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lunes, 15 de febrero de 2021

Perro que ladra no muerde… @dealgunamaneraok...

 Perro que ladra no muerde… 


Can militante Dylan. Dibujo: Pablo Temes.

Una incógnita que se va extendiendo cada vez más. ¿Qué presidente nos gobierna? ¿El buscapleitos o el dialoguista?

 

© Escrito por Nelson Castro el  domingo 14/02/2021 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República e los Argentinos.




En el Gobierno hay preocupación –y mucha– por la suba de precios en el mercado interno. La inflación en enero fue del 4% con una particularidad que encendió las alarmas: el incremento en alimentos fue del 4,8% traccionado por la carne, entre otros productos de consumo regular.

 

El pasado se hizo presente una vez más. El recuerdo de la 125, que es un puñal clavado que aún hoy atiza las mentes atribuladas de gran parte del kirchnerismo, fue inevitable. Primero fue la vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca, quien aseguró que no se descarta una suba en las retenciones al campo como mecanismo para poner freno a los aumentos. Enseguida el presidente Alberto Fernández volvió sobre esa posibilidad o la de “establecer cupos” a la exportación. “Si no lo entienden, me obligan a resolver el problema”, dijo en tono amenazante. A solo cuatro días de aquella sentencia se reunió en Casa de Gobierno con los dirigentes de las entidades del campo que conforman la Mesa de Enlace. Resultado: el gobierno nacional se comprometió a no aumentar las retenciones ni intervenir los mercados, mediante los cupos de exportación.  En esa reunión tuvieron un importante rol el ministro de Relaciones Exteriores, Felipe Solá, y el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz. Sus aportes ayudaron a crear un clima de conciliación. Si algo conoce Solá, es la problemática del campo. Nadie sabe por qué no fue ministro de Agricultura y recaló en la Cancillería, donde su papel es una lágrima.

 

Ante la marcha atrás del Gobierno, cabe preguntarse: ¿qué presidente nos gobierna? ¿El buscapleitos o el dialoguista?

 

El Ministro de Economía, Martín Guzmán, también mostró una inusual beligerancia cuando el jueves disertó en la Casa Rosada ante una decena de hombres de negocios para exponer sus argumentos y convencerlos de aceptar los números del presupuesto, entre ellos las metas inflacionarias. Criticó a sus colegas y consultores en duros términos por pronosticar una inflación mayor al 30% que defiende. 


El lote de los aludidos por el ministro está encabezado por Miguel Ángel Broda, Carlos Melconian y Javier Milei. “Lo de Guzmán no se entiende. Dice cosas que no le gustan y muestra un enojo impostado que no es acorde a su estilo. No sabe para dónde ir. Es un hombre que comprende la economía pero está en medio de dos grupos que se disputan el poder y no sabe para dónde correr. No es claro, no define”,  señaló uno de los economistas que fueron blanco de las diatribas del ministro. A este ritmo todos los especialistas consultados insisten en que el costo de vida estará más cerca del 45 que del 30.

 

Los empresarios que asistieron a la reunión aplaudieron a Guzmán. Según ellos, esto fue producto de la sorpresa que se llevaron cuando escucharon hablar al ministro y al jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, acerca de la compleja situación socioeconómica del país y excluyéndolos del centro de sus críticas. “Junto con la sorpresa, el aplauso fue para apoyar a Guzmán ante los embates internos de Cristina”, agregó uno de los empresarios que participaron del encuentro. En efecto, ese discurso no cayó para nada bien al interior del kirchnerismo, donde persiste la concepción estatista de la economía. He ahí, como muestra, las brigadas de controladores de precios pertenecientes a los movimientos sociales que se esparcirán por los negocios del país y que, como ocurrió siempre, fracasarán.    

 

La interna dentro del Gobierno es persistente y creciente a medida que se acercan las elecciones y que la Justicia produce fallos adversos a Cristina Fernández de Kirchner y sus secuaces. En ese marco, la confirmación por parte de la Corte Suprema de uno de los fallos condenatorios a Milagro Sala fue un cachetazo para la vicepresidenta.

 

“La interna política está a la vista. Pero por ahora este es el mejor equilibrio al que podemos aspirar. Nos tildan de blandos. El problema es cuando nosotros nos queremos disfrazar de lobos. No hay que perder la identidad porque así nos van a rechazar los duros y los moderados. La gente está cansada”, dijo una mujer de la línea albertista con llegada a la Casa Rosada.

 

Todo esto tiene una consecuencia negativa inevitable sobre la economía.  

 

La diputada Fernanda Vallejos, férrea defensora de la concepción intervencionista y estatista de CFK, dijo que la inflación era importada. El ministro Guzmán, por su parte, afirmó que era un problema de emisión monetaria. “Ante dos versiones del problema en un mismo gobierno el resultado es la falta de inversiones. ¿Quién va a venir a poner plata acá si tratás con un gobierno bipolar?”, se preguntó un hombre de negocios.

 

No es casual que el gremio bancario haya sido puesto de ejemplo por cerrar una paritaria del 29%. Ese es el número con el que se siente cómodo el Gobierno.

 

Un hombre vinculado al sector del retail señaló un dato que no es menor: “Los precios suben porque no utilizan las herramientas que tienen o lo hacen a medias para no perjudicar a los amigos. Hay falta de profesionalismo. Un ejemplo es la ley de góndolas, que es un instrumento importante para equilibrar los precios del mercado de alimentos y artículos de primera necesidad promoviendo la competencia al permitir el ingreso de nuevos jugadores a las tiendas. Su reglamentación se viene haciendo con cuentagotas y en lugar de utilizarla en su totalidad mandan un grupo de inspectores sin experiencia a controlar precios y hacer multas sin una visión global del tema”, sentenció.

 

¿Ahora la educación? Hubo un tiempo en que, desde el oficialismo, se lo trató a Horacio Rodríguez Larreta de asesino a causa de su insistencia en la reanudación de las clases presenciales. Fue un tiempo en que, desde el gobierno nacional, se buscó obstaculizar la presencialidad en las aulas en la Capital Federal para no dejar desairado a Axel Kicillof, que no tenía ninguna intención de romper con los gremios docentes que sistemáticamente se oponían a la presencialidad.

 

El viernes pasado, en un artículo de amplia circulación internacional publicado en The New York Times, el Centro para el Control de las Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) volvió a insistir acerca de la necesidad de implementar la presencialidad en las escuelas de manera urgente. La Sociedad Argentina de Pediatría también lo dijo con toda claridad: es fundamental que los chicos retornen a las aulas cuanto antes.

 

El regreso a las clases presenciales es un imperativo que exige protocolos de estricto cumplimiento. La discusión no debió haber sido la presencialidad, sino cómo lograrla. La política lo impidió.

 

Alberto Fenández intenta ahora apoderarse de la vuelta a las clases presenciales para lo que tan poco hizo durante los largos meses de la cuarentena. Kirchnerismo puro.

 

Producción periodística: Santiago Serra.






domingo, 27 de mayo de 2018

Equipo desarmado… @dealgunamanera...

Equipo desarmado…
Hasta el infinito y más allá... Nicolás Dujovne. Dibujo: Pablo Temes

El nuevo rol de Dujovne dejó descontentos y recelos. Por qué la oposición ayuda al Gobierno.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 27/05/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. (Fuentewww.perfil.com).

Una verdadera sorpresa. Eso es lo que fue para la mayoría de los integrantes del elenco ministerial de Mauricio Macri la designación de Nicolás Dujovne como ministro coordinador del área económica que, como se vio claramente en la reunión de verdadero “primus inter pares”, encabezó el lunes pasado. Fueron ocho de los nueve ministros –ausente por estar de viaje Guillermo Dietrich– convocados por Dujovne, que es un hombre poco querido en esa constelación. Como se expresó en esta columna el domingo pasado, lo ha llevado a esa posición su buena relación con la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. La negociación es compleja. El Fondo exige ajustes. Y por lo que se sabe hasta aquí, esos ajustes irían más allá de lo que el Gobierno tiene planificado para lo que resta del año y para el que viene.

En el encuentro que Dujovne tuvo con cinco economistas –Miguel Kiguel, Miguel Angel Broda, Pablo Guidotti, Ricardo Arriazu y Miguel Bein– se habló del acuerdo con el FMI, de sus condiciones, de la importancia del impacto social que ellas generan, que se les da, y de cuál sería el monto del stand by que pudiera tranquilizar a los mercados. El ministro, al que vieron cómodo en su papel de coordinador de la política fiscal, les informó que las tratativas llevarían entre tres y cuatro semanas, ya que había bastante por negociar. Se habló de la meta inflacionaria para este año –Broda proyectó su índice alrededor del 27%– y para el que viene ya que las perspectivas oficiales han quedado desactualizadas.

Internas abiertas.

En el interior del Gobierno se vive una crisis como nuca había ocurrido en estos dos años y medio de gestión. Más allá de lo que se diga desde el centro del poder, el triunvirato Marcos Peña, Mario Quintana, Gustavo Lopetegui ha sufrido un desgaste importante. A Quintana, a quien no se lo vio con buena cara en la reunión con Dujovne, lo afectan sus errores de gestión y lo gris del caso Farmacity. La idea de equipo se ha resentido y las diferencias comienzan a hacerse visibles. En ese sentido, uno de los hechos más relevantes fue el de María Eugenia Vidal, quien, con gran preocupación, ha experimentado una caída de su imagen, hasta aquí intocable, en el conurbano bonaerense, objetivo electoral primordial del gobierno nacional y de ella en especial. El impacto en los bolsillos de los aumentos de abril y mayo está teniendo un efecto negativo contundente sobre la buena estrella que venía acompañando a Vidal. De ahí su iniciativa, a modo de reacción, de ordenar un estudio del comportamiento y la responsabilidad de los grandes supermercados en los incrementos de precios, tanto en alimentos como en otros productos de primera necesidad. En esto coincidió plenamente con la diputada Elisa Carrió, por la que fue entrevistada hace unos días en el Instituto Hannah Arendt. De ese –y otros temas– hablaron posteriormente en una comida en el conocido local gastronómico de Avenida del Libertador y Tagle, de la que participó, además, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. Esto obligó al secretario de Comercio, Miguel Braun, a convocar a las principales empresas de consumo masivo a reuniones individuales en las que debieron explicar el impacto de la suba del dólar en su cadena de valor.

Coincidencias.

Casualidad o no, hubo una singular coincidencia en señalar a los envases como una de las principales causas del incremento de los precios. Causalidad o no, al parecer ninguna empresa del rubro tomó parte de la convocatoria. Casualidad o no, hace unos días Macri recibió a uno de los referentes de los supermercados, a quien le solicitó que, al menos por dos meses, pusiera coto a los aumentos en alimentos y en productos de limpieza. En ese ámbito ha sido muy comentado el episodio en el que una de esas cadenas negoció, con una de las multinacionales más importante en el rubro de los productos de limpieza, la demora en el traslado de sus costos a los precios a cambio de un retorno. El aumento era del 5% y el supermercado en cuestión pidió que ese porcentaje se le depositara en su cuenta bajo la amenaza de que, si así no se hiciera, sus productos serían retirados de sus góndolas.

Quien estuvo con los industriales fue el ministro de Finanzas, Luis Caputo. Participantes del encuentro confirmaron que no hubo mención de los dichos de Carrió, quien los habría tildado de “hijos de puta”. Muy por el contrario, se percibió un ministro muy consciente de la necesidad de enfrentar los desafíos que plantea la economía y de cómo sobrevivir para que la actividad no caiga. Caputo estuvo de acuerdo con la postura de los industriales respecto a que la volatilidad y los saltos altos del dólar no le sirven a nadie.

En cumplimiento de las tareas asignadas por Dujovne, el ministro de Finanzas explicó la necesidad de acudir al FMI y, para sorpresa de muchos, manifestó que “desde el mes de enero tenían anticipada la necesidad”, que “ya lo tenían previsto” y que incluso “lo había hablado con el Presidente”. La confesión, que dejó a más de uno boquiabierto, resultó muy contradictoria. Nadie encontró una explicación lógica de por qué, si se tenía tanta información, se esperó hasta último momento para explicar la necesidad de dar ese paso que, en los hechos, se realizó con semejante y notable dosis de improvisación.

En tanto, los industriales no plantearon la disyuntiva “Fondo sí o Fondo no”. Lo que preguntaron fue para qué se va a usar la plata y lo que propusieron fue que se la volcara a la oferta productiva. Además de los saltos del dólar, otra de las preocupaciones planteadas por los directivos de la Unión Industrial Argentina (UIA) fueron las declaraciones de Sturzenegger sobre el mantenimiento de las tasas al 40% por tiempo indeterminado, algo absolutamente inconveniente para el sector. La respuesta de Caputo no los dejó para nada tranquilos, ya que se escudó en la independencia del Banco Central: “Son ellos los que manejan esto y hay que respetar su autonomía”, dijo.

Toda esta situación complica el proyecto electoral de un gobierno al que, hasta hace dos meses, todas las encuestas daban como ganador. Y eso también complica su presente. Claro que la realidad le ofrece elementos para alimentar el optimismo.

Lo ayudan para ello la marcha del viernes bajo la consigna “La patria está en peligro”–multitudinaria y heterogénea– y la carta de Cristina Fernández de Kirchner, perseverante en su irrealismo de no creer que dejó un país con pobres, con inflación, con desempleo, con una fenomenal falta de inversión en energía, carente de fuentes de financiación e impregnado de una corrupción monumental.



(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

viernes, 8 de diciembre de 2017

Lluvia de dólares, atraso cambiario y shock a jubilados… @dealgunamanera...

Lluvia de dólares, atraso cambiario y shock a jubilados…

El atraso cambiario favorece a la desaceleración de la inflación pero afecta la competitividad de la producción nacional (Adrián Escandar)

Si a fin de año el tipo de cambio cotiza a $17,80 tal como indica el REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado) del Banco Central, la divisa habrá aumentado en 2017 exactamente 10%. Eso es bastante menos de la mitad que la inflación anual.

© Escrito por Marcelo Zlotogwiazda el viernes 08/12/2017 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Cuando hace unos días le preguntaron su opinión sobre el tema Nicolás Dujovne dijo que "el tipo de cambio relevante es el multilateral".

El ministro de Hacienda tiene razón: para evaluar si hay o no atraso cambiario no sólo hay que tomar en cuenta lo que sucede con el dólar y los precios locales, sino también lo que ocurre con las monedas y con los precios de los otros países que comercian con la Argentina. De esa manera se captaría, por ejemplo, el impacto negativo de una devaluación del Real sobre la competitividad cambiaria local. El indicador que incorpora todo eso es el tipo de cambio real multilateral (TCRM).

Pero el ministro de equivocó al afirmar que "el tipo de cambio multilateral este año no se atrasó". La medición diaria que realiza el Banco Central muestra que ese índice está casi un 5% por debajo al del último día de 2016.


Ese atraso cambiario se suma al que hubo el año pasado. Si sólo se compara dólar vs. Inflación, se observa que en 2016 el primero aumentó 21%, pasó de $13,40 a $16,20, y los precios alrededor del doble. Si se lo mide con el TCRM, la caída o atraso fue de un 10 por ciento.

En resumen, el retraso cambiario acumulado en los dos últimos años hace que el TCRM sea actualmente apenas 17% más alto que el día previo al levantamiento del cepo cambiario, cuando el dólar cotizó a $9,75, para delicia de los que podían aprovechar esa ganga.

En el Gobierno hay conciencia y preocupación por el nivel del tipo de cambio, por los déficits comercial, de turismo y por el atesoramiento por parte de particulares y empresas

Más allá del desliz de Nicolás Dujovne, en el Gobierno hay conciencia y preocupación de que eso es un problema. No es para menos: el retraso cambiario es causa clave de que la balanza comercial vaya a cerrar el año con un déficit que será récord histórico, porque las exportaciones están estancadas y las importaciones suben aceleradamente; de que el gasto en viajes y turismo no para de subir; y de la inmensa compra de dólares para atesoramiento por parte de particulares y empresas.

Paradójicamente, las principales causas del retraso cambiario las genera la política económica del Gobierno. Si a pesar de todo el drenaje de divisas que se va por el déficit comercial, por viajes y turismo, por compras para ahorrar y por el creciente pago de intereses de la deuda externa, el dólar no sube ni hay pérdida de reservas, la razón es que simultáneamente la economía está recibiendo una lluvia de dólares del exterior.

No se trata de una lluvia de dólares de compañías internacionales interesadas en invertir en proyectos productivos o en infraestructura. El grueso de los dólares que llegan es por el endeudamiento público y por los capitales especulativos atraídos por la fenomenal rentabilidad de la bicicleta que les proporciona una política monetaria de altísimas tasas de interés, que tiene a las Lebac como figura estelar. "La plata que viene es la de la bicicleta financiera, que es una plata transitoria que ya la vivimos con Martínez de Hoz", dijo… Miguel Angel Broda.

El grueso de los dólares que llegan es por el endeudamiento público y por los capitales especulativos atraídos por la fenomenal rentabilidad de la bicicleta que les proporciona una política monetaria de altísimas tasas de interés

"El retraso cambiario es la contracara de las Lebac al 30% anual", reconoce un funcionario con mayor cargo jerárquico que Dujovne, que si bien considera que Federico Sturzenegger exagera con la tasa de interés, sabe y se resigna a que el titular del Banco Central va a seguir teniendo el respaldo de Mauricio Macri para mantener la tasa bien alta por dos o tres meses más, en los que se espera un salto inflacionario como consecuencia de los aumentos en tarifas y combustibles.

Nicolás Dujovne lo expresó en público: "Nos queda por delante un tiempo donde la política monetaria tiene que ser dura para acomodar los precios". Monetarismo explícito.

El atraso cambiario tiene claras consecuencias en el perfil productivo. En una reunión con periodistas de anteayer le preguntaron al CEO del grupo Newsan, Luis Galli, cómo impacta el atraso cambiario en las actividades del holding. Respondió que eso les conviene para la unidad de negocios de importación de electrodomésticos y electrónica (Noblex, Atma, Philco, Siam, celulares, etc.), pero complica a la unidad de negocios de exportación de pesca, que en muy poco tiempo ya les genera ingresos por cerca de USD 300 millones, que de todas maneras es mucho menos de la mitad que lo que importan de insumos y productos finales.

El peso del déficit fiscal

En el Gobierno también son conscientes de que la estrategia de cubrir déficit fiscal con endeudamiento tiene un horizonte limitado, y es por eso que a la política de reducción del desequilibrio fiscal que caracterizan como gradualista la quieren complementar con un shock de ajuste sobre los jubilados.

Por más que el Presidente afirme que los jubilados no van a perder respecto a la inflación, y por más que el diputado Pablo Tonelli apele al sofisma de que perder plata no es perder poder adquisitivo, no hay ningún lugar a duda de que la fórmula de movilidad que impulsa el Poder Ejecutivo y que ya fue aprobada en el Senado les recorta, hasta el fin de sus días, el haber que los jubilados hubieran cobrado con la fórmula vigente. Sólo para el año próximo la pérdida ronda los $70.000 millones, a lo que hay que agregar la rebaja en la AUH.

No hay ningún lugar a duda de que la fórmula de movilidad que impulsa el Poder Ejecutivo y que ya fue aprobada en el Senado les recorta, hasta el fin de sus días, el haber que los jubilados hubieran cobrado con la fórmula vigente

Para que la votación de la reforma previsional no les resulte tan "ingrata" como a Miguel Ángel Pichetto y a los otros senadores peronistas que aprobaron un drástico recorte, diputados del bloque del PJ y también algunos radicales están analizando modificaciones que suavizarían el impacto de la ley que tuvo media sanción en la Cámara alta. Es un intento que tiene poca probabilidad de prosperar, porque el Gobierno considera que el ahorro previsional es un objetivo imprescindible, y porque con el nuevo reparto de bancas en Diputados y con la ayuda de los gobernadores que firmaron el acuerdo fiscal con la Nación, el oficialismo tiene altas chances de obtener entre los 35 peronistas del nuevo interbloque federal los votos que le faltan para llegar a la mayoría.

Es curioso que el "gradualismo fiscal" se sustente en dos shocks. El que perjudica a los jubilados y el de las tarifas de servicios públicos.

El primero es social y políticamente indefendible. La recuperación tarifaria era necesaria e inevitable, aunque su implementación es discutible.

Con ese combo el Gobierno aspira a que el déficit fiscal primario de 2018 y 2019 baje a 3,2 y 2,2 puntos porcentuales del PBI, respectivamente, y sean inferiores al crecimiento proyectado de 3,5% en la actividad agregada, de forma tal de que se vaya achicando las necesidades de endeudamiento en proporción al tamaño de la economía.

Aunque precisamente el menor ingreso disponible para consumir que implican esos dos shocks alimenta dudas sobre el nivel de crecimiento de 2018. El último relevamiento del Banco Central achicó el pronóstico promedio a 3,1 por ciento.