la misma amenaza: convertirse en ONGs de difusión, mantenidas por el aporte de terceros que, si fueran pocos (por ejemplo, sólo gobiernos o sólo grupos poderosos), perderían su independencia y por eso mismo no podrían cumplir su misión. Los medios sostenidos por el apoyo del Gobierno en la Argentina son el mejor ejemplo de lo que podría suceder.

La similitud del periodismo con la Iglesia frente al temor de convertirse en una ONG encuentra otros ejemplos en la metáfora con la que se enseña periodismo en todas las universidades del mundo, sobre que la redacción es la iglesia y la empresa editorial es el Estado de un diario, y en que se llame catedrales a las redacciones de los grandes diarios. Pero acaba ahí; el periodismo argentino tendrá que defenderse solo y le será muy difícil, salvo que la Justicia venga en su ayuda. Como lo indica –si no fuera por lo que significa, sería hasta casi humorístico por lo grotesco– excluir expresamente a los medios de la moratoria impositiva que lanzó el Gobierno esta semana, un caso de discriminación sectorial nunca visto.

La confesión de Alberto Fernández en la biografía de Lanata (Kirchner: “¿Viste? ¡Vos les das publicidad y mirá lo que nos hacen!”) lo dice todo.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 30/03/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Hugo Chávez: trama secreta de su mal… De Alguna Manera...


Hugo Chávez: trama secreta de su mal…


El difunto líder venezolano ignoró las alertas. Hubo errores y decisiones políticas que aceleraron los tiempos. El factor Fidel.

Todo comenzó con un absceso perianal. Hugo Chávez venía sufriéndolo, junto con un dolor en la rodilla derecha, desde hacía meses. Pretendía ignorarlo, pero día a día lo perturbaba más. El aspecto sonriente y el histrionismo de siempre que exhibía en sus maratónicos Aló Presidente exigían calmantes cada vez más potentes. Su amigo Fidel Castro tuvo el presentimiento de que algo no andaba bien y comenzó a insistirle sobre la necesidad de que prestara mayor atención a su salud. Nada de ello ocurrió. Como todo hombre de poder –con mucho poder–, Chávez se creyó invulnerable.

Esto fue así hasta que apareció el absceso. Ese diagnóstico lo sorprendió y lo incomodó. En general, las afecciones del periné –región que corresponde al piso de la pelvis, donde se hallan una serie de músculos, el ano y la uretra en el hombre, y en la mujer los mismos órganos más la vagina– producen en las personas un efecto psicológico muy negativo. El difunto presidente de Venezuela hizo el primer tratamiento de esta afección en su país. Como es inevitable en estos casos, el mandatario exigió máximo secreto, cosa que la historia muestra que es imposible. La noticia corrió como reguero de pólvora en Caracas y Chávez se alarmó. Eso lo llevó elegir a Cuba como el lugar para tratar su mal. Una equivocación fatal.

Allí llegó de urgencia en medio de la noche, el 10 de junio de 2011, con fuertes dolores que lo obligaron a acortar una gira por Brasil, Ecuador y Cuba que había iniciado cinco días antes. Ocurrió, entonces, un primer error garrafal. Los médicos cubanos detectaron una tumoración pelviana y creyeron que se trataba de un absceso: operaron por primera vez para resecar y removerlo. Algún médico hizo una evaluación más amplia del caso, y puesto a pensar en posibles diagnósticos diferenciales, ordenó un estudio citológico del material proveniente de la tumoración. Entonces aparecieron las células cancerosas, que llevaron a más estudios y a una segunda operación, en la que se extirpó el tejido malignizado. De esos estudios salió el diagnóstico de un cáncer cuyos tipo y grado evolutivo nunca se revelaron. Ya con el diagnóstico confirmado se decidió iniciar, el 16 de julio, quimioterapia. Se planificaron dos sesiones, pero dada la agresividad del tumor se las extendió a cuatro. De esas cuatro sesiones, sólo la tercera se hizo en Caracas; las otras fueron hechas en La Habana.

De la información recogida en La Habana, Caracas y los centros médicos a los que pertenecen los oncólogos de otros países que fueron consultados –del hospital Sirio Libanés de San Pablo, del equipo del doctor García Sabrido del hospital Gregorio Marañón de Madrid, de Boston y de Miami–, surge que la patología tumoral que padeció Chávez oscila entre dos diagnósticos: un rabdomiosarcoma del psoas-ilíaco o un leiomiosarcoma de vejiga. Ambos pueden dar como complicación un absceso pelviano. Un absceso es una colección de pus en un tejido del cuerpo humano. De los dos, el más mencionado es el primero.

