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sábado, 30 de marzo de 2013

La vuelta del pensamiento único… De Alguna Manera...


La vuelta del pensamiento único…


Traición a la izquierda democrática. En los inicios de la década de los 90, con la caída del muro de Berlín, el consenso de Washington y la preeminencia absoluta de Estados Unidos, se produjo un entusiasmo excesivo en torno a las ideas centradas en el mercado. Muchos cayeron en la equivocación de creer que en materia económica estaba todo dicho y que sólo era cuestión de implementar pacientemente las recetas consagradas.

En este contexto, sectores de la izquierda democrática denunciaron el “pensamiento único” como falsa creencia de que una idea podía tomarse como verdad absoluta. El tiempo les dio la razón, puesto que las recetas neoliberales fallaron al subestimar la importancia de las instituciones políticas, de los contextos históricos y de las peculiaridades de cada sociedad.

En muchos casos se aplicaron dogmáticamente ciertas ideas que habían sido útiles en determinados países, para fines específicos y en ciertos contextos, pero que no necesariamente producirían los mismos efectos en todos los casos. Un ejemplo claro fueron las privatizaciones. ¿Qué sentido podía tener promocionarlas si primero no se mejoraban las instituciones políticas encargadas de llevarlas a cabo? ¿Por qué defender la privatización como medida prioritaria si en todo caso lo más trascendente era lograr una regulación transparente y eficiente de la competencia?

En la Argentina los efectos del pensamiento único se vieron más que en otros lugares del mundo como consecuencia de determinadas circunstancias históricas. Así, los Kirchner vinieron a concretar la tan ansiada ruptura de ese esquema llamado “neoliberal”, despertando gran entusiasmo en sectores de izquierda que, en algunos casos, llegaron a vivir la asunción del nuevo dirigente casi como una venganza personal.

Lamentablemente, el kirchnerismo parece haber caído en la tentación de ejercer nuevamente una actitud de pensamiento único desde el poder. Pero no se trata sólo de un pensamiento único en el sentido de la década de los 90, fruto de una creencia sobre la inutilidad de discutir ciertos conceptos, lo que parece darse en relación a la reivindicación e idealización que se hace desde el gobierno de la lucha armada subversiva de los 70.

El pensamiento único K es más único que el de los 90, porque se nutre de un reproche o condena moral hacia todos aquellos que piensan distinto, el que además se funda en elaboraciones teóricas que lo vuelven parte de una ideología. Basta recordar a este respecto las ideas de Carl Schmitt sobre la necesidad de dividir a la sociedad entre amigos y enemigos, o las de Chantal Mouffe acerca de rechazar los “valores morales objetivos” para posibilitar una “expresión auténtica” de los conflictos (o sea sin reglas que limiten al poder).

Sólo se puede comprender el comportamiento del kirchnerismo como grupo político si se integra al análisis el juzgamiento moral que dicho espacio realiza de las personas que piensan diferente por el sólo hecho de pensar diferente. Para ellos, cuando alguien critica está agrediendo, conspirando, corrompiéndose, traicionando o todas a la vez. La disidencia deja de ser algo valioso, que me puede ayudar a mejorar, y pasa a ser un hecho despreciable, un cáncer que hay que extirpar.

La naturaleza fanática y totalitaria del pensamiento único kirchnerista ha quedado evidenciada en reiteradas ocasiones. Por ejemplo, cuando la Presidenta les respondió con nombre y apellido y por cadena nacional a periodistas que criticaron su gobierno, con un tono de tensión y señalándolos como si fueran parte del problema. O cuando salió apresurada al cruce de Ricardo Darín con una carta desproporcionada y carente de códigos en la que le recordaba un triste episodio judicial, porque éste había planteado en una entrevista la cuestión del enriquecimiento patrimonial de los Kirchner.

Desde la óptica del Gobierno, la política es una guerra, no contra la pobreza, el narcotráfico, la violencia o la corrupción, sino contra todos aquellos que critican, que tienen la osadía de pensar por sí mismos. No importa si lo que dicen está bien o mal. Si cuestionan al gobierno es porque hay algo maligno o peligroso en ellos.

Puede tratarse incluso de las personas más santas, pero mientras actúen con independencia serán motivo de sospecha y agresión. Sólo de esta manera se explica que el Padre Pepe haya sido minuciosamente espiado e investigado por el gobierno a través del Proyecto X. Sólo así es entendible la desopilante reacción de los sectores más duros del kirchnerismo frente a la designación de Bergoglio como Papa, intentando mancharlo de cualquier manera mientras el mundo entero se maravillaba por su personalidad.

Unos días atrás, en el programa público que creó el gobierno nacional para masificar las agresiones contra los que piensan distinto, se vivió un episodio muy característico del pensamiento único kirchnerista. El panelista Dante Palma se animó a criticar a Horacio Verbitsky. No le cuestionó sus ideas, que son las de Cristina, así que el pensamiento único, en ese sentido, permanecía intacto. Pero osó adjudicarle una equivocación o inmoralidad a una persona que adhiere a dicho pensamiento. “A veces de este lado se hacen operaciones mal”.

Sin dejarlo terminar, el conductor lo interrumpió y le aclaró que no contara con él para criticar a Verbitsky. “Si no entendemos la diferencia entre Jorge Lanata y Horacio Verbitsky, estamos cometiendo un error, Dante”, le hizo notar una de las panelistas. “Dante, nuestra propia historia nos dice: ‘A Verbitsky le creo y a Lanata no’”, le recordó otra. Finalmente, el joven desistió: “Es verdad, tiene razón Verbitsky porque es de los nuestros, claro”.

La conversación nunca abordó el problema de si Verbitsky se había equivocado o no, si había actuado correcta o incorrectamente. En lo único que se centraron sus acérrimos defensores fue en que se trataba de una persona que se encontraba hacia adentro de la frontera del pensamiento único, por lo cual no era apropiado criticarlo.

 El pensamiento único kirchnerista redobla la apuesta del de los 90, y constituye una verdadera traición a los numerosos dirigentes de la izquierda democrática que durante dicha época invirtieron energías y se expusieron para derribar la idea de pensamiento único.

Las consecuencias de esta creencia son palpables. Está llevando a un creciente autoritarismo de parte del gobierno nacional, y a que sus energías y atenciones se centren en combatir a los opositores en vez de cooperar con ellos para resolver los numerosos problemas que afronta nuestra sociedad. Además, crea un clima de tensión y violencia inadecuado para un sistema que se precia de ser democrático.

La historia nos demuestra que los pensamientos únicos nunca condujeron a buenos resultados. Ni siquiera cuando todas las circunstancias parecían trabajar a su favor. No resulta muy creíble, entonces, la idea de que el pensamiento único llevado a su máxima expresión pueda generar algo positivo en manos del kirchnerismo.

© Escrito por Rafael Micheletti el sábado 30 de Marzo de 2013 y publicado por Tribuna de Periodista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 26 de agosto de 2012

Subsidios: no tantos voluntarios K… De Alguna Manera...


Subsidios: no tantos voluntarios K…


Kirchneristas pero no tanto. Quienes, pudiendo, no renunciaron a los subsidios.

El 23 de Noviembre de 2011 el Ministerio de Planificación puso en marcha una WEB para poder renunciar voluntariamente a los subsidios en los servicios públicos. Cristina Fernández de Kirchner apareció como la primera adherente voluntaria a la renuncia de subsidios. “El sistema empezó a funcionar hoy a las 8 de la mañana y ya hay 215 pedidos de eliminación del subsidio”, aseguró el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Aníbal Fernández sostuvo que “La renuncia a los subsidios es un gesto de equidad” y agregó que ”los tres poderes se estarían sumando“. Veamos hoy, mas de 8 meses después, quienes, pudiendo, dada su situación económica, no se han adherido aún.

Diputados Nacionales.

Algunos que no figuran y fueron electos por la provincia de Buenos Aires son Edgardo Depetri, Remo Carlotto, Mario Oporto, Adriana Puigross, Carlos Kunkel, Luis Francisco Cigogna, María Balcedo, Griselda Herrera, del FPV de La Rioja aunque electa junto a Menem, tampoco. Por Formosa, no figuran los diputados Juan Carlos Díaz Roig y Luis Basterra. Nora Bedano por Córdoba, Isaac Bromberg por Tucumán, María Eugenia Bernal por Jujuy, Julio Catalan Magni por Tierra del Fuego (su compañera de bancada fueguina Rosana Bertone sí figura).

Senadores Nacionales.

No figuran Walter Barrionuevo, Inés Blas, María Jose Bongiorno, María Delarosa, Pablo Gonzalez, Juan Manuel Irrazabal, Sergio Mansilla, José Miguel Mayans. En el caso de Beatriz Liliana Rojkés no figura ninguna propiedad a su nombre, aunque su marido Alperovich sí. Carlos Saúl Menem , aliado al kirchnerismo con su “Bloque Federalismo y Liberación” tampoco figura.

Funcionarios y políticos varios.

Rafael Bielsa, secretario SEDRONAR. Héctor Icazuriaga, Secretaría de Inteligencia. Luis D’Elía (tampoco su Esposa, diputada provincial, ni sus hijos, empleados en ANSES “por contactos”), María José Lubertino, Felisa Miceli, Mario Ishii, Horacio Luis Tettamantti (Subsecretario de puertos y vías navegables), Emmanuel Agis, Subsecretario de Programación Macroeconómica. Eduardo Di Rocco, Secretaría de Asuntos Políticos y Electorales.

Empresarios y periodistas ligados al kirchnerismo.

No figura el santacruceño Lázaro Báez, el ex CEO de YPF Sebastián Eskenazi, el futuro socio de YPF Eduardo Eurnekian, Alberto Grimoldi (felicitado por Cristina hace días, ex Secretario de Industria de Martínez de Hoz).

Tampoco los empresarios de medios (y otros rubros) Sergio Szpolski, Matías Garfunkel y Daniel Vila.

No figuran los panelistas de 678 Dante Palma, Orlando Barone, Carlos Barragán, Luciano Galende. Horacio Verbitsky, y en caso de que no estuviera a su nombre, tampoco figura su mujer Mónica Müller. Ernesto Tiffenberg director de P12, tampoco figura.

Tampoco figuran sindicalistas como Antonio Caló (UOM) o Gerardo Martínez (UOCRA).

Los herederos Máximo Kirchner y Florencia Kirchner tampoco figuran como propietarios o inquilinos de ninguna vivienda.

Página del Ministerio de Planificación. Podés verla ingresando a:
http://www.minplan.gov.ar/subsidios
              
Nota del redactor: Si me buscas por apellido, mi número de inscripción es: 2836

© Escrito por Gabriel Levinas, Paloma Navarro Nicoletti y Lucas Tabaschek y publicado por plazademayo.com el viernes 24 de Agosto de 2012.