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domingo, 30 de mayo de 2021

La sumisión de Alberto… @dealgunamanaeraok...

 La sumisión de Alberto… 


Onda expansiva, Pato Bullrich. Dibujo: Pablo Temes

En una de las frases de más impacto de una entrevista reciente, el Presidente admitió que es sumiso, pero no tanto.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 30/05/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos. 

No soy tan sumiso y ella no pega cuatro gritos”, fue una de las frases de más impacto que dejó la desangelada entrevista que le dio Alberto Fernández al youtuber Pedro Rosemblat. Parece increíble que el Presidente no aprecie el significado de sus palabras ni de lo que representan. A buen entendedor, pocas palabras: AF no dijo que no es sumiso sino que no lo es tanto. El reconocimiento de esta sumisión a Cristina Fernández de Kirchner es un paso más en la permanente actitud de desvalorización de su figura. Hay un componente psicológico de subordinación a la vicepresidenta que sorprende a muchos de los que componen el entorno cercano del jefe de Estado, cuya gestión es blanco de críticas sonoras dentro del oficialismo. 

Algunas de esas críticas se despliegan con bastante crudeza en la mesa de los lunes, encuentro que cada quince días reúne en La Plata a Axel Kicillof, Sergio Massa, Máximo Kirchner con otros dirigentes del oficialismo que pasan, entre otros, por el ministro de Vivienda, Jorge Ferraresi, el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, y el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde. 

Allí se evalúa la gestión de gobierno y se delinean la táctica y la estrategia con vistas a las elecciones de noviembre. En la apreciación que se hace del funcionamiento del Gobierno los reproches abundan y los elogios escasean. 

De lo que allí se conversa, surgen dos preocupaciones esenciales: la inflación y la falta de vacunas. La vacunación será uno de los instrumentos que el Gobierno utilizará en la campaña electoral. El gobernador te cuida, es una de las frases que se les escucha decir a distintos funcionarios bonaerenses cuando se acercan a los centros de vacunación con afán proselitista. 

En el contexto de escasez de vacunas sobre el pico de la segunda ola, la ausencia de los productos de Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson continúa atormentando al Gobierno. Padecimiento alimentado por su propia falta de transparencia y claridad. El jueves por la noche, en el reportaje  que le concedió a Rosemblat, el Presidente sintió la necesidad de hablar de la fallida negociación con Pfizer. 

Es evidente que AF sabe que las explicaciones dadas hasta el momento no convencen y eligió un interlocutor pasivo para instalar su versión sin sufrir sobresaltos: “Las condiciones iniciales me ponían en una situación violenta de exigencias y comprometía al país en cosas que era muy difícil de comprometer”, dijo una vez más sin brindar especificaciones. ¿Cuáles son esas exigencias que a nuestros vecinos no les impidieron acceder a la vacuna? El misterio encuentra sustento en la vaguedad de los argumentos del propio presidente. 

Harto de todo esto, el ex ministro de Salud Ginés González García salió a hablar. “Les ofrecimos algo hasta indigno, una firma de responsabilidad individual, de cada uno de los vacunados, diciendo que no iban a hacer ningún reclamo. Y siempre nos dijeron que no”, dijo en el reportaje por radio Rivadavia el viernes, agregando que “Pfizer consideraba que con la ley vigente no estaba protegido. Se hizo una ley especial, se le agregaron algunas cuestiones, y esto lo tengo por nota, contestado por Pfizer”. 

A la luz de esta declaración, resulta inentendible la decisión de la ministra de Salud, Carla Vizzotti, de no responder a pedidos de acceso a la información pública para aclarar todas las dudas sobre esta controvertida negociación. ¿Qué oculta? 

Cuando Patricia Bullrich pateó el tablero denunciando el pedido de una supuesta coima por parte del Gobierno al laboratorio, la onda expansiva sacudió tanto al oficialismo como a la oposición. Mientras AF y González García se preparan para querellarla y ganar terreno político en la batalla judicial de alto voltaje que se avecina. Desde Juntos por el Cambio también se escuchan críticas hacia la ex ministra de Seguridad. “Patricia se equivocó. No puede demostrar lo que dijo. Es difícil salir a respaldarla. Estamos haciendo equilibrio en una línea muy delgada. 