El leiomiosarcoma es un tumor maligno que se origina en la musculatura que componen las paredes de la vejiga.

El psoas-ilíaco es un músculo compuesto por porciones: el psoas y el ilíaco. El psoas se inserta en la última vértebra dorsal y en las cinco lumbares; el ilíaco se inserta en la cresta ilíaca, en la espina ilíaca y en el sacro (es lo que se identifica como la cintura). Ambas ramas del músculo se unen para terminar en el fémur, más precisamente en el trocánter menor de ese hueso. La acción principal del músculo es permitir la flexión del tronco hacia adelante y la flexión de la cadera sobre el tronco.

El rabdomiosarcoma es un tumor maligno de los músculos estriados. El músculo estriado es el que está a cargo de los movimientos voluntarios. El rabdomiosarcoma es una neoplasia poco frecuente que afecta predominantemente a niños y adolescentes. En adultos es muy raro, y por ello lo ideal es que se lo trate en centros de alta especialización. Cuba no los tiene.

Para ilustrar sobre lo inusual de esta patología basten dos datos. En el Memorial Sloan-Kettering Center de Nueva York se diagnosticaron y trataron sólo 84 casos de rabdomiosarcoma en pacientes de más de 16 años de edad a lo largo de 17 años. Y en el M.D. Cancer Anderson Center de Houston, el número de enfermos que padecieron ese mal en un período de 28 años fue de 82. Tanto el Sloan como el Anderson son institutos médicos de referencia mundial en oncología.

Los centros médicos de avanzada en oncología exigen recursos económicos casi ilimitados dado lo oneroso del abordaje de esta disciplina. La investigación sobre las causas de las distintas formas del cáncer, su diagnóstico y su tratamiento exigen desarrollos tecnológicos cada vez más sofisticados y costosos. Fundamental en este caso –dada la rareza del tumor– es la participación de médicos con experiencia en el tema.

Ya en octubre de 2010, un médico que lo examinó le había advertido a Chávez sobre la necesidad de someterse a un minucioso examen de vejiga y de próstata, advertencia que ignoró.

Uno de los puntos que se conocerán en el futuro será la influencia que tuvo Fidel Castro en las decisiones, de consecuencia negativa para la evolución de la enfermedad. Es conocida la afición del líder cubano por la medicina, de la que es un ávido lector. El problema que representa Castro al opinar sobre asuntos tan delicados ilustra su propio caso. Cuando tuvo la proctorragia –pérdida de sangre por vía recto-anal– como consecuencia de su diverticulosis de colon (intestino grueso), debió ser operado de urgencia el 26 de julio de 2006. En la sala de cirugía del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (Cimeq), el cirujano le explicó que, debido a la infección de sus divertículos, se lo operaría en dos tiempos. Esto es: en un primer paso se le haría una colostomía –ano contra natura– transitoria, hasta que la infección estuviera curada y la vitalidad de los tejidos restablecida, condición sine qua non para asegurar una buena cicatrización; una vez logrado ese objetivo, se procedería a cerrar la colostomía, restableciendo así la continuidad del intestino grueso. Castro se negó a ello con una frase que hizo historia: “Yo seguiré cagando por donde caga todo el mundo”. Preso del temor, el cirujano se negó a desobedecer la orden del comandante y no hizo lo que la buena práctica médica indicaba. Las consecuencias negativas de este erróneo proceder no se hicieron esperar. En menos de 24 horas las suturas cedieron, hubo filtración del contenido intestinal al peritoneo y se declaró una peritonitis severa. Ello obligó a reoperar al paciente, a quien se le debió realizar una colectomía –extirpación de parte del colon–, como resultado de la cual quedó con un ano contra natura permanente.

En vano. El 18 de febrero de 2012 Chávez anunció que se le había detectado otra lesión cancerosa, por lo cual debía someterse a una nueva operación, que se llevó a cabo en La Habana diez días después. A su término, Elías Jaua, entonces vicepresidente, dijo que se le había extirpado la totalidad de la lesión pélvica, además de tejido circundante. Para los médicos que seguían el caso, ya era evidente que todo eso sería en vano.

El 4 de marzo Chávez comunicó que debía iniciar sesiones de radioterapia. El 12 de mayo apareció en su habitual Aló Presidente diciendo que había completado el tratamiento exitosamente. El 9 de julio, por igual medio, anunció que estaba curado. Sus médicos sabían que eso no era cierto.

El 27 de noviembre, tras haber sido reelecto, Chávez pidió autorización al Congreso para someterse a un tratamiento de oxigenación con cámara hiperbárica en Cuba, y el 6 de diciembre anunció que debía ser operado nuevamente. La intervención, debido a la presencia de metástasis en la columna, se practicó el 10 de ese mismo mes, y el posoperatorio se complicó con una infección respiratoria de la que el paciente nunca pudo recuperarse.

El primer problema que enfrentó Chávez, debido a los errores de procedimientos arriba indicados, fue un diagnóstico tardío y complicado. El segundo problema fue su tozudez, que lo llevó a cerrarse a la posibilidad de ponerse en manos de especialistas de primer nivel internacional en centros de indiscutible jerarquía. Sobre eso le insistieron Cristina Fernández de Kirchner, Fernando Lugo, Luiz Inácio “Lula” da Silva y su sucesora, Dilma Rousseff. Respecto de la presidenta de Brasil, hay que decir que el sábado 25 de febrero de 2012, hallándose en Caracas, le imploró para que aceptara su sugerencia de tratarse en el Hospital Sirio Libanés de San Pablo, un centro médico de gran reputación mundial en oncología. La misma Rousseff se trató allí exitosamente de su cáncer, un linfoma no Hodgkin.

La insistencia fue en vano. Chávez opuso a estos ofrecimientos condiciones que terminaron siendo obstáculos insalvables. Las condiciones tenían que ver con su obsesión por el secreto. Llegó a pedir tres pisos del hospital sólo para él, lo que fue rechazado. Tamaña obsesión por el secreto carecía de sentido, vista la necesidad de ampliar el número de consultas médicas a causa del inexorable avance de su enfermedad.

Previo a su tercera operación, de fines de febrero de 2012, en una ocasión se realizó un ateneo clínico –discusión de un caso entre varios médicos a fin de confirmar un diagnóstico y/o determinar el curso a seguir en el tratamiento de una enfermedad– vía teleconferencia, del cual participaron nueve expertos: tres cubanos pertenecientes al Cimeq; un venezolano del Hospital de Clínicas Caracas; tres brasileños del Hospital Sirio Libanés, y dos españoles: el doctor José Luis García Sabrido –cirujano que le salvó la vida a Fidel Castro– y un colaborador suyo en el hospital Gregorio Marañón de Madrid. Imposible pensar que, ante tantos ojos, pudiera imponerse un secreto como el que perseguía Chávez con obsesión, sobre todo porque esta mecánica de interconsulta se extendió a lo largo de su penosa enfermedad. Tampoco se entiende tanta obsesión cuando los tacos con las biopsias fueron enviados para su estudio histopatológico a un hospital en Boston, el Tufts Medical Center, y a otro en Miami, el Baptist Hospital.

La trama por escribirse de este caso, que hará historia en los anales de las enfermedades padecidas por los presidentes, es abundante en idas y venidas, en decisiones médicas controvertidas sujetas a los vaivenes de la política.

La sentencia de muerte de Chávez estaba escrita el mismo día en que se le diagnosticó el cáncer; el absceso pelviano era una señal de que, evolutivamente, el tumor ya había dejado atrás su estado primario. Perdida la oportunidad de un diagnóstico precoz, la decisión del enfermo de priorizar su obsesión por el secreto y las razones políticas por sobre los criterios médicos lo dejó expuesto a la comisión de errores que complicaron el curso de su mal y aumentaron sus padecimientos.

Son las consecuencias de la enfermedad de poder que, muchas veces, mata.

© Producción periodística de Guido Baistrocchi. Publicado el domingo 10/03/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




sábado, 30 de marzo de 2013

Crímenes en el Vaticano... De Alguna Manera...


Coincidencias entre Francisco y el “asesinado” Juan Pablo I…


Crímenes en el Vaticano. Albino Luciani, más conocido como Juan Pablo I, fue coronado papa en el año 1978. Al igual que Jorge Bergoglio, su discurso fue de humildad y pedido de introspección en torno a la ostentación vaticana.

Luciani rechazó la milenaria tradición de la coronación papal y también la tiara: en su lugar, optó por una simple misa de inauguración. Al igual que Francisco, en su Ángelus del 27 de agosto de 1978 —primer día completo de su pontificado— impresionó al mundo con su simpatía y simpleza. "Trataré de ser útil a la Iglesia y deseo que me ayudéis con vuestras prédicas y oraciones", dijo el pontífice entonces, casi lo mismo que repitió Bergoglio casi 35 años después.

Juan Pablo supo ostentar una imagen de hombre amable, cercano y bondadoso, lo cual cautivó al mundo entero. A su vez, su presencia cordial lo convirtió en una figura muy querida incluso antes de que se le conociera la voz.

“Al mediodía, el nuevo papa hizo su aparición en el balcón central de la basílica. Debajo, la plaza se hallaba atestada con unas 200 000 personas. Muchos millones de personas, a lo ancho del mundo, vieron en sus televisores expandirse la sonrisa natural de Luciani al estallar el aplauso de la multitud. Había salido a impartir el Ángelus, pero antes de pronunciar el sermón de mediodía deseaba dar a sus oyentes un vislumbre de lo que había sido el cónclave secreto. Después de acallarse los aplausos y los vítores, Luciani rompió de inmediato con dos tradicionales normas pontificias: el paranoico deseo de mantener el secreto con el que el papa Pablo había dictaminado los reglamentos del cónclave y el uso mayestático del «nos», muestra de la aspiración papal de gobernar sus propios territorios”, recuerda David Yallop en su libro “¿Por voluntad de Dios?”.

Como puede verse, los parecidos entre Francisco y Juan Pablo no son pocos. Salvo por una cuestión: este último solo duró 33 días en el papado y se sospecha hasta el día de hoy que fue envenenado por intentar hacer una profunda limpieza en el Vaticano. A esa conclusión llegó con gran cantidad de evidencia el referido Yallop en su obra.

“Juan Pablo I, en efecto, murió repentinamente. Murió en algún momento entre las últimas horas de la noche del 28 de septiembre de 1978 y las primeras horas de la madrugada del 29, treinta y tres días después de haber sido elegido. Hora de su muerte: desconocida. Causa de su muerte: desconocida”, revela el autor.

¿Conocerá esta trágica historia Bergoglio? Es imposible que no la tenga presente, aunque es improbable que algo así vuelva a ocurrir. ¿O no?

Francisco asume con la delicada misión de regenerar los valores de la Iglesia y hacer una suerte de limpieza en el Vaticano después de los escándalos que en los últimos meses han sacudido sus cimientos.

Si desea avanzar realmente en ese sentido, deberá pelear contra poderosos intereses, los mismos contra los que no se atrevió a meterse el renunciante Benedicto XVI.

¿Lo logrará?

© Escrito por Cristian Sanz el miércoles 20 de Marzo de 2013 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La vuelta del pensamiento único… De Alguna Manera...


La vuelta del pensamiento único…


Traición a la izquierda democrática. En los inicios de la década de los 90, con la caída del muro de Berlín, el consenso de Washington y la preeminencia absoluta de Estados Unidos, se produjo un entusiasmo excesivo en torno a las ideas centradas en el mercado. Muchos cayeron en la equivocación de creer que en materia económica estaba todo dicho y que sólo era cuestión de implementar pacientemente las recetas consagradas.

En este contexto, sectores de la izquierda democrática denunciaron el “pensamiento único” como falsa creencia de que una idea podía tomarse como verdad absoluta. El tiempo les dio la razón, puesto que las recetas neoliberales fallaron al subestimar la importancia de las instituciones políticas, de los contextos históricos y de las peculiaridades de cada sociedad.

En muchos casos se aplicaron dogmáticamente ciertas ideas que habían sido útiles en determinados países, para fines específicos y en ciertos contextos, pero que no necesariamente producirían los mismos efectos en todos los casos. Un ejemplo claro fueron las privatizaciones. ¿Qué sentido podía tener promocionarlas si primero no se mejoraban las instituciones políticas encargadas de llevarlas a cabo? ¿Por qué defender la privatización como medida prioritaria si en todo caso lo más trascendente era lograr una regulación transparente y eficiente de la competencia?

En la Argentina los efectos del pensamiento único se vieron más que en otros lugares del mundo como consecuencia de determinadas circunstancias históricas. Así, los Kirchner vinieron a concretar la tan ansiada ruptura de ese esquema llamado “neoliberal”, despertando gran entusiasmo en sectores de izquierda que, en algunos casos, llegaron a vivir la asunción del nuevo dirigente casi como una venganza personal.

Lamentablemente, el kirchnerismo parece haber caído en la tentación de ejercer nuevamente una actitud de pensamiento único desde el poder. Pero no se trata sólo de un pensamiento único en el sentido de la década de los 90, fruto de una creencia sobre la inutilidad de discutir ciertos conceptos, lo que parece darse en relación a la reivindicación e idealización que se hace desde el gobierno de la lucha armada subversiva de los 70.

El pensamiento único K es más único que el de los 90, porque se nutre de un reproche o condena moral hacia todos aquellos que piensan distinto, el que además se funda en elaboraciones teóricas que lo vuelven parte de una ideología. Basta recordar a este respecto las ideas de Carl Schmitt sobre la necesidad de dividir a la sociedad entre amigos y enemigos, o las de Chantal Mouffe acerca de rechazar los “valores morales objetivos” para posibilitar una “expresión auténtica” de los conflictos (o sea sin reglas que limiten al poder).

Sólo se puede comprender el comportamiento del kirchnerismo como grupo político si se integra al análisis el juzgamiento moral que dicho espacio realiza de las personas que piensan diferente por el sólo hecho de pensar diferente. Para ellos, cuando alguien critica está agrediendo, conspirando, corrompiéndose, traicionando o todas a la vez. La disidencia deja de ser algo valioso, que me puede ayudar a mejorar, y pasa a ser un hecho despreciable, un cáncer que hay que extirpar.

La naturaleza fanática y totalitaria del pensamiento único kirchnerista ha quedado evidenciada en reiteradas ocasiones. Por ejemplo, cuando la Presidenta les respondió con nombre y apellido y por cadena nacional a periodistas que criticaron su gobierno, con un tono de tensión y señalándolos como si fueran parte del problema. O cuando salió apresurada al cruce de Ricardo Darín con una carta desproporcionada y carente de códigos en la que le recordaba un triste episodio judicial, porque éste había planteado en una entrevista la cuestión del enriquecimiento patrimonial de los Kirchner.

Desde la óptica del Gobierno, la política es una guerra, no contra la pobreza, el narcotráfico, la violencia o la corrupción, sino contra todos aquellos que critican, que tienen la osadía de pensar por sí mismos. No importa si lo que dicen está bien o mal. Si cuestionan al gobierno es porque hay algo maligno o peligroso en ellos.

Puede tratarse incluso de las personas más santas, pero mientras actúen con independencia serán motivo de sospecha y agresión. Sólo de esta manera se explica que el Padre Pepe haya sido minuciosamente espiado e investigado por el gobierno a través del Proyecto X. Sólo así es entendible la desopilante reacción de los sectores más duros del kirchnerismo frente a la designación de Bergoglio como Papa, intentando mancharlo de cualquier manera mientras el mundo entero se maravillaba por su personalidad.

Unos días atrás, en el programa público que creó el gobierno nacional para masificar las agresiones contra los que piensan distinto, se vivió un episodio muy característico del pensamiento único kirchnerista. El panelista Dante Palma se animó a criticar a Horacio Verbitsky. No le cuestionó sus ideas, que son las de Cristina, así que el pensamiento único, en ese sentido, permanecía intacto. Pero osó adjudicarle una equivocación o inmoralidad a una persona que adhiere a dicho pensamiento. “A veces de este lado se hacen operaciones mal”.

Sin dejarlo terminar, el conductor lo interrumpió y le aclaró que no contara con él para criticar a Verbitsky. “Si no entendemos la diferencia entre Jorge Lanata y Horacio Verbitsky, estamos cometiendo un error, Dante”, le hizo notar una de las panelistas. “Dante, nuestra propia historia nos dice: ‘A Verbitsky le creo y a Lanata no’”, le recordó otra. Finalmente, el joven desistió: “Es verdad, tiene razón Verbitsky porque es de los nuestros, claro”.

La conversación nunca abordó el problema de si Verbitsky se había equivocado o no, si había actuado correcta o incorrectamente. En lo único que se centraron sus acérrimos defensores fue en que se trataba de una persona que se encontraba hacia adentro de la frontera del pensamiento único, por lo cual no era apropiado criticarlo.

 El pensamiento único kirchnerista redobla la apuesta del de los 90, y constituye una verdadera traición a los numerosos dirigentes de la izquierda democrática que durante dicha época invirtieron energías y se expusieron para derribar la idea de pensamiento único.

Las consecuencias de esta creencia son palpables. Está llevando a un creciente autoritarismo de parte del gobierno nacional, y a que sus energías y atenciones se centren en combatir a los opositores en vez de cooperar con ellos para resolver los numerosos problemas que afronta nuestra sociedad. Además, crea un clima de tensión y violencia inadecuado para un sistema que se precia de ser democrático.

La historia nos demuestra que los pensamientos únicos nunca condujeron a buenos resultados. Ni siquiera cuando todas las circunstancias parecían trabajar a su favor. No resulta muy creíble, entonces, la idea de que el pensamiento único llevado a su máxima expresión pueda generar algo positivo en manos del kirchnerismo.

© Escrito por Rafael Micheletti el sábado 30 de Marzo de 2013 y publicado por Tribuna de Periodista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.