Para peor, todos saben que la negociación no prosperó porque el Gobierno quería asegurarse una especie de filial local con transferencia de tecnología y un socio amigo que, en los papeles, era imposible de cumplir. Nunca tuvo la intención real de acordar con Pfizer. En eso estamos de acuerdo con Patricia pero lo dijo con demasiada vehemencia”, resaltó una voz autorizada de JXC. Halcones y palomas piensan lo mismo en este punto. Los últimos empiezan a creer que pudo haber una “intención electoralista” en semejante declaración y que se le dio al Gobierno la “oportunidad de victimizarse”. 

Alineados con Venezuela. Luego de la salida del Grupo de Lima en marzo de este año, el Gobierno retiró su apoyo a la demanda que el bloque había presentado contra el régimen de Nicolás Maduro ante la Corte Penal Internacional de La Haya por presuntos crímenes de lesa humanidad cometidos por el gobierno chavista. Fuentes oficiales se preocuparon en aclarar lo que es obvio: “Que la decisión de Argentina no tiene consecuencias en las acciones judiciales que se vienen realizando”. Por supuesto, hay otros países que siguen adelante sosteniendo la investigación. “Hay una intención directa de desandar el camino recorrido por Macri en el tema Venezuela y que tiene a su máximo representante en Donald Trump”, deslizaron desde el Gobierno. El presidente argentino dijo el pasado martes que “el problema de los derechos humanos en Venezuela fue desapareciendo”. Curiosa declaración para explicar una decisión a todas luces equivocada. 

Quien esto escribe estuvo en Venezuela en dos ocasiones en 2019. La persecución política a quien critica al Gobierno, la falta de libertad, el miedo, la falta de justicia y la represión brutal son datos de una realidad que se palpa a cada paso y a cada momento. Son las violaciones a los Derechos Humanos cometidos por el régimen cívico-militar de Nicolás Maduro –una dictadura– lo que Alberto Fernández ha decidido apoyar y defender.






domingo, 27 de diciembre de 2020

Entre Rusia y china… @dealgunamaneraok...

La 'épica de la vacuna' 


Ginestroika, Ginés González García. Dibujo: Pablo Temes

El gobierno pierde oportunidades todos los días de poder evacuar con inteligencia las dudas que aún genera la Sputnik V. 

© Escrito por Nelson Castro el sábado 26/12/2020 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República de los Argentinos.


Si alguien se ilusionó con la idea de que el gobierno no haría uso político de la vacuna contra el coronavirus y el complejo proceso de vacunación que nos espera, sepa ya que se equivocó. El único consuelo -si así se lo puede llamar- que le quedará a los defraudados en su buena fe es que no es sólo aquí que se ven esas conductas deplorables. En Chile, el presidente Sebastián Piñera no dudó en aparecer al lado de los envoltorios que albergan y protegen a la vacuna BNT162b2, nombre técnico de la vacuna de Pfizer/BioNtech.

 

Una de las circunstancias más insólitas acaecidas esta semana fue que esa vacuna -la de Pfizer/BioNtech- terminó siendo la primera en ser aprobada por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). Es decir, se aprobó una vacuna que el gobierno no adquirió. Esto, que es algo absolutamente incoherente, tuvo una lógica: “hubiese sido insólito haber aprobado la Sputnik V en 2 días y tener congelada la de Pfizer que había presentado toda la documentación hacía 20 días- , señaló en estricto off un profesional de carrera de la ANMAT, en donde el miedo a hablar por parte de quienes son críticos del operativo Sputnik V es fenomenal.   

 

“Hay que comenzar a vacunar antes de fin de año”, fue la orden que bajó desde lo alto del poder. Semejante apuro nada tiene que ver con el aumento sostenido de casos que se viene dando en el AMBA sino con una razón mucho más vana: el Presidente no quería verse desmentido otra vez por la realidad.

Sus promesas incumplidas sobre fechas, cantidades y procedencias de las vacunas son uno de los tantos hechos que devaluaron el valor de su palabra y su investidura. Alberto Fernández había dicho que se comenzaría a vacunar en diciembre. Habló de millones de dosis. Finalmente serán 300.000.

 

Según refirió el ministro de Salud, Ginés González García, la vacuna de Pfizer no está disponible porque la compañía pone como condición que sus contratos sean rubricados por el presidente de cada país. Los funcionarios argentinos -a diferencia de lo que ocurrió en Chile y en México- creyeron que eso no era necesario. El hecho es absolutamente contradictorio con el discurso del oficialismo cuando afirma que lo primero es el bien común. Privilegiar la firma de AF por sobre el bienestar de millones de personas que podrían beneficiarse de los efectos protectores es, al menos, egoísta.

 

Es también curioso observar cómo el gobierno pierde oportunidades todos los días de actuar en forma inteligente en pos de evacuar las dudas que aún genera la Sputnik V. Habría sido una actitud criteriosa y útil haber convocado a personalidades destacadas en el campo de la inmunología y la infectología para compartirles los documentos científicos acerca de la vacuna proveniente del Instituto Nikolai Gamaleya. Hubiese servido, también, para aunar criterios con la oposición e investir al proceso de vacunación de un verdadero sentimiento de mancomunión. ¿Por qué no se hizo? ¿Hay algo que no se pueda o no se quiera mostrar?

 

Las vacunas y el caso Kreckler. Un hombre que conoce los detalles del funcionamiento de la cancillería y mantiene vínculos intensos con China describió con lujo de detalles lo sucedido con el embajador Juan Carlos Kreckler. “Una negociación de este tipo no es responsabilidad de un embajador.” Efectivamente, el representante diplomático no participa de manera directa en la diligencia sino que la acompaña buscando facilitar los encuentros y trabajando en los puntos de concordia entre las partes. Por lo tanto, es un sin sentido endilgarle la responsabilidad de cerrar el acuerdo o de intentar boicotearlo.

 

El corrimiento de Kreckler no ha tenido nada que ver con la negociación por la vacuna china. Ese argumento fue la excusa perfecta para desplazarlo.

 

Era un secreto a voces que Kreckler tenía la embajada partida en dos. Tanto es así que casi no cruzaba palabra con Sabino Vaca Narvaja, representante especial para la Promoción Comercial e Inversiones. Por si eso fuera poco, tenía una muy mala relación con el canciller Felipe Solá.  Evidentemente, el embajador había abierto demasiados frentes juntos. “Pero una cosa es segura: él no era el elegido para ocupar ese cargo.

 

La ex presidenta en funciones, Cristina Fernández de Kirchner, quería a Sabino Vaca Narvaja desde el comienzo” señala la voz que conoce la vida interna del Ministerio de relaciones Exteriores. Sabino Vaca Narvaja, cuyo hermano, camilo, es el padre de Helena, producto de su relación sentimental con Florencia Kirchner, es un conocedor por estudios del país asiático al que le falta la experiencia y el aplomo necesarios para estar al frente de una embajada de semejante envergadura.

 

Por eso, y a los fines de que se fuera fogueando y adquiriendo práctica, le crearon el cargo de pomposo nombre que se mencionó renglones arriba. “El asunto de la vacuna china resultó ser la excusa perfecta para terminar con Kreckler y coronar a Vaca Narvaja aunque en los papeles podría figurar otro nombre”, concluyó la fuente.

 

Argentina tiene una excelente relación con China. De hecho entre junio y julio se aprovisionó allí de insumos médicos de primera necesidad para la lucha contra el Covid. Pero no estaba entre sus candidatos para adquirir la vacuna.

 

Desde el principio se negoció con Pfizer y Astra Zeneca. Ni con China ni con Rusia. Se sabía que la cantidad de dosis que aportaría Pfizer sería insuficiente. La gran apuesta era Astra Zeneca cuyo incidente metodológico en la investigación la retrasó. Esto complicó los planes del gobierno.  

 

Inquieta y disgustada ante la falta de resultados con ambos proveedores, la ex presidenta en funciones pateó el tablero e inició la aventura rusa. Su foto con el embajador ruso, Dmitry Feokstistov, graficó ese momento. CFK estaba furiosa con los funcionarios del gabinete y con el mismísimo Alberto Fernández.

 

Pero, como había poca información sobre la Sputnik V, paralelamente se trabajó en un pre acuerdo con el gobierno de Xi Jingpin Ping que fue mucho más prudente en el manejo de anuncios respecto a una posible vacuna.

 

Pero China nunca fue la prioridad y Kreckler terminó siendo víctima del desorden de la política doméstica que ha demostrado, una vez más, que CFK manda y AF obedece